Víctor Infantes. AISO. Actas VI (2002). Víctor INFANTES. Tipologías de la enunciación literaria d

Tipologías de la enunciación literaria de la prosa áurea. Seis títulos (y algunos más) en busca de un género: obra, libro, tratado, crónica, historia,...
1 downloads 0 Views 791KB Size
Tipologías de la enunciación literaria de la prosa áurea. Seis títulos (y algunos más) en busca de un género: obra, libro, tratado, crónica, historia, cuento, etc. (VI)

Víctor Infantes Esta sexta entrega de nuestra investigación sobre los títulos de la prosa áurea tiene unas características especiales. Siempre que comenzamos la puesta en escrito de alguna de las titulaciones ya tratadas nos vemos en la obligación de avisar al lector de ciertos requisitos: resumir las antecedentes, justificar el nuevo rótulo y dar cuenta de los textos y las obras que han sido motivo de nuestras pesquisas, tanto las incluidas como las rechazadas; rendir cuentas, en fin, de las búsquedas, los problemas, y, por supuesto, las (necesarias) conclusiones. En unos cuantos años, y por necesidad crítica, hemos tenido en las manos unas cuantas centenas de libros áureos, que tampoco nos han venido —dicho sea de paso— nada mal"; en muchas ocasiones nos quedamos antes con la edición original que con algunas ediciones actuales. Para nuestros presupuestos es imprescindible —y el exordio es bien necesario en esta ocasión— trabajar sobre tres presupuestos básicos: cotejo (y lectura) de todos los testimonios, tanto manuscritos (si existen) como impresos (que existen más que los otros); relación y explicaciones de las coincidencias y similitudes, y comprobación de la existencia de unas características comunes que podrían (o no) constituir un género literario en las obras acogidas bajo esa denominación concreta. Los resultados andan hace años por diferentes actas impresas1.

1

Véase la «(I)», en Arellano, Ignacio, Pinillos, M." Carmen, Serralta, Frédéric y Vitse, Marc, eds., Studia Áurea. Actas del III Congreso de la AISO (Toulouse, 1993), Pamplona, GRISO-LEMSO, 1996, III, pp. 265-272; la «(II)», en Whicker, Jules, ed., Actas del XII Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas 21-26 de agosto de 1995 Birmingham II Estudios Áureos I, Birmingham, The University of Birmingham, 1998, pp. 310-318: la «(III)», en García de Enterría, M.a Cruz y Cordón Mesa, Alicia, eds., Actas del IV Congreso Internacional de la Asociación Internacional Siglo de Oro (AISO) (Alcalá de Henares, 22-27 de julio de 1996), Alcalá de Henares, Universidad de Alcalá de Henares, 1998, 2, pp. 845-855; la «(IV)», en Sevilla, Florencio y Alvar, Carlos, eds., Actas del XIII Congreso de la Asociación Internacional de Hispanistas Madrid, 6-11 de Julio de 1998. III Hispanoamericana, Lingüística, Teoría Literaria, Madrid, Asociación Internacional de Hispanistas/Editorial Castalia/Fundación Duques de Soria, 2000, III, pp. 641-654

AISO. Actas VI (2002). Víctor INFANTES. Tipologías de la enunciación literaria d...

1060

Víctor Infantes

Si empezamos por libro y seguimos por crónica, historia y tratado no fue por más motivo que intentar reunir en la investigación básica unas (ciertas) afinidades que parecían revelarse entre las tres primeras —como de hecho demostraron los datos, en buena medida, más tarde—, y dejamos la de tratado, y, desde luego, la de cuento, como denominaciones separadas de los problemas de la verosimilitud histórica de los libros de caballerías, la narrativa caballeresca breve y demás parentela de héroes literarios que poblaban la ficción (y la no ficción) de la prosa de los Siglos de Oro. Intuíamos desde el principio que la de cuento era de las más complejas, pues si los asideros bibliográficos de las otras titulaciones eran bien escasos —para algunas de ellas simplemente inexistentes— y nunca se habían abordado de forma sistemática, en el caso del cuento áureo la crítica llevaba varios decenios dando cuenta de su importantísima presencia, y (lógicamente) atendiendo a muchos de sus problemas y características. Por ello, que la dejáramos para el final no tenía otro motivo que contar necesariamente con una copiosa bibliografía previa y con la existencia de un desmesurado número de testimonios que nunca parecían acabar; de hecho siguen presentándose continuamente a cada rastreo lector de los interesados. El vacío crítico de las otras rotulaciones estaba, en esta ocasión, bien poblado de ilustres antecesores, aunque no por ello detuvimos nunca la búsqueda, el cotejo y el análisis de las muchísimas manifestaciones que salían a cada paso de la investigación. Cuando nos pusimos a preparar los resultados estadísticos y, con ellos, las conclusiones, aparecieron bien delimitados tres problemas —e inmediatamente otro más— que necesariamente teníamos que tener muy presentes. El primero de ellos hace referencia a un aspecto fundamental, pues, si en las demás titulaciones tratadas la razón de ser de su estudio era saber —tras los datos— si estábamos ante unas características comunes que las constituían en género, en el caso del cuento se parte de una conceptualización harto diferente: basta con recopilar unos cuantos ejemplos para darnos cuenta en seguida de que el género viene constituido •ya desde el periodo medieval; es más, el cuento se estudia dando por existente su tipificación genérica, y tan sólo parece restar el análisis de (pequeñas) variantes retóricas al hilo de tal o cual testimonio. Unas cuantas antologías, las de Chevalier2 y Soons3 (por ejemplo), dan buena prueba de todo lo dicho. El segundo problema es que su denomina-

y la «V», en Strosetzki, Christoph, ed., Actas del V Congreso de la Asociación

Internacional Siglo de Oro Münster 1999, Madrid/Frankfurt am Main, Iberoamericana/Vervuert, 2001, pp. 730-736. Véase, cronológicamente, Chevalier, Máxime, Cuentecillos tradicionales en la España del Siglo de Oro, Madrid, Gredos, 1975; Cuentos españoles de los siglos xvi

AISO. Actas VI (2002). Víctor INFANTES. Tipologías de la enunciación literaria d...

Tipologías de la enunciación literaria

1061

ción —al fin y a la postre nuestro más directo dilema— es absolutamente uniforme —cuento—, tan sólo alterada (si acaso) por adjetivaciones de muy escasa precisión estética: donoso, breve, largo, vulgar, gracioso, etc.4. El tercero radica en que su habitual brevedad los incluye necesariamente en otras obras, donde se insertan (por tanto) en otros contextos textuales de muy diferente condición literaria (y no literaria): crónicas, misceláneas, florestas, libros de pastores, de caballerías, diálogos, y todo el largo etcétera de la prosa de los Siglos de Oro, sin excluir el teatro y algunas obras poéticas. Por otro lado, en ciertos y significativos testimonios aparecen reunidos formando una colección (textualmente) unitaria; valga citar dos de las más conocidas: El buen aviso y portacuentos, de Juan de Timoneda (loan Mey, Valencia, 1564)5, por el lado impreso, o los Cuentos que contó Juan de Arguijo (recopilado, incluso después de muerto el autor en 1622, entre 1619 y 1624)6, por el manuscrito. Ante este panorama, poco o apenas nada más había que hacer; si acaso, aportar más referencias de las ya habitualmente conocidas, pero esta labor de zahori literario tan sólo sirve para añadir unos cuantos testimonios más a una ya de por sí abundantísima floresta. De estos problemas éramos más o menos conscientes, y, aún a pesar de ellos, no dejamos de rastrear, leer y anotar cuanto cuento contaron a lo largo de los (casi) dos siglos de nuestro interés. Pero no iban por esos caminos nuestros desvelos, y parecía que teníamos que cerrar nuestras «tipologías de la enunciación literaria en la prosa áurea» con el consabido resumen (de resúmenes) y... poco más. Faltaba otro problema, éste más imprevisible, pues preparando esta entrega —y hace escasos meses— apareció la tercera publicación de Carmen Hernández Valcárcel. y xvi], Madrid, Taurus, 1982 y Cuentos folklóricos en la España del Siglo de Oro, Barcelona, Crítica, 1983 (más: Folklore y literatura: el cuento oral en el Siglo de Oro, Barcelona, Crítica, 1978; Tipos cómicos y folklore (siglos xvi-xvn), Madrid, Edi 6, 1982 y Cuento tradicional, cultura, literatura, Salamanca, Universidad de Salamanca, 1999). Véase Soons, Alan C, Haz y envés del cuento risible en el Siglo de Oro. Estudio y antología, London, Tamesis Books, 1976. No ha lugar en esta ocasión andarse con cuestiones etimológicas, pues el asunto viene (bien) definido desde Antonio de Nebrija: «como fábula, narratio, -onis» (cfr. Vocabulario de romance en latín, ed. de Gerald J. Macdonald, Madrid, Castalia, 1981, p. 60), y sólo en los textos medievales entra (en rara ocasión) en competencia con 'computus'. Véase la edición de Pilar Cuartero y Máxime Chevalier, Joan Timoneda y Joan Aragonés, Buen aviso y Portacuentos. El sobremesa y alivio de caminantes. Cuentos, Madrid, Espasa Calpe, 1990. Véase la edición de Beatriz Chenot y Máxime Chevalier, Sevilla, Universidad de Sevilla, 1979.

AISO. Actas VI (2002). Víctor INFANTES. Tipologías de la enunciación literaria d...

1062

Víctor Infantes

Esta investigadora ya nos había brindado hacía un decenio un atractivo estudio sobre El cuento en el teatro de Lope de Vega1, del que tomamos nota puntual para nuestro interés, aunque bien es verdad que se alejaba de nuestra recopilación inmediata; la segunda salió cinco años después, El cuento medieval español*, pero la apretada antología del medioevo no recogía, precisamente, aquellos cuentos que más nos interesaban en su desembarco impreso en el Siglo de Oro y, por tanto, tampoco nos servía de paradigma de análisis9. El tercero es harina de otros costales críticos, pues en el recientísimo El cuento español en los Siglos de Oro. I. Siglo xviw la autora ofrece un panorama teórico y antológico lo suficientemente completo como para replantearnos nuestra indagación denominativa. Muchos de los testimonios más significativos están ahí recogidos; la investigadora confiesa haber «explorado más de 4.000 cuentos, de los cuales presento unos 500», y también el andamiaje retórico que sustenta las características retóricas —y, entre ellas, y aunque al sesgo, la titulación— que los instituyen en género. Véase, si no, la «Preceptiva explícita en el cuento» que le sirve de resumen11. Es, por tanto, de ley reconocer su aportación, y, en nuestro caso particular, alegrarnos (y lamentarlo calladamente). Es obvio que pueden añadirse más referencias y más obras, pues, aún recordando que se trata de una antología, hay algunos cuentos, con sus respectivas características singulares y con su anclaje retórico en los textos en los que se insertan, que bien podrían figurar en sucesivas addendas de su selección; (tal vez) citaremos algunos sin otra pretensión que la de rellenar celdillas de una inmensa colmena12, pero nuestro interés inmediato no va (desde luego y para este caso) por esa dirección. Nos interesan las excepciones, es decir, el conocimiento de la existencia del cuento aislado, sólito y dado a conocer de forma independiente, que por el enunciado de su titulación y de sus características literarias —y ahí radica nuestro interés— pueda indicarnos la pertenencia genérica al mausoleo en donde yacen enterrados los miles de cuentos del nuestro Siglo de Oro; que, recordamos, siempre aparecen insertos en la estructura na7 8 9

Kassel, Reichenberger, 1992. Murcia, Universidad de Murcia, 1997. Como tampoco nos ha servido el colectivo recopilado por Zink, Michel y Ravier, Xavier, eds., Réception et Identification du conté depuis le Moyen Age. Actes du Colloque de Toulouse (Janvier 1986), Toulouse, Universidad de Toulouse, 1987. 10 Murcia, Universidad de Murcia, 2002. 11 En las pp. 123-131 de El cuento español, op. cit. (en texto, cfr. nota 10). 12 Remitimos a CORDE (y gracias, como siempre, Juan Carlos) donde rastreamos cerca de 500 testimonios en unos 100 documentos, de donde sólo sirvieron la mitad, pero allí hay muchos cuentos todavía para llenar otra floresta.

AISO. Actas VI (2002). Víctor INFANTES. Tipologías de la enunciación literaria d...

Tipologías de la enunciación literaria

1063

rrativa de otros textos genéricos, salvo inedia docena de unitarias antologías al uso: Arguijo, Timoneda, Santa Cruz y poco más. Bien sabemos que los testimonios son escasísimos; de hecho van a representar la excepción que confirma el género pero no serán por ello inexistentes, y su presencia no hará sino corroborar algunos intentos editoriales'de acercar al lector un representante literario de excepción, que a lo largo de dos siglos se le presenta envuelto en la cobertura literaria de otras obras. Curiosamente, además, los rarísimos ejemplares conservados en la actualidad nos indican dos momentos cronológicos muy diferenciados: los inicios del siglo xvi y las estribaciones del xvn; como si entre ambos periodos el espacio de la difusión lectora del cuento lo hubieran ocupado los cientos de libros que lo incluyeron entre sus páginas, y, desde luego, la incesante (y bien documentada) tradición oral. Otra razón (harto evidente) nos impulsa a ello. El cuento se inserta en un texto por muy diferentes motivos, Hernández Valcárcel señala (entre otros) la «divulgación pre-periodística o seudoenciclopédica [...] como exemplum argumentativo», el «uso conversacional, donde el cuento es un instrumento de elocuencia y manifestación de sabiduría e ingenio» y la «recreación y diversión [...] aunque a veces se deslice en ellos un cierto aire moralizador»13; que, unido a sus fuentes (tradicionalmente) orales y (más raramente) escritas, nos ofrece el microrelato literario del cuento en un sinfín de obras del Siglo de Oro. Salvo las escasísimas antologías unitarias de cuentos publicadas en este periodo, es evidente que el lector se acerca a la lectura de la obra en cuestión por otros motivos (digamos) culturales, y que en ella se encuentra, al hilo de determinados pasajes, con los cuentos. No se nos ocurre pensar que el comprador (lector) de El cortesano de Castiglione, La lozana andaluza, los Diálogos de filosofía natural y moral de Pedro de Mercado o los Diálogos familiares de la agricultura cristiana de Juan de Pineda adquiera estas obras porque incluyen (algunos) cuentos en sus contenidos; (quizá) menos todavía el lector cómplice (de los manuscritos) de El Crótalon, El Scholástico o El viaje de Turquía. La existencia del cuento en impresión aislada responde, sin duda alguna, a un intento editorial de buscar ese lector que sólo es lector de ese cuento, dotándole de una exclusividad literaria y textual de la que carece originalmente, al presentarse entre la diversidad temática y argumental de otra obra que lo acoge. Estamos de acuerdo con Hernández Valcárcel cuando ofrece un resumen de la condición genérica del cuento áureo14:

13 En El cuento español, op. cit. (en texto, cfr. nota 10), p. 126. 14 lbíd.

AISO. Actas VI (2002). Víctor INFANTES. Tipologías de la enunciación literaria d...

1064

Víctor Infantes Se deduce de estas macroestructüras funcionales que el cuento en el siglo xvi no se ha desprendido todavía de una cierta función utilitaria, aunque de signo muy diferente a la que tenía en la Edad Media. Por encima de una función moral se impone una Mdica o seudocientífica; todavía nos encontramos con un género frivolo pero con utilidad intelectual más que moral. Habrá que esperar al Romanticismo para encontrar un cuento francamente independiente.

Está, sin duda, en lo cierto, pero valga ratificarlo con las excepciones, que las hubo, y bien significativas por cierto, de acercar al lector áureo el cuento como una obra solitaria y autónoma. Las excepciones que mencionamos no llegan a media docena de textos, y uno de ellos, un cuento que Hernández Valcárcel rotula (no sin cierta razón) como «conjunto de cuentos»15, no se titula precisamente «cuento», por más que tipológica, literaria y originalmente lo sea. Tampoco pueden faltar las excepciones en estas excepciones, con otro breve grupo de textos que en su condición manuscrita se titulan expresamente «cuento», pero que en su trasvase a la difusión editorial cambian intencionadamente la denominación. Comencemos por la cita de estos últimos. El famoso manuscrito h. I. 13 de la Biblioteca del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial acoge una significativa miscelánea hagiográfico/literaria de singular importancia en el contexto de la transmisión medieval de los textos allí contenidos16; nos importa, ahora, señalar cuatro de ellos que en el incipit y el explicit (cuando lo tienen) indican lo siguiente: 1) «Aquí comienca la estoria del Rey guillelme [...] Aquí se fenece la estoria e el cuento del Rey guillelme de Inglaterra» [fols. 32r-48r], la disimilación de 'cuento'/'historia' importa menos —es siempre ficción al fin y al cabo— que el hecho de que en sus ancestros literarios aparezca como Conté de Guillaume d'Angleterre y Dit de Guillaume d'Engleterre —versiones francesas en prosa y verso, respectivamente—, pero en su aparición impresa sea (editorialmente): El rey don Guillermo. Chrónica del rey don Guillermo (s. i., Toledo, pero: Miguel de Eguía, 1526) y El Rey don Guillermo. La coránica del Rey don Guillermo (Domenico de Robertis, Sevilla, 1533)17. En este caso, y aun contando con las fuentes 15 Ibíd., pp. 77-78, la cita, en p. 77. 16 Valga citar (todavía) el artículo de Maier, John R. y Spaccarelli, Thomas, «Ms. Escurialense h. 1.13: Approaches to a Medieval Anthology», La coránica, 11, 1 (1982), pp. 18-34. 17 Cfr. todas estas cuestiones, y otras muchas sobre la obra, en la magnífica edición de Baranda, Nieves, Chrónica del rey Guillermo de Inglaterra. Hagiografía, política y

AISO. Actas VI (2002). Víctor INFANTES. Tipologías de la enunciación literaria d...

Tipologías de la enunciación literaria

1065

galas, estamos ante una «estoria», más que ante un cuento por extensión y contenido, y la mención del explicit debemos considerarla una reduplicación semántica de su condición ficcional; de hecho, esta anómala titulación de crónica —extraña en el grupo genérico de las historias y que sólo comparte con el Cid y el Fernán González— la incluíamos en uno de los grupos de este género, el formado por aquellas obras que «tienen, a pesar del tratamiento literario tópico del héroe, un referente histórico objetivo»; quizá por ello «la mención de crónica pretendía recuperar para un lector (literario) un componente verídico en relación con la existencia de un personaje real, aunque tan alejado ya de los hechos que se había vuelto legendario para su lectura en el Siglo de Oro»18. 2) «Aquí comieda el cuento muy fermoso del enperador otas de Roma e de la Infante florencia e del buen cauallero esmero. Bien oystes en cuentos e en Romaneos [...] Aquí fenece nuestro cuento» [fols. 48r-99r], al no pasar a la transmisión impresa, la obrita —un cuento por extensión y contenido— se ha quedado con su (correcta) titulación: Cuento muy fermoso del Emperador Otas de Roma19. 3) «Aquí comienca vn muy fermoso cuento de vna sancta enperatrís que ouo en rroma e de su castidat», que (al igualmente) no pasar a la transmisión impresa, la obrita —otro cuento por extensión y contenido— se ha quedado en su (correcta) titulación: Fermoso cuento de una santa enperatrís que ovo en Roma & de su castidat20. 4) «Aquí comienca un noble cuento del enperador caños maynes de rroma e de la buena enperatrís seuilla su muger. Sennores agora escuchat e oyredes vn cuento marauillosos que deue ser oydo» [fols. 124r-152r], que al pasar a la tradición impresa adquiere la titulación de Hystoria de la reyna Sebilla desde la primera edición que conserva la portada [Sevilla, Juan Cromberger, 1532], y, a partir de ella, en las numerosas impresiones posteriores21; en este caso, y aun contando con las fuentes galas, esaventura medievales entre Francia y España, Madrid/Frankfurt am Main, rberoamericana/Vervuert, 1997, en especial pp. 17-19 y 62-65. 18 Véase Infantes, Víctor, «Tipologías [...] (III)», op. cit (en texto), pp. 854-855. 19 Hay edición moderna de Herbert L. Baird, Análisis lingüístico y filológico de Otas de Roma, Madrid, RAE, 1976, el texto en, pp. 13-126. 20 Hay edición moderna de Benaim de Lasry, Anita, Carlos Maynes and La enperatrís de Roma. Critical Edition and Study of Two Medieval Spanish Romances, Newark, Juan de la Cuesta, 1982, el texto en, pp. 175-226, con la (re)titulación inglesa en «romance». 21 La princeps de la obra carece de la primera y última hojas y se trata de un impreso toledano de Pedro Hagenbach fechable hacia 1500-1503; Véase Infantes, Víctor, «Las historias caballerescas en la imprenta toledana (II). Manuscrito, impreso y transmisión: Toledo, 1480-1518», en Freixas, Margarita e Iriso, Silvia, eds., Actas del VIII Congreso Internacional de la AHLM. Santander 22-26 de septiembre de 1999 Palacio de la Magdalena Universidad Internacional Menéndez Pelayo, Santander, Consejería

AISO. Actas VI (2002). Víctor INFANTES. Tipologías de la enunciación literaria d...

1066

Víctor Infantes

tamos ante una «estoria» —y así se titulará siempre en su posterior transmisión impresa—, más que ante un cuento por extensión y contenido22. Además, se ha cambiado el nombre del protagonista principal por el de su mujer, quizá para no confundir en el ámbito (ya) de la difusión editorial esta historia con la de Historia de Carlomagno y los Doze Pares de Francia que había aparecido en 1521, con ediciones de 1515, 1528 y 1534 del mismo Juan Cromberger23. Es fácil observar que las cuatro obras tienen la titulación de cuento, aunque la primera de ellas (en realidad) no lo sea en su sentido estricto y aparezca posteriormente como crónica, y que las dos que no han pasado a la transmisión impresa mantengan (lógicamente) su rotulación; mientras que la última, cuento como tal a todos los efectos retóricos, se transforma en historia —que viene a ser lo mismo, y hay numerosos testimonios de esta asimilación24, salvo (quizá) en lo relativo a la extensión— cuando ve la luz editorial. Es obvio que los códigos de la titulación impresa imponen sus características cuando un cuento aislado se ofrece a un lector editorial. Otros dos casos singulares, (de nuevo) excepciones de las interferencias entre la asentada tradición oral del cuento y su trasposición al ámbito de la edición, son los de la Historia de Griseldis y el famoso Abencerraje. El primero, sin duda una novella —no en vano nos llega desde las estribaciones del Decamerón (X, 10) con Petrarca por medio— que en su transmisión editorial europea se llamó siempre «historia», incluso en las ediciones latinas de la versión epistolar de Petrarca {Seniles, XVII, 3), y que en su impresión castellana siguió la misma rotulación: Historia de griseldis Marquesa de Saluces, a exemplo délas dueñas casadas, prouocándolas a obediencia, paciencia, y constancia, y a toda virtud25; pero resulta (simplemente) curioso que cuando el dramaturgo

22 23 24 25

de Cultura del Gobierno de Cantabria/Año Jubilar Lebaniego/Asociación Hispánica de Literatura Medieval, 2000, I, pp. 303-316, en particular, pp. 308-310 y Nieves Baranda, «El dinamismo textual en la prosa de cordel: a propósito de la «Reina Sebilla», Thesaurus, LIV, 1 (1999), pp. 269-288. Valga citar la edición moderna del cuento de A. Benaim de Lasry, Carlos Maynes, op. cit. (nota 20), pp. 113-173, que mantiene la titulación del manuscrito, y de la historia de Nieves Baranda, Historias caballerescas del siglo xvi, Madrid, Turner, 1995,1, pp. 417-496. Véase Baranda, Nieves, «Compendio bibliográfico sobre la narrativa caballeresca breve», en Lacarra, M. a Eugenia, ed., Evolución narrativa e ideológica de la literatura caballeresca, Bilbao, Universidad del País Vasco, 1991, pp. 183-191. Baste recordar que hay testimonios recogidos desde Alfonso X, pasando por Cárcel de amor y otros textos del siglo xvi, hasta el Quijote. Pueden verse, (ya) sin necesidad de cita, en CORDE (y de nuevo las gracias a Juan Carlos). Véanse todos los pormenores del asunto en la reciente edición de Juan Carlos Conde y Víctor Infantes, La Historia de Griseldis (c. 1544), Viareggio/Lucca, Mauro Baroni, 2000.

AISO. Actas VI (2002). Víctor INFANTES. Tipologías de la enunciación literaria d...

Tipologías de la enunciación literaria

1067

Pedro Navarro escribe su Comedia muy exemplar de la Marquesa de Saluzia, llamada Griselda (s. 1., s. i., 1603) nos recuerda que sus fuentes son «En el libro Suplemento / podeys leer este cuento, / y en vn otro pequeñuelo, / que se llama el Patrañuelo»26, pues al no conocer (obviamente) la edición impresa titulada «historia», su referente denominativo es (con evidente lógica oral) la de «cuento». El segundo afecta al Abencerraje: ya expusimos a propósito de la titulación de historia los pormenores de su complicada denominación27, pues su mejor editor lo titula como El Abencerraje, con el subtítulo de «novela» pero los testimonios de su tradición impresa y manuscrita se niegan a reconocerlo como tal, pues en las dos Crónicas impresas donde se encuentra [1561 y s. a.] indican: «Dize la Chrónica», su inclusión en la Diana de Montemayor [1562]: «ora fuese historia o algún acaescimiento [...] acabada la historia», en el manuscrito: «Historia del Moro y Nárvaez», pero en el Inventario de Villegas [1565]: «Dize el cuento»; es evidente (de nuevo) que los diferentes autores implicados en la (re)creación de la obra remiten y (re)conocen fuentes muy distintas. Nos quedan mencionar los cuentos exentos, las excepciones que antes indicábamos, que, como no podía ser de otra manera, también están llenas de excepciones. El primero de ellos es el famoso cuento de Cómo un rústico labrador astucioso con consejo de su mujer engañó a vnos mercaderes, hasta hace poco (sólo) conocido en dos ediciones exentas de comienzos del siglo xvi (Burgos, Fadrique de Basilea o Alonso de Melgar, c. 15151519 y Sevilla, Jacobo Cromberger, c. 1528-1530)28, único y solitario ejemplo de un cuento editado aisladamente en todo el Siglo de Oro; aunque por su ensamblaje estructural sea un «conjunto de cuentos», como lo define Hernández ValcárceP, estamos (sin duda) ante un experimento editorial que, por las razones que sean —y Baranda ha sugerido algunas muy convincentes30— no cuajó en el universo áureo de la litera26 Véase el pasaje, con comentario e identificación, en Conde, Juan Carlos, «Un aspecto de la recepción del Decamerón en la Península Ibérica, a la sombra de Petrarca. La historia de Griselda», Cuadernos de Filología Italiana, n° extraordinario (2001), pp. 351-371, en particular, p. 361 (y Conde, J. C. e Infantes, V., La Historia, op. cit. (nota 25), p. 50). 27 Véase Infantes, Víctor «Tipologías [...] (IV)», op. cit. (en texto), p. 651; nuestra (auto)cita nos ahorra las comillas y las menciones bibliográficas. 28 De ambas hay edición facsímil de Baranda, Nieves, Madrid, El Crotalón, 1985, y allí está recogida la mención de otras ediciones de la obra. 29 En El cuento español, op. cit. (en texto, cfr. nota 10), pp. 77-78; lástima que no mencione (para nada) su condición de texto impreso, con todo lo que ello conlleva para su caracterización, y (tampoco) la citada edición facsímile. 30 Véase Baranda, Nieves, «Noticias sobre el primer cuento impreso de la literatura española: Cómo un rústico labrador astucioso con consejo de su mujer engañó a vnos

AISO. Actas VI (2002). Víctor INFANTES. Tipologías de la enunciación literaria d...

1068

Víctor Infantes

tura popular impresa. De estas sólitas ediciones, junto a la mención de una posible impresión catalana del ¿mismo cuento? titulada «Pages e falcia tot nasque vn dia [...] Era vn pages pobre qui no avia sino vn ase e vn.» (s. i., Gerona, 1512) que poseyó (como casi siempre) Hernando Colón y que hoy nos es totalmente desconocida31, se pasaba a una edición del siglo xvni (Herederos de Juan Jolís, Barcelona, s. a., pero entre 1759 y 1770) donde aparecía con otra (extraña) titulación: Verdadera relación de cómo un rústico labrador (aunque en este negocio no lo mostró) con su buena astucia, y pronto consejo de su Muger, engañó a dos Mercaderes por muy gentil y gracioso estilo, con un (más que curioso) subtítulo: «Ahora nuevamente puesto en prosa» y con una (no menos peregrina) atribución: «Por el Maestro Juan Hernández de Tomón». Extraña sobremanera lo de «Verdadera relación» pues este rótulo, con sus precisas características retóricas, afectaba a un tipo de prosa breve e informativa que desaparece a mediados del siglo xvn32; aunque lo curioso del caso es que, a cambio, sí se mantiene en el ámbito exclusivo de los pliegos sueltos poéticos posteriores, pero como expresión denominativa de que allí se relata algo, no como marca denominativa de un género específico, el de las relaciones de sucesos. ¿Parece entonces lícito pensar que hubo una (verdadera) relación en verso, que «ahora nuevamente [se ha] puesto en prosa»?, pues es más que probable, especialmente porque al aparecer una nueva (y totalmente desconocida) edición el asunto deja de ser un (aparente) capricho de las titulaciones dieciochescas. Efectivamente, con el mismo título: Verdadera relación, de cómo un rústico Labrador (aunque en este negocio no lo mostró) con su buena astucia, y prompto consejo de su muger, engañó a dos Mercaderes por muy gentil, y gracioso estilo, con el mismo epígrafe: «agora nueuamente puesto en prosa», aunque con otra (peregrina) atribución: «por el Bachiller Manuel Sabio, natural de Albarrazín» nuestro cuento se imprimió casi un siglo antes (Zaragoza, Herederos de Diego

mercaderes (c. 1515)», en Criado de Val, Manuel, ed., Literatura Hispánica Reyes Católicos y Descubrimiento. Actas del Congreso Internacional sobre Literatura Hispánica en la época de los Reyes Católicos y el Descubrimiento (Pastrana, 1986), Barcelona, PPU, 1989, pp. 210-219. 31 Véanse los datos recogidos (y comentados) por Baranda, N., «Noticias [...]», op. cit. (nota 30), p. 214. 32 Véanse todos los pormenores de esta tipología en Infantes, Víctor, «¿Qué es una relación? (Divagaciones varias sobre una sola divagación)», en García de Enterría, M.a Cruz, Ettinghausen, Henry, Infantes, Víctor y Redondo, Agustín, eds., Las relaciones de sucesos en España (1500-1750) Actas del Primer Coloquio Internacional (Alcalá de Henares, 8, 9 y 10 de junio de 1995), Alcalá de Henares, Publicaciones de la Universidad de Alcalá de Henares/Publicaciones de La Sorbonne, 1996, pp. 203-211.

AISO. Actas VI (2002). Víctor INFANTES. Tipologías de la enunciación literaria d...

Tipologías de la enunciación literaria

1069

Dormer, 1694)33. Poco importa ese «Manuel Sabio» al que aparece atribuido —el apellido huele a una lexicalización más que pretenciosa—, y mucho, en cambio, el momento cronológico, pues en estas fechas —de nuevo lejos ya de la vida editorial de las relaciones de sucesos— nos vamos a encontrar (los) otros cuentos impresos exentos en nuestro (ya tardío y la verdad es que poco relumbrante) Siglo de Oro. Nuestra Verdadera relación comparte espacio editorial con otras dos obritas, y seguimos (no creo que ocasionalmente) con matrimonios rústicos, burlas y engaños femeninos: el Cuento muy gracioso que sucedió a vn arriero con su muger, y fue que porque no se santiguaua de las mugeres, quando ya fuera, su misma muger le hizo vna burla, dándole vn mal rato, auiéndole primero embriagado, y rapado la barua toda, y hecho la corona. Y de vna venganga que tomó el marido de su muger por la burla que del hizo y el Gracioso cuento, y ardid, que tuvo vna muger para engañar a tres demonios, por librar a su marido de cierta promessa que les avía hecho; y la traza que dio para salir de su intención, es de mucho aviso y curiosidad [...]; y lleva al fin vn Romance, de cómo el Rey Don Alfonso ganó a a Toledo. La primera de ellas aparece en la princeps (hoy conocida), de muy a comienzos del xvn (s. 1., s., i., 1603), atribuida a Francisco de Medina, pero tras esta solitaria impresión su mayor difusión editorial la va a tener a finales del siglo, con dos ediciones del mismo año (Zaragoza, Pedro Lanaja, 1680 y Sevilla, Juan Cabezas, 1680); la primera a nombre del famoso autor de pliegos sueltos Benito Carrasco del Mármol34 y la segunda con la autoría de Pedro Malverde, «natural de Murcia»35. Los títulos de ambas varían escasamente: en la primera aparece como Cuento gracioso, que sucedió a vn harriero con su muger. Y fue, que porque no se santiguava de las mugeres como del diablo, su muger le hizo muchas

33 Agradezco de corazón a su poseedor la fotocopia y la noticia de su existencia. El impreso tiene una graciosa estampeta en portada del rústico en su burro, y los sangrados de las ediciones del siglo xvi aparecen mantenidas pero ahora nominadas como «Capítulos». El texto, salvo las (re)adaptaciones fonéticas y lingüísticas de época, es el mismo. 34 Este polivalente autor de numerosísimas obras poéticas en pliegos del siglo xvi aparece en esta ocasión con un segundo apellido, si es que se trata del mismo, dada su extensa producción —y sus no menos atribuciones— se nos presenta un siglo después (casi) como un tópico de autoridad; véase. Izquierdo Villaverde, Juan Carlos, «Un acercamiento a la obra de Benito Carrasco: autor en pliegos sueltos», en García de Enterría, M. a Cruz, y Cordón Mesa, A., eds., Actas del TV [...] (AISO), op. cit. (nota 1), 2, pp. 857-869. 35 De este pliego sevillano hay edición en los encartes preparados por Antonio Pérez Gómez para la revista Monteagudo bajo el rótulo de Literatura murciana de cordel, hace el n° 7 de 1954.

AISO. Actas VI (2002). Víctor INFANTES. Tipologías de la enunciación literaria d...

1070

Víctor Infantes

burlas, dándole vn mal rato, vistiéndole vn Abito de Frayle, rapándole barba y cabeqa, y lo demás que le sucedió, situando el arranque de la acción en Cuenca, y en la segunda, que se desarrolla en cambio en Valladolid (como en la princeps), Cuento gracioso, que sucedió a vn arriero con su muger, y fue, que porque no se santiguava de las mugeres cuando iba fuera, su misma muger le hizo vna burla, dándole vn mal rato, aviéndole primero embriagado, y rapado toda la barba y haziéndole vna corona. Y de vna venganca, que tomó el marido de su muger, por la burla que le hizo. Es necesario advertir que la fuente inmediata es un pliego suelto italiano del siglo xvi titulado (y no curiosamente): Historia nova di tre donne, che ogni vna fece vna beffa al marito per guadagnare vn anello. Tuvo una larga vida editorial y nuevas atribuciones autoriales, con más de una docena de ediciones hasta bien entrado el siglo xix36. La segunda, que rememora un suceso acaecido en 1617, aparece a nombre de Francisco Aguirre y vuelve a publicarse (también) a finales del xvn (Juan Cabezas, Sevilla, s. a., pero c. 1675-1681), y en parecidas fechas a las dos ediciones del Cuento anterior y de la edición zaragozana de la Verdadera relación de cómo un rústico labrador. Ya en el siglo xvni se conocen algunas ediciones posteriores, una de ellas de Juan Jolís, del mismo taller que la edición citada de la Verdadera relación de cómo un rústico labrador31. No parece casualidad —y no creemos en ella cuando se trata de ediciones de este tipo— que se publiquen hacia 1680 los tres únicos cuentos exentos de nuestra literatura áurea. Claro está que no se nos ha olvidado mencionar que las dos últimas obritas citadas, los dos cuentos graciosos, son en verso; el primero se inicia: «En Valladolid famosa, / tan rica de Ciudadanos», con la variante mencionada de: «En Cuenca Ciudad famosa, / tan rica de Ciudadanos», y el segundo: «Si me dan grato silencio, les contaré en tiempo breve»38. Quizá por ello cobra sentido literario el extraño epígrafe de la titulación de la Verdadera rela-

36 Varias las ofrece Wilson, Edward M., «Samuel Pepys's Spanish Cahp-Books, Part I», Transactions of the Cambridge Bibliographical Society, II, 2 (1955), pp. 127-154; «Part, II», ídem, II, 3 (1956), pp. 229-268 y Part, III», idem, II, 4 (1957), pp. 305322; las citas que nos interesan en «Part, II», pp. 246-247. 37 Véase Wilson, E. M., «Samuel Pepys's [...], Part, III», op. cit. (nota 36), pp. 267268. 38 Tiene un comienzo muy similar: «Si me dan grato silencio / os contaré en breve espacio», un pliego de Esteban Duch, titulado Relación verdadera del nuevo reducimiento que se ha hecho en Barcelona de los Reales, sueldos, y sisenes, por su Excelencia, y Real Consejo, y por los Consejeros della, a los dies y seys de Mayo de este año. 1611 (Barcelona, Joan Amello, 1611), que nada tiene que ver con núes-

AISO. Actas VI (2002). Víctor INFANTES. Tipologías de la enunciación literaria d...

Tipologías de la enunciación literaria

1071

don de cómo un rústico labrador, cuando señala «agora nueuamente puesto en prosa», ¿quiere decir que, aparte de las dos ediciones conocidas de principios del siglo xvi, la obra tenía una versión en verso, cuya amplia divulgación, que suponemos impresa, ha movido al Bachiller Manuel Sabio (el apellido obliga) a ponerla «nueuamente» en prosa? o ¿nos está (simplemente) recordando una tradición oral, desde luego versificada? No escasean los cuentos en verso en nuestras letras áureas, con la del Licenciado Tamariz a la cabeza39, pero desde luego nunca fueron publicados exentos; por ello nos resulta cuanto menos verdaderamente curioso que, rebuscando en las «tipologías de la enunciación literaria de la prosa áurea» la titulación editorial exenta de cuento, hayamos tenido que encontrarla (precisamente) en unas obrillas en verso.

Nota bene. Tengo que agradecer el envío de la buena floresta de Jesús Maire Bobes, Cuentos de la Edad Media y del Siglo de Oro, Madrid, AKAL, 2002; conocida después de redactar estas líneas y cuyo autor, para bien o para mal, oyó lo que en ellas se dijo.

tra obrita; véase. Cordón Mesa, Alicia, Catálogo de los pliegos sueltos poéticos castellanos del siglo XVII de la Biblioteca de Catalunya, Alcalá de Henares, Universidad de Alcalá de Henares, 2001, n° 35. 39 Véase. Hernández Valcárcel, C, op. cit., (nota 10), pp. 119-120, y los textos, con dos de los cuentos de Tamariz, la «Historia de Jocundo» y la «Novela del ahorcado», pp. 346-359.

AISO. Actas VI (2002). Víctor INFANTES. Tipologías de la enunciación literaria d...

Suggest Documents