R. Flacelière, La vida cotidiana en el siglo de Pericles LA VIDA RELIGIOSA. EL TEATRO

R. Flacelière, La vida cotidiana en el siglo de Pericles LA VIDA RELIGIOSA. EL TEATRO Los griegos, inventores en muchos sentidos del pensamiento racio...
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R. Flacelière, La vida cotidiana en el siglo de Pericles LA VIDA RELIGIOSA. EL TEATRO Los griegos, inventores en muchos sentidos del pensamiento racional fueron también un pueblo con un gran sentimiento de lo sagrado. Sentían que el universo estaba poblado de divinidades presentes en todas las facetas de su vida. Muy pronto el politeísmo tomó un aspecto antropomórfico, así que había multitud de divinidades de quienes dependía la felicidad de los mortales. La vida de la ciudad estaba marcada por la celebración de las distintas fiestas religiosas. Ya a partir del siglo VI a.c. aparecieron los primeros ateos, en un principio los filósofos (como Jenófanes) y después los sofistas. De todos modos, el ateniense medio creía que había que tener a los dioses a favor, cosa que se lograba mediante los rituales que les estaban dedicados. Incluso filósofos como Sócrates y Platón creían en la existencia de lo sobrenatural. Entre los atenienses el delito más importante era el de impiedad, delito por el que condenaron a Sócrates ("no creer en los dioses que reconoce la ciudad, intentar introducir nuevas divinidades y corromper a los jóvenes"). Antes de él, Anaxágoras, Protágoras y Diágoras habían sido juzgados por impiedad. Solamente podemos encontrar un clima más permisivo en el ámbito del teatro, sobre todo de la comedia, donde se podía presentar a los dioses en escena y hacer crítica sin que ello supusiera un delito. Ritos Los ritos más antiguos de la religión griega tenían como objeto asegurar la fecundidad de los campos y de los rebaños. Se ofrecían sacrificios antes de cruzar los ríos, para evitar que las divinidades que los habitaban se incomodasen. El culto consistía en : plegarias, sacrificios y purificaciones. - La plegaria: se oraba de pie, con las manos extendidas hacia el cielo o hacia la tierra cuando se oraba a las divinidades de los infiernos. La oración recordaba siempre al dios las otras ocasiones en las que habían sido propicio. - Cuando se recurría a los dioses se hacía un sacrificio para buscar su favor. Se concebía como una especie de trueque: te doy para que me des. Los sacrificios podían ser incruentos (libaciones o también ofrendas de pastelillos, legumbres o primicias de la cosecha) o cruentos cuando se trataba de un tema más importante. Parece que hubo incluso sacrificios humanos en época muy antigua. Los animales que se sacrificaban dependían del dios al que estaban dirigidos: toros a Posidón, vacas a Atenea, cabras a Ártemis y Afrodita. Parece que a Asclepio se le ofrecían gallos. Un sacrificio de 100 bueyes era una hecatombe

y se hacía en ocasiones de gran peligro para la ciudad. Las

víctimas eran elegidas para que no presentasen ninguna mancha o impureza. Para las diosas, hembras y para los dioses machos. Para los dioses del cielo, animales de color blanco y para los del infierno, negros. Se realizaba el sacrificio por la mañana. Se adornaba el altar, que estaba situado fuera del templo, con flores y guirnaldas. Los sacerdotes iban vestidos de blanco. Se adornaba a la víctima con flores y bandas de colores. Se vertía agua cobre la víctima y se le cortaban unos pelos que se quemaban en el fuego del altar junto con unos granos de cebada. Después se

degollaba a la víctima, cuya sangre debía mojar el altar. Después se desollaba y un adivino examinaba las vísceras para intentar conocer la voluntad de los dioses. Luego se hacían partes: la grasa se quemaba para los dioses mientras que la carne se repartía entre los presentes. A veces se realizaba un holocausto en honor de los dioses infernales, y en esta ocasión se quemaban completamente las víctimas. - Purificaciones: formaban parte de la vida cotidiana de los griegos. Debían purificarse antes de asistir a un sacrificio, a la asamblea, las casas donde había muerto alguien... Las purificaciones se hacían con agua del mar. Las fiestas Las fiestas eran muy numerosas en época clásica en Atenas y contribuían a exaltar los sentimientos religiosos, el patriotismo, la creencia en los dioses y el sentimiento nacional. La mayoría de las fiestas incluía competiciones, agones: concursos gimnásticos o atléticos, musicales, teatrales, y a veces concursos de belleza masculina o femenina. El año empezaba en el mes de julio, que se llamaba Hecatombeon. En un principio este mes se llamaba Cronion porque se celebraba a Cronos, padre de Zeus en el día 12. En el día 16 se celebraban los Synoikia

que recordaban la unidad del Ática en tiempos de Teseo. A

finales del Hecatombeon se celebraba la fiesta más importante de la ciudad de Atenas: las Panateneas. Esta fiesta duraba dos días, pero cada cuatro años se celebraba con especial solemnidad y entonces duraba cuatro días. Había concursos atléticos entre los que destacan las carreras con antorchas. Los vencedores ganaban las ánforas panatenaicas que iban llenas de aceite de los olivos sagrados de Atenea. También se celebraba una importante procesión en la que participaba todo el pueblo de Atenas y que está representada en el friso interior del Partenón. Las jóvenes atenienses bordaban un peplo a la diosa y eran acompañadas a la Acrópolis por todos los habitantes de la ciudad. Una vez llegados a la explanada enfrente del Partenón se realizaban los sacrificios de cuatro bueyes, cuatro carneros y cuantas vacas se necesitaban para alimentar a todos los habitantes de la ciudad. Por esto el nombre de Hecatombeon. El mes de septiembre se llamaba Boedromion y en él se celebraban los Misterios de Eleusis, así como las Boedromias, fiesta en honor de Apolo. Octubre era el mes con más fiestas y se llamaba Pianepsion. El día 7 se celebraban las Pianepsias en honor de Apolo. Eran una fiesta de las simientes y se hacía una procesión con ramos de olivo (eiresione). También se celebraban las Oscoforias en honor de Dióniso y se realizaba en esta ocasión una procesión similar a la anterior pero esta vez con ramos de vid. Los días 11, 12 y 13 se celebraban las Tesmoforias, que eran unas fiestas en honor de Deméter en la que participaban solamente las atenienses casadas. En las Apaturias, fiestas de las fratrías se realizaba el ritual de inscribir a los niños nacidos durante el último año. El día 30 se ofrecía a Atenea Ergane y a Hefesto el homenaje de los trabajadores del bronce (Chalkeia).Estos ofrecían sus trabajos a la diosa lo mismo que los campesinos ofrecían sus primicias a otros dioses. Diciembre era el mes consagrado a Posidón y en él se celebraban las Haloas que tenían como objeto la preservación del grano germinado en la tierra. Se hacían sacrificios a Deméter y a su hija Core, así como a Posidón. Participaban las mujeres atenienses y también las

cortesanas y el órgano masculino tenían una gran presencia.También se celebraban las Dionisias agrarias, o rurales. Se hacía una procesión con un falo. Se hacían burlas y chanzas, juegos y cantos de coros cómicos. A partir del siglo V se añadieron las representaciones dramáticas. El mes de enero se llamaba Gamelion y celebraba la Gamelia o Teogamia, recuerdo de la unión divina de Zeus y Hera. También se celebraban las Leneas en honor de Dióniso. En esta fiesta las seguidoras del dios bailaban danzas extáticas y desenfrenadas. Incluían estas fiestas también representaciones líricas o dramáticas. Dióniso volvía a ser objeto de culto en el mes de febrero, llamado Antesterion. En este mes se celebraba la apertura de los cántaros (pithoigia) donde se conservaba el vino de la cosecha del otoño. En el primer día se hacía un concurso de bebedores a ver quién era capaz de beber más. En el segundo día se hacía una procesión que escoltaba a Dióniso en un carro con forma de barco y el útlimo día se resevaba para el culto a los muertos, haciendo sacrificios a Hermes Psicopompos (acompañante de las almas). El mes de marzo Elafebolion las fiestas más importantes que se celebraban eran las Grandes Dionisias, o Dionisias Urbanas, donde se celebraban competiciones teatrales. Duraban cinco días: el día 9 se presentaban los ditirambos, el 10 las comedias, y del 11 al 13 las tragedias, agrupadas en trilogías, seguidas de un drama satírico. El mes de abril se llamaba Mounychion y se celebraban fiestas en honor a Ártemis. En mayo, Targelion se celebraban las Targelias, en honor a Apolo. Estas eran unas fiestas en las que se purificaba la ciudad. El día 25 se celebraban las Plinterias, y se celebraba el baño ritual de la estatua de madera (xoanon) de Atenea en el Pireo. Se sumergía la figura de la diosa en el mar, y de esta manera recobraba sus poderes mágicos. Mientras que la figura se secaba no se podía realizar nada en la ciudad, ya que se encontraba sin la protección de la diosa. El mes de junio Skirophorion se hacían sacrificios a Deméter y Core, a Atenea y Posidón, entre otros. Las representaciones teatrales El teatro formaba parte de las celebraciones de las Dionisias rurales (Diciembre), las Leneas (Enero)y las Grandes Dionisias (marzo). Las representaciones teatrales se realizaban siempre en un santuario del dios Diónsio. Todos los teatros tenían en la orquestra un pequeño altar donde se realizaban sacrificios a este dios antes de que comenzasen las representaciones. Estaban construidos al aire libre aprovechando una pendiente que daba lugar a las gradas, donde se sentaban los epectadores. En el centro había un espacio circular (orchestra) donde evolucionaba el coro alrededor del altar de Dióniso. El proscenio era donde se situaban los actores y detrás de él estaba la skene que era en su origen la tienda donde se cambiaban los coreutas y los actores. Las representaciones teatrales se preparaban con mucha anticipación. Los magistrados elegían en un primer lugar a los coregos, ciudadanos ricos que corrían con los gastos y que también reclutaban los ciudadanos que iban a actuar en las obras. Los poetas trágicos pedían después un coro a los arcontes, quienes seleccionaban a quién se le entregaba. Entonces comenzaban los ensayos, y el dramaturgo era el director de escena.

Las representaciones se celebraban desde por la mañana muy temprano. El primer día se dedicaba al ditirambo, canto coral en honor de un dios, normalmente Dióniso. El segundo día era el de las comedias, que se representaban todas seguidas, quizás con un intermedio entre dos de ellas. Las tragedias se representaban el resto de los días agrupadas por trilogías y seguidas de un drama satírico. De este modo, había que empezar pronto si se quería tener tiempo para todo. Las mujeres no participaban en la representación. Los asientos costaban dos óbolos, y el estado pagaba la entrada de los ciudadanos sin recursos. Había asientos reservados para los magistrados más importantes, así como una especie de vigilantes que cuidaban que no se organizaran desórdenes o tumultos en el teatro. La representación en sí comenzaba con el sacrificio de un lechón en el altar de Dióniso. Después se sorteaba el orden de representación de las obras. Sabemos que había autores que

contrataban

una

claque

a

sueldo,

para

que

les aplaudiera. Después

de

las

representaciones se celebraba la votación y entrega de premios. Los jueces eran 10 y eran elegidos por sorteo. Tenían también asientos especiales. Se daban tres premios, al poeta, al corego y al protagonista. El premio podía ser un trípode, que después se colocaba encima de algún monumento, como la Linterna de Lisícrates en Atenas. Los festivales panhelénicos En los santuarios de Delfos, Olimpia, del Istmo y Nemea se celebraban grandes festivales en los que participaban todos los griegos. Se celebraban concursos atléticos y literarios y el poeta Píndaro componía odas para los vencedores. Los juegos de Olimpia fueron sin duda los más importantes de éstos, ya que la celebración de los mismos cada cuatro años estableció para todos los griegos una cronología común. Fueron instituidos en el año 776 a.C. El año de la batalla de Salamina (480 a.C.) era para los griegos el primer año de la 75ª olimpiada (74 x 4 = 296; 776- 296= 480). Podían asistir a esta fiesta esclavos y extranjeros, pero no mujeres. Esta fiesta servía para estrechar los lazos de unión de todos los griegos. El santuario estaba dedicado a Zeus y enfrente de su templo había un gran altar donde se realizaban los sacrificios. Seguían cinco días de pruebas deportivas (carrera, lucha, pugilato, pancracio, pentatlon y finalmente carreras en el hipódromo). Había también competiciones para niños. Los vencedores recibían solamente una corona de olivo pero adquirían una gloria inmensa y muchas veces pasaban a ser mantenidos por sus ciudades. Las religiones mistéricas Los cultos de la ciudad no satisfacían las aspiraciones religiosas de todos los ciudadanos. Las mujeres estaban excluidas de casi todos, así como los esclavos y los metecos. Además no ofrecían un consuelo ante la muerte, prometiendo una vida más allá. Este vacío lo llenaron las religiones mistéricas, que prometían a sus iniciados la inmortalidad. Dentro de estas, los Misterios de Eleusis gozaron de gran fama en toda Grecia y estaban reconocidos y apoyados por el estado ateniense. Se ecelbraban en honor a Deméter y su hija Core en el mes de Boedromion (septiembre). El día 14 de este mes se transportaban desde Eleusis a Atenas los objetos sagrados en una cesta. El día 15 se reunían en el ágora los candidatos a ser iniciados, que podían ser extranjeros y esclavos. El día 16 se hacían un baño ritual en el puerto de Falero y el día 19 se celebraba una procesión solemne de Atenas a Eleusis otra vez con los objetos sagrados.

En Eleusis se hacía ayuno de un día y posteriormente se realizaban los rituales de iniciación en las noches del 22 y el 23. Lo que allí ocurría no lo sabemos con certeza, ya que existía para los iniciados la prohibición absoluta de decir lo que habían visto. Se celebraban en una sala cuadrangular llamada telesterion, que tenía una gradas adosadas a la pared donde se sentaban los fieles. Se ingería una especie de papilla llamada kykeon y después los sacerdotes realizaban una serie de actos por los cuales los asistentes llegaban a ser epoptas, "que han contemplado", lo que quiere decir que adquirían una suerte de conocimiento superior sobre la muerte. Otro ritual mistérico eran los misterios de Dióniso, que seguramente también prometían la inmortalidad a sus iniciados. Los seguidores de estos rituales eran sobre todo mujeres, que salían al campo y allí cumplían con las distintas ceremonias asociadas a estos misterios: oribasía (ir al monte);sparagmós (descuartizamiento de animales) y omofagía (comida del animal crudo). La obra de Eurípides llamada Bacantes es la fuente más importante que tenemos sobre estos ritos. El orfismo era otra religión mistérica. Al contrario de la religión oficial olímpica, en la que no había libros sagrados, los órficos parece que sí tenían unos libros donde se explicaba cómo debía vivir un iniciado para alcanzar la inmortalidad. Partían de la idea de que el cuerpo es una tumba donde está encerrada el alma (soma sema), y por medio de una vida de ascetismo y purificaciones, ésta conseguía liberarse y llegar a la morada divina. Los órficos tuvieron importantes comunidades en el sur de Italia y Sicilia. La adivinación Los griegos utilizaban la adivinación para conocer la voluntad de los dioses en el presente y el futuro. El nombre que le daban era mántica. Había varios santuarios dedicados a la adivinación de la voluntad de los dioses, que la expresaban de las más diversas maneras. En Dodona los sacerdotes predecían el porvenir según el ruido que hacían las ramas de las encinas agiatadas por el viento o por el ruido que hacían al entrechocar unos calderos de bronce. El método más empleado para obtener presagios era mediante animales, vivos o muertos. Era particularmente importante el vuelo de los pájaros y sus chillidos (ortinomancia). Cuando se realizaban sacrificios, el sacerdote examinaba el estado de las entrañas del animal (hieroscopia). En el Epiro estaba el Necromanteion

donde se realizaban consultas a los

muertos. En el santuario de Asclepio en Epidauro los peregrinos de todas partes de Grecia se acostaban y en sueños se les aparecía a veces el dios Asclepio y quedaban así curados. El lugar de adivinación por excelencia era el oráculo de Delfos adonde acudía gente de toda Grecia e incluso de los países vecinos. En el templo de Apolo había un ádyton o lugar sagrado donde se sentaba la Pitia y entraba en trance. Los sacerdotes interpretaban sus voces y escribían las respuestas para los consultantes. Éstos, antes de realizar las consultas debían pagar un impuesto, purificarse en la fuente Castalia y realizar un sacrificio al dios.