REALISMO Y NATURALISMO

REALISMO Y NATURALISMO Introducción y marco histórico en Europa Los inicios del realismo hay que situarlos en 1848 con los movimientos revolucionarios...
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REALISMO Y NATURALISMO Introducción y marco histórico en Europa Los inicios del realismo hay que situarlos en 1848 con los movimientos revolucionarios de la clase obrera, influida por la obra de Marx y Engels - El Manifiesto comunista-. Esta época posterior al Romanticismo se caracteriza por profundas transformaciones sociales: 

Gran crecimiento demográfico, a causa de la mejora de la sanidad y del crecimiento económico.



Una burguesía sustituye a la nobleza como grupo social dominante.



Revolución Industrial en Inglaterra y algo después en otros países europeos, que produce un éxodo de la población del campo a las ciudades.



Progreso técnico con nuevos inventos, como la electricidad (Edison).

Predomina en esta época la filosofía positivista que postula la observación y la experimentación para conocer la realidad. En psicología se investiga el comportamiento de las personas. Ante esta nueva realidad, los escritores adoptarán una postura diferente y novedosa, abandonando el idealismo, la imaginación y el sentimentalismo y reflejando los conflictos cotidianos. Características del Realismo El Realismo busca retratar la realidad social con exactitud y objetividad, a través de descripciones verosímiles y para ello se basa en una meticulosa observación de la misma. Los autores realistas normalmente utilizan un punto de vista omnisciente y son frecuentes los comentarios del autor, con la finalidad de influir en la opinión del lector. Por otra parte, llama la atención el empleo de un lenguaje sencillo y claro que refleja la forma de hablar de los personajes, según la clase social a la que pertenecen. Características del Naturalismo El Naturalismo es el Realismo llevado al extremo. Basado en el método científico y en el determinismo, defiende la idea de que el comportamiento humano es producto de la herencia genética y del medio en el que vive. Recurre frecuentemente a ambientes inusuales o desagradables. Realismo y Naturalismo en España En la segunda mitad del siglo XIX, se acentúa la crisis de la monarquía de Isabel II, acosada por los ataques del carlismo, los pronunciamientos militares y los primeros brotes de un clima revolucionario. La crisis desemboca en la Revolución de 1868, denominada “La Gloriosa”, que derrocó a la monarquía y dio lugar, tras el breve reinado de Amadeo I, a la Primera República (1873-1874). Tras apenas un año de régimen republicano, se produce la Restauración, que eleva al trono a Alfonso XII. El nuevo sistema político se convirtió en una farsa: turnos pactados de partidos (conservadores y liberales). Aumenta el número de lectores en este periodo y la importancia de los periódicos que 1

cobran mucha influencia en la opinión pública, también a través de las novelas por entregas. En España, el Realismo caló con suma facilidad, ya que existía un precedente en las novelas picarescas, El Quijote y los artículos periodísticos de Larra, por sus descripciones costumbristas de tipos y ambientes de la época. Los escritores realistas más importantes son: Juan Valera, con sus novelas Pepita Jiménez y Juanita la Larga; José María de Pereda, autor de Peñas arriba, y Benito Pérez Galdós Galdós, que escribió entre otras obras: Fortunata y Jacinta, los Episodios Nacionales y Miau. Entre los naturalistas, destaca Leopoldo Alas Clarín con La Regenta, considerada la mejor novela del siglo XIX.

LA REGENTA EL AUTOR Leopoldo Alas, conocido por el seudónimo de "Clarín", forma con Pérez Galdós la pareja de grandes novelistas españoles del siglo XIX. De familia asturiana, nace en 1852, en Zamora, donde su padre era gobernador civil. En 1863 la familia se afincó en Oviedo, ciudad a la que le uniría una estrecha relación y que se convertiría, de alguna manera, en la protagonista de su obra maestra, La Regenta. En 1868 participó con entusiasmo en las jornadas revolucionarias de septiembre, experiencia que fue la base de sus convicciones progresistas y republicanas. Estudió en Oviedo, con brillantes calificaciones, tanto en el colegio como en la universidad, donde cursó la carrera de Derecho y entró en contacto con los krausistas (Giner de los Ríos, Salmerón). Fue catedrático de Derecho Romano de la Universidad de Oviedo, actividad que alternó con las de articulista y escritor. Sus artículos literarios y satíricos, publicados mayoritariamente en la revista “Madrid Cómico”, alcanzaron gran popularidad, pero su mordacidad le valió numerosas enemistades e incluso algún duelo. En 1891 fue elegido concejal republicano del ayuntamiento de la capital asturiana. Murió en 1901. NOVELA NATURALISTA Esta novela, publicada en dos tomos en 1884 y 1851, está considerada una obra del Realismo, pero hay autores que creen que el determinismo viene marcado por la presión de la ciudad sobre los personajes principales, en especial sobre Ana Ozores. De esta manera, la obra de Leopoldo Alas Clarín significa una aplicación estricta del Naturalismo en la narrativa. ARGUMENTO En una ciudad de provincias, Vetusta, vive Ana Ozores, de familia noble venida a menos, casada con don Víctor Quintanar, regente de la Audiencia, del cual le viene el apelativo de "la Regenta". Bastante más joven que su marido, con el que se casó en un matrimonio de conveniencia, le une a él más un sentimiento de amistad y agradecimiento que de amor conyugal. Por eso, se siente frustrada, porque la vida pasa sin haber gozado de las delicias del amor ni la alegría de la juventud. La aparición de dos hombres va a determinar 2

la trama de la novela: un sacerdote, Don Fermín de Pas, Magistral de la catedral de Vetusta, y don Álvaro Mesía, un don Juan provinciano. Ambos se enamoran de Ana y esta se debate entre el amor que le ofrece cada uno de ellos, hasta que se entrega a don Álvaro. El Magistral celoso hace lo posible para que don Víctor se entere de lo sucedido. El desenlace es que don Álvaro mata en un duelo a don Víctor, que abandona a su mujer. Esta, tras lo sucedido, vivirá en la soledad y el olvido más absolutos. VALORACIÓN La Regenta es, sin duda, la obra maestra de Clarín y una de las novelas más importantes de la literatura española. En ella se retrata en toda su complejidad una ciudad de provincias, Vetusta (nombre tras el que se esconde Oviedo), en la que está representada la sociedad española de la Restauración. Clarín somete a una irónica crítica a todos los estamentos de la ciudad: la aristocracia decadente, el clero corrupto, las damas hipócritas, los partidos políticos. Todo ello conforma una atmósfera social asfixiante, opresiva, con la que choca la protagonista, Ana Ozores. En este enfrentamiento entre Ana y Vetusta, la primera acabará siendo vencida, y, en consecuencia, marginada. La importancia de la presión ambiental, social, sobre la protagonista acerca la novela a las teorías del Naturalismo. ESTRUCTURA La Regenta presenta un comienzo in medias res y se estructura en dos partes, que corresponden a un desigual período de tiempo:  Primera parte: los quince primeros capítulos de la novela se desarrollan durante tres días; en ellos se presentan los personajes, se explican y narran sus antecedentes y se describe Vetusta.  Segunda parte: los quince últimos capítulos comprenden tres años de la historia y en ellos tiene lugar verdaderamente el desarrollo de la trama narrativa. PERSONAJES  Ana Ozores Ana es la protagonista de la novela. Se establece en este personaje la transformación del carácter, pues pasa de una posición inicial, el misticismo, a la aparentemente opuesta, el erotismo. Este erotismo, patente desde el inicio de la historia, es una de las características principales de la novela, y una de las causas de que resultase tan polémica en su tiempo. En cuanto a su carácter, Ana es una mujer que vive exaltada, presa de constantes crisis nerviosas producto de sus recuerdos. La añoranza de la madre y los intentos por suplir su ausencia, la malicia y malos tratos del aya y su amante, la ausencia del padre, la soledad, la educación despótica a la que estuvo sometida, determinan su carácter vehemente. Siente frustración respecto de la maternidad y vive en estado de la castidad, pues su marido no logra verla como mujer, sino como a una hija. Ante este panorama, Ana busca en la religión un medio de purificación espiritual y de sublimizar sus necesidades sexuales y reproductivas.  Fermín de Pas Magistral de la Catedral de Vetusta. Pasa de confesor de Ana Ozores a enamorado; pero, cuando ella se entrega a su rival, don Álvaro de Mesía, los celos le llevan a traicionarla y 3

ser el causante de su caída. También el Magistral, como la propia Ana, pasó por periodos de gran religiosidad y misticismo, pero por influencia de su madre se convierte en un hombre ambicioso y calculador.  Álvaro Mesía Mesía es un joven atractivo, con vocación de don Juan. Ejerce sobre Ana una atracción a la que esta se resiste en un principio; pero acaba sucumbiendo a sus encantos. Esto le supone a ella la pérdida de la castidad, la infidelidad matrimonial y su marginación en la sociedad de Vetusta.  Víctor Quintanar Ana Ozores y don Víctor Quintanar, exregente de Vetusta, forman un matrimonio que se reduce a un simple formalismo social. Viven bajo un mismo techo, pero duermen en habitaciones separadas. Clarín nos presenta a don Víctor como un personaje caricaturesco.

TEXTOS Lee detenidamente los siguientes textos de La Regenta y responde: TEXTO 1 “La heroica ciudad dormía la siesta. El viento Sur, caliente y perezoso, empujaba las nubes blanquecinas que se rasgaban al correr hacia el Norte. En las calles no había más ruido que el rumor estridente de los remolinos de polvo, trapos, pajas y papeles que iban de arroyo en arroyo, de acera en acera, de esquina en esquina revolando y persiguiéndose, como mariposas que se buscan y huyen y que el aire envuelve en sus pliegues invisibles. Cual turbas de pilluelos, aquellas migajas de la basura, aquellas sobras de todo se juntaban en un montón, parábanse como dormidas un momento y brincaban de nuevo sobresaltadas, dispersándose, trepando unas por las paredes hasta los cristales temblorosos de los faroles, otras hasta los carteles de papel mal pegado a las esquinas, y había pluma que llegaba a un tercer piso, y arenilla que se incrustaba para días, o para años, en la vidriera de un escaparate, agarrada a un plomo. Vetusta, la muy noble y leal ciudad, corte en lejano siglo, hacía la digestión del cocido y de la olla podrida, y descansaba oyendo entre sueños el monótono y familiar zumbido de la campana de coro, que retumbaba allá en lo alto de la esbelta torre de la catedral, poema romántico de piedra, delicado himno, de dulces líneas de belleza muda y perenne, era obra del siglo diez y seis, aunque antes comenzada, de estilo gótico, pero, cabe decir, moderado por un instinto de prudencia y armonía que modificaba las vulgares exageraciones de esta arquitectura. La vista no se fatigaba contemplando horas y horas aquel índice de piedra que señalaba al cielo; no era una de esas torres cuya aguja se quiebra de sutil, más flacas que esbeltas, amaneradas, como señoritas cursis que aprietan demasiado el corsé; era maciza sin perder nada de su espiritual grandeza, y hasta sus segundos corredores, elegante balaustrada, subía como fuerte castillo, lanzándose desde allí en pirámide de ángulo gracioso, inimitable en sus medidas y proporciones. Como haz de músculos y nervios la piedra enroscándose en la piedra trepaba a la altura, haciendo equilibrios de acróbata en el aire; y como prodigio de juegos malabares, en una punta de caliza se mantenía, cual imantada, una bola grande de bronce dorado, y encima otra más pequeña, y sobre esta una cruz de hierro que acababa en pararrayos”.

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CUESTIONES 1. Explica el significado de las palabras y expresiones siguientes: rumor estridente, turbas de pilluelos, perenne, sutil, corsé, maciza, señoritas cursis, balaustrada. 2. Clarín, al principio de la novela, nos ofrece una visión general de Vetusta, ciudad donde se desarrolla la acción, la describe negativamente y critica la podredumbre física y espiritual de sus habitantes. Particularmente utiliza el recurso del contraste (antítesis) para mostrarnos la hipocresía de la ciudad o para ser más exactos de los que la habitan. Señala algunos de estos contrastes. Para ayudarte en la tarea, señalamos el primero: “La heroica ciudad / dormía la siesta”. 3. Explica las figuras literarias que utiliza Clarín en las frases subrayadas.

TEXTO 2 “Abrió el lecho. Sin mover los pies, dejose caer de bruces sobre aquella blandura suave con los brazos tendidos. Apoyaba la mejilla en la sábana y tenía los ojos muy abiertos. La deleitaba aquel placer del tacto que corría desde la cintura a las sienes. -«¡Confesión general!» -estaba pensando-. Eso es la historia de toda la vida. Una lágrima asomó a sus ojos, que eran garzos, y corrió hasta mojar la sábana. Se acordó de que no había conocido a su madre. Tal vez de esta desgracia nacían sus mayores pecados. «Ni madre ni hijos». Esta costumbre de acariciar la sábana con la mejilla la había conservado desde la niñez. Una mujer seca, delgada, fría, ceremoniosa, la obligaba a acostarse todas las noches antes de tener sueño. Apagaba la luz y se iba. Anita lloraba sobre la almohada, después saltaba del lecho; pero no se atrevía a andar en la obscuridad y pegada a la cama seguía llorando, tendida así, de bruces, como ahora, acariciando con el rostro la sábana que mojaba con lágrimas también. Aquella blandura de los colchones era todo lo maternal con que ella podía contar; no había más suavidad para la pobre niña. Entonces debía de tener, según sus vagos recuerdos, cuatro años. Veintitrés habían pasado, y aquel dolor aún la enternecía. Después, casi siempre, había tenido grandes contrariedades en la vida, pero ya despreciaba su memoria; una porción de necios se habían conjurado contra ella; todo aquello le repugnaba recordarlo; pero su pena de niña, la injusticia de acostarla sin sueño, sin cuentos, sin caricias, sin luz, la sublevaba todavía y le inspiraba una dulcísima lástima de sí misma. Como aquel a quien, antes de descansar en su lecho el tiempo que necesita, obligan a levantarse, siente sensación extraña que podría llamarse nostalgia de blandura y del calor de su sueño, así, con parecida sensación, había Ana sentido toda su vida nostalgia del regazo de su madre. Nunca habían oprimido su cabeza de niña contra un seno blando y caliente; y ella, la chiquilla, buscaba algo parecido donde quiera. Recordaba vagamente un perro negro de lanas, noble y hermoso; debía de ser un terranova. -¿Qué habría sido de él?-. El perro se tendía al sol, con la cabeza entre las patas, y ella se acostaba a su lado y apoyaba la mejilla sobre el lomo rizado, ocultando casi todo el rostro en la lana suave y caliente. En los prados se arrojaba de espaldas o de bruces sobre los montones de yerba segada. Como nadie la consolaba al dormirse llorando, acababa por buscar consuelo en sí misma, contándose cuentos llenos de luz y de caricias”. 5

CUESTIONES 4. Explica el significado de las palabras y expresiones siguientes: garzos, contrariedades, necios, nostalgia de blandura, se habían conjurado, recordaba vagamente, terranova. 5. Lee detenidamente el último párrafo de este texto y explica con tus propias palabras cómo fueron brutalmente reprimidas las ansias de libertad y de cariño de su infancia.

TEXTO 3 “«Pero no importaba; ella se moría de hastío. Tenía veintisiete años, la juventud huía; veintisiete años de mujer eran la puerta de la vejez a que ya estaba llamando... y no había gozado una sola vez esas delicias del amor de que hablan todos, que son el asunto de comedias, novelas y hasta de la historia. El amor es lo único que vale la pena de vivir, había ella oído y leído muchas veces. Pero ¿qué amor? ¿Dónde estaba ese amor? Ella no lo conocía. Y recordaba entre avergonzada y furiosa que su luna de miel había sido una excitación inútil, una alarma de los sentidos, un sarcasmo en el fondo; sí, sí, ¿para qué ocultárselo a sí misma si a voces se lo estaba diciendo el recuerdo?: la primer noche, al despertar en su lecho de esposa, sintió junto a sí la respiración de un magistrado; le pareció un despropósito y una desfachatez que ya que estaba allí dentro el señor Quintanar, no estuviera con su levita larga de tricot y su pantalón negro de castor; recordaba que las delicias materiales, irremediables, la avergonzaban, y se reían de ella al mismo tiempo que la aturdían: el gozar sin querer junto a aquel hombre le sonaba como la frase del miércoles de ceniza, ¡quia pulvis es! eres polvo, eres materia... pero al mismo tiempo se aclaraba el sentido de todo aquello que había leído en sus mitologías, de lo que había oído a criados y pastores murmurar con malicia... ¡Lo que aquello era y lo que podía haber sido!... Y en aquel presidio de castidad no le quedaba ni el consuelo de ser tenida por mártir y heroína... Recordaba también las palabras de envidia, las miradas de curiosidad de doña Águeda (q. e. p. d.) en los primeros días del matrimonio; recordaba que ella, que jamás decía palabras irrespetuosas a sus tías, había tenido que esforzarse para no gritar: «¡Idiota!» al ver a su tía mirarla así. Y aquello continuaba, aquello se había sufrido en Granada, en Zaragoza, en Granada otra vez y luego en Valladolid. Y ni siquiera la compadecían. Nada de hijos. Don Víctor no era pesado, eso es verdad. Se había cansado pronto de hacer el galán y paulatinamente había pasado al papel de barba que le sentaba mejor. ¡Oh, y lo que es como un padre se había hecho querer, eso sí!; no podía ella acostarse sin un beso de su marido en la frente. Pero llegaba la primavera y ella misma, ella le buscaba los besos en la boca; le remordía la conciencia de no quererle como marido, de no desear sus caricias; y además tenía miedo a los sentidos excitados en vano. De todo aquello resultaba una gran injusticia no sabía de quién, un dolor irremediable que ni siquiera tenía el atractivo de los dolores poéticos; era un dolor vergonzoso, como las enfermedades que ella había visto en Madrid anunciadas en faroles verdes y encarnados. ¿Cómo había de confesar aquello, sobre todo así, como lo pensaba? y otra cosa era no confesarlo»”. CUESTIONES 6. Explica el significado de las palabras y expresiones siguientes: hastío, levita larga de tricot, pantalón negro de castor, presidio de castidad. 7. ¿Cómo era su marido? ¿Cómo se sentía ella? ¿Cómo fue su luna miel? ¿Qué deseaba?

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TEXTO 4 “ umentaba su mal humor con la conciencia de que estaba pasando un cuarto de hora de rebelión. Creía vivir sacrificada a deberes que se había impuesto estos deberes algunas veces se los representaba como po tica misión que e plicaba el porqu de la vida. Entonces pensaba: - La monotonía, la insulsez de esta e istencia es aparente mis días est n ocupados por grandes cosas este sacrificio, esta lucha es m s grande que cualquier aventura del mundo.» En otros momentos, como ahora, tascaba el freno la pasión so uzgada protestaba el egoísmo, la llamaba loca, rom ntica, necia y decía: —

u vida tan est pida!

sta conciencia de la rebelión la desesperaba quería aplacarla y se irritaba. entía cardos en el alma. En tales horas no quería a nadie, no compadecía a nadie. n aquel instante deseaba oír m sica no podía haber voz m s oportuna. sin saber cómo, sin querer se le apareció el eatro eal de Madrid y vio a don lvaro Mesía La respiración de la egenta era fuerte, frecuente su nariz palpitaba ensanch ndose, sus o os tenían fulgores de fiebre y estaban clavados en la pared. Mesía, al saludar, humillaba los ojos, cargados de amor, ante los de ella imperiosos, imponentes. intió flo edad en el espíritu. La sequedad y tirantez que la mortificaban se fueron convirtiendo en tristeza y desconsuelo... a no era mala, ya sentía como ella quería sentir y la idea de su sacrificio se le apareció de nuevo; pero grande ahora, sublime, como una corriente de ternura capaz de anegar el mundo”.

CUESTIONES 8. Explica el significado de las palabras y expresiones siguientes: la insulsez de esta e istencia, tascaba el freno, la pasión so uzgada, sentía cardos en el ama, imperiosos. 9. ¿Qué cambios produce en la Regenta la aparición de don Álvaro? 10. ¿Con qué palabras describe Clarín las miradas de ambos personajes? ¿Qué sentimientos comunican?

TEXTO 5 “La Regenta, que estaba de rodillas, se puso en pie con un valor nervioso que en las grandes crisis le acudía... y se atrevió a dar un paso hacia el confesionario. Entonces crujió con fuerza el cajón sombrío, y brotó de su centro una figura negra, larga. Ana vio a la luz de la lámpara un rostro pálido, unos ojos que pinchaban como fuego, fijos, atónitos como los del Jesús del altar... El Magistral extendió un brazo, dio un paso de asesino hacia ella, que horrorizada retrocedió hasta tropezar con la tarima. Ana quiso gritar, pedir socorro y no pudo. Cayó sentada en la madera, abierta la boca, los ojos espantados, las manos extendidas hacia el enemigo, que el terror le decía que iba a asesinarla. El Magistral se detuvo, cruzó los brazos sobre el vientre. No podía hablar, ni quería. 7

Temblábale todo el cuerpo, volvió a extender los brazos hacia Ana... dio otro paso adelante... y después clavándose las uñas en el cuello, dio media vuelta, como si fuera a caer desplomado, y con piernas débiles y temblonas salió de la capilla. Cuando estuvo en el trascoro, sacó fuerzas de flaqueza, y aunque iba ciego, procuró no tropezar con los pilares y llegó a la sacristía sin caer ni vacilar siquiera. Ana, vencida por el terror, cayó de bruces sobre el pavimento de mármol blanco y negro; cayó sin sentido. La catedral estaba sola. Las sombras de los pilares y de las bóvedas se iban juntando y dejaban el templo en tinieblas. Celedonio, el acólito afeminado, alto y escuálido, con la sotana corta y sucia, venía de capilla en capilla cerrando verjas. Las llaves del manojo sonaban chocando. Llegó a la capilla del Magistral y cerró con estrépito. Después de cerrar tuvo aprensión de haber oído algo allí dentro; pegó el rostro a la verja y miró hacia el fondo de la capilla, escudriñando en la obscuridad. Debajo de la lámpara se le figuró ver una sombra mayor que otras veces... Y entonces redobló la atención y oyó un rumor como un quejido débil, como un suspiro. Abrió, entró y reconoció a la Regenta desmayada. Celedonio sintió un deseo miserable, una perversión de la perversión de su lascivia: y por gozar un placer extraño, o por probar si lo gozaba, inclinó el rostro asqueroso sobre el de la Regenta y le besó los labios. Ana volvió a la vida rasgando las nieblas de un delirio que le causaba náuseas. Había creído sentir sobre la boca el vientre viscoso y frío de un sapo”. CUESTIONES 11. Explica el significado de las palabras y expresiones siguientes: trascoro, acólito afeminado, escudriñando en la obscuridad, perversión de su lascivia. 12. ¿Encuentra la protagonista consuelo en la religión? ¿Ha conseguido ver materializado sus deseos de realización personal? ¿Por qué? ¿Cuál es la actitud del Magistral Fermín de Pas? ¿Cómo finaliza la novela? 13. Explica las figuras literarias que utiliza Clarín en las frases subrayadas.

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