OFICIOS ARTESANALES

OFICIOS ARTESANALES AGUADOR El oficio de aguador ya se realizaba antes de las décadas de los años sesenta y setenta del siglo XIX, ya que Bolaños care...
16 downloads 0 Views 52KB Size
OFICIOS ARTESANALES AGUADOR El oficio de aguador ya se realizaba antes de las décadas de los años sesenta y setenta del siglo XIX, ya que Bolaños carecía de fuente pública, y aunque muchas casas tenían pozos propios, esta agua no era siempre apta para el consumo. A lo más que llegó el pueblo fue a tener un pozo de nieve donde se almacenaba el agua helada del invierno durante todo el año. El aguador se encargaba de transportar el agua al pueblo mediante unas cubas de madera que se llevaban con un carro y una mula. Estas cubas tenían una capacidad de quinientos litros aproximadamente, que equivaldría a cuarenta cántaros. El precio del cántaro oscilaba alrededor de 5 céntimos en la década de los treinta y 30 céntimos en la de los cincuenta. Algunos ejemplos de aguadores en nuestro pueblo son: Severo Aranda “el martuso”, Ramón Chacón “el comino” y Agustín Torres “manzanares”. La figura del aguador desapareció en la década de los sesenta cuando se instaló el agua potable en el pueblo y una fuente pública en la plaza. CALDERERO Este oficio permaneció en nuestro pueblo aproximadamente un siglo. Se ha perdido en la actualidad. La figura del calderero apareció en el pueblo con la llegada de Francisco Barón Matías al regresar de Italia. Este montaría su taller por el año 1910 y sus hijos seguirían el oficio aprendido de su padre. Se dedicaban a recoger sartenes, calderetas y calderos para arreglarlos. Para llamar la atención de los clientes golpeaban una sartén por todas las calles del pueblo. Este noble oficio duraría hasta los años setenta. CARRETERO El oficio de carretero es uno de los más antiguos que se conocen en el pueblo. Se encargaban de la construcción de carros, tartanas, galeras, timones, peones de noria, etc. Tras la llegada de la industrialización, el oficio de carretero desapareció en la década de los sesenta, derivando en los carpinteros actuales. Los carreteros más populares del pueblo eran entre otros Julián Camacho Camacho, Engracia Ruiz Camacho, Fernando Aranda Zarco, Severo Camacho Gómez y muchos más que siguieron el oficio hasta la década de los años sesenta donde tuvo su fin.

WWW.BOLANOSDECALATRAVA.ES

CHALANES El oficio de chalán ya se ejercía por el año 1880, y consistía en la compra y venta de bestias –mulas, asnos, etc.- de entre 3 y 5 años de edad. Estas las compraban en Badajoz y se trasladaban en los vagones del tren hasta la estación de Almagro. Seguidamente, los chalanes, las distribuían por la provincia. Dependiendo de la rapidez de la venta así sería su tardanza en llegar de vuelta a casa, pudiendo estar fuera de esta más de dos meses. La venta de estas bestias era muy bien pagada, alcanzando las 30.000 pesetas por los años cuarenta. Pero tras esta década su precio empezó a disminuir tanto que llegó hasta el punto de que estos animales se descuidaron hasta casi su desaparición tras la industrialización y mecanización del campo. Con todos estos cambios el oficio de chalán se extinguió. HERRERO El trabajo de herrero se remonta a la edad de hierro y su tradición ha ido pasando de padres a hijos hasta nuestros días, por lo que el oficio en Bolaños se remonta a varios siglos de antigüedad. Actualmente ha perdido su importancia debido a las nuevas tecnologías y materiales, y que este trabajo era antes más necesario e imprescindible y ahora se ha convertido en un trabajo artesano, de “lujo”. El herrero forjaba el hierro calentándolo previamente en carbón ardiendo animado con el aire del fuelle. Una vez que el hierro estaba candente lo golpeaban en el yunque hasta darle la forma deseada. Con esta técnica se han fabricado numerosos artilugios, imprescindibles, en su tiempo, para la vida cotidiana del pueblo. Entre ellos podemos destacar el arado, el azadón, gavilanes, herraduras, norias, hasta utensilios domésticos –cucharas, cuchillos, badines, tenazas, etc. Uno de los herreros del pueblo fue Amando Ruiz-Valdepeñas en los años veinte, que dimitió del cargo de alcalde por no tener tiempo para atender su fragua. El oficio de herrero vino a derivar en empleados de carpintería metálica, fabricando puertas, remolques, carrozando camiones, armaduras de hierro etc., trabajos muy diferentes de los que se realizaban en las fraguas antiguas. HERRADOR La profesión de herrador ha desaparecido casi en su totalidad debido a la mecanización del campo y por consiguiente, la desaparición de las bestias de carga.

WWW.BOLANOSDECALATRAVA.ES

Los herradores se encargaban de “calzar” a los animales de tiro, clavándoles herraduras en cada una de las pezuñas para protegerlos de los posibles accidentes del suelo. Este trabajo está muy relacionado con los herreros, por ser estos los encargados de forjar las herraduras y los clavos, incluso en muchas ocasiones eran estos los encargados de ponérselas. En muchas casas de Bolaños se pueden ver las argollas clavadas en la pared, donde se ataban las bestias para herrarlas. En la primera mitad del siglo XX, los herradores eran muy solicitados debido a la feria de ganado que se hacía todos los años en septiembre. Los ganaderos al traer los animales de tan larga distancia, necesitaban cambiar sus herraduras para evitar las lesiones y aquí entraba la figura del herrador. HOJALATERO Los hojalateros se dedicaban a la fabricación de cangilones de chapa y mallas de hierro para sacar agua de los pozos. Esta forma de riego fue recogida por Isidoro Calzado, en el año 1925, patentándola y revolucionando el mundo del campo de toda la comarca. Estas norias se vendían por toda la provincia y fuera de ella. Funcionaban por medio de tracción animal. Una mula no paraba de dar vueltas alrededor del pozo para que los cangilones giraran llenos de agua y la vaciaran en una reguera que la conducía a través de surcos hechos en la tierra por toda la huerta. En la actualidad todavía se ven muchas de estas norias, sobre todo en pequeñas huertas para el consumo propio, desapareciendo la tracción animal por el motor. Pese a su uso el oficio de hojalatero ha desaparecido definitivamente porque las norias no se renuevan, sino que se sustituyen por la nueva tecnología de bombas y motores. Subsisten más por la nostalgia de otros tiempos que por su funcionalidad en si. Julián Moraga Sánchez fue el único de los hojalateros de esta población que se atrevió a realizar las armaduras de la Compañía Romana de Bolaños, “los armaos”. El oficio de hojalatero lo aprendió siendo muy joven a la edad de once años. A los veintisiete llegó a su taller el teniente abanderado de “los armaos” y le pidió que le elaborase una armadura, aprovechando un brasero antiguo dorado. A pesar de su inexperiencia en esta tarea, aceptó el reto con un gran resultado. A partir de este momento no paró de realizar trajes de chapa para toda la compañía y actualmente, en ocasiones, ayuda a su hijo, que ha heredado el oficio.

WWW.BOLANOSDECALATRAVA.ES

HUEVERO A principios del siglo XX, la mayoría de las familias tenían gallinas. A parte de satisfacer el consumo propio, les aportaban un excedente de huevos. Estos huevos eran comprados por los hueveros. Estos hueveros eran los intermediarios entre los vecinos y los mayoristas. El “fefico” andaba por las calles con una cesta de mimbre con un asa y dos tapas a cada lado, en la cual guardaba los huevos, voceando esta frase:”huevos quien vende...”. Estos huevos los vendían a algún almacén o mayorista. “Ronchines y la ronchina” iban a recoger huevos por las huertas de Bolaños. Cada día “pateaban” una zona del campo diferente. Un día salían por la carretera de Manzanares y se dirigían para el lado de los Cuetos hasta la Venta de Borondo. El segundo día salían también por la zona de Manzanares, pero esta vez hacían el campo de las Nieves, llegando hasta el camino de Ureña. Llevaban una borriquita, él iba subido y ella andando. En el animal portaban chocolate, hilo y jabón. Estos compraban los huevos bien con dinero o a cambio de los productos que llevaban. Los niños de las huertas así que veían la borriquita salían corriendo para pedirles el chocolate. Uno iba por una fila de huertas y el otro por la otra, luego se juntaban en el camino. Los huevos los depositaban en banastas de mimbre con una capa de paja para evitar que se rompieran. Cuando llegaba el invierno y la gente volvía al pueblo, esta mujer seguía haciendo la misma labor por las calles. GUARNICIONERO O TALABARTERO Era un oficio que estaba estrechamente relacionado con los animales de carga, porque eran los que realizaban todos los arreos que necesitaban. Se confeccionaba todo artesanalmente con cuero, cosiéndose las piezas hasta darles formas para la mejor comodidad de los animales. El oficio desapareció cuando los animales de carga perdieron su utilidad con la llegada de los vehículos mecanizados. GUARRERO El guarrero era la persona que se ganaba la vida recogiendo los guarros de las gentes de la vecindad y sacándolos al campo a comer. Tras pasar la tarde, una vez anochecido, llegaba de nuevo al pueblo y los dejaba cada uno con su propietario.

WWW.BOLANOSDECALATRAVA.ES

MATARIFE Es un personaje que se dedicaba a ir por las casas en tiempo de la matanza, y era el encargado de matar al cerdo. Llevaba los utensilios necesarios en una esportilla, como cuchillos, navajas de afeitar, cucharas y la “maniata” –era un cordel que servía para atar las patas del cerdo y poder sujetarlo mejor-. Después de matarlo lo abría en canal y lo destripaba guardándose la asadura, el corazón, etc. Cuando terminaba su labor se le invitaba a tomar los somarros – solomillo del cerdo- que era lo primero que se comía del cerdo. El oficio de matarife se puede decir que ha desaparecido ya que las matanzas caseras que se realizan actualmente son muy escasas. Algunos de los matarifes que podemos recordar son: Antonio Aranda González “samblarito”, su hermano Cruz, Amalio Plata, Miguel Aranda Fernández “El chato”. POCERO Los poceros se dedicaban a hacer pozos en la tierra hasta hallar agua. Era un trabajo muy duro ya que poca gente se atrevía a bajar 15 o 20 metros en la tierra, con el peligro que conlleva, con el riesgo de desprendimientos y de vahos. Es por esto por lo que estaba muy bien pagado y su jornada era menor que en el campo, unas seis horas. Los poceros se adentraban en el agujero con la única protección de un casco de acero para evitar que las piedras que se desprendieran, les cayeran en la cabeza, una esportilla para subir la tierra y un “pellejo “de toro para no mojarse las espaldas y un pico para cavar. Estos trabajadores eran muy solicitados porque la falta de agua, al no haber un río cercano, obligaba a los habitantes del pueblo a abrir pozos para abastecer de agua a la huerta. Afortunadamente las nuevas tecnologías con la realización de sondeos con maquinaria y la extracción de agua con bombas y potentes motores acabaron con el oficio de pocero. ENCAJERA El origen de los encajes de bolillos puede estar ligado a la presencia de los Fúcares en Almagro en el siglo XVI. Estos tejidos eran propios de la moda alemana de la época. En los siglos XVIII y XIX llega a contar con fábricas propias, las cuales daban trabajo a miles de mujeres de la comarca. Esta tradición ha llegado hasta nuestros días. La proximidad de Bolaños a Almagro y la demanda que tiene en este pueblo, sobretodo de reclamo turístico, contribuye a que este oficio no desaparezca en el pueblo. La mayoría de los encajes que se hacen en Bolaños

WWW.BOLANOSDECALATRAVA.ES

van destinados al pueblo vecino y sólo en los años cuarenta hubo una familia que se dedicó a comprar encajes. Para hacer los encajes de bolillos se necesita una almohadilla que se soporta con la escalerilla en uno de sus extremos y el otro en el regazo de la encajera. Sobre la almohadilla el “picao” u “hojilla” que es la plantilla que deben seguir. El entrelazado de los hilos al mover los bolillos se afianza con las agujillas, y con el agujón se sujeta el bolsillo de la almohadilla en su parte superior donde se pinchan las agujillas que se utilizan para el trabajo. Es muy corriente ver, en las tardes de sol, colocadas en las esquinas, protegiéndose la cabeza con un pañuelo, un grupo de vecinas con sus almohadillas y manejando los bolillos con gran soltura y haciendo ese ruido característico que generan estos al entrelazarlos y chocarlos entre si. Con este artesanal oficio se realizan ajuares completos, sábanas, toallas, pañuelos, mantillas, tapetes, centros de mesa, etc. Es muy usual hacerlas para la “dote” de las novias. SASTRE Antiguamente el comercio de ropa confeccionada era inexistente, y sólo llegaba a Bolaños las telas, a las cuales daba forma el sastre para confeccionar las vestimentas de cada individuo. De ahí la importancia de este oficio. En Bolaños el primer sastre, del que tenemos constancia fue Julián López Almansa, conocido como “el sastre pelusa”, que abrió su tienda en el año 1910. Llegó a tener mucha fama y un taller con doce mujeres trabajando. Alguno de los sastres que posteriormente abrieron taller aprendieron el oficio de él. Otros sastres que se asentaron en el oficio posteriormente fueron: Antonio García López “el cojillo sastre”, Alfonso Ruiz Mercado “el feillo”, Francisco Rodríguez Chacón “retana”, etc. Tras la aparición de la ropa confeccionada en serie, en los años setenta, desaparecieron estos talleres. El último taller que estuvo abierto fue el de Manuel, “el cojo sastre”. SILLETERO Los silleteros se encargaban de la elaboración de las sillas y tresillos –un sofá formado por tres sillas de enea-. En Bolaños no nos consta que se fabricaran las sillas pero sí había personas que se dedicaban a su reparación. El matrimonio formado por Dulcenombre Bautista Imedio, conocido como Paco “el nacareno” y Ángela Clemente conocida como “Angelica la silletera” se dedicaban al arreglo de las sillas de enea. Recogían las sillas a

WWW.BOLANOSDECALATRAVA.ES

domicilio y luego las volvía a llevar una vez arregladas. Normalmente se arreglaban palillos, asientos y respaldos o cualquier otro desperfecto que tuviera la silla. TONELERO La tradición de los toneleros viene del transporte que se hacía de agua y vino. Para ello se utilizaban unas cubas o toneles en madera de castaño para cualquier líquido y de roble para la crianza de vino. Estas maderas se traían de otras zonas de España. Las listas de madera que se denominaban duelas, para adquirir la forma redondeada, se les amolda unos tornos, y con el fuego que se introduce con unas parrillas por dentro de las tablas, se moldea consiguiendo darle la forma convexa, rematándose con dos aros en los extremos para sujetarlas. Después se enfrían con agua para que tomasen la forma. En el siglo XX en Bolaños hubo algunos toneleros que trabajaban en su propio taller o en las bodegas. Uno de ellos fue Ramón López Puentes, que hacia los años veinte ubicó su taller en la “vereda”. Otro Francisco Horneros Escobar, que fue uno de los últimos. La desaparición de este oficio se debió a la llegada de materiales como el vidrio y el plástico, más baratos y funcionales. Esta actividad en la actualidad se realiza casi exclusivamente para la creación de barricas para criar y envejecer el vino, pero en Bolaños no ha quedado ningún artesano que se dedique a ello.

WWW.BOLANOSDECALATRAVA.ES