HISTORIA El topónimo Melide proviene del nombre latino Mellitus. Inicialmente sería una villa (m) Melliti (villa de Mellitus, nombre del poseedor o terrateniente que va a dar nombre a la localidad). Como tantas otras villae medievales, nace en el camino de Santiago. En el primer tercio del siglo IX tiene lugar la invención (invenire´hallar´) o descubrimiento del sepulcro del apóstol Santiago el Mayor. Este acontecimiento producirá un movimiento imparable de todo el mundo cristiano hacia Santiago de Compostela. Multitudes inmensas de toda Europa se dirigen a la ciudad del apóstol a través de distintas rutas de peregrinación. Por Melide va a pasar el Camino francés. También existen pruebas documentales de que el Camino de Oviedo confluía en Melide con el francés. Esta circunstancia histórica influyó en el nacimiento de nuevas poblaciones y su posterior desarrollo en la antigua Terra de Abeancos, actualmente Terra de Melide. Las primeras menciones históricas menciones históricas a Melide son posteriores al origen del camino. Los primeros documentos que hacen referencia a Melide son de mediados del siglo X y principios del XI. En el 1231, Alfonso IX inicia la repoblación de la villa desde el alto de O Castelo. En este lugar se construye un castillo y cerca de él la iglesia de San Pedro, hoy desaparecida. Entre estos dos puntos, conectados por un camino, hoy rúa Principal, se fue formando poco a poco un núcleo poblacional. A los márgenes de esta calle, por la que pasaba la ruta francesa del Camino de Santiago, se van a construir casas donde fijan su residencia y lugar de trabajo los primeros comerciantes y posaderos medievales. Aún a finales del siglo XVI una gran parte de la vecindad melidense eran posaderos. En 1320 la villa es favorecida con un portazgo y con el amurallamiento de su burgo, logrados por el arzobispo de Santiago de Compostela, Berenguel de Lendoira, muy agradecido por la ayuda que había recibido del entonces señor de la villa, Fernán Fernández de Abeancos. De las murallas, derribadas probablemente durante la revuelta Irmandiña, no se conserva hoy nada, ya que en la sesión del 12 de enero de 1841 el Concello acordó sacar a subasta los últimos restos. Entre 1467 y 1469 la Xunta da Santa Irmandade Do Reino de Galicia tuvo cinco grandes reuniones. La gran primera “xuntanza”, y nacimiento de dicha xunta, va a ser en Melide entre marzo y abril de 1567, eligiéndose esta villa “porque era en la meitad del Reino”. En

ella se pidió a los grandes caballeros allí presentes que dejaran pacíficamente las fortalezas en manos del poder almandino. En siglo XV, nacen o adquieren un significado social y político, que antes no tenían en Galicia, nuevos linajes, entre ellos Los Ulloa, que van a dominar durante todo este siglo Melide. El hecho más destacable, arquitectónicamente hablando, de Los Ulloa en la villa fue la reconstrucción del “convento de Sancti Spiritus” hacia 1498, promovida por Sancho Sánchez de Ulloa. En el siglo XVII tiene lugar la fundación y edificación de la “Obra Pía de San Antón”. En el año 1835 se lleva a cabo la desamortización del convento. En 1840, el convento abandonado se convierte en iglesia parroquial. Durante la Guerra de la Independencia, los melidenses, bajo las órdenes del padre Conde, lucharon contra las tropas francesas, impidiéndoles la libre comunicación entre Lugo y Santiago. POR EL CAMINO DE SANTIAGO O LEBOREIRO.La ruta francesa del camino se interna en Melide por la aldea de O Leboreiro, antiguo “Campus Leporarius” (monte de liebres) calixtino, donado por Fernando II al monasterio de Sobrado en el año 1185. Tuvo un hospital de peregrinos. La primera noticia documental de él es del siglo XII. Fue rehabilitado por Vasco de Ulloa en el siglo XV. Actualmente sólo se conservan del edificio dos paredes con los escudos de armas de los Ulloa. Delante del mismo, un “cabeceiro” (hórreo) hecho con varas entretejidas recuerda los primitivos “celeiros” (graneros) para guardar el maíz. La iglesia es gótica, aunque persisten en ella concepciones y motivos ornamentales característicos del románico. Tiene nave rectangular y ábside circular, destaca por su portada principal, con arco y arquivolta ojivales. La puerta es adintelada. En el tímpano aparece esculpida en altorrelieve la Virgen, sedente y coronada, que sostiene al Niño con ambas manos, que descansa de pie sobre la pierna izquierda de la madre. A uno y otro lado aparecen esculpidos en bajorrelieve ángeles que aportan filacterias e incensarios. Los capiteles de las dos columnas representan basiliscos. El acceso al presbiterio se hace a través de un arco triunfal de medio punto apuntado, elevado sobre pilastras. En la cima de la nave hay un “Agnus Dei”, formado por un carnero y una cruz acrotera. En el alero del ábside aparece una serie de canecillos con figuras y cabezas

humanas y de animales. En el lateral sur tenemos unos sencillos canecillos, dos de ellos decorados con conchas de vieiras. En el interior se encuentra una interesante colección de escultura religiosa de varias épocas. En el muro lateral izquierdo hay una imagen de la Virgen, de madera policromada, sedente y con el Niño en el regazo, del siglo XIV. También se conserva un panel de pintura mural realizada en el segundo tercio del siglo XIV, con las representaciones de la “Flagelación de Jesús”, la “Visitación de Santa Isabel a la Virgen” y el “Martirio de San Sebastián”. En la pared del arco triunfal se descubrieron restos pictóricos de un Cristo Crucificado. El camino sigue hacia Furelos, bajando hasta el rio Seco, atravesado en Desicabo por un hermoso puente medieval de un solo arco.

FURELOS.Aldea de origen muy antiguo, citada en documentos del siglo XII, mantiene en parte su estructura medieval. Según Felipe Arias bien pudo estar aquí situada la “Mansión Brevis” de la vía XIX de Braga a Astorga. Su puente medieval es una de las joyas de la arquitectura civil del Camino de Santiago, sin duda el más hermoso de todos cuantos hay en la ruta francesa a su paso por Galicia. Citado en los tumbos de Sobrado, data del siglo XII y fue parcialmente reformado en el siglo XVIII. Furelos también contó con un hospital de peregrinos, documentado ya en el siglo XII. El catastro del Marqués de la Ensenada (siglo XVIII) da testimonio de su existencia. En 1770 ya amenazaba ruina. La iglesia de San Xoán de Furelos, al lado del Camino de Santiago, conserva parte de su arquitectura medieval románica, concretamente el hastial sur. Bajo el alero aparecen una serie de canecillos, doce en total, colocados a distancias desiguales unos de los otros.

MELIDE.Capital de la comarca Terra de Melide, es una de las villas del camino, monumentalmente hablando, más interesantes en su recorrido gallego.

La actual Capela de San Roque se construyó en el año 1949con materiales procedentes de las demolidas iglesias medievales de San Pedro y San Roque. La portada principal, una de las más hermosas del arte medieval gallego, proviene de la vieja iglesia de San Pedro. Está enmarcada por dos contrafuertes poco salientes, compuestas por tres arquivoltas semicirculares, con elementos que apuntan claramente hacia una estética gótica: columnas de pequeños fustes y altas basas, capiteles todos ellos con decoración vegetal, que nos permiten datarla a principios del siglo XIV. Al lado de la iglesia se encuentra un “cruceiro”, uno de los más antiguos de Galicia, probablemente del siglo XIV. El anverso representa a un Cristo Majestad, sedente, mostrando las llagas de las manos, coronado, con un paño que le cubre las piernas. El reverso representa un Calvario. En el corazón histórico de Melide se encuentra la Praza do Convento, que reúne varios edificios monumentales. La Iglesia Parroquial de Sancti Spiritus perteneció al desaparecido monasterio o convento de la Orden Tercera de San Francisco, fundado en el siglo XIV. Es un buen ejemplo de continuidad en el espacio y en el tiempo. De la antigua iglesia sólo queda una pequeña capilla lateral, dedicada a partir del siglo XVII al Santo Cristo, con bóveda y arco triunfal ojivales, éste sostenido sobre dos columnas con fustes entregos y basas con plinto. Únicamente se conserva un capitel, que está decorado con cintas. Empotrado en una pared posterior hay otro capitel que puede ser el de la columna de la derecha. En el siglo XV, concretamente en 1498, don Sancho Sánchez de Ulloa, primer conde de Monterrey, con la piedra del castillo de Melide derrumbado durante la revuelta Irmandiña, decide reconstruir la iglesia del convento en recuerdo de su madre: doña Inés de Castro. La dirección de la obra será a cargo de los maestros Xan do Llano y Xan Casal. El resultado es una iglesia de ábside rectangular con bóveda de crucería. De esta misma época también son los dos sepulcros laterales góticos. Se trata de dos cenotafios “in memoria” de Doña Leonor de Mendoza y Doña Inés de Castro, primera y segunda mujer respectivamente de Lope Sanches de Ulla. Los dos sepulcros se yerguen con columnas y arcos de medio punto que se adornan con pináculos y remate conopial. Las figuras visten el hábito franciscano, con rosario en las manos y paños formando grandes

pliegues. En el frente de ambos sepulcros figuran inscripciones genealógicas de estas dos damas de la nobleza galaica, que tuvieron un protagonismo destacado en la Edad Media. Durante el siglo XVIII la iglesia va a sufrir una profunda reforma: sólo quedarán la capilla lateral del siglo XIV y la capilla mayor del siglo XV. Se amplía la nave construyendo una bóveda de cañón, que se reparte en cuatro trechos separados por arcos fajones que arrancan de ménsulas conectadas por arcos entre sí. El retablo barroco de la capilla mayor es obra de Francisco Canseco, uno de los grandes escultores del barroco gallego de la segunda mitad del siglo XVII y principios del XVIII, quien talló, entre otros, el impresionante retablo mayor de la iglesia de San Paio de Antealtares en Santiago de Compostela. El retablo melidense, realizado hacia 1690, se organiza en predela, cuerpo y ático. El cuerpo principal presenta en su centro una hornacina de arco de medio punto, flanqueada por columnas salomónicas con decoración típicamente barroca de racimos y hojas, y las imágenes de San Francisco y Santo Domingo. La Inmaculada, que preside el conjunto, es una obra posterior, de finales del siglo XVIII. En la parte central del ático aparece una representación del episodio de Pentecostés y en el recuadro posterior el escudo de la orden franciscana bajo corona condal y con ángeles tenantes. Sobre el suelo del retablo se encuentra el sepulcro de Fernán González, fundador de este convento-hospital. En el fondo del retablo existen unas pintura murales del siglo XVI. El Retablo da Virxe das Dores, que se encuentra situado en la nave del evangelio, es de la segunda mitad del siglo XVIII. Otras piezas escultóricas interesantes que el edificio guarda en su interior son un Niño Jesús, del siglo XVII, realizado en marfil, un Nazareno, un Sagrado Corazón y una Verónica con la Santa Faz, todas ellas piezas del siglo XVIII. La portada principal de la iglesia, del siglo XVIII, está en un lateral, hacia la plaza y tiene características del barroco compostelano de esa época. La torre, también del siglo XVIII, es de planta cuadrada, con ligeros contrafuertes, con remate en cúpula ochavada con pináculo. Su perfil es semejante a las de San Francisco en Santiago de Compostela.

Al oeste de la plaza del Convento está el pazo, con su capilla, de la Obra Pía de San Antón, fundado en 1671 por el arzobispo de origen melidense D. Mateo Segade Bugueiro, en una casa y solar de propiedad familiar. Con una finalidad docente en su origen, va a ser conocido también como la Colexiata (en el siglo XIX como el pazo do Marqués de Corvera). Desde 1960 es sede del ayuntamiento. La planta baja estaba destinada a las cuadras, bodegas y otras dependencias y la alta a aulas y viviendas. Hoy sólo se conserva la fachada de la estructura de este edificio, ya que todo el interior fue renovado, perdiéndose la antigua escalera de piedra, la disposición del patio, a modo de claustro, y las demás dependencias para ajustarlo al nuevo uso. El diseño de la portada de la capilla, de estilo barroco, es atribuido a Domingo de Andrade, el arquitecto gallego más prestigioso de la época. Consta de pilastras y capiteles planos, dintel adovelado que sustenta un frontón partido. En el tímpano destaca el escudo de armas del arzobispo fundador. Su planta es rectangular, con nave cubierta con bóveda de medio cañón. El primer trecho está parcialmente cubierto por la tribuna de madera. En los primeros escalones descansa una esbelta columna, con basa y capitel características del Medievo, lo que se puede considerar un ejemplo de arcaísmo o bien una pieza medieval procedente de otro edificio. Las dos estatuas orantes, barrocas y pétreas, fueron esculpidas en granito en 1674 por el escultor Mateo de Prado, uno de los escultores más importantes del momento. La de la derecha representa a un caballero, D. Antón Varela de Segade, primer patrón de la Obra Pía, con vestimenta típica de la época. La de la izquierda es un cenotafio con una figura orante y arrodillada, con vestimenta eclesiástica, que recuerda la figura de D. Mateo de Segade Bugueiro. En una de las calles que da a la plaza se encuentra el edificio del Museo Terra de Melide. Diseñado por el arquitecto melidense, Xulio Álvarez, construido sobre un antiguo hospital de peregrinos del siglo XV, conserva la fachada de 1502, es un buen ejemplo de integración en plena zona monumental, procurando la dialéctica de lo nuevo con lo antiguo. En el alto de un castro prerromano, en el lugar en que se construyó en la Edad Media el castillo, se yergue en 1741 la Capela do Carme, construída por Blas Núñez de Segade, capellán de San Antón, con la ayuda de todos los melidenses. La planta rectangular, con arco triunfal de medio punto. La fachada cuenta con una portada de vano

adintelado y remate en frontón triangular partido. En el centro de éste hay una hornacina flanqueada por pilastras que contiene la imagen de la Virxe do Carme con el Niño y San Simón de rodillas. En su interior sobresale el retablo, realizado hacia 1755. En el camarín central, más saliente que los laterales, está la hermosísima imagen de la Virxe do Carme, de finales del siglo XVIII, atribuida al taller compostelano de Gambio-Ferreiro o discípulos. Flanquean esta imagen las de San Ramón Nonate y San José, ambas también de finales del siglo XVIII.

SANTA MARIA.Catalogada monumento nacional, es la joya del románico melidense. Iglesia de una sola nave que remata formando un ábside semicircular en su cabecera. El ábside consta de un trecho recto, con bóveda de cañón, y de capilla, con bóveda de cascarón. En el fondo del ábside hay una ventana abocinada rematada por un arco de medio punto, con columnas de fuste liso y capiteles vegetales: el izquierdo con motivos muy estilizados y el derecho con piñas, motivo tardío en el románico gallego, que aparece en otras iglesias: San Miguel de Esporiz ( Monterroso), San Martiño de Ferreira (Palas De Rei) y Santa María de Arco (Antas de Ulla), todas ellas en la Provincia de Lugo. Tanto el trecho recto como la capilla del ábside están decorados con pinturas datadas en los primeros decenios del siglo XVI. En el cascarón se representa una Trinidad, rodeada con los símbolos del Tetramorfos, todo sobre un fondo blanco salpicado de estrellas de ocho puntos. En la bóveda de cañón, correspondiente al tramo recto, aparecen nueve querubines con las alas extendidas, portando trompas, y de ellas salen filacterias con texto alusivos al último día. A ambos lados de la ventana del ábside existe una representación de los apóstoles, que aparecen bajo arcos escamados y moldurados. Todos aparecen de medio cuerpo. El arco de triunfo es de medio punto, peraltado y doblado. De apoya en dos semicolumnas entregas de fuste liso, sostenidas por basas áticas que presentan cabezas a modo de garras. El capitel izquierdo está decorado con elementos vegetales. El derecho es figurativo: representa a un hombre entre dos figuras monstruosas con fauces

abiertas, la de la derecha semeja un león (cuadrúpedo con melena rizada y larga cola enrollada alrededor del cuerpo), mientras la de la izquierda tiene cuernos, pelaje insinuado a base de líneas incisas, levantándose sobre sus patas traseras. Ambas figuras agarran al hombre por la cintura con una garra. Parece una representación simbólica del Hombre luchando contra el Mal La portada occidental es abocinada, con tres pares de columnas, que sostienen otras tantas arquivoltas de medio punto. De los seis capiteles, cuatro tienen decoración de tipo vegetal y dos, pertenecientes al lado izquierdo, presentan decoración figurativa. El correspondiente a la arquivolta mayor representa una serpiente enrollada sobre si misma atacando a un cuadrúpedo, que podría plasmar la lucha entre un león y un basilisco, lo que en la iconografía medieval, simboliza la lucha entre Cristo y Satán. El capitel central presenta dos aves de largos picos y con las cabezas vueltas hacia sus respectivos cuerpos. Los tres capiteles del lado derecho son vegetales y cada uno presenta un tipo diferente de hoja. La arquivolta mayor de la portada presenta una organización que la hace única en la provincia de A Coruña: tanto el trasdós como el intradós aparecen decorados mediante casetones que, en su mayoría, guardan motivos geométricos (cruces, semicírculos, ondas y círculos). El arco triunfal de Santa María estaba cerrado por una reja de hierro. Es la única reja románica que se conserva en Melide. La función de este cierre era proteger los objetos sagrados y valiosos. Otro elemento destacable de la iglesia es el altar mayor románico que se conserva en el centro de la capilla mayor. Pocos altares románicos gallegos llegaron hasta la actualidad. En su interior existe una imagen gótica de la Virxe das Neves, patrona de la parroquia.

SAN VICENZO DE VITIRIZ.Es la última aldea del Camino de Santiago a su paso por el Concello de Melide. Antropónimo de origen germánico, alberga una de las iglesias más interesantes de la comarca, tanto desde el punto de vista arquitectónico como esotérico, relacionada desde sus inicios con el culto a Rocamador.

La planta del edificio, de fabricación gótica, es de una sola nave, de ábside rectangular. En la cima de la nave está colocado un rosetón de piedra, el único entre las iglesias de la comarca, y en la cima del ábside un Agnus Dei. Quizás lo más destacable del edificio sea la abundancia de canecillos en el alero, todos ellos muy bien labrados. En su interior tiene un arco triunfal apuntado, apoyado en pilastras. En el retablo se encuentra una imagen de la Virgen que recuerda formas del siglo XV, aunque semeja posterior.

FUERA DEL CAMINO SAN XOÁN DE GOLÁN.La iglesia de San Xoán de Golán es, desde un punto de vista planimétrico, de nave única y ábside rectangular. El elemento más destacable de este edificio románico es su arco de triunfo. Se trata de un modelo semejante al de Santa María de Ordes (Toques- A Coruña) y de otras iglesias románicas de la zona centro de Galicia. Es un arco románico de medio punto, con un par de columnas, con basas áticas, que sostienen la arquivolta mayor mientras la menor se apoya sobre el propio muro. Los fustes son lisos y los capiteles son decoración vegetal.

SAN MARTIÑO DE MOLDES.No conserva su ábside románico a causa de las reformas que sufrió a finales del siglo XVIII o principios del XIX. Lo más destacado del templo son sus dos portadas románicas, que presentan motivos iconográficos interesantes, tanto en los capiteles como en los tímpanos. Estilísticamente hablando están vinculadas al taller del maestro Pelagio, unos de los pocos artistas románicos de nombre conocido de entre todos aquellos que desarrollaron su labor artística en Galicia. La portada sur tiene un único arco de medio punto sostenido por dos columnas, con basas áticas y fustes lisos. Los capiteles son vegetales. En el tímpanos aparecen representados dos cuadrúpedos, con largas colas, sentados frente a frente, con sus extremidades en contacto y con las fauces abiertas. La escena apenas tiene dinamismo, todo en un estilo simple, sin proporcionar detalles anatómicos que permitan investigar de qué animales se trata. En las mochetas que sostienen el

tímpano aparecen también figuras de animales. La figura de la izquierda representa a un simio con la boca abierta; la de la derecha a un león. Ambas presentan una actitud amenazadora, propia de la función apotropaica que desarrollan cuando se encuentran a la entrada de las iglesias. La portada occidental es más rica tocante a su decoración. Se trata de una portada abocinada, con dos arquivoltas sostenidas por columnas. Los cuatro capiteles tienen una decoración zoomorfa rica y variada.

EN LA COMARCA TOQUES.Terra de Melide cuenta en su territorio con uno de los primeros edificios del románico gallego: San Antolín de Toques (Toques-A Coruña). La iglesia, conocida también como A Capela, es el único elemento arquitectónico que queda en pie de lo que en su tiempo fue un complejo monástico, junto con las ruinas de las dependencias. No se conoce la fecha de su origen. La mayoría de los autores hablan de un edificio prerrománico que va a ser reestructurado en el siglo XI, probablemente en la segunda mitad, momento en que el monasterio recibe importantes donaciones. Los capiteles del arco de triunfo presentan rasgos distintivos del arte hispano visigodo galaico con respecto al resto del producido en el Estado español. Su decoración recuerda motivos indígenas de estelas tardo romanas, que bien pueden ser evoluciones de temas de origen céltico. A la derecha del arco triunfal hay un relieve esculpido en uno de los sillares de piedra del muro. Representa a una figura humana y a un cuadrúpedo de mayor tamaño y con las fauces abiertas. Por el tipo de talla, por la sencillez del estilo que omite cualquier detalle anatómico, por el tratamiento que se le da a las figuras y por el tema, esta pieza se vincula al arte prerrománico asturiano, que cuenta con ejemplos semejantes. Los muros están compuestos por hiladas de sillería desiguales. Este tipo de parámetro, conocido como pseudónimo, tiene una clara ascendencia prerrománica. En la parte superior del ábside, sosteniendo la cornisa, a lo largo de todo su perímetro, hay una sucesión de arquitos lombardos de medio punto que se ajustan al

trazado del piñón del ábside. Sobre estas arcuaciones corre una fila de ladrillos a modo de diente de sierra, lo que se considera otra características de la arquitectura prerrománica. Algunos autores piensan que estos ladrillos son fruto de la reutilización de materiales procedentes probablemente de la capilla situada con anterioridad en la cima de O Bocelo. Las ventanas de la nave tienen doble derrame, con arcos doblados y trasdosados. Al margen de la arquitectura, esta iglesia guarda en su interior un grupo escultórico en madera policromada realizado en el siglo XIII: el llamado Calvario de Toques. Es el más antiguo de Galicia. El Cristo, que presenta cuatro clavos, como los románicos, está flanqueado por la talla de la Virgen y por San Juan. A ambos lados del arco triunfal se conservan pinturas renacentistas datadas en el primer tercio del siglo XVI. El resto de las pinturas son del siglo XVII. Las del presbiterio se perdieron.

SOBRADO.El Monasterio de Sobrado fue fundado en el año 952 por orden de los condes de Présaras como monasterio familiar. Con la llegada de los monjes cistercienses franceses, es el primero que se integra a dicha orden en la Península Ibérica, se va a convertir en uno de los más poderosos de Galicia. De esta época cisterciense es la fábrica del refectorio y la sala capitular. También se conserva en el claustro das procesións la cocina, un verdadero monumento gótico. El claustro da hospedería es de estilo herreriano. La actual iglesia del monasterio es barroca, aunque se conservan restos de la antigua del siglo X y del románico cisterciense. La fachada barroca es obra de Pedro de Monteagudo.

LOS MUSEOS MUSEO TERRA DE MELIDE.Es uno de los más importantes e interesantes de la ruta francesa en su recorrido gallego. Creado en 1982, actualmente cuenta con un nuevo edificio, comprado por suscripción popular, levantado sobre un antiguo hospital de peregrinos, recientemente rehabilitado para el uso museístico, situado en plena zona antigua de la villa, recoge piezas de los castros de la comarca y de los hallazgos de las

excavaciones del castro de A Graña y de la villa romana de Piñeiro: cerámica castreña, hachas del neolítico, fíbulas, puntas de lanza, etc. La sección etnográfica es muy amplia: aperos de los oficios de la comarca, juguetes, relojes, la escuela, etc.

MUSEO-CASA PARROQUIAL.Está situado en el antiguo claustro y en la rectoral de la iglesia parroquial de Sancti Spiritus. Iniciado, auspiciado y desarrollado por el párroco D. Antonio Mourelle, tiene como finalidad la conservación y exposición de todo aquello que pertenezca a la iglesia melidense. En el podemos encontrar interesantes piezas procedentes de las iglesias de la villa.