Protocolo de acogida para los familiares de los pacientes críticos en una UCI polivalente

colaboraciones Protocolo de acogida para los familiares de los pacientes críticos en una UCI polivalente. JOAQUÍN JESÚS BLANCA GUTIÉRREZ Enfermero de...
1 downloads 0 Views 233KB Size
colaboraciones

Protocolo de acogida para los familiares de los pacientes críticos en una UCI polivalente. JOAQUÍN JESÚS BLANCA GUTIÉRREZ Enfermero de la Unidad Especial del Hospital de Montilla (Córdoba). RAFAEL MUÑOZ SEGURA Enfermero de la Unidad Especial del Hospital de Montilla (Córdoba). JULIA HERVÁS PADILLA Supervisora de la Unidad Especial-Urgencias del Hospital de Montilla (Córdoba). CARMEN MARÍA ALBA FERNÁNDEZ Directora de Cuidados de Enfermería del Hospital de Montilla (Córdoba).

RESUMEN Introducción: Nuestro trabajo recoge las aportaciones que la evidencia enfermera española e iberoamericana ha realizado con respecto a los familiares del paciente crítico así como las recomendaciones que la Sociedad Andaluza de Enfermería de Cuidados Críticos ha realizado respecto a la participación de estas familias en los cuidados. Material y método: revisión de las Bases de Datos CUIDEN PLUS, ENFISPO y LILACS. Discusión y consenso entre los autores. Técnica Delphi en la que participan enfermeras, auxiliares y facultativos de nuestra unidad. Resultados: los apartados de nuestro protocolo son INGRESO DEL PACIENTE, MONITORIZACIÓN, PAUTAS GENERALES Y ESPECÍFICAS DE ACTUACIÓN, PARTICIPACIÓN DE LA FAMILIA EN LOS CUIDADOS, INFORMACIÓN y EL PACIENTE ACOMPAÑADO POR SU FAMILIA. Discusión: un régimen más abierto de visitas, la participación activa de los familiares como cuidadores, el aumento de la información proporcionada y un mayor protagonismo de las enfermeras en la misma, son algunos de los aspectos propuestos. PALABRAS CLAVE: Cuidados Intensivos, Protocolo, Paciente crítico, Familia, Información, Participación Protocolo de acogida para los familiares de los pacientes críticos en una UCI polivalente. INTRODUCCIÓN Durante nuestra práctica asistencial en una unidad dedicada al cuidado de pacientes en situación crítica, constatamos como los familiares y acompañantes atraviesan una situación traumática y con importantes consecuencias para la vida futura tanto del enfermo como de los propios seres queridos. Los primeros momentos

son los más delicados, la familia llega a un ambiente desconocido, intuyendo que las próximas horas serán cruciales. Su padre, madre, hijo, hermano…, está inconsciente, rodeado de cables, conectado a tubos…, no saben si son las últimas horas que van a estar a su lado o si quedará incapacitado para el resto de su vida. Las enfermeras hemos tratado ampliamente el tema de la familia del paciente en estado crítico y así queda constancia en nuestras publicaciones. He aquí una breve reseña de algunas de ellas: La Sociedad Andaluza de Enfermería de Cuidados Críticos, basándose en el consenso y en la revisión bibliográfica, elaboró 58 recomendaciones acerca de la participación de las familias dentro de los cuidados que se desarrollan en este entorno. (1) Bernat Adell y cols. realizaron un estudio descriptivo en el que utilizando como herramienta un cuestionario recogieron datos acerca de la opinión de las familias acerca de la información recibida en una Unidad de Cuidados Intensivos. Los resultados nos muestran unos niveles de satisfacción altos hacia la misma, señalando como aspectos a mejorar la poca frecuencia y extensión de la misma, así como en ocasiones la falta de privacidad y la falta de amabilidad mostradas durante su desarrollo. Los autores reclaman además una mayor participación de las enfermeras durante este proceso. (2) Velasco Bueno y cols. a través de un diseño observacional, nos muestran cuales son las características de las visitas de las UCIs españolas, a través de un cuestionario en el que se recogieron datos de 98 centros. Nos muestran como a pesar de la evidencia que existe en contra, las visitas siguen siendo restrictivas (2 al día y de media hora de duración). La información proporcionada es frecuentemente escasa (una vez al día) y preferentemente ofrecida por los facultativos. (3) Arricivita Verdasco y cols. vuelven a tratar el tema de las visitas mediante un estudio descripti-

INQUIETUDES nº 35 | junio - diciembre 2006 | p. 10

vo transversal que llevaron a cabo en las UCIs de la Comunidad Autónoma Canaria. En la mitad de los centros encuestados no se limita el número de visitas, teniendo éstas una temporalidad que oscila entre los 30 y los 60 minutos. La información se produce una o a lo sumo dos veces al día, siendo proporcionada casi exclusivamente por el médico. Sólo una de las unidades tenía un protocolo de acogida a las familias. (4) Mediante un abordaje fenomenológicocualitativo y usando de la entrevista en profundidad, Uribe Escalante y cols. nos acercan a las vivencias y a como afrontan este proceso tan traumático estas familias. Los familiares muestran aflicción, angustia, fe y esperanza, fortaleza, desconocimiento, preocupación y ansiedad. Concluyen con la importancia de la información (sobre la propia unidad y sobre el pronóstico de la enfermedad) y de la comunicación personalizada, asertiva y frecuente para minimizar las emociones y crear un ambiente de seguridad y confianza. (5) Concha Zaforteza nos propone una reflexión en la que señala la falta de estrategias de afrontamiento emocional que hay en las UCIs, tanto para los pacientes-familias como para los propios profesionales. Las necesidades de los familiares (tener información comprensible, sentir esperanza, cercanía con el ser querido, soporte y confort) serían descuidadas a favor de aspectos más biológicos y derivados de diagnósticos médicos. Se postula en la necesidad de una formación más amplia de las enfermeras en cuidados derivados de la Enfermería de Salud Mental y poder aplicarlos en personas como estas familias en las que la situación excede a su capacidad de afrontamiento. (6) Rodríguez Martínez y cols. realizaron un ensayo clínico controlado en el que al grupo experimental se le proporcionó un programa de participación familiar en los cuidados. Para ello, las familias participantes accedieron a las UCIs en horario de 8,30 h. a 10 h.y colaboraron con los profesionales en las actividades de higiene general y de la boca, movilización cama-sillón, movilización pasiva de miembros y alimentación. Concluyeron que el programa disminuía los niveles de ansiedad de la familia (test STAI), que el mismo no modificaba el estado cognitivo del paciente pero sí influía en un cambio de creencias y actitudes dentro de las enfermeras. (7) Zaforteza y cols. plantean un estudio cualitativo en el que emplean la observación y una serie de entrevistas semiestructuradas para acercarnos a las expectativas de las enfermeras con respecto a su relación con los familiares del paciente crítico. El estudio se mueve dentro del marco teórico que considera relaciones personales y profesionales como relaciones de poder (Foucault). Se concluye con la necesidad de desarrollar estándares de calidad que guíen la atención de estas familias y una vez más apelan a

la formación para que las enfermeras seamos capaces de afrontar estas situaciones de extrema tensión tanto para las familias como para los propios sanitarios. (8) Según los autores una mayor calidad en el proceso de atención a los familiares requiere un replanteamiento de la docencia en enfermería, de la gestión y un cambio en las relaciones de poder dentro de las unidades que pasa por un refuerzo del rol profesional autónomo. (9) Díaz Sánchez y Díaz Sánchez vuelven a utilizar un diseño cualitativo esta vez también a través de la observación participante y de las entrevista en profundidad. A pesar de que las familias consideran la relación con el profesional sanitario como determinante para afrontar su situación, dicha relación es percibida como ineficaz por ambas partes (familias y profesionales). Las enfermeras participantes en el estudio seguían sin considerar como objeto también prioritario de su atención a los seres queridos de los pacientes. (10) La bibliografía también es clara con respecto a la necesidad de elaborar “estándares” de actuación para los profesionales sanitarios que se enfrentan a esta situación y los beneficios que ello aporta para estos y para los propios familiares: Alfonso Pérez y cols. nos muestran la labor que vienen realizando dentro de la información enfermera a los familiares de los críticos. Dicha información se ha sistematizado en persona, tiempo y espacio y sus resultados positivos se han evidenciado mediante un cuestionario diseñado para tal finalidad. (11) Torrents Ros y cols. evaluaron el impacto de una acogida protocolizada (con el apoyo de una guía informativa) mediante un estudio descriptivo prospectivo a través de cuestionarios. El 76% de los pacientes manifestó que la consideraban necesaria y el 86% que proporcionaba información suficiente. La satisfacción se midió mediante una escala de 1 a 10, alcanzándose una mediana de nueve en todos sus apartados. (12) Candelas Bermejo y cols. emplearon una metodología similar esta vez en una muestra más amplia (562 pacientes) y en el contexto de una UCI de coronarios. La aplicación de un protocolo

INQUIETUDES nº 35 | junio - diciembre 2006 | p. 11

de enfermería produjo una reducción de los niveles de incomodidad, inseguridad, estrés y miedo. En definitiva se redujo el impacto emocional que supone para el paciente-familia el ingreso en este tipo de unidades. (13) Con nuestro trabajo pretendemos mostrar un ejemplo de protocolo de acogida empleado en el contexto de una UCI polivalente como es la Unidad Especial del Hospital de Montilla (Córdoba). Nuestra Unidad Especial es una superficie rectangular que consta de 18 habitaciones individuales, dotadas de tecnología avanzada que permite la monitorización continua del paciente. No hay cama asignada a especialidad concreta sino que se adaptan a las características de cada paciente. Este nuevo concepto posibilita adecuar las unidades a la demanda real existente en cada momento, sin limitar “a priori” la disponibilidad de camas de ninguna especialidad (M. Intensiva, Observación, Cardiología, M. Interna, Digestivo…). El criterio para decidir si un paciente ingresa en la unidad, no depende de la especialidad sino del nivel de cuidados que requiere, en este caso amplios o muy amplios (TABLA 1: Sistema de clasificación de pacientes según niveles de cuidados). MATERIAL Y MÉTODOS El primer paso para la elaboración de nuestro protocolo ha sido la búsqueda bibliográfica. Hemos realizado una revisión sistemática en las Bases de Datos Bibliográficas CUIDEN PLUS, ENFISPO y LILACS. Los términos empleados para la búsqueda, combinados mediante diversas combinaciones de operadores booleanos han sido los de “familia”, “críticos”, “UCI” y “protocolo de acogida”. Los estudios primarios y secundarios incluidos en nuestro estudio fueron recogidos por dos de los autores y confirmada su inclusión por los otros dos. Para la escritura definitiva del protocolo recurrimos al consenso entre los cuatro firmantes del trabajo. Durante el año 2005 hemos desarrollado una línea de investigación cualitativa, a través de la cual hemos podido acercarnos al afrontamiento y a las vivencias tanto de los propios pacientes como de sus familias cuando ingresan en nuestra Unidad Especial del Hospital de Montilla. Dichos testimonios han constituido una herramienta de primer orden con la que enriquecer nuestro protocolo con las opiniones y las experiencias de los propios pacientes-familias. (14) Diversos miembros de nuestra Unidad, de diversas categorías profesionales (facultativos, enfermeros y auxiliares), han participado en una técnica Delphi, cuyas conclusiones nos han permitido enriquecer nuestro protocolo contando con el punto de vista de los profesionales sanitarios. Los resultados de esta técnica Delphi, fueron comunicados en el II encuentro de la

Sociedad Andaluza de Enfermería de Cuidados Críticos y Urgencias (Córdoba, Noviembre de 2005). RESULTADOS. PROTOCOLO DE ACOGIDA INGRESO DEL PACIENTE EN LA UNIDAD. La enfermera responsable del paciente en Urgencias acompaña al mismo durante su traslado a la Unidad Especial, encargándose de realizar el relevo de enfermería, la entrega de documentación clínica necesaria a los compañeros y junto con ellos la acomodación del paciente en el Box correspondiente. De esta manera garantizamos la continuidad de cuidados entre ambas unidades. El celador de Urgencias acompaña a los familiares a la sala de espera de la Unidad Especial, indicándoles que de inmediato, y una vez que su familiar esté acomodado en el Box, les acompañaremos a verlo y a recibir información sobre su proceso. Una vez el paciente está situado, monitorizado (si procede) y se han puesto en marcha las primeras medidas terapéuticas, el facultativo responsable informa sobre el tratamiento médico y el pronóstico en un despacho habilitado para tal. La enfermera responsable acompaña acto seguido a la familia a la habitación de su ser querido. Les informa de los primeros cuidados que se están realizando y aprovecha esta primera toma de contacto para recabar junto con el paciente (si su estado lo permite) todos los datos necesarios para la valoración. Se informa también sobre las instalaciones generales del Hospital y sobre sus circuitos. Es importante que esta primera toma de contacto entre cuidadores, facultativos, familiares y enfermo no sea demorada en absoluto, debido a la elevada carga emocional por la que está atravesando esta familia y este paciente, aumentada además por la propia separación. MONITORIZACIÓN La monitorización del paciente debe estar prescrita en el tratamiento. De no ser así, no se monitoriza. Tanto las alarmas, como los propios cables necesarios para la técnica, incrementan la incomodidad así como la sensación de gravedad del paciente y su familia. Sólo los pacientes a cargo del servicio de Medicina Intensiva o Anestesia son monitorizados de manera rutinaria sin necesidad de prescripción. El tipo de monitorización debe estar indicada en el tratamiento: EKG continuo, pulsioximetría, tensión arterial (no invasiva o invasiva), Presión Venosa Central, Gasto Cardíaco…

INQUIETUDES nº 35 | junio - diciembre 2006 | p. 12

PAUTAS GENERALES DE ACTUACIÓN El establecimiento de una relación comunicativa eficaz entre paciente-familia-profesional requiere que nos presentemos por nuestro nombre y categoría una vez que entramos por primera vez en contacto con ellos y siempre que sea necesario. El respeto a la intimidad exige que la comunicación o cualquier acto cuidador sea llevado a cabo manteniendo un ambiente lo más privado posible. Los pacientes tienen derecho a que los actos clínicos no sean interrumpidos ni siquiera por otros profesionales que sean ajenos a esos actos clínicos. Antes de realizar cualquier tipo de procedimiento este es explicado al paciente-familia, solicitando además su colaboración y su consentimiento. Al final de cada explicación se verifica la comprensión de la misma preguntando sobre las dudas al respecto y si hay algún punto que requiera mayor aclaración. El mantenimiento de una actitud serena, relajada, facilita la fluidez de la comunicación y que el paciente-familia exprese sus dudas, temores, vivencias… Utilizar siempre un enfoque sereno aporta seguridad, tranquilidad y confianza. Es fundamental el tono de voz, que debe ser neutro, respetuoso y nunca elevado (salvo alteraciones auditivas que los precisen). Se debe utilizar un lenguaje claro y sencillo, sin tecnicismos y empleando mensajes cortos y concretos. PAUTAS ESPECÍFICAS DE ACTUACIÓN. En el caso de niños o menores se intenta que éstos continúen con los hábitos de alimentación, así como los horarios de actividad-juego, descanso-sueño, semejantes a los patrones habituales de su hogar. Se proporcionan aquellas actividades lúdicas acordes con su edad y su tipo de proceso asistencial. Es fundamental facilitar el contacto filial así como la comodidad de los padres. En el caso de pacientes discapacitados se hace aún más evidente la necesidad de que permanezca acompañado por sus familiares. En los casos en los que la discapacidad afecta a la comunicación, se contacta con el Supervisor para proporcionar los instrumentos necesarios para favorecerla (intérprete, iconogramas…) En el caso de pacientes extranjeros se proporcionan igualmente instrumentos que favorezcan la comunicación efectiva. Ante todo, se mantiene el respeto a la diversidad en cuanto a las costumbres y estilos de vida, así como a as vivencias y creencias particulares respecto al proceso saludenfermedad de estos pacientes-familias. Especial consideración merece en estos casos el tema de la intimidad, no se trata de imponer nuestros criterios sino de adaptar nuestros cuidados a las

particularidades que sobre esta necesidad manifiesta cada grupo humano. Se considera paciente “frágil” a aquél que cumple tres o más de los siguientes criterios. • Patología/s crónica/s que condiciona/n incapacidad funcional. • Polimedicados. • Deterioro mental: cognitivo y/o depresión. • Incapacidad para realizar las actividades de la vida diaria (AVD) y/o incapacidad para salir a la calle. • Edad superior a 80 años. • Aislamiento social y/o carencia de familia que lo atienda aunque cuente con otros apoyos. La enfermera responsable contactará telefónicamente con el Enfermero Comunitario de Enlace para preparar el regreso del paciente “frágil” y su familia al hogar. En el caso de encontrarnos en fin de semana, festivo o víspera, se contacta con el Supervisor de Guardia, el cual pone en marcha el programa de seguimiento telefónico de Salud Responde. PARTICIPACIÓN DE LA FAMILIA EN LOS CUIDADOS DEL PACIENTE CRÍTICO La participación de los familiares del paciente crítico en los cuidados influye muy positivamente tanto en el enfermo, como en los familiares y los profesionales. (7) Se define Participación Familiar en el cuidado del paciente crítico al proceso por el que uno o varios miembros significativos de la unidad familiar se involucran de forma voluntaria, gradual y guiada por la enfermera responsable del paciente, en el cuidado de su ser querido en función de sus posibilidades y la situación éste. Se diferencia de la visita en que no ocurre de forma ocasional y sujeta a normas generales de la institución, sino que responde a un continuo establecido por el acuerdo entre el paciente, el equipo asistencial y el familiar, individualizado a cada situación, cuya intencionalidad trasciende el mero acompañamiento y pretende la maximización de los posibles efectos beneficiosos derivados de la interacción directa entre seres queridos, sustentándose en el establecimiento de comunicación terapéutica y relación de ayuda. (1) La enfermera y la auxiliar de enfermería coincidiendo con el momento de la primera toma de contacto tras la recepción del paciente en la unidad, son las encargadas de identificar a esos familiares significativos capaces de asumir el rol de cuidador de soporte. Su grado de participación será determinado por el deseo del paciente, los familiares y los propios profesionales. La participación en el cuidado será de carácter progresivo. La enfermera y la auxiliar proporcionan a la familia los conocimientos necesarios para

INQUIETUDES nº 35 | junio - diciembre 2006 | p. 13

colaborar en los siguientes cuidados: higiene general, afeitado o maquillaje, movilización de la cama al sillón, deambulación, movilización pasiva, alimentación, administración de medicación oral, cambios posturales. (7) INFORMACIÓN Mantener informado al paciente y a su familia en todo momento, disminuye la ansiedad. No olvidemos lo complicado de la situación por la que están atravesando, a la que se unen, la incertidumbre sobre el diagnóstico, el miedo a lo desconocido, así como una serie de sensaciones que se experimentan por encontrarse fuera del entorno habitual y del hogar. Los familiares reciben información diaria por parte del facultativo responsable, y cuando durante la evolución surgen complicaciones, o debe realizarse algún tipo de técnica de urgencia. Se producirá en el despacho habilitado para tal fin. La información proporcionada por enfermeras y auxiliares es continua. Versará sobre cualquiera de las intervenciones-actividades de enfermería que vamos a realizar. Se produce tanto por demanda de la propia familia-paciente como del profesional y también antes de realizar cualquier procedimiento, aprovechando este momento para solicitar su consentimiento y colaboración. Dicha información puede producirse “in situ”, siempre y cuando se mantengan unas mínimas condiciones de idoneidad del ambiente (sin interrupciones, ruidos…) y se mantenga el respeto a la intimidad. También se puede usar para la misma el despacho de información de los facultativos, así como el despacho del Supervisor de la unidad. EL PACIENTE ACOMPAÑADO POR SU FAMILIA La evidencia es clara con respecto al tema de las visitas en las Unidades destinadas al cuidado de pacientes críticos. El establecimiento de políticas no restrictivas es una necesidad demandada por pacientes y familiares, con efectos beneficiosos contrastados para ellos y para los profesionales sanitarios. (7) Considerando que aún no están claros los efectos de la presencia del familiar en situaciones de emergencia (1) ni ante la realización de técnicas terapéuticas o diagnósticas agresivas, en pacientes con situación de riesgo vital extremo, el acompañamiento del familiar se facilitará de forma progresiva, conforme la evolución del paciente (por derivar en mejoría o por el contrario en situación de exitus inminente) vaya reduciendo la necesidad de este tipo de intervenciones cruentas. Esta incorporación gradual de la familia en el entorno de la unidad es valorada de manera continua y conjunta por la enfermera y el facultativo responsables del paciente en cuestión. Se hace además necesaria para facilitar la ya

comentada participación de la familia en los cuidados. Para los pacientes fuera de la situación de riesgo vital, no hay ningún tipo de restricción, incluso un familiar puede pasar la noche junto con el paciente, para lo cual se le facilitan las condiciones de habitabilidad necesarias (sillón reclinable, material de lencería…). Al acompañante se le proporciona una bata de papel desechable, con el objetivo de disminuir el riesgo de infecciones cruzadas. Para fomentar el reposo y la tranquilidad del enfermo se procura que sea un único familiar el que permanece a su lado, no permitiéndose que más de dos familiares permanezcan en la habitación. En el caso de que el enfermo sea un niño se facilitará la permanencia continua de ambos padres. Se ofrecerá la posibilidad de visitas de menores a sus seres queridos siempre que: se valore previamente el nivel de capacidad del menor, su grado de comprensión de la situación, se le anticipe las características del entorno que va a ver, se produzca en presencia de un progenitor y se evalúe posteriormente el impacto de la visita. (1). DISCUSIÓN El tema de la política de visitas en las Unidades de Cuidados Intensivos sigue siendo comprometido. A pesar de los trabajos al respecto que recomiendan el llamado sistema de “UCI de puertas abiertas”, en España aún seguimos reticentes a ponerlo en marcha de manera generalizada. (3) (4) (7) Los beneficios para el paciente-familia del acompañamiento continuo han sido demostrados por los estudios primarios, pero la evidencia aún no es capaz de arrojar luz sobre el efecto de la presencia familiar ante situaciones como la Reanimación CardioPulmonar u otras igualmente muy comprometidas (1). En pacientes extremadamente graves estas técnicas son frecuentes por lo que al final se merma considerablemente la cantidad y la calidad de la visita o acompañamiento. Muchas veces somos los propios profesionales los que nos mostramos reacios a una política más liberal a este respecto, lo cual pasa por un cambio de nuestra propia cultura cuidadora, en la que todavía prima a veces una concepción paternalista de la atención. Cuando este sistema de “puertas abiertas” transforma además al familiar de un mero espectador en un participante activo en la recuperación del paciente, disminuyen las creencias negativas del profesional al respecto (7). Otro tanto ocurre con la información proporcionada al paciente y a sus familiares. A pesar de su influencia clara en la disminución de los niveles

INQUIETUDES nº 35 | junio - diciembre 2006 | p. 14

de ansiedad, son los propios usuarios los que reclaman un aumento de la duración y la frecuencia de la misma (2) (3) (4) (5). Dicha información además, sigue siendo competencia casi exclusiva del facultativo. Las enfermeras debemos aumentar nuestro protagonismo en este proceso, manteniendo en todo momento informados a nuestros pacientes-familias de los pormenores de los cuidados y técnicas que les estamos proporcionando. CONCLUSIÓN Con el presente trabajo pretendemos proporcionar una asistencia de mayor calidad a nuestros pacientes críticos, considerando además también como elemento fundamental de nuestra atención a sus familias. Hemos tratado de incorporar a nuestra asistencia diaria y a las particularidades de nuestra unidad, por un lado la evidencia enfermera española e iberoamericana sobre el trato con estas familias y por otro lado las recomendaciones que la Sociedad Andaluza de Enfermería de Cuidados Críticos ha realizado respecto a la implicación de estas familias en los cuidados. BIBLIOGRAFÍA 1. Torres Pérez, LF; Morales Asensio, JM. Participación familiar en el cuidado del paciente crítico. Recomendaciones de la Sociedad Andaluza de Enfermería de Cuidados Críticos. Evidentia 2004 mayago;1(2). 2. Bernat Adell, MD; Tejedor López, R; Sanchís Muñoz, J. ¿Cómo valoran y comprenden los familiares la información proporcionada en una unidad de cuidados intensivos? Enferm Intensiva 2000 ene-mar 11(1):3-9. 3. Velasco Bueno, JM; Prieto de Paula, JF; Castillo Morales, J; Merino Nogales, N; Perea-Milla López, E. Las visitas en la UCI: ¿Es hora de cambiar? Organización de las visitas de familiares en las Unidades de Cuidados Intensivos en España. Enferm Intensiva 2005; 16: 73-83 4. Arricivita Amo, Ángel Luis; Cabrera Figueroa, Julián; Arias Hernández, Mercedes; Robayna Delgado, Mª del Cristo; Díaz Rodríguez, Lourdes. Características de la organización de las visitas en las unidades de cuidados críticos de la Comunidad Autónoma de Canarias. Rev Enferm Cardiol 2002 ene-abr. 25:36-40

mera de la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Presencia 2005 jul-dic;1(2). 7. Rodríguez Martínez, MC; Rodríguez Morilla, F; Roncero del Pino, Á; Morgado Almenara, MI; Johannes Theodor, B; Flores Caballero, L; Cortés Macías, G; Aparcero Bernet, L A; Almeida González, C. Implicación familiar en los cuidados del paciente crítico Enferm Intensiva 2003 jul-sep 14(3):96-108 8. Zaforteza Lallemand, C; Pedro Gómez, J E; Gastaldo, D; Lastra Cubel, PM; Sánchez-Cuenca López, P. ¿Qué perspectivas tienen las enfermeras de unidades de cuidados intensivos de su relación con los familiares del paciente crítico? Enferm Intensiva 2003 julsep 14(3):109-119 9. Zaforteza Lallemand, C; Gastaldo, D; SánchezCuenca López, P; de Pedro, JE; Lastra, P. Relación entre enfermeras de Unidades de Cuidados Intensivos y familiares: Indicios para el cambio. Nure Investigación nº3, marzo de 2004. 10.Díaz Sánchez, A; Díaz Sánchez, N. Ampliando horizontes: una experiencia sobre las vivencias de los familiares de pacientes críticos. Nure Investigación nº10, noviembre de 2004. 11. Alfonso Pérez, DP; Contreras Pereira, I; Cumbrera Díaz, E; Fernández Vázquez, M; García Navarro, S; Martín Sánchez, B. Información enfermera a familiares de pacientes críticos Tempus Vitalis 2003 sepdic 3(3). 12.Torrents Ros, R; Oliva Torras, E; Saucedo Fernández, MJ; Surroca Sales, L; Jover Sancho, C. Impacto de los familiares del paciente crítico. Ante una acogida protocolizada. Enferm Intensiva 2003 abr-jun 14(2):49-60. 13.Candelas Bermejo, MA; Sandonís Ruiz, LM; Álvarez Barreiro, S; Barrenetxea Larizgoitia, MI; Cabezudo Aguado, I; De Pablo Yagüe, M; Etxebarria Arrate, E; Furones Guerra, MJ; Gómez López, F ;Guevara Jiménez, C; Ibáñez Vallejo, MB ; Lancho Lancho L ; Pereiro Etxebarria L. Protocolo de enfermería en la atención al paciente y familia al ingreso en la unidad coronaria. Rev Enferm Cardiol 2003 sept-dic. 30:32-38. 14.Blanca Gutiérrez, JJ; Muñoz Segura, R; Hervás Padilla, J; Alba Fernández, CM. El padecimiento en los pacientes con Síndrome Coronario Agudo. Index de Enfermería. En prensa.

5. Uribe Escalante, MT; Muñoz Torres, C; Restrepo Ruiz, J. Percepción familiar del paciente crítico cardiovascular Invest Educ Enferm -Col- 2004 sep XXII(2):50-61. 6. Zaforteza Lallemand C. Familiares del paciente crítico: sobre las dificultades de la enfer-

INQUIETUDES nº 35 | junio - diciembre 2006 | p. 15

CARACTERÍSTICAS

EJEMPLOS ORIENTATIVOS

MIN. POR TURNO

• Pueden comer de forma autónoma o con una pequeña ayuda. • Se visten completamente solos o con una pequeña ayuda. • No precisan cuidados especiales ni cura de ninguna lesión. • Presentan control total de esfínteres o pérdidas muy ocasionales. • Ocasionalmente precisan medidas higiénicas y/o farmacológicas para el sueño. • Deambulan autónomamente, o precisan de ayuda parcial y colaboran. • Se comunican o expresan normalmente. • Adecuada orientación temporo-espacial. • No presentan alteraciones sensoperceptivas • Precisan Medicación Tópica/Oral, que toman de forma autónoma.

• Puerperio normal y RN • Vísperas de intervenciones (sin grandes preparaciones) • Observación leve (dejar evolucionar) • Vísperas previstas de alta.

30 min. por turno

• Convalecencia post-traumáticos • Enfermedades crónicas: EPOC • Polisomniografía • Algunos ACVA • Postoperatorios tardíos

45 min. por turno

CUIDADOS MEDIOS

• Precisan de ayuda continua parcial en la alimentación. • Precisan de ayuda continua parcial para vestirse y pueden colaborar en ello. • Precisan de ayuda continua parcial y estímulo para la cobertura de necesidades de higiene, y en algunos casos colaboran. • Requieren cuidados de la piel y superficie corporal, por presentar Úlceras por Presión de grados I y II. • Pérdidas habituales o incontinencia total. • Presentan trastornos del sueño frecuentes. • Precisan de vigilancia y/o ayuda continua para la deambulación. • Se comunican y expresan con problemas o dificultad. • Presentan confusión y desorientación ocasional. • Alteraciones de visión/audición y/o utilización de prótesis. • Medicación vía parenteral, o que requiere preparación especial. • Muestras de implicación familiar en los cuidados.

CUIDADOS AMPLIOS

SISTEMA DE CLASIFICACIÓN SEGÚN NIVELES DE CUIDADOS

• Requieren cuidados de la piel, por presentar UPP de grados III, IV y V. • Presencia de incontinencias, sondaje vesical (permanente o intermitente), ostomía y/o fecalomas • Problemas de comunicación. • Confusión o desorientación manifiesta. • Precisan Medicación Oral, Parenteral, Sueroterapia… • Ayuda completa para la movilización • Ayuda completa para la higiene • Insomnio habitual • Ayuda completa para la alimentación • Ayuda completa para vestirse y desvestirse • Escasa implicación familiar en los cuidados

• Postoperatorio inmediato normal. • Frecuente observación. • Inconsciencia con estabilidad. • RTU en las primeras 48h • Grandes ACVA o AVCA en sus primeros estadíos.

90 min. por turno

• • • •

• Grandes Críticos • IAM en sus primeros estadíos • Hemorragias • Neonatos con atención permanente

120 o más min. por turno

CUIDADOS MUY AMPLIOS

CUIDADOS MÍNIMOS

NIVEL

Total dependencia Continua observación Tratamiento y medicación continuas Cuidados directos y control de ctes. Permanentes

INQUIETUDES nº 35 | junio - diciembre 2006 | p. 16

Suggest Documents