Palabras de un rebelde

P. KROPOTKINE Palabras de un rebelde VALENCIA f' . Sempet'e-EDITOR PHiTO& SO ROLLA, iiO 1 32 I-·' a Decididamente marchamos pasos de gigante ...
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P. KROPOTKINE

Palabras de un rebelde

VALENCIA

f' .

Sempet'e-EDITOR

PHiTO& SO ROLLA, iiO 1 32

I-·'

a

Decididamente marchamos pasos de gigante bacia h revolucion, hacia una conmoci6n que, iniciaudose en todos los pa1ses un pais, se propague, como en 1848, vecinos; agitando la socieda.d actual basta. sus entraiias, Tenovando y fortaleciendo las fuentes de la vida. Para confirmar nuestra creencia, ni siquiera tenemos uecesidad de invocar el testimonio de nn celebre historiat levanta inmediatamente mas imponente y avasalladora, . ven cuanto la primera tenta.tiva de poner en practica. la d~a se haya hecho con relativo exito, surgira esta ~on ;o!a. su sencillez y atractivos, para ponerse ante los OJOS i et odo el mundo. Si la primera tentativa no fracasa los ~b ~ros, adquiriendo conciencia. de su propia fuerza, daran \. 1s pueblos un impulso heroico. . Este monento ao esta ya lejano. Todo lo aprox1ma: ta. 1\iseria, que obliga a los desgraciados a refiexionar' y la Huelga fo rzosa. qne arranca a los hombres del estrecho reqnto del taller para lanzarlos ala. calle, en donde apreni et a conocer los vicios, el fausto y la impotencia de las ELD~

mana 1 acumulado por unos cuantos potcntados, desaparel!e, uos dicen, con la agricultura y la industria por {alta de seguridad y protecci6n. :•ran: Rusia, Inglatorra., Alcmania., Francia, etc., estan

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P.nAI.lRAS DE UN

REBELD~

pr6ximas 1\ lauzarse sus ejercitos. Actua.lmente L.ty motivos de gnerras para treinta alios. La guerra es, pues, la pe1·dici6n, Ia crisis, el aumentoen los impuestos, el a.montonamieuto de deudas. Es mas; cada guerra es uu fracaso moral para los Estados . Luego de terminada la luchli., los pueblos se apercicen q1:1e el Estado da pruebas de incapacidfLd, basta en sus principale~ atribuciones. No sabe organizar la defensa. del territorio, y basta victorioso fracasa. Fijemonos, si no, en la fer. mentaci6 n de ideas que naci6 de la guerra de 1871, lomismo en Alemania que en Francia, 6 en el descontento general en Rusia luego de Ia guerra de Oriente. Las guerras y los ejercitos matan los Estados, aceleran su bancarrota moral y econ6mica. Una 6 dos gran des gnerras mas y da.ran el golpe de gracia a esas viejas maquinas.

...

** Allado de Ia guerra exterior esta la interior. El Estado, aceptado por los pueblos con Ia condici6n de ser el defensor de los debiles coutra los fuertes, se ba convertido hoy en fortaleza de los ricos contra los explotados, del propieta.rio contra los proletarios. ,Para que sirve esta inmensa maquina. que llamamos Estado? ,Es pa.ra impedir Ia explotaci6n del obrero por el capitalista, del ca.mpesino por el reutista? c:Es para faeilitar y asegurar el ti'a.bajo, para defeudernos contra el usurero, para suministrarnos alimentos cuando Ia esposa ama.da no tiene mas que agua para calmar el hambre del. nino que llora agarrado a su exhausto sooo? No, y mil veces no. El Estado protege la explotacion, la. especulaci6n y Ia propiedad privada, producto del robo. El proletario que no tiene otra fortuna que iUS brazos, no

J.

KROPOTKJ~E

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puede esperar nada del Estado sino es una organizaci6n fundada para impedir su emancipaci6n. Todo para el propietario holgazflll; todo contra el prolctario trabajador; la instl'Ucci6n burguesa que desde la ~~s. tierna edad COI'l'ompe 1a infancia, inculcandola preJU ICios de esclavitud: la Iglesia que confunde el cerebro de la mujer; la ley que impide la difusi6n de ideas de so1idaridad e igualdad; el dinero, que sirve a veces para corromper ilos que se hacen ap6stoles de la solidaridad de los tra bajadores; la carcel y la metralla a discreci6u para reducir a silencio a quien no se deja corromper. He llhi Ia misi6l; del E5tado.

•** lDm·ara mucho lo existente? GPuede prolongarse esta. ;ituaci6n? No, por cierto. Una clase entera de la sociedad, Ia que todo lo produce, no puede continuar sosteniend() por nuis tiempo una organizaci6-n establecida especialmeute contra ella. Por todas partes, bajo la brutalidad tutocnttica como bajo la bipocrecia gambettista, el pueblo descoutento se subleva. La historia de nuestros dias es Ia historia de los gobiernos privilegiados conti'a. las 'l. piracione. igualitarias del pueblo. Esta lucba constitu~·e la priucipal preocupacion de los gobernantes, e influi:ios por ell1.1. dictan todos sus 11.ctos. Ya no es por principios, por consideraciones de bien pttblico por lo que actnalmente se fabrican leyes u obran los gobiernos, sino Para combatir al pueblo, para conservar privilegios. Solo esta lucba serfa suficiente para derribar la mas fnerte organizaci6n politica. Pero, cuamlo esta lucha se opera en los Estados que van arrastrados por Ja fatalidad hist6rica bacia Ia decadencia; cuando estos Estados corren vertiginosamente a la ruina., y mas aun destruyendo .r.

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Hi

l'A LA BRAS DE UN REBELDB

. utre si como se destruyen; cuando en fin el Estctdo todop doro,' o 0 haec odiar basta por aquollns aquieu pt oteo·e. cua ndo tantas causas concnnen hacia, uu punto tinico, cl r ttltado de Ia lucha no puede potH•, r e en duda. El pueblo que tiene la fuo :·~a, derrotani a sus opresores; la caida de lo E-tados es ya cuesti o r~ de poco tiempo relativameute, y Ia mas tmnqnila fi lo y rigurosamcn te pncstiJ!'> en prac tica -an las tn bns primiti \·as, desechos vivos de lo q•1e fu e la bu manidad eutera en sus origcues . Pezo Ia ®signaldad de l~ts c0ndicio nes, la explotaci6u del hombre por el hombre, ln. dominacili u do las m::~.sas por unos cuantos, han venido a miuar y di!Struir ~S.)S -preciosos prodnctos de Ia \' ida priP1itiva de las sociedades . La gmud e industria, basada en b. ex plotaci 6n, el comercio fundado sabre el fraude; !a dominaci6n de los qne se titulan «Gobierno" ao puede coexistir con los pri ucipios mo-rales, apoyados sabre Ia solidaridad para todo , que en· contramos en media do las tribus ra,is distantes de nuest ra. vida moral aivilizada. cQue solida.ridad puede existir, er1 efecto, en~re el capitalista y el 0brero que este explota: cEntre el Jefe del ejercito y el soldado, el gobernautc .Y el gobernado? Asi vemos que la. moral primitiva basada sabre el entimiento de identificaci6n del individuo con todos su.s semejantes, ha sido sustitnida por Ia moral hip6crita. de. las religiones. Estas han procm·ado y procuran legitimat e on sofi mas la explotaci6n y la esclavitnd, y so limitan .simplemente a hablar mal de los acto mas brutales dt• a sus rlieutes; que careceu de pasiones , pero hacen ocultamente visitas a sns amig-ns para de embarazarse de la gra a mou6toua que el buen puchero crea y, arrastt·an-

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l'ALABRAS DE UN REBELDE

P . KR OPOTKIN E

:lose con h1po cr esia por el cieuo, invo can el santo nombre ie Ia justicia c uando cua!quiera intente tocar sus rique. 'as. Eso los niilos. En cuanto a las niuas , la burguesia las corrompe desde la mas tierna edad . Lecturas absur· ias, muilecas coquetamente vestidas, costumbres y ejem· plos edificantes de mad res «honradas», nada le faltara Q. Ia nina para que en su dia sepa venderse a quien mas ~ e . Ademas, estas criaturas siembran Ia gangrena a su \lrededor ; Ia hijas del obrero Guo miran con envidia a las elega utes burg uesitas, voluptuosas y coquetonas a los doce ali os? Pero si Ia madre es «virtuosa» del modo que lo sou las bnenas bur guesas, Ia educaci6n sera peor todavia. Si Ia niiia es inteligente y apasionada apreciara muy pronto en su justo valor esta moral de doble fondo que 11e sintetiza con Ia frase siguiente: «Am a a tus semejantes, pero estafalos cuanto te sea. posible .» cS6 virtuoso, pero basta. cierto pun to»; y ahogada en ssta atmosfera de baja moralidad, no hallando en Ia vida nada hermoso, sublime y atractivo que respire verdadera pasi6n, se arrojan con Ia cabeza gacha en los brazos del primero que salga, con tal de que le satisfaga sus apeti· tos de vanalidad y lujo.

Jeute pt:.?a. la moralidad publica. El hombre gandul y em1lrutecido, que se pa a Ia vic,la bu cando uuevos placercs Y en quien todo sentimiento de solidaridad para con l~s de· mas esta muerto por los pl'iucipios mismos de su ex1sten· cia y a! coutrario los sentimie utos del mas asqueroso '. ' egoismo se nutren con la practica de su propia vida, es.~ hombre pecara siempre de Ia mas grosera sensuali-dad, envileciendo cuanto toque. Con un saco de escudos Y sus iustintos de bruto, prostituira niilos, mujeres, arte, teatro, prensa; vendera. su pais y a quienes lo defiendan: cobarde para matar el mismo, asesiuara lo mejor y mas sano de su patria, por seres como el corrompidos, el dia que vea en peligro su bolsa, unico manantial de sus alegria.s y felicidades. Esto es fatal, y los escritos de los moralistas no lo evi· taran. La peste esta en nuestras entranas; es preciso destruir la. causa; si decidimos proceder por el hierro .Y por el fuego, no tenemos tiempo que perdcr. Nos lo ex1ge ~a salud de la huma.nidAd q,ue se halla ill inminente peli.gro.

••• Meditad cstos hcchos, refiexionad sobre las causas ql'l.e .os producen y deciduos si tenemos raz6n para afirmar qne se necesita una revoluci6n formidable para arrancat je nuestra sodedad el mal, basta en sus mas hondas rai· ces, porque mientras las causas de Ia gangrena existan nada podra curarse. Mieutras t eugamos un a casta de holgazanes que vivan d.e . n~estro trabajo, so pretexto de que son necesarios para :iing1rnos, estos holgazanes ~eran siempre un foco pesti·

P. KROPOTKINE

.La pr6zim.a revolac:ioa

En el precedente capitulo hemos llegado a la conclusion de que Europa rueda por un plano incliuado hacia una conmoci6n revolucionaria. Estudiando el modo de la producci6n y el cambio, tal cuallo ha organizado la burgnes!a, nos hallamos con un estado de cosas atacado por irremediable gangre na ; vemos Ia ansencia de toda base cientifica. y humanitaria, la loca disipaci6n del capital social, Ia ambici6n llevada. ha ta el deiprecio de todas las !eyes de sociabilidad, la. perpetua guerra indu trial, el cao ; y muy pronto el grito de: jla bnrguesia ha fra,ca ado! alrlra de todos los Jabios, con la rara unanimidad qne en otro tiempo caracteriz6 Ia proclamaci6n del fraeaso de las dinastias. Estudiando el desart·o llo de los E tados y el papel hist6rico que han de empei1ado en Ia de. com posicion que hoy les amenaza de muerte, nos couvencemos de que ese modo d~ agrupaCI6n humana ha termiuado sn misi6n hist6rica, ha dado de si cuanto podia, y esta. actmtlmente pr6xi mo i desaparecer bC!.jo el peso de sus infinitas atribuciones, para ceder su pnesto a nuevas or 0"'anizacioues , basad as en

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principios tambien nnevos y mas en armonia, por couse· cuencia., con las modernas tendencias de la humanidad. Los que observan con atenci6n el movimiento de las ideas en el seno de Ia sociedad actual, estan perfectameute capacitados del entusiasmo con que el pensamicnto humano trabaja para llegar a la revisi6n completa de las apreciaciones que nos fueron legadas por los siglos pasados, y en Ia elaboraci6n de nnevos sistemas cieutlficos y filos6ficos, llam.,dos a ser Ia base de Ia sociedad futura. Noes solamente el sombrio reformador que, exteuuado por un trabajo superior a sus fuerzas y por una miseria mayor que su paciencia, critica las vergonzosas institu· ciones, cuyo peso soporta y sueiia en un muudo mejor, sino tambieu el sabio que, aunque educado en los anti· guos errores y prejnicios, aprende, no obstante, a desembarazarse de ellos poco a poco, prestando atenci6n a las nuevas ideas cucarnadas en el espiritu popular, para hacerse un dia el portaestandarte de ellas. «La pi,queta de la critica desmoroua a gran des golpes toda la herencia de mentiras que nos habian legado como verdades indiscutibles; filosofia, ciencias naturales moral historia ' ' arte, nada resistini al espiritu demoledor», gritan alar-' mados los con ervadores. Nada, en efecto; hasta las bases mismas de vuestras iustituciones sociales, propiedad y poder, seran atacadas, lo mismo por el esclavo de Ia mina que por el obrero de la iuteligeucia; ignal por el interesado en el cambio que por el que retrocederia asustado el dia que v1cra tomar cuerpo estas ideas, saliendo de entre el polvo de Ia bibliotecas y encarnandose en el tumulto que acompmia a toda realizaci6n pnictica.



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Decadcncia y dcscomposici6n de las formas e.xistes y

PALABRAS DE UN REBELDE

P. KROPOTKINE

descontento; ardua. elaboraci6n de formas nuevas v deseo impaciente de cambio; Mlito jnvenil de la crltica. en el terreno de la ciencia, la filosofia, la etica, y general fermentaci6n de la opinion publica; indiferencia perezosa 6 resistencia criminal de los detentadot·es del poder, en -cnya fuerza conffan, y adem as ra bios a oposiciou al desarrollo de las nueYas a piraciones: tal ba sido siem pre el estado. de las societlades el dia anterior a las 0"'randes revolucwnes, y tal es hoy atiu. y esto no viene a afirrnado Ia imaginaci6n excitada de un grupo de exaltados; lo des· ~ubre la tra.nquila observacion cientifica. Los mismos que para justificar su punible indifereucia se complacen con decir: «Tranquilicemonos, todavia no peligra nuestt·a si· tuacion:o; estos mismos afi.rman en secreto que la lucha e agra~·a y que el mundo marcha bacia la ruina. Solo que despues de haber revelado el secreto de sus temorcs vuelven la espalda y continuau aferrados a la rutina y ai "icio. «jPero se ha anunciado tantas veces esta revolaciou!• -exclama a nuestro lado el pe imista: «jhe creido en ella alguna vez, pero me he cansado despue !» La tardanza es necesaria para que, madurando, sea su fruto mas sa· bro o. uPor dos veces la revolncion estm·o a punto de estallar en 1754 Y en 177l:t, nos dice un historiador hab lando del siglo diez y ocho (ibamos a escribit·: elJ. 1848 Y el1871). Pnes bien, por no haber estallado e:.ttonces fne ma.s fecunda y poderosa. a ultimos de sig lo '

tos homLtes a.nnncian y proclaruan y que actitud debe ser la nnestra en presencia de esta eventualidad? No haremos profecias hist6ricas: ni el estado embrionario de la sociologia, ni el estado actual de la histo • ria, que segun la expresion de Agustin Thierry «no hace mas que sofocar la verdad con f6rmulas de convenci6n » n(\ nos autorizan para ello. Limitemonos, pues, a exponcr' algnnas sencillas cuestiones. GPodemos admitir ni por un momento siquiera que toclo este iumenso trabajo de revision y reforma que se opera ~n todas las clases de Ia sociedad, pueda desaparecer por un simple cambio de gobierno? lO que el descon· tento econ6mico, crcciendo y extendiendose mas cada dia, no iutente manifestarse en la vida publica cuandc la descomposici6n del poder le suministre circunstancia~ favorables? Enunciar estas cuestiones no es resolverlas, natural· mente. Pero podemos creer que los campesinos irlandeses e ingleses, si entreven la posibilidad de tomar posesi6n de la tierra que tantos al1os cultivan, y suprimir los sefio· res que tan cordialmente detestan, c:uo aprovechanin Ia primera ocasi6n que tengan para realizar lo que es su mc'ts ardiente deseo? lPodemos creer que Francia, en un nuevo 48 europeo, se limitani a sustituir unos hombres por otros y no procm·ara hacer cuauto sea posible para mejorar la suerte de los trabajadores? c:Que los campesinos francescs, viendo el poder central desorganiza.do, no intentaran amparar~ se de los fertiles prados de los vecinos conventos, asi como igualmente de los campos fecundos del gran burgues que, habiendo venido unos y otros a establecerse a 'u 1ado no han cesado de redondear sus propiedades en detrimento de Ia. suya propia? iPodemos dudar de que e~te mismo campesino no se pondra Jel lado de los que le

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. ~e.]emos dormir a los lll difercntr y vacilar a los J7b. stmts•as: tenemos otras cosas qu bacer y no debemos .preocuparuos de ellos. Pero c:que caracter sera 1 de esta revoluci6n que tan

l'ALABilAS Dli UN

o:re~ca n

Il ~ ll ELD~

sn apoyo para reaJizar sn ideal de trab:tj o y libe:-tad? · ,: Hahnt quien dude de que el campesino italiano, cspaiwl y esla ro, uo hara lo mismo que el irlaude y el iu· g-les') GPucue cn,ver a uadie duda de que los mineros, hartos de miseria, de sufrimiento y de desgrncias, 110 haran nu esfuerzo para eliminnr a los propicta.l'ios de la miua ~~ dia que se aperciba11 de que el ejerci~o desorganizado deja de obcdecer a sus jcfes? GY el artesano eucastillado en la tenebrosa y hUmeda pocilga doude habita 6 trabaja, con las manos heladas y el cst6mago Yacio, trabajando dcsde Ia mai'ia11a ala tarde para poder pagar al panadero y dar un pedazo de pan a sus pequeuuelos, tanto nu1s queridos cuanto mas enfermizos? Gy el desgraciado que ha dormido bajo cnal!J.uier cubertizo de la plaza 6 en al umbral de cualqnicr puerta, porqne no ba podido pagarse el lujo de diez centi mo que necesita para dormir en un asilo? GPreguutadle si quenia dormir en un palacio suntuoso, donde podria alojar a su mnjer y sus bijos' ba tante mas honrados segura.mente que el gran burgues que lo babita? GSi no le gu taria var €n el a.lmaccu comtm, en el dep6sito de la solidaridad, ba ·tante pan para cuantos no han aprendido a ser holgazanes; ; uficiente ropa para abrigar a los onfiaqueci dos hijos del obrero tan bien como los del burgues? c:Se cree acaso que los que visten harapos ignoran que en los almacenes de una gran poblaci6n hay suficientes generos para satisfacer las primer as necesida.des de tod os los habitantes, y que si los trabajadores se emplearan .en la fabricaci6u de objetos utiles en vez de ocuparse en la confe ccion de objetos de lnjo, no producirian bastante para todos? En fin. GPuede admitirse que estas cosas dichas y repetida.s no hayan producido o,u efecto en la conciencia

P. KUOI'OTKINR

"' intente ponerlas

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dopu!ar, y que el pueblo no en practica el dia mismo que se sienta con fuerza suficiente para ello?

••• El buen sentido de la humanidad ha. contcstado ya a e:.tas cnestio'nes. Ho aqui la respu esta: La pr6xima revoluci6n tendr:i un cani.cter de gcneraJidad que lc distinguira de toda.s las precedentes. No sera solo un pais el que se lanza.ra a la lucha, ino todos los .de Europa. Si en otro tiempo una revoluci6n local era posible, en nnestros dias, con los la zos de solidaridad que se han establecido en Europa y dado cl equilibrio it!stable de todos los E tados, una revolnci6n locales imposil>ll' si dura a.lgl1n tiempo. Lo mismo que en 1848 un movimicnto iniciado en un pais se extendera necesariame nte a todos los paises, y el fuego revolucionario abrasara . KROPOTKI Ng

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i permanecer eu Ia misma ignorancia que bace diez sio-Jos· esto e en el estado de esclu.vitud y de maquina 1:1 ' ' iucapaz de asimilarse las verdades establecidas. Desde el momento que os hayais persuadido de estas profunda.s verdndes ireis poco a poco odiando Ia iuclinaci6n a la eiencia pura y trab~jareis por buscar el medio de efectuar ~sa transformaci6n social; y si inangurais vuestras investigaciones con la mi rna imparcialidad que osha guia.do en los estudios cientificos, abrazareis sin remedio Ia causa del socialismo. Hareis, en una palabra, tabla rasa de todos los sofismas y engrosarets nuestras filas, cansados de procurar placeres a esa mouoria. que de tantos disfruta, y poudreis todo vuestro valer al servicio de los oprimidos. Estad se('l'uro que entonces el seutimicuto del deber enmplido y Ia perfecta relaci6n entre vuestras ideas y accioues os demostraran una exi teucia nue va que os cs desconocida; y euando el dia, dia que iududa.blemente se aproxima-con permiso de vuestros profesores-se haya. realizado el fin que os propouiais, las nuevas fuerms del trabajo cientlfico colectivo, con Ia. podero a ayuda de ejercitos de trabajadores que veudt·an a prestarle SU COU· eurso, baran que la. cieucia de uu paso hacia adela.ute, comparado con el cual ellento progreso del preseute parecera simple jnego de niilos. Eutonces gozareis de la ciencia., y este goce sera para "todos.

n Abordemos otro pnnto. Supongamos habeis termiuado vuestra carrera. de Derecho, y por con ignicutc, os hallais abocado a desempeilar un puesto en el foro, halaga.do pol

l'ALABRAS DE tlN REDIII.DH

1'. KROPOTKINE

las mti.s bellas ilusiones respcct o a vnestro po,renir - os bao-o la justi cia de que comprendeis lo que altrui 1110 ·i~ ­ nifica._:Quiza eutonces digais: c6Hay nada. mas. no~lo que dedicar su vida a una lncha vig orosa contra. toaa llljnsticic1, aplicar sus facultades al triunfo de la ley, que es. la e:mrcsi6n de la justicia. suprema?» P.erfectamente: co111o todavia no teneis experiencia propia, os veis obligado a recurrir A. las cr6nicas jud ie ·ales donde encontrareis hechos que os ilustren. ' Aqui teuemos, por ej emplo, un rico prop1etano . qno pide la expulsion de un colono que no ha podido pagar, efecto de cualquier circunstancia fortuita, la reuta con· venida. Desde el punto de vista legal, no hay escape; si el pobre labrador no paga, sea cualquiera la causa que lo imposibilite, debe ser expulsado de la fiuca : en este puuto la ley es inexorable. Si os conformais con la exteriaridad de los hecbos pcdireis la expulsi6n creyendo que asi cumplis con vue: tro deber; si, por el contrario, profundizliis en el asunto, en· contrareis mu cha!l veces que el pr opietario ha derrochado siempre sn reuta, en tanto que el colono ha trabajado co· tidiana111ente; que el propictario no ha hecho nada rara mej orar sus tierras, y sin embargo, el valor de estas, n.cr• ced a los esfucrzos de aquel colono a quien arroj:LU del suelo que ha regado con su sudor, ha t riplicado en c:n. cnenta ailos, contribuyendo tam~ ien a ello el 111ayur pre· cio adqnirido por la construcci6n de un ferrocar ril, 6 1: 1. :\ carretera., 6la deseeaciou de una laguna, 6 la rotnrac·(·n y cnltivo de terrenos antes baldios, obra todo no del propir.tario, sino de aquel miserable colono que se ha arrui • L.ado por haber t enido que tratar con los usureros, que lc han sacrificado hasta lo tlltiroo, agotando implacablemcn· te todos sus recnrsos. La. ley, sin embargo, Sl.I!IUPre i favor de la prop ied.td p

.

~sta concluyente : sea de ello lo que quie~ , el derecho fa·

vorece al propietario y desconoce el del colono; pero sj vuestro sentimiento de j usticia natural no ha sido aun suplantado por las ficciones leg ales, lque hareis? GSostenireis que el colono debe ser arrojado a la calle, en consoaancia a Io estatuido por la ley, 6 sostendreis que lo justo ~ que el propietario pagne al colono el total aumento del valor de sus tierras, puesto que es debido muy principalmente al trabaj o y desvelos de est e? Esto no esta escrito en ningt1n C6digo, per o es lo que la equido.d demanda . !Que partido t omareis: el de la ley contra la justicia 6 el de la justicia contra la ley? Y cuando se hayan declarado en huelga los trabajadores sin prevenirlo con quince dfas de anticipaci6n, Ga que lado os inclinareis? En favor del patr6n que, aprovechan· dose de una prolo ngada crisis, ha conseguido ganancia s fabulosas, 6 contra la ley yen defensa de los trabajadores que durante todo ese tiempo s6lo han percibido un peque· ilo j ornal y vi sto morir de hambre a sus mujeres e hijos? 0Defendereis esa ficci6n que consiste en afirmar la. liberta.d de las transacciones, 6 mantendreis la equidad que estatuye que un contrato celebrado entre el que ha comido bien y el que no ha. pro bado bocado, esto es, entre el fuerte y el debil, es un contrato leonino? Pongamos otro ejemplo: un hombre que vagaba. a.lre. dedor de una carnicerfa rob6 nn pedazo de carne; la gente eorri6 tras el gritando: ialladr6n!; se le detuvo e interrogo, averiguandose que era un artesano sin traba.jo, que ha~ia eua.tro dfas no habfan comido ni el ni su familia. Pi. di6sele al carnicero que lo dejase en libertad; pero este era partidario (para los demas) del cumplimiento de la. justi~ia, y el hambriento fue sentenciado a seis meses de prisi6n. GNo se sublevara I.a. conciencin contra una ley y una sociedad que pronuncia todos los dias ~emejantes infames juicios? 4

60 c!Pedireis la aplicaci6n de la ley contra el hombre que. privndo de educi6n y maltratado desde su infancia, sin haber oldo nunca palabra de afecto y de carino, termine su fatal carrera n.sesinando, azuzado por el hambre, li. un veci11o para robarle una peseta? c!Pedireis su muerte, 6 lo que es peor, que vaya veinte aiios a presidio cuando os consta que es mas bien que criminal loco, y que su crimen es obra de la sociedad entera? c!Pedil eis que vayan apresidio esos infelices tejedores que en un momento de desesperaci6n prendieron fuego a la fabrica donde han consumido sn existencia y dejado su sudor, 6 que fusilen a.l insurrecte que enarbol6 en la barricada la bandera del porveuir? No se gurameote. Si eu vez de repetir lo que se os ha enseliado 1·azondis; si analizais la. ley y apartais de ella esas nebulosas ficcioues ron que se le ha em·uelto a fin de ocultar su Yerdndcro origen, que es el derecho del mas fuerte, y su fondo, que ha sido siempre la. consagrae16n de toda.s las tiranias que pesan sobre el genero humano a traves de n larga y sa.ngrienta. historia; cuaudo hayais comprcudido esto, sentireis un profundo desprecio por la ley y seutireis avers!6n sin tasa contra esa moustruosidad que os coloca. diariamente en oposici6n con la concieucia. Y como esa lncha no puede ser eterna, 6 tendreis que subordinaros a ser un miserable, 6 rompereis con la abominable tradici6n y vendreis anuestro !ado a trabaj ar por la oompleta destrucci6n de esta injusticia econ6mica, so· cial y politica, y entonces ser6is socialistas revolucionarios. Y tu, joven ingeniero, que has soilado mejorar If suerte de los traba.jadores aplicaudo la cieucia a la indus· tria, jque tristes desengaiios te espct•an! Has dedicado tr jttreuil cnergia. y entendimiento 8. la. formaci6n de Ul

proyQcto de [enocarril fJ. IW bot·dca.ndo montauas y sah·ando precipicios una. dos pueblos sepa.rados por Ia. naturaleza. Uua vez comenzada. Ia obra, vereis masas de obreros diezmados por las privaciones y las enfermedades y otros que vuelveu a sus casas con alguuas monedas y la semilla de Ia cousuuci6n; y cuando csta obra. de progreso se haya term~uado, lejo de servir para que los obreros pued~n comumcar eutre si, los vereis exclu!dos de gozar y dt~f:utar de su tmbajo, sirviendo en cambio para que la uttliCe la burgnesia para dar paso :t sus ejcrcitos. . Habeis. derlicado !a flor de vuestra juveutnd a perfec•cwnar uu mvento que facilitc Ia producci6n, y, desoues de muchos ensayos y largas vigilia.s, conseguis sa.ca.r a tlote vuestro pensamie'uto, lo poneis en pnictica, y sus resultados sobrepujan vucstros calculos. Las co usecneucias primeras de vue tro adelanto las snfrini.n los tmhajadores. Diez, cieuto, mil 6 mas serli.n despedidos de lo 11alleres y reducidos :i l PAL~Bn

S DE DN REBELnE

cados. l'in tPner en cnenta que el progreso industrial se prOp1ga de Occid0nte a Oriente y C(lllqnista llUC\'0~ paises. La burl!'nesia entouces procura en:::anchar el c1rculo de sus beneficios, y soporta. durautr. dicciocho aiios a Napole6n el peqneno , e perando int'ttilmente que ~l usurparlor imponga ~ Ia Europa entera su ley econ6m1ca , aban· donan dole el dia que se convence de que no es capa.z de real ize t· tal ideal. Una nueva naci6n , Alemania, admite tambien ~ste­ regimen econ6mico. Arranca de los campos a los bam· llrientos los traslada a las ciudades, y estas dobla.n el nt'1mero de sus habitantes en algunos alios. Organiza ]a,_ producci6n en grande escala. Una industria formidable, armada de herramientas pcrfeccionadas y secnndada. peruna instrucci6n tecnica y cientifica, prodigada , que orden cs este que la a.narquia quiere dest:·uir. Lo que hoy se entiende por orden, segun los pa.rtidarios de lo existente, los iudividualistas, es la monstruosidud de que hayan de trabajar nuey_e decimas partes de la. hnmanidad para. procurar luj~, felicidades y satisfaci6n de todas sus p:~.siones, hasta la-s m3.s execrables, a ua puiiado de holgazanes. El orden cs privar a la mayoria, A cuautos trabajan de lo que !Se necesita para una vida higieuica, para el desa.rrollo racioual de ln.s facultades iutelectuales; es reducir a nueve dccimas partes de 1&.

PALA BRAS DE UN RBBELDE

hnmaniu;td a.l es -do de bestia.s de carga, vtviendo ap
liar su enerpo ! culatazos. Se los agarrara a.un vivos ~or en pierna destrozada 6 sn sa.ngriento brazo y se los arroJa· ra en medio de la calle, como uu mont6n de basura. jLa muerte!j La muerte! jLa muerte!

La Commune sucumbi6 , y la burgues!a. se \·eng6, ya. sabemo como, del e panto que le habia cansado sacu· d.ie11do el yugo de us gobemautes. As! proM que Ia. sociedad model'lla esta realmonte compuesta de dos elases: de nna parte el hombre que tmbaja y da al bur· gu mas de Ia mitad de lo que produce, y, sin embargo, tieue que sucumbit· a lo crimeues de sn amo; y de otm el haragd' e arta. o que atu e Ia . . no se cega.ra uunca . . El d b . . mme tata revoluct6n el pueblo cumplira su e er, st no alcauza Ia victoria, no le puede caber dudn. a.cetca de 1 t eu a s_uer e que le espera, y, por lo tanto obrara cousecueuctn. ' Bu efecto sabe h Francia. ~ -. mos oy que en el momento en que ,. 1. · se CriJa eu Communes, el pueblo no debe rti darse ..,o lle,·no y esperar de J.ll . . . . t: a llllCintlV!~ de las medidas re· . 1 . vo ucwuana.s. Despues de hl\ber barrido los gusanos que

Los fest~'jos y rcnnioncs pt'1hliras orgnnizndos ellS de Marzo en todus Ia.> cindades tlonde hay gn; pos revolucionarios con~titnldos mrrece t'Oda nne~ tru :tte1:ci6 n, no so!amen{.e ccmo manil'c~>tacion del ej6rcito de lo' proletarios, sino tn mlien como exprcsi6n de lo. sc11timientos que animau i los reYoluciOI:ario de lo.' rlos m1mrlos. Asi se
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JIA LA lHl ,&.~ DR UN REBEL DE

h~mbres, sin? para poner de relieve c6mo las prcocupll.· ClOnes que remaban entonces sobre la propiednd y Ja antoridad han impedido el completo dcseuvolv imi~nto de Ja. idea revoluoiona.rio. y que esta iluminara a.l muudo enter() con sus rayos vivificautes. La ensefianza de 1871 ba aproveehado 3. todo el proletariado, que, rompiendo con lo antio-uos preiuicios ha. • t> J ' d1cho c6mo entiende xu re\·oluci6n.

••• Es cierto que en adelante Ia insurrecci6n de las Communes no sera un simple movimieuto conmnalisla. Los que CJ'ean que es preciso establecer Ja Commune independ.ieute y despues hacer ensayos de reformas econ6micas, se veran desbordados por el desarrollo del espiritu popular. Sera por actos revolucionarios, aboliendo la propieda.d individual, como las Communes afirmaran y constituir{tn su independencia. El dia en que por cousecuencia del incremento de 16 acci6n revolucionaria el pueblo bana. los gobiernos y anoje el desorden en el campo buro-ues que s6lo se man• t> ' t1enen .por la protecc i6n del Estado-cosa que no esta muy leJos-el pueblo insurreccionado no esperar;\. que un gobierno cualquiera decrete por medio de su desconocida . abi~urfa la~ r~formas conocidas ecou6micas, sino que n~ol~ra p~r s1 m1smo la propiedad individual por la ex propmclon VIolenta, tomaudo posesi6n en nombre de todos d 1 . ' , e _a nqueza social acumulada por el trabajo de las geueraclOnes precedentes. No se Jimitara Aexpropiar a los detentadores del capital soc~al por medio de un decreto; que seria letra muerta, smo que tomara posesi6n en el acto y esta.blecera derechos definitivamente; organizaJ·a el taller, a fiB

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de que nose interrumpan las labores; cambiara su tngurio por nn alojamiento higi~nico; se dispondra para utilizar inmediatamente toda la riqueza amontonada las ciudades; y tomara posesi6n de ella como si siempre la hnbicra dis· frnto.do. Una vez expropiado el b11.r6n industrial que saca sn botin de Ia miseria del obrero, la prodncci6n continnar:i, descmbarazada de las trabas que hoy Ia limitan y nbolicndo las infinitas especnlaciones que sobre ella pesan. «J,amas se ha producido tanto en Francia como cnando, dcspnes de 1793, Ia tierra fue arrancada de mauos de los senores- decia Michelet. & Jam as se habra trabajado tanto como el dla en que, por cl trabajo libre, cada. progreso del obrero sea un origen de bienestar para Ia Commune entera. Cuando ala riqneza social, se ha tratado de establecer una divisi611' 6 me,·or dicho se ha conegnido dividir al ' . ' partido socialista a prop6sito de esta. cue ti6n. La escuela que hoy se llama coleclivista, sustituyendo al colectivismo de Ia anti 0o-n a Into:·na.cioual (que no era otra cosa•que • el comnuismo antiautoritario ), una especie de colect!Vlsmo doctriua.rio, ha quel'ido establecer una distinci6n entt·e el capital que sirve pam la. producci6n y el clestiu_ndo a snbvenir a las necesidades de la vida. La maqmua., Ia ftr por lo qno so dice en las rennioncs, .comprcndo el p·wblo la n e,·olncioa: lutroclucci6u ium diata del cornunic;mo annrqui. ta y libre organizacion de Ia p1·odncci6n. Estahlecido, lanzati.a para mejor engai\ar al pueblo, y de so[i.-mas minw·i osamcute elabot·ados por desencauzar el jnicio popular. Ast cs que tencmos que hacer un enorme trabnjo prcJimi· n:n para poder luego adelantar con scgnridad. Entre los muchos prejuicios hay uuo sobre todo ~uc merece especial ateuci6u, porque no :6lo es la ba e de to· ~a !a. ~nstitucioues modet·uas, sino porque ha llamos su mtluencw. en casi totlas las doctrinas , ociales su tentada por lo:\ reforruadorcs; este prejuicio consiste en dcpJstta r I

llo

ton a nncstra fe y nucst ra cspcranzas en un gooier no ''e· presenla!Lvo, en nn gobierno p1'ocurarlor. . Hacia fin del siglo XVIII, el pueblo frances destnua la monarquia, y el ultimo de los reyes absolutos espiaba en el cadalso todos sus cl'imenes y los de sus predecesores. Parecia en esta epoca, que todo lo que la rovoluci6u hizo de bueuo, de grande y de durable, fue obra de Ia iniciativa y euergia de los individuos 6 los grupos, Y_ que gracias a la desorganizaci6n y debilidad del gobter_no central, parecia, repetimos, que el pueblo no estaba dtspue to a some terse al grupo de uu_ nuevo poder, basndo en los mismos principios que el anttguo, y tanto m:is fue~­ te cuanto meuos corrompido por los vicios del pode~· ~~rt­ vado. Lejos de esto, bajo la influencia de los prc~lllc~os gubemamentales y dejuudose engaiiar por ~as apanenctas de libertad y de bienestat· que daban, segun enton_ces se decia, las constituciones d(} Inglaterra Y Amcnca,_ el pueblo frances se pago tambien el lujo de una coustttucion y luego de otras eonstit1tcioues,. con_ tauta frecueucia carubia.das, qne va t·iaron hasta elwfimto c~ l~s .detalles, pero qne todas s~ basarou en ~l mismo ~n_uct.pt~: cc~ ITobieruo represcntatt,·o. Monarqut