OBSERVAR LA POBREZA DESDE EL “AULA”

Infancia y pobreza

Escritos para debatir, opinar y actuar

OBSERVAR LA POBREZA DESDE EL “AULA”

1 Llegan a clase. Han dejado un hogar

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2 Acoger y ayudar a encontrar nuevos sentidos

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Infancia y pobreza

Escritos para debatir, opinar y actuar

Para un educador, para un maestro o profesor, la pobreza no es una característica de parte de su alumnado o de los niños a los que presta atención. No los clasifica por nivel de renta o el número de problemas sociales que tienen en su casa. Pero sí sabe que sus condiciones vitales, familiares, son diversas, cambiantes y debe conocerlas de manera actualizada. No espera que otro profesional los diagnostique. Observa cada niño, cada adolescente, para tener en cuenta las variables vitales que deberá considerar para ser verdaderamente útil en su vida.

Cuando la realidad cotidiana pasa a estar condicionada por la pobreza sabemos que algunos de los aspectos a observar pueden ser distintos, que los componentes de la diversidad del grupo se amplían, que lo que dicen, hacen o expresan quizás tiene nuevos significados. Cuando la realidad familiar de un niño o niña se empobrece pasa a ser especialmente importante la actividad de observar de forma sistemática la vida cotidiana. Para explicar esta variación hemos querido resumir su aplicación en la escuela (puede servir perfectamente para cualquier recurso de atención a la infancia).

1 Llegan a clase. Han dejado un hogar

A lo mejor ha empezado solo su jornada y no lo sabemos...

Cada chico o chica llega por la mañana al colegio habiendo dejado un hogar en condiciones muy distintas. El maestro, profesor, que los recibe intenta descubrir qué llevarán hoy al colegio y se va haciendo preguntas para encontrar las respuestas apropiadas.

Tenemos que conocer cuánta desesperanza o adaptación a la supervivencia encontrará al regresar a su casa.

De entrada, a lo mejor hay que interrogarse en compañía de con quién se ha levantado. Si ha empezado totalmente solo o sola la jornada, asumiendo todo lo que significa poner su día en marcha, o si lo hace con una mínima compañía adulta que cuida de sus necesidades, estimula los atractivos (o las razones inevitables) de su ida al colegio.

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Antes, si están en las etapas infantiles, ha puesto la mirada en quién y cómo les acompaña (a la puerta de la escuela, dentro, a veces dentro del aula en las escuelas acogedoras y abiertas). Si ya están en secundaria y se han levantado solos, quizás es necesario pensar en cómo ha quedado la casa. Dicho de otro modo: cuáles serán las jornadas de sus adultos, quién irá a trabajar y quién dará vueltas buscando trabajo, cuanta desesperanza o adaptación a la supervivencia encontrarán al regresar. Deben sentir que llegan a un

Un día más empieza la clase, pero ahora el maestro, la profesora, deben considerar

lugar seguro y agradable,

de qué modo, desde primera hora, todo puede ser diferente por culpa de los

mucho más estimulador

empobrecimientos que afectan a su alumnado. A lo mejor los padres y madres de

que la casa en crisis que

los niños y adolecentes tienen que trabajar muchas más horas y la preparación de

acaban de dejar. Tenemos

la jornada escolar o el refuerzo que comporta acompañar al hijo al lugar donde

que proveer de nuevas

se aprende no son posibles, quedan fuera de las preocupaciones educativas.

motivaciones para estudiar

Quizás podrían destinar a acompañar mejor el tiempo vacío generado por vivir

y aprender, para sustituir las

en el paro. Pero, para lograr que esta sea una opción, habrá que pensar en cómo

que se ha llevado por delante

ayudar a hacerlo. A lo mejor las razones para seguir estudiando en secundaria

el empobrecimiento.

van desapareciendo si, en el trasfondo de la casa que dejan, queda un padre desanimado porque no ve futuro.

2 Acoger y ayudar a encontrar nuevos sentidos Algunos de sus alumnos sentirán que llegan a un lugar seguro y agradable, mucho más estimulador que la casa vacía que acaban de dejar. Al menos habrá que pensar en cómo puede ser esto para la mayoría. Otros quizás no acabarán de comprender el porqué de su soledad y tendrán que descubrir nuevas compañías adultas positivas o encontrar felicidad entre iguales que lo consideren positivamente.

Si a pesar de las dificultades de su casa su padre o madre lo han acompañado al colegio y, especialmente, si pueden mantener un pequeño diálogo con el maestro

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o maestra (hay que organizarlo así) a lo mejor sentirá que el día en el colegio será interesante.

Es posible que en secundaria el profesor deba pararse de vez en cuando a preguntarse qué nueva motivación para estudiar y aprender se ha llevado por delante el empobrecimiento de las familias de su alumnado. A lo mejor será necesario descubrir como la crisis, laboral, de vivienda, de consumo, acaba de afectar alguno de sus alumnos que ahora tienen que escucharle en clase y que quizá solo se dedicará a rebotarse.

Con un poco de suerte, el equipo educativo podrá tomar consciencia que el impacto de las nuevas y viejas pobrezas ha agudizado la crisis del academicismo. Además, quizás, obliga a revisar el proyecto de atención a la diversidad que la realidad ya ha desfasado.

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El proyecto Reflexiones: La pobreza vista desde la infancia es una iniciativa del Palau Macaya y CaixaProinfancia Organización: Palau Macaya Dirección científica: Jaume Funes Redacción: Jaume Funes a partir de las reflexiones y debates de los seminarios “La pobreza vista desde la infancia”, coordinados por Anna-Bel Carbonell, Marta Comas, Josep Torrico y Jordi Bernabeu, que también han hecho aportaciones a las redacciones finales. Estos agrupan temática y libremente ideas aportadas por una sesentena de profesionales, a lo largo de veinticinco encuentros de debate. Igualmente resumen ideas de las investigaciones e informes sobre pobreza infantil aparecidos en los últimos dos años.

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