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Revista de Psicología Social: International Journal of Social Psychology Publication details, including instructions for authors and subscription information: http://www.tandfonline.com/loi/rrps20

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Jesús M. Canto , Pilar Moreno , Jesús San Martín , Fabiola Perles , Gianluigi a

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Moscato & Rosa M. Reyes a

Universidad de Málaga;

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Universidad de Oriente, Santiago de Cuba Published online: 23 Jan 2014.

To cite this article: Jesús M. Canto, Pilar Moreno, Jesús San Martín, Fabiola Perles, Gianluigi Moscato & Rosa M. Reyes (2011) Celos y sexismo: un estudio comparativo entre una muestra española y una muestra cubana, Revista de Psicología Social: International Journal of Social Psychology, 26:1, 33-43, DOI: 10.1174/021347411794078480 To link to this article: http://dx.doi.org/10.1174/021347411794078480

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Celos y sexismo: un estudio comparativo entre una muestra española y una muestra cubana JESÚS M. CANTO1, PILAR MORENO1, JESÚS SAN MARTÍN1, FABIOLA PERLES1, GIANLUIGI MOSCATO1 Y ROSA M. REYES2 Universidad de Málaga; 2Universidad de Oriente, Santiago de Cuba

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Resumen El propósito de este estudio fue evaluar si existían diferencias entre hombres y mujeres en el tipo de infidelidad que más les afectaba (infidelidad sexual vs infidelidad emocional) en una muestra española (200 mujeres y 117 hombres) y en una muestra cubana (102 mujeres y 98 hombres), así como evaluar si el sexismo influía en la elección del tipo de infidelidad que más les molestaba. Se obtuvieron respuestas en el dilema (elegir entre la infidelidad sexual vs emocional), en la reacción emocional y en el dolor que provocaban ambas infidelidades. Se compararon los resultados obtenidos en la muestra española y en la muestra cubana. Se observó si los datos se adecuaban a los postulados evolucionistas que sostienen que los hombres se preocupan más por la infidelidad sexual y las mujeres por la infidelidad emocional. En la muestra española los hombres y las mujeres se preocuparon más por la infidelidad emocional. En la muestra cubana, los hombres se preocuparon más por la infidelidad sexual y las mujeres igualmente por los dos tipos de infidelidades. Fue analizada la relación entre el sexismo hostil y el sexismo benévolo con la infidelidad sexual y la infidelidad emocional. Palabras clave: Celos, infidelidad sexual, infidelidad emocional, sexismo hostil, sexismo benévolo

Jealousy and sexism: A comparative study between a Spanish sample and Cuban sample Abstract The aim of this study was 1) to evaluate if any differences exist between men and women in relation to which type of infidelity affects them most (sexual infidelity vs. emotional infidelity) in a Spanish sample (200 females and 117 males) and a Cuban sample (102 females and 98 males), and 2) to evaluate if sexism influenced in the choice of the type of infidelity that affected them most. We obtained measures of the dilemma (choosing between sexual infidelity vs. emotional infidelity), emotional reactions and pain elicited by both types of infidelities (sexual and emotional). The data obtained in the Spanish sample and in the Cuban sample were compared. We tested if the data obtained matched evolutionist postulates. According to these postulates, men are more concerned about sexual infidelity than women. On the other hand, women are more concerned about emotional infidelity. In the Spanish sample, emotional infidelity was more stressful for both women and men. In the Cuban sample, men were more stressed by sexual infidelity and women were equally stressed by both types of infidelity. Additionally, the relationship between hostile and benevolent sexism with sexual and emotional infidelity was analysed. Keywords: Jealousy, sexual infidelity, emotional infidelity, hostile sexism, benevolent sexism.

Correspondencia con los autores: Jesús M. Canto. Dpto. de Psicología Social, Antropología Social, Trabajo Social y Servicios Sociales, Facultad de Psicología, Universidad de Málaga, Campus de Teatinos, s/n. 29071 Málaga. Teléfono: 952 13 24 65. Fax: 952 13 11 00. E-mail: [email protected] Original recibido: marzo, 2010. Aceptado: agosto, 2010. © 2011 by Fundación Infancia y Aprendizaje, ISSN: 0213-4748

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La psicología social ha mostrado en los últimos años un gran interés por la investigación de los celos (Barrón y Martínez, 2001). Esto se ha debido al aumento de la investigación psicosocial de las relaciones amorosas, así como al papel que los celos desempeñan como uno de los factores causales de la violencia en la pareja (Puente y Cohen, 2003). En las relaciones románticas, los celos surgen ante la sospecha real o imaginada de la amenaza a una relación considerada valiosa (Pines, 1998) y son muy frecuentes en las relaciones de pareja (White y Mullen, 1989). Una de las principales líneas de investigación analiza las diferencias entre hombres y mujeres en su forma de experimentar los celos según el tipo de infidelidad de su pareja. Buss (2000) obtuvo que los hombres se preocuparon más por la infidelidad sexual y las mujeres lo hicieron por la infidelidad emocional. Los psicólogos evolucionistas han recurrido a la predisposición genética para explicar estas diferencias entre hombres y mujeres. Buss (2000) sostuvo que éstas son debidas a dos asimetrías muy marcadas que han existido en los roles reproductivos entre los hombres y las mujeres: la mayor inversión de las mujeres en su prole y la incertidumbre de los hombres en la paternidad, pero absoluta certeza en la maternidad de las mujeres (Trivers, 1972). La mujer siempre tuvo la certeza de que el hijo que esperaba era suyo. Sin embargo, para que el hombre se sintiese seguro de su paternidad debió vigilar y controlar el comportamiento sexual de su pareja. Así, en los hombres los celos constituyeron un mecanismo de alerta ante la amenaza a la seguridad de su paternidad. Sin embargo, para las mujeres la principal amenaza fue que sus parejas se enamorasen de otras mujeres y desviasen recursos hacia las crías de éstas, de ahí que evolucionaran hacia los celos emocionales. Hay importantes críticas a las tesis evolucionistas sobre los celos. DeSteno, Bartlett, Braverman y Salovey (2002), Harris (2003) y Green y Sabini (2006) destacaron que hay un buen número de investigaciones que contradicen los planteamientos de Buss (2000). Green y Sabini (2006) y Harris (2005) informaron que los resultados que apoyan la hipótesis evolucionista provienen principalmente de estudios con autoinformes que han utilizado el dilema de elección forzada diseñada por Buss, Larsen, Westen y Semmelroth (1992), en el que los participantes tenían que elegir el tipo de infidelidad que más les molestaba (la infidelidad emocional o la infidelidad sexual). Además, los estudios en cuestión utilizaron mayoritariamente a estudiantes como participantes en la investigación. La falta de experiencia en relaciones románticas duraderas podría estar condicionando el tipo de respuesta de los sujetos (Green y Sabini, 2006). Por su parte, DeSteno y Salovey (1996) no encontraron evidencia de la interacción sexo por tipo de infidelidad cuando los participantes utilizaban escalas continuas para estimar el daño que sufrirían ante los dos tipos de infidelidades. Esta variabilidad de respuestas entre hombres y mujeres ha hecho que autores como DeSteno et al. (2002), Harris (2003) y Green y Sabini (2006) no acepten los postulados evolucionistas en los celos planteados por Buss (2000). Harris (2003) defendió que la evolución había podido moldear mecanismos intermedios y no sexualmente dimórficos para resolver el problema adaptativo que supone una amenaza al vínculo afectivo en las relaciones de pareja. Las diferencias sexuales encontradas serían producto de las diferentes expectativas que los hombres y las mujeres atribuyen al comportamiento social (Eagly, 1987). Los estereotipos de género conducirían normativamente a relacionar más intensamente comportamientos asociados con la actividad y variedad sexual al género masculino y a comportamientos más asociados al vínculo afectivo al género femenino (Pines, 2002). Si bien los psicólogos evolucionistas sostuvieron que, en la inmensa mayoría de los estudios, se dio como constante la asimetría de las respuestas de los hombres y de las mujeres (Buss, 2000), hay que destacar que existe una elevada variabilidad de respuestas intra e intersexo en los resultados de las múltiples investigaciones llevadas a cabo en distintas culturas. Para comprender tal variabilidad, se ha de tener en cuenta que a lo largo

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de la Historia y en las distintas culturas existieron y existen variados modelos sobre lo que implican las relaciones de pareja, así como distintos modelos normativos de las relaciones entre hombres y mujeres, de las situaciones que deben ser consideradas como potenciales provocadoras de celos, de las emociones que pueden acompañarlos y en las conductas consideradas aceptables socialmente ante las múltiples situaciones de infidelidad (Hatfield, Rapson y Martel, 2007). De las distintas variables ideológicas que intervienen en la configuración de tales modelos de relaciones de pareja, el sexismo ha sido una de las variables que ha influido en tales modelos (Rudman y Glick, 2008). Por sexismo hay que entender una ideología de género que implica un conjunto de creencias acerca de los roles, las características, los comportamientos, etcétera, considerados apropiados para los hombres y las mujeres, y sobre las relaciones que los miembros de ambos grupos deben mantener entre sí (Moya, 2004). Glick y Fiske (1996) sostienen que, en las sociedades occidentales actuales, una de las formas en la que se expresa el sexismo es a través del sexismo ambivalente (SA), en el cual coexiste una antipatía sexista hacia las mujeres con sentimientos positivos hacia ellas. Según el SA, si bien los hombres dominan las instituciones políticas y económicas, a su vez, dependen de las mujeres en la crianza de los hijos y en la satisfacción de sus necesidades emocionales y sexuales (Glick y Fiske, 2001). Según Glick y Fiske (1996), en el SA se pueden considerar dos componentes estrechamente relacionados: el sexismo hostil (SH) y el sexismo benévolo (SB). El SH asume que las mujeres son más débiles que los hombres, que no poseen las cualidades necesarias para gobernar las instituciones sociales y son consideradas peligrosas y manipuladoras debido a su poder sexual sobre los hombres. El SB implica que los hombres asumen un rol protector con las mujeres, que éstas tienen características positivas pero complementarias de los hombres y se da una dependencia diádica de los hombres respecto a ellas. Si el SH se caracteriza por una clara antipatía y rechazo hacia las mujeres, sobre todo hacia las que desafían el poder establecido, el SB asume que las mujeres están mejor en determinados roles (madre y esposa) porque son más débiles que los hombres. Los sexistas benévolos tienen una buena imagen de las mujeres que se ajusten a un rol sumiso, pero rechazan, como los sexistas hostiles, a las que desafíen el orden establecido. En países hispano-parlantes, los estudios sobre los celos no han sido muy numerosos (Barrón y Martínez, 2001). Hay diversas investigaciones con muestras españolas y sudamericanas (vg.: Fernández, Sierra, Zubeidat y Vera-Villarroel, 2006) donde se han obtenido diferencias intersexo en el tipo de infidelidad que más les afectaba a los hombres y a las mujeres, mientras hay excepciones en muestras españolas que cuestionan la robustez de tales diferencias (vg.: Gómez-Jacinto, Canto y García-Leiva, 2001). En esta investigación se ha comparado las respuestas que han proporcionado una muestra española y una muestra cubana al tipo de infidelidad que más les afectó, para comprobar si lo resultados confirmaban la hipótesis evolucionista que sostiene que los hombres se sienten peor ante una infidelidad sexual de su pareja y las mujeres ante una infidelidad emocional (Buss, 2000). Siendo España y Cuba dos países hispano-parlantes, existe entre ellos importantes diferencias en las pautas de conducta y en las creencias y que se reflejan, entre otras variables culturales, ideológicas y económicas, en el grado de sexismo que se da en ambos países. El sexismo en Cuba es superior al que existe en España (Glick et al., 2000). En este estudio se han analizado las respuestas que emitieron los hombres y las mujeres ante el dilema del tipo de infidelidad (sexual o emocional) que más les afectó, así como las respuestas que proporcionaron a las escalas continuas para evaluar de forma independiente el dolor y la reacción emocional que les provocaban los dos tipos de infidelidades. Así, se pudo examinar si se verificaba la hipótesis evolucionista con medidas independientes y continuas o si los datos que la apoyaban estaban limitados a investigaciones que emplearon el dilema con estudiantes universitarios principalmente (Harris, 2003). Se asumió la hipótesis que la asimetría de las respuestas de los hombres y las

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mujeres ante el tipo de infidelidad que más les afectaran se obtendría con las respuestas proporcionadas al dilema y no en las respuestas emitidas en variables continuas. Además, se partió de las hipótesis que los hombres serían más sexistas que las mujeres y que los cubanos serían más sexistas que los españoles (Glick et al., 2000). Además, se esperó obtener que las mujeres que puntuasen alto en SB les afectarían más la infidelidad emocional, ya que para ellas es muy importante sentirse protegidas y cuidadas por sus parejas y la infidelidad emocional sería, pues, una amenaza mayor que la infidelidad sexual. Por su parte, los hombres que puntuasen alto en sexismo, tanto en SH como en SB, se sentirían peor en mayor proporción ante la infidelidad sexual. Método Downloaded by [UMA University of Malaga] at 00:45 23 July 2015

Participantes Han participado de forma voluntaria 517 personas adultas pertenecientes a la población general. Españoles fueron 317 (200 mujeres y 117 hombres), residentes en Málaga, edad media de 29,56 años (DT = 9,19) y con edades entre 18 y 56 años. Doscientos participantes fueron cubanos (102 mujeres y 98 hombres), residentes en Santiago de Cuba, edad media de 29,78 (DT = 9.31), con edades entre 17 y 57 años. En la muestra española, todos tenían pareja. La edad media de los hombres fue 31,09 (DT = 8,42) y la de sus parejas 29,74 (DT = 9,14). La edad media de las mujeres fue 28,67 (DT = 9,83) y la de sus parejas 30,81 (DT = 12,02). El 75,7% (N = 240) no tenían hijos. El 88,01% (N = 279) afirmaron que nunca habían sido infieles a su pareja actual. En la muestra cubana, el 86% tenían pareja (N = 172). La edad media de los hombres con pareja fue 29,92 (DT = 8,20) y la edad media de sus parejas fue 27,78 (DT = 7,28), mientras que la edad media de las mujeres con pareja fue 29,78 años (DT = 10,42) y la de sus parejas fue 33,04 (DT = 7,64). El 60,74% (N = 128) tenían hijos y el 39,9% (N = 66) reconocieron que habían sido infieles a sus parejas actuales. Materiales En primer lugar se recogieron los datos sociodemográficos de los participantes: sexo, edad, nivel de estudios y actividad profesional. Seguidamente se les preguntó si tenían pareja, para pasar a evaluar aspectos de la relación: edad de la pareja, duración de la relación, grado de enamoramiento (escala de 1 a 100, donde “1” significaba “nada enamorado” y “100” “totalmente enamorado”; desde ahora GE), si tenían hijos y el grado de celosos que se autopercibían (escala de 1 a 100, donde “1” significaba “nada celoso” y “100” “muy celoso”; desde ahora GC). A continuación se les describió una situación de infidelidad emocional y otra de infidelidad sexual. La mitad de los participantes leyeron en primer lugar el escenario de infidelidad emocional seguido del escenario de infidelidad sexual, mientras la otra mitad los leyeron en el orden opuesto. El texto correspondiente a la infidelidad emocional fue el siguiente: Por favor piensa en una relación de pareja que hayas tenido en el pasado, tengas actualmente o te gustaría tener en el futuro. Ahora imagina que descubres que tu pareja está interesada en otra persona: Imagina que un día descubres que tu pareja ha conocido y se ha enamorado de otra persona mientras está comprometido contigo. Imagínatela diciéndole a esta otra persona te quiero y comportándose con ella de forma cariñosa. Piensa que se ha unido a ella de tal manera que todos y cada uno de sus pensamientos giran en torno a esa otra persona y cada vez necesita y desea estar más tiempo con ella.

Y el texto correspondiente al escenario de infidelidad sexual fue: Por favor piensa en una relación de pareja que hayas tenido en el pasado, tengas actualmente o te gustaría tener en el futuro. Ahora imagina que descubres que tu pareja está interesada en otra persona: Imagina que un día descubres que tu pareja está manteniendo relaciones sexuales con otra persona mientras está comprometida contigo. Imagínatela probando y disfrutando diferentes y variadas postu-

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ras y actividades sexuales de diversa índole con esa otra persona. Piensa que todas las fantasías sexuales de tu pareja giran en torno a esa persona y a la relación que mantiene con ella.

En tercer lugar, respondieron al cuestionario de reacciones emocionales (Shackelford, LeBlanc y Drass, 2000) que contestaron después de cada escenario de infidelidad. Los adjetivos que lo componían fueron: celoso, decepcionado, deprimido, desesperado, desmotivado, enfadado, humillado, incompetente, infeliz, inseguro, intolerante, nervioso y traicionado. El cuestionario constaba de una escala de 7 puntos, donde 0 significaba que no ha sentido esa emoción y 6 que la había sentido de modo intenso (α de Cronbach: .89). En la muestra española el α de Cronbach cuando respondieron ante el escenario de infidelidad emocional fue .84 y cuando respondieron ante el escenario de infidelidad sexual fue .82. En la muestra cubana el α de Cronbach ante el escenario de infidelidad emocional fue .89 y de .91 ante el escenario de infidelidad sexual. En cada situación planteada de infidelidad se sumaron las puntuaciones emitidas por los participantes en cada uno de los adjetivos, obteniéndose una puntuación de reacción emocional global ante cada uno de los escenarios de infidelidad. Seguidamente, tuvieron que responder al dilema y elegir de las dos infidelidades (emocional vs. sexual), la que más les afectase. A continuación, los participantes indicaron el grado de dolor que les provocarían la infidelidad emocional y la sexual. La mitad de los sujetos leyeron en primer lugar el ítem que hacía referencia a la infidelidad emocional seguido del ítem sobre la infidelidad sexual, mientras que la otra mitad lo contestaron en el orden opuesto. Los ítems fueron los siguientes: Si “0” significa el mínimo dolor y “100” el máximo dolor, ¿qué grado de dolor te provocaría una infidelidad emocional de tu pareja? (pudiendo escoger cualquier cifra entre 0 y 100). Si “0” significa el mínimo dolor y “100” el máximo dolor, ¿qué grado de dolor te provocaría una infidelidad sexual de tu pareja? (pudiendo escoger cualquier cifra entre 0 y 100).

Por último, los sujetos respondieron al Inventario de Sexismo Ambivalente (ASI) de Glick y Fiske (1996), adaptado al castellano por Expósito, Moya y Glick (1998). Está compuesto por 22 ítems (11 ítems correspondientes al SH y 11 al SB), con un formato escala Likert (donde “0” significa “totalmente en desacuerdo” y 6 “totalmente de acuerdo”). El α de Cronbach de la súbescala de SH fue .89 (muestra española) y .82 (muestra cubana).Y el α de Cronbach de la súbescala de SB fue .87 (muestra española) y .78 (muestra cubana). Estos índices están en consonancia con los obtenidos Glick y Fiske (1996): α de Cronbach para la subescala de SH fue .92 y para la subescala de SB .85. Procedimiento Las muestras fueron seleccionadas mediante muestreo no probabilístico. En la muestra española, los evaluadores fueron alumnos de la Facultad de Psicología de la Universidad de Málaga que participaron voluntariamente en esta investigación. Y en la muestra cubana, los evaluadores fueron alumnos de la Facultad de Ciencias Sociales (Carrera de Psicología) de Santiago de Cuba que participaron voluntariamente. A los participantes se les informó que sus respuestas eran totalmente anónimas, a la vez que se les garantizaba la confidencialidad absoluta en el manejo de los datos. Resultados Para analizar las respuestas en el dilema de los hombres y las mujeres ante el tipo de infidelidad que más les afectó, se utilizó χ2 como hipótesis de asociación. En la muestra española y en la cubana, los datos no mostraron el patrón típico descrito por los psicólogos evolucionistas cuando respondieron al dilema (Buss, 2000). En la muestra española, la mayoría de las mujeres sí eligieron la infidelidad emocional como la más dolorosa (64% vs. 36%), pero los hombres también la eligieron (57,3% vs. 42,7%), χ2(1, 317) =

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1,41, p = .142. En la muestra cubana el patrón de respuestas fue distinto. La mayoría de los hombres sí eligieron a la infidelidad sexual como más estresante (64,3% vs. 35,7%), mientras que las mujeres eligieron casi en la misma proporción ambos tipos de infidelidades (51% vs. 49%), χ2(1, 200) = 4,73, p = .021. El patrón de respuesta obtenido en la muestra española fue modificado por el GC que se autopercibían los participantes. A partir de lo que respondieron en GC, se clasificó a los participantes en tres categorías: poco celosos (del percentil 1 al 25), moderadamente celosos (del percentil 26 al 75) y muy celosos (del percentil 76 al 100). Poco celosos se consideraron 89 sujetos. En este caso, las mujeres eligieron mayoritariamente la infidelidad emocional (79,6% vs. 20,40%), mientras los hombres eligieron casi en la misma proporción los dos tipos de infidelidades (52,5% vs. 47,5%), χ2(1, 89) = 7,35, p = .002. Entre los sujetos que se percibían moderadamente celosos (N = 147), los hombres (61,1% vs. 38,9%) y mujeres (72% vs. 28%) eligieron la infidelidad emocional, χ2(1, 147) = 1,87, p = .201. Muy celosos se consideraron 81 participantes. En este grupo se modificó el patrón de resultados de la muestra española: si bien los hombres eligieron otra vez la infidelidad emocional como más estresante (56,5% vs. 43,55%), las mujeres (62,1% vs. 37, 9%) eligieron la infidelidad sexual, χ2(1, 81) = 2,32, p = .144. En la muestra cubana, lo celosos que se autopercibían los participantes (GC) influyó en el tipo de las respuestas ante el dilema que emitían los sujetos. Cuando se percibían poco celosos (desde el percentil 1 al 25), a los hombres (64% vs. 36%) les afectaba más la infidelidad sexual y a las mujeres (52,6% vs. 47,46%) los dos tipos de infidelidades, χ2(1, 44) = 1,21, p = .261. El mismo patrón de respuestas emitieron los que se consideraban moderadamente celosos (del percentil 26 al 75): los hombres se preocuparon más por la infidelidad sexual (68, 4 vs. 31,6%) y las mujeres por ambos tipos de infidelidades (53,5% vs. 46,5%), χ2(1, 82) = 4,63, p = .046. Sin embargo, cuando los sujetos se percibían muy celosos (del percentil 76 al 100), tanto los hombres (64,7% vs. 35,5%) como las mujeres (57,5% vs. 43,5%), eran más afectados por la infidelidad sexual, χ2(1, 76) = .15, p = .557. Se realizaron análisis de varianza 2x2 (Sexo x País) para observar las reacciones emocionales y el dolor que provocaban los dos tipos de infidelidad en función del sexo y del país (véase Tabla I). En la reacción emocional ante la infidelidad emocional (REIE), las mujeres (M = 3,64, DT = 1,46) obtuvieron una puntuación más alta que los hombres (M = 3,38, DT = 1,49), F(1, 517) = 3,88, p = .049, y los españoles (M = 3,86, DT = 1,39) más que los cubanos (M = 3,16, DT = 1,40), F(1, 517) = 27,07, p = .001. Y fueron las mujeres españolas (M = 4,17, DT = 1,44), F(3, 517) = 6,73, p = .010, las que respondieron con una mayor REIE (Scheffé post hoc test, p > .05); más que los hombres españoles (M = 3,56, DT = 1,35), que los hombres cubanos (M = 3,20, DT = 1,62) y que las mujeres cubanas (M = 3,12, DT = 1,49). Entre los hombres y mujeres cubanos no hubo diferencias significativas. En la reacción emocional ante la infidelidad sexual (REIS), los españoles (M = 3,68, DT = 1,42) puntuaron más alto que los cubanos (M = 3,12, DT = 1,72), F(1, 517) = 14,92, p = .001. Las mujeres españolas (M = 4,00, DT = 1,44), F(3, 517) = 9,47, p = .002, puntuaron más alto en REIS que los hombres españoles (M = 3,36, DT = 1,48, Sheffé post hoc test, p > .05). Las mujeres cubanas (M = 3,11, DT = 1,71) y los hombres cubanos (M = 3,24, DT = 1,73) reaccionaron con un grado similar de intensidad emocional. Cuando los participantes tuvieron que indicar de forma independiente el dolor que les provocó la infidelidad emocional (DIE), se obtuvo en el ANOVA 2x2 (Sexo x País) que las mujeres (M = 86,85, DT = 21,30) expresaron un mayor DIE que los hombres (M = 79,62, DT = 24,25), F(1, 517) = 12,65, p = .001. No se apreciaron diferencias significativas ni en función del país ni en la interacción. Pero hay que destacar que las mujeres españolas (M = 87,39, DT = 18,71) expresaron mayor DIE que los hombres

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TABLA I Puntuaciones medias en reacción emocional ante la infidelidad emocional (REIE), en reacción emocional ante la infidelidad sexual (REIS), en dolor por la infidelidad emocional (DIE) y en dolor por la infidelidad sexual (DIS) en función del sexo y del país (desviación típica entre paréntesis) España

REIE REIS DIE DIS

Hombre (n = 117)

Mujer (n = 200)

Hombre (n = 98)

Cuba Mujer (n = 102)

Sexo

F País

SxP

3.56 (1.35) 3 36(1.44) 81.97 (20.06) 78.82 (23.18)

4.17 (1.44) 4.00 (1.48) 87.39 (18.71) 84.22 (20.40)

3.20 (1.62) 3.24 (1.73) 77.28 (28.40) 89.00 (19.45)

3.12 (1.49) 3.11 (1.71) 86.32 (23.89) 80.68 (28.04)

3.88* 2.01 12.65** .859

27.07** 14.92** 2.00 .333

6.73** 9.47** .794 12.49**

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*p < .01; **p < .001

(M = 81,97, DT = 20,06) y las mujeres cubanas (M = 86,32, DT = 23,89) más que los hombres cubanos (M = 77,28, DT = 28,44). En el dolor que provocaba la infidelidad sexual (DIS) sólo se apreciaron diferencias significativas en la interacción, F(3, 517) = 12,49, p = .001. Los hombres cubanos (M = 89,90, DT = 19,45) puntuaron más alto en DIS que las mujeres cubanas (M = 80,68; DT = 28,04, Scheffé post hoc test, p > .05). Mientras las mujeres españolas (M = 84,22, DT = 20,40) puntuaron más alto que los hombres españoles (M = 78,82, DT = 23,18). En la muestra española la correlación entre SH y SB fue r = .54 (p = .001). Se hallaron las correlaciones del SH y del SB con GE, GC, DIS y DIE. Cuando se halló las correlaciones del SH, controlando el efecto del SB, se obtuvo que el SH no correlacionó significativamente con ninguna de estas variables: r = -.03 con GE, r = .09 con GC, r = .01 DIS y r = -.03 con DIE. El SB correlacionó significativamente, controlando el efecto del SH, con GE (r = .13, p = .05), con GC (r = .24, p = .01), con DIS (r = .27, p = .01) y con DIE (r = .20, p = .01). En la muestra cubana la correlación entre SH y SB fue r = .50 (p = .01). Las correlaciones del SH, controlando el efecto del SB, con GE (r = -.04), con GC (-.02), con DIS (r = .00) y con DIE (r = -.11) no fueron significativas. El SB correlacionó, controlando el efecto del SH, con GE (r = .17, p = .05), con GC (r = .28, p = .01), con DIE (r = .24, p = .01) y con DIS (r = .18, p =.05). Se efectúo un ANOVA 2x2x2 (Sexo x País x Dilema) para observar en cada muestra el grado de SH, de SB y de GC de los hombres y las mujeres en función de la infidelidad que más les afectó (véase Tabla II). Los hombres (M = 4,54, DT = 1,29) fueron más sexistas hostiles que las mujeres (M = 3,44, DT = 1,26), F(1, 517) = 84,84, p = .001, los cubanos (M = 4,58, DT = 1,28) más que los españoles (M = 3,41, DT = 1,27), F(1, 517) = 96,83, p = .001 y los que eligieron la infidelidad sexual (M = 4,11, DT = 1,14) más que los que eligieron la emocional (M = 3,85, DT = 1,22), F(1, 517) = 4,02, p = .045. En Sexo x Dilema se encontraron diferencias significativas, F(3, 517) = 5,68, p = .017. Fueron las mujeres que eligieron la infidelidad emocional (M = 3,18, DT = 1,27) las que puntuaron más bajo en SH (Scheffé post hoc test, p > .05). Se obtuvieron diferencias significativas de segundo orden, F(7, 517) = 5,49, p = .019. Tras realizar las comparaciones múltiples a posteriori (Scheffé post hoc test, p > .05), entre los sujetos españoles hay que destacar que los hombres que eligieron la infidelidad sexual (M = 4,02, DT = 1,41) y los que eligieron la emocional (M = 3,85, DT = 1,33) fueron los más sexistas hostiles. Las mujeres españolas que eligieron la infidelidad emocional (M = 2,79, DT = 1,19) fueron las menos sexistas hostiles. Patrón idéntico de resultados se obtuvo en la muestra cubana: los hombres fueron los más sexistas hostiles y las mujeres que eligieron la infidelidad emocional (M = 3,58, DT = 1,36) las menos. En SB, los hombres (M = 4,41, DT = 1,21) puntuaron más alto que las mujeres (M = 4,09, DT = 1,28), F(1, 517) = 7,16, p = .008, los cubanos (M = 5,08, DT = 1,17)

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TABLA II Puntuaciones medias en sexismo hostil (SH), en sexismo benévolo (SB) y en autopercepción de celos (GC) de los hombres y de las mujeres en función de la infidelidad que más les afectó (emocional vs. sexual) y en función del país (España vs. Cuba). Desviación típica entre paréntesis

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España Cuba Hombre Mujer Hombre Mujer Inf. Emoc. Inf. Sex. Inf. Emoc. Inf. Sex. Inf. Emoc. Inf. Sex. Inf. Emoc. Inf. Sex. (n = 67) (n = 50) (n = 128) (n = 72) (n = 35) (n = 63) (n = 52) (n = 50)

F

p

SH

3.85 (1.33)

4.02 (1.41)

2.79 (1.19)

2.98 (1.18)

5.02 (1.16)

5.29 (1.29)

3.58 (1.36)

4.44 (1.34)

5.49*

.019

SB

3.44 (1.26)

3.88 (1.44)

2.90 (1.21)

3.05 (1.34)

5.15 (1.05)

5.18 (1.09)

4.45 (1.36)

5.45 (1.21)

2.27

.133

GC

40.74 (26.00)

39.90 (27.35)

40.82 (25.77)

61.16 (28.00)

54.00 (31.71)

50.54 (31.54)

62.36 (31.26)

61.82 (34.89)

2.60

.107

Inf. Emoc.: Infidelidad emocional; Inf. Sex.: Infidelidad sexual

más que los españoles (M = 3,43, DT = 1,31), F(1, 517) = 95,02, p = .001 y los que eligieron la infidelidad sexual (M = 4,50, DT = 1,27) más que los que eligieron la emocional (M = 4,00, DT = 1,22), F(1, 517) = 17,74, p = .001. Se obtuvieron diferencias significativas en Sexo x Dilema, F(3, 517) = 4,87, p = .028. Fueron las mujeres que eligieron la infidelidad emocional (M = 3,72, DT = 1,26) las que puntuaron más bajo en SB (Scheffé post hoc test, p > .05). En GC, las mujeres (M = 56,54, DT = 37,71) fueron más celosas que los hombres (M = 46,29, DT = 29,23), F(1,517) = 13,11, p = .001 y los cubanos (M = 57,18, DT = 32,43) más que los españoles (M = 45,65, DT = 27,78), F(1,517) = 16,57, p = .001). En Sexo x Dilema, F(3, 517) = 4,53, p = .034, las mujeres que eligieron la infidelidad sexual (M = 61,49, DT = 31,44) fueron las más celosas (Scheffé post hoc test, p > .05). En Dilema x País, F(3, 517) = 4,30, p = .039, los españoles que eligieron la infidelidad emocional fueron los menos celosos (M = 40, 78, DT = 25,88), seguidos de los españoles que eligieron la infidelidad sexual (M = 50,53, DT = 27,67; Scheffé post hoc test, p > .05). Discusión Fue distinto el patrón de resultados obtenido en las dos muestras. En la muestra española, en las respuestas al dilema, la mayoría de los hombres y la mayoría de las mujeres eligieron la infidelidad emocional como la más molesta, sin que se apreciaran diferencias significativas entre ambos sexos. En la muestra cubana sí se apreciaron diferencias significativas: mientras la mayoría de los hombres se preocuparon más por la infidelidad sexual, la mitad de las mujeres lo hicieron por la infidelidad sexual y la otra mitad por la infidelidad emocional. Cuando tuvieron que indicar el dolor que les provocaron ambos tipos de infidelidades, el patrón de respuestas fue también distinto en las dos muestras. En la española, las mujeres se sintieron peor que los hombres en ambas infidelidades. Por el contrario, en la muestra cubana, los hombres indicaron que la infidelidad sexual les provocó más dolor y las mujeres indicaron la infidelidad emocional. Además, en la muestra española se obtuvo que las mujeres manifestaron una mayor reacción emocional en los dos tipos de infidelidades, mientras que en la muestra cubana no se obtuvieron diferencias significativas entre hombres y mujeres. Los datos de la muestra española no apoyaron los postulados evolucionistas (Buss, 2000), ya que a ambos sexos les afectó más la infidelidad emocional si se tenía en cuenta

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las respuestas proporcionadas ante el dilema. Si se consideran la reacción emocional y el dolor que les provocarían los dos tipos de infidelidades, las mujeres puntuaron más alto que los hombres. Este patrón de resultados ya se ha obtenido en investigaciones realizadas en España (Canto, García-Leiva y Gómez-Jacinto, 2009; Canto, García-Leiva, Perles, San Martín y Ruiz, 2009). También los datos obtenidos vuelven a confirmar que las personas más celosas se ven más afectadas por la infidelidad sexual (Canto et al., 2009). En la muestra cubana los resultados sí se ajustan más a los postulados evolucionistas (Buss, 2000), principalmente cuando los sujetos tuvieron que señalar el dolor que les provocaron las dos infidelidades. Según los psicólogos evolucionistas, los datos de la muestra cubana en el dilema sí apoyan los postulados evolucionistas, ya que el único dato relevante que debe ser considerado es la interacción entre el tipo de infidelidad por sexo (Sagarin, 2005). Lo que hay que considerar es la diferencia relativa entre hombres y mujeres en cada infidelidad (diferencias intersexo), esto es: si la infidelidad emocional afecta a más mujeres que a hombres y si la infidelidad sexual afecta a más hombres que mujeres, se cumplen los postulados evolucionistas. Sin embargo, Harris (2005) no está de acuerdo con esta interpretación atenuada de los postulados evolucionistas, ya que la hipótesis evolucionista asume no sólo las diferencias intersexo, sino también las diferencias intrasexo, esto es: que a la mayoría de los hombres les afecta más la infidelidad sexual y a la mayoría de las mujeres la infidelidad emocional. En la muestra cubana se dieron las diferencias intersexo pero no las diferencias intrasexo. La mayor adecuación de los resultados de la muestra cubana a las tesis evolucionistas puede reflejar que los cubanos, tanto hombres como muchas mujeres, sean muy sensibles a la infidelidad sexual. Esta afirmación se apoya en tres datos: comparándose con la muestra española, la muestra cubana puntúa muy alto en sexismo, en GC y el 39,9% de los sujetos reconoce que han sido infieles. La puntuación elevada en sexismo explicaría la visión estereotipada de las relaciones de pareja y la exigencia normativa de la adecuación de las mujeres al estereotipo de género tradicional (Glick y Fiske, 2001), mientras que también son más conscientes de la posibilidad de infidelidad en las relaciones de pareja. Los celos están influidos por múltiples factores, entre los que se encuentran los factores culturales (Hatfield et al., 2007), los cuales proponen e imponen modelos de amor románticos y las distintas formas en las que debe vivenciarse la experiencia de los celos (Pines, 1998). En esta investigación se ha analizado el papel que puede desempeñar el sexismo en el tipo de infidelidad que más afectó a los sujetos. Tal como se esperaba obtener (Glick y Fiske, 2001), en las dos muestras los hombres fueron más sexistas (SH y SB) que las mujeres, así como los cubanos lo fueron más que los españoles. Además se obtuvo que los participantes que eligieron la infidelidad sexual fueron más sexistas hostiles y más sexistas benévolos que los que eligieron la infidelidad emocional. Sin embargo, los hombres no se diferenciaban en su grado de sexismo en función de la infidelidad que más les afectó. En la muestra española los que eligieron la infidelidad sexual fueron levemente más sexistas hostiles y benévolos que los que eligieron la infidelidad emocional, pero las diferencias no fueron significativas. Los datos no apoyan la hipótesis que sostenía que las mujeres que puntuasen alto en SB les afectaría más la infidelidad emocional, ya que las mujeres más afectadas por la infidelidad emocional han puntuado bajo en SB y en SH. Además, hay que resaltar que las mujeres cubanas que se preocuparon más por la infidelidad sexual fueron las que puntuaron más alto en SB (M = 5,45, DT = 1,21), al mismo nivel que los hombres cubanos. Las personas que puntúan alto en SH muestran una actitud hostil hacia las mujeres que desafían al patriarcado y que viven de forma activa su sexualidad y no cumplen con las expectativas tradicionales asociadas al rol de mujer (Moya, 2004). Al estar estrechamente relacionados el SH y el SB y al correlacionar positivamente, se puede afirmar que los hombres que puntúan alto en ambos tipos de sexismo pueden sentirse muy afectados

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por la infidelidad sexual, ya que lo experimentan como una ofensa a su honor (Puente y Cohen, 2003). Por su parte, las mujeres que puntúen alto en SH y SB han interiorizado la ideología sexista en relación al estereotipo asociado a las mujeres (Pozo, Martos, Salvador, Alonso y Hernández, 2008). Estas mujeres se podrían sentir muy molestas por la infidelidad sexual de su pareja, ya que, aún habiendo asumido un rol relativamente tradicional para obtener los beneficios del SB, si sus parejas les han sido infieles, ha sido con mujeres que han aceptado tener una relación sexual quizá de carácter esporádico. Expresado con otras palabras, las mujeres sexistas mantendrían actitudes hostiles hacia ciertas mujeres sexualmente activas que no se ajustan al rol tradicional de mujer y que ponen en peligro su relación con el hombre del que dependen. Futuras investigaciones deberán tratar de indagar con más precisión la forma en la que los hombres y las mujeres sexistas experimentan los celos cuando sus parejas les han sido infieles tanto sexual como emocionalmente. Futuros estudios deberán considerar el papel que pueden desempeñar determinadas variables ideológicas que influyen en los modelos y mitos asociados a las relaciones románticas, en los comportamientos considerados como deseables y apropiados a los hombres y a las mujeres, y en el modo en que deberían experimentarse la ofensa que puede suponer la infidelidad de las parejas. Variables ideológicas tales como el sexismo y el grado en el que los sujetos estimen que la infidelidad que sufran es una ofensa a su honor (López-Zafra y Rodríguez, 2008), entre otras, pueden estar interviniendo en los modelos a seguir en las relaciones románticas.

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