Podemos cambiar las creencias que nos limitan? Autor: Javier Iturralde

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¿Podemos cambiar las creencias que nos limitan?

Autor: Javier Iturralde

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¿Podemos cambiar las creencias que nos limitan?

ÍNDICE

INTRODUCCIÓN ....................................................................................................... 6

CAPÍTULO 1.- PREGUNTAS COMUNES .................................................................... 14 CAPÍTULO 2.- QUÉ SON LAS CREENCIAS ................................................................ 19 2.1. DEFINICIÓN................................................................................... 19 2.2. VALORES Y CRITERIOS DE SATISFACCIÓN ....................................... 22 2.3. ORIGEN DE LAS CREENCIAS ........................................................... 25 2.4. LAS IMPRONTAS ............................................................................ 30 2.5. CARACTERÍSTICAS DE LAS CREENCIAS ........................................... 32 2.6. LA ESTRUCTURA DE LAS CREENCIAS .............................................. 35 2.6.1. Estructura Superficial o Lingüística ........................... 35 2.6.2. Estructura Profunda .................................................... 37 2.6.3. El lugar neurológico de las creencias ........................ 39 CAPÍTULO 3.- CAMBIO DE CREENCIAS .................................................................... 41 3.1. ASPECTOS A CONSIDERAR EN EL CAMBIO DE CREENCIAS ................................. 41 3.1.1. CREENCIAS LIMITANTES.............................................................. 41 3.1.2. EL SISTEMA DE AUTOPROTECCIÓN DE LAS CREENCIAS ................. 42 3.1.3. RESPETAR EL VALOR DE LA CREENCIA ........................................ 43 3.1.4. RESPETAR LA NECESIDAD DE SENTIRNOS COHERENTES............... 44 3.1.5. LA INFORMACIÓN NO VERBAL..................................................... 45 3.1.6. EL PAPEL DE LOS NIVELES LÓGICOS ........................................... 46 3.2. MODELOS PARA CAMBIAR CREENCIAS .............................................................. 47 3.2.1. La propuesta de Anthony Robins ............................... 47 3.2.2. Cambio de sub modalidades (PNL) ............................ 50 3.2.3. Cambio natural de creencias (Robert Dilts) ............... 54 3.2.4. El modelo de Fleche y Olivier ..................................... 58

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CAPÍTULO 4.- CASOS PRÁCTICOS DE CAMBIO DE CREENCIAS .................................. 65 4.1. MIEDOS ........................................................................................ 65 4.2. CREENCIAS Y DEPRESIÓN .............................................................. 66 4.3. LA CREENCIA QUE SE ESCONDE EN UN JUICIO A TERCEROS .............. 67 4.4. LA CREENCIA IMPLÍCITA EN UN “NUDO CALIBRADO” ......................... 68 4.5. LA CREENCIA ESCONDIDA EN UN JUICIO A UNO MISMO ...................... 69 4.6. CREENCIAS Y PREOCUPACIÓN ........................................................ 70 4.7. EL CASO DE LA HIJA QUE ESTABA OBSESIONADA CON “ARREGLARSE” .......................................................................... 71 4.8. CREENCIAS DE “DOBLE NÚCLEO”................................................... 72 4.9. UNA CREENCIA FORMADA A PARTIR DE UNA EXPERIENCIA VIVIDA EN LA INFANCIA ................................................................................

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4.10. CREENCIAS TRANS-GENERACIONALES .......................................... 74 4.11. LA CULPA Y LAS CREENCIAS SUBYACENTES .................................. 75 4.12. EL PAPEL DE LA ESCUCHA EN EL CAMBIO DE LAS CREENCIAS ......... 76 4.13. EL PROCESO DE FORMACIÓN DE CREENCIAS POTENCIADORAS ........ 78 4.14. LA CREENCIA “POSTIZA” ............................................................. 79 4.15. LA CREENCIA OCULTA ................................................................. 80 4.16. LA PRESUPOSICIÓN NOS AYUDA A AFLOJAR EL “YUGO” DE LA CREENCIA ...................................................................................

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BIBLIOGRAFÍA ...................................................................................................... 82

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DEDICATORIA

A quienes sienten un sincero deseo de tomar la responsabilidad sobre sus creencias limitantes con el fin de superarlas y transformarlas en otras creencias que impulsen en positivo todas sus potencialidades.

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AGRADECIMIENTOS

Al alumnado del centro Spanda y del Valle de Tobalina porque han sido una verdadera fuente de inspiración y aprendizaje que ha hecho posible la realización de este trabajo. A las personas que han contribuido de manera más directa a la consecución material del mismo: Natalia, Chelo, Cristina, Elena… A quienes han consentido que algunas de sus experiencias estén en el libro como ejemplos reales y prácticos que puedan servir de inspiración para futuros procesos de cambio de creencias. A mi familia por ser fuente de apoyo y de inspiración. A todos vosotros: GRACIAS!

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INTRODUCCIÓN

“Las creencias pueden limitar o expandir nuestras posibilidades” Robert Dilts Este no es un libro sobre creencias religiosas ni un tratado de fe. Con el término “creencia” nos referimos a toda esa serie de convicciones que guían nuestro comportamiento y nuestras decisiones. Según el diccionario una creencia es “Una idea o pensamiento que se asume como verdadero”. Según la Real Academia Española una creencia es “el firme asentimiento y conformidad con algo. La creencia es la idea que se considera verdadera y a la que se da completo crédito como cierta”. Ejemplo Pepe le dice a su amigo Juan: “Así no vas a ningún lado, deberías ser más puntual si quieres llegar a ser alguien en la vida.” Frases como esta son frecuentes en las conversaciones del día a día. En el ejemplo Pepe está hablando de una creencia que trata sobre los modos en el que las personas alcanzan el éxito en la vida. Muchas de estas convicciones o creencias son muy útiles para vivir. Otras, sin embargo restringen nuestras capacidades y limitan nuestras opciones. El propósito de este libro es comprender cómo funcionan las creencias y aprender una serie de técnicas para cambiar aquellas creencias que nos estén limitando. Las creencias son una parte central de nuestro psiquismo. Sirven para dar forma (significado) y poner en orden las experiencias que tenemos en la vida. Son como brújulas que nos orientan hacia lo que valoramos en la vida (valores), diciéndonos lo que tenemos que hacer (o dejar de hacer) para alcanzar aquello que valoramos y deseamos.

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La Real Academia define la palabra “valor” como: “El grado de utilidad o aptitud de las cosas para satisfacer las necesidades o proporcionar bienestar o deleite” Un valor es, en definitiva, aquello que consideramos bueno para ser vivido o experimentado.

¿Cuál es la razón de este libro? Las creencias vertebran nuestra existencia; unas veces potenciando nuestras capacidades, otras limitándolas. Es de vital importancia hacernos conscientes de estas creencias limitantes para poderlas cuestionar y corregir. Este libro tiene el ánimo de ser útil y práctico, por un lado, para fomentar el conocimiento y la mejora continua de uno mismo, y por el otro, para poder ser más tolerantes y comprensivos con los demás en ámbitos tales como, la familia, el trabajo y las relaciones sociales. Una creencia nos dice qué experiencias, actitudes, y conductas hemos de tener para alcanzar un determinado valor. Una idea como: “Para ser feliz hay que trabajar duro”, que conecta el valor “ser feliz” con la experiencia “Trabajo duro”, se convierte en creencia cuando alcanza cierto nivel de sensación de certidumbre. Esta sensación de certidumbre es una cualidad fisiológica- emocional que da a la idea la fuerza para ser “creencia”. A veces una creencia entra en conflicto con otra. Esto ocurre cuando el valor implicado en la creencia “A” entra en conflicto con el valor que reside en la creencia “B”. Veamos qué pasa cuando por ejemplo una persona tiene las siguientes dos creencias actuando simultáneamente: -

“Para tener seguridad el día de mañana hay que hacer muchos sacrificios” (creencia 1)

-

“Para tener una vida digna hay que estar sano” (creencia 2)

Aquí los valores en juego son: la seguridad futura (creencia 1) y la dignidad (creencia 2) El problema entre estos dos valores puede surgir, por ejemplo, cuando el exceso de trabajo (sacrificio) nos hace enfermar. Es decir, que para lograr un valor nos cargamos el otro. Los dos valores están en conflicto.

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Para resolver el conflicto nos podemos preguntar: ¿Habrá alguna manera de sentirnos seguros y a la vez sanos y dignos? Con esto tratamos de descubrir una creencia nueva que integre los dos valores implicados… Desde el punto de vista del lenguaje, podemos diferenciar dos tipos de creencias: las no verbales o pre-verbales y las verbales. Las creencias pre-verbales son complejos compuestos por sensaciones y emociones básicas que definen, en ese pre-lenguaje, cómo es el mundo en el que estoy, cómo soy y cómo he de comportarme para sobrevivir. Las creencias verbales son las estructuras lingüísticas (sentencias) que las acompañan. Estas estructuras verbales se expresan siguiendo los siguientes patrones: -

Esquema “causa-efecto”: “Esto ocurre (es efecto de) por (por esa causa)”, expresando la creencia: “Yo creo que A es la causa de B”

-

Esquema “supersticioso”: “Cuando sucede esto, también ocurre esto otro”. Expresando la creencia: “Si A también B”

-

Esquema “los límites de mi identidad”

Las creencias son absolutamente necesarias para poder llevar una vida “normal”; es decir para poder hacer casi cualquier cosa, como comportarse con educación, seguir adelante a pesar de las dificultades, hacer lo correcto, etc. En este sentido la mayoría de las creencias son útiles y adecuadas. Pero no todas las creencias que albergamos nos benefician, algunas creencias nos causan problemas, nos incomodan, nos hacen sufrir o nos incapacitan; son las creencias limitantes. Cuando tropezamos con la misma piedra, nos pasan cosas indeseadas o repetimos patrones de conducta tóxicos, lo más probable es que estemos siendo guiados por una creencia limitante. Normalmente no somos conscientes de estas creencias, sólo sufrimos sus efectos perniciosos. Estas creencias limitantes actúan por debajo de la racionalidad y tienen un gran poder de “tracción” y nos arrastran (literalmente) a comportarnos de modos indeseados. Esto ocurre incluso aunque racionalmente estemos convencidos de lo contrario.

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Algunas creencias limitantes son especialmente letales. Se comportan como los virus que aprovechan al huésped para replicarse, aprovechando su ARN (los copiadores de moléculas genéticas). De igual modo las creencias “víricas” aprovechan casi cualquier información del sistema para duplicarse y lo hacen cambiando su apariencia (estructura superficial), pero manteniendo su esencia o significado (estructura profunda). Ejemplo de Creencia vírica: “Tengo que esforzarme para ser feliz” Esta creencia le hace a uno muy infeliz ya que, al final, llega un momento en el que tanto esfuerzo acaba resultando penoso. Cuando se llega a este punto, uno se hace un propósito del tipo: “tengo que esforzarme menos”. Entonces reacciona tratando de esforzarse menos, con lo que vuelve esforzarse una vez más… La creencia original vuelve a estar activa bajo otra apariencia. Cualquier intento de corregir la situación vuelve a reproducir la creencia vírica, es desesperante.

¿Cómo abordar esta situación? ¿Podemos cambiar una creencia limitante por otra que conecte con nuestro potencial? Por supuesto que es posible hacer un cambio de creencias, pero es necesario hacerlo por debajo del ámbito racional… Un proceso de cambio de creencias empieza cuando hemos llegado al umbral de dolor, al límite en nuestra capacidad de sufrir las consecuencias de esa creencia. Esto es esencial para que el proceso de cambio tenga la fuerza necesaria. Podríamos decir que uno cambia sus creencias limitantes cuando tiene suficientes motivos dolorosos para hacerlo. Para que el proceso avance, además de este “no querer sufrir más” tiene que abrirse a la esperanza de que una nueva creencia “puede ser posible para mí”. Esto, en la práctica, se lleva a cabo con la actitud de “estar abiertos a dudar” de la vieja creencia y la actitud de “estar abiertos a creer” en la nueva creencia. Con este equipaje se pone en marcha el cambio de creencias. Hasta hace poco tiempo se pensaba que las creencias están conectadas con el sistema LÍMBICO (emocional) con una participación secundaria de la corteza cerebral. Esta visión está cambiando debido a una serie de recientes investigaciones que

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señalan que existe todo un “sistema nervioso circulante” presente en todos los órganos y sistemas del cuerpo. Por ejemplo, las células inmunes tienen los mismos receptores para las hormonas cerebrales que las neuronas y producen los mismos neuro-péptidos que estas. Y esto mismo ocurre en células del hígado, de la sangre, etc. Las memorias primigenias que dejaron aquellas primeras experiencias, sobre las cuales se construyeron nuestras creencias están, de hecho, almacenadas en la memoria de todas las células del cuerpo. Decir “todas” quizás sea excesivo, sería más apropiado decir que esas memorias se almacenan en los órganos o sistemas relacionados con el contenido de esas “experiencias madre”. Si vivimos una experiencia traumática relacionada con el agua (por ejemplo, una inundación) es muy probable que la experiencia quede registrada corporalmente en las células del sistema urinario (vejiga, riñones…). En torno e este tipo de experiencias vividas en edades tempranas se forma todo un cuerpo de creencias que tienen que ver con la supervivencia (física, emocional, social…) y, por ello, están conectadas a las reacciones primarias (instintos, emociones básicas) con una base fisiológica muy poderosa… Por eso, cada creencia activa toda una serie de patrones fisiológicos de supervivencia y produce todo un despliegue de química cerebral con su correspondiente danza hormonal. Y todo esto actúa sobre varios sistemas al mismo tiempo, como el sistema endocrino, el inmune, el circulatorio, el nervioso, el digestivo, etc. Y todo esto es pre-verbal, pre-conceptual. Esto explica por qué una creencia (con el comportamiento que conlleva) es tan reacia a los sermones racionales. A nivel subjetivo todo este movimiento de la fisiología es percibido como cambios de humor, estar predispuesto a…, alteraciones emocionales, estados de apatía…. Desde el punto de vista de las creencias, la autoestima es una cuestión de límites: lo capaz o incapaz que me creo sobre esto o aquello, hasta dónde creo que puedo llegar, si creo que me lo merezco… Y esto se da tanto en la intimidad de uno mismo como en la relación con los otros.

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En la relación con los otros las creencias de autoestima se expresan a través de imágenes internas, se trata de representaciones visuales que tienen que ver con el tamaño: -

“Yo soy pequeño y tú eres grande”

-

“Yo soy grande y tú eres pequeño”

-

“Los dos somos iguales en tamaño”

Esto significa que en el desequilibrio de la autoestima actúa un proceso de comparación de “tamaños”. Una autoestima sana o equilibrada requiere de tres tipos de creencias: 1- “Creo que soy capaz de…” o “estoy dispuesto/a a comprobar si soy capaz de…” 2- “Creo que tengo derecho a intentarlo” 3- “Creo que tiene sentido para mí hacerlo”

En el ámbito educativo, a las creencias se les suelen llamar expectativas. Lo que el profesorado espera de su alumnado es, en realidad, lo que cree sobre la capacidad que estos tienen para llegar o no a los objetivos educativos. El efecto que estas expectativas tienen sobre el alumnado es lo que comúnmente se conoce como “efecto Pigmalión”. La sentencia que el profesor formula (verbal o mentalmente) sobre un determinado alumno es lo que se conoce como “profecía que se cumple”. Después, lo que suele ocurrir es que el alumno se lo acaba creyendo en forma de “profecías autocumplidas”. El trabajo interesante que el profesor puede hacer es el de cuestionar sus propias creencias o expectativas para poder iniciar, así, un proceso de cambio de creencias. De este modo, la persona educadora puede crear nuevas creencias o expectativas que tengan la facultad de potenciar las capacidades del alumnado. Así se pone en marcha el efecto Pigmalión en positivo. En algunas ocasiones para dar un empujón al potencial del alumno basta con “estar abiertos a creer” en él. El hecho de que el alumno sienta que alguien significativo está dispuesto a darle una oportunidad (está abierto a creer) es suficiente para motivarle a

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dar lo mejor de sí mismo. El hecho de percibir que alguien cree en nosotros nos da la oportunidad de creer en nosotros mismos. En el lenguaje corriente al carácter le solemos llamar “forma de ser”. Con este término normalmente nos referimos a la tendencia a comportarnos de una manera muy concreta ante las dificultades y retos de la vida. Ante una dificultad vital, los seres humanos reaccionamos siguiendo un patrón que contiene al menos estos elementos: -

Una percepción o interpretación de la situación

-

Una reacción fisiológica y emocional

-

Una conducta concreta

El hecho de que este patrón se repita determina nuestro carácter: “Yo soy así, es mi carácter”. Una parte del carácter se forma en edades tempranas y depende de las circunstancias (ambientales, familiares, etc.) que nos rodeaban cuando vivimos situaciones que ponían en juego nuestra supervivencia. Aquello que nos vimos obligados a percibir y a hacer para sobrevivir (física o emocionalmente) determinó la formación de la creencia básica sobre la que se formó nuestro carácter. Dado que aquellas conductas (con sus consecuentes conclusiones) tuvieron éxito para seguir adelante, se convirtieron en referencias grabadas en el sistema límbico (cerebro emocional) y en el sistema nervioso circulante (que implica a los sistemas nervioso y endocrino). Esto hace que en el futuro, cada vez que se presenta una situación que “recuerde” a la situación original, se reactive la creencia del carácter con toda su fuerza de supervivencia…

¿Determinan nuestras creencias quiénes somos en realidad? Como seres humanos, las creencias que originan nuestro carácter nos determinan a sentirnos y a comportarnos de maneras muy concretas y a adquirir una concreta forma de ser. Por otro lado, las llamadas creencias de identidad también condicionan un modo de ser en forma de roles, posiciones sociales, etc.

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Pero estas identidades, aunque necesarias, son superficiales ya que en lo profundo o esencial yace la identidad original que somos, el auténtico yo o el yo profundo. Cuando se quitan todas las capas de la cebolla, allí está el ser lleno de consciencia y conectado con todo.

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Capítulo 1.- PREGUNTAS COMUNES…

1 .1 .

¿Por qué es necesario trabajar sobre las creencias?

Porque las creencias nos acompañan desde que nos levantamos por la mañana hasta que nos acostamos por la noche. De hecho están determinando cada pequeña decisión que tomamos, cada cosa que repetimos y muchas de las cosas que pensamos. ¿Por qué me lavo los dientes antes de salir a trabajar? Probablemente porque creo que es bueno para la salud dental. ¿Por qué cierro con llave la puerta de casa? Probablemente porque crea que si no lo hago, alguien puede entrar y robarme algo. ¿Por qué me sienta tan mal que mi amigo, con el que había quedado en la esquina, se retrase tanto? Probablemente porque me esté creyendo que la impuntualidad es una falta de respeto o que estoy perdiendo el tiempo… En un día corriente ocurren una enorme cantidad de cosas como estas y en todas ellas están implicadas las creencias. También están muy presentes en las conversaciones. Cuando decimos cosas como, por ejemplo: “Yo suponía qué….” o “Sólo faltaba que…” o “¿Tú crees que se puede ser tan….?”; estamos sin pretenderlo hablando de nuestras creencias acerca de cómo las personas se deberían comportarse. El primer ejemplo (“Yo suponía…”) se refiere a las suposiciones, lo que damos por supuesto sin cuestionar, Todas esas cosas que damos por hecho son un tipo muy común de creencias que suelen pasar desapercibidas, ya que en vez de darnos cuenta de que son creencias lo tomamos como hechos. El segundo ejemplo (“solo falta que…”) expresa creencias acerca del límite entre lo aceptable y de lo inaceptable. El tercero (“Tú crees que….”) expresa las creencias que tenemos acerca de cómo deben comportarse las personas “decentes”

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Lo que quiero señalar es el hecho de que las creencias forman una tupida red que está presente en cada cosa que hacemos, decimos o pensamos y si algo hacemos las personas durante el día es eso: Pensar, decir y hacer cosas todo el rato…

1 .2 .

¿Todas las creencias son negativas?

En absoluto, naturalmente hay creencias que nos son muy útiles para atender asuntos prácticos y de hecho son de gran ayuda. Pero hay muchas creencias que nos complican la vida, más que otra cosa. Incluso, algunas de ellas nos la amargan directamente. Este tipo de creencias, que podríamos llamar “limitantes”, son las que queremos cuestionar y transformar.

1 .3 .

¿Cómo te das cuenta de que una creencia te está limitando?

Las creencias limitantes producen unos efectos fácilmente detectables. Comentaré algunas de ellas. Un caso típico son las repeticiones, esas cosas que siempre, muy a mi pesar, acabo haciendo o me acaban pasando. Por ejemplo, si tiendo a buscar como pareja a un tipo de persona que me lleva a sentirme dependiente y débil. Y si esto se repite varias veces, podemos pensar que por debajo de nuestra elección actúan creencias que guían nuestras atracciones, deseos y elecciones. En un caso como este puede actuar una creencia del tipo: “Esta persona me va a dar la fuerza que necesito” o “Necesito una persona como esta para fortalecer mi estima” Una creencia de este tipo puede estar condicionando con quién establezco una relación de pareja y el tipo de relación que voy a tener con ella; en este caso, una relación de dependencia… Es por sus efectos indeseados (acabamos sufriendo y sintiéndonos débiles) por los que llegamos a considerar a estas creencias como “negativas” o “limitantes”. Otro tipo de situación que revela creencias limitantes es cuando nos sentimos permanentemente frustrados en la consecución de nuestros deseos vitales… Muchas veces nos quejamos de la mala suerte que tenemos porque las cosas no salen como deseamos, o salen justo al revés.

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Al investigar esto, se suelen descubrir algunas creencias que, a la sombra, están saboteando nuestros deseos. Esto es lo que pasa cuando, por ejemplo, decimos: “¡Qué mala suerte tengo! Me he quedado sin entradas, no puedo ir al concierto con lo que me gusta”. En un caso como este, estoy dando por supuesto que el hecho de poder ir o no poder ir al concierto es una cuestión de suerte. La creencia subyacente podría formularse así: “Que pase lo que yo deseo no depende de mí, depende de la suerte”. Esta creencia limita nuestra capacidad de ponernos a trabajar para que nuestro deseo se realice. Al no poner nuestra energía en ello, se hace poco probable que eso que deseamos se realice. En nuestro ejemplo, nos quedamos sin ir al concierto porque hemos dejado para el último día el tema de conseguir las entradas…

1 .4 .

¿Qué papel juegan los valores, tienen algo que ver con las creencias?

Completamente, de hecho son el corazón de las creencias. Al fin y al cabo una creencia nos indica qué camino tenemos que seguir para llegar a un fin, a un valor. Esto nos revela los dos aspectos de la estructura básica de la creencia: el valor que persigue y el modo de llegar a él. De este modo se abre el debate entre los medios y los fines (Valores). En muchas ocasiones confundimos los medios con los fines. Por ejemplo, es muy común, en educación, hablar del esfuerzo como un valor importante. Normalmente se da por hecho y no se cuestiona. Para comprobar si algo es realmente un valor podemos hacer la prueba del para-qué, que consiste en preguntarse: “¿Para qué esforzarse?” Si hay una respuesta, podemos dudar de que eso sea un valor; probablemente se trate de un “medio-para”. Cuando ya no encontramos respuesta a la pregunta “¿Para qué?” hemos localizado el valor implícito en la creencia. Comprobemos esto con nuestro ejemplo: -

¿Para qué esforzarse?

-

Es necesario esforzarse para llegar a algo en la vida

-

¿A qué te refieres con “llegar a algo”?

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-

Quiero decir, para tener éxito en el ámbito profesional

-

Ya veo el valor que está detrás del “esforzarse”.

-

¿A qué valor te refieres?

-

Al valor “éxito profesional”. Pero vamos a comprobar si este es realmente el valor en juego. ¿Para qué quieres tener éxito profesional?

-

Para sentirme realizado.

-

Bien, aquí aparece un nuevo valor (“sentirme realizado”). Vamos a comprobarlo: ¿Para qué sentirte realizado?

-

…..

-

Si no tiene respuesta es que ya hemos llegado al valor de fondo. Ahora podemos formular la creencia: “Es necesario esforzarse para sentirse realizado”

1 .5 .

¿Es lo mismo una creencia que un conocimiento práctico?

Primero vamos a definir qué es un conocimiento práctico. Por ejemplo: “No pongamos la tienda de campaña al lado del lecho del río porque si hay una tormenta puede haber una crecida”. Si la persona que dice esta frase tiene experiencia de campo, ha visto crecidas repentinas y ha sentido sus efectos; entonces está aplicando un conocimiento práctico. Si, por el contrario, alguien lo dice porque lo ha oído y lo ha tomado como verdad, estamos hablando de una creencia no contrastada. Aun así, tanto el conocimiento práctico, como la creencia práctica pueden resultar útiles para decidir dónde es más seguro poner la tienda. Para saber si alguien dice algo desde la experiencia o es una simple creencia podemos hacerle la pregunta: “¿Cómo lo sabes?” La respuesta te dirá el grado de conexión que tiene con la experiencia. Pensemos en la diferencia de contestar: “porque lo leí en un cómic” o contestar: “porque una vez nos pasó que…” Algunas creencias prácticas sin contrastar pueden producir mucha confusión. Veamos un ejemplo, una profesora y una alumna de unos once años hablando, presuntamente, de sexualidad:

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-

“No hay que estar a solas con los chicos”

-

“¿Por qué?”

-

“Pues…porque les entra la pasión”

-

“¿Qué es la pasión?”

-

“Pues…la pasión es la pasión…”

-

“Ah... ¿Tampoco podemos estar a solas con los hermanos?

-

“Bueno, con los hermanos sí…”

-

¿Y con un primo?

-

“Bueno….no, mejor no...”

En este ejemplo se aprecia el proceso de transmisión de una creencia. Se trata de una creencia implícita, ya que no se declara abiertamente. Se trata de una creencia acerca de la sexualidad masculina. Pero como pasa con todos los temas tabú, no se habla abiertamente de él sino a través de insinuaciones y de conceptos ambiguos. Aquí mucha de la información se transmite por la vía no verbal, a través de tonos, miradas, gestos y mediante lo “no dicho” (preguntas sin contestar, etc.) Así se transmite una gran carga emocional de peligro. El que recibe la transmisión se queda con la sensación de que estar a solas con los chicos es peligroso y lo es por una cosa no muy clara: “les entra la pasión” En estas condiciones aquel que recibe el mensaje se hace un montón de preguntas concretas intentando entender algo y como solo recibe respuestas ambiguas y esquivas, acaba con una idea difusa de por qué son peligrosos los chicos “a solas”. Esta creencia difusa quedará más tarde “confirmada” cuando esta persona tenga cualquier tipo de experiencia negativa con algún chico. Entonces la persona dirá para sí misma: “Ah, esto debe de ser la famosa pasión”.

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CAPITULO 2.- QUÉ SON LAS CREENCIAS

2 .1 .

Definición

Las creencias son juicios y evaluaciones sobre nosotros mismos, sobre los demás o sobre el mundo. Como estructura lingüística, una creencia es una generalización sobre la posible relación existente entre dos o más experiencias.

Pongamos por ejemplo estas dos experiencias: - “Trabajar duro” (estudiar mucho, trabajar muchas horas, con mucho esfuerzo…) - “Tener éxito” (posición social, economía desahogada, reconocimiento…) La creencia establece una relación de significado entre estas dos experiencias, por ejemplo: “Para tener éxito hay que trabajar duro”. Estas generalizaciones se aplican a diversas áreas como: el mundo que nos rodea, nuestro comportamiento, nuestras capacidades y nuestra identidad. Se trata de generalizaciones que no están necesariamente basadas en la experiencia; en realidad tratan sobre “esas cosas” que nadie sabe muy bien cómo son en realidad. Es decir, tratan sobre las incertidumbres de la vida y como es muy incómodo vivir en la incertidumbre, hacemos generalizaciones que nos dan cierta sensación de certeza y que además resultan muy útiles para saber cómo comportarnos y cómo sentirnos en muchas situaciones de la vida. Pero lo que carga de poder a las creencias es el sentimiento de certidumbre que las acompaña. Así si digo: “Creo que soy una persona valiosa para la comunidad”, en realidad lo que estoy diciendo es: “Tengo un fuerte sentimiento de certidumbre de que soy valioso para la comunidad”. Esto explica por qué algunas cosas de las que estamos convencidos se materializan y otras no. La diferencia entre tener una idea o una opinión sobre algo y una creencia es

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el sentimiento de certidumbre de esta segunda, que hace que acabe convirtiéndose en una realidad de nuestra vida. ¿Qué es lo que carga de certidumbre a una idea? Esto lo podemos entender mejor si imaginamos una creencia como una mesa. La idea es el tablero, las patas son las ideas-experiencia que la sostienen. Veamos un ejemplo: “Creo que soy simpático”. ¿Cuáles son las patas de esta idea? o ¿En qué experiencias de referencia se basa esta idea? Puede que usted haya oído varias veces que es simpático, que haya visto cómo la gente le sonríe con frecuencia. Quizás también se recuerde a sí mismo haciendo esfuerzos por ser simpático o caiga en la cuenta de ese diploma del “chico más simpático de la clase” que tiene enmarcado en su cuarto. Estas cuatro patas o experiencias de referencia cargan de sensación de certidumbre a la idea y la convierten en una creencia. Estas experiencias de referencia con las que alimentamos el sentimiento de certidumbre pueden provenir tanto de experiencias pasadas como de experiencias construidas en la imaginación. Walt Disney es un buen ejemplo de cómo crear sensación de certidumbre a partir de la imaginación. Pudo imaginarse de un modo muy creíble un parque en medio de un campo de naranjos donde la gente pagara por entrar y por disfrutar de las atracciones y, en contra de todo pronóstico, su “sueño” se convirtió en realidad. La creencia de que un parque así era posible estaba sustentada por una gran cantidad de “patas” que, aunque eran ideas de la imaginación estaban llenas de credibilidad. Otro ejemplo es el caso del atleta Roger Bannister. Antes de 1954 no se creía posible correr una milla en menos de cuatro minutos. Sin embargo, Roger consiguió lo imposible y lo hizo a base de (además de entrenar a fondo) imaginarse a sí mismo, una y otra vez, corriendo la milla por debajo de los cuatro minutos. Lo hizo con tanta intensidad emocional (credibilidad) que consiguió creérselo de verdad. Un año después de su récord treinta y siete corredores ya fueron capaces de correr la milla por debajo de los 4 minutos. Su hazaña se convirtió en una poderosa referencia llena de credibilidad para muchos otros corredores.

 Deja un momento la lectura, cierra los ojos o mira hacia lo lejos…

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Toma un par de respiraciones profundas… Piensa en tus piernas, estíralas, ténsalas un poco y deja que se relajen… Haz lo propio con tus brazos… Piensa en los ejemplos del texto y pregúntate: “¿Me ha pasado a mi algo parecido? … Toma nota de cualquier cosa que se te ocurra (máximo dos líneas). ………………………………………………………………………………………………………………………….. …………………………………………………………………………………………………………………………..

A nivel neurológico, las creencias se asocian a las zonas profundas del cerebro que controla las funciones fisiológicas básicas (ritmo cardiaco, temperatura, presión sanguínea…). Esto explica el poderoso efecto emocional que producen las creencias y por qué nos paralizan o nos impulsan hacia adelante. Las creencias forman parte del “softward” de nuestra psique y sirven para estructurar y ordenar lo que llamamos “experiencias”. Son las brújulas con las que nos orientamos en la vida y nos sirven para saber qué hacer, cuándo hacer y cómo hacer para llegar a este o aquel valor. Un valor es aquello que consideramos bueno de ser vivido o experimentado. Una creencia conecta uno de esos valores con las experiencias, actitudes, o conductas que hemos de tener para alcanzar dicho valor. Una idea como: “Para ser feliz hay que vivir en pareja”, que conecta el valor “ser feliz” con la experiencia “vivir en pareja”; se convierte en creencia cuando alcanza cierto nivel de sensación de certidumbre. Esta sensación de certidumbre es una cualidad fisiológico- emocional que da a la idea la fuerza para ser “creencia”. Las creencias, por tanto, están conectadas con el sistema límbico (emocional). Este sistema está situado en la base del cerebro (cerebro “reptiliano”) e incluye varias estructuras como el hipotálamo, el hipocampo o la amígdala. Es el sistema encargado de controlar las emociones, los instintos y los sistemas básicos de autorregulación. Y tiene una estrecha conexión con el sistema endocrino y con el sistema nervioso central.

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El hecho de que la sensación de certidumbre esté anclada en esta neurofisiología hace que las creencias actúen en nosotros como instintos poderosos que actúan en forma de pensamientos, sentimientos y acciones.



Practica este ejercicio: abre y cierra los ojos al ritmo de la respiración: Siguiendo el ritmo natural del aliento, abre los ojos cuando inspiras y cierra los ojos cuando expiras… (1 minuto…) Imagina que delante de ti hay una pantalla por la que pasan las imágenes del día de hoy… Deja que acuda un momento del día en el que te hayas sentido muy convencida (sensación de certidumbre) de algo… …………………………………………………………………………………………………………………………… Deja que acuda un momento en el que hayas dudado mucho de alguna cosa… …………………………………………………………………………………………………………………………… ¿Qué clase de creencias actuaban en una y otra escena? …………………………………………………………………………………………………………………………… ................................................................................................................................

2 .2 .

Valores y Criterios de Satisfacción

Desde un punto de vista más profundo (estructura profunda) las creencias organizan los valores en nuestro sistema psíquico formando estructuras que conectan dichos valores con los criterios concretos que los validan. Desde este punto de vista, las creencias son pensamientos que nos dicen qué cosas tenemos que hacer o qué cosas tienen que pasar para llegar a vivir un determinado valor. Una creencia presenta la siguiente estructura: VALOR + CRITERIO CONCRETO DE SATISFACCIÓN (de dicho valor) = CREENCIA

Aquí vemos cómo la creencia conecta un nivel abstracto (el valor) con un nivel concreto (el criterio de cumplimiento de la creencia).

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Veámoslo en un ejemplo: “Amar es dar lo que se posee (libros, conocimientos, dinero…)” Aquí, el valor de la creencia es el amor y el criterio concreto de satisfacción es el de darle a la otra persona cosas como libros, dinero, ayuda… Veamos otra creencia sobre el mismo valor, pero con un criterio de satisfacción muy diferente. “Sé que una persona me ama cuando es capaz de escucharme y sé que me escucha si es capaz de hacer un pequeño resumen de lo que le he dicho” Aquí el valor sigue siendo el amor, pero el criterio de satisfacción del valor tiene que ver con la escucha. La creencia se podría resumir en algo así como: “Amar es escuchar” .Pero esto tiene el problema de que el criterio (escuchar) es abstracto. El verdadero criterio de una creencia siempre es concreto, en este caso sería: “me hace un resumen de lo que le he dicho”.



Cierra los ojos y centra la atención en tu respiración, aquí y ahora… Mira “dentro” de tu respiración… Piensa en lo que significa para ti el amor… Escribe lo primero que se te ocurra: “Sé que alguien me ama cuando……………………………………………………………………….”

Los valores tienen un papel en el sistema psíquico similar al que el esqueleto y el sistema muscular tienen en el cuerpo. Podríamos decir que el sistema de valores es el “esqueleto” de la persona. De hecho, al igual que los huesos, nuestros valores nos “sobreviven”. El hecho de que una creencia nos lleve a vivir emociones negativas suele significar la participación de un valor muy importante para esa persona. Las creencias limitantes que implican mucho dolor están estructuradas en torno a importantes valores como: felicidad, responsabilidad, libertad, supervivencia o amor. Las sensaciones dolorosas y frustrantes que traen consigo las creencias limitantes se producen porque en el inicio la creencia fue creada con la intención de realizar un importante valor y resulta muy exasperante sentir que la creencia te está llevando en

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la dirección contraria, sobre todo cuando uno aún conserva la esperanza de que la creencia le va a llevar hacia el valor que está buscando. La frustración que producen las creencias limitantes se expresan, en muchas ocasiones, mediante quejas. Detrás de cada queja o lamento hay una creencia no satisfecha (creencia limitante) con su insatisfecho valor implícito. Veamos una lista de algunos de los valores que compartimos todos los seres humanos: Felicidad----Responsabilidad----Libertad----Confianza----Eficacia----Supervivencia---Amor----Seguridad----Vida----Reconocimiento----Verdad----Identidad----Paz---Respeto----Igualdad---- Belleza-----Solidaridad----Seriedad----Humildad En cada momento de nuestra vida, los seres humanos estamos, inconscientemente, buscando satisfacer uno o varios valores; para ello intentamos cumplir con los criterios concretos que tenemos asociados a cada valor concreto. Mientras lo hacemos, nuestro inconsciente va evaluando y verificando si cada criterio se está cumpliendo o no. Si el criterio es satisfecho vendrá una emoción “positiva”, si no vendrá una emoción “negativa”.



Cierra los ojos, respira profundamente durante 30 segundos aproximadamente Hazte con seriedad y calma la pregunta: “¿Tengo alguna tendencia a quejarme de algo? ¿De qué…?”, Trata de escribirlo: “Me suelo quejar de………………………………………………………………………………………….” Hazte con seriedad y calma la pregunta: “¿Qué valor insatisfecho está dentro de mi queja?” …………………………………………………………………………………………………………………………… Hazte con seriedad y calma la pregunta: “¿Qué creencia puede estar limitándome?” ……………………………………………………………………………………………………………………………

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2 .3 .

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Origen de las Creencias

Las experiencias que están en el origen de la formación de las creencias pueden ser de cuatro tipos: o Un único shock o trauma con mucha carga emocional o Una serie de shocks con menos intensidad emocional o Un “acontecimiento” educativo vivido en la familia o en la sociedad o Las improntas o “primeras experiencias”

EL SHOCK… Normalmente, las experiencias traumáticas origen de las creencias limitantes tienen una o varias de las siguientes circunstancias:  La experiencia es inesperada El impacto traumático se produce cuando hay mucha diferencia entre lo que esperamos (expectativas) y lo que realmente sucede. El típico ejemplo es el del niño que espera ser felicitado por su padre por unas notas que él considera “buenas” y en cambio el padre se muestra insatisfecho y exigente. La creencia resultante sería del tipo: “Es imposible satisfacer a mi padre, pero quizás si me esfuerzo más un día….”



¿Sufres con frecuencia decepciones?...................................................................... ¿Las cosas no suelen salir como tú esperas?.......................................................... Si las respuestas a estas dos preguntas son afirmativas, puede que hayas tenido expectativas frustradas en una edad muy temprana. Tal vez no te acuerdes de lo que pasó, pero es verosímil pensar que algo que sucedió te dejó marcada una creencia limitante…

 O se sufre algo brutal… Se trata de un acontecimiento potente, incluso violento para el que no tenemos recursos y en consecuencia nos sentimos impotentes.

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Imaginemos que un niño (Carlitos) va paseando con unos amigos y de repente aparece un perro de presa, entonces uno de los niños se pone a correr asustado y el perro le muerde de un modo salvaje. Carlitos de queda paralizado y sale ileso del incidente. La creencia resultante puede ser del tipo: “A veces la vida es muy cruel y uno no puede hacer nada, lo mejor es quedarse quieto y calladito”.  O se trata de algo nuevo Se trata de algo tan novedoso que uno no puede entenderlo, tampoco tiene la capacidad de reaccionar ya que no tiene ni información ni recursos para ello. Imaginemos a un niño de 5 años que va con sus padres por una ciudad desconocida y se pierde durante una media hora… La creencia resultante podría ser algo así como: “En cualquier momento puede suceder algo que me deja a oscuras (a dos velas)”.  O uno está demasiado solo… Cuando la experiencia le sucede la persona está sola, de modo que no hay nadie con quien compartir lo que ha pasado, no lo puede contrastar, ni elaborar, etc. Pensemos en el caso de una niña que ve cómo un día su padre sale por la puerta (abandona el hogar…) y no vuelve a verlo y nadie le da una explicación. La creencia resultante podría ser del tipo: “Hay cosas incomprensibles, la vida no tiene sentido…”.  O se producen cambios importantes en la imagen de uno mismo Cuando estamos muy identificados con un rol y nos definimos a nosotros mismos en relación a ese papel, corremos el riesgo de que un acontecimiento de impacto pueda poner en riesgo nuestro papel o rol. Entonces puede que la autoimagen se ponga en crisis. Pensemos en la experiencia de tener un hermano, uno es el centro de todos los cuidados y atenciones, es el rey de la casa… Luego nace un hermano y él se ve desplazado a una posición secundaria que no entiende.

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La creencia resultante actuaría en el nivel de identidad y podría ser del tipo: “Nunca podré estar a la altura como (hijo, compañero…)”.

SERIES DE EXPERIENCIAS (SHOCKS MÚLTIPLES)  La ley del dos Esta ley consiste en un proceso de generalización que se produce a partir de tan solo dos experiencias. Cuando tenemos la impresión de que estas dos experiencias significan lo mismo, iniciamos un proceso de generalización en el que aplicamos ese significado a todos los casos posibles. Por ejemplo la creencia “si prestas tu coche te lo van a estropear” puede provenir de tan solo dos experiencias: -

Una vez mi padre prestó el coche a mi tío y se lo devolvió con una abolladura

-

Yo una vez presté el coche a un amigo y le rozo un lateral

Los prejuicios también se forman por la ley del dos. Por ejemplo, si por un lado me entero de que los vecinos gitanos han dejado una bolsa de basura en la puerta de sus vecinos y luego veo todo el suelo lleno de desperdicios allí donde ha hecho picnic una familia gitana, es muy fácil que saque una generalización con vocación de prejuicio del tipo: “Los gitanos son muy sucios”. Este proceso de generalización es algo inconsciente, es un mecanismo al servicio del instinto de supervivencia. Nuestro cerebro busca lo común entre dos o más experiencias y luego convierte en norma eso común (lo generaliza). Este proceso “cerebral” tiene cuatro pasos: -

Búsqueda de lo “similar”: “¿Qué es similar entre estas dos experiencias?”

-

Generalizar lo similar: “Esta similitud es aplicable a todos los casos”

-

Localización de la experiencia en el sistema “placer-dolor”: “¿Esto me va resultar placentero o doloroso?”

-

Elaboración de una creencia sobre ese tipo de experiencias que nos aproxime al placer (valor implicado) y nos aleje del sufrimiento (de no poder alcanzar dicho valor).

Este proceso de generalización no sigue un patrón lógico ni estadístico, en el que una sola correlación entre dos elementos no es suficiente para probar un vínculo de

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causalidad. Pero en el nivel “no lógico” en el que se produce la generalización, a nuestro inconsciente esa correlación le parece lo suficientemente creíble como para, convertirse en el núcleo de la futura creencia.



Vamos a examinar cómo funciona en ti la ley del dos… Cierra los ojos, respira hondo varias veces…suelta los hombros… Visualiza una pantalla delante de ti (a unos dos metros)…Por esa pantalla van a pasar algunas imágenes de la última semana (los anteriores 7 días)… Ahora hazte la pregunta: “¿En qué momento de esta semana he sacado una conclusión general a partir de sólo dos experiencias o sucesos?” Quédate mirando la pantalla, con los hombros relajados y en contacto con tu respiración… Acepta lo que venga…………………………………………………………………… …………………………………………………………………………………………………………………………… ……………………………………………………………………………………………………………………………

 El “acontecimiento educativo” FAMILIA… En el seno de la convivencia familiar heredamos algunas de las creencias de nuestros padres y ancestros. Los niños reciben estas creencias como verdades (“las cosas son así”). Mientras son pequeños los niños no se cuestionan estas creencias probablemente porque tienen la necesidad de sentir que sus padres tienen razón. Esto aporta mucha seguridad a los niños. Años más tarde, cuando descubren que en otras familias funcionan otras creencias, se empezarán a cuestionar algunas de las propias. Sólo se pueden cuestionar la creencias “abiertas al cambio”; mientras que las creencias que configurar la identidad (o razón de ser) de la familia son incuestionables ya que tienen “fuerza de ley” y está vinculadas a una fuerte sensación de obligación. Quebrantarlas o dudar de ellas conlleva una gran carga de culpa. Cuando un miembro de la familia se aleja de este grupo de creencias, siente la culpa que conlleva ser “infiel” al sistema familiar.

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Este tipo de culpa expresa el miedo inconsciente a ser expulsado del sistema familiar. Desde el punto de vista del contenido, estas creencias marcan los límites de las relaciones personales, del comportamiento, del lugar y papel que uno ocupa en el sistema, etc. En su forma verbal tienen la forma de órdenes: “sé amable”, “sé perfecto”, sé cariñoso”… Naturalmente que en estas expresiones hay amenazas ocultas: “Sé amable ya que si no…”



Parece que la forma en la que gestionamos nuestras emociones tiene mucho que ver con las creencias que hemos heredado de nuestro entorno familiar. Así, en algunas familias no está permitido expresar la ira. En otras, en cambio no se puede estar triste, etc. El código en la base de estas “prohibiciones” son creencias familiares del tipo: “si te muestras triste abusarán de ti” o “La ira nos hará enfermar”.



Ahora es tu momento para revisar alguna creencia de tu familia… Tómate un respiro, suelta la carga de tus hombros inspirando mientras los elevas un poco y espirando mientras los vas soltando… Ahora, en el escenario de tu mente, imagina que estás en la cocina de tu casa, muchos años atrás. Allí está toda tu familia, incluyéndote a ti… Ahora te preguntas: “¿Qué estaba permitido expresar y qué no lo estaba?” “¿Qué emoción nunca expresábamos?” Si detectas la emoción prohibida, trata de deducir la creencia que está en la base: “No expresamos (pena, rabia,...) ……………………………………………………………… porque era malo para……………………………………………………………………………………….”

CULTURA Y SOCIEDAD… Estas creencias culturales y sociales son transmitidas de manera inconsciente por el cuerpo social por la simple inmersión en el entorno.

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Son creencias que ayudan a vivir en sociedad y marcan las normas para convivir y las maneras como hemos de comportarnos en situaciones excepcionales (enfermedades, accidentes, etc.). También aportan sentido a la vida dando explicaciones del porqué ocurren las cosas. Estas creencias tienen una dimensión multicultural. En cada persona se cruzan varias identidades culturales referentes a su familia, su pueblo, su religión, su partido político, su país, su continente… Estas creencias también regulan cosas como los procesos de salud-enfermedad, el tipo de alimentación, el sexo, incluso los gestos. Aunque son relativos a sus propias culturas las personas las viven como universales, como fenómenos naturales.

2 .4 .

Las improntas o “primeras experiencias”

Las improntas son experiencias personales claves vividas en momentos de alta impresionabilidad relacionados con las “primeras experiencias”. Estas experiencias primeras dejan una especie de “señal guía” en la persona respecto al aspecto de la vida que esté en juego en el preciso momento en el que se produce esa experiencia de iniciación. Estas experiencias o improntas generan creencias-estructura sobre las que se construye el núcleo del carácter de la persona. Estas primeras experiencias pueden actuar sobre aspectos de vital importancia como: o La supervivencia o La forma de ser o El amor o La seguridad o El lugar que uno ocupa La primera experiencia de cada uno de estos aspectos marca la creencia básica que uno va a tener sobre cada aspecto vital. Esta creencia se mantendrá en vigor hasta que luego, en un momento de la vida se abra un “portal de cambio” donde “otra experiencia” pueda modificar la creencia dominante.

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Veamos un ejemplo, un niño llora de noche porque tiene hambre y nadie viene a darle de comer, tan sólo oye los gritos enfadados de su padre. Esta impronta puede generar una creencia del tipo: “Si estás mal, mejor no pidas ayuda ya que puedes recibir un castigo…”.

 La supervivencia, el amor, la propia forma de ser, la seguridad y el lugar que uno ocupa en el mundo… Son todos ellos aspectos que todas la personas valoramos. Pero

¿cuál

de

esos

aspectos

es

para

ti

más

importante?

................................................................................................................................ ¿Cuál

de

esos

aspectos

te

suele

preocupar

más

o

con

mayor

frecuencia?.............................................................................................................  Es probable que en ese determinado aspecto hayas recibido una impronta en una tierna edad, aunque no tengas memoria de ello. Y que esa impronta marcara una creencia básica sobre ese aspecto de la vida. Trata de deducir cuál podría ser esa creencia……………………………………………………………………....................

A veces las improntas pueden producir efectos perversos cuando algo sano y natural se asocia a un efecto negativo o algo de por sí negativo se asocia a un efecto positivo. Examinemos los siguientes ejemplos: (Algo positivo se asocia a algo negativo) o “Si soy yo misma haré daño a mi madre” o Si digo lo que necesito no me quieren”

(Algo negativo se asocia a algo positivo) o

“La violencia es muy sana”

o Sentirte culpable va a sanar a tus seres queridos” o “Si lo paso mal me irá bien en la vida”

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Este tipo de creencias pueden estar en la base de algunas conductas de auto sabotaje y de algunos conflictos entre valores. Por ejemplo, en la creencia “si soy yo misma haré daño a mi madre”, el valor “ser yo misma” choca con el valor de “respetar y cuidar a mi madre”.

2 .5 .

Características de las Creencias

LAS CREENCIAS ACTÚAN COMO FILTROS DE PERCEPCIÓN Las creencias seleccionan la información decidiendo lo que queda dentro o fuera de la percepción y después “retocan” lo seleccionado para que se ajuste al sentido de la creencia. Podríamos imaginarlo como si la creencia tuviera un guarda de seguridad que solo deja pasar lo que está en “la lista” y, una vez dentro un grupo de maquilladores hacen los retoques necesarios para que se ajuste al argumento de la creencia. Como señala Bruner, las creencias guían el procesamiento de la información en una especie de “percibir lo que se quiere percibir”. Es como si todo el sistema de percepción se pusiera a trabajar para asegurar que la creencia sea confirmada. Todos los aspectos de la creencia trabajan en esto (valores, deseos, miedos, referencias, motivos….). Esto llega al extremo de considerar las excepciones o contraejemplos que contradicen la creencia como las “excepciones que confirma la regla”; es decir, la creencia. En algunos casos, se dan filtros complejos, como en la depresión donde la “triada infernal” (Beck) actúa de modo brutal. Este filtro infernal de creencias negativas actúa en tres áreas: o Creencias negativas sobre uno mismo o Creencias negativas sobre el mundo o Creencias negativas sobre el futuro Este filtro se manifiesta en actitudes como: o No prestar atención a las cosas positivas que de hecho están ocurriendo. o Distorsionar lo que contradice la creencia (evidencias, contraejemplos) para quitarles importancia y remarcar las cosas negativas. o Referirse de manera sistemática a experiencias negativas pasadas para reforzar la creencia.

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 Estas actitudes son “normales” y hasta cierto punto nos pasan a todas las personas de vez en cuando. Pero, en el caso de la depresión, estas actitudes se vuelven tan intensas y constantes que asfixian emocionalmente a la persona. Lee despacio la primera de las actitudes: “No prestar atención a las cosas positivas que me están ocurriendo”. Cierra los ojos y hazte la pregunta: “¿En qué tipo de situaciones me pasa esto a mí? Escribe lo que te venga…………………………….…………………………………………………………

LAS CREENCIAS DAN ESTABILIDAD A LA PERSONA Las creencias aportan sensación de coherencia respecto al mundo que nos rodea y a nuestro interior. Las creencias simplifican nuestra visión del mundo y de nosotros mismos dándonos la sensación de un mundo manejable, sólido y estable. En cierta ocasión, una persona lo llegó a expresar así: “prefiero seguir creyendo que no se puede confiar en las personas, así sé a qué atenerme. Si un día conociera a una persona en la que pudiera confiar, me sentiría muy agobiada ante la idea de sufrir una decepción, no lo podría soportar”. LAS CREENCIAS ACTÚAN COMO PROFECÍAS Hoy en día es muy común el pensamiento de que “todo pensamiento en el que creemos, tarde o temprano, se hace realidad”. Estas creencias en forma de pensamientos proféticos tienen muchas posibilidades de materializarse, esto lo hacemos posible a través de las decisiones que tomamos guiados por la creencia (Hacer o no hacer esto, decir o no decir aquello…). Todo esto ocurre por debajo de la conciencia e incluye procesos psicológicos y fisiológicos. A LAS CREENCIAS NO LES GUSTA QUE SE LAS PONGA EN DUDA Una creencia no tiene la necesidad de ser verificada o validada ya que es percibida como algo acabado, como un producto final en el que se deposita una adhesión personal inquebrantable.

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La creencia no está en el camino de la lógica, la racionalidad o la ciencia. Está ajena a las experiencias que ocurren en el día a día, pero muy anclada en antiguas experiencias (referencias). En el fondo no espera grandes cosas de las experiencias actuales, espera que simplemente sean “más de lo mismo”. Las creencias se validan a sí mismas con meta creencias del tipo: “Esto es verdad porque yo lo pienso o lo siento así”. OCUPAN EL LUGAR DE LA REALIDAD Los seres humanos no reaccionamos ante los acontecimientos sino ante las interpretaciones que tenemos hacia esos acontecimientos. Con las creencias sustituimos “lo que el mundo es” por lo creemos que es. Esto nos incluye a nosotros mismos al cambiar lo que realmente somos por lo que nos creemos que somos. Cuando, por ejemplo, una persona nos irrita es útil recordar que lo que nos irrita no es lo que esa persona hace o dice sino lo que pensamos que eso significa y son nuestras creencias las que aportan ese significado. La creencia funciona como un vestido que olvidamos que llevamos puesto. Por su naturaleza las creencias son puestas fuera de la “zona de cuestionamiento”. Ocupan un lugar en la “zona de obviedad” o de “realidad”. Cuando una persona se plantea cambiar (porque está sufriendo los efectos negativos de una creencia limitante) tiende a querer cambiar los síntomas olvidándose de que la causa reside en la creencia responsable de ese sufrimiento. TODA CREENCIA TIENE UNA INTENCIÓN POSITIVA Toda creencia limitante, además de los efectos negativos, tiene, al menos dos efectos positivos: o Una serie de beneficios secundarios: sensación de seguridad y protección, recibir un trato especial, evadir responsabilidades, etc. o Una intención positiva (para la propia persona o para el sistema). La intención positiva apunta al valor que está en el origen de la formación de la creencia. Una intención muy común en las creencias es la de protegernos de experiencias negativas.

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2 .6 .

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La Estructura de las Creencias

2.6.1. ESTRUCTURA SUPERFICIAL O LINGÜÍSTICA  Los “extremos” de la creencia Tomamos por ejemplo la creencia “casarse es peligroso”. Los dos extremos de la creencia, “casarse” y “peligroso” ocultan toda un historia que da contenido y sentido a la creencia. Para desvelar esta historia hay que hacer una indagación para descubrir las “verdaderas razones” de la creencia. Las creencias están en su mayor parte sumergidas en la conciencia, de la que solo emergen algunas puntas o extremos. La imagen de un iceberg puede ser útil, con su mayor parte sumergida con varios trozos de hielo asomando en la superficie. Pueden aparecer tres tipos de extremos: o Equivalencias concretas. Son expresiones verbales del tipo “para vivir bien hay que trabajar duro”. Este tipo de estructura conecta un valor con un criterio concreto. o Valores sueltos. Expresiones del tipo “el amor es lo único importante” indican cómo la persona está situada en un nivel abstracto (valor) sin criterios concretos de verificación. o Emociones y conductas. Es cuando ante una determinada situación uno se siente desproporcionadamente mal o actúa de una manera inapropiada. Aquí no aparece la estructura de una creencia explícita, sólo emociones y conductas.

 Los operadores modales Son formas verbales que colocamos delante del verbo principal que informan de nuestra posición ante esa acción (verbo). Ejemplo con el verbo “ir”: o “Yo quiero ir” o “Me apetece ir” o “Debo ir” o “Puedo ir”

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o “Necesito ir” o “Debería ir”

Cada operador modal (Quiero, apetece, debo, puedo, necesito, debería) aporta una información esencial sobre el proceso interno que vive la persona ante la acción de “ir”. Estos operadores informan de la posición de la persona respecto a esa acción en aspectos como: o Autonomía/dependencia o Mando/obediencia o Punto de referencia interno/externo o Grado de libertad o Grado de compromiso

Hay tres tipos de operadores modales: o De deseo: Están orientados hacia el futuro….”deseo…”, “me apetece…” o De capacidad: Están centrados en el presente…”Puedo…”, “soy capaz…” o De obligación: Están orientados hacia el pasado…”Es necesario…”, “Tengo que…” Cada uno genera una actitud y una motivación diferente, como vemos en el siguiente ejemplo: o “Me apetece aprender Inglés” (Implica: “Ya lo haré en el futuro”) o “Puedo aprender Inglés” (Implica: “Ahora es el momento de hacerlo”) o “Tengo que aprender Inglés” (Implica: “Lo tenía que haber aprendido antes”)

 Las relaciones Las creencias son generalizaciones que implican tres tipos de relaciones: 

Relaciones causales entre dos experiencias: “La experiencia “A” es la causa de la experiencia “B”. Ejemplo: “Si dices lo que piensas, te respetaran tus hijos”

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Relaciones casuales de significado entre experiencias: “El hecho de que ocurra la experiencia “A” significa que va a ocurrir la experiencia “B”. Ejemplo: “No me llamó el día de mi cumpleaños, eso significa que ya no me quiere”.



Relaciones entre determinadas experiencias y nuestros límites al respecto. Tratan de lo que puede o no puede hacer el sujeto de la creencia. Estos límites se expresan en torno a tres tipos de creencias básicas, cada una con su doble versión (limitante y facilitadora): 

“Nadie puede…” / “Todos pueden…”



“Otros pueden… pero yo no puedo” / “Sólo yo puedo…”



“Yo podría, pero no me lo merezco” / “Puedo y me lo merezco”.

Cada una de las 6 posiciones conlleva sus propias experiencias emocionales: 

La desesperanza: “Nadie puede”



La esperanza: “Todos pueden”



La impotencia: “Otros pueden, yo no puedo”



La responsabilidad: “Esto me compete hacerlo solo a mi”



El desmerecimiento: “Yo podría pero no me lo merezco”



La valía y la pertenencia: “Puedo y me lo merezco”

2.6.2. ESTRUCTURA PROFUNDA DE LAS CREENCIAS Por debajo de la definición verbal de la creencia (estructura superficial) hay todo un mundo de experiencias de referencia, como los shocks traumáticos y las improntas. Algunas de estas experiencias son personales, otras son vivencias transmitidas desde el sistema (familiar y social). Podríamos definir esta vida profunda de la creencia como una cadena de sucesos que parte de una vivencia concreta en la que estaba en juego una necesidad (y su valor correspondiente) importante para la vida y para la supervivencia. Trataré de exponer esta cadena de sucesos. Cuando se está viviendo una experiencia donde está implicada una necesidad vital se desata un intenso estado emocional. Este estado queda registrado en el inconsciente

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como un relé que se activará cuando posteriormente se reproduzcan situaciones similares donde parezca que se pone en riesgo la necesidad o el valor implicado en la creencia. Después el cerebro emocional (pre racional) saca una conclusión con el ánimo de dar una salida al conflicto, como una manera de intentar que el valor sea satisfecho. Para elaborar esta conclusión, toma los elementos inmediatos que en ese momento están en la situación o la rodean. Posteriormente se activa el proceso de la generalización donde la conclusión se extiende a todo el territorio que rodea al valor-necesidad implicado. Finalmente todo ello se va cargando de una intensa sensación de certeza con lo que la creencia queda fijada al “sistema guía” (sistema de creencias) de la persona. En el sistema de creencias, los valores (implícitos en cada creencia) se relacionan unos con otros respetándose y apoyándose unos a otros; cuando esto ocurre la persona se siente estable y coherente. Pero esto no ocurre siempre así, a veces se produce un conflicto entre valores o entre creencias donde para satisfacer un valor se ha de negar otro. Esto sucede cuando el modo de satisfacción del valor que plantea una creencia va en contra de otro valor igual de importante. Esto ocurre cuando el valor implicado en la creencia, por ejemplo A, entra en conflicto con el valor de la creencia B. Veamos un ejemplo: Creencia 1: “Para tener seguridad el día de mañana hay que hacer muchos sacrificios” Creencia 2: “Para tener una vida digna hay que estar sano” Aquí los valores en juego son: la seguridad futura (creencia 1) y la dignidad (creencia 2) El problema entre estos dos valores puede surgir, por ejemplo, cuando el exceso de trabajo o sacrificio nos pone enfermos. Es decir que para lograr un valor nos cargamos el otro. Los dos valores están en conflicto. Para resolver el conflicto nos podemos preguntar: ¿Habrá alguna manera de sentirnos seguros y a la vez sanos y dignos?.

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Con esto tratamos de descubrir una creencia nueva que integre los dos valores implicados, en nuestro ejemplo podría ser algo del tipo: “Para tener una vida equilibrada (que implica armonizar los valores dignidad y seguridad) hay que hacer algún sacrificio pero siempre respetando la salud”. En el siguiente esquema vemos la cadena de sucesos que participan en la formación de una creencia:

Estructura

profunda

Generalización

certidumbre

Referencias

Conclusiones

improntas

de la experiencia

Necesidad valor implicada

Sensación de

Estado emocional intenso

Creencia

Integración en el sistema de creencias

2.6.3. EL LUGAR NEUROLÓGICO DE LAS CREENCIAS Gregor Bateson describió los niveles sobre los que se organiza la experiencia y la percepción de la realidad. Nuestro cerebro está organizado en capas o niveles de información. Esto significa que cada vivencia o experiencia tiene un registro propio en cada uno de estos niveles. Veamos cuáles son estos niveles. El nivel básico es nuestra percepción del ambiente o entorno que nos rodea con sus recursos y sus restricciones.

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El siguiente nivel es lo que hacemos (Nivel conducta) en ese ambiente. Esto que hacemos está determinado por nuestras capacidades o habilidades (Nivel aptitudes). Estas habilidades están guiadas (potenciadas o refrenadas) por nuestras creencias (Nivel creencias). Este sistema de creencias se organiza en torno a la noción de quienes somos (Nivel identidad). Finalmente nuestra identidad se construye en torno una misión o sentido de la vida (Nivel espiritual). Cuando una persona se encuentra con un problema es muy útil abordar la situación desde los niveles lógicos. Para ello se pueden reflexionar sobre el problema haciéndose preguntas de “nivel lógico”: -

¿Es un problema de recursos? (nivel ambiente)

-

¿Es que no sabes qué hacer? (nivel conducta)

-

¿No eres capaz? (nivel habilidades)

-

¿Qué crees al respecto? (nivel creencias)

-

¿Tiene que ver con qué clase de persona eres? (nivel identidad)

-

¿Para qué todo esto? (nivel espiritual)

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Capítulo 3.- CAMBIO DE CREENCIAS

3.1. Aspectos a considerar en el cambio de creencias 3.1.1. CREENCIAS LIMITANTES Solo nos planteamos un cambio de creencias cuando la creencia en cuestión nos causa problemas o nos limita de alguna manera, por ejemplo cuando la creencia que resultaba útil en el pasado, deja de serlo en el presente y empieza a “dar guerra”. Al principio solo se perciben los síntomas de que algo no funciona, algo que uno no relaciona con una creencia ni cosa parecida. Pero tras probar con diferentes enfoques sin que nada cambie, nos vemos abocados a investigar lo que hay detrás y es entonces cuando nos damos de bruces con una creencia. Una creencia problemática no aparece con un cartel describiéndose a sí misma: “Soy tu creencia nº 223 y te estoy limitando”. Normalmente la creencia se expresa a través de situaciones que se repiten, fantasías frustradas y de “malos entendidos”. El doctor Martin Seligman, en su libro “Optimismo adquirido” muestra cómo las creencias limitadoras pueden destruir prácticamente cualquier aspecto de nuestras vidas. Pone al descubierto lo que podemos llamar “meta-creencias”, que son creencias sobre el problema en sí. Seligman describe tres tipos de meta creencias: - La permanencia: Creer que un problema es para siempre y por tanto no podemos hacer nada para cambiarlo. - La omnipresencia: Creer que este problema estropea “toda mi vida”. -Lo personal: Creer que el problema sucede por ser como soy: “Eso me pasa por ser tan…”. Estas meta creencias son problemas añadidos a la propia creencia limitante y han de ser abordadas en el proceso de cambio de las mismas.

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Para hacernos conscientes de una creencia que actúa en nosotros podemos partir de un hábito (no muy saludable) que conozcamos bien, ya que por debajo actúa, sin duda, una creencia limitante. Para un momento, mira hacia tu interior, respira pausadamente… Piensa ahora en uno de tus hábitos…Imagínate a ti misma haciendo esa cadena de conductas… ¿Cómo te sientes al hacer esas cosas? Hábito (conductas): …………………………………………………………………………………………… Estado emocional: …………………………………………………………………………………………….. Separa en tu imaginación lo que haces durante el hábito y lo que sientes. Para ello, puedes representarte delante de ti dos cuadrados separados: uno para la conducta y otro para la emociones. Ahora te puedes preguntar: ¿Qué me debo estar creyendo para sentirme y reaccionar de este modo?

3.1.2. EL SISTEMA DE AUTO PROTECCIÓN DE LAS CREENCIAS Las creencias tienen su propio sistema de autoprotección, se trata de estrategias inconscientes que el sujeto pone en marcha para evitar que la creencia sea puesta en cuestión ya que inconscientemente se considera a la creencia como algo necesario para sobrevivir. Estas estrategias de protección son principalmente tres: -

La “Cortina de humo”: Ante creencias de identidad dolorosas la persona se queda en blanco o se siente confusa, bloqueada o cambia de tema.

-

El “Soñar con peces”: Esto se manifiesta en la tendencia a tratar de explicar lo que le pasa al otro como una demostración de la veracidad de nuestras propias creencias.

-

Las “Pistas falsas”: Son explicaciones lógicas que intentan justificar nuestra conducta (lo que hacemos cuando actuamos guiados por la creencia), pero que en realidad nada tienen que ver con lo que está pasando.

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Estas estrategias son auténticos obstáculos para definir la creencia limitante. Para superar estas dificultades es necesario confrontar a la persona con cada uno de ellas para ayudarla a ser consciente de los mecanismos inconscientes. Una vez superado el sistema de autoprotección ya podemos definir verbalmente la creencia limitante. Esto es imprescindible para poder hacer el proceso de cambio de creencias. Necesitamos poner la creencia en palabras mediante una frase sencilla que exprese y represente su estructura profunda. A veces esta expresión lingüística aparece de forma natural en el discurso de la persona, otras veces hay que inventarla o deducirla a partir de lo que la persona siente, de lo que le pasa o de sus asociaciones.

3.1.3. RESPETAR EL VALOR DE LA CREENCIA Tener presente que en el corazón de toda creencia hay un valor, nos puede ayudar mucho a definir la creencia. Por ejemplo, imaginemos que una mujer de 25 años nos dice: “No soporto a mi madre, no se fía de mi, el otro día me acusó injustamente de robarle dinero”. Si queremos indagar en la creencia implícita que subyace en esta situación podemos preguntarnos: ¿Cuál es el valor en juego? Podemos deducir fácilmente que el valor en juego puede ser la confianza. A continuación podemos ensayar una formulación o declaración de creencia, como por ejemplo: “creo que mi madre no se fía de mí”. A partir de aquí se trata de ayudar a que la persona se dé cuenta de que la expresión “creo que mi madre no se fía de mí” es, en realidad una creencia y no una verdad que está “ahí fuera”. Esto parece sencillo pero no lo es. La creencia tiene tanta fuerza de convicción que parece una realidad objetiva. ¿Cómo uno se da cuenta de que lo que considera una verdad objetiva es una percepción subjetiva, una creencia? Una forma es hacer una lista de explicaciones alternativas para esa situación; esto es, formular hipótesis distintas que expliquen lo que está pasando o lo que se está percibiendo.

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Podemos proponer a nuestro cliente hacer una lista de explicaciones alternativas al hecho de que “mi madre me haya acusado de robarle dinero”. Por ejemplo: -

“Lo hizo porque se confundió”

-

“Se estaba desahogando”

-

“Últimamente está muy preocupada por la economía”

Esto nos puede ayudar a percatarnos de que todas esa afirmaciones (incluida la creencia original) son, en realidad, explicaciones o intentos de explicar lo que está pasando. Incluso, yo diría, intentos de explicar qué significa lo que está pasando.

3.1.4. RESPETAR LA NECESIDAD DE SENTIRNOS COHERENTES Un proceso de cambio de creencias ha de ser “ecológico”, esto significa que ha de ser coherente con los diversos aspectos de la vida de la persona. La nueva pieza ha de encajar en el conjunto. Para que se dé este encaje la nueva creencia tiene que estar en sintonía con el valor o propósito de la antigua creencia. Y este propósito tiene que estar “a favor” del resto de valores de la persona. Recordemos que en el corazón de la creencia (da igual que sea limitante o potenciadora) hay un valor o propósito. Normalmente este valor es legítimo y deseable tanto si la creencia es limitante como si no lo es. El problema de la creencia limitante suele ser que el camino que la creencia propone para satisfacer ese valor ya no es apropiado y conduce a callejones sin salida o a situaciones dolorosas y, en consecuencia, el valor se queda sin cumplir. Si el proceso de cambio de creencias va bien, la nueva creencia propone un nuevo camino que lleva realmente a experimentar dicho valor. Para que esta sensación de coherencia sea efectiva, también es necesario reciclar las experiencias que dieron origen a la creencia limitadora, dándoles una nueva interpretación o extrayendo de ellas unos buenos aprendizajes. Finalmente, para sentirnos coherentes también necesitamos que el valor que da vida a la creencia esté en armonía con el resto de valores de la escala. Si la forma de

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satisfacer el valor va en contra de algún otro valor de la persona, se produce un conflicto interno, perdiéndose dicha coherencia.

3.1.5. LA INFORMACIÓN NO VERBAL Cuando una creencia está activa se expresa sobre todo mediante el lenguaje no verbal (cómo nos movemos, cómo miramos, nuestros movimientos oculares, nuestro tono de voz…) Una forma de acceder a esa expresión no verbal es hacer un ejercicio para calibrar la fisiología o expresión no verbal de la persona. Para ello podemos, por ejemplo, hacer un ejercicio del tipo: “Piensa en ese problema que te limita…” (entonces observamos su no verbal: mirada, respiración, patrones de movimiento, posturas….),” Ahora piensa en una situación que dominas, donde te sientes segura y capaz…” (de nuevo calibramos su fisiología…). Así obtenemos una información básica que nos permite saber cuándo la persona está en una fisiología de recursos (conectado con creencias potenciadoras) y cuándo en una de bloqueo (bajo la influencia de una creencia limitante). Esto será luego muy útil para saber si de hecho se ha dado un cambio de creencias. Claves no verbales útiles a observar: 

Simetrías o asimetrías en los movimientos de las manos



Movimientos oculares



Postura



Imágenes , voces, sensaciones



Respiración



Tono de voz

3.1.6. EL PAPEL DE LOS NIVELES LÓGICOS Los intentos de cambiar una creencia cambiando los niveles lógicos básicos (contexto, conducta y habilidades) no funcionan porque desde estos niveles no se llega a cuestionar el núcleo de la creencia, requisito imprescindible para abrir la creencia al cambio. Lo que en realidad suele ocurrir es que la creencia acaba fagocitando cada uno de los cambios que tratamos de introducir (sea un cambio de las condiciones, una nueva

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conducta o la adquisición de una nueva habilidad) y los emplea para seguir dando fuerza a la creencia. Esto se hace con cambios en la apariencia pero con el mismo fondo (“Los mismos perros con distintos collares”) Para hacer que una creencia se sitúe en el proceso del cambio es necesario respetar el orden natural del cambio, esto es, actuar desde los niveles que están por encima del nivel creencias; El nivel identidad y el nivel sentido-espiritual. Desde estos niveles sí se puede cuestionar la creencia Nivel identidad Para cambiar, es necesario integrar en la actual identidad adulta la identidad antigua (en la que se creó la creencia). Aquel bebé, niño o adolescente que un día fuimos necesita ser “rescatado” por el adulto y así integrar las dos identidades. De este modo se puede plantear una nueva creencia que dé una respuesta apropiada y eficaz a la necesidad que la creencia original trataba de satisfacer. Esto implica que las dos creencias llevan el mismo valor sólo que con distintos criterios para alcanzar dicho valor. En el diseño de la nueva creencia se emplean referencias nuevas basadas en experiencias nuevas sobre las que basar la nueva identidad. Esta nueva identidad necesita sustentarse en nuevas creencias que encajen con ella. Nivel espiritual Desde este nivel se cuestiona directamente el sentido que para la propia vida tiene esa creencia. Se pueden hacer preguntas como: o ¿Es útil esta creencia para auto realizarme? o ¿Quién soy yo, al margen de esta creencia? o ¿Sigo siendo yo sin esta creencia? o ¿Será esta creencia tan real como parece o seré yo quien la hace parecer real? o ¿Si todas estas creencias se disolvieran, seguiría siendo yo?

Este tipo de cuestionamiento puede llevarnos a un estado natural meditativo donde se puede sentir el “yo soy” sin la presión de las creencias. Desde aquí se puede producir un cambio natural de creencias.

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 Pasos a tener en cuenta en el proceso de cambio de creencias De un modo muy general podemos definir cinco pasos para completar un proceso de cambio de creencias: 1- Identificar la creencia limitante y formular la declaración de creencia. 2- Ser consciente de los efectos nocivos y de si uno desea realmente cambiar de creencia. 3- Identificar el estado deseado con una representación clara y rica en sub modalidades y con la consiguiente declaración de creencia. 4- Identificar y poner en marcha los recursos que son necesarios para hacer un cambio real (estado interno, fisiología, información y habilidades) 5- Identificar y solucionar las siguientes interferencias:  Si la persona o una parte de ella no quiere cambiar (como aquel que quería dejar de fumar pero no podía porque al “muchacho de 15 años” que había dentro de él le parecía una medida muy conformista, una claudicación).  Si la persona no puede hacerse una formada representación del cambio, de cómo sería el cambio (no se hace a la idea de cómo se comportaría después de cambiar).  Si la persona no consigue darse la oportunidad para poner en marcha los recursos necesarios para el cambio (el ejemplo de la profesional que no quería aplicar una excelente técnica para eliminar fobias porque era demasiado rápida y chocaba con los criterios de su formación académica).

3 .2 -

Modelos para cambiar creencias

3.2.1. LA PROPUESTA DE ANTHONY ROBBINS Para A. Robbins una creencia es una generalización cargada con un fuerte sentimiento de certidumbre. Esta certidumbre se sustenta sobre una serie de apoyos (como las patas de una mesa). Estas patas o apoyos son las “experiencias de referencia” con las que se construye la generalización.

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Desde este punto de vista, el cambio de creencias consiste en debilitar las “Patas” o experiencias de referencia de la vieja creencia y en construir nuevas “patas” para sustentar la nueva. Su “sistema maestro” (como él lo llama), tiene los siguientes pasos: 1- Definir la creencia a superar y la creencia que se desea adoptar 2- Definir las experiencias de referencia de ambas 3- Asociar dolor a la vieja creencia y placer a la nueva 4- Crear la duda en cada experiencia de referencia de la vieja creencia mediante preguntas apropiadas, como por ejemplo: ¿Qué es lo absurdo de esta creencia? 5- Romper la pauta que activa la creencia 6- Crear sensación de certidumbre en la nueva creencia haciendo acopio de pruebas (experiencias de referencia) 7- Crear una pauta que active la nueva creencia 8- Hacer una comprobación ecológica de la nueva creencia. Esto consiste en poner a prueba a la creencia con cuestiones como: o ¿Mantiene el valor o intención positiva de la vieja creencia? o ¿Está en armonía con el resto de las creencias (y sus valores…)? o ¿Es compatible con el resto de los aspectos de la vida (familia, trabajo, etc.)? Ejemplo: Julián tiene, en determinados momentos, una potente reacción emocional al tono “duro” de su mujer. Cuando oye ese tono de “suave o duro reproche”, Julián siente cómo se le corta la respiración y se siente pequeño como un niño de tres años, entonces se siente sin recursos y se retira hacia su interior. Esta reacción produce, a su vez, en su esposa una insoportable sensación de frío y distancia, como si un enorme muro de hielo se hubiera interpuesto entre ellos. Julián define la creencia que está en la base de su reacción con la frase: “Estoy solo y sin recursos”.

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Después buscamos un estímulo (auditivo, visual o táctil) para bloquear la activación de la creencia y su correspondiente bloqueo (Romper la pauta limitadora). Después de probar varias cosas vemos que la acción de carraspear (como para aclararse la voz) le va bien. Lo ensayamos varias veces para automatizarlo y le hago un ancla táctil consistente en ponerle la mano en el hombro derecho apretando suavemente cada vez que carraspea. Luego le ayudo a definir la nueva creencia: “Estoy presente y tengo acceso a mis recursos”. Para dotar de sensación de certidumbre a la creencia buscamos referencias (“patas” para la creencia). Se trata de encontrar momentos en la vida de Julián donde se sintió “presente y con acceso a sus recursos”. Encontramos cuatro momentos: -

Cuando tenía 8 años y se pasó el verano jugando en la playa con su primo.

-

Cuando aprobó a la primera el carnet de conducir.

-

Cuando, contra todo pronóstico, ganó aquel concurso de dibujo.

-

Cuando fue capaz de sacar a bailar a la chica que le gustaba en la fiesta de graduación.

Le pido que visualice cada uno de los cuatro momentos con todo lujo de detalles sensoriales mientras pronuncia la frase: “Estoy presente y lleno de recursos aquí (situación de referencia) y ante la voz de mi esposa”. Cuando lo hace le aplico un ancla táctil realizando una suave presión con mi mano en su otro hombro… (Pauta activadora de la nueva creencia). Finalmente para afianzar el proceso asociamos “dolor” a la vieja creencia y “placer” a la nueva. Para ello le propongo ponerse en una postura muy incómoda y desagradable, y cuando ya no la puede soportar decir en alto la vieja creencia y luego ponerse en una postura muy placentera y decir en alto la nueva creencia. Esto lo repetimos varias veces… Una semana después Julián me dice que el tono de su esposa no le molesta y se siente más abierto y cercano…

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3.2.2. CAMBIO DE SUB MODALIDADES (PNL) La PNL (Programación-Neuro-Lingüística) parte de la premisa de que la experiencia humana (incluidas las creencias) se registra en forma de representaciones sensorias, que son memorias creadas a partir de las sensaciones proporcionadas por los sentidos. Cada sentido corresponde a una modalidad sensorial y los diversos detalles perceptivos corresponden a las sub modalidades. Los tres sistemas de representación más utilizados son el visual, el auditivo y el cenestésico, mientras que el gusto y el olfato se emplean con menos frecuencia y para cosas más específicas. También suele suceder que cada cerebro o cada mente, en mayor o menor medida, tiene uno de los sistemas como principal y los otros como auxiliares o complementarios. La PNL se centra en la estructura, no en el contenido (o significado) y demuestra con ejercicios fehacientes cómo pequeños cambios en la estructura conducen a grandes cambios en el significado. La PNL es muy práctica y se centra en el cómo reconstruyó la mente lo que pasó o qué creencia formó la mente a partir de tal o tales experiencias, para después poder reconstruirlo de una manera más ventajosa. Un técnica muy útil para el cambio de creencias es trabajar modificando las sub modalidades que constituyen la “molécula sensorial” de la creencia. Veamos una lista de preguntas para ayudar a definir algunas de las sub modalidades que componen dichas moléculas sensoriales: Visuales 1- ¿Esa imagen está animada o es una imagen fija? 2- ¿Tiene un marco alrededor o está abierta? 3- ¿Es en color o en blanco y negro? 4- ¿Qué grado de luminosidad tiene? 5- ¿Cuál es el tamaño de la imagen? 6- ¿Hay algún objeto más grande o más pequeño de lo que debería?

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7- ¿Tu ´yo´ está dentro o fuera de la imagen? 8- ¿Tiene dos o tres dimensiones? 9- ¿El color es intenso o suave? 10- ¿La imagen es nítida o borrosa? 11- ¿Es constante o intermitente? 12- ¿Cuántas escenas hay?

Auditivas 1- ¿Intensidad del volumen de 0 a 10? 2- ¿Es un sonido regular o irregular? 3- ¿Hay alguna palabra enfatizada? 4- ¿Las voces o el sonido es rápido, lento? 5- ¿Cuál es el tono? 6- ¿Qué tipo de timbre? 7- ¿De dónde procede el sonido?

Cenestésicos 1- ¿Tienes frio o calor? 2- ¿Qué textura? 3- ¿Notas algún tipo de vibración? 4- ¿Sientes presión? 5- ¿Sensación corporal de movimiento? 6- ¿La sensación es continua o intermitente? 7- ¿Intensidad de 0 a 10? 8- ¿Es pesado o ligero? 9- ¿Grado de densidad? 10- ¿Sientes algún tipo de dolor?

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Técnica para modificar creencias cambiando las sub modalidades 1º Definir la creencia limitante 2º Descubrir el registro sensorial en la que está sustentada la creencia definiendo las sub modalidades que dan fuerza a la creencia 3º Debilitar la creencia limitante rebajando la intensidad de las sub modalidades que dan fuerza (credibilidad) a la creencia 4º Definir la nueva creencia que se quiere adoptar 5º Pensar en una creencia positiva de referencia y determinar su registro sensorial definiendo las sub modalidades que aportan fuerza y credibilidad a la creencia 6º Aplicar a la nueva creencia esas sub modalidades clave que potencian la creencia positiva de referencia. Ejemplo: Rita cree que es “oscura” y que se merece vivir las cosas malas de la vida. Su mayor temor es enfermar y morir demasiado pronto, sin poder ver crecer a sus hijos. Tiene muy arraigada una creencia de este tipo: “Enfermaré y moriré pronto, sin ver crecer a mis hijos”. Cuando se activa esta creencia se siente aterrada. Asociada a esta creencia tiene también activa otra creencia de identidad: “Soy oscura”. Ella quiere creer que podrá vivir su vida hasta el final de un modo pleno y digno. Pero cuando le planteo si también desea creer que tiene un lado luminoso, se bloquea y no se atreve ni a pensar en esa posibilidad. Para iniciar un proceso de cambio de creencias tratamos de descubrir las sub modalidades de su creencia limitante. - Terapeuta: “Piensa un momento en la creencia “enfermaré y….”… ¿Qué estás imaginando? - Rita: “Me veo enferma en la cama sufriendo dolores, también veo mi funeral, todos de negro…” - Terapeuta: “¿Qué tipo de iluminación tiene la escena? - Rita: “Es en blanco y negro”

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- Terapeuta: “Vamos a cambiar la sub modalidad “iluminación”, pon más luz y color en la misma escena…” - Rita: “Ya lo tengo” - Terapeuta: “¿Cómo sientes ahora la creencia? - Rita: ”Ahora tiene menos fuerza, me parece menos creíble” - Terapeuta: “Bien, ahora imagina una escena que represente la creencia que deseas adoptar (“vivir una vida plena hasta el final”) - Rita: “Me veo de mayor rodeada de nietos y sonriendo” - Terapeuta: “¿Qué tipo de iluminación tiene la escena? - Rita: “Como amarilla” - Terapeuta: “¿Es creíble la escena?” - Rita: “No mucho, es como un sueño” - Terapeuta: “Bien, prueba a ponerla en blanco y negro” - Rita: “Ya…así es más creíble, es como si fuera algo antiguo ya consolidado - Terapeuta: “Parece que ya tenemos tus claves de sub modalidad para hacer el cambio de creencia: Cambiar la sub modalidad “blanco/negro” por la sub modalidad “color” en la vieja creencia y poner la nueva creencia en el registro “blanco y negro”. Vemos cómo en el ejemplo la sub modalidad “Blanco/negro” funciona como una estrategia de realidad que dota de veracidad a la creencia, mientras que la sub modalidad “Color” aporta una sensación de irrealidad…

3.2.3. CAMBIO NATURAL DE CREENCIAS (ROBERT DILTS) Dilts concibe el cambio de creencias como un proceso natural y cíclico que tiene los siguientes pasos o actitudes:  “Querer creer” El proceso natural de cambio de creencias comienza cuando, por un lado no soportamos más seguir sufriendo por los efectos devastadores de una creencia

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limitante, y por el otro lado sentimos cómo se enciende dentro la necesidad de adquirir una nueva creencia que nos haga sentir más felices y positivos. La expresión “querer creer” implica que la creencia candidata aún no supera nuestras “estrategias de realidad” (conjuntos de representaciones sensoriales internas con los que obtenemos la sensación de que algo es “real”). Podríamos decir que la creencia aún no forma parte de nuestro “mapa del mundo”. En este paso la nueva creencia aún no está conectada con nuestro sistema fisiológicoemocional, esto significa que la creencia no está todavía envuelta por un estado interno (fisiológico-emocional) propio. Sin embargo esto también significa que la puerta de la fisiología se ha empezado a abrir…  “Abierto a creer” Estar abierto a creer es un estado interno en el que nos sentimos libres para explorar otras posibilidades. Esta libertad nos permite recopilar pruebas que den validez a la nueva creencia. Estas pruebas son experiencias vividas en primera persona o tomadas de otros que aportan verosimilitud a la nueva creencia. Estas experiencias son situadas en un marco “como si”; esto consiste en actuar como si ya nos lo creyéramos. También implica imaginar lo que sentiríamos si ya tuviéramos convencidos de ello. Para crear esta apertura podemos hacernos preguntas del tipo: “¿Y si fuera posible?”, “¿Cómo sería mi vida con esta creencia?”, “¿Cómo me sentiría creyendo eso?”  “Creyendo ya” El proceso natural continúa y en un momento dado nos damos cuenta de que de algún modo ya hemos empezado a sentir que esa creencia es creíble. Tal vez nos sorprendamos de algo que decimos sin pensar o de que ya no nos sentimos del mismo modo en aquella situación. Nos empezamos a sentir comprometidos con la creencia, nos entran ganas de defenderla ante nosotros mismos y ante los demás. La vamos considerando como parte de nuestra “realidad” y actuamos en consecuencia siendo congruentes con esa creencia.

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Otra consecuencia de esta parte del proceso es que la nueva creencia empieza tener la propiedad de “auto cumplimiento”. Poco a poco van desapareciendo las preguntas y las dudas. Pueden incluso aparecer conflictos con la vieja creencia…  “Abiertos a dudar” Estar abiertos a dudar de la vieja creencia es el complemento natural de estar abiertos a creer en la nueva, son dos actos internos (actitudes) que se refuerzan mutuamente. Comenzamos a dudar de la vieja creencia con preguntas del tipo: “¿Y si ya no es tan válida en la actualidad como lo fue en el pasado?”, “¿Y si ya no necesito tanto creer en eso?”, “¿Qué evidencias concretas (ejemplos) tengo en contra de esta creencia?”, “¿Cuál es la intención positiva de esta creencia y de qué otro modo puedo satisfacer esta intención?”. De este modo vamos situando a la vieja creencia en un marco “fracaso”.  “Solía creer” Llega un momento en que empezamos a mirar a la vieja creencia como si fuera una pieza de nuestro pasado, en definitiva la vamos colocando en un marco de “pasado superado”. Para ello pensamos cosas como: “Si, antes era importante para mí creer eso, ahora en cambio estoy en otra cosa”. “Ahora me parece sorprendente la fuerza con la que me aferraba a esa creencia en aquél entonces”, “hay que ver lo ingenuo que uno puede llegar a ser creyendo que…”  “Confianza” Podríamos definir la confianza como la sensación de certeza de que algo se va a hacer real. Cuando no tenemos “pruebas” a las que agarrarnos, los seres humanos nos apoyamos en la confianza. En el ámbito de los niveles lógicos, la confianza se sitúa más allá de las creencias. De hecho conecta con el mismo “lugar” donde se forman las creencias (nivel identidad y nivel espiritual).

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La confianza nos pone en contacto con algo mayor que nosotros mismos (los campos de información de los “sistemas mayores”). Desde este nivel (“confianza”) la creencia candidata recibe la fuerza para hacerse real e integrarse en nuestra vida. Ejercicio: cambio natural de creencias con posiciones en el suelo La idea es representar en el suelo el ciclo natural del cambio de creencias. Elegimos para ello cinco posiciones distribuidas en círculo y el centro del círculo lo reservamos para la posición “confianza”. Para dar “significado” a cada posición nos situamos de pie en ella y rememoramos un momento de nuestra vida en el que estábamos, por ejemplo, “abiertos a dudar”, tratamos de registrar nuestra fisiología (Postura, mirada, respiración..) y alguna submodalidad significativa. Luego salimos de la posición, nos distraemos un rato y volvemos a entrar para comprobar si la posición está anclada al estado que deseamos. Repetimos las veces que sean necesarias para lograr el anclaje. Así vamos procediendo con el resto de las posiciones del círculo.

En el centro del círculo ubicamos la meta posición “Confianza”

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Procedemos de la siguiente manera: 1- Te colocas en el espacio “quiero creer” y piensas en la nueva creencia, conectas con la fisiología de este estado y con las sub modalidades correspondientes… 2- Pasas a la posición “abierto a creer”. Piensa: “Estoy abierto a creer en……”. Conectas con la fisiología y… 3- Vas a la posición “creo ahora” y dejas que la nueva creencia vibre en ti como si fuera ya una realidad. Es probable que se te haga presente la creencia limitadora, si lo hace, vas con ella a la siguiente posición… 4- …Entras en la posición “Abierto a dudar” y dejas que la vieja creencia se bañe con la fisiología de esta posición, así la creencia se va debilitando con la duda… 5- Vas al centro del círculo (“Confianza”) y allí te preguntas si hay algo aprovechable (Intención positiva, valor…) en la vieja creencia. Si lo encuentras… 6- Llevas ese elemento a la posición “Quiero creer” para enriquecer la creencia y dar coherencia al proceso. 7- Luego vuelves a la posición “abierto a dudar” para coger la vieja creencia y llevarla a… 8- …la posición “solía creer” para enmarcar la creencia en el pasado. 9- Luego pasas de nuevo por todas las posiciones para comprobar si la vieja creencia está más debilitada y la nueva la sientes más reforzada. 10- Si no es así vas a la posición “confianza” y analizas lo que falta o lo que sobra. Ejemplo: Kiko cree que no puede confiar en la gente. Teme confiar en alguien y que luego le abandone. Esto le viene de muy atrás, fue abandonado por el padre siendo muy niño…Esto le creó una profunda desconfianza. Ahora cuando una relación se acerca hacia algún tipo de compromiso, Kiko se bloquea por miedo a sentir el dolor del abandono.

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La creencia limitante en la base de esta vivencia podría ser algo así como: “No se puede confiar en la gente”. Esta creencia parece estar apoyada por otra del tipo: “No podré soportar el dolor de sentirme abandonado” o “El dolor de sentirme abandonado me puede destruir”. - Terapeuta: “¿Qué nueva creencia quieres adoptar? - Kiko: “Quiero creer que puedo superar el dolor del abandono y salir fortalecido…” - Terapeuta: “Bien, vamos ahora a preparar las posiciones en el suelo. Elije posiciones para abrirte a dudar de la vieja creencia, abrirte a creer en la nueva, como si ya creyera, creyendo ya y cuando creía…” - Kiko: “Ya” - Terapeuta: “Ve pasando por cada lugar adoptando el no verbal (gesto, tono, respiración…) adecuado a cada posición…”. Tras varias vueltas, Kiko siente a la vieja creencia más desactivada y ve cómo se va afianzando su confianza en la nueva…

3.2.4. EL MODELO DE FLÈCHE Y OLIVIER Estos autores plantean los siguientes pasos: o Crear un clima y un vínculo positivo que propicie la apertura al cambio de creencias. o Definir la creencia limitante. o Desestabilizar la creencia limitante. o Definir la creencia regeneradora (o nueva creencia). o Verificar la nueva creencia. o Instalar la nueva creencia.  Crear un clima y un vínculo positivo que propicie la apertura Lo esencial es establecer el vínculo apropiado con la persona a la que estamos acompañando. Algunas cosas pueden ayudar como: -

Aparcar los juicios morales.

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Controlar los impulsos de transferencia como el deseo de huir de la persona o el de fundirse con ella.

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Abrir una canal de empatía. La empatía es una cuestión de amor incondicional y de comprensión desinteresada. Trabajando con creencias empatía significa “ponerse en la creencia del otro”.

-

Ser honesto con uno mismo, que implica mirarse de verdad aceptando “lo que hay”.

-

Ser conscientes de cómo influyen nuestras propias creencias y conocimientos en la otra persona: o

Aportando nuevas informaciones (explicaciones de las causas y nuevas alternativas).

o

Con la experiencia de tener una relación humana de confianza que puede convertirse en una experiencia de referencia en sí misma que le sirva como base para crear una nueva creencia.

o

Con la aportación de un marco explicativo que ayude a comprender la razón de ser de la creencia y a contener el sufrimiento de la persona.

-

Proporcionando una meta-creencia útil que estimule el proceso de cambio de creencias. Como por ejemplo: “No es lo que ocurre lo que nos hace sufrir, sino lo que creemos que eso significa” o “Lo que creemos que significa algo es arbitrario y por ello está abierto a ser modificado”.

 Definir la creencia limitante Expresar la creencia limitante mediante una frase es una parte necesaria (pero no suficiente) que suele ayudar a definir los errores lógicos presentes en la creencia. Veamos los principales errores lógicos: o

Sobre generalización: Consiste en sacar conclusiones generales a partir de un solo acontecimiento y de un único contexto. Por ejemplo: “Suspendí el examen del carnet, soy un fracaso”.

o

Minimización y maximización: Consiste en minimizar el tamaño y la importancia de los aspectos positivos y maximizar el tamaño y la importancia de los aspectos negativos. Poe ejemplo: “Sí, al final me invitó, pero no fue para tanto…”

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o

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La conclusión arbitraria. Consiste en atribuir a un hecho un significado que no tiene una relación directa (ni lógica) con ese hecho. Ejemplo: “No me llamó el día de mi cumple, ya no le importo”.

o

El razonamiento de “todo o nada”. Consiste en interpretar lo que ocurre sin gamas intermedias, sólo considerando los extremos (blanco o negro, conmigo o contra mí, o se tiene razón o se está equivocado, etc.). Ejemplo: “Amar es darlo todo”.

o

La personalización. Consiste en atribuirnos la responsabilidad de cosas que no nos conciernen. Ejemplo: “Si yo fuera una buena madre, mi hija sacaría buenas notas”.

o

La abstracción selectiva o deducción en contra de lo evidente. Consiste en sacar una conclusión definitiva (que va en contra del resto de las evidencias) a partir de uno sólo de los aspectos. Ejemplo: “He sacado un 4 en el segundo parcial de matemáticas, soy un mal estudiante” (…Teniendo buenas notas en todo lo demás…) Dada la existencia de las sub personalidades (aspectos diferentes de uno mismo relacionados con la identidad) puede haber conflictos entre la creencia (respecto a un determinado ámbito o valor) de una sub personalidad y otra. Puede tratarse de dos creencias que chocan entre sí.

Por ejemplo, una persona puede creer al mismo tiempo estas dos cosas:  “Dedicar tiempo para mí es algo egoísta”  “Dedicar algo de tiempo para mí es esencial para mi bienestar”

Estas dos creencias están provocando un conflicto de valores y entre necesidades. La primera defiende el valor del altruismo y la segunda el del propio bienestar. Las creencias los hacen incompatibles porque ponen a la persona ante alternativas imposibles de aceptar: -

Si no te dedicas tiempo, eres altruista pero no puedes tener bienestar porque acabas sintiendo que no eres justo contigo mismo.

-

Si te dedicas tiempo puedes tener bienestar, pero como te sientes persona egoísta, tampoco puedes tener bienestar.

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Para detectar estas sub personalidades podemos emplear algunos ejercicios de proyección como: o Dibujar la caricatura del propio cuerpo y relacionar cada parte con un miembro de la familia… o Hacer la lista de animales del arca de Noé y relacionar cada animal con un miembro de la propia familia… Al provocar diálogos entre diversas partes del cuerpo o entre distintos animales pueden salir a la luz conflictos entre distintos aspectos de uno mismo y sus consecuentes creencias limitantes.  Desestabilizar una creencia Es un hecho comprobado que las creencias se resisten al cambio y lo hacen con estrategias muy bien diseñadas y programadas. La razón de ello es que las creencias responden a una necesidad muy básica del ser humano, la de sentirnos orientados y organizados (aspectos que apuntalan el nivel de identidad). En este sentido es mejor tener una mala creencia que no tener ninguna. Por este motivo, al tratar de desestabilizar una creencia que nos limita podemos sentirnos enfadados, apenados, culpables, irritados, etc. El punto crítico de malestar llega cuando intentamos bajar a la creencia de su “pedestal de la verdad” para pasar a ser considerada como una más de las muchas maneras de explicar el .mundo. La crisis se resuelve si conseguimos subir a ese pedestal a otra creencia más adecuada y flexible. Veamos algunas claves para llevar a término este proceso de desestabilización de una creencia: o Localizar en nosotros mismos la “roca estable” de nuestra identidad. Podemos, por ejemplo, crear una distinción entre “lo permanente” (la identidad profunda, el “yo soy”) y lo “transitorio” (la creencia en cuestión). o Poner en duda la generalización de la creencia (por ejemplo cuestionando los errores lógicos que soportan la generalización). o Una forma sencilla y directa de cuestionar una creencia limitadora es hacer una pregunta inversa.

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Veamos un ejemplo: Creencia: “Hay que estudiar una carrera para tener un lugar en esta sociedad”. Pregunta inversa: “¿Se puede tener un lugar en esta sociedad sin haber estudiado una carrera? Cuando la persona responde con un rotundo y vehemente “no”, es muy posible que estemos ante una creencia muy blindada y probablemente limitante.  Definir los contextos concretos en los que se manifiesta la creencia y en los que no se manifiesta.  Provocar un diálogo para definir el criterio central de la creencia. Ejemplo: -

Mi suegra nunca me invita

-

¿Y?

-

Pues debería tratarme como si fuera su hija

-

¿Puedes poner un ejemplo?

-

El otro día vino a comer y estuvo todo el rato hablando con su hija por teléfono

-

¿Cómo te sentiste?

-

Apenada, desplazada

-

¿Qué significa para ti que no te hable?

-

Desvalorización

-

Pues esa parece ser la equivalencia central de tu creencia

-

¿…?

-

La palabra del otro significa para ti valoración

 Abrir un menú de significados alternativos para explicar el acontecimiento (criterio) al que se refiere la creencia. En el ejemplo anterior se podrían buscar nuevos significados planteando preguntas del tipo: “¿Qué más puede significar que el otro no te hable tanto como tú quieres?”  Rememorar una experiencia de cambio de creencias vivida en el pasado y aprender de sus claves: Busca una experiencia de cambio que ya viviste en el pasado… ¿Qué aprendiste de ello?... ¿Te puede servir para este caso?

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 Emplear técnicas de “disociación”  “mirar desde el adulto”….Imaginar que, sentados en una butaca vemos en una pantalla la escena traumática que generó la creencia problemática. Luego el adulto (que ha visto la escena desde la butaca) le comenta al niño (que vivió aquella escena) cómo lo ha visto. Con esa nueva información, ¿qué nueva creencia se generaría?  ”Otra identidad”…Un personaje de ficción vive por ti esa misma experiencia. ¿Cuál sería la creencia que ese personaje sacaría de esa experiencia? 

“Otro marco emocional”…Situarse de un modo “asociado” en el recuerdo de una experiencia (o creencia) agradable y desde ahí ver en una pantalla la vivencia traumática….¿Qué mensaje te llega?

 “Temporal y espacial”… Cambia de decorado, cambia de época. ¿Cómo influye eso en la creencia?

 Definir la nueva creencia El núcleo de toda creencia es la equivalencia o vínculo que expresa la relación de significado entre el criterio y el valor. La nueva creencia ha de mantener el valor y ha de modificar el criterio (de validación de dicho valor). El nuevo criterio ha de ser más flexible, más amplio, más acorde con la actualidad y ha de estar en armonía con el resto de los valores. Las expresiones verbales utilizadas en la creencia pueden ayudar mucho a dar potencia a la creencia y a dotarla de flexibilidad. Para fortalecer la nueva creencia se pueden usar verbos proactivos como: “puedo”, “me permito”, “quiero”, “Es seguro”. Para aportar flexibilidad se pueden usar cuantificadores modales más flexibles como: “A veces”, “Quizás”, “Alguna vez”, “Un aspecto de…”, “Una parte de mí…”. La nueva creencia también debe abarcar el mismo territorio de la vieja creencia. Veamos un ejemplo:

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-

Creencia antigua: “Todos los hombres son siempre hostiles”

-

Nueva creencia: “Algunos hombres, bajo ciertas circunstancias son hostiles y otros no”.

Las dos creencias se refieren al mismo territorio: La hostilidad de los hombres. Finalmente la nueva creencia ha de estar adaptada a la realidad concreta en la que vive la persona. Ha de ser sentida como “creíble y realista” y pasar la prueba de los “criterios de realidad”.

 Verificación ecológica de la nueva creencia Es bueno someter a la nueva creencia a un test de verificación “ecológica”. Podemos, para ello, someter el proceso de cambio de creencias a una batería de preguntas, como por ejemplo: -

¿Tiene alguna ventaja mantener la vieja creencia?

-

¿Tiene algún inconveniente?

-

¿Tiene alguna ventaja mantener la nueva creencia?

-

¿Tiene algún inconveniente?

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Capítulo 4.- CASOS PRÁCTICOS DE CAMBIO DE CREENCIAS

4 .1 .

Miedos

Miguel Ángel tiene mucho miedo al ridículo… Como no hay un contexto externo objetivo que explique ese miedo parto de la suposición que el contexto o situación que sustenta su miedo está en su imaginación. Observo que Miguel Ángel tiene una gran capacidad de visualizar (representar en su imaginación) la película del miedo. Su representación imaginaria debe de ser, para él muy convincente ya que desencadena casi instantáneamente la reacción fisiológica de miedo. Pero Miguel Ángel no es consciente de ninguna película. Esta le pasa desapercibida. Parece que su representación imaginaria es tan rápida (unas décimas de segundo) que no tiene modo de darse cuenta de lo que realmente está sucediendo en su interior. En la práctica para él es algo inconsciente. Entonces ¿Cómo podemos proceder? Como no hay conciencia de ninguna peli nos la inventamos. Nos imaginamos un escenario, unos personajes, un argumento, unas sensaciones, unos pensamientos… El requisito es que la recreación resulte verosímil a Miguel Ángel. Luego pasamos esa “peli” a cámara lenta. Yo le voy contando lo que pasa muy lentamente. Cuando ya hemos recreado el “film” vemos con claridad la creencia núcleo del miedo. Tiene una estructura lingüística de equivalencia tipo: “A” es igual a “B”. Miguel Ángel expresa la creencia así: “Cometer un error es morir (socialmente)”. Para desactivar la creencia y el miedo buscamos finales alternativos al “film”. Hasta que damos con un final que despierta una emoción diferente al miedo, que implica más libertad y que, de este modo, responda al deseo que Miguel Ángel tiene, el de sentirse apreciado y respetado. El nuevo final revela la nueva creencia: “Cometer un error es ganar respeto”.

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Me parece importante ayudar a que la persona sea consciente de su increíble capacidad de recrear escenarios tan reales y convincentes que alteran eficazmente su fisiología. Después confronto a Miguel Ángel con la pregunta: “Si eres capaz de recrear ese escenario que te hace sentir un horrible miedo al ridículo, ¿no serás capaz de crear otros escenarios con implicaciones emocionales más positivas? Me parece apasionante descubrir cómo en el corazón de cada miedo subyace una creencia que funciona como el “guión (argumento) de la película de miedo” En resumen, partimos de un miedo, lo investigamos, desvelamos sus secretos (sus representaciones imaginarias) y nos abrimos a otras opciones.

4 .2 .

Creencias y depresión

Paca está pasando por un mal momento… Voy a tratar de describir lo que pasó en una de las sesiones. Empezamos hablando de su temor a hacerse dependiente de una pastilla de tranquilizante que estaba tomando. Al tratar de formular la creencia que funcionaba en esa supuesta dependencia, llegamos a la frase: “Creo que sin esa pastilla no voy a estar bien”. Pero en su expresión no verbal había mucho más de lo que sus palabras decían… Al ir profundizando se desvelaron las siguientes “capas de experiencia”: -

Ella expresó su sensación de malestar por no tener trabajo.

-

Luego dijo que no sólo era el trabajo, sino que lo que le pasaba era que veía el lado negativo de la vida (le afectaban mucho las noticias (TV), etc.

-

Luego habló de una sensación más general de desilusión por la vida. De un antes y un después.

-

Y finalmente dijo cuándo empezó todo: cuando el médico les dijo a su hermana y a ella que a su madre le quedaban unos años de vida y con mucho deterioro… Entonces expresó su sentimiento origen: “Sentí que me moría…” Pero no pudo expresarlo, ya que tuvo que delante de su hermana.

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hacerse la fuerte

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La solución consistió en los siguientes pasos: 1º- Escribir en una hoja lo que sintió. Mas o manos fue esto: “Sin mi madre, para mí ya nada, nada es importante, ni hija, ni marido, ni nadie…Todo se tiñó de tristeza y de color negro” 2º- Desvelar la creencia en una frase sencilla: “Sin mi madre nada tiene importancia” 3º- Formular la creencia inversa: “Con mi madre todo cobra importancia” 4º- Formular una frase híbrida procurando que tenga implicaciones que liberen la creencia limitante: “Con mi madre aquí o allí todo importa” Su expresión no verbal me fue guiando en todo el proceso. Al final, Paca declaró que sentía que habíamos llegado muy hondo y que se sentía muy bien con ello.

4 .3 .

La creencia que se esconde en un juicio a terceros

Alicia expresa su pena por esas abuelas que viven “hacia fuera”, centradas en los nietos. Ella lo expresa con el siguiente juicio: “Pobres, se están perdiendo vivirse a sí mismas”. Le propongo investigar ese juicio, ella accede y procedemos. -

Alicia, ¿cómo te sientes cuando piensas: “Se están perdiendo vivirse a sí mismas”?

-

“Siento Pena”

-

¿Por qué sientes pena?

-

Porque en el fondo tienen una necesidad insatisfecha.

-

Y tú, ¿Tienes también una necesidad insatisfecha?

-

Sí, no pude compartir mi vida con mi esposo como yo deseaba

-

¿Cómo hubieras deseado…?

-

Con diálogo y con caricias gratuitas

-

Cómo concibes el amor romántico?

-

Me viene una imagen, un recuerdo de la infancia: mis padres bailando juntos en armonía (mi padre con el traje de boda, que por aquel entonces se usaba los domingos)

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-

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Tratemos de deducir tus creencias sobre cómo debería ser una relación de pareja.

-

En una relación de pareja tiene que haber armonía.

-

Efectivamente, esa es la creencia. Es una creencia muy hermosa y probablemente compartida por todo el mundo.. ¿Qué efecto ha tenido esta creencia en tu vida de pareja?

-

Sufrimiento

-

Yo me pregunto cómo una creencia tan bonita puede ser motivo de sufrimiento…

-

Sí, ja, ja, ja…

-

¿Qué efectos está teniendo esa creencia en el presente?

-

Hace de filtro muy potente que limita mucho las posibilidades de encontrar pareja (pone el listón muy alto)

-

Te propongo ampliar la creencia para liberarla.

-

iVale!

-

En una relación de pareja además de a la armonía, ¿a qué más puedes aspirar?

-

A compartir, al apoyo mutuo…

-

Ampliemos la creencia. ¿Qué te parece esto?: “En una relación de pareja tiene que haber armonía, compartir y apoyo”. ¿Cómo te sienta la creencia ampliada?

-

4 .4 .

Me deja más tranquila, más abierta…

La creencia implícita en un “nudo calibrado”

Rosa, profesora de infantil, plantea un problema con un niño que pega a una niña sin aparente motivo. A ella le preocupa que su reacción esté perpetuando el problema. Tratamos de comprender el mecanismo y vemos que contiene la siguiente cadena de pasos: -

Rosa ve cómo el niño pega a la niña.

-

Rosa interpreta lo que ve como: “Es una injusticia”

-

Entonces se siente dolida.

-

Y se traza un objetivo: “Eliminar la conducta del niño”

-

Actúa riñendo al niño.

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-

El niño reacciona volviendo a pegar.

-

Se reactiva el bucle o círculo vicioso.

Solución terapéutica Tratamos de desactivar el bucle desde tres ángulos. -

Cambiar el objetivo. Tratamos de sustituir el objetivo “Eliminar la conducta de pegar” por los objetivos: “Animar y enseñar a defenderse a la niña”, “Enseñar al niño a ser cariñoso con la niña”, “Descubrir la causa de la conducta de pegar en el niño”.

-

Inventar una alternativa a la creencia-interpretación “es una injusticia”. Intentamos probar con:”Se desahoga por cosas que otros le han hecho al niño” o “Pega a la niña porque su ama está en estado y el niño se prepara para la rivalidad que viene”.

-

Cambiar la reacción emocional. Mediante ejercicios de expresión emocional, asociaciones de imágenes (Construir anclas)…condicionar una respuesta emocional alternativa (sorpresa, humor, despiste…) que desactive el bucle.

Nota: a la profesora le cuesta ser consciente de la creencia “es una injusticia” porque ella siente el dolor inmediatamente después de ver al niño pegando a la niña. Aunque ella ha expresado verbalmente su creencia (“es una injusticia”) en su conversación espontánea, no le ha dado importancia. Podemos decir que la intensidad de la emoción de dolor deja a la sombra la creencia. Para ayudarla a ser consciente, representamos la cadena del bucle a cámara lenta: “Veo pegar al niño, pienso “es una injusticia” (visualizamos la frase como en una pancarta con letras grandes), siento el dolor, formulo el objetivo, actúo (riño al niño), pone cara de póquer…”

4 .5 .

La creencia escondida en un juicio a uno mismo

Luis se juzga severamente a sí mismo: “Es malo que yo sea tan introvertido”. Investigamos el juicio mediante una serie de preguntas abiertas: -

¿Cómo te sientes cuando piensas que es malo ser introvertido?

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-

Siento como que me pierdo algo en la vida

-

¿Qué sientes cuando piensas “soy introvertido?

-

Un bloqueo en la garganta

-

¿Qué deseas hacer con ese juicio?

-

Quiero que desaparezca

-

Supongamos que desaparece, ya no tienes el juicio…

-

Hay una sensación de restricción…es como un temor a que se me juzgue como tonto, no válido: “Eres tonto, no estás a la altura”

-

¿Por qué es malo eso?

-

Porque significa que no me quiere (está pensando en su padre)

-

¡Ojo! ¡Tenemos la creencia núcleo!. Que se te juzgue como tonto significa que no se te quiere.

-



-

¿Es cierto esto? ¿Hay veces que aunque alguien te juzgue así, te quiera?

-

Si, ya siento con menos fuerza la creencia

-

¿Quieres hacer algo con ella?

-

No

-

Hagamos una petición : “Por favor, universo limpia la memoria que originó esta creencia, gracias”

-

(Se emociona…) Me viene la cadena Abuelo, padre (él), hijo. Me doy cuenta cómo se transmitía la memoria y cómo ahora fluye el amor.

4 .6 .

Creencias y preocupación

Estamos en un grupo de madres y sale el tema de lo mucho que se preocupan por sus hijos. Normalmente se preocupan en exceso por todo tipo de cosas, especialmente por la seguridad de sus hijos. Nos proponemos investigar qué hay detrás del proceso de preocupación. Lo primero que hacemos es despejar un espacio. Para ello empleamos la imagen de la mochila…quitarse la mochila, dejar los pesos en el suelo… Es curioso cómo unas imaginan una mochila, otras un bolso de mano, otras un bolso para llevar en un hombro… Una madre se da cuenta de que si cambia el continente (Un bolso de hombro por una mochila) cambia la sensación, el modo de llevarlo… Después distinguimos entre preocuparse y ocuparse.

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Después buscamos la intención positiva de la preocupación. Al preguntarle “¿Para qué te preocupas?. Descubrimos varios motivos: -

“Para ayudar al hijo o a la hija”

-

“Para mostrarle afecto”

-

“Por ser coherente con el papel de madre: ¿Qué tipo de madre sería si no me preocupara?”

-

“Para tranquilizar mi conciencia “

Después nos centramos en las creencias que activan y sostienen el proceso de preocuparse. Descubrimos las siguientes creencias: -

“No te fíes de la vida, ni de las personas, no se puede confiar en nadie”. Vemos que en el fondo de la preocupación hay una percepción de desconfianza

-

“Si te preocupas, evitarás que algo malo ocurra” (esta es la creencia contraria a: “Si piensas algo malo, puede que ocurra, ten cuidado”)

-

“Soy imprescindible, si yo no me preocupo, ¿quién lo hará?”

Después aplicamos una técnica para limpiarse de preocupaciones ajenas (aquellas que no nos competen). Seguimos los siguientes pasos:

4 .7 .

-

Localizo la preocupación en el cuerpo

-

La saco haciendo un gesto con las manos y la dejo ahí

-

Relleno el hueco que queda en mí con paz, amor, tranquilidad…

El caso de la hija que estaba obsesionada con “arreglarse”

Ana es la madre de Andrea que tiene 16 años. Ana está preocupada por que su hija pasa demasiado tiempo “preparándose”… Ana: “Mi hija se preocupa demasiado por su imagen, invierte mucho tiempo arreglándose, la veo permanentemente insatisfecha, ¿tendrá un problema?” Interlocutor: “¿A qué problema te refieres? Ana: “Si sigue comparándose tanto nunca será feliz, será una esclava de su imagen.” Interlocutor: “Aquí aparecen tus convicciones (creencias) sobre lo que significa el aprovechamiento del tiempo (a qué dedico el tiempo y qué elementos empleo para prepararme: vestido, maquillaje, etc.). ¿Qué creencias pueden estar actuando en ti?”

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Ana: "Creo que el aspecto es efímero y que sacrificarse por la propia imagen conduce a la infelicidad” Interlocutor: “Veo que estás percibiendo a tu hija desde estas creencias, ¿cómo te sienta?” Ana: “Me siento agobiada y preocupada por mi hija” Interlocutor: “Bien, ahora te voy a pedir que lo mires de otra forma, ¿qué crees que cree ella cuando actúa así?” Ana: “Puede que crea que si cuida su aspecto tendrá más amigos, más cariño…” Interlocutor: “¿Y…?” Ana: “En el fondo creo que lo hace por recibir elogios, de hecho los recibe frecuentemente” Interlocutor: “Has utilizado lo que podríamos llamar una “suposición de creencia”, que es una estructura lingüística en la que se especula sobre la creencia que está actuando en la otra persona cuando hacer lo que hace. Ahora te voy a proponer, lo que podríamos denominar una “creencia de comprensión”. En el intento de comprender o empatizar con la otra persona podemos formular una hipótesis que pueda explicar por qué lo hace. En este caso podríamos pensar: “Es natural que emplee los recursos que tiene para obtener lo que necesita” o lo que lo mismo: “Es natural que emplee su capacidad de ponerse guapa para conseguir los elogios (caricias emocionales) que necesita”. ¿Cómo te hace sentir pensar de esta forma? Ana:”La verdad es que me sienta mucho mejor, me siento más tranquila…y además estoy pensando que mi hija pequeña hace, en cierto modo lo mismo de otra forma. Obtiene los elogios que necesita siendo simpática…”. Interlocutor: “Ahora tienes un enfoque más abierto; al plantear las suposiciones de creencia tus creencias de partida han perdido fuerza y la creencia de comprensión te ha abierto la puerta a un nuevo modo de vivir la misma situación”.

4 .8 .

Creencias de “doble núcleo”

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Se trata de una formulación de creencia que contiene el núcleo de la creencia limitante original y añade otro significado que libera, equilibra o re orienta la creencia limitante. Rodrigo tenía una creencia limitante que le daba muchos problemas: “Ser franco, ser sincero allana el camino”. Rodrigo pudo neutralizar aplicando la siguiente creencia de doble núcleo: “Primero voy a ser cauto y luego ya veré si soy franco”. Juana es enfermera y trabaja a turno. Ella sostiene la creencia: “Los turnos alteran los ciclos biológicos”. Juana encuentra alivio cuando prueba la siguiente creencia de doble núcleo: “Los turnos pueden alterar o fortalecen los ciclos biológicos”. Este modo de expresar la creencia con la expresión limitante “alteran” y su contrario “fortalecen”, libera la fuerza de la creencia original y da más aire a Juana para poder sentir y, en su caso, elegir en qué quiere creer (qué quiere creer que significan los turnos para ella). Esto lo puede hacer porque en ella se ha creado la sensación de que “no hay una verdad ahí fuera”, sino que lo que hay es un conjunto de potencialidades aún por realizarse. Y que la creencia que uno promueva va a ayudar a que una u otra potencialidad (“alterar” o “fortalecer”) se materialice.

4 .9 .

Una creencia formada a partir de una experiencia vivida en la infancia

Algunas creencias están tan profundamente arraigadas que se perciben como hechos objetivos. Martín siente como un hecho que “no sabe vivir solo”. Cuando le sugiero la idea de que puede tratarse “simplemente” de una creencia, él siente que algo se tambalea, todos sus esfuerzos por superar la dependencia dejarían de tener sentido si “sólo se trata de una creencia”. Buscamos las patas en las que se asentó lo creencia, las experiencias en las que se originó. Recuerda una escena de su infancia. Su hermano mayor le tenía tendido en el suelo, inmovilizado, se sentía solo e impotente.

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En seguida vemos cómo esta experiencia de su infancia encaja perfectamente con la creencia. ¿Qué impronta se formó en el cerebro de aquel niño de 10 años que vivió aquella vivencia tan intensa? Es natural que concluyera que él por sí solo nada podía hacer por resolver aquella situación. Al generalizar la experiencia en el proceso de formación del código-creencia pudo llegar a formular un código del tipo: “Sólo no puedo resolver la vida (las situaciones de la vida)”, es decir, “no sé vivir sólo”.

4.10. Creencias trans-generacionales Madre: “Veo a mi hija recostada en la cama, escuchando música, sin otros planes a la vista. Si la dejo a su aire, me la encuentro a la noche en la misma postura. Me debato internamente entre la convicción de lo bueno que es vivir el presente (al fin y al cabo, mi hija está ahora completamente centrada en el presente) y la creencia de que hay que aprovechar el tiempo. ¿Será posible que mi hija pierda el tiempo de esta manera?” Interlocutor: “¿De dónde viene eso de perder el tiempo?” Madre: “De mi padre, siempre decía: “Hay que aprovechar el tiempo, no se puede perder el tiempo”. A mí en concreto me lo expresaba así: “Cristina, organización” Interlocutor: “¿Cómo viviste con esa creencia?” Madre: “Viví una especie de ambivalencia; por un lado los sistemas de organización del tiempo (horarios, calendarios…) eran como los barrotes de un cárcel que limitaban mi libertad y por el otro sentía los beneficios de tener el tiempo planificado: “Cuántas cosas interesantes he hecho hoy gracias a estar organizada”. Interlocutor: “¿En algún momento cuestionaste la creencia de tu aita? Madre: “Lo que hice fue explorar una creencia opuesta para compensar la creencia paterna. Esto lo viví con las prácticas de meditación y yoga, prácticas en las que “no hacía nada” y sin embargo no sentía que perdía el tiempo. Interlocutor: “¿Cómo expresarías la nueva creencia? Madre: “Como más se aprovecha el tiempo es viviendo centrada en el presente”

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Interlocutor: “Pero la creencia paterna parece llevar implícita la idea de que aprovechar el tiempo tiene que ver con planificar el futuro o “hacer algo por el día de mañana” Me da la impresión que de algún modo necesitas integrar las dos creencias. También me parece que esa necesidad se pone de manifiesto en escenas como la de ver a tu hija escuchando música en la cama…Quizás ahí sientas la necesidad de dar a tu hija una respuesta que integre las dos creencias.. Madre: “Podría, por ejemplo decir: Me gusta cuando te veo disfrutar del momento presente y también me gusta cuando te veo planificar el futuro…”

4.11. La culpa y las creencias subyacentes Julieta: “La verdad es que tengo mucha facilidad para sentirme culpable de casi todo” Interlocutor: “¿Cómo has llegado a sentirte así?” Julieta: “La culpa ha sido como un eje que ha dotado de estructura a mi infancia, sentirme culpable era lo normal cuando algo malo ocurría a mi alrededor…” Interlocutor: “¿Puedes poner un ejemplo?” Julieta: “Una vez, siendo niña, tenía hipo y para darme un susto (técnica clásica de quitar el hipo) mi madre me dijo que una vecina nuestra le había dicho que yo le había robado los huevos…Yo me sentí tan desconcertada y presunta culpable que llegué a dudar de mi propia memoria: ´¿lo habré hecho sin saberlo?´. Naturalmente, al ver cómo me afectó, lamentó mucho haberme gastado la broma. Pero, desde luego el hipo desapareció al instante!” Interlocutor: “¿Qué creencias pueden estar activando tu culpa?” Julieta: “Creo que la religión ha influido mucho con sentencias como: ´Somos responsables de la pobreza mundial´ o ´Si no actuamos somos asesinos´” Interlocutor: “Cómo te afectan esas creencias en la vida práctica?” Julieta: “Creo que me atormentan y me llevan a hacer actos de caridad para liberar de la mala conciencia, y aunque me alivian, me dejan con el amargo sabor de haber actuado por egoísmo (´para sentirme yo mejor´)”

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Interlocutor: “Parece que esas creencias no te dejan actuar con libertad. Eso significa que son creencias impuestas o auto impuestas. Puede que cuando escucharas a las personas que tenían estas creencias te parecieran creencias intachables y dignas de adoptar e incluso te sintieras obligada a hacerlo porque parecía que eso era una condición esencial para ser una buena persona (una buena cristiana). Puede que este tipo de creencias sean buenas para aquellas personas que tiene una vocación muy particular, como las misioneras que lo dejan todo por su vocación de servicio. Pero para aquellas que tengan otra vocación (otra misión) este tipo de creencias pueden ser muy tóxicas y limitantes. En este sentido para que una creencia esté integrada y aporte equilibrio a la vida de uno ha de adoptarse con amor y en libertad”

4.12. El papel de la escucha en el cambio de creencias Profesora:”Otra cosa, hoy he hablado con una madre preocupada por el despiste y por el bajo rendimiento de su hija”. La tutora de esta niña me ha expresado que estaba furiosa con esta madre por que al parecer le ha reprochado que su hija no rinde lo que debería. La tutora se lo ha tomado como una crítica a su labor como profesora, ha sentido hostilidad y al enterarse de que yo iba a hablar con la madre me ha dicho: “Si llámala y que se entere que tipo de niña tiene”. Interlocutor: “Parece que hay tres percepciones en juego: la madre que percibe a su hija como válida, la tutora percibe a la madre como impertinente y a la hija como torpe y, tú que ves a una madre preocupada, una niña despistada y a una tutora ofendida.” Profesora: “Esto viene de que hace unos días la niña me manifestó que no había entendido nada, que estaba perdida. Como era una niña espabilada yo supuse que algo le estaba pasando a ella o en su casa… Yo creía que la niña se había equivocado al elegir la asignatura y que eso empeoraba el asunto…Pero unos días más tarde la niña me dijo que había repasado lecciones anteriores y ya volvía a entender la asignatura….Naturalmente esto me hizo dudar de mis suposiciones y de mis creencias…” Interlocutor: “Aquí aparece un nuevo proceso de cambio de creencias dónde suceden cosas que retan (ponen en duda) nuestras suposiciones y creencias. Pero para que el

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cambio de creencias se active es necesario estar “abiertos a escuchar” lo que está pasando. Si estamos indignados o sentimos hostilidad por parte la otra persona nos cerramos en banda y ponemos todo nuestro empeño en defender nuestras posiciones, en este caso las suposiciones y creencias que teníamos al principio…” Profesora: “Si, a la tutora parece que le ha pasado algo así, imagino que es algo que nos puede pasar a cualquiera”. Interlocutor_ “Si es algo muy típico de las relaciones padres-profes, cuando una madre dice que no entiende porque su hija va tan mal es muy fácil que el profesor de turno se sienta aludido (piense que le están echando la culpa a él…) Profesora: “¿Qué diferencia hay entre las percepciones, las suposiciones y las creencias?”. Interlocutor: “Cuando nos paramos a examinar lo que nos lleva a percibir cómo son las otras personas, vemos que se ponen en marcha varios procesos a la vez. Lo primero es el hecho de que cada una de las personas (el perceptor y el percibido) está en su propio estado emocional, normalmente cargado con las presiones de su día y con sus problemas más acuciantes. Esto hace de filtro perceptivo ya que el estímulo (auditivo, visual, situacional) que el otro nos presente puede aliviar o agravar nuestro propio estado. En esos momentos podemos pensar cosas como: ´lo que me faltaba, ahora viene este imbécil a fastidiarme más´ o ´menos mal que aún queda gente buena en el mundo…´”. En segundo lugar, actúan lo que podríamos llamar las creencias de rol; es decir, cómo se supone que los padres, los alumnos y los profes deberían comportarse. En este sentido, las suposiciones que cada colectivo tiene hacia los otros son muy diferentes de las que tienen hacia sí mismos (La imagen que tengo de mi mismo es muy diferente de la imagen que el otro tiene de mi). En tercer lugar, actúa el filtro del propio carácter o forma de ser que incluye todo un subsistema de creencias que describen cómo soy, cómo son, con quien me conviene estar y con quién no y cómo es el mundo en el que vivo…” Profesora: “¿Y qué papel juega la escucha en todo esto?” Interlocutor: “Es natural que estos filtros perceptivos actúen, no lo podemos evitar. Pero si podemos cuestionar estas suposiciones y sus percepciones consecuentes, pero sólo lo podemos hacer si estamos abiertos a escuchar y a cuestionar.

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¿Podemos cambiar las creencias que nos limitan?

Abiertos a escuchar ´todo´ lo que está pasando y abiertos a poner en duda lo que pensamos acerca de ello y el cómo percibimos a las otras personas.”

4.13. El proceso de formación de creencias potenciadoras Interlocutor: ¿Recuerdas alguna escena que desencadenó un cambio en alguna de tus creencias?. Alicia: “Recuerdo una vez que paré a dedo a un chaval, tenía la cartera en el salpicadero y cuando me dispuse a dejarle en su destino, el cogió la cartera y salió corriendo. Me quedé estupefacta, pensé que había perdido la cartera con bastante dinero, carnets, etc. Sentí el impulso de no quedarme callada; ´aunque la cartera esté perdida me va a oír´. Salí precipitadamente del coche y me puse a gritarle alguna obscenidad que no quiero reproducir aquí… Y contra todo pronóstico la gente de alrededor empezó a increpar al ladrón, que traba de escapar subiendo una cuesta campo a través. Resulta que en lo alto también algunos chavales le empezaron a increpar. Finalmente desapareció de mi vista… Cuando ya me disponía a partir, unos chavales llegaron corriendo con mi cartera en la mano. Lo más asombroso de todo fue que el contenido de la cartera estaba intacto.” Interlocutor: “¿Qué consecuencias, desde el punto de vista de las creencias, tuvo esta experiencia?” Alicia: “Creo que se activaron en mi creencias de confianza en la vida…” Interlocutor: ¿“Puedes poner en palabras alguna de esas creencias? Alicia: “Puedo decir cosas como: ´puedes confiar en la vida´, ´todo está abierto, lo imprevisible puede pasar si te dejas llevar por el impulso´, ´si expresas lo que sientes y es legítimo, la vida te ayuda…´ Interlocutor: “Esta anécdota parece un ejemplo interesante de cómo algunas experiencias pueden retar a nuestras viejas creencias y dejarnos abiertos a creer cosas (con implicaciones positivas) que no preveíamos…

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4.14. La creencia “postiza” Lola se siente una impostora ante el nuevo taller de mindfullness que tiene que impartir dentro de diez días. Esto le resulta chocante, ya que también se siente con energía y capacidad para llevar con éxito dicho taller. Lola: “La verdad es que ya me sentí antes así…” Interlocutor: “¿Cuándo?” Lola: “Cuando impartí aquellos cursos en la Universidad, yo era muy joven y aunque yo me sentía bien con lo que hacía, algunas compañeras dudaban de mi capacidad…Al final me quedó la sensación de ser una impostora…” Interlocutor. “¿Qué significó para ti aquella experiencia laboral?” Lola: “Fue mi primera experiencia laboral importante” Interlocutor: “Es probable que estabas en un momento muy sensible para recibir una impronta laboral. Esto significa que en tu identidad como profesional se grabó una creencia del tipo: “Soy una impostora”. Tal vez tus compañeras te dijeron cosas del tipo: “Eres demasiado joven” o tal vez los alumnos te aplaudieran y un colega te hiciera un comentario al respecto del tipo: “¿No se estarían riendo de ti?”. En aquel contexto ese tipo de expresiones sólo podían significar: “Eres un impostora”. Lola: “Pensaba que lo tenía superado, pero me siento triste y con una sensación de injusticia. La tristeza la siento aquí en la garganta y la injusticia, aquí en el estómago”. Interlocutor: “¿Qué quieres hacer con esa sensación de injusticia?” Lola: “Mas que injusta me siento enfadada porque me trataron mal, me cargaron con sus cosas. Lo que quiero es liberarme ya de esta carga de emociones…” Interlocutor: “Está bien que te permitas reconocer ese enfado ya que eso te permite hacer algo para liberarte de esa carga. Te sugiero que pongas tus dedos en el vientre (línea central) y arrastres los dedos como peinando la zona, con el pensamiento de limpiar en ti esa memoria emocional…” Lola: “Sí, esto me alivia…” Interlocutor: “Ahora vamos con la creencia. Pon esa creencia postiza (”Soy una impostora”) en la “nube de la duda”… y, ahora en su lugar activa la creencia “soy capaz y coherente”. Lola: “Sí, ahora todo cobra un nuevo sentido…”

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4.15. La Creencia Oculta Ricardo ya es consciente de su problema, se esfuerza demasiado y acaba por sentirse agotado y estresado. Él piensa que esto se debe a que tiene grabada a fuego una creencia que dice: “Tengo que hacer las cosas bien para agradar a esas personas y así me sentiré satisfecho de haberlo hecho bien”. Al principio Ricardo ni es aún consciente de lo que siente por debajo de sus palabras…. Hasta que llega en un momento dado Ricardo empieza a temblar de un modo incontrolado. Esto le ayuda a darse cuenta de que tiene miedo a no ser reconocido. Por su expresión no verbal, el interlocutor reconoce lo que podría ser la creencia oculta. Interlocutor: “Tengo la sensación que lo que hay por debajo de ese miedo es una especie de “Yo soy menos que tú”… Ricardo: “…Sí, la imagen interna que tengo es que yo soy como un niño pequeño y que ellos son como adultos severos…” Interlocutor: “Parece que hemos dado con la creencia oculta (Y la imagen interna que la acompaña…) que da fuerza y sustento a todo el proceso: “Yo soy menos que tú”. Lo bueno de esto es que la creencia- solución es muy fácil…” Ricardo: “¿Si?” Interlocutor: “Sí, podría ser algo así como: “Somos iguales”. Prueba a interiorizar esta creencia imaginándote delante de alguna de esas personas, y observa que imagen asociada te viene…” Ricardo: “Me sienta bien la creencia…Me veo del mismo tamaño que mis interlocutores y mirándoles hacia los ojos como iguales…Me sienta muy bien…”

4.16. La presuposición que nos ayuda a aflojar el yugo de la creencia Cuando Nuria se siente invadida se pone a la defensiva y reacciona con cierta brusquedad. Ella quiere poner límites de un modo no agresivo y aunque ha hecho progresos no puede evitar sentir “esa rabia”…

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Cuando analiza más en detalle lo que siente, se da cuenta de que, en realidad, se siente “no tenida en cuenta”. Es decir, que al no tenerla en consideración la pasan por encima y la invaden de alguna manera… Facilitador: Me pregunta qué es lo que estarás presuponiendo… Nuria: ¿A qué te refieres? Facilitador: Estaba pensado en una presuposición del tipo: “Me tiene que tener en cuenta”. ¿Crees qué estás dando algo así por supuesto? Nuria: Creo que sí… Facilitador: Cuestionemos esa presuposición: ¿Realmente, esa persona tiene que tenerte en cuenta? Nuria: No tiene porque. Es libre de hacerlo o de no hacerlo Facilitador: ¿Cómo afecta esta reflexión a tu experiencia de sentirte invadida? Nuria: La afloja, parece que me importa menos… Facilitador: Aquí vemos como cuestionar la presuposición que antecede a la creencia ayuda a quitarle impacto. La presuposición le estaba dando apoyo a la creencia…

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BIBLIOGRAFÍA Bateson, C. Pasos hacia una ecología de la mente. Lohlé, Buenos Aires, 1976 Blander, R. y Grinder, J. La estructura de la magia. Cuatro Vientos, Santiago de Chile, 2007 Dilts, R. Cómo cambiar creencias con PNL. Sirio, Málaga, 1990 Dilts, R.; Hallbom, T. y Smith, S. PNL Identificación y cambio de creencias. Urano, Barcelona, 1996 Dilts, R. El poder de la palabra. Urano, Barcelona, 2003 Elliozat, I. ¿Qué me está pasando? Mensajero, 2003 Fléche, C. y Olivier, F. Creencias y terapia, cómo detectar y eliminar las creencias que nos limitan. Gaia ediciones, Madrid, 2014 Mohl, A. El aprendiz de brujo. Sirio, Málaga, 2006 Perls, F. El enfoque guestáltico y testimonios de terapia. Cuatro vientos, Santiago, 1976 Robbins, A. Poder sin límites. Debolsillo, Barcelona. 1987 Robbins. A. Controle su destino. Debolsillo, Barcelona, 1991 Satir, V. Psicoterapia familiar conjunta. 1986 Vitale, J., Ihaleakala, H. L., Cero límites. Obelisco, Buenos Aires, 2011 Watzlawick, P.; Beavin, J. y Jackson, D. Teoría de la comunicación humana. Tiempo contemporáneo, 1971

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