POR FIN ESCANDINAVIA

POR FIN … ESCANDINAVIA Gracias a que Ainara nació con GPS incorporado hemos llegado a Dinamarca. Sonia, cuyo sentido de la orientación hace que se pie...
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POR FIN … ESCANDINAVIA Gracias a que Ainara nació con GPS incorporado hemos llegado a Dinamarca. Sonia, cuyo sentido de la orientación hace que se pierda en un garaje, ha mejorado como copiloto, aunque siempre es bueno poner en duda cuando muy segura dice: “es por aquí”. Pero el trabajo en equipo ha funcionado y cruzamos la frontera. Las 5 banderas de la foto que están a la entrada del país, son las de los países nórdicos. Como no hay acuerdo en lo que engloba el término Escandinavia, digamos que esta es una versión “ampliada” que incluye a Finlandia e Islandia. Nosotras estuvimos en los países con lengua escandinava (Dinamarca, Suecia y Noruega), aunque por lo que pudimos percibir, Noruega no encaja mucho culturalmente con los otros 2 países. Pero no adelantemos conclusiones… Estos 3 países hacen parte del acuerdo Schengen, por lo que no hay control de visado en las fronteras, así que solo pasan por aduana quienes tienen algo que declarar. Viajar así merece la pena, sin el agobio de papeles, asunto relevante al decidir el destino de este viaje. En carretera, la diferencia evidente al cambiar de país es que ya no hay circulando tanto camión (suponemos que muchas de las mercancías las suben por barco y hay menos población; sólo 5 millones de daneses), el número de coches se reduce significativamente (priman las marcas de la zona: Saab y Volvo) y aumentan los camping-car y auto-caravanas.

Paso fronterizo Alemania – Dinamarca

Aunque dejamos las grandes autopistas de Alemania, sigue presente la liga hanseática …moderna en las buenas autopistas danesas (gratis una vez más). A ojo, un 80% de los turistas que veremos de aquí en adelante son alemanes (y eso que somos miopes). Cruzamos el primer puente para pasar a la isla de Fiona. Parada en Odense, ciudad que vio nacer a HC Andersen. Aunque en la época (principios del 1.800) fue incomprendido y emigró, ahora la ciudad aprovecha el cuento (o mejor, los cuentos: el soldadito de plomo, el patito feo, la sirenita, etc.) como atracción turística. El museo con la casa donde nació Andersen (se supone que es la primera a la izq.)

En esta casa algo hizo también (la placa solo estaba en danés) 1

Así que es fácil encontrar la casa donde nació, otra donde se crió, una mas donde comió y cagó, estatuas grandes y pequeñas, en fin, la ruta de Andersen. El concepto de ciudad “humana” que hemos visto en el norte de Europa se mantiene: equilibrio, tranquilidad, muchas zonas verdes, grandes plazas, áreas peatonales en el centro, uso de la bici, urbanismo sin derroche…Y gente dándole vida, respeto, sin ruido, muy limpio. Todo a otro ritmo. De particular en Odense, las casas del centro, son viejas, barrigonas e inclinadas; es una de las ciudades más antiguas de Dinamarca.

Taxi con portabici

Lo primero que hicimos al llegar a Odense fue cambiar dinero. Estos países mantienen la corona, no sólo como nombre de su moneda sino también por sus reyezuelos (aunque dicen que son las monarquías más austeras). Sin tocar temas de soberanía ni nacionalismos, para viajar es mucho más cómodo el euro, pero ni modos, fuimos a un banco a cambiar euritos. Después nos dimos cuenta que en los Forex (las únicas casas de cambio) la comisión es menor, pero pagamos la primiparada. En el recorrido por la ciudad vimos detalles que nos llamaron la atención y que después descubrimos que son comunes a los 3 países: Las ventanas… En general, en las casas al norte de Europa (desde Flandes, Alemania…), no hay persianas ni contraventanas. Aquí aprovechan para que las ventanas sean “escaparates” de las casas. Es decir, ponen siempre uno o varios de estos motivos entre cortinas sencillas: plantas, flores, velas, lámparas, figuritas de porcelana. Las banderas… No solo estaban en la frontera, estos trapos que identifican cada país están en muchas casas, calles, plazas, en todo lado, incluso las señales de tráfico tienen los colores de la bandera. La arqueta es por deformación profesional

Los termos inox… En las áreas de servicio de las autopistas, en los parques y en cualquier banco o plaza, veíamos a la gente merendando y siempre con el termo (nosotras no llevamos el nuestro). 2

Como se ve en las fotos, después de 1 semana con mucho sol y calor, el cielo empieza a nublarse y la temperatura a bajar. La ducha al aire libre se complica, aunque conseguíamos agua caliente en los baños de la autopista (por cierto muuuuuy limpios). Pasamos a la siguiente isla (Selandia) por uno de los puentes más largos del mundo (18 km), vaya obra de ingeniería y vaya precio… 200 coronas danesas (27€). En los foros de internet y en las guías advierten que el uso de las tarjetas (crédito o débito) no es posible en la mayoría de peajes, gasolineras ni comercios. Falso, nosotras no tuvimos problema, por lo menos para estas cantidades y no nos cobraron comisión como habíamos leído.

Parada en ROSKILDE (un nombre muy divertido). Su catedral de ladrillo es patrimonio de la humanidad, nada excepcional, pero como no abundan las iglesias (y las que hay son protestantes y modestas), esta llama la atención por su tamaño.

Al aproximarse al mar, se nota la adaptación al medio desde tiempos pasados, surcando mares, constructores carpinteros, pescadores…. VIKINGOS. Todo esto lo explican en el Vikingeskibs Museet, que tiene una zona gratis con la exposición de los barcos vikingos y su proceso de construcción. Por supuesto, nosotras paseamos por donde no cobraban.

Museo Vikingo

Se supone que con uno de estos barcos llegaron a América mucho antes que Colón

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Seguimos en ruta a la capital que más nos gustó … KOPENHAGEN (o Copenhague en castellano). Lo primero era conseguir dónde dejar la furgo y pasar la noche. En Dinamarca no está permitida la acampada libre, así que la opción para quienes vamos con la casa a cuestas es quedarse en camping, pero como el más cercano queda a 10 km de la ciudad, se han inventado el city camp. Aparecía en la guía y cuando vimos el lugar pasamos de largo porque no creíamos que ese sitio pudiese ser … y pues sí era. Es un terreno vallado, cuyo dueño acondiciona unos baños en casetas móviles (muy limpios, nuevos) y cobra 25€ la noche (2 personas + furgoneta/camping car). Nuestra primera noche fue fresca y algo lluviosa. Pero, suerte, amaneció un día soleado aunque el aire fresco (o más bien frío) nos recordaba a qué latitud estábamos. Dinamarca es un país ventoso y lo aprovechan. Antes los vikingos con sus velas y ahora Vesta, primer fabricante mundial de molinos eólicos, omnipresentes en el país. Solo 10 minutos pedaleando desde el city camp y ya estábamos en el centro, junto a la calle comercial de Storget.

Demasiada propaganda para nuestro gusto en la plaza del ayuntamiento

De camino lo primero que vimos fue el Tívoli, uno de los parques de diversiones más antiguos del mundo y para algunos es la principal atracción turística de la ciudad. La muñeca del paraguas quería salir (o estaba dañado el barómetro?)

Dos de las entradas al Tívoli y en el centro los jardines y juegos

La noche anterior habíamos visto el ambientazo del parque, no solo son los juegos, también restaurantes, conciertos, exposiciones y programación de actividades culturales. A pesar de la cantidad de gente (Copenhague es la ciudad más grande de Escandinavia, con 1,3 millones de habitantes) no se siente el agobio característico del centro de las ciudades, puede ser por el hecho de que muchas calles están peatonalizadas (aquí fueron creadas las primeras calles peatonales de Europa), hay bastantes plazas amplias y parques, sin olvidar su apertura al mar y los canales. 4

Fin de curso, jóvenes en calles y plazas

Protesta en una plaza contra la Monsanto

Informalidad en las calles

Paseando por las calles del centro, vimos variedad de edificios con mezcla de estilos, pocas casas antiguas, mucho ladrillo, pero el conjunto resulta agradable. Llama la atención las torres de las iglesias y monumentos, la mayoría de color verde cobrizo.

¿Arquitectura churumbelesca?

En el centro está el Museo Erótica (donde el letrero de neón de la foto de la izq.). Los daneses fueron los primeros en permitir la pornografía, en 1968. En el museo cuentan la historia erótica de la humanidad, pero a 13€ la entrada, no pasamos más allá del portal y el vestíbulo con el gran falo.

Para más información y detalles (sin pagar), y morbo de algunos…, www.museumerotica.dk

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En general, el ambiente en la ciudad es relajadísimo, la gente vestida muy informal, comiendo en la calle, leyendo y descansando en las plazas y parques, siempre con una sonrisa. Nosotras comimos bolitas de pescado con Tuborg (la cerveza nacional junto con Carlsberg… posiblemente la mejor cerveza del mundo, dice el eslogan…), al borde de uno de los canales. De todos los canales, el más turístico y donde se encuentra la mayor concentración de gente y de bares-cafés, es el de Nyhavn, antiguo puerto:

En cambio, en el canal de Christianshavn sólo vimos daneses, algunos bohemios que viven en los barcos, jóvenes tomando el sol, relax total. Entre semana, día laborable del mes de Junio. Christiansborg es una isla con palacios y casernas. Edificios más bien pesados, mamotretudos y feos, lo bonito son las modelos posando. Los bordes de los canales Yderhavnen y Sydhavnen, dos de los principales, están siendo remodelados. Eran zonas industriales degradadas que están siendo transformadas con edificios nuevos como la biblioteca de granito negro.

El diamante negro (la biblioteca)

Otra perspectiva del canal desde la biblio

Estas sillas son de la biblioteca

Queríamos consultar el correo en la biblioteca pero había que reservar, así que preferimos aprovechar el sol y seguir recorriendo. 6

Copenhague posee tal variedad que incluso tiene un barrio hippie, Christiania. Era un barrio militar hasta principio de los 70 y debido al abandono se creó un movimiento okupa con una organización social alternativa. El ayuntamiento reconoció incluso la “ciudad libre de Christiania”. Hace unos años quisieron echarlos pero 30.000 personas se movilizaron y lo impidieron. La gente sigue viviendo en este barrio, con sus cooperativas, talleres, fábrica de bici-carros, bares, etc. todo organizado de manera colectiva, supuestamente… En la actualidad también es atracción turística.

Advierten que no hay que tomar fotos y Phinn (el del city camp) nos dijo que tuviésemos cuidado con las bicis porque nos podían robar. Pero que va, si hasta los policías estaban por ahí paseando. Había mercadillo de chucherías (o artesanías) y en una calle estaban concentrados todos los borrachines bebiendo. Por cierto, mucha raíz “Christian” hasta ahora. No es por lo religioso (aquí son protestantes y no tan creyentes…) sino por los reyes daneses Christian… Y hablando de reyes, llegamos a Amalienborg, el palacio de la reina. Estaban de guardia unos soldaditos muy graciosos con los gorros peludos altos.

En este canal que separa la ópera del palacio real, había un yate de 4 pisos, esperando que subieran una encomienda, que ponía para la princesa no se que. Pues si ese es uno de los barquitos de la familia, lo de la monarquía austera no cuadra mucho que digamos. Nos dijeron que era de la familia real inglesa… Seguimos pedaleando, pedaleando y alcanzamos el parque donde está el símbolo de la ciudad. La famosa sirenita. El diminutivo hace honor al tamaño de la estatua. Si el cuento de Andersen se llamara la sirena, quien sabe si la hubiesen hecho más grande. Lo cierto es que sale en todas las postales de la ciudad, pero con fotos tomadas muy de cerca para que no se note su tamaño y no se vean las fábricas y centrales eléctricas del fondo. 7

A la sirenita la han decapitado varias veces, suponemos que como protesta contra la Carlsberg, cuyo dueño y fundador la pagó y mando colocar. Y como dinero no le faltaba al señor Jacobsen también organizó una gliptoteca (colección de esculturas) en el centro, con elementos egipcios, griegos, romanos, etc. Aunque allí tampoco entramos… Aquí la sirenita de camiseta azul tocó por primera vez el mar Báltico ante la confusión de los turistas del barco que no se aclaraban de cuál era la verdadera escultura.

En este punto y hora se habrán dado cuenta que nos gusta mucho recorrer en bici. Pues esta ciudad (y todo el país) es el paraíso para ello. Tienen carriles bici anchos que conectan toda la ciudad y cuando no hay, en la calle se prioriza al ciclista, todo muy bien señalizado. Aprendimos rápido y sobre la marcha todas las señales para parar, girar, etc. Por nuestro ritmo de pedaleo y el tamaño de nuestras piernas todos los daneses nos pasaban por el lado como ráfagas. Era muy chistoso en los semáforos cuando se ponían en verde y nosotras estábamos de primeras, por más que nos esforzábamos nos dejaban rezagadas. Claro, nosotras estábamos en otro plan y para ellos la bici es un medio de transporte más. En las estaciones de tren es sorprendente la cantidad de bicicletas aparcadas. Nos fuimos de Copenhague con una deliciosa sensación de lo que es el bienestar. Todo nos encantó, la informalidad de gente, su respeto, las sonrisas, el disfrute de las calles, plazas, parques. Gente moderna, no derrochadora ni consumista, sin ostentaciones, práctica. Vamos, que no necesitan ir a la última, ni mostrar nada aunque tengan de todo. Es notoria la diferencia con España, país de nuevos ricos donde hay que ostentar aunque solo se tengan deudas. Y ya ni hablar de las diferencias con Colombia. En definitiva, que es un privilegio vivir aquí, en el país del Lego, donde todo está a una escala justa. Con razón en el mapa de la felicidad, Dinamarca salió como el país más feliz del mundo. Nosotras tuvimos la suerte de sentirlo por unos días. Y estaremos de vuelta por este país. Y como una imagen vale más que mil palabras, dejamos de dar el coñazo con tanta cháchara y les mostramos otras fotos.

P.D. Si no se aburren de esperar, en el próximo capítulo contaremos mas cosillas de nuestro recorrido hasta el círculo polar.

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Lo monumental:

Iglesias horribles

El Ayuntamiento (alcaldía)

Las bicicletas

Otras

Salchichas-tubo, producto export danés Cestas para la bici

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Para colgar los abrigos en invierno (en la biblio)

Plano de situación de Cristiania

Bar cerca al Tívoli

Estación de tren en Copenhague

S o l d a d i t o d e p l o m o Zona del palacio real

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