PAQUETE TECNOLOGICO: ESTABLECIMIENTO DE PASTOS PARA GANADO LECHERO

PAQUETE TECNOLOGICO: ESTABLECIMIENTO DE PASTOS PARA GANADO LECHERO Dr. Filiberto Herrera Cedano Dr. José Francisco Villanueva Avalos Dr. Jorge Armand...
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PAQUETE TECNOLOGICO: ESTABLECIMIENTO DE PASTOS PARA GANADO LECHERO

Dr. Filiberto Herrera Cedano Dr. José Francisco Villanueva Avalos Dr. Jorge Armando Bonilla Cárdenas M. C. J. Vidal Rubio Ceja M. C. José de Jesús Bustamante Guerrero

Octubre 2014

1. SISTEMA PRODUCTO: El sistema producto para el cual está dirigido este paquete

tecnológico es el ganado bovino productor de

leche, cuyo objetivo es proporcionar a productores y técnicos los elementos a considerar para lograr un exitoso establecimiento de sus praderas.

2. ZONA DE ADAPTACIÓN: Este paquete tecnológico es susceptible de utilizarse en las regiones de trópico, tanto húmedo como seco, del estado de Nayarit y otras regiones del país con condiciones similares.

3. CONDICIÓN DE HUMEDAD: El establecimiento de pastos de preferencia debe realizarse una vez establecido el temporal de lluvias, que para el caso de Nayarit ocurre durante el mes de Julio, esto con el fin de aprovechar la humedad disponible en el suelo y además existen condiciones de temperatura y humedad relativa que favorecen un crecimiento y desarrollo

de los pastos de manera acelerada que les

permite competir con las malezas y se abaratan costos por concepto de riegos.

4. PREPARACIÓN DEL TERRENO: Las labores de preparación del terreno tienen como principal objetivo destruir las semillas de malezas

presentes en el suelo y proporcionar un medio adecuado para la germinación de la semilla y el posterior desarrollo del pasto. Se harán las labores mínimas indispensables para lograr estos resultados haciendo énfasis en obtener un suelo bien preparado y firme como requisito mínimo para una buena siembra. El establecimiento de una pradera puede enfrentar dos situaciones preexistentes: una, que consiste en el reemplazo de la vegetación nativa, mientras que la otra, consiste en el reemplazo de las praderas existentes por esta de mayor productividad. Los pasos y consideraciones que implica su establecimiento son descritos a detalle en los siguientes puntos. Selección del área. Este es uno de los factores determinantes para asegurar el éxito o el fracaso de la siembra de pastos. Dentro de los puntos a considerar para seleccionar el área para establecer una especie forrajera son: su potencial productivo, tomando en cuenta la fertilidad del suelo, la textura y pedregosidad entre otros; accesibilidad, uso anterior, topografía, en fin analizar todas aquellas características que permitan asegurar el éxito del establecimiento de la pradera. Preparación del terreno. Este es un factor de especial importancia, ya que frecuentemente se incurre en el error más común y más serio que es el laboreo excesivo o "sobrepreparación", causando múltiples efectos como son: el impacto de la lluvia destruye los terrones pequeños, compacta y sella la superficie; reduce la infiltración del agua incrementando la escorrentía; se produce una severa erosión del suelo, proporcional a la intensidad de la lluvia y a la pendiente del terreno. Además existe arrastre de semilla y plántulas recién germinadas con los sedimentos del suelo.

Dependiendo de la consistencia y textura de los suelos, se pueden utilizar algunas alternativas como son los sistemas de labranza mínima o cero labranza asociados a diversos métodos de control o eliminación de malezas, tales como el uso de herbicidas, quema pre-escrita, corte mecánico o pastoreo intenso. Dentro de los diferentes grados de labranza utilizados para el establecimiento de praderas se incluyen los siguientes: Labranza tradicional Incluye las prácticas de barbecho y dos o más pasos de rastra. El objetivo es lograr un control completo de la vegetación nativa o de las malezas, dejando la superficie más o menos plana, sin terrones grandes y con pocos residuos expuestos en la superficie del suelo. Esta es utilizada en suelos estables con buena estructura. Labranza reducida Controla la mayor parte de la vegetación y de las malezas. Deja el terreno con abundancia de terrones grandes, una superficie áspera con raíces y residuos expuestos. Incluye un arado de cinceles y paso de rastra. Apto para terrenos con textura franco-arcillosa y franco-limosa. Labranza mínima Consiste en un aflojamiento parcial

del

grandes, una

y una

superficie

muy áspera

terreno, dejando terrones proporción apreciable de

vegetación nativa. Se realiza con un arado de cinceles y rastra de discos en

suelos de textura fina y arenosa. En suelos estructuralmente inestables, la profundidad e intensidad de la labranza deberá reducirse a medida que aumenta el contenido de arena en el suelo. Cero labranza y control químico Práctica recomendada para suelos arenosos cuando no hay equipo de labranza disponible o cuando el riesgo de erosión es demasiado alto para que permita la labranza. En este caso, se reducen al mínimo las pérdidas de suelo y agua. Para un mejor establecimiento en especies poco vigorosas durante la etapa inicial de crecimiento, es recomendable controlar la vegetación presente con un herbicida, reduciendo así la competencia con las especies forrajeras. Cualquiera que sea el método utilizado, éste debe minimizar los riesgos de la erosión, garantizando al mismo tiempo una adecuada estructura física del suelo y la capacidad de éste para proporcionar a la semilla la humedad y los nutrimentos necesarios para una rápida germinación y desarrollo. Al mismo tiempo, el método de preparación debe contribuir a reducir la presencia de malezas, las que de otro modo competirán con las especies forrajeras sembradas.

5. SIEMBRA Época de siembra En general los climas cálidos presentan condiciones más benignas para la siembra de pastos, lo cual no ocurre en las regiones frías y templadas, cuyas fechas de siembra están bien determinadas por los patrones de precipitación y temperatura. En terrenos de temporal, donde la estación seca es larga y bien definida, es recomendable sembrar antes o al principio de la época de lluvias. Las siembras tempranas corren el riesgo de perder plántulas si ocurriera una

época prolongada seca después del inicio de las lluvias y antes de que las plántulas hayan desarrollado un sistema radicular profundo que les asegure su supervivencia. En algunas regiones donde las lluvias son predecibles con suficiente certeza, se recomienda la siembra en seco antes del inicio de la época lluviosa. Una vez establecidas las lluvias, la siembra se hace en cualquier momento, suponiendo que hay suficiente tiempo para que la planta desarrolle un sistema radicular abundante que garantice su supervivencia y una competencia ventajosa durante la época de sequía. Las siembras tempranas favorecen una buena germinación, y ésta asegura una mejor cobertura del suelo cuando la población de plantas obtenida durante el establecimiento no haya sido la adecuada. El mantenimiento de una capa superficial de suelo suelta, con terrones o surcos que retengan las semillas, es fundamental para aprovechar efectivamente las plantas emergidas. Si la superficie del suelo es demasiado firme y lisa, las semillas serán barridas por el viento durante la época seca o arrastradas por las primeras lluvias. Bajo condiciones de riego, la siembra se puede llevar a cabo en cualquier época del año, siempre y cuando no e xistan riesgos por la presencia de heladas; en suelos pesados como los arcillosos, la preparación del terreno no es factible, por lo que se deben sembrar en seco. En estos casos, se recomienda la siembra en primavera con punta de riego; la finalidad es aprovechar al máximo el incremento en la temperatura que favorece el crecimiento del pasto recién sembrado; sin embargo, el desarrollo de pasto deberá inducirse bajo condiciones estrictas de riego. La ventaja de sembrar en primavera es que las plantas aprovec han los nutrientes y energía disponible a su alrededor y al inicio del temporal están en condiciones de competir con

las

malezas

que

se

presenten. Ocasionalmente

y

dependiendo de la existencia e intensidad de las lluvias de invierno, la siembra se puede llevar a cabo con bastante éxito en algunas regiones.

Método de siembra La siembra de las especies forrajeras que se van a establecer, se realiza de diferentes formas dependiendo principalmente de la maquinaria y equipo agrícola disponible, condiciones de terreno y disponibilidad de semilla. Los métodos recomendables son: en surcos o en franjas para facilitar el pastoreo. La siembra en surcos permite el empleo de menores cantidades de semilla, facilitando la aplicación del riego y otras prácticas de manejo al cultivo; en este caso se realiza una distribución más homogénea de la semilla. La siembra en franjas consiste en establecer los pastos en forma intercalada, abarcando cerca del 50-60% de la superficie a establecer.

La siembra en surcos combinada con un control adecuado de malezas y fertilización en bandas, favorece el establecimiento óptimo con una población vigorosa. Independiente del método empleado para la siembra, la profundidad de la misma no deberá exceder de los 2 cm; el tapado de la semilla se realiza con un paso ligero de rastra de ramas.

Densidad de siembra La cantidad de semilla a sembrar requiere cuidadosa atención y debe decidirse en función de la calidad de la semilla y la densidad de siembra. Antes de realizar una siembra debe hacerse una prueba de germinación de la semilla, entre más

bajo

sea

el

porcentaje de germinación, la

calidad de la semilla será menor. Generalmente la semilla de pastos presenta bajos porcentajes de pureza y germinación, requiriéndose realizar un ajuste en la cantidad de semilla comercial que se pretende utilizar. Un procedimiento sencillo para realizar este ajuste es mediante la utilización de las siguientes ecuaciones: SPV (%) = [Germinación (%) X Pureza (%)]/100 SC (Kg)= [Kg de SPV requerida X 100]/ SPV (%) Donde: SPV = Semilla Pura Viable SC = Semilla comercial Por ejemplo, si tenemos un lote de semilla de una especie forrajera con un 40% de pureza y un 40% de germinación, y la densidad de siembra recomendada es de 2 kg de SPV/ha, entonces se requerirá hacer los siguientes ajustes: SPV (%) = [40 X 40]/100 = 16 % de SPV, Sustituyendo: SC (Kg) = [2 X 100]/16 = 12. 5 kg de SC por hectárea.

6. RIEGO: La aplicación de los riegos es esencial para permitir una rápida recuperación de los pastos después de un pastoreo y promueve la

obtención de altos rendimientos de forraje. Después de establecer el lote, los riegos del siguiente ciclo se pueden iniciar a mediados o finales de la primavera (abril-mayo). Los riegos se hacen cada 15 o 20 días, dependiendo de las condiciones ambientales. De preferencia se deben aplicar riegos pesados después del pastoreo.

7. FERTILIZACIÓN: La baja fertilidad y acidez del suelo son dos condiciones limitantes para el establecimiento de praderas. Sin embargo, otras limitaciones consisten en deficiencias nutricionales que afectan el establecimiento

y

productividad de las praderas, dentro de estos, se

encuentran principalmente el nitrógeno y fósforo, además de potasio, calcio, boro, cobalto y zinc entre otros. Estas limitantes se pueden corregir mediante la aplicación de fertilizantes comerciales, cal (500-2000 kg/ha) y/o fertilizantes orgánicos (residuos de cosecha, estiércol, etc.). Sin embargo, es importante considerar que muchas especie forrajeras nativas, están adaptadas a estas condiciones, siendo muy eficientes en la utilización de nutrimentos como el fósforo y tolerantes a la acidez por altos contenidos de aluminio intercambiable en el suelo.

En suelos de mediana a alta fertilidad no es conveniente fertilizar al momento de la siembra, ya que se incrementarían los problemas de competencia con la maleza en las primeras etapas de desarrollo. Sin embargo, esta práctica es factible una vez que se haya eliminado la presencia de las malezas presentes. En suelos pobres la adición de pequeñas cantidades de nitrógeno y fósforo en dosis de 50-50-00 favorece el establecimiento de las especies forrajeras. Cierto número de otros elementos como calcio, magnesio, zinc, cobre y molibdeno entre otros (elementos menores) son requeridos en menor proporción por las gramíneas.

8. CONTROL DE MALEZA: El éxito durante el establecimiento dependerá de la efectividad de las medidas que se tomen para el control de malas hierbas. El uso de semilla de buena calidad, adecuada preparación del terreno y época de siembra son, entre otros, los factores más importantes a considerar para reducir al mínimo los problemas de invasión de malezas. El control de malezas se puede realizar mediante diferentes métodos, dentro de los cuales se cuenta con los deshierbes manuales y utilización de productos químicos (herbicidas); en caso de que el terreno lo permita, se utiliza maquinaria agrícola con chapeadoras y cultivadoras entre otros.

De los productos químicos que más se utilizan para el control de malezas de hoja ancha, es el atrazina en preemergencia (solo en algunas especies), aplicado uno o dos días posteriores a la siembra. En postemergencia se utilizan los derivados del 2,4-D Amina, 2,4-D Ester y Picloram. La dosis dependerá de la densidad y tipo de malezas presentes. Después de ésta etapa la mayoría de las especies forrajeras crecen vigorosas y compiten con cualquier tipo de maleza que pueda presentarse.

CONTROL DE PLAGAS Y ENFERMEDADES: Las plagas y enfermedades, no son muy comunes durante el establecimiento de las praderas, ya que existe una penetración de los rayos solares hasta el ras de suelo, evitando así la proliferación de ciertas plagas como el gusano medidor. Sin embargo, la acumulación de follaje durante su desarrollo y un manejo inadecuado después del establecimiento, hacen a la pradera susceptible al ataque de algunos insectos, dentro de los cuales se encuentran: hormigas, chapulines, chinche de grama, gusano armado, langostas, gusano falso medidor, mosca pinta o salivazo y gusano blanco o gallina ciega. El control de éstas se puede llevar a cabo mediante la utilización de insecticidas foliares y de aplicación al suelo, pastoreos intensos y hasta la quema de la pradera entre otros.

Santiago Ixcuintla, Nayarit, junio del 2014