Orientaciones para el catequista

Orientaciones para el catequista Por Miguel Ángel Gil Delegado Diocesano de Catequesis Cartagena-Murcia La catequesis que prepara cada año la Jornada...
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Orientaciones para el catequista Por Miguel Ángel Gil Delegado Diocesano de Catequesis Cartagena-Murcia

La catequesis que prepara cada año la Jornada del DOMUND es una magnífica oportunidad para despertar en los jóvenes el sentido misionero de la fe y la llamada que Dios sigue haciendo a los jóvenes para que se comprometan en la misión evangelizadora de la Iglesia en el momento actual.

Interesar a los jóvenes por la misión “ad gentes”, esto es, en todos los rincones de la tierra donde aún no ha sido anunciado el nombre de Jesucristo. Descubrirles la unidad entre Eucaristía y Misión, para que sientan la necesidad de participar en las dos.

Despertar en ellos el compromiso de colaborar con las misiones por medio de su oración, su trabajo y su ayuda económica.

Presentar en la catequesis el cartel del DOMUND 2004 con el lema: Es la hora de tu compromiso misionero. Recordar el encuentro del Papa con los jóvenes en Madrid en mayo de 2003, donde les dijo:

“Queridos jóvenes, ¡id con confianza al encuentro de Jesús!, y como los nuevos santos, ¡no tengáis miedo de hablar de Él! pues Cristo es la respuesta verdadera a todas las preguntas sobre el hombre y su destino. Es preciso que vosotros jóvenes os convirtáis en apóstoles de vuestros coetáneos. Sé muy bien que esto no es fácil. Muchas veces tendréis la tentación de decir como el profeta Jeremías: «¡Ah, Señor! Mira que no sé expresarme, que soy un muchacho» (Jr 1, 6). No os desaniméis porque no estáis solos: el Señor nunca dejará de acompañaros con su gracia y el don de su Espíritu. Esta presencia fiel del Señor os hace capaces de asumir el compromiso de la nueva evangelización, a la que todos los hijos de la Iglesia están llamados. Es una tarea de todos. Esta es la razón por la que deseo decir a cada uno de vosotros, jóvenes: si sientes la llamada de Dios que te dice:

«¡Sígueme!» (Mc 2, 14; Lc 5, 27), no la acalles. Sé generoso, responde como María ofreciendo a Dios el sí gozoso de tu persona y de tu vida”.

1.- Testimonio de un misionero Iniciar la catequesis con la lectura de la carta-testimonio del misionero Francisco Lerma. Quizá sea bueno localizar Mozambique en un mapa y recordar algunos datos políticos, sociales y religiosos de este país. La carta la puede leer uno de los jóvenes. «Querido joven: Te escribe un murciano que ha pasado muchos años de su vida en Mozambique. He estado allí como misionero. ¿Te dicen algo estas palabras: “misionero” y “Mozambique”? Creo que sí. La primera, “misionero”. Misioneros somos todos los bautizados. También tú. Pero entre ellos, hay algunos que sienten la vocación misionera específica y dejan su tierra, su familia y parten para otras naciones o situaciones, donde Cristo y su mensaje de amor universal todavía no han sido anunciados. La segunda, “Mozambique”. ¿Te recuerda algo ese nombre? Casi nadie habla de él. Es un país en el sur del continente africano. Los periódicos, la tele…no suelen hablar de África, pues es el continente abandonado. Hay muchas guerras en África, que duran muchos

años

y

poquísimas

veces

aparecen

en

los

medios

de

comunicación (guerras en Sudán, Somalia, Burundi, Liberia, Costa de Marfil, Congo...). Situaciones de extrema pobreza en la casi totalidad de los países africanos, que viven en situaciones infrahumanas, subdesarrollo, (malaria,

refugiados,

tuberculosis,

desplazados, SIDA),

enfermedades

analfabetismo…,

endémicas

citando

solo

genéricamente los problemas más graves. No nos olvidemos que cada día en el mundo mueren más victimas del hambre, de enfermedades como malaria, SIDA y otras, que en cualquiera de los atentados o en la guerra de Irak. Hay desproporción e injusticia en la información mundial. Bueno, y todo eso ¿qué tiene que ver contigo? Sí, tendrías razón al reaccionar así si los hombres fuésemos como islas, seres aislados, autónomos y separados totalmente unos de los otros. La respuesta de Caín, después de la muerte de su hermano Abel, no nos sirve. No. Todos formamos parte de la única familia humana. Más aún, como cristianos, creyentes, todos somos hijos del mismo y único Padre común. Por ello, somos todos solidarios, responsables con la suerte de los otros, con todo lo que pasa en el mundo, cerca o lejos de mi vida. De ahí nace nuestro “compromiso misionero”, compromiso con las causas justas de la humanidad y con el anuncio del mensaje de perdón y amor que Cristo nos dejó. Eso es lo que significa ser misionero..». Continúa la carta en la actividad 1ª El catequista establece un diálogo con los jóvenes sobre el contenido de la carta recordando algunos datos fundamentales de Mozambique. Se puede visionar el vídeo del DOMUND 2003 que se filmó en este país. Invitar a los jóvenes a leer y contestar la actividad 1ª

3.- La Eucaristía y la Misión 3a.- Mensaje del Papa El catequista presenta a los jóvenes el Mensaje de Juan

Pablo II para la Jornada Misionera de este año del que se pueden leer algunos fragmentos: (Ver Mensaje del Papa, DOMUND 2004) “Todo el Pueblo de Dios, en cada momento de su peregrinar en la historia, está llamado

a

compartir la “sed” del Redentor (cfr. Jn 19, 28). Los santos han advertido siempre con mucha fuerza esta sed de almas que hay que salvar: baste pensar, por ejemplo, en santa Teresa de Lisieux, patrona

de las

misiones” (Mensaje del

Papa,

DOMUND 2004, 1). “Los desafíos sociales y religiosos a los que la humanidad hace frente en estos tiempos nuestros motiva a los creyentes a renovarse en el fervor misionero. ¡Sí! Es necesario promover con valentía la misión “ad gentes”, partiendo del anuncio de Cristo,

Redentor

de

cada

criatura

humana” (Mensaje, 1). “… Alrededor de la Mesa del Cuerpo y de la Sangre de Cristo. Reunida alrededor del altar, la Iglesia comprende mejor su origen y su mandato misionero” (Mensaje, 1).

3b.- La Palabra de Dios Desde su inicio, la Iglesia no ha dejado de celebrar la Eucaristía. En su carta a los Corintios, San Pablo cuenta cómo él recibió la Cena del Señor como una tradición que se remonta al mismo Señor Jesús. Así lo testifican también los evangelistas (Mc 14, 22-25; Mt 26, 26-29; Lc 22, 14-20). “Yo he recibido una tradición que procede del Señor, y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iba a ser entregado, tomó el pan y, pronunciando la acción

de gracias, lo partió y dijo: Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía. Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: Este cáliz es la Nueva Alianza sellada con mi sangre. Haced esto, cada vez que lo bebáis, en memoria mía. Por eso, cada vez que comáis de este pan y bebéis del cáliz proclamáis la muerte del Señor hasta que vuelva” (1 Co 11, 23-26). Los primeros cristianos se reunían para celebrar la Eucaristía y fortalecidos por este Sacramento anunciaban el Evangelio. Desde entonces la Iglesia sigue haciendo lo mismo. Por muy pequeña que sea una comunidad, lo esencial de su vida es poder celebrar la Eucaristía; por eso es tan necesaria en la tarea misionera la presencia del sacerdodote. Después de la lectura realizar las actividades 2ª y 3ª.

4.- Actividades

1ª ACTIVIDAD Después de escuchar la primera parte de la carta del misionero en Mozambique, lee con atención cómo termina y trata de responder: «Me debo preguntar como cristiano: ¿Qué puedo hacer por los otros? ¿Cómo puedo asumir mi compromiso misionero? Puedo empezar a salir de mi egoísmo e ir pensando más en los otros. Empezar a interesarme por los otros más lejanos y sentir con ellos,

compartir

su

aflicción: ¿quién es mi prójimo? ¿Dónde está mi hermano? ¿Qué hago por ellos y con ellos? También puedo ir más adelante en mi camino de solidaridad universal: comprometerme en acciones de solidaridad, compromiso por la justicia, oración personal y en grupo, y ¿por qué no?, abrirme a la vocación misionera

y

responder

generosamente

y

con

entusiasmo, si Dios me llama, como el joven Samuel de la Biblia: "¡Aquí estoy Señor!". Como Pablo, como Javier, como el Padre Pío, como Teresa de Calcuta, como tantos misioneros/as, sacerdotes, religiosos/as, laicos/as….de

nuestros

días,

como



y

yo…si

queremos». Tu amigo Francisco Lerma misionero en Mozambique"

2ª ACTIVIDAD Comenta con el grupo de catequesis el contenido del Mensaje del Papa y de la Palabra de Dios y, entre todos, tratad de responder: ¿Qué lugar o valor tiene la Eucaristía para los cristianos de hoy? ¿Y para tí? ¿Por qué la Eucaristía y la Misión son dos realidades inseparables? ¿Por qué Jesús utiliza el imperativo para decir: “Tomad y comed...; amaos...; id y anunciad...”? ¿Cómo puedo comprometerme en el

anuncio misionero: HOY, AQUÍ, AHORA? ¿Qué podemos hacer –qué vamos a hacer– para que nuestro grupo, nuestra comunidad,

nuestra

parroquia,

nuestro

colegio... sean misioneros?

ACTIVIDAD 3 Rezad juntos esta oración misionera: Cristo, no tienes manos: Tienes sólo nuestras manos para realizar hoy tu tarea. Cristo, no tienes pies: Tienes sólo nuestros pies para guiar a los hombres en su camino. Cristo, no tienes labios: Tienes sólo nuestros labios para anunciar la buena nueva a los hombres de hoy. Cristo, no tienes recursos: Tienes sólo nuestra ayuda para lograr que todos los hombres lleguen a ti y se sientan hermanos. Nosotros somos la única Biblia que todos los hombres siguen leyendo; somos el único mensaje de Dios escrito en obras y palabras.

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