Pintura Mural Mexicana

Pintura Mural Mexicana En el Centro Histórico de la Ciudad de México se encuentra la cuna de la pintura mural mexicana, una aportación de nuestro país...
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Pintura Mural Mexicana En el Centro Histórico de la Ciudad de México se encuentra la cuna de la pintura mural mexicana, una aportación de nuestro país al arte universal, un estilo esencialmente inmerso en nuestras raíces culturales e históricas: los personajes, las escenas, la transmisión, las intenciones, el sentimiento. Se utilizaron los muros y paredes como un espacio desde el cual se hicieron escuchar y sobre todo ver, las esperanzas y reivindicaciones a que este México, surgido de la "Revolución Mexicana", aspiraba y por lo cual se había desgarrado en la contradictoria guerra fratricida de casi 10 años, recién terminada. El periodo 1920 - 1940 significó la época dorada del muralismo y la etapa en que de una u otra manera se dieron los primeros pasos de la consolidación del régimen revolucionario, con un gran saldo pendiente aún por cumplir en la fecha actual. Las imágenes, temas, mensajes e ideas con que se vistieron esos muros forman parte de nuestro entorno y memoria colectiva. Son elementos que integrados por un lenguaje creador, destacan un momento social y político determinado. Podemos asemejar esta narrativa visual con la lírica de "Suave Patria" de López Velarde: Yo que sólo canté de la exquisita partitura del íntimo decoro, alzo hoy la voz a la mitad del foro a la manera del tenor que imita la gutural modulación del bajo, para cortar a la epopeya un gajo. ... Diré con una épica sordina: la Patria es impecable y diamantina. Suave Patria: permite que te envuelva en la más honda música de selva con que me modelaste por entero al golpe cadencioso de las hachas, entre risas y gritos de muchachas y pájaros de oficio carpintero. Patria: tu superficie es el maíz, tus minas el palacio del Rey de Oros, y tu cielo, las garzas en desliz y el relámpago verde de los loros. El Niño Dios te escrituró un establo y los veneros de petróleo el diablo. ... Cuando nacemos, nos regalas notas,

después, un paraíso de compotas, y luego te regalas toda entera suave Patria, alacena y pajarera. ... Trueno del temporal: oigo en tus quejas crujir los esqueletos en parejas; oigo lo que se fue, lo que aún no toco, y la hora actual con su vientre de coco. Y oigo en el brinco de tu ida y venida, ¡oh, trueno!, la ruleta de mi vida. Cuauhtémoc Joven abuelo: escúchame loarte, único héroe a la altura del arte. No como a César el rubor patricio te cubre el rostro en medio del suplicio; tu cabeza desnuda se nos queda hemisféricamente, de moneda. ... Suave Patria: tú vales por el río de las virtudes de tu mujerío. ... Suave Patria: te amo no cual mito, sino por tu verdad de pan bendito; como a niña que asoma por la reja con la blusa corrida hasta la oreja y la falda bajada hasta el huesito. Inaccesible al deshonor, floreces; creeré en ti mientras una mexicana en su tápalo lleve los dobleces de la tienda, a las seis de la mañana, y al estrenar su lujo, quede lleno el país, del aroma del estreno. ... Suave Patria, vendedora de chía: quiero raptarte en la cuaresma opaca, sobre un garañón, y con matraca, y entre los tiros de la policía. ... Por tu balcón de palmas bendecidas

el Domingo de Ramos, yo desfilo lleno de sombra, porque tú trepidas. Quieren morir tu ánima y tu estilo, cual muriéndose van las cantadoras que en las ferias, con el bravío pecho empitonando la camisa, han hecho la lujuria y el ritmo de las horas. Patria, te doy de tu dicha la clave: sé siempre igual, fiel a tu espejo diario; ... El movimiento muralista mexicano se erige a partir de la evolución alcanzada por el arte que se producía en Europa; el pensamiento social (nacional y europeo) de ese momento; la visión, búsqueda y promoción de una expresión artística propia; el carácter y perspectiva innovadora de los artistas mexicanos. Nacido a la par de una nación que se reinventaba, el movimiento muralista constituye una piedra angular en la creación y propagación de una identidad mexicana que entonces, como las instituciones mismas del país, apenas se consolidaba. El muralismo mexicano da un paso adelante para tomar un reto: el de romper con la concepción tradicional de que la función primaria del artista es la de auto expresarse en una relación hermética entre él y lo que debe de crear y la creación misma. Los muralistas mexicanos no son personas aisladas, ni artística, ni intelectualmente de la sociedad mexicana. Juegan un papel central en la vida cultural, intelectual y social del país después del periodo armado de la revolución mexicana. Sus murales en vez de revelar su ser individual, expresan la experiencia común de la nación. El muralismo es un arte público. No pasa por el mercado, compra y venta de la obra, utilizan los espacios públicos y su obra es consecuencia de un encargo también público, está hecho para permanecer en el tiempo a la vista de todos. Como arte público, uno de sus principales propósitos es representar la noción de emancipación democrática y cultural. Estos murales llegarán a ser parte vital de la pátina civil mexicana y de la vida nacional para muchos mexicanos. La historia del renacimiento de los murales en México inicia en los principios de 1920 durante el gobierno del General Obregón. Es una historia compleja, llena de contradicciones y mitos, tres son los muralistas que destacan mundialmente: Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. Diego de Rivera dice que el muralismo mexicano, por primera vez en la historia del muralismo, hace a un lado a los dioses, reyes, jefes de estado, heroicos generales, estos dejan de ser los héroes centrales. Por primera vez en la historia del arte, los murales pintados en México hacen a la masa el héroe del arte monumental. Brevemente veamos los antecedentes de esta pintura, situados en la etapa final del gobierno del presidente Díaz. Significativas áreas de México, la tierra agrícola, amplia proporción de la economía y la infraestructura se encontraban bajo el control y propiedad de extranjeros, industriales y especuladores. Aunque suene paradójico, esta circunstancia es considerada con genuino sentido de orgullo nacional.

Las políticas públicas y la cultura de este tiempo estaba orientada por un grupo de intelectuales llamados "Los Científicos", pensamiento positivista, cuyo lema era: "Orden y Progreso". La consecuencia de ese pensamiento, políticas y orientación era la opresión y el bienestar solamente para unos pocos, ello a expensa de la estrechez y pobreza de la cuantiosa población rural. La principal oposición intelectual en ese momento fueron los miembros del "Ateneo de la Juventud", creado en 1907 por un grupo de liberales como: Guillermo Prieto, Ignacio Ramírez, Ignacio Altamirano, Antonio Caso, Alfonso Reyes, entre otros. Destaco en este momento a José Vasconcelos, uno de los más relevantes miembros del Ateneo, por su significativa participación en la revolución, la cultura, la filosofía, el gobierno, la política. Para el muralismo, Vasconcelos fue el punto de apoyo, en 1921, como Secretario de Educación puso a disposición de los pintores las paredes y el dinero para el inicio. No me detengo en el periodo revolucionario, sólo como referencia obligada del muralismo, por no ser el tema central de esta narración, menciono que Porfirio Díaz en seis meses del inicio de la Revolución ya estaba fuera del país. Los acontecimientos siguientes se envuelven en una sangrienta lucha de poder, traiciones, asesinatos y pérdida de tiempo en el acomodo y reconstrucción. Este periodo le deja a México un concepto que lo acompañará por mucho tiempo, para bien y para mal: "Nacionalismo Revolucionario". Concepto perfectamente entendible dados los 300 años de dependencia colonial, invasiones de americanos y franceses, pérdida del territorio, una frágil independencia y un largo periodo de dictadura porfirista. En la cultura, el arte, la arquitectura, la moda, enfocados totalmente hacia las corrientes y estilos europeos, particularmente franceses. No es socialismo, no es comunismo, es Nacionalismo Revolucionario. El muralismo se desarrolla inmerso en esta corriente de nacionalismo revolucionario, en la recuperación de los héroes de la independencia, en el concepto de Patria, en las aspiraciones de "Tierra y libertad", de Zapata, en la democracia, "Sufragio Efectivo, no Reelección" de Madero, en la glorificación de los mártires aztecas. Como dice el historiador Justino Fernández: “Para entender este arte hay que considerar e involucrarse en lo espiritual, social, político, filosófico e histórico de los problemas de ese tiempo, no tan sólo de México, sino en el panorama cultural de mundo”. Así como Vasconcelos impulsa la obra de los muralistas, resulta oportuno reconocer la importancia de Gerardo Murillo, el Dr. Atl, como promotor apasionado del arte indígena y mexicano. En 1910 organiza, como respuesta a una exposición de arte español patrocinada por Porfirio Díaz, una exhibición de arte indígena en el Museo de San Carlos, por cierto con mucho éxito. Una manifestación contraria a la exclusiva preocupación de las clases dominantes por la cultura europea. Gerardo Murillo, se interesó en cambiarse el nombre por el de agua, ello relacionado a una experiencia personal con una tempestad terrible, busca el nombre de agua en algún idioma y encuentra que en náhuatl es Atl, y así se denomina, firma sus cuadros con ese nombre. Él mismo cuenta que lo de doctor se lo agrega para darle mayor presencia al nombre y en base a que es doctor en filosofía, el título lo agrega por recomendación del poeta argentino Lugones. Al ingresar al Colegio de México en 1950, en su discurso dice: “¿Por qué no habría de darme yo mismo un nombre, puesto que no estaba de acuerdo con mis gentes ni con el

santo varón bajo cuyo patrocinio me pusieron? El que ahora llevo es una emanación directa de las circunstancias de mi modo de ver y de mi espíritu independiente. Soy el Dr. Atl porque soy el Dr. Atl, y todo lo bueno o malo que he hecho y que tenga cierto color, lo hice yo. Doctor auto bautizado paganamente con el agua maravillosa de mi alegre vivir, ligeramente coloreada con la sangre de una herida." El Dr. Atl, estudia en la Escuela Nacional de Bellas Artes y recibe una beca para ir a estudiar a Europa, lo que hace en dos ocasiones teniendo un especial interés por la pintura mural italiana. Estudió filosofía en Europa y se manifestó en apoyo del movimiento socialista italiano. Como maestro de la Academia de San Carlos alentaba a sus jóvenes alumnos como Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros a romper las pautas tradicionales y aventurarse a crear con mayor audacia y libertad. Apoyó a Venustiano Carranza, se integró a sus filas y lo acompañó a Veracruz, en ello también involucró a Siqueiros, Orozco y otros alumnos de la Academia de San Carlos. Antecedente obligado a señalar es la obra de José Guadalupe Posada. Entre 1871 y 1913, publica una amplia crónica, apoyada con imágenes, de los acontecimientos destacables del acontecer cotidiano. Denuncia en sus trabajos las injusticias de la dictadura, Posada es un luchador político popular abanderado de las causas de la justicia y la libertad. El éxito de la exposición del Dr. Atl en la que se mostraron desde paisajes de José María Velasco, el martirio de Cuauhtémoc de Leandro Izaguirre, La Leyenda de los Volcanes de Saturnino Herrán y Anáhuac, de Jorge Encisco con la imagen de un indio parado como el símbolo del espíritu y las virtudes morales de la raza, lo usa como el símbolo de la nación exaltando su espiritualismo como una de sus actitudes más características. El Dr. Atl es inspiración, provocador de nuevas visiones, como lo dice Orozco hablando de sus enseñanzas llenas de pasión: “Necesitamos aprender de nuestros ancestros y de los foráneos, pero debemos hacer tanto como ellos o más. No hay orgullo mayor que la confianza en nosotros mismos para movernos solos guiados por nuestras creencias, ser y destino”. Impulsa el concepto de la pintura mural y logra de Justo Sierra la aprobación de pintar un mural en el Auditorio Bolívar de la Preparatoria Nacional bajo el tema de la evolución humana. No logra realizarse. El poderoso radicalismo del Dr. Atl seguramente fue una gran influencia y algo más para los pintores jóvenes que llegaron a ser la base del muralismo mexicano. Los impulsó a crear un arte nacional que había de ser monumental en la forma y público en el acceso, a adoptar talleres y grupos de trabajo en la enseñanza del arte y de la producción creativa. Pensaba que el arte era un reflejo de la vida y tenía el papel de ser una fuerza definitoria de la sociedad. Como Secretario de Educación, José Vasconcelos tiene una crucial presencia al empeñar su esfuerzo en una relevante política educativa y cultural para México que facilita y pone en movimiento mediante el patrocino del estado una ola de creatividad artística e intelectual que dan a México una particular prominencia. Obregón le asigna a la Secretaria de Educación un sustantivo presupuesto. Comisiona a los artistas jóvenes a pintar las paredes de los más prestigiados edificios públicos. Vasconcelos dice: vamos a poner al público en contacto con los grandes artistas

en vez de que con los mediocres. En los murales él dice que espera ver un arte saturado con el primitivo vigor, con una temática nueva, combinación sutil del sacrificio de lo exquisito por lo grandioso, perfección por invención. Vasconcelos complementaba su actuar político, revolucionario y administrativo con una firme y apasionada convicción filosófica inspirada en Pitágoras. Dos aspectos de la realidad. Uno, la realidad de la ciencia y la economía y otro el mundo del arte y la contemplación a la que se llega por la inspiración. El universo es esencialmente un concepto musical, la armonía es su aspiración. El hombre es más maleable cuando se le acerca por medio de sus sentidos y ello sucede cuando contempla las formas bellas y escucha la belleza de los ritmos y melodías. La música y los ritmos tienen cualidades terapéuticas que curan la pasión y la rutina de los hombres. Vasconcelos mantiene una posición comprometida con la libertad de expresión. No impone dogmas estéticos ni ideológicos, es un idealista. Octavio Paz dice que contiene una paradoja, cuando su empeño apoya a que los artistas, eventualmente se vuelquen a favor de un partido y de un arte dialéctico. Las primeras encomiendas son en la iglesia de San Pedro y San Pablo a los artistas: Dr. Atl, Roberto Montenegro, Xavier Guerrero y Jorge Enciso; en la Antigua Escuela de San Ildefonso lugar donde se encontraba la Preparatoria Nacional, el anfiteatro Simón Bolívar y el Colegio Chico. Los patios de la Preparatoria Nacional fueron decorados por José Clemente Orozco, Jean Charlot, Fermín Revueltas y Ramón Alva del Canal. Diego Rivera inició en 1922 el Auditorio Simón Bolívar y Siqueiros los murales del Colegio Chico. Siempre ayuda tener una perspectiva de los tiempos para una mejor comprensión de los acontecimientos. Dr. Atl. (Gerardo Murillo).

1875 a 1964

José Clemente Orozco.

1883 a 1947

Roberto Montenegro.

1885 a 1968

Diego Rivera.

1886 a 1957

David Alfaro Siqueiros.

1896 a 1974

Jean Charlot.

1898 a 1979

Las corrientes pictóricas que están en el antecedente del muralismo mexicano por el contacto que los artistas formados en la Academia de San Carlos y becados en Europa tuvieron en sus años de estudio e inicio fueron: los frescos italianos, el cubismo, el impresionismo, el post impresionismo, el fauvismo. El cubismo: rompe con el estilo renacentista, desaparece la perspectiva tradicional, figuras geométricas, fragmentación de las líneas y superficies, perspectiva múltiple, todas las partes de un mismo objeto en un mismo plano. No hay compromiso con las apariencias sino con lo que se sabe de las cosas. Insinuación. Tonos de color apagados: grises, marrones, verdes.

El cuadro cobra autonomía, independencia de lo que representa. El discurso escrito es tan importante como la obra, texto que lo explica. Ruptura con la estética clásica. El espectador debe interpretar, debe reconstruir la obra en su mente para comprenderla. Un arte creado, un nuevo lenguaje, una nueva estética, un arte neutral. En base a los aspectos más importantes o definitorios del objeto, obviando aspectos como la perspectiva y la iluminación. Pintura plana, bidimensional. No es imitación de la naturaleza. Impresionismo: luz, color, pinceladas. Impresión visual, partes inconexas dan lugar a un todo. Concepción gestalt. Post impresionismo: no importa el objeto sino la sensación. Trazos sueltos, cortos y vigorosos. Trazos imprecisos. Movimiento, no el color negro. Uso expresivo del color. Fauvismo: empleo provocativo del color. Frescos italianos: la majestuosidad, la composición y la técnica. Cuando se desarrollan los primeros murales, estos se caracterizan por resaltar aspectos místicos y religiosos como lo vemos en "La Creación" de Diego de Rivera en el anfiteatro Simón Bolívar (1922 - 1924), "La Fiesta de Santa Cruz" de Roberto Montenegro (1924) en el Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo, "Alegoría de la Virgen de Guadalupe" (1922 - 1923) de Fermín Revueltas, "La Fiesta del Señor de Chalma" (1923 - 1924) de Fernando Leal y Maternidad (1923 - 1924) de José Clemente Orozco, estos últimos en el antiguo Colegio de San Ildefonso. Así mismo David Alfaro Siqueiros pinta el mural "Los Elementos" (1922 - 1923) en el Colegio Chico, un edificio anexo al colegio de San Ildefonso, posteriormente Escuela Nacional Preparatoria. En estos primeros murales no tan sólo es la temática, sino que también el estilo corresponde a corrientes tradicionales de la pintura europea. En el Centro Histórico de la Ciudad de México vamos a encontrar los recintos iniciales de la pintura mural mexicana. 1.- El Antiguo Colegio de San Ildefonso. 2.- La iglesia de San Pedro y San Pablo. 3.- La Secretaria de Educación Pública. 4.- El Palacio Nacional. 5.- El Mercado Abelardo Rodríguez. 6.- El Palacio de Bellas Artes. 8.- Museo Mural Diego Rivera.

10. Suprema Corte de Justicia de la Nación. 11.- Iglesia de Jesús. 12.- Biblioteca Lerdo de Tejada. Fuera del Centro Histórico: 1.- Universidad Agraria de Chapingo, en Texcoco. 2.- Hospicio Cabañas en Guadalajara. 3.- Museo del Castillo de Chapultepec. 4.- Universidad de Guadalajara. 5.- Universidad Autónoma de México. 6.- Hospital de la Raza. 7.- Poliforum Siqueiros. 8.- Teatro de los Insurgentes 9.- Teatro Jorge Negrete. 10.- Politécnico Nacional. 11.- Instituto de Cardiología 12.- Cárcamo del río Lerma, Chapultepec. 13.- Sindicato de Electricistas. 14.- Palacio de Cortes en Cuernavaca. 15.- Secretaria de Salud. 16.- Edificio Tecpan en Tlatelolco Fuera de México. 1.- Escuela de Arte de San Francisco 2.- Instituto de Artes de Detroit 3.- Frary Hall del Pomona College 4.- New School of Social Research, Nueva York 5.- Chouinard School of Arts, Los Ángeles

6.- Plaza Art Center, Los Ángeles 7.- Buenos Aires. 8.- Nueva York 9.- California 10.- New Hampshire 11.- Chile José Clemente Orozco Nació en Zapotlán el Grande, Jalisco (hoy Ciudad Guzmán) en 1883. Estudió en la Academia de San Carlos iniciando en ella en 1906, siendo el Dr. Atl una de sus más decisivas influencias. En su autobiografía señala la profunda impresión que le dejó el carácter del Dr. Atl quien fue uno de sus maestros en la Academia. Además, él mismo reconoce la influencia de Posada en su formación, ya que además de acceder a sus publicaciones, todos los días, en varias ocasiones, al ir o venir de la Academia, pasaba frente al taller de Posada y se quedaba observándolo trabajar. Orozco también se dedica en esa época a realizar caricatura política y social. Acompaña al Dr. Atl a Orizaba para apoyar a Venustiano Carranza, y si bien no participa directamente en batalla, recibe la impresión de primera mano de lo que fue la revolución, la guerra y los sentimientos implícitos en ella. Los dibujos de esa época son cáusticos y sin compromiso: en la portada de "La Vanguardia" del 10 de mayo de 1915 muestra la cara de una muchacha riendo con una daga y un cuchillo frente a su cara y con la descripción "Yo soy la Revolución. El Destructor". Después de un tiempo en Estados Unidos subsistiendo con dificultad en diferentes trabajos relacionados con la pintura, como anuncios o caras de muñecas, regresa a México en 1920 y trabaja como caricaturista para un periódico. Ya sea porque se le consideraba un caricaturista o por su oposición política en un tiempo a Madero, a quien Vasconcelos había apoyado, no se le tenía en cuenta para incluirlo en el programa de murales públicos. El poeta José Juan Tablada lo promueve frente al Secretario de Educación y en julio de 1923 inicia su primer mural en las paredes del patio central de la Escuela Nacional Preparatoria: "Maternidad". Orozco, a diferencia de Rivera y Siqueiros, no es un pintor comprometido con lo dogmático, no formó parte del Partido Comunista. La obra de José Clemente Orozco, nos dice Héctor Jaimes, no tuvo en su comienzo un hilo conductor unitario, ésta más bien se vio guiada por una fase exploratoria... A partir de la fundación del Sindicato de Obreros, Técnicos, Pintores y Escultores, Orozco asume más abiertamente posturas de pintor comprometido socialmente, pero su desprecio por las ideologías tanto de derecha como de izquierda, harían que el aspecto social de su muralismo fuese planteado precisamente más allá de la ideología. En una carta que Orozco le dirigió a Jean Charlot le dice:

"La verdadera obra de arte, del mismo modo que una nube o un árbol, no tiene que hacer absolutamente nada con la moralidad ni con la inmoralidad, ni con el bien ni con el mal, ni con la sabiduría ni con la ignorancia, ni con el vicio ni con la virtud. Una montaña que brota no es nada de eso, y así debe brotar la expresión plástica o musical o literaria, como cualquier cosa que nace al impulso de fuerzas naturales y de acuerdo con sus leyes. Una pintura no debe ser un comentario sino el hecho mismo; no un reflejo, sino la luz misma; no una interpretación, sino la misma cosa por interpretar. No debe connotar teoría alguna ni anécdota, relato o historia de ninguna especie. No debe tener opiniones de asuntos religiosos, políticos, o sociales: nada absolutamente fuera del hecho plástico como caso particular, concreto y rigurosamente preciso." Podemos considerar a Orozco como un pintor esencialista, guiado al mismo tiempo por un profundo sentido de lo humano; el humanismo de Orozco recorre toda su obra, de la que se puede destacar: La bendición (1926), La despedida (1926), La familia (1926) en la Escuela Nacional Preparatoria; El pueblo y sus falsos líderes (1936) en el paraninfo de la Universidad de Guadalajara; y El hombre en llamas (1938-39) en la cúpula del Hospicio Cabañas en la ciudad de Guadalajara. Orozco busca representar la esencia humana más allá de la ideología. La Maternidad, es un mural en el sentido del gran arte decorativo que no puede asociarse con el nacionalismo ni con el arte autóctono. El cuadro tiene reminiscencias del arte italiano, los personajes son de piel blanca y cabello rubio, rodeados de ángeles. Bajo el interior de la escalera de la Escuela Nacional Preparatoria crea una serie monumental de poderosas y trágicas imágenes con los temas de la revolución, la corrupción de la justicia y la hipocresía de la falsa moral y la conquista espiritual de México por los españoles. En el cuadro de Cortés y la Malinche nos muestra la unión entre ellos, el mestizaje en consecuencia, más la subyugación de los indígenas, al mostrarlos postrados y con el pie del conquistador encima, quien al mismo tiempo impide, con su mano izquierda, que la Malinche intervenga a su favor. En las paredes del corredor del patio de la misma escuela preparatoria con su pintura describe escenas que son muy reconocidas como: "La trinchera", "La destrucción del antiguo orden" y "La huelga". En “La trinchera” nos muestra la realidad de una trinchera, donde la muerte y no la gloria ni el heroísmo habitan. No hay entusiasmo ni desesperación. Sólo la realidad. En La Trinidad revolucionaria nos plantea una acusación crítica del idealismo de la revolución traicionado por su propio entusiasmo. La figura central con un rifle en las manos y la cara cubierta, cegada por un gorro jacobino que representa el radicalismo ciego. La monumental caricatura en el panel del banquete, en donde en forma grotesca se muestra a miembros de la clase dominante disfrutando, en forma desmedida, mientras que los trabajadores luchan. En la escalera del Palacio de los Azulejos, restaurante Sanborns, en la calle Madero, se aprecia el mural titulado "Omnisciencia". La sabiduría, la fuerza y la belleza, una alegoría masónica. La omnisciencia es el fin último de la iniciación en las sociedades de esta

filiación. Estos tres principios pueden definirse como la escénica de la vida, la materia incorruptible, sirviendo como molde, matriz o vehículo de esa esencia de vida, para darle firmeza, forma y objetividad (Fuerza); y por último el principio intelectual creativo, o logos, uniendo ambos y constituyendo el todo un instrumento efectivo, inteligente y funcional. En la pared del segundo piso de la Escuela Nacional Preparatoria pinta una serie de cuadros: "El sepulturero", "La bendición de la madre", El regreso del trabajo", "La despedida de la madre", "La familia" y "El regreso al campo de batalla". En estas tristes y sombrías imágenes nos muestra la revolución como una amarga experiencia en donde las despedidas son constantes por el regreso permanente a la lucha. Orozco entiende que la lucha es continúa y es un ir y venir de nunca acabar hasta que se retome la esencia del ser humano en el ideal de la liberación. En 1934 pinta en el Palacio de Bellas Artes el mural: "Catarsis" en donde la humanidad es presentada en medio del conflicto y el cataclismo por la violencia surgida en el entrampamiento espiritual y la decadencia moral. En 1941 realiza los frescos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en donde crítica y satiriza la justicia y la práctica de la justicia, llena de errores e injusticias. La justicia y la práctica se contraponen. Los tesoros nacionales, el petróleo, los productos de la tierra y los metales preciosos que están bajo la protección de la bandera mexicana y del jaguar. Los movimientos sociales. En 1942 pinta la bóveda y los muros del coro de la iglesia de Jesús en la que lleva conceptos del Apocalipsis. En Guadalajara, en el Hospicio Cabañas, en la Universidad de Guadalajara y en el Palacio de Gobierno de Jalisco, en el Palacio Municipal de Orizaba, realiza una parte muy importante de su obra. En Nueva York, en California y New Hampshire también crea murales de gran valor. Para él, el muralismo es la forma más desinteresada de hacer arte, porque no puede hacerse de ella un uso particular, sino que tiene trascendencia social. Es para que el pueblo lo vea y lo confronte. Nos dice Raquel Tibol que Orozco insiste en que la imagen plástica debe tener la eficacia de una maquinaria y eso ocurre cuando cada elemento depende del todo. La imaginación, dice, es el motor. La obra, la maquinaria movida por el motor. Una pintura, insiste, es una máquina. Una máquina es rítmica... una pintura es un poema, que un poema está hecho de relaciones entre las formas, que por formas debe entenderse color, tono, proporción, línea, etc., y que esas formas están organizadas de tal suerte que todo trabaja como una máquina automática, más o menos eficiente, pero apta para funcionar de cierta manera, para mover en una dirección. Tal máquina-motor pone en movimiento: primero, nuestros sentidos; segundo, nuestra capacidad emocional y, al fin, nuestro intelecto. Usaba el término de máquina en su acepción primera: el de un conjunto de elementos combinados que reciben cierta energía; al transformar la energía, los elementos producen determinados efectos. Dicho de otra manera: el artista pintor deposita en las formas su energía espiritual, su fantasía y las formas -líneas, planos, proporciones, colorestransfiguran la energía y entregan al espectador un todo dinámico, una máquina poética. Diego Rivera

Diego Rivera es ante todo un artista, más que un activista dogmático. Compromete su arte, más no su vida. Su vida es una leyenda, llena de mitos y contradicciones, disfruta de la vida y sus placeres al mismo tiempo que es celoso y dedicado en su trabajo. Escribe Ida Rodríguez Prampolini: "el meollo de la ideología de Rivera, que a mi modo permanece inalterable, por encima de los cambios y contradicciones de su quehacer político, es la idea de que el arte debe contener una intención ideológica que ayude a la transformación de la sociedad, aunado siempre a una gran calidad estética en la que puedan aprovecharse incluso las búsquedas del arte burgués. Para Rivera, la defensa de la libertad creativa es entendida como libertad de un artista, convencidamente revolucionario". "Él sostiene que el proletariado, enfrascado en la lucha por destituir la dictadura de las masas capitalistas, no puede aceptar el lirismo puro ni el arte puro, sino que necesita de una forma épica que le exista en su organización y que represente su lucha en la reconstrucción social". "Confiesa haber hecho una introspección profunda para ver sí poseía las cualidades necesarias para intentar el tipo de expresión que se requería para lograr hacer un arte revolucionario que expresara la belleza de las masas, y llega a la conclusión que ha alcanzado la suficiente fuerza para ser un trabajador entre otros trabajadores y afirma: seleccioné mi tema -el mismo que hubiera seleccionado cualquier otro trabajador mexicano que lucha por la justicia de clases-. Vi con otros ojos la belleza de México y desde entonces, he trabajado tan incansablemente como me ha sido posible". Diego Rivera nace en Guanajuato en 1886, en 1892 llega a la Ciudad de México y en 1898 se dedica de tiempo completo a sus estudios en la Academia de San Carlos para en 1907 iniciar su estadía en Europa en donde estudia, trabaja y se relaciona durante 14 años, con una breve retorno a México en 1910 y principio de 1911. Es bueno tener presente entonces, pasa en Europa el periodo completo de la Primera Guerra Mundial, la revolución rusa con la caída de los zares y la toma del poder por parte del Comunismo, con ese episodio, según algunas hipótesis, de apoyo de Alemania a Lenin para distraer a Rusia y debilitar su participación con los aliados. Podemos afirmar que Diego Rivera se mantuvo alejado del país cuando se dio el proceso armado de la Revolución Mexicana y por ello, su influencia no tan sólo es mexicana, tiene también, es necesario aceptar, una carga relevante proveniente de su estadía en España, Francia, Italia, Inglaterra y Bélgica, copiando obra de los museos y estudiando con connotados pintores como parte de su formación. Su contacto e involucramiento con el cubismo y el impresionismo van a dejar también su huella, así como el pensamiento social y político de la post guerra. En su estadía en la Academia de San Carlos, al igual que Orozco y Siqueiros, se relaciona con el Dr. Atl y su pensamiento revolucionario en lo artístico y en lo político. Primero el Dr. Atl, después el comunismo y posteriormente José Vasconcelos, son los puntos de coincidencia del movimiento muralista mexicano. El radicalismo político no lo proporciona la ideología de la Revolución Mexicana, la cual se vio nutrida de diferentes corrientes, sino la ideología del Partido Comunista, el cual contó con la membrecía de Rivera y Siqueiros, nos dice Héctor Jaimes. Elemento éste, que se

muestra con diferente nivel de involucramiento, Rivera deja el partido, Siqueiros apoya a Stalin e intenta asesinar a Trotsky, mientras que Rivera protege a Trotsky. Los murales de Diego Rivera, si bien los podemos encuadrar en el concepto de "monos", como les llamaban sus contemporáneos, sorprendidos por el atrevimiento y la comparación con el arte europeo vigente, más realista y detallista que las imágenes oscuras, desproporcionadas y poco detalladas; pero expresivas y en conjunto, incitando la impresión de los sentidos pretendida y la reacción en la actitud. No se podía dejar de tomar una posición frente a ella. Sus colores, si bien son sólidos, resultan pálidos en la escena completa. Si la composición no da más detalles que los meramente necesarios, trasmite tristeza, coraje, esfuerzo, injusticia, esperanza, ternura, compromiso, burla, solemnidad, sometimiento, martirio, contradicción, riqueza, venganza, alegría, victoria, etc. En una palabra comunica, provoca. Hablemos de los murales de Rivera: La creación Es el foro del anfiteatro Simón Bolívar donde crea su primer mural. Lejos está esta obra que es bella, de estar en el estilo y rumbo de la pintura mural mexicana. El concepto sugerido por Vasconcelos, esta impregnado del marco estético e intelectual de la moral judeo-cristiana y los estándares intelectuales de la civilización helénica, en particular de las bases del astrónomo y filósofo Pitágoras. Asistieron a Rivera los pintores Jean Charlot, Xavier Guerrero y Amado de la Cueva y la composición y desarrollo de la Creación se caracteriza por la notoria influencia del estilo italiano y bizantino. Antonio Rodríguez describe La Creación como una mezcla poética y filosófica de cristiandad y paganismo; símbolo del conocimiento y la sabiduría, constelaciones, halos y ángeles, alas alternando con las musas y las tres virtudes cardinales. El mural expresa la idea de la creación como producto de la dualidad masculina y femenina de la raza humana, los elementos de la naturaleza, tierra y agua, aire y fuego. A pesar del carácter italiano de la composición presentada por Rivera, siguiendo la pintura de los frescos italianos, el mural no se logra escapar de la influencia cultural del nacionalismo que invade al país en ese tiempo. La caracterización de las mujeres es claramente mestizo mexicano, anticipación significativa de lo que sería su posterior concentración en lo mexicano de sus personajes. El centro del mural manifiesta un ambiente exuberante, selvático, animales exóticos, figuras de indígenas. Posteriormente Vasconcelos consideró importante que Rivera conociera su país con sus propios ojos y le organizó un viaje a Tehuantepec, lo que le fue una revelación. Ello se manifestó en las obras que siguieron. Jean Charlot escribió: “Rivera empezó a mirar su propio país de frente a su cara y encontró su belleza, su memoria italiana se fue desvaneciendo gradualmente”. Secretaría de Educación Pública Cerca de 1,400 metros cuadrados de superficie cubren los murales de Diego Rivera en las paredes de la Secretaria de Educación Pública. Divididos en 235 paneles pintados en

la técnica conocida como fresco y distribuidos en dos patios, el cubo de la escalera y tres pisos del edificio. Esta obra fue concluida en 1928 cuando ya José Vasconcelos había dejado la Secretaría de Educación y el General Obregón la presidencia de la República, éste último cargo lo llevaba Plutarco Elías Calles. Durante este periodo los derechos laborales, el derecho de huelga, el espíritu anti religioso y el pensamiento social de izquierda tomaron mayor relevancia. Los murales de Rivera recibieron fuertes críticas, tanto por el estilo que resultaba de ruptura, como por la temática, más permanecieron ilesos y Diego Rivera tomó una posición de liderazgo entre los pintores. Los murales están divididos de acuerdo a la estructura del edificio. En el patio del trabajo, en la parte baja describe con imágenes los diversos trabajos que se dan en las distintas regiones del país. En el primer piso, en imágenes menores y monocromáticas el trabajo intelectual y en el segundo pisó cuadros que se refieren a las artes y la ciencia, junto con los grandes héroes de la Revolución. En el siguiente patio, que Rivera llama de Las Fiestas, se detallan temas relacionados con las tradiciones populares, religiosas y festividades políticas. En el primer piso está destinado a representar los escudos de armas de los diferentes estados de la república y en el último piso se ilustra el corrido agrario y proletario de la Revolución. Adicionalmente a esto, Rivera pinta paisajes mexicanos en la escalera del patio del trabajo. En el libro Muralismo Mexicano de Ida Rodríguez señala: "En 1925 Rivera abandona su militancia en el Partido Comunista por consejo de su futuro biógrafo Bertrand Wolfe, porque piensa que es más conveniente dedicarse al marxismo a través de su arte que mediante las actividades políticas del partido, Antes de esa fecha, Rivera ha pintado el mural La Creación, inspirado en la concepción de Vasconcelos, y gran parte de los tableros de la Secretaria de Educación Pública; la escalera central, donde establece un paralelismo entre el mundo natural y la evolución de la sociedad humana y gran parte de los tableros del Patio del Trabajo y del de las Fiestas. En éstos aparecen elementos de crítica social vinculados a los ideales de la Revolución Mexicana y sus logros, pero aún no se ha puesto a desarrollar una obra de clara influencia marxista". "En los muros del edificio de la Secretaria de Educación Pública se representan, confrontando los opuestos, el bien y el mal, que aparecen de manera simplista y elemental; la corrupción del rico y la pureza del pobre; la gallardía del campesino durante el reparto agrario y la mezquindad del terrateniente; las carnes adiposas de las mujeres de la alta sociedad y la tersa y pulida piel de las mestizas; el rostro sonriente del pueblo con los brazos llenos de espigas contempla la desesperación de los poderosos, incapaces de comer las monedas que llenan sus platos. Símbolos elementales todos pero que establecían una comunidad instantánea con el público". Palacio Nacional Comisionado por el presidente Plutarco Elías Calles en 1929 y terminado hasta 1935, Diego Rivera, al referirse a este mural menciona: "Mi mural del Palacio Nacional es el único poema plástico que yo conozca que comprende en su composición la historia completa de un pueblo".

El mural se titula La Epopeya del Pueblo de México, se desarrolla en la escalera principal del edificio del Palacio Nacional y continúa hacía los muros del primer piso. Es de considerar que este encargo se presenta en el periodo en que el concepto de nacionalismo en México crecía en el estado mexicano, se cimienta la fortaleza de un partido político rector, entonces, dar sustento histórico a una visión nacionalista de un México renaciendo de un pasado trágico resultaba relevante. El mural del Diego Rivera enfilaba en ese camino. Frente a la escalera y al subir por la escalinata central, lo primero que destaca en este monumental mural, pletórico de imágenes, es la violencia que domina las escenas, la lucha sangrienta de los seres humanos entre sí. La narrativa inicia por la derecha de la escalera, bajando, nos refiere a un ambiente de armonía, de calma, se conjuga el imaginario mítico con Quetzalcóatl al centro, brillantes colores y espacio azul en el universo prehispánico. En narración gráfica se va congestionando al integrar la presencia de los conquistadores. Los colores se oscurecen y la guerra se acrecienta, armas, armaduras cabalgaduras, lanzas, escudos, amontonados invaden la parte baja del muro, el águila devorando la serpiente al centro y los héroes y caudillos de la independencia y la revolución en la parte central superior, ellos, sobre la conquista religiosa, la inquisición, la hoguera y los excesos cometidos, dando su lugar a los evangelizadores que protegieron a los indígenas. En la pendiente izquierda de la escalera se nos presenta en la parte superior, en forma destacada, la imagen de Carlos Marx, la lucha de clases, la industrialización, las traiciones, la burguesía despilfarradora y explotadora, el movimiento obrero, el arduo trabajo del campesino, la demagogia, la guerra, el liderazgo y la revolución como opción. "Para exponer la historia de México, Rivera se vale de una larga sucesión de personajes que presenta, más que la acción de cada cual en la historia, la pluralidad de proyectos políticos, valores inmanentes del discurso nacional. La complejidad de ideas que sostuvieron todas estas figuras históricas se funde en la continuidad de una esencia atemporal polarizada, positiva y negativa. La historia de México aparece como el enfrentamiento entre dos esencias, la positiva, identificada permanentemente con la tradición liberal, y la negativa, que Rivera liga a la llamada línea conservadora. Esta dialéctica general se cumple en cada periodo representado, en donde Rivera muestra cómo, en la dinámica del enfrentamiento, se va formando la nación mexicana". Este relato histórico que en la maraña de imágenes y símbolos que contienen sus muros, obligan a la interpretación apoyada con más elementos de conocimientos que los que poseemos la mayor parte de los mexicanos, es un intento pictórico de valor plástico y estético de relatar la dialéctica materialista de la historia como resultado de la lucha de clases. En las paredes del pasillo del primer piso recrea con lujo de detalles las imágenes de la Gran Tenochtitlan así como otras escenas de pueblos indígenas. Palacio de Bellas Artes El hombre en el cruce de caminos. En el palacio de Bellas Artes, Diego Rivera reproduce el mural que estaba pintando, por encargo de John Rockefeller, en la ciudad de Nueva York, que fue destruido por la razón de que aparecía en él, Lenin y que Diego no aceptó eliminar del mural. Se pagó el trabajo a Rivera y se destruyo el mural.

El hombre idealizado, el obrero, posicionado al centro del universo, en el cruce de caminos de dos ideologías opuestas. El macro y micro cosmos, la tecnología permite al hombre acceder al conocimiento y manipularlo. Del lado derecho el concepto socialista del mundo con Marx, Trotsky y Engels mezclados entre la gente enfrentando del lado derecho, a los capitalistas enviando a la guerra a los hombres como carne de cañón, para defender sus privilegios. Las estatuas de Zeus y César destruidas como símbolo de los mitos de poder y religión destruidos. La cabeza de César en el suelo sirve de asiento a los trabajadores. Al centro, lado derecho, Lenin con los obreros y en el mismo centro, al lado izquierdo, la burguesía disfrutando. Sueño de un domingo en la tarde en la Alameda Al centro, la muerte engalanada, muy "cuca", del brazo de José Guadalupe Posada y de la mano de Diego Rivera caracterizado como un joven y la presencia, tanto de Frida Kahlo al centro, como Lupe Marín al lado izquierdo del cuadro, ambas, esposas del pintor. Mural que fue pintado para colocar en el Hotel del Pardo, que derruido por el temblor de 1985, el mural fue rescatado y transportado para ser colocado en el Museo Mural Diego Rivera a un costado de la Alameda Central de la ciudad de México. En una composición llena por una multitud de personajes, desde la aristocracia hasta la gente del pueblo. Héroes y villanos de nuestra historia se mezclan en el ambiente arbolado y festivo de un parque, "La Alameda". Se destaca el Presidente Porfirio Díaz y enfrente, Francisco I. Madero. Agustín de Iturbide, Santa Ana, a caballo vemos a Emiliano Zapata, Vasconcelos y Plutarco Elías Calles, Maximiliano y Benito Juárez. Escuela Nacional de Agricultura, Chapingo La universidad se encuentra en el casco de una hacienda expropiada a un opulento terrateniente y que había sido propiedad de Manuel González amigo del Porfirio Díaz. Los frescos de Chapingo abordan diferentes temas agrarios relacionados con los ideales y prácticas socialistas, como la dotación y restitución de tierras. La obra se desarrolla en el vestíbulo, el cubo de la escalera y el espacio de distribución del área de oficinas. En el salón de actos que fue la antigua capilla de la hacienda, la temática abordada incluye entre otras, escenas tales como: los elementos en armonía con el hombre productor, la tierra dormida, la tierra esclavizada, el agitador, la fuerza del cambio, germinación, las fuerzas subterráneas, la semilla sembrada, el hombre emergente, etc.. Palacio de Cortés en Cuernavaca Encargado por el embajador de Estados Unidos Dwight W. Morrow, en un gesto de buena voluntad a la ciudad en donde tenía su residencia y lo había acogido muy bien. El tema del cuadro es la historia del estado de Morelos. Conquista y Revolución. Diego Rivera se refirió al contenido de estos tableros:

"Decidí hacer escenas de la historia de la región en 16 paneles consecutivos, comenzando con la conquista española. Los episodios comprendían la toma de Cuernavaca por los españoles, la construcción del palacio por el conquistador y el establecimiento de las refinerías de azúcar. El último episodio era la revolución campesina dirigida por Zapata. En los paneles que pintaban los horrores de la conquista española hice un retrato del inhumano papel de la vieja iglesia dictatorial. Tuve el cuidado de autentificar cada detalle mediante una investigación precisa, porque no quería dar la menor oportunidad a nadie para que me tratara de desacreditar los murales en su conjunto, con el pretexto de que algún detalle fuera una invención. En algunos paneles mi héroe era un sacerdote, el valeroso e incorruptible Miguel Hidalgo quien no había dudado en desafiar a la iglesia para ser leal a su pueblo y a la verdad. Los paneles fueron hechos en las tres paredes de un soportal exterior, debajo de los paneles principales experimenté con un friso en seudo bajorrelieve. Me impuse la tarea de integrar el movimiento de las figuras al ritmo de la arquitectura, al movimiento de la historia en el tiempo y el espacio y con el movimiento del paisaje ascendiendo de los valles a las montañas. Quedé muy contento con el resultado" Otros Los frescos de la Secretaria de Salud, en el Instituto de Cardiología, el Teatro Insurgentes, el Instituto de Cancerología y el Cárcamo del río Lerma en Chapultepec. En Estados Unidos en Detroit, San Francisco y Nueva York. David Alfaro Siqueiros David Alfaro Siqueiros nace en Camargo, Chihuahua en 1896, ingresa a la Academia de San Carlos a los 15 años de edad, los métodos de enseñanza y sus maestros dejan en él una influencia permanente. Fue sujeto a un anticuado y rígido ambiente académico. Largas horas de dibujo del cuerpo humano, desnudo y vestido; y tiempo copiando obras griegas clásicas. Métodos que encontraron la oposición de los estudiantes. En 1911 declaran una huelga para demandar la renuncia del director. Sobre esa huelga Siqueiros comenta posteriormente que no era importante lo destructiva que pudiese ser la acción de la huelga, ni si sus planteamientos de solución eran los adecuados, porque lo que era importante en ese momento era la destrucción del viejo sistema que había hecho tanto daño... en el camino se encontraría la mejor manera de enseñar arte. Se logra destituir al director, Antonio Rivas Mercado y que Alfredo Ramos Martínez tomase el cargo, quien transforma los métodos de enseñanza y abre la escuela de arte al aire libre: "Santa Anita". Lo que más destaca Siqueiros de su participación en la escuela de Santa Anita es el diálogo y debate que se suscitaba entre alumnos y maestros en relación al nacionalismo, la mexicanización de las artes plásticas. Él destaca que el Dr. Atl fue una poderosa influencia, contacto surgido cuanto el Dr. Atl fue director de la Academia en 1914, quien le trasmitió el interés por las ideas del renacimiento italiano, su esfuerzo por cambiar los métodos de enseñanza y su compromiso político con la Revolución, particularmente en apoyo a Venustiano Carranza. Siqueiros se involucra en la Guerra de Revolución, como editorialista en el periódico "La Vanguardia", como corresponsal y también en el frente de batalla. Este periodo de su vida

le dotó de un mejor entendimiento de la realidad del país, como el mismo lo dice: Lo indígena, lo español, las tradiciones pilares del país, los seres humanos que viven juntos, que trabajan juntos, que luchan juntos en nuestra tierra, que es la fuerza de trabajo, trabajadores, campesinos, artesanos, y las tribus indias... Me llevan a la reflexión de la inmensa tradición cultural de nuestro país, particularmente en lo referente a la extraordinaria civilización Pre-Colombina... En realidad no le damos la debida magnitud a los valores que la nuestra contiene... En 1918 al reintegrarse a pintar, un artículo de Raziel Cabildo dice sobre él: es un opulento colorista, maestro de una amplia y vigorosa técnica. Envuelve a sus personajes en audaz armonía no libre de extravagancia... Estas experiencias y reflexiones proveen los elementos teóricos e ideológicos que conducen su pensamiento, pintura y actitud frente a la pregunta de ¿Cómo vamos a producir el arte? ¿Qué objetivo tenemos? ¿Qué vamos a buscar que trascienda? ¿Qué vamos a cambiar? Fue a Europa por tres años, de 1919 a 1921, su estancia le permite tener contacto con la pintura moderna francesa, con el cubismo y el renacimiento italiano. Sus diálogos en particular con el pintor francés Fernand Léger y el mexicano Diego Rivera fueron alimentando y reforzando su pensamiento que se trasparenta en su manifiesto: "Tres llamados a los artistas plásticos de América", donde perfila un arte de carácter social que pusiera en alto los valores de los pueblos, publicado en la Barcelona en la revista "Vida Americana". Miembro del partido comunista, fue su presidente, activista político, afín a Stalin, a tal grado, que participó en el intento fallido de asesinar a Trosky. Fundador del Sindicato de Pintores, Escultores y Grabadores Mexicanos Revolucionarios, junto con Xavier Guerrero, Diego Rivera, Orozco, Fermín Revueltas, Carlos Mérida y otros, varias veces encarcelado en Lecumberri, exiliado. Participó en la Guerra Civil Española. La vida y la obra de Siqueiros se caracterizan por el compromiso pleno, sin enmascararlo, abierto transparente, vigoroso. Esfuerzo permanente por motivar e impulsar el cambio, fuerza, lucha, victoria. Pasión dramática, sensibilidad ante los pueblos indígenas, las tradiciones, la labor esforzada de campesinos y trabajadores, justicia e igualdad. Crudeza. En un momento dado, considera a Diego Rivera como un pintor de cámara de la nueva burguesía y a Orozco, un pequeño burgués liberal clásico. Concibe al arte como una fuerza de comunicación e influencia solidaria y transformadora. Héctor Jaimes refiere que cuando llagamos a la obra del muralista David Alfaro Siqueiros, nos encontramos con un pintor que ha sido esencialmente interpretado a partir de su militancia comunista; esto es, como un pintor ideológico. Asimismo, la involucración que tuvo en el primer atentado contra el líder ruso León Trosky, dificultó su vida personal y artística, hasta el punto de que ésta fuera siempre vista con perjuicios. Sin embargo, aunque en efecto Siqueiros fue un activista y comunista radical durante los años de Stalin en el poder, resultaría un reduccionismo vulgar calificar a Siqueiros como "un pintor de ideologías". Siqueiros propuso, desde siempre, explorar e innovar con nuevas técnicas de pintura, y crear una plástica integral, dando su lugar a la "esculto-pintura" la cual resaltaba la fusión

entre la pintura, la escultura y la arquitectura. No obstante, uno de los aspectos que distingue a Siqueiros del resto de los muralistas es su labor teórica, la que demuestra consistentemente que era un pintor dialéctico, y en este sentido, un pintor filosófico. El manifiesto del sindicato que redactó Siqueiros, delinea los principios estéticos y sus metas: "nuestras metas estéticas deben de ser, socializar la expresión artística y hacer a un lado el individualismo burgués. Repudiamos lo llamado pintura de caballete y toda clase de arte favorecido por los círculos intelectuales porque es aristocrático y apreciamos el arte monumental en todas sus formas porque es de propiedad pública. Proclamamos que en este tiempo de cambio social del orden decadente hacia uno nuevo en donde los creadores de belleza deben de usar sus mejores esfuerzos para producir trabajos ideológicos de arte para la gente; el arte no debe de ser más la expresión de satisfacción individual como lo es hoy en día.” En 1922, antes de regresar a México le escribe a Vasconcelos: estoy en total acuerdo con su básica idea: Crear una nueva civilización extraída de las entrañas de México y creo que nuestra juventud esta lista para abanderarla... En la Escuela Nacional Preparatoria decide que el tema de su mural será el de los cuatro elementos: agua, tierra, fuego y aire y lo titula "Los elementos". Temática más relacionada con la tradición y experiencia europea que con lo intrínsecamente mexicano. Circunstancia está similar a la de Diego Rivera con la Creación. Más tarde dirá Siqueiros en autocrítica de esta obra: yo pinte los elementos inspirado en la figura del ángel, más o menos en el estilo colonial. Se puede imaginar el caos -pero un caos apropiado para un mundo en que el arte popular, arte para todos, había desaparecido. Un mundo donde se decía qué hacer. Nosotros queríamos ayudar a la revolución mexicana, pero hicimos un mal trabajo. Lo que hicimos como arte público puede ser interesante como aportación a la cultura general; pero desesperanzador desde el punto de vista, en ese momento, de lo que pudiésemos hacer en el futuro. El Mestizaje, un cuadro que se encuentra en el primer descanso, que esta deteriorado y representa a San Cristóbal y una mujer indígena. El santo representa la conquista religiosa y la mujer, la grandiosidad del indígena. La pintura, bastante dañada, contiene otros elementos como los son un querubín y los símbolos de tierra y fuego, en ello buscó simbolizar los valores de la cultura occidental y la prehispánica, El mismo dijo en una ocasión: ahí esta San Cristóbal -todavía tan oscuro y en un lugar tan oscuro, que yo no se sí alguien lo ha podido ver alguna vez. Los murales más conocidos de él en la Escuela Nacional Preparatoria son el conjunto que se encuentra en la arquería del segundo nivel: Los mitos caídos, el llamado a la libertad, El entierro de un obrero y la decoración de la bóveda con la hoz y el martillo. El llamado a la libertad representado por dos mujeres, sin adornos, descalzas y cubiertas con una túnica sencilla, como vírgenes, que rompen las cadenas como símbolo de esclavitud. En El entierro de un obrero, muestra al pueblo mexicano en su monumentalidad, con rostros geométricos, similares a deidades prehispánicas, donde tres fornidos hombres conducen el ataúd pintado de azul como lo hacían los pobladores de

ciudades más alejadas de las grandes ciudades. En la representación pictórica de los mitos caídos: Cristo, el demonio, la monarquía y la democracia, donde solamente el Cristo es legible al día de hoy. Las figuras parecen caer desde lo alto y en forma horizontal. En otro mural se destacan los emblemas de la Revolución Socialista Rusa: una mano y una hoz encierran una estrella a la que acompañan un machete y un martillo. Otra figura femenina en una obra inconclusa, en un espacio oscuro y en colores oscuros en la arquería de asenso al segundo descanso. El mural en la bóveda de base del segundo tramo de la escalera se encuentra el llamado Elementos II, que representa a una mujer rodeada de los símbolos de los elementos: tierra, fuego, agua y aire. La mujer se acerca a la concepción de una campesina. El mural al parecer diseñado y planeado por él, fue pintado por su equipo, él no lo acepta, ya que no llegaba cuando ya estaban las preparaciones. En 1944 crea el mural "La nueva democracia" en el Palacio de Bellas Artes, él no lo considera estrictamente un mural ya que esta hecho sobre lona, más sus dimensiones lo asemejan o rebasa el tamaño de muchos murales. La nueva democracia es un cuadro de gran fuerza expresiva, una mujer surgiendo del cráter de un volcán, su dorso descubierto, con los brazos abiertos y extendidos, tan fuerte que rompe las cadenas que la tienen sojuzgada, con una antorcha ilumina el camino y el puño cerrado y su cara con gesto de determinación y angustia se abre paso. Su esposa, Angélica Arenal sirvió de modelo para este mural. Cuauhtémoc es un tema recurrente en la obra de Siqueiros, en el Palacio de Bellas Artes hay dos murales de 1950: El tormento de Cuauhtémoc y La resurrección de Cuauhtémoc. En 1944 había elaborado el mural Cuauhtémoc contra el mito, que se encuentra en el edificio Tecpan en Tlatelolco. En este mural manifiesta la preocupación por experimentar e innovar en la pintura mural, mostrando la historia nacional, con temas anti colonialistas y anti imperialistas. Muestra a Cuauhtémoc luchando, Moctezuma implorando y la presencia inesperada de Quetzalcóatl, frente a Cortés, siendo uno con un brioso corcel, con la religión y el fuego de las armas empeñado en imponer la dominación española. En el Palacio de Bellas Artes las dos obras sobre Cuauhtémoc nos muestran el heroísmo de los aztecas, uno soportando el suplicio y el otro la esperanza de un renacimiento con los elementos tecnológicos, en este caso las armadura de los españoles, a su favor para recuperar lo que las herramientas les quitaron y no el designio divino. En la Secretaria de Educación Pública, en el edificio de la antigua aduana de Santo Domingo, en el espacio de la escalera, se encuentra un cuadro mural que no terminó titulado "Patricios y Patricidas" , encuentro entre los contrarios, la temática y las paredes. Los patricios ascienden, los patricidas descienden. El sol y la oscuridad. Al parecer este mural inconcluso es consecuencia de diversas circunstancias, entre ellas, ciertos problemas técnicos de diseño, de solución arquitectónica, de integración con la arquitectura colonial, en fin problemas técnicos y de concepto que no pudieron ser resueltos. En el Sindicato de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro pintó el mural Retrato de la Burguesía en 1939, en el Politécnico Nacional, en 1952 creó el mural titulado Hombre, Maestro y no Esclavo de la Tecnología. En el Hospital de la Raza en el mismo año el

mural, “La completa seguridad para todos los mexicanos en el trabajo”. En la UNAM el mural titulado “La gente para la universidad. La universidad para la gente”. En el Teatro Jorge Negrete elaboró una obra titulada: El arte teatral en la vida de México, cuadro que técnicamente no está terminado. Un conjunto de murales relacionados con la revolución en el Museo de Historia en el Castillo de Chapultepec. Apología por la victoria de la medicina sobre el cáncer se dio de nombre al mural en el Centro Médico Nacional. Inició en 1967 y terminó en 1971 su monumental obra "Marcha de la Humanidad" que da cuerpo y contenido al Poliforum Siqueiros. Obra con un costo astronómico y en la que se vio involucrada mucha gente. Si bien es el esfuerzo final en su afán de capturar un concepto estético integrador de las artes plásticas: pintura, escultura y arquitectura, la Marcha de la Humanidad en América Latina hacia el Cosmos resulta un intento paradójico. Con las ideas generadas durante el tiempo en prisión y con el patrocinio del industrial y millonario hombre dedicado al negocio de bienes raíces, Manuel Suarez, en un proyecto inicialmente enfocado en la decoración de una área de salas de juntas en el Hotel Casino de la Selva en Cuernavaca se transformó en un concepto con fines de promoción turística, apoyado por el gobierno: un complejo cultural con todas las facilidades, teatro, salas de exposición y el atractivo central un Poliforum con un gran mural de Siqueiros. Un mural que en el exterior aborda una diversidad de temas, doce, en cada uno de sus doce lados externos, desde Moisés rompiendo las tablas de los mandamientos, Cristo preguntándose porqué lo persiguen, la destrucción, la paz, la ecología, el destino, el árbol sin hojas y florecido, el sacrificio de los aborígenes en aras de la cultura, el camino a la victoria. En el interior, esa narrativa visual sin fin, cargada de imágenes, con la agresividad de los rojos y marrones, en que el espectador gira para contemplar la obra. Obra paradójica por su contradicción intrínseca con el pensamiento y actitud dogmática del artista, manifiesto durante toda su vida. Es una obra cuya realización implicó una enorme erogación, requirió del patrocinio del gran capital, no sería disponible para todo el público en general, entrar tendría un costo, la narrativa no es fácilmente comprensible al público en general. Técnicamente no logra resolver todos los problemas, particularmente la integración conceptual de la línea discursiva. Antonio Rodríguez escribe: Muchos de nosotros estaremos en desacuerdo con las teorías y forma de pintar de Siqueiros, pero nadie podrá negar la originalidad de su arte, un arte que lo impulsa a hacer la mayor contribución artística siguiendo los objetivos que le satisfacen a él mismo, que sirviendo a la gente. David Alfaro Siqueiros también crea murales en Estados Unidos, en Argentina, en Chile. Si bien Rivera, Orozco y Siqueiros son los nombres más destacados de los pintores del muralismo mexicano, considero que debemos de mencionar los nombres de: Jean Charlot que en 1922, pintó La Masacre en el Templo Mayor en los muros de la Escuela Nacional Preparatoria entre otros. Roberto Montenegro, El árbol de la vida en la iglesia de San Pedro y San Pablo, entre otras.

Fermín Revueltas, Alegoría de la virgen de Guadalupe en los patios de la Escuela Nacional Preparatoria, entre otras. Rufino Tamayo, Revolución, en el Museo de las Culturas, calle de Moneda número 13 en el mismo cuerpo del edificio del Palacio Nacional. Xavier Guerrero, Juan O'Gorman, Ramón Sosamontes, Ángel Zárraga entre otros. El movimiento mural mexicano es consecuencia no tan sólo de la convergencia de acontecimientos, sino de la conjunción en el tiempo de personalidades extraordinarias: con una clara visón del mundo que querían construir, una gran pasión por vivir, dotación fuera de lo normal de confianza en sí mismos, energía para luchar por sus expectativas, conocimiento, habilidades y sabiduría. Una incontrovertible lealtad a sus ideales. Emilio Herrera Arce