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Historia y arqueología en la cultura del vino

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18 HISTORIA ARQUEOLOGÍA

Historia y arqueología en la cultura del vino

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Historia y arqueología en la cultura del vino

Logroño, 2015

Historia y arqueología en la cultura del vino/ Rafael Francia Verde (Coordinador)-- Logroño: Instituto de Estudios Riojanos, 2015.- 181 p.: il. col.; 28 cm . – (Historia Arqueología; 18).- D.L. LR 1342-2015. – ISBN 97884-9960-089-5 1. Viticultura – Historia (La Rioja) 2. Vinos - Historia I. Francia Verde, Rafael. II. Instituto de Estudios Riojanos. III. Título. IV. Serie. 634.8 (460)(091) 663.2 (460.21)(091)

Reservados todos los derechos. Ni la totalidad ni parte de esta publicación pueden reproducirse, registrarse o transmitirse, por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio, sea electrónico, mecánico, fotoquímico, magnético o electroóptico, por fotocopia, grabación o cualquier otro, sin permiso previo por escrito de los titulares del copyright.

Primera edición: noviembre, 2015 © Rafael Francia Verde (Coord.) © Instituto de Estudios Riojanos 2015 C/ Portales, 2 26001 Logroño www.larioja.org/ier © Cubierta: Escena con motivos decorativos de la vendimia. Mosaico del Mausoleo de Santa Constanza, Roma, s. IV. (Barral et al; 1988:54-55) Diseño de cubierta: Noelia Olmos Ortega Depósito Legal: LR 1342-2015 ISBN: 978-84-9960-089-5 Diseño gráfico de colección: ICE Comunicación Impresión: Gráficas Isasa, S.L. - Arnedo (La Rioja) Impreso en España. Printed in Spain

Índice

9 Identidad José Luis Pérez Pastor (Director del Centro de Innovación y Formación Educativa de La Rioja) 11 Introducción Eduardo Díez Morrás (Director del Museo Vivanco de la Cultura del Vino) 15 Historia de la vid a la luz de los estudios genéticos José M. Martínez-Zapater y Javier Ibáñez 25 El Rioja en la edad Moderna y Contemporánea José Luis Gómez Urdáñez

35 La Prehistoria del Género Vitis en la Península Ibérica. Antecedentes paleobotánicos María-José Iriarte-Chiapusso y Rafael Ocete

47 El cultivo de la vid y la producción de vino en la Península Ibérica durante el I milenio ane Guillem Pérez Jordà

57 Los inicios de la viticultura en la Península Ibérica a partir de las huellas de cultivo Alejandra Echevarría Sánchez y Juan Carlos Vera Rodríguez

69 La granja cisterciense de La Noguera, Tudelilla, (La Rioja). Metodología del estudio arqueológico de interacción entre cambio climático y evolución del paisaje agrícola Juan Manuel Tudanca y Carlos López de Calle

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89 Vid y vino en La Rioja en época romana: nuevas evidencias arqueológicas Rosa Aurora Luezas Pascual

109 La producción vinícola en Hispania: procesos de producción y comercialización del vino romano Yolanda Peña Cervantes 123 Mosaicos romanos de temática relacionada con la vid y el vino Antonio Méndez Madariaga 137 Medidas cerámicas de vino Enrique Martínez Glera 153 El cacho o cachu Joaquín Fernández Díaz

161 Restauración de utillajes y artefactos de la colección del Museo del Vino, Pagos del Rey, en Morales de Toro, Zamora Gerardo José Casaseca García

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HISTORIA Y ARQUEOLOGÍA EN LA CULTURA DEL VINO

Identidad José Luis Pérez Pastor Director del Centro de Innovación y Formación Educativa de La Rioja

En un sentido simplificado pero recto, el Patrimonio es todo aquello que nos dejaron nuestros padres y que, en buena medida, constituye un sistema de actividades y de referencias que conforma lo que somos: una identidad. En el marco general de la cultura del vino de los pueblos del Mediterráneo, el cultivo continuado de la vid en tierras riojanas desde hace cientos de años ha generado un repertorio de saberes y un conjunto de muestras, tanto materiales como inmateriales, de las que emanan rasgos culturales en una cadena perfectamente entendible que va desde lo agrícola, pasa por lo económico y por lo social y llega hasta lo trascendente. La vid no es un cultivo cualquiera. Su cuidado jalona el año con actividades diversas que implican oficios distintos, y la elaboración del producto resultante requiere instalaciones también específicas. Finalmente, el vino, dejando aparte su importante dimensión económica, adquiere una importante dimensión social, cuando no un prestigio añadido de marca, y está relacionado históricamente con el ámbito de lo simbólico, como elemento nacional, como broche de momentos importantes y como uno de los elementos primordiales de la significación religiosa. El presente volumen plantea, a través de sus artículos, un recorrido por la Historia del cultivo de la vid en La Rioja, bien situado en el contexto de la península ibérica, y de cómo esa actividad se hizo arquitectura, se hizo artesanía, se hizo arte y se hizo, en suma, cultura compartida. Desde estas líneas preliminares no queda sino dejar constancia de agradecido lector por el trabajo desarrollado por los autores firmantes y por el acertado esfuerzo editorial del Instituto de Estudios Riojanos.

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Introducción Eduardo Díez Morrás Director del Museo Vivanco de la Cultura del Vino

El contenido de esta publicación es el resultado del XII Congreso de Museos del Vino de España, que bajo el lema arqueología y vino, se celebró entre el 10 y el 14 de noviembre de 2014 en el Museo Vivanco de la Cultura del Vino y en la Escuela de Patrimonio Histórico de Nájera. Gracias al impulso de la Dirección General de Cultura del Gobierno de La Rioja, se adquirió el compromiso de publicar el contenido de esas ponencias a través del Instituto de Estudios Riojanos. Su resultado no pretende constituir un libro de actas de dicho congreso, más bien contribuir al conocimiento de los orígenes de un producto tan apegado a la sociedad riojana. La cultura que define a los pueblos se encuentra arraigada en las manifestaciones que conforman su identidad y que se expresan de un modo natural en la vida cotidiana de sus gentes. Bajo esta perspectiva, el vino ha sido secularmente para La Rioja algo más que una actividad económica, de manera que se encuentra integrado como un rasgo descriptivo en el ser riojano. Si la cultura, como ya señalaba el antropólogo inglés Edward B. Tylor, es un vehículo para el estudio del pensamiento y de las acciones del hombre, la investigación y el conocimiento sobre el universo del vino no puede obviarse al abordarse la idiosincrasia de La Rioja. Conocer para comprender y comprender para evolucionar, rasgos indispensables para la supervivencia humana. Saber de dónde venimos para trazar el camino hacia donde queremos ir. Por estas circunstancias, sobran razones para que desde esta tierra se fomente el estudio del origen y el pasado del jugo fermentado de la uva, donde las investigaciones arqueológicas, que centran el contenido de esta publicación, representan unas herramientas clave en la recuperación de ese conocimiento. Si algo sabemos de ese estudio es que el magnetismo que siempre provocó el vino le otorgó a este producto, prácticamente desde sus orígenes, un cariz viajero. Desde sus difusos orígenes en la región transcaucásica en momentos todavía prehistóricos, el vino acompañó a los hombres en sus travesías con

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Introducción

el eje vertebrador del Mediterráneo y cautivó a las civilizaciones en las que era desconocido. De ese ir y venir de variedades, prácticas de cultivo y de elaboración, el vino fue fraguando un sincretismo cultural que permite actualmente hablar un lenguaje equidistante en todas las comarcas vitivinícolas del mundo. Las especificidades regionales existen, pero son muchos más los elementos afines que los discordantes. Así las cosas, tratar de trazar una historia del vino exclusivamente desde lo local, necesariamente va a dejarnos puntos de vista sesgados e incompletos. Por este motivo, el acercamiento a los orígenes del vino en nuestra Comunidad Autónoma, nos obliga a poner en contexto cuales eran las prácticas vitivinícolas que se llevaron a cabo en el conjunto de la Península Ibérica. Este es el contenido de tres de los artículos. Juan Carlos Vera se centra en los inicios de la viticultura en la Península Ibérica a partir del análisis arqueológico de las huellas de cultivo, un aspecto tradicionalmente subestimado debido al protagonismo de las fuentes documentales o materiales. Guillem Pérez Jordá nos presenta las principales evidencias de producción de vino en la Península Ibérica durante el Primer Milenio antes de Cristo como un proceso exógeno vinculado a la llegada de pueblos desde el Mediterráneo Oriental. Cierra este bloque Yolanda Peña analizando las circunstancias de la producción y comercialización del vino en la Hispania romana, un periodo fundamental para entender la expansión de este producto en la Península Ibérica. Un aspecto primordial para entender los orígenes de la vitivinicultura y su posterior expansión radica en el conocimiento del proceso de domesticación de la vid a partir de plantas silvestres. Las particulares condiciones que se vivieron en la región entre el Mar Negro y el Mar Caspio, con el desarrollo de sociedades neolíticas, es el contexto que nos permite estudiar el nacimiento de la Vitis vinífera sativa, la vid cultivada, y por tanto la obtención de un mayor control de la producción de uva y por extensión de las elaboraciones de vino. José Miguel Martínez Zapater ahonda en estas cuestiones con interesantes aportaciones, entre las que destaca la certidumbre de que la domesticación de la vid, aunque localizada fundamentalmente en Oriente Próximo, vivió otros procesos secundarios independientes que produjeron domesticaciones a partir de plantas silvestres localizadas en puntos más occidentales ya en el continente europeo. Por otro lado, Mª José Iriarte y Rafael Ocete nos presentan las circunstancias particulares vividas por el género Vitis en la Península Ibérica durante la Prehistoria. La arqueología incluye entre sus ámbitos de trabajo la recuperación y posterior interpretación de la cultura material de las civilizaciones que nos precedieron. En este ámbito, los objetos, ya sea por su valor artístico, decorativo o meramente funcional, aportan infinidad de información sobre las sociedades que los generaron. Así lo pone de manifiesto Antonio Méndez Madariaga con su trabajo sobre mosaicos romanos con temática vitivinícola. En este contexto cabría ubicar otros dos textos. Por un lado, Joaquín Fernández muestra la singularidad de un recipiente de madera, el cacho o cachu, circunscrito a las producciones tradicionales de vino en

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Introducción

la Asturias Sudoccidental. Por otro, Enrique Martínez Glera nos ilustra con un sugerente recorrido por las medidas cerámicas vinculadas al vino. La importancia de desarrollar un modelo científico es un aspecto de vital trascendencia para el arqueólogo. Actuaciones excesivamente intervencionistas pueden condicionar el conocimiento de nuestro pasado ante la permanente revisión a la que obligan la aparición de hallazgos inéditos, así como el surgimiento de nuevas herramientas tecnológicas. En este sentido, la restauración de objetos materiales debe sentar siempre sus bases en el rigor y en criterios profesionales, tal y como pone de manifiesto Gerardo Casaseca a tenor de su intervención en la colección del Museo del Vino Pagos del Rey. Y de lo general acabamos en lo particular; la trascendencia del vino en La Rioja a lo largo del tiempo. Juan Manuel Tudanca y Carlos López de Calle nos presentan los trabajos arqueológicos promovidos por la Fundación Vivanco en el Cerro de La Noguera, ubicado en Tudelilla. Un interesante complejo agrícola que evidencia la producción de vino prácticamente ininterrumpida desde época romana hasta la desamortización de Mendizabal en el siglo XIX. Rosa Aurora Luezas nos da cuenta de las últimas indagaciones vitivinícolas llevadas a cabo en La Rioja como resultado de excavaciones arqueológicas en yacimientos con restos romanos. Finalmente, José Luis Gómez Urdáñez nos introduce en los particulares acontecimientos que en época Moderna y Contemporánea acaban situando a los vinos de Rioja en una posición hegemónica en el contexto del mercado nacional. No quisiera terminar esta introducción sin destacar el empeño de todas las personas que de alguna manera han hecho posible esta publicación. En el mundo de la cultura, nunca sobrado de recursos, es fundamental la colaboración entre instituciones que permitan ejecutar proyectos que de forma individual serían inabordables. Detrás del contenido de estas páginas se encuentran muchos esfuerzos particulares sin cuyo entusiasmo difícilmente hubieran acabado encuadernadas. De esta manera, quisiera poner de relieve la dedicación de todas esas personas implicadas de manera abnegada desde la Escuela de Patrimonio de Nájera, el Gobierno de La Rioja a través del Instituto de Estudios Riojanos, la Asociación para el Desarrollo de la Rioja Alta, la Asociación de Museos del Vino de España y la Fundación Vivanco para la Cultura del Vino.

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El cultivo de la vid y la producción de vino en la Península Ibérica durante el I milenio ane Guillem Pérez Jordà GI Arqueobiología. IH. CSIC

1. Introducción Desde la llegada de los primeros grupos de agricultores a la Península Ibérica a mediados del VI milenio cal BC se implanta un modelo agrícola basado en el cultivo de distintas especies que tienen en todos los casos un ciclo de desarrollo anual. Cereales, leguminosas y plantas oleaginosas van a ser los cultivos que van a producir la base de la alimentación de estas comunidades. Un primer cambio se va a generar con la incorporación de los animales como fuerza de trabajo. La introducción del arado y el paso de un sistema de producción intensivo, hortícola, a uno extensivo, se constata ya en el IV milenio cal BC (Bernabeu et al., 1995), aunque algunos elementos plantean la posibilidad de que en realidad este cambio se produjera ya en el V milenio cal BC (Pérez Jordà y Peña-Chocarro, 2013). Este primer cambio no supone una alteración de los ritmos agrarios, ya que en definitiva los cultivos siguen siendo anuales y los agricultores mantienen los periodos de trabajo en el campo sin grandes alteraciones. La siguiente gran transformación sí que va a alterar estos ritmos. El cultivo de los frutales rompe esta cadencia y por primera vez los agricultores van a invertir trabajo en la preparación de los campos y en el cuidado de unos cultivos que no empezarán a producir hasta algunos años más adelante. Los frutales, cultivos de rendimiento diferido, además de esta inversión inicial, van a introducir nuevos periodos de trabajo a lo largo del año y de alguna manera van a alterar de forma completa unas formas de comportamiento que se habían mantenido durante unos 4 milenios. Por otra parte es evidente que su introducción va a enriquecer la alimentación de estas comunidades.

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Guillem Pérez Jordà

Una parte de estos frutales ya crecían de forma silvestre en los bosques ibéricos y de alguna forma sus frutos habían sido aprovechados por las comunidades humanas antes de su puesta en cultivo. Es el caso de la vid, del acebuche, de la higuera o de los manzanos y perales, pero otros, como el almendro y el granado, son nuevos y no se les conoce ancestro silvestre en este territorio. La mayor parte de estos cultivos se van a iniciar en un mismo momento, pero desde un primer momento, en gran parte del territorio peninsular va a ser la vid el que puede calificarse como el cultivo estrella. La elaboración de bebidas alcohólicas no se inicia con el vino. Desde los inicios de la agricultura en la Península Ibérica, y no sabemos si con anterioridad, se fermentan distintos productos. El caso mejor documentado es el de la cerveza, cuya producción ha sido sugerida al menos desde el Neolítico en Can Sadurní (Barcelona) (Blasco et al., 1998), o en momentos más recientes en el Valle de Ambrona (Soria) (Rojo et al., 2008) o en Genó (Lleida) ( Juan Tresserres et al., 1999). La intención de este trabajo es narrar la historia de este cultivo y de la elaboración del vino desde su introducción hasta el inicio de la presencia romana. Los elementos que nos aporta el registro arqueológico son fundamentalmente la presencia de las pepitas de uva, de los lagares y de los campos de cultivo. Como en este último tema se va a centrar otro trabajo que se publica en este mismo volumen, este se va a enfocar básicamente en los dos primeros

2. El cultivo de la vid y la elaboración del vino en el Mediterráneo El mar Mediterráneo es el lugar por el que han llegado de forma reiterada distintas innovaciones a la Península Ibérica y presumiblemente el cultivo de la vid y la elaboración del vino es una de ellas. Las evidencias más antiguas de vinificación están en el extremo oriental. Ya en el V milenio ane se plantea la elaboración de vino en el norte de Grecia (Valamoti et al., 2007), aunque es durante el IV y el III milenio ane cuando aparecen las evidencias más claras de la producción del vino en distintas áreas (Brun, 2004; Frankel, 1999; James, 1995; Sarpaki, 2012; Zohary, 1995) del Mediterráneo Oriental. La difusión desde esta área hacia occidente tiene ritmos distintos. La primera zona que presumiblemente adopta el cultivo de la vid y de otros frutales es el sur de Italia, pero donde los datos arqueobotánicos son más claros es en la isla de Cerdeña, donde ya se ha podido constatar el cultivo de la vid hacia la mitad del II milenio ane (Ucchesu et al., 2015). Posiblemente sea el contacto estrecho que en este momento mantiene esta isla con los pueblos del Mediterráneo Oriental, el factor que explique la introducción de estas prácticas agrícolas. A partir de este punto parece existir un cierto freno en la expansión de este cultivo a occidente. Los datos del Norte de África son escasos, más allá de comprobar su llegada al interior de Túnez aparentemente a partir del s X ane. Los datos del Sur de Francia (Bouby y Marinval, 2001) sugieren que la introducción del cultivo de la vid (Kallala y Sanmartí, 2011) se desarrolla con el inicio de la presencia griega a partir del s VI ane. En la Península Ibérica, ubicada en el extremo más occidental del Mediterráneo, los inicios del cultivo de la vid están de nuevo vinculados a los contactos que se producen con los pueblos del Mediterráneo Oriental. Por el momento los datos más antiguos proceden de la ciudad de Huelva, entre finales del s. IX y los inicios del s VIII ane.

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El cultivo de la vid y la producción de vino en la Península Ibérica durante el I milenio ane

3. La vid y el vino en la Península Ibérica La vid es una planta que fue capaz de sobrevivir durante el Pleistoceno en la Península Ibérica, al igual que en gran parte del área mediterránea (Buxó, 1997; Olmo, 1995; Zohary y Hopf, 1993), como se demuestra a partir de la documentación de restos de polen, carbones y semillas en diferentes contextos. La recolección de los frutos de la vid silvestre por las comunidades de cazarecolectores es una práctica que se constata por la documentación de pepitas de uva en yacimientos como Les Coves de Sta Maira (Alacant) (Aura et al., 2005). Este hecho es más frecuente a partir del establecimiento de los primeros grupos de agricultores, lo que en gran parte se explica porque es en estos contextos en los que se ha desarrollado un mayor esfuerzo de muestreo. La diferenciación de las pepitas que proceden de vides silvestres de las que son cultivadas a partir de caracteres morfológicos es una cuestión que sigue abierta (Bouby et al., 2013; Mangafa y Kotsakis, 1996; Stummer, 1911). En todo caso si se observan los datos arqueobotánicos parece evidente que es a partir de los inicios del I milenio ane cuando se pasa de una presencia de restos esporádica a una sistemática y abundante. No se puede obviar que con anterioridad habría sido posible que los grupos humanos no sólo se hubieran limitado al consumo de sus frutos. Hallazgos como el de la Cuesta del Negro (Granada) (Buxó, 1997) permiten pensar incluso en la elaboración de algún producto derivado, un tipo de mermelada, de mosto o incluso de vino. No parece en todo caso que esta fuera una práctica muy generalizada. Como ya se ha señalado es en la ciudad de Huelva (fig. 1) en la que se han documentado las que podrían ser por el momento los ejemplares más antiguos de vides cultivadas, así como las fosas en las que se plantaban las vides, estructuras que han sido ubicadas en el s IX ane (Vera y Echevarría, 2013). El contexto en el que aparece este cultivo, guarda un cierto paralelismo con el caso antes señalado de Cerdeña, en tanto que la presencia de colonos del Mediterráneo Oriental en esta ciudad está vinculada también a la búsqueda de metales (Aubet, 2009). Este primer parcelario tiene unas dimensiones modestas (0.35 ha), por lo que se puede pensar en una primera fase en la creación de pequeñas parcelas dedicadas a este cultivo. En estos momentos fuera de Huelva no hay datos claros para defender una extensión de este cultivo por otras áreas peninsulares. La presencia de restos de uva se registra en poblados con cabañas como el Jardín de Alá (Sevilla) o Beniteixir (Valencia) (Pérez Jordà, 2013), aunque el volumen de materiales analizado y de restos de uva es escaso, por lo que no es fácil definir por el momento el peso que puede tener esta producción. La expansión de este cultivo ya va a ser más evidente a partir del s VIII-VII ane, coincidiendo con la expansión de los campos de cultivo que se observan en el parcelario onubense. La presencia de restos de uva es abundante en la costa andaluza y hasta el sur del País Valenciano (Català, 1999; Chamorro, 1994; Pérez Jordà, 2007; 2013). Ya a partir de la segunda mitad del s VII y los inicios del s VI ane se documenta su expansión hacia el Norte por la costa mediterránea, apareciendo en yacimientos catalanes (Buxó, 2008; López Reyes, 2004; López Reyes et al., 2011). Al mismo tiempo se observa que en algunas zonas este cultivo penetra hacia el interior por el Valle del Ebro (Cubero, 1991; Pérez Jordà, 2009), y en el reborde oriental de la Meseta (Pérez Jordà, 2013).

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Guillem Pérez Jordà

Figura 1. Lagares y yacimientos con restos de Vitis vinífera entre el s IX y el III ane. 1.Pontós, 2. Saus, 3. Illa d’en Reixac, 4. Alto de la Cruz, 5. Cabezo de la Cruz, 6.Els Vilars, 7. Estinclells, 8. Olèrdola, 9. Turó de Font de la Canya, 10. Alorda Park, 11. Sant Jaume, 12. Monravana, 13. Edeta, 14. Kelin, 15. Las Pilillas, 16. Beniteixir, 17. Alt de Benimaquia, 18. Illeta dels Banyets, 19. Tossal de les Basses, 20. Fonteta, 21. La Quejola, 22. Alarcos, 23. La Mata, 24. Puente Tablas, 25. Adra, 26. Cerro del Villar y La Rebanadilla, 27. Jardín de Alá, 28. Castillo de Dña Blanca, 29. Huelva

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HISTORIA Y ARQUEOLOGÍA EN LA CULTURA DEL VINO

El cultivo de la vid y la producción de vino en la Península Ibérica durante el I milenio ane

Hay distintos elementos que permiten valorar que en este momento el vino tiene una fuerte orientación comercial. El más evidente puede ser el importante tráfico de ánforas que se detecta por todo el área mediterránea (Ramón, 1995), de las que se valora que una cantidad destacada podrían estar conteniendo vino. Los centros productores de este producto tienen una documentación muy escasa, aunque hay datos para imaginar su presencia en múltiples puntos ubicados entre la ciudad de Huelva y el sur del País Valenciano. Precisamente es en este territorio en el que se ha estudiado el único conjunto de lagares que es posible ubicar en el s VII ane, el Alt de Benimaquia (Alacant) (Gómez Bellard y Guérin, 1995; Gómez Bellard et al., 1993). Son estructuras que van más allá de lo que sería una producción doméstica, que presumiblemente contarían con un campo de vides extenso, similar al documentado en este momento en torno a Huelva y que debe contar con un conjunto de alfares en los que se producen las ánforas (Castelló et al., 2000) que utilizarían para comercializar su producción. El s VI ane parece presentar una dinámica distinta. En Huelva el parcelario se reestructura en lotes en los que el cultivo de vid pasa a convivir con producciones de ciclo anual (cereales, leguminosas, etc) (Vera y Echevarría, 2013). De forma contemporánea hay una caída en la producción y comercialización de ánforas (Grau, 2007) y centros como el Alt de Benimaquia, primero anulan sus lagares y posteriormente son abandonados. Todos estos elementos parecen hablar al menos de una caída en la comercialización de este producto, sin que haya elementos para valorar si este declive coincidió o no con una generalización de su producción en ámbitos que hasta el momento lo habían adquirido desde el exterior. Es en la centuria siguiente, el s V ane, cuando se va a revitalizar de nuevo la producción de vino orientada al comercio. En Huelva se crea una gran plantación de vides y procesos similares pueden suponerse en torno a otros yacimientos igualmente vinculados con la presencia púnica en la Península Ibérica. Es el caso de dos asentamientos ubicados junto a la ciudad de Alacant, la Illeta dels Banyets (Olcina et al., 2009) y el Tossal de les Basses (Rosser y Fuentes, 2007). Ambos son enclaves portuarios, que cuentan con un área industrial en su entorno, que al menos en parte está dedicada a la producción de ánforas. Vasos en los que se está envasando el vino que se produce en sus lagares y que posteriormente es embarcado y comercializado. De forma paralela es en este momento en el que se constata la penetración del cultivo de la vid por el Guadiana por el sur de Extremadura (Pérez Jordà, 2004; Rodríguez Díaz y Ortiz Romero, 2004) y hasta la Mancha (Fernández Rodríguez, 2009). Hacía el Norte, las primeras estructuras que podrían estar señalando la presencia de lagares, proceden del poblado de Saus (Girona), en el entorno de Emporion (Casas, 2010). Es cierto que las aras de prensado de piedra han sido vinculadas a la producción de aceite, pero sus semejanzas con otras estructuras más recientes de la zona y del Sur de Francia permiten pensar que fueran usadas como bases de prensas de vino. Esta nueva fase de auge parece pervivir durante el s IV ane, al final del cual se vuelve a reestructurar el parcelario onubense y en el que se abandonan enclaves como los dos alicantinos. Durante el s III ane y hasta la imposición de la presencia romana parece desarrollarse un periodo con una menor actividad comercial. En este momento y a diferencia de lo que señalamos anteriormente para el s VI ane, sí que se puede hablar de una generalización de la producción de vino. Es cierto que los lagares hasta el momento sólo se conocen en el País Valenciano (Martínez Valle, 2014; Pérez Jordà, 2000; Pérez Jordà et al., 2013) y en Catalunya (López Reyes et al., 2013). En el área extremeña del Guadiana continúa

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documentándose el cultivo de la viña (Pérez Jordà, 2011), pero no se conocen estructuras para la elaboración del vino. En el valle del Ebro el único lagar, el de Segeda (Burillo, 2010) es algo posterior, y del s III ane sólo se conocen algunas estructuras interpretadas como bodegas. Este sistema de producción en gran parte va a ser destruido con el inicio de la presencia romana en el territorio, sin que evidentemente ello suponga el abandono de la producción de vino, sino su reestructuración en un nuevo modelo de explotación agrario. La vid y el vino van a ser por tanto los frutales con un mayor peso en la transformación agrícola que se produce en gran parte de la Península Ibérica durante el I milenio ane. No van a ser con todo los únicos elementos que van a alterar una forma de producción que se había mantenido durante más de 4000 años. Junto a los frutales aparecen otras innovaciones, como es el uso de hierro para confeccionar las herramientas agrícolas, que indudablemente también van a contribuir a esta transformación del modo de producción y de los ritmos agrícolas.

4. BibliografÍa M. E. Aubet, Tiro y las colonias fenicias de occidente, Bellaterra, 2009 J. Aura, Y. Carrión, E. Estrelles y G. Pérez Jordà, “Plant economy of hunter-gatherer groups at the end of the last Ice Age: plant macroremains from the cave of Santa Maira (Alacant, Spain) ca. 12000–9000 b.p”, Vegetation History and Archaeobotany, 14, 4, (2005), págs 542-550. J. Bernabeu, J. E. Aura y E. Badal, Al oeste del Edén: las primeras sociedades agrícolas en la Europa mediterránea, Historia Universal. Prehistoria, Madrid, Síntesis, 1995. A. Blasco, M. Edo y M. J. Villalba, “Evidencias de procesado y consumo de cerveza en la Cueva de Can Sadurní (Begués, Barcelona) durante la prehistoria”, en M. Hernández Pérez, J. Soler Díaz y J. López Padilla (eds), IV Congreso del Neolítico Peninsular, Alacant, Museu Arqueològic d’Alacant, 1998, 428-431. L. Bouby y Ph. Marinval, La vigne et les débuts de la viticulture en France: apports de l’archéobotanique, Gallia, 58, (2001), págs 13-28. L. Bouby, I. Figueiral, A. Bouchette, N. Rovira, S. Ivorra, T. Lacombe, T. Pastor, S. Picq, Ph. Marinval y J. F. Terral, “Bioarchaeological Insights into the Process of Domestication of Grapevine (Vitis vinifera L.) during Roman Times in Southern France”, PLoS ONE, 8, 5 (2013), págs. e63195. J. P. Brun, Archéologie du vin et de l’huile. De la préhistoire à l’époque hellénistique, Paris, editions Errance, 2004. F. Burillo, “La vid y el vino en el valle medio del Ebro durante la etapa preromana”, Saguntum (PLAV), Extra 9, (2010), págs. 135-150. R. Buxó, “Presence of Olea europaea and Vitis vinifera in archaeological sites from the Iberian Peninsula”, Lagascalia, 19 (1-2), (1997), págs. 271-282. R. Buxó, Arqueología de las plantas: la explotación económica de las semillas y los frutos en el marco mediterráneo de la Península Ibérica, Crítica/Arqueología, Barcelona, Crítica, 1997.

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HISTORIA Y ARQUEOLOGÍA EN LA CULTURA DEL VINO

El cultivo de la vid y la producción de vino en la Península Ibérica durante el I milenio ane

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