Preparado para. Universidad Nacional del Litoral Santa Fe, 10 y 11 de Mayo del 2012

DOCUMENTO DE INVESTIGACIÓN Preparado para “LAS 1º JORNADAS DE CIENCIA POLÍTICA DEL LITORAL” Universidad Nacional del Litoral Santa Fe, 10 y 11 de Mayo...
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DOCUMENTO DE INVESTIGACIÓN Preparado para “LAS 1º JORNADAS DE CIENCIA POLÍTICA DEL LITORAL” Universidad Nacional del Litoral Santa Fe, 10 y 11 de Mayo del 2012

LA EFICACIA DEL ESTADO DE BIENESTAR E N A RG E N T I N A Y C H I L E .

DESDE UNA PERSPECTIVA COMPARADA

ÁREA TEMÁTICA: Estado, Gobierno y Políticas Públicas SUB-ÁREA: Estado de Bienestar y Políticas Públicas TÍTULO

DEL

TRABAJO: “La Eficacia del Estado de Bienestar en Argentina y Chile.

Desde una Perspectiva Comparada.” AUTORES: − FOCHESATTO BRUNINI, María Fabiola∗ - Universidad Católica Argentina (UCA) – E-mail: [email protected] − PALAZZOTTI, Nicolás Ezequiel∗ - Universidad Católica Argentina (UCA) – E-mail: [email protected]

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Licenciada en Ciencias Políticas. Licenciado en Ciencias Políticas

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“LA EFICACIA DEL ESTADO DE BIENESTAR EN ARGENTINA Y CHILE” Desde una Perspectiva Comparada. Resumen: Mediante la presente ponencia se plantea realizar un análisis comparativo sobre la Eficacia del Estado de Bienestar en Argentina y Chile durante el periodo 2006-2009 (Gobierno de Michelle Bachelet en Chile, y gobierno de Néstor Kirchner y Cristina Fernández en Argentina). Para ello se tiene en cuenta la asignación de recursos en la aplicación de políticas sociales y la incidencia de su adecuada distribución en aquellas áreas esenciales para el desarrollo de mejores condiciones de vida; y cómo esto repercute de manera positiva o negativa en aquellos sectores más vulnerables. Se considera que para observar la eficacia del Estado de Bienestar es necesario tener en cuenta la interrelación existente entre: el gasto público, la tasa de pobreza, políticas públicas y la cultura política, y el modo en como se redistribuyen los recursos en ambos países; visualizando aquellas áreas ministeriales de mayor asignación de los mismos; lo cuál nos permita advertir los diversos imaginarios sociales existentes, pero también aquéllas similitudes propias de ambos. Se puede evidenciar que uno de los grandes problemas que aquejan a estos países es cómo disminuir la tasa de pobreza. Por ello, mediante el presente artículo, se tratará de dar cuenta de los mecanismos implementados por Chile y Argentina para la reducción de la misma; haciendo especial énfasis en los programas sociales, destinados a atacar éste flagelo común a ambos. En base a estas dimensiones el documento propone no sólo comparar la calidad institucional de dos países, sino también confrontar su accionar político, para determinar, de esta manera, sus fortalezas y debilidades; propiciando un abordaje integral que permita observar el desarrollo de una Nación y las capacidades de ser y hacer de los ciudadanos: argentinos y chilenos, para insertarse en un contexto regional cambiante.

Palabras claves: Estado de Bienestar, Cultura Política, Políticas Públicas, Gasto Público, Tasa de Pobreza.

Autores: -Fochesatto Brunini, María Fabiola -Palazzotti, Nicolás Ezequiel

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THE EFFECTIVENESS OF THE WELFARE STATE IN ARGENTINA AND CHILE FROM A COMPARATIVE PERSPECTIVE Abstract: The aim of the following paper is to make a comparative analysis of the Effectiveness of Welfare State in Argentina and Chile during the period 2006-2009 (Michelle Bachelet’s government in Chile and Nestor Kirchner and Cristina Fernandez’s government in Argentina) For this reason, it is taken into account the allocation of resources in the implementation of social policies and the impact of its proper distribution in those key areas for the development of better living conditions; and how this impacts in a positively or negatively way on those most vulnerable areas. It is considered that to observe the Effectiveness of the Welfare State is necessary to take into account the interrelationship between: public spending, the poverty index, public policy and the political culture, and the way the resources are redistributed in both countries; viewing those ministerial areas with the major allocation of them; which will allow us to warn of the diverse existing social imaginaries, and also those similarities inherent to both. It may be shown that one of the biggest problems that these countries are facing is how to reduce the poverty index. Therefore this article attempts to make note of the procedure implemented by Chile and Argentina in order to reduce this mentioned index; making special emphasis on social programs, intended to attack this scourge common to both. Based on these dimensions, this documents proposes not only compare the institutional quality of these two countries, but also confronts their political actions, in order to settle on their strengths and weaknesses; promoting a full approach that allows observing the development of a Nation and the citizens’ capabilities of being and making: Argentineans and Chileans to insert themselves into a changing regional context.

Keywords: Welfare State, Political Culture, Public Policy, Public Spending, Poverty Index. Authors: -Fochesatto Brunini, María Fabiola -Palazzotti, Nicolás Ezequiel.

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INTRODUCCIÓN

En el desarrollo de la presente investigación hemos intentado realizar un análisis comparativo y exhaustivo acerca de la Eficacia del Estado de Bienestar en Chile y Argentina durante el periodo 2006-2009 (Gobierno de Michelle Bachelet en Chile, y gobierno de Néstor Kirchner y Cristina Fernández en Argentina); haciendo para ello un recorrido por diversas categorías teóricas que consideramos pertinente tener en cuenta, haciendo especial en algunas como Estado de Bienestar, Políticas Públicas y Políticas Sociales, Gasto Público o Tasa de Pobreza, a modo de esquematizar y comprender, la importancia de las mismas en el análisis de uno u otro caso. También se consideró pertinente evaluar diversos indicadores que permitieron medir el grado de Eficacia del Estado de Bienestar en ambos países, y para ello tuvo en cuenta la asignación de recursos económicos a las diversas áreas encargadas de promover el desarrollo de mejores condiciones de vidas, como por ejemplo educación o salud. Por otro lado, se decidió además, incorporar una variable más a la hora de analizar ambos casos: “la cultura política” de los dos países en cuestión, y en este aspecto si bien, puede ser considerado un indicador poco común, se creyó conveniente tenerlo en cuenta a la hora de analizar el modo en que los diversos gobierno, deciden o no llevar a cabo una determinada política pública o social, por la influencia que aquélla puede llegar a tener en la élite política tanto de Chile como de Argentina. Entre otra de las principales variables importantes tenidas en cuenta a la hora para evaluar la Eficacia del Estado de Bienestar en Chile y Argentina, y desarrolladas en la presente investigación, es La Pobreza, pues es el principal problema que se evidenció en ambos Estados-Nación, y por ello se pondrá especial énfasis en evaluar los mecanismos y programas sociales implementados para su reducción, siendo a nuestro entender un indicador de bienestar más que importante para cualquier país. Finalmente éste documentó abordará desde una dimensión comparativa e integral el desarrollo de ambos Estados, tratando de poner de relieve fortalezas y debilidades, donde se confronte su accionar político, en un contexto regional político de globalización y donde las categorías propias de lo que entendemos por Estado de Bienestar, deben aggiornarse a los tiempos que corren.

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EL ESTADO DE BIENESTAR COMO CATEGORÍA TEÓRICA. El Estado de Bienestar consistió en un primer momento en un conjunto de instituciones públicas, cuyo principal objetivo era elevar el nivel de vida de la sociedad. En ese contexto, diversos gobiernos se caracterizaron por promover servicios sociales a los ciudadanos, para de esta forma, equilibrar la distribución de bienes y servicios hacia aquéllos, y también como una forma de generar recursos. En este marco, se ponen de manifiesto dos esquemas que estructuraron al Estado de Bienestar (en adelante EB): por un lado el “seguro social”, el cual se limitaba a cubrir las necesidades del trabajador asalariado, más que del pobre, y en un segundo lugar, “seguridad social” que se caracterizó por ser más amplia y cubrir todas las contingencias sociales, independientemente de la actividad que realizaba la persona, ampliando de esta manera los derechos de ciudadanía. Al observar los aportes hechos por Gösta Esping-Andersen cuando se refiere al “capitalismo de bienestar de posguerra”, se evidencia en sus planteamientos, que en cierta medida, lo que propició este tipo de capitalismo fue unir una ciudadanía social, con el pleno empleo, la educación masiva y unos sistemas de relaciones industriales que funcionaban bien (Esping- Andersen, Gösta, 2000: 25), lo cual permitió absorber una gran mano de obra proveniente de los diversos sectores rurales, en dicha época, como así también, mejorar los ingresos reales de los ciudadanos, y por consiguiente, elevar su calidad de vida. Asimismo este autor, sostiene que en la actualidad, la situación es totalmente otra, en el sentido de que la desindustrialización y la economía de servicio, parecen generar una gran masa de desocupados, e ingresos muchos más bajos. Plantear la construcción del Estado de Bienestar, implica no dejar de lado otras cuestiones que intervienen de manera directa en dicha configuración: como es la representación de intereses, muchas veces este tipo de estado tiende a satisfacer una demanda de la ciudadanía en materia de protecciones sociales. Aquéllos Estados de Bienestar que sean de corte Liberal (residual), tenderán a otorgar ciertos beneficios sociales, pero se caracterizará por reforzar la estratificación basada en el mercado, en lugar de amortiguarla; y en aquellos Estados donde se privilegie una mayor cobertura social, va a haber una mayor coordinación en la aplicación de políticas sociales, y las gradaciones tenderán a disminuir. Se hace evidente en este marco, que las protecciones sociales, vinculadas a los derechos laborales y las negociaciones que ellas conllevan, siguiendo con el análisis, tuvieron su mayor auge a partir del momento en que los sindicatos lograron mayores cuotas de poder y de negociación, hecho que se puede situar a partir de 1960/70, período en el cual las movilizaciones de estos sectores y la militancia creció de manera exponencial. Como cierre a su capítulo de “capitalismo de bienestar de posguerra” Esping – Andersen, concluye que en realidad las condiciones de pleno empleo, bonanza económica y reducción de las desigualdades, estuvo más vinculado al adecuado funcionamiento de los mercados, que a un real y activo papel del Estado de Bienestar (Esping – Andersen, 2000:45). El estado de bienestar es una de las tres fuentes de gestión de los riesgos sociales, las otras dos son la familia y el mercado (Esping – Andersen, 2000:50). Actores que comparten dichos riesgos,

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que hasta el siglo XIX, no pertenecía a la esfera del Estado, por caracterizarse la mayoría de la población por ser rural. Ahora bien podríamos preguntarnos ¿a partir de qué momento estos riesgos comienzan a ser parte de la vida del Estado?, lo cual en última instancia implicaría, situar el surgimiento del Estado de Bienestar en la esfera de los diversos Estado-Nación ya constituidos. El Estado de Bienestar según Esping – Andersen puede ser visto como una construcción histórica, concreta que empezó a desarrollarse a partir de 1930 y 1960. Su promesa no era una política social que aliviara los males sociales y redistribuyera los riesgos básicos, sino un esfuerzo para reescribir el contrato social entre el gobierno y la ciudadanía. (Esping – Andersen, 2000:50). Es decir, que se creó para satisfacer una situación de riesgo concreta y circunscripta a un determinado momento histórico, y frente a determinados acontecimientos. En este sentido, y siguiendo con la línea argumentativa de Esping – Andersen, hoy es evidente la confusión a la cual asistimos entre diversas categorías de significados, en la actualidad: ¿qué es más conveniente: hablar de Estado de Bienestar, Regímenes de Bienestar o simplemente de Políticas Sociales? A lo cual, el autor antes citado, contesta, que hablar de cualquiera de las tres categorías teóricas antes planteada “no es lo mismo”, cada una tiene connotaciones diferenciadas, el contenido es diverso en los tres casos y hacen alusión a cuestiones totalmente diversas e imposible de reducir unas a otras, en este aspecto, puede haber políticas sociales sin regímenes del bienestar, aunque no al revés. La política social ha existido en tanto ha habido alguna acción política colectiva (Esping – Andersen, 2000:51), a la hora de abordar los riesgos sociales”. En esta línea, el autor da algunos ejemplos, diciendo que había política de sociales, cuando por ejemplo, la Iglesia repartía comida entre los pobres, o la nobleza distribuía caridad, pero no existía un Estado de Bienestar propiamente dicho en los términos que los entendemos hoy. Normalmente situamos el origen de la política social moderna (y con frecuencia, también del Estado de Bienestar) en las leyes de seguridad social de Bismarck, a finales del siglo XIX. Pero ¿realmente la existencia de un plan de pensiones, aunque se complemente con los seguros de enfermedad y desempleo, implica el nacimiento del Estado de Bienestar? El propio Bismarck probablemente hubiera respondido que no (…). El Estado de Bienestar es algo distinto de cualquier menú de prestaciones sociales que se le ocurra ofrecer a un Estado. (Esping – Andersen, 2000:51). Por otro lado el hecho de que algunos autores planteen el surgimiento del Estado de Bienestar a partir de la implementación de ciertas políticas sociales, hace referencia a lo que Esping-Andersen plantea que sucedió en Gran Bretaña en 1920, o en la Alemania Nazi, o bien en la España de Franco (1960); lo cual lleva a poner de relieve que cada Estado-Nación pasó a ser un Estado de Bienestar, en diversas épocas y en circunstancias y contextos particulares. Ahora bien, el Estado de Bienestar se trata de una construcción histórica única, de una redefinición explicíta de todo o relativo al estado (Esping – Andersen, 2000:52); y que va más allá de las políticas sociales que lleve a cabo. Circunscribirse a estudiar el estado de bienestar, implica dejar sin explicar, una multiplicidad de remanente de bienestar, o bien de considerarlo a la hora de analizar la situación de un Estado –

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Nación y las políticas que lleva a cabo. Por ello, surge la categoría teórica de Régimen de Bienestar el cual puede ser definido como la forma conjunta e interdependiente en que se produce y distribuye el bienestar por parte del Estado, el mercado y la familia (Esping – Andersen, 2000:52); de su adecuada interrelación va a depender que un sujeto logre mayores niveles de bienestar y de afrontar la menor cantidad de “riesgos sociales” posible. En la presente investigación, por otro lado, se consideró pertinente evaluar la Eficacia del Estado de Bienestar y no del Régimen de Bienestar, como categoría teórica, dado que hacemos alusión a un contexto histórico particular de cada uno de los Estados analizados: Chile y Argentina. Además de vincularlo con la acción específica por parte de ellos, para satisfacer las demandas de la ciudadanía y con la aplicación de políticas sociales específicas, sin tener en cuenta las demás esferas que contemplan el régimen de bienestar.

LOS ESTADOS LATINOAMERICANOS Y LA DISTRIBUCIÓN DE BIENESTAR América Latina, se ha caracterizado, a lo largo de toda su historia por contrastes marcados, y constantes cambios, como así también por una marcada desigualdad entre su población. Democracia y Liberalización: colorearon el mapa de la región y agravaron los índices sociales, la década de los ’90 implico un vaciamiento de Estado-Nación, privatizaciones, desregulación fiscal y liberalización de los mercados, hicieron estropajo al capital humano latinoamericano, coartaron las posibilidades de desarrollo y crecimiento económico, y propiciaron un Estado Mínimo por sobre la clásica concepción de Estado Benefactor. Ésta vez no fue el accionar del mercado, el causante de la catástrofe, sino la “inacción” del Estado y su retracción, las que condenaron a miles de millones de ciudadanos en situación de pleno empleo, y coartaron el futuro de aquéllos jóvenes que por primera vez salían en búsqueda de uno. Argentina y Chile no estuvieron exentos de este contexto, por el contrario, ambos resultaron gravemente afectados. La consecuencia en varios países de Latinoamérica fue clara: una profunda erosión de la trama social, el aumento de la pobreza, la “in-seguridad ciudadana”, la pérdida de esos derechos adquiridos con anterioridad, y el insoslayable vacío dejado por un Estado en retirada, y un mercado al acecho de aprovechar las oportunidades que aquél les dejaba. Los riesgos sociales aumentaron, la sociedad terminó por desgarrarse en un contexto de desprotección, los lazos sociales a fines de los 90 continuaban en constante degradación, será recién adentrado el nuevo siglo, cuando América Latina comience a dar inicio a un nuevo proceso de redemocratización y recuperación de su ciudadanía, con el ascenso de gobiernos que van a contar con un amplio apoyo y consenso popular. En Argentina, tomado como caso más particular, serán recién después de la crisis del 2001, y a partir del 2003, que la sociedad comience a recobrar sus derechos, y se empiece a hablar nuevamente de un retorno a esa idea de Estado de Bienestar. En Chile esa situación se dará con el ascenso al gobierno de Michell Bachelet, producto de una concertación partidaria, con ideología de corte socialista, de izquierda, donde se comenzó a evidenciar mayores transferencias de bienestar por parte del Estado hacia los ciudadanos.

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Sin embargo, hablar del bienestar, por sí sólo, es un concepto tan amplio y de difícil definición, que implica la interacción de una multiplicidad de factores, sociales, políticos, individuales, colectivos, económicos, culturales y emocionales. El Bienestar también puede ser entendido como “manejo, individual o colectivo, de múltiples riesgos sociales que van desde el hambre hasta la vejez pasando por la enfermedad y la inseguridad” (Franzoni Martínez Juliana, 2005: 4). También puede ser valorado por la posibilidad de acceso a los bienes y servicios. Tanto Juliana Martínez Franzoni, como Esping-Andersen o Fernando Filgueira, coinciden en remarcar que la distribución de bienes y servicios, o bien de la riqueza, se caracteriza por ser “desigual” y conllevar a una mayor “estratificación social”, hecho que los tres comparten, desde el análisis que cada uno hace respectivamente de lo que implican los riesgos sociales para la consolidación de la ciudadanía y de los Regímenes de Bienestar, como piezas fundamentales de su razón de ser. La cuestión de los “riesgos sociales”, es retomada por autores como Fernando Filgueira, que en su análisis sobre la cohesión y los riesgos sociales, aplicado al caso Latinoamericano, al igual que Julieta Martínez Franzoni, enumera una serie de riesgos (desempleo, enfermedad, fracaso escolar, la pobreza, etc.) que determinan el bienestar presente del individuo. Por tanto, las políticas sociales cumplen una función fundamental respecto a esta producción de riesgo. La capacidad del sistema de integrar a los individuos en un marco normativo común, depende en buena medida del grado en el cual estos

mismos individuos perciben que el hecho de

pertenecer a un sistema conjunto de

interacción, cooperación, negociación y conflicto les da derecho también a disfrutar, al menos parcialmente, de la protección social ante los diferentes riesgos que dicho sistema de interacción genera y distribuye. En este sentido cuanto y como gasta el estado en materia social constituye uno de los indicadores más claros de cómo y cuánto del riesgo social se encuentra efectivamente colectivizado1 (Filgueira Fernando, 2007: 10) Considerando lo expuesto por Filgueira en el párrafo anterior, y también lo planteado por Franzoni, se hace evidente que, en definitiva, lo que subyace a todas estas cuestiones vinculadas a los riesgos sociales y a las interacciones que se suscitan entre el estado, el mercado y la sociedad, es la manera en que el sujeto es integrado como ciudadano de plenos de derechos, al Estado, donde tiene garantizada ciertas prestaciones sociales que reducen su vulnerabilidad frente a un contexto de riesgo. Al presente, el Estado se constituye en una oportunidad para el sujeto, en una chancee, en la posibilidad concreta y real para el desarrollo de su ciudadanía, ya que al regular el sistema impositivo, de distribución de la riqueza, y establecer las bases normativas al interior del mismo, hace que se establezcan ciertos parámetros de justicia social, donde la equidad y la lucha por las desigualdades se constituyen en las bases fundamentales de su accionar. Las políticas públicas impulsadas por el Estado terminan por convertirse en la mejor protección para el sujeto contra los riesgos sociales. Frente a una acuciante producción y distribución de riesgos sociales, de carácter diversificado y en mayor intensidad, solo el Estado es quién puede dar respuestas, a través de las decisiones que 1

la negrita es nuestra

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toma, a los problemas que surjan, mediante aquéllas políticas públicas que plasme en su accionar. Por su parte, el mercado no está exento a estos problemas, y puede decidir asumir dichos riesgos, sin embargo, será una precondición necesaria que haya adultos disponibles y capacitados, en condiciones de cooperar en dicha situación, permitiendo que se dé un accionar conjunto de mercado, sociedad civil y Estado. En este contexto, Filgueira sostiene que son tres los problemas que se pueden manifestar al interior de un Estado:

a)

Trampa intrageneracional: los individuos quedan congelados en situaciones de pobreza al carecer de canales de movilidad desde el mercado, el Estado o las propias familias.

b)

Trampa intergeneracional: la descendencia de los sectores vulnerables hereda en forma integral o aun ampliada las desventajas, al no existir correctivos y fusibles en el edificio social que cortocircuiten la transmisión de desventajas sociales.

c)

Incremento de eventos capaces de desencadenar cadenas catastróficas: procesos abruptos de

movilidad social descendente desencadenados por riesgos no

contemplados cuyos efectos son devastadores sobre la capacidad de los individuos de movilizar o acceder a activos sociales. (Filgueira Fernando, 2007: 13-14)

Filgueira analiza el caso del Estado de Bienestar o Estado Social de América Latina, y toma algunos indicadores como para evaluar el grado de

desarrollo humano, desde una perspectiva

comparativa de los diversos países de Latinoamérica, como así también, efectividad del sistema social implementado; en ese marco el autor evidencia claramente que los parámetros de desarrollo de Argentina se compara a los de Chile, ambos países comparten, un alto grado de desigualdades, tasas de pobreza abultadas, bajo índice de desarrollo humano, entre otros. Si bien las características antes mencionadas son una constante en casi todo Latinoamérica sorprende que Argentina siendo uno de los países pioneros en la aplicación de Políticas Sociales, mantenga estándares similares a los de Chile, de aplicación mucho más tardía y con una tradicional política conservadora. El autor también remarca las falencias del sistema: un gasto social elevado, que está haciendo agua por doquier, resaltando que son los casos de Argentina y Uruguay. (Filgueira Fernando, 2007: 21).

POLÍTICAS PÚBLICAS Y POLÍTICAS SOCIALES: DOS CARAS DE UNA MISMA MONEDA. Es imprescindible comprender el accionar del Estado en materia de políticas sociales, y para ello es fundamental contar con una noción acabada de una de sus principales herramientas de acción, como lo son las “las políticas públicas”.

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En este sentido, hay

quienes definen a las políticas públicas como “el trabajo de las

autoridades investidas de legitimidad pública gubernamental. Dicho trabajo abarca múltiples aspectos, que van de la definición y selección de prioridades de intervención hasta la toma de decisiones, su administración y evaluación” (Jean Claude Thoening, 1997). Para Dye (1987), por su parte,

la política pública puede ser entendida como "todo

aquello que los gobiernos deciden hacer o no hacer". Mientras que para Manuel Alcántara (1995) las políticas públicas son consideradas como determinados flujos del régimen político hacia la sociedad, que son productos del sistema político y por tanto del uso estratégico de recursos para enfrentar los problemas nacionales. Es evidente, que “las políticas públicas” son herramientas de gestión y acción con las que cuenta un gobierno para llevar a cabo su programa de gobierno e intervenir en diferentes áreas, ahora bien, al interior de éstas podemos encontrar otras de corte más específico, como lo son las “políticas sociales”, las cuáles se encuentran en íntima relación con el bienestar de las personas, a través de la acción social. En este aspecto, la política social explora el contexto social, político, ideológico e institucional, en el cual el bienestar es producido, organizado y distribuido; asimismo concierne a todos aquéllos aspectos de las políticas públicas, de las relaciones de mercado, y las no monetarias, que contribuyen a aumentar o disminuir el bienestar de individuos o grupos (José Adelantado, 2000). En la actualidad las políticas sociales están orientadas a identificar los diversos problemas sociales que afrontan la población, los grupos sociales vulnerables, el acceso a los servicios públicos, y todas aquéllas cuestiones que hacen a la calidad de vida de los ciudadanos. El pacto celebrado entre el Estado y sus ciudadanos, da cuenta de la aplicación de aquéllas, ahora bien cuando estas políticas sociales comienzan a fallar, falta eficacia en la gestión de las políticas públicas, y ese contrato no es cumplido, las desigualdades, la falta de oportunidades de progreso y desarrollo, la pobreza y la exclusión social, multiplican las probabilidades de deslegitimación de un Estado, y la retirada del apoyo ciudadano, desintegrándose la trama social, y produciéndose conflictos y violencia, poniéndose de sobremesa, la inacción por parte del estado, o en definitiva comenzando a dudar de la eficacia del Estado de Bienestar en un país. En este aspecto, la política social termina por convertirse en un instrumento que utilizan los gobiernos para regular y complementar las instituciones del mercado y las estructuras sociales. La política social es definida a menudo en términos de servicios sociales como la educación, la salud, o la seguridad social. Sin embargo, la política social incluye

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mucho más: distribución, protección y justicia social. (…) consiste en situar a los ciudadanos en el núcleo de las políticas públicas, ya no mediante el suministro de asistencia social residual sino incorporando sus necesidades y voz en todos los sectores (UNDESA, 2007). Si bien en un principio este tipo de políticas no fue de corte asistencialista, sí se puede evidenciar que a partir de la década de los ’80 comienza a tomar estos matices, a partir de lo que implicó la “crisis de deuda” para muchos países de Latinoamérica, y la reducción del Estado en los ’90. Será recién a principios del siglo XXI,

va a ser considerada como parte de las

funciones primarias del Estado, implicando más que un conjunto de redes de asistencia y servicios sociales para cubrir los fallos del mercado. Las políticas sociales, bien desarrolladas e implementadas, pueden llegar a convertirse en el motor de desarrollo de un país, propiciando mejores condiciones de vida y empleo, y erradicar las más aberrantes formas de marginación social: como los altos índice de pobreza, producto del desempleo, y en muchos casos de los bajos índices de formación, pero también pueden llegar a ser consideradas: las políticas sociales, como herramientas de superación de conflictos. Hay posturas que sostienen que con el crecimiento económico bastaría para el desarrollo de un país, y la superación de los problemas que aquejan a la sociedad, no obstante, ha quedado ampliamente demostrado, que ni los países desarrollados en épocas de bonanza económica han podido hacer frente a ciertos problemas sociales, como el desempleo, la pobreza o la exclusión, por lo cual se deduce que las políticas sociales, son fundamentales, ya que los beneficios económicos no llegan a todos los ciudadanos, el ya conocido “efecto derrame” no se da tal cual se lo ha querido plantear. En este aspecto los gobiernos de los diversos Estados, elaboran Estrategias de Desarrollo, asignan recursos a diversas políticas sociales, a veces de manera arbitraria, otras vinculado a su programa de gobierno o a su ideología, o bien de acuerdo a las necesidades o demandas de su población, tejiendo diversos lazos de afinidad con la ciudadanía. Sin embargo, por más estrategias u objetivos que elaboren, la eficacia en la aplicación de dichas políticas, dependerá de otros factores, como la real y equitativa asignación de recursos que se haga, el porcentaje de gasto público que se otorgue a determinadas políticas a implementar o bien el impacto que tengan en la sociedad, lo cual se verá reflejado de manera negativa o positiva en los diversos índices que se elaboran al interior de cada Estado; como por ejemplo en los índices de pobreza, o la relación entre la cantidad de personas con pleno empleo y aquéllas desempleadas, o sub-ocupadas.

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POLÍTICAS SOCIALES: LUCHA CONTRA LA EXCLUSIÓN Y LA POBREZA. Sonia Fleury (1999) va a decir que en América Latina las situaciones de reducción de crecimiento experimentadas en la región, en momentos de hiperinflación, recesión, estancamiento y medidas de ajuste, tuvieron como consecuencias el aumento de la pobreza y el deterioro de las condiciones de vida. Siendo por su parte el concepto de “exclusión” una categoría teórica vacía de contenido en ciertos aspectos,

y con una multiplicidad de

connotaciones, a la cual ella prefiere denominar como un concepto político – estratégico para hacer alusión a ciertas situaciones de vulnerabilidad propias de algunos grupos sociales: como las mujeres, los jóvenes, los ancianos, los indígenas, etc. Desde otra perspectiva la Exclusión estaría vinculada a la negación de ciudadanía, a la imposibilidad de gozar de los derechos civiles, políticos y sociales. En este sentido las políticas sociales vienen a convertirse también en instrumentos no sólo de inclusión social, sino también de reducción de los índices de pobreza. En América Latina la reforma del sistema social en la década del ’80 implico para varios países de la región, la privatización del sistema social, con las consecuencias que ello conlleva, siendo el caso Chileno uno de los más claros ejemplos de este nuevo sistema social con capital privado, que degradó los lazos sociales, y aumentó los costos de vida, siendo el sistema de salud y educativo los más afectados. En Argentina, si bien también se dio esa reforma, el sistema público coexiste con el privado, no obstante la calidad del primero comienza a caer en detrimento del segundo. Será recién a en la primera década del siglo XXI cuando los Estados-Nación comiencen nuevamente a hacer especial énfasis en un retorno al Estado de Bienestar, pero de una manera particular, o aggiornada a los tiempos actuales, donde la mayoría de los gobiernos de la región, van a preferir hablar de políticas sociales, orientadas a los ciudadanos. Es decir, que los receptores de las políticas sociales o de los diversos programas implementados por los Estados “ya no son beneficiarios, sino ciudadanos a los que se les están reintegrando derechos” (Muñoz Heraldo, 2011). Comienza en este nuevo siglo a ser el ciudadano, receptor de los diversos programas un eje de desarrollo para los Estados, tratando de potenciar sus capacidades de ser y hacer, a través de la implementación de diversas políticas sociales, tanto focalizadas como universales, pero haciendo especial énfasis en las últimas, y propiciando la reducción de las tasas de pobreza, desempleo, etc., y propiciando un mejoramiento de la calidad de vida de sus poblaciones y la inclusión como ciudadanos de pleno derechos. En el siguiente apartado se comenzará a analizar de manera comparativa la situación en ambos países a partir de lo expuesto en líneas anteriores.

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ARGENTINA Y CHILE EN PERSPECTIVA Cuadro Comparativo

Gasto Público

ARGENTINA

Tasa de Pobreza

Cultura Política

Aumento progresivo del

En el período de tiempo

Se observa que las políticas

30% desde el 2006 hasta

estudiado, se observa que en

aplicadas por la dirigencia argentina

2009 aproximadamente.

un principio (2006)

se caracterizan por ser cortoplacistas.

Las principales

asistimos a tasas elevadas de

Se evidencia que las áreas

designaciones de recursos

pobreza, logrando, según

prioritarias para la asignación de

fueron a: 1) ministerio de

datos oficiales, una

recursos son: previsión social e

trabajo y empleo, 2)

disminución paulatina hasta

infraestructura, lo que da cuenta que

ministerio de planificación

el 2008, manteniéndose

el desarrollo del país para la clase

federal y, 3) educación.

estable hasta la actualidad.

dirigente no pasa por servicios como

Según encuestadoras

educación.

privadas, los números no han

Los gobiernos de este periodo se

disminuido, sino que por el

hacen conocer, de acuerdo a su

contrario ha tendido a

ideología, como gobiernos de

aumentar.

“izquierda”.

Se observa falta de

Bajo grado de participación

credibilidad por parte de la

ciudadana (cultura cívica), con

sociedad en los datos

respecto a las políticas

brindados por los

implementadas por el gobierno.

organismos estadísticos oficiales.

CHILE

El aumento promedio del

En los datos de organismos

Consideramos, por los datos

presupuesto en la gestión

estadísticos nacionales e

obtenidos de páginas oficiales, que

de Bachelet es de un 15%.

internacionales del periodo

los dirigentes chilenos, a diferencia

Destinando sus mayores

2006-2009, se observa que

de los argentinos, tienden a aplicar

recursos a: 1) Ministerio

los índices se ha mantenido

políticas a largo plazo.

del trabajo y previsión

estable. Cabe destacar la

Observamos que las prioridades, a

social, 2) educación y, 3)

abrupta disminución en los

la hora de destinar sus fondos, se

salud.

años anteriores.

dirigen hacia áreas fundamentales

Existencia de fundaciones y

para el desarrollo: por ejemplo:

programas fomentados por el

educación y salud.

Estado para la reducción de

El gobierno de Michelle pertenece

la pobreza.

al partido Socialista, que integra una concertación; se caracteriza por ser de “izquierda”. Alto grado de participación ciudadana en políticas públicas.

Fuente: elaboración propia en base a datos obtenidos de los Ministerios de Economía de ambos países y al Instituto Interamericano de Estadísticas.

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EL GASTO PÚBLICO EN EL ESCENARIO SOCIAL: A la hora de definir que entendemos por “gasto público” es conveniente comprender que éste se encuentra expresado, en el principal instrumento con el que cuenta un Estado para la aplicación de las diversas políticas públicas, hay autores que sostienen que en realidad “el presupuesto” es la principal política pública de cualquier gobierno. El “presupuesto” puede ser definido como “el

plan de la Economía del Sector

Público, que incluye todos los gastos (en defensa, salud, educación, etc.) que realizará el Estado en un determinado año y todos los recursos necesarios para financiarlos. Es más que un conjunto de recursos. Representa un conjunto de erogaciones que persiguen alcanzar un determinado fin. En el presupuesto se incluyen todos los gastos que realiza el Estado” (Fenochietto, Ricardo; 2006: 121). En este sentido, se puede evidenciar que el gasto público o que “los Gastos del Estado en ciertos bienes o servicios, como salud, educación o defensa, junto con las transferencias, proporcionan recursos a los individuos” (Mochón, Francisco y Beker, Víctor, 2003: 329) y se encuentran contenidos en el presupuesto de cada Estado. Ahora bien ¿es lo mismo el Gasto Público que el Gasto del Estado? Mochón y Beker, van a decir que el Gasto Público comprende desde las compras de bienes y servicios por parte del sector público hasta los sueldos de los funcionarios públicos, la seguridad social y otras transferencias, y los intereses de la deuda” (Mochón, Francisco y Beker, Víctor, 2003); quedando de manifiesto que éste último es más amplio que el primero, y comprende una mayor transferencia de recursos a diversas esferas tanto del estado como de la población.

EL GASTO PÚBLICO EN CHILE Y ARGENTINA: ANÁLISIS DE CASO. Desde una perspectiva integral, se observa que en la asignación de recursos en ambos países, hay divergencias marcadas, en relación a aquellas áreas que cada país considera de relevancia, a la hora de la distribución del gasto público a cada ministerio. Se ha remarcado en el presente trabajo las tres áreas a la que se asignan mayores partidas presupuestarias; comparando, de esta manera, como esto impacta en un desarrollo eficaz del Estado de Bienestar en cada país. Tanto en Argentina como en Chile coinciden en asignar la mayor cantidad de recursos económicos al Ministerio de Trabajo y Previsión Social, haciendo hincapié principalmente en la promoción del empleo. Con respecto a la educación, tema que se considera fundamental para entender la segunda variable de análisis, se evidencia que tanto en la Argentina como en Chile, es una política social de marcada importancia, pero con claras divergencias en cuanto al acceso en la

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“educación superior”. En Chile la asignación de recursos a educación ocupa el segundo lugar, mientras que en la Argentina se ubica en el tercero, dándole mayor grado de importancia al Ministerio de Planificación Federal, correspondiente a la realización de obras públicas. ¿Paradoja o decadencia? Ésta es la pregunta que cualquier persona se haría al observar cómo se han asignado las diversas partidas presupuestarias al área educativa, más aun teniendo en cuenta que en Chile el acceso a la Educación Superior es restringido, debido a que es de carácter privado. Si bien, el Gobierno chileno subsidia a los estudiantes, el importe que reciben los jóvenes muchas veces no alcanza para cubrir la totalidad de la cuota, siendo esto muchas veces un impedimento de crecimiento y desarrollo de los jóvenes ciudadanos chilenos que se ven imposibilitados para formarse. En Argentina, por el contrario, la educación, en los tres niveles es de carácter público, y a cargo del Estado, pero que coexiste con el sistema privado, por ello, resulta extraño ver como en nuestro país, pionero de la reforma educativa y con una educación de carácter universal, libre, gratuita y laica, asigne menos recursos que un país como Chile donde es totalmente privada, ¿será esto, acaso, un indicador de reducción de la calidad de la educación pública en detrimento de la privada? Si bien es un interrogante a debatir, y que cualquiera podría plantearse, no se considera pertinente a la presente investigación, tratar de responder a esta pregunta, la cual, sin embargo podrá ser tenida en cuenta para posteriores indagaciones. Continuando con lo expuesto, y para clarificar tratar de clarificar el porqué de esta situación es menester destacar que las diferencias en la asignación de recursos a educación en uno u otro caso, se debe, en parte, a que Chile cuenta con un régimen de gobierno Unitario, donde el gasto público tiende a estar centralizado; mientras que Argentina posee un régimen de gobierno Federal, donde servicios como educación o salud, se han venido descentralizando a lo largo del tiempo, principalmente a partir de la década de los ’90, donde se hizo una fuerte transferencia de servicios a las provincias como la salud y la educación, lo cual puede terminar afectando la calidad de estos servicios, dado que no hay criterios de homogeneización al interior del país para adoptar una política uniforme con respecto a estos temas, debido a que existen diferentes realidad socio-económicas dentro de cada jurisdicción provincial. El gobierno chileno, por su parte, le brinda mayor importancia a la salud, ubicándolo en el tercer puesto de preferencias a la hora de la distribución de su presupuesto, mientras que el gobierno argentino lo ubica en lugares más rezagados. Se evidencia con esto las diferencias de eficacia en los estados comparados, y el grado de desarrollo observado de los mismos, ya que se cree que la mayor intervención en salud y en educación desarrollan una política a largo plazo planteadas por Chile, mientras que la

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Argentina está inmersa en aplicaciones de políticas cortoplacistas que obstaculizan el logro de un desarrollo considerable en la eficacia del Estado de Bienestar. Por otro lado, el gasto público de Argentina, durante el período de análisis expuesto, ha tendido a aumentar de manera progresiva, dando un gran salto en el últimos dos años de análisis (2008-2009), que consideramos desproporcional comparado con años anteriores; este aumento es de carácter injustificado, si se observa que las áreas que más han aumentado sus recursos son las de Empleo y Previsión Social, y la de Planificación Federal, dejando a otras áreas de gran importancia para la sociedad, como educación y salud, rezagadas. En contrapartida al caso argentino, Chile destaca entre sus políticas sociales a: salud y educación como una de las más prioritarias a la hora de la distribución del gasto público; asimismo se evidencia en el período estudiado, un marcado aumento del presupuesto en las áreas anteriormente mencionadas; llegando casi a equipararse a los recursos que recibe el Ministerio de Empleo. Durante el ciclo estudiado, se observa que Chile, en comparación con Argentina, ha tenido un crecimiento promedio de sus partidas presupuestarias de manera estable y sostenida en el tiempo, lo cual demuestra la previsibilidad del país, no sólo en la aplicación de su política económica, sino también en la mirada a largo plazo del desarrollo socio-político. GASTO PÚBLICO DE ARGENTINA Y CHILE: VARIACIÓN PORCENTUAL ANÁLISIS COMPARADO GASTO PÚBLICO 50 40 Argentina

20

Chile

%

30

10 0 2006

2007

2008

2009

Años

Fuente: elaboración propia en base a datos obtenidos del Ministerio de Economía de Chile y Argentina. Si observamos el gráfico con la evolución porcentual de la variación del gasto público de un año a otro en cada país, podemos dar cuenta de que en Argentina, en los dos primeros años analizados la variación promedio se mantuvo estable, no obstante esto, los dos últimos

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periodos de análisis del mismo se ha caracterizado por un incremento que trepo hasta al 42% la variación porcentual con respecto a años anteriores.

IMAGINARIOS SOCIALES DIVERGENTES EN PAÍSES CON REALIDADES SIMILARES Si bien ya se ha definido qué es la “exclusión social” y lo que ella implica como categoría teórica y de análisis, es preciso entender que “la Pobreza es un fenómeno complejo y multidimensional, razón por la cual existen múltiples definiciones y maneras de medirla. Tradicionalmente se ha definido a la pobreza como privación material, medida mediante el ingreso o el consumo del individuo o la familia”. (Macri, María Raquel: 2003) Uno de los grandes problemas que aquejan a estos países es como disminuir las tasas de pobreza, y mediante la implementación de qué tipos de políticas hacerlo. El período analizado muestra como los gobiernos de ambas naciones han intentado, por diversos mecanismos, implementar proyectos ambiciosos a fin de reducir los índices de población bajo el nivel de pobreza. En Argentina, por ejemplo, en los últimos años se han desarrollado proyectos como el de Plan Familia, o la Asignación Universal por hijo, cuyo objetivo es lograr una inclusión de aquellos niños y jóvenes que se encuentran en los sectores más desprotegidos de la sociedad. Por su parte, en Chile, cabe destacar el incentivo otorgado por parte del gobierno chileno para la participación de la sociedad civil en fundaciones destinadas a combatir ésta problemática, como Fundación Pobreza; convirtiéndose, de esta manera, en uno de los países que más ha logrado disminuir los índices de pobreza en los últimos años; comparado, no sólo con la Argentina, sino también con el resto de los países de Latinoamérica, según organismos internacionales, como la UNESCO; lo cual demuestra la eficacia y la eficiencia de la implementación de las políticas sociales de dicho país. Así como se pueden observar similitudes, cabe también recalcar las diferencias entre ambos; lo cual lleva, a consideración, a un mayor éxito del Estado de Bienestar en un caso u otro. Mientras que en el mapa social argentino la tasa de pobreza, según organismos oficiales, ha tendido a disminuir de manera abrupta en los años analizado, por otro lado, han aumentado los estudios de encuestadoras privadas, que han remarcado que los índices oficiales son falsos, y que en lugar de disminuir han ido en progresivo aumento, lo cual ha sido acompañado, no solo por una falta de credibilidad en los números brindados por el gobierno, sino también de legitimidad, cuestionándose la forma en como miden los diversos índices y tasas oficiales, por dicho motivo se decidió tomar para la elaboración del cuadro comparativo de la tasa de pobreza y su variación porcentual, para el caso Argentino los datos brindados por

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las Encuestadoras Privadas y los estudios sociales realizado por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina. A través del análisis de esta variable, y por lo expuesto anteriormente, se constata que en ambos casos los “estilos nacionales”, se caracterizan por ser marcadamente diferenciados, lo cual se considera un factor de suma relevancia a la hora de la toma de decisiones en cuestiones vinculadas a las políticas sociales de cada país, y lo que genera que en uno u otro caso el éxito de la aplicación de dichas políticas sea más eficaz que en otro. La Eficacia del Estado de Bienestar chileno, se comprueba mediante el análisis de los índices de pobreza, donde se verifica, años anteriores al período estudiado, una progresiva reducción de los mismos, destacándose durante el gobierno de Michel Bachelet una etapa de estabilidad, pese al contexto de crisis financiera internacional vivido en los últimos tiempos.

TASA DE POBREZA: CUADRO COMPARATIVO Tasa de Pobreza en Argentina y Chile 40

%

30 20 10 0 2006

2007

2008

2009

Años Argentina (según encuestadoras privadas)

Chile

Fuente: elaboración propia en base a datos extraídos y sopesados de las Encuestadoras privadas como Mora y Araujo, Poliarquía, como así también del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, para la elaboración de la variación porcentual de la tasa de pobreza en Argentina y para la Tasa de Pobreza de Chile, su variación porcentual, se tomaron y procesaron datos de UNICEF y MIDEPLAN.

Si se observan los datos antes expuestos, podemos dilucidar que en el caso Chileno la Tasa de Pobreza se ha mantenido estable a lo largo de los cuatro años de gestión de Bachelet, luego de abruptas disminuciones de años anteriores, que si bien no se han consignado en el presente cuadro, son remarcadas por diversos organismos internacionales como la UNESCO, en sus publicaciones.

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En Argentina, por otra parte –según datos de encuestadoras privadas – la pobreza tendió a disminuir en el 2007, para luego seguir aumento hasta la actualidad.

COMPARACIÓN TASA DE POBREZA Y GASTO PÚBLICO EN ARGENTINA COMPARACIÓN:Gasto Público y Tasa de Pobreza Tasa de Pobreza (según datos oficiales)

50

%

40 30

Tasa de Pobreza (según encuestadoras privadas) Gasto Público

20 10 0 2006

2007

2008

2009

Años

Fuente: elaboración propia en base a datos extraídos de “Encuestadoras Privadas: Poliarquía y Mora y Araujo”, INDEC y Ministerio de Economía de la Argentina.

Con respecto a la Tasa de Pobreza, se han tomado como ejes de análisis las mediciones de encuestadoras privadas, como así también los datos provistos por el INDEC, donde se observan grandes diferencias con respecto a los datos que proveen los diferentes organismos. Según los datos oficiales en el 2006 asistimos a índices de pobreza elevados, por encima de un 30%, pero que desde ese año hasta la actualidad ha tendido a disminuir progresivamente, hasta encontrarse hoy el 13,9%. Según las encuestadoras privadas, hubo en un primer momento atisbos de disminución de la misma, sin embargo desde el 2007 hasta la actualidad los índices no se han reducido, sino que por el contrario han tendido a aumentar. En relación al Gasto Público lo que podemos evidenciar – si tomamos los datos privados – es que no existe una relación coherente entre el aumento del gasto público y su efecto en los índices de pobreza, lo que da cuenta el bajo grado de Eficacia del Estado de Bienestar.

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CUADRO COMPARATIVO DEL GASTO PÚBLICO Y LA TASA DE POBREZA EN CHILE.

Comparación Tasa de Pobreza y Gasto Público 20

%

15 10 5 0 2006

2007

2008

2009

Años Tasa de Pobreza (según datos oficiales)

Gasto Público

Fuente: elaboración propia en base a datos obtenidos del Ministerio de Economía de Chile y del MIDEPLAN.

En primer lugar – con respecto al Gasto Público – queremos destacar

que las

diferentes variaciones porcentuales de un año a otro han tendido a ser estables, lo cual no indica el crecimiento del gasto público, ya que el mismo, sí ha tendido a crecer en cuanto al volumen presupuestado en los diferentes años, lo cual consideramos coherente, sin embargo el porcentaje de crecimiento de un año a otro es lo que ha tendido a disminuir, lo que se ve plasmado en el gráfico antes expuesto. En relación a la Tasa de Pobreza, valga la redundancia, se ha mantenido estable, pese a que en último período la mayoría de los países en desarrollo se han visto afectados por la crisis económica internacional. Lo cual da cuenta de la adecuada planificación por parte del gobierno chileno para combatir este tipo de problemática. Asimismo se evidencia un Estado de Bienestar Eficaz.

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¿QUÉ ROL JUEGA LA CULTURA POLÍTICA AL INTERIOR DE LA CULTURA SOCIAL? La Cultura, en sí, es entendida como la forma de comunicación que ocurre entre los sujetos que la crean. De esta manera la Cultura guarda relación con la Política. Siendo, en este sentido, “la política” entendida como el proceso o la actividad, orientada a la toma de decisiones de un grupo, para la consecución de los objetivos planteados, los cuales deben guardar relación con los objetivos del pueblo; propicia que de acuerdo a esto, la “Cultura Política” puede ser entendida como un conjunto enorme y complejo de diversos fenómenos. La cultura política vendría a ser los antecedentes de la sociedad y la forma de dar respuesta a ellos, la forma de comunicarse existente entre la élite política y la sociedad. La cultura política supone una relación entre las creencias, las formas de evaluación y participación. En cada régimen político, en cada sociedad, esa relación es específica, es producto de la historia, de largos períodos durante los cuales se van conformando, sedimentando ciertos valores, formas específicas de ver la autoridad, de participar o abstenerse de hacerlo”(Víctor Manuel Durand Ponte, 2004: 14) constituyendo una abstracción de la cultura como tal, y vinculándose a otras culturas como la social (familiar, laboral, etc.), siendo su noción, en definitiva de larga data, ya que sus comienzos se pueden situar en Platón y Aristóteles, pasando por diversas etapas de la historia de la humanidad y por diversos pensadores, hasta llegar a la actualidad. La Cultura Política pone de manifiesto, cómo desde otros ámbitos, hay factores que logran influir en la Eficacia del Estado; como por ejemplo, la conducta de los dirigentes a la hora de la formulación e implementación de las políticas públicas, el objetivo de políticas a largo o corto plazo, la visión del otro, etc. Tanto Argentina como Chile, comparten el hecho de contar con gobiernos caracterizados por ser de izquierda. Con respecto a esto, cabe preguntarse: ¿A qué se debe, que siendo Argentina y Chile, gobiernos de izquierda durante el período comprendido entre el 2006 y el 2009, el éxito en la aplicación de las políticas sociales haya sido tan divergente, y como a su vez esto, ha influido en la Eficacia del Estado de Bienestar de ambos?2 Frente a este interrogante, se destacan como ejes de análisis al interior de esta variable: políticas a corto y largo plazo, participación ciudadana (cultura social) y prioridades para el desarrollo; como así también todas las variables analizadas en apartados precedentes. A través de la presente investigación, y teniendo como eje de análisis la cultura política de ambos países, se puede deducir que Argentina se caracteriza por discontinuidades, diseño

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La negrita es nuestra

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de políticas a corto plazo, donde predominan “acciones de apagar incendios”, de resolver los problemas que se van presentando a medida que transcurre el tiempo, en lugar de prever los conflictos con anticipación. Chile, por el contrario, enfatiza las continuidades en la implementación de sus proyectos, pese a los cambios de gobierno que pueda haber, y la formulación de políticas a largo plazo. Con relación a las prioridades para el desarrollo, se ha observado escenarios con acentuadas diferencias: •

En el caso argentino se comprueba un crecimiento económico sostenido, sin embargo, esto no se vio reflejado en su desarrollo político, social y económico.



En el caso chileno, por otro lado, asistimos a un lento y progresivo período, donde crecimiento y desarrollo han ido de la mano.

Por último es necesario poner el acento en el vínculo existente entre la Cultura Política y la Cultura Social. Donde esta última, dada determinadas situaciones puede verse afectada e influenciada por factores propios de la cultura política de la dirigencia de ambos gobiernos. La sociedad argentina, parece vivir un período de constante conflictividad, durante el período estudiado, frente a las medidas tomadas por sus dirigentes. A esto hay que sumarle la falta de legitimidad; de credibilidad, de aquellos, que se ha ido acrecentado en los últimos años, lo cual conlleva a bajos grados de participación ciudadana en ámbitos estatales o en la toma de decisiones públicas, además de la ausencia de incentivos por parte del gobierno para revertir esta situación. Sin embargo, en desmedro de aquello, la sociedad ha buscado nuevos canales de participación, a través de Organizaciones de la Sociedad Civil, que buscan llevar a cabo acciones, que el Estado ha dejado de suplir a partir de la década de los ’90, y que si bien, ha intentado revertir a partir de comienzos del siglo XXI, como una suerte de retorno al Estado de Bienestar keynesiano, se pone de manifiesto que es imposible la existencia de un Estado Benefactor omnipresente, siendo esas instituciones intermedias, verdaderos canales de intermediación de intereses, entre la sociedad y el Estado. La sociedad chilena, por su parte, se ve constantemente incentivada por el Gobierno, quién crea canales de participación, a través de fundaciones, programas, etc., intentando constantemente contribuir con el desarrollo social de la nación, pese a los bajos índices de participación ciudadana en la diversas esferas estatales, y sociales. No obstante ello, y en comparación con Argentina, estas conductas nos llevan a ver como los dirigentes y la sociedad chilena en su conjunto, cooperan en aras de un objetivo común: el Bienestar Social.

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CONSIDERACIONES METODOLÓGICAS Para la comparación del presente trabajo se ha decidido utilizar el “Método de la Diferencia”, desarrollado por Llamazares, según el cual: “se toman casos en los que se produce un fenómeno y casos en los que este no se produce, y en el que se adjudica a los factores que difieren en unos y otros casos, la responsabilidad por el diferente resultado observado en los mismos” (Llamazares Valduvieco, 1996: 1955). En el caso analizado, el fenómeno que se produce o no en un caso u otro es “La eficacia del Estado de Bienestar”, entendiendo por Eficacia a: “la virtud, actividad, poder o capacidad para obrar o para conseguir un resultado determinado”(Diccionario Océano, 1997)

y al Estado de Bienestar entendido como “el conjunto de actuaciones públicas

tendientes a garantizar a todo ciudadano de una nación, por el mero hecho de serlo, el acceso a un mínimo de servicios que garanticen su supervivencia” (Muñoz de Bustillo, Rafael; 1993: 25). Y los factores que difieren en uno u otro caso son las variables de estudio seleccionadas para el análisis comparativo: “Gasto Público”, “Tasa de Pobreza” y “Cultura Política”, las cuales van a determinar el grado de Eficacia del Estado de Bienestar en Argentina y Chile.

Aplicación de la Comparación en el tiempo Continuando con lo expuesto por el autor antes mencionado, y dado que la comparación se focaliza en un determinado período (2006-2009: Gobierno de Michelle Bachelet en Chile, y gobierno de Néstor Kirchner y Cristina Fernández en Argentina), el recorte en el tiempo del objeto de estudio de nuestra investigación, será de carácter sincrónico, pues “consiste en la comparación de casos diferentes tomados estáticamente en un mismo instante temporal” (Llamazares Valduvieco, 1996).

Clasificación de variables y conceptos: aspectos metodológicos. Con respecto a este punto, acordamos tomar como bibliografía de referencia la obra de Sartori (1996) donde se detallan los diversos “niveles de abstracción” que podemos encontrar en los conceptos, como así también, la obra revisada de Pedro Morales (2012) para la clasificación de las variables. Teniendo en cuenta que lo que se pretende estudiar es la “Eficacia del Estado de Bienestar, en el caso Chileno y Argentino” es menester que tengamos en cuenta cuál es nuestra variable dependiente (Eficacia del Estado de Bienestar) de aquéllas independientes, ya que la Eficacia del Estado de Bienestar va a depender de cada caso de estudio en particular, como así también de las Políticas Publicas y Sociales (variable independiente), aplicadas en Chile y Argentina

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De acuerdo a las variables independientes tomadas para el caso de estudio, se ha decidido introducir de manera controlada, tres variables moderadoras, que coadyuven a la investigación; y que se detallan a continuación: Asignación del Gasto Público a las Políticas Sociales (“bajo nivel de abstracción”) Tasa de Pobreza (bajo nivel de abstracción). Cultura Política (“alto nivel de abstracción”).

Para clarificar lo antes expuesto, es importante comprender que Sartori entiende por Bajo Nivel de Abstracción a “un conjunto de categorías específicas que se desarrollan en concepciones llamadas configurativa y en definiciones contextuales; en este caso, la denotación queda sometida al requisito de una connotación muy precisa, donde las diferencias predominan sobre las semejanzas” (Sartori, 1996: 294), mientras que por Alto Nivel de Abstracción, se refiere a “a las categorías universales aplicables a todo lugar – geográficas – o tiempo – histórico – ; en este caso la connotación queda drásticamente sacrificada al requisito de una denotación global u omnitemporal” (Sartori, 1996: 295). Siendo en última instancia el Nivel Medio de Abstracción el punto de equilibrio entre la denotación y la connotación de los conceptos. Es en este nivel donde se colocan las teorías de rango medio, siendo a su entender este el nivel ideal para realizar cualquier tipo de análisis comparativo, sin irse a categorías demasiado universales, pero tampoco quedándose en otras demasiado abstractas y circunscriptas, es como bien lo dice su nombre un Nivel Medio de Abstracción, el cual no consideramos pertinente utilizar con las variables moderadoras, introducidas en la presente investigación, pues pensamos, ninguna de ellas reúne dichas condiciones. La elección de las variables moderadoras, antes mencionadas fueron consideradas tomando en cuenta nuestra variable independiente: Políticas Públicas y Sociales aplicadas en Chile y Argentina, con el objetivo de medir a nuestra variable dependiente, y determinar el grado de Eficacia del Estado de Bienestar (alto nivel de abstracción); puesto que estimamos, son las más indicadas a la hora de cuantificar esta variable.

Tipos de Investigación Creemos que en nuestro trabajo podemos combinar diferentes tipos de comparación y/o investigación; siguiendo en este sentido a Llamazares (1996), es por ello que, de acuerdo al tipo de abordaje, nuestra investigación será de carácter:

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“Descriptiva”: ya que como lo hemos planteado, tenemos por objetivo describir en qué condiciones, en un determinado país, el estado de bienestar es eficaz o no. Correlacional: pues se pretende buscar nexos de causa efecto entre las diversas variables tomadas para el análisis de casos, y “Monocultural”: es una tipo de comparación donde el eje central de análisis es el funcionamiento del Estado de Bienestar en dos países de América Latina que comparten mismos valores (la cultura occidental).

REFLEXIÓN FINAL La cultura es uno de aquellos factores que comparten ambos países por el hecho de ser occidentales, lo cual implica que coincidan en ciertos principios e ideales básicos a la hora de pensar en un país próspero, sin embargo, esto no quiere decir que no difieran en asuntos que para uno u otro son de relevancia: como sería la distribución del gasto público, los niveles en las tasas de pobreza y la cultura política de la élite gobernante. Son estas divergencias las que llevan a pensar en la Eficacia del Estado de Bienestar, principalmente cuando se ve que en Argentina, hay en el discurso de la clase dirigente un intento por volver a plantear un Estado de Bienestar universal e igualitario, pero que en realidad, en la práctica, nada de lo que se dice se hace. Claros ejemplos son el tema de la Salud y la Educación, ambos son servicios gratuitos y universales, a los que todos pueden acceder, pero que sin embargo, la calidad de los mismos es muy mala, debido a que si bien se descentralizaron las facultades en la década de los ’90, no obstante, los recursos que reciben las provincias continúan siendo los mismos o bien no se encuentran adecuado al crecimiento demográfico y/o económico de las mismas, o a las reales necesidades que debe afrontar cada una de ellas, existiendo sistemas de salud y educativo altamente heterogéneos en base a los recursos propios y nacionales con los que cada provincia cuente para su desarrollo y crecimiento. Otro factor de suma importancia a la hora del análisis, es la cultura política, ya que los programas y proyectos diseñados por los dirigentes, para estas áreas, no sólo tienden a ser cortoplacistas, sino que además no son igualitarios. Por su parte Chile, ha sido innovador a la hora de la implementación de políticas sociales incluyentes y a largo plazo, las cuales permiten visualizar su eficacia a lo largo del tiempo, ya que una educación bien planificada con cimientos sólidos y programas de promoción del niño en edad escolar, permiten que esa masa poblacional, se forme de la mejor manera, para que el día de mañana esa población activa sea el sustento del desarrollo del país. Es menester destacar que en Chile la educación básica y media es de carácter público, obligatorio y universal, y la educación superior es privada, sin embargo, es importante ver

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como en este país, donde se hace hincapié en los primeros años de formación de un niño, los índices de población bajo los niveles de pobreza con comparativamente, con la Argentina, mucho más bajos y estables, lo que da cuenta no sólo de éxito en la políticas implementadas, sino también en la visión que tienen los dirigentes de su país y en la claridad de los objetivos que se han propuesto. Seguramente tendremos mucho por aprender de nuestros vecinos, que habiendo pasado por situaciones similares a las nuestras, y con las misma problemáticas, han sabido enfrentar los desafíos que día a día han ido surgiendo, como así también ellos de nosotros, en cuestiones esenciales, tales como la importancia de la educación pública superior para el fortalecimiento y desarrollo de la sociedad. Finalmente, y como ciudadanos de argentinos, esta situación, nos incentiva a pensar que Argentina, siendo un país rico en recursos materiales y humanos, habiendo sido pionera de la reforma educativa, y de la defensa de los derechos sociales, no está exenta de superar las dificultades que se le presentan, sin embargo, para lograrlo consideramos se necesita una manifestación de comunión entre los dirigentes políticos y la sociedad en su conjunto, para el logro de un real y equitativo un desarrollo integral del país, donde dé cuenta de la existencia de un verdadero Estado de Bienestar, garante de derechos universales de calidad, pues en definitiva es esto último lo puesto en tela de juicio, “la calidad de los servicios públicos”. Desde una perspectiva integral, comparada, amplia, pero con ciertos matices, y en base a las diversas variables e indicadores tenidos en cuentas se pudo determinar que durante el período de estudio analizado (2006-2009) tanto en Chile como en Argentina, se evidencia cierto grado de Eficacia en el Estado de Bienestar.

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