NABITAT BURGALES: POZA DE LA SAL

NABITAT BURGALES: POZA DE LA SAL Hay un proverbio alemán que dice: «Tu casa puede sustituir al mundo, el mundo jamás sustituirá a tu casa». La validez...
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NABITAT BURGALES: POZA DE LA SAL Hay un proverbio alemán que dice: «Tu casa puede sustituir al mundo, el mundo jamás sustituirá a tu casa». La validez de este proverbio se basa en el hecho de que la casa, la vivienda, es, para sus habitantes, un mundo en pequeño, MI microcosmos, en el que el hombre desarrolla o puede desarrollar gran parte de su vida. En ella logra la acogida, el cobijo, el calor que no puede lograr en ningún otro lugar, aunque también esa casa lo condicione en algunas ocasiones negativamente. Ha sido el hombre el que ha hecho las casas, pero las casas han hecho también al hombre. Y a través de la casa es como la madre tierra moldea en una medida nada despreciable a sus hijos los hombres. Y esto porque la casa es quizás uno de los elementos que, siendo obra del hombre sobre la tierra, más claramente viene a enseñarnos cómo es esa tierra donde vive. Desde un punto de vista geográfico y desde otros puntos de vista también. Pero ahora nos interesa el geográfico. La geografía es un camino para conocer al hombre o hacer que éste se conozca. Es una disciplina humanista (1), aunque se encuentre con dificultades en este aspecto. Alguien ha dicho que «la casa viene a ser la síntesis más tangible y más interesante de los diversos fenómenos geográficos» (2). Por ello el estudio del hábitat es una concreción estupenda del análisis del hecho geográfico en orden a una visión antropológica del mismo. He oído decir que Ortega y Gasset visitaba Poza de la Sal siempre que podía. Y es que Poza tiene un duende al que es difícil sustraerse. Nuestro filósofo iba seguramente tras los hombres. No hacía geografía. Pero si es verdad, como dijo el mismo Ortega, que el hombre es él y sus circunstancias, hay que advertir que una parte relativamente considerable de esas (1) 'Cf. M. SORRE, El hombre en la tierra., Barcelona 1967, XV; P. CLAVAL, Evolución de la geografía humana., Barcelona 1974. (2) J. VILA VALENTI, Formentera. Estudio de Geografía humana: «Estudios Geográficos», 11 (1950), 434.

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circunstancia son de tipo geográfico. Nosotros, buscando geografía, hemos sentido también el reclamo de Poza. No sabernos si ha sido la llamada de la tierra, el conjuro misterioso de sus calles o el talante de sus gentes. Es igual. Acaso todo en conjunto.

I. — EMPLAZAMIENTO GEOGRAFICO DE POZA DE LA SAL a)

Aspecto geonzor ()lógico

Veamos en primer lugar algunos detalles geomorfológicos de la zona donde se emplaza nuestro pueblo. Nos encontramos en los límites del ángulo noreste de la Meseta Castellana, en el arranque de la paramera donde la Meseta nace en el norte de Burgos, asomados al balcón de La Bureba. Los bordes de la Meseta en su parte norte se presentan plegados y fracturados por movimientos orogénicos alpinos que chocaron con el viejo zócalo paleozoico removiéndolo y levantándolo. Para alcanzar el aspecto que hoy presenta la zona norte de la provincia de Burgos ha sido indispensable la labor continua de largos períodos de tiempo de incesante transformación. Remontándonos a la Era Arcaica, hay que decir que no se encuentra ningún terreno de esta remotísima época en la provincia, si bien al final de esta era ya parece estaba formado un islote o levantamiento que emergía. Este islote será, con el paso del tiempo, el fundamento donde se asiente la Meseta. La existencia de estos niveles arcaicos es muy problemática y hay que llegar a períodos posteriores para tener terrenos bien datados por sus fósiles. En la Era Primaria y de cada uno de sus períodos, si nos ceñimos a la zona concreta de nuestro estudio, sólo del Silúrico y del Carbonífero aparecen niveles y terrenos bien definidos. Hay distintas opiniones sobre el Cámbrico y sobre si hubo algún afloramiento de este período en dicha zona. En la Meseta sólo se ha reconocido el Cámbrico por sus fósiles y, aunque se han realizado estudios, estos terrenos son defectuosamente conocidos. En la zona cantábrica y cordillera Ibérica es donde más se han volcado tales estudios. Schriel, en la Sierra de la Demanda, ha reconocido un nivel detrítico de la base con un espesor de 500 a 1.000 metros pero sin fósiles (3). En estos niveles se encuentran materiales margosos y pueden mencionarse pizarras azules y verdosas y algunas intercalaciones de areniscas y cuarcitas de no mucha importancia. Los sedimentos silúricos pre-

(3) Cf. M.

DE TER AN,

Geografia de España y Portugal, I, Barcelona 1852. p. 48.

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sentan una extensa mancha al este de la provincia de Burgos, centrándose predominantemente en el macizo de La Demanda y altas cuencas del Arlanzón. Son materiales groseros: conglomerados y areniscas. Del Carbonífero quedan al oeste de La Demanda unas manchas o afloraciones con niveles de pizarras, calcáreas y areniscas. Se da en este período el gran levantamiento herciniano determinando un cambio profundo en el orden geográfico y modificando la estructura de los materiales depositados anteriormente en los mares cámbricos, siláricos y devónicos. Este gran movimiento afecta de un modo general a la zona en que se enmarca nuestro pueblo. En la Era Secundaria los materiales triásicos aparecen ligados a los bordes del macizo asturiano, quedando limitados al este con los asomos diapíricos de Poza de la Sal (4). El Trías Medio queda reducido a pequeños afloramientos de calizas negras y dolomías fundamentalmente, sobre las que se apoya el keuper. Este presenta su facies habitual de margas y arcillas vivamente coloreadas, haciéndose presente en la zona de Poza el yeso y la ofita. Las masas y manantiales de sal situadas en las laderas circundantes a Poza datan de este período. El yacimiento jurásico de nuestro pueblo se halla en un anticlinal de núcleo formado por el keuper. Se trata de un típico plegamiento diapírico o inyectivo con emersión de sal y que muestra en parte los flancos verticales. El keuper queda rodeado por el Jurásico. Wealdense y Cretácico, este último sobre todo en un nivel urgoniano (5). Del Cretáceo también, en los Montes Obarenes, próximos a nuestra zona, el Albense presenta características típicas de facies ibérica, con composición principal de areniscas blancoamarillentas no cementadas, micticeas, que contienen vetas arcillosas y carbonosas y pirita de hierro. En la Era Terciaria y en el Mioceno hay arcillas y margas rojas con areniscas y calizas arcillosas blancas. Pero en la zona de Poza de la Sal desaparecen las facies blancas con caliza y abundan las areniscas. Ya en el Cuaternario las épocas diluviares han dejado en la zona formaciones de escasa extensión con algunos terrenos constituidos por cantos rodados. b) Situación

Poza de la Sal se encuentra a mitad de camino entre Sedano y Bniviesca a 44 kilómetros al norte de Burgos. Una roca escarpada sirve de (4) Sobre el diapiro de Poza. cf. P. M. HEMPEL, Der Diapir von Poza de la Sal (Nord-Spanien): «Beihefte zum Geologischen Jahrbuch» 66 (1967). 95-126. (5) Cf. W. SCHRIEL, La Sierra de la Demanda y los Montes °harenes (trad. del alemän por L. Gmicin SAINZ y J. G. DE LtruiENA), Madrid 1945. p. 63-64. (Describe las distintas zonas del has y dogger).

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asiento a un castillo que domina la entrada del páramo a La Bureba en su parte noroeste. Al pie de este castillo, erigido en el s. IX para afianzar los avances de la reconquista nacional, se extiende una pendiente ladera sobre la que se asienta nuestro pueblo. La altitud de Poza es de 750 metros, si bien encontramos muy cerca el vértice geodésico de primer orden de Altotero con una altitud de 1.175,36 metros, con latitud de 42"40' 34,91" y longitud E de 0°9' 15,08". Al noroeste de Poza, entre el pueblo como tal y el barrio de Los Corralillos, se abre una torrentera que recoge las aguas derivadas de la lluvia o de los residuos de los pozos salineros, que proceden de un enorme circo que es cuino una puerta del páramo al llano de La Bureba (6). En el centro de este gran circo se encuentra el pico de El Castellar formado por ofitas, bordeado por una calzada romana. Los bordes de este circo quedan a la misma altura del páramo y del pico central El Castellar, en los cuales bordes sobresalen ligeramente las lomas de El Milagro, Val de Elez y Val de Que. Por la proximidad este de nuestro pueblo pasa el río Omino que, habiendo nacido en Hontomín (Fuente del Omino), después de recoger las aguas de estos lugares, desemboca en el río Oca, para finalmente verter sus aguas al Ebro.

c) El clima I.a intensidad y duración de los inviernos constituye el rasgo climático más sobresaliente. Es una idea muy generalizada que las tierras del norte de Burgos son las más frías de la Península. Esta apreciación es exagerada, pero se ha mantenido quizás, más (pie por las bajas temperaturas, por la persistencia de fríos prolongados que muchos años han hecho desaparecer la primavera, ya que temperaturas inferiores a cero grados se registraron desde septiembre a mayo. Las heladas mantenidas hasta plena primavera suelen ser corrientes, ocasionando daños considerables en todos los cultivos, especialmente en los árboles frutales. Las temperaturas medias del mes de enero suelen ser inferiores a cuatro grados. Las mínimas medias están por lo general por debajo de —10° y las mínimas absolutas han llegado a —14". (6) «El Diapiro de Poza presenta la disposición de un gran circo o depresión circular, de tal modo que el contacto con la cuenca es a través de un simple portillo por donde desagua. La masa predominante de terrenos en la depresión la dan las margas de keuper. pero aparecen también las calizas jurásicas y los pisos del Cretáceo. Sobre el keuper y en el centro del circo asoma un potente pitón erguido de °filas». Así describe el circo indicado en el texto J. ORTEGA VALCÁRCEL, La Bureba. Estudio Geográfico, Valladolid 1966, p. 26.

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Ni que decir tiene que no todos los inviernos presentan la misma crudeza. Las gentes de estos lugares recuerdan como algo fuera de lo corriente los 21° bajo cero que ha llegado a marcar el termómetro en alguna ocasión y los tremendos hielos que han aprisionado las aguas de los ríos. La primavera y el otoño son fugaces, aunque haya en estas estaciones algunos días espléndidos particularmente en el otoño. Con las primeras lluvias de septiembre las temperaturas comienzan a descender después de un verano fresco, muy seco y de breve duración, que alcanza las máximas temperaturas en julio y agosto, nunca muy elevadas. Sin embargo, algunos días el termómetro ha llegado en estos últimos años a marcar hasta 37°, pero ha de considerarse como algo excepcional. El viento es algo que en Burgos, de un modo particular en Cl norte, hace especialmente desagradable el clima. Por cierto que en cuanto a esto Poza tiene una ventaja por lo abrigadas y recogidas que se encuentran sus casas recostadas en la ladera que las resguarda precisamente del norte, el cierzo, como se le llama al viento de esa dirección, el más temido por aquí. Pero arriba en el páramo se cobra con creces la compensación. Al viento procedente del suroeste, lluvioso y templado, lo llaman «ábrego» y sopla con cierta persistencia. El llamado «solano» procede del sureste y se deja sentir contados días al año. Suele ser cálido y seco y es temido por los efectos que produce en las plantas, secándolas antes de tiempo. Las lluvias presentan una cuantía de precipitación oscilante entre los 4.78 y 500 mm., repartida principalmente en dos épocas del año: en primavera (marzo-jun:)) y en otoño (octubre-diciembre). Estas dos épocas de mayor cantidad de lluvia presentan, entre ellas, otras dos de mínimas cantidades, correspondientes al invierno (enero-febrero) y al verano ( julioagosto). Los índices pluviométricos bajos y estas dos estaciones de sequía hacen que en el páramo de Poza aumente el aspecto de aridez que ya de suyo tiene el suelo.

II. — PINCELADAS HISTORICAS (7) De Poza de la Sal dice Dionisio Ridruejo que es un «lugar de extraordinario interés para los aficionados a las antigüedades misteriosas, esto es, anteriores a toda fácil documentación» (8). Efectivamente. Sin embargo, de Poza encontramos documentación, siquiera sea escasa, desde tiempos re-

(7) No pretendemos hacer la historia de Poza sino simplemente, como dice el titulo del apartado, dar unas pinceladas desde este ángulo. t El) D. Rwaue.m, Castilla la Vieja, I, Barcelona 1973, p. 487.

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motos. Se han encontrado yacimientos de importancia desde la cultura celtibérica. La existencia de un poblamiento romano sobre La Bureba no se basa ya en hipótesis dudosas o sospechas verosímiles. Aparte de las noticias de los autores clásicos, existen varios puntos cuyos restos romanos más o menos amplios los señalan como emplazamiento del hábitat en esa época. Ahora bien, este emplazamiento no parece haber sostenido sino algunas villas rústicas dispersas a excepción de Briviesca y Poza, en ambos casos en lugar distinto del actual. Briviesca es la Birovesca de los romanos. Para la ciudad a localizar en Poza o, mejor dicho, junto a Poza se barajan dos nombres: Salionca y Flavia Augusta (9). Salionca se ha querido identificar con Solduengo, acaso más por la similitud del nombre que por ratones realmente convincentes. No falta tamp,,co quien la quiere localizar en Salinas de Mana a unos kilómetros al noreste de Poza, quizás influidos también por lo fonético (10). Sánchez Albornoz detiiende su localización en Poza de la Sal (11). Esto pensando en que Salionca responda al nombre de una ciudad romana, pero no falta quien la considere cántabra (12) o autrigona. Pudo, además, una misma ciudad tener primero este nombre y luego el de Flavia Augusta. No faltan ejemplos similares. Fita sitúa en Poza la ciudad romana de Flavia Augusta (13). Y es este nombre el que hoy se baraja como precedente romano de Poza de la Sal (14). Lo que hemos insinuado sobre el posible cambio de nombre explicaría el hecho de que Plinio silencie Flavia Augusta mencionando Salionca, ya que

(9) El nombre de Salionca lo menciona Plinio. Cf. T. GARCÍA RÄKILA, Un glorioso rincon de Castilla la Vieja, Burgos 1962, p, 25. Erróneamente indica que Plinio menciona también Flavia Augusta. (10) Cf. oaris, Diccionario geográfico-histórico de la España antigua, III, Madrid 1835. p. 328; FERNÁNDEZ-GUERRA, Cantabria: «Bol. Soc. Geog.» 4 (1878), mapa; BALPARDA, Historia critica de Vizcaya, Madrid 1924. p. 54. (11) Cf. C. Sirícii= ALBORNOZ, Divisiones tribales y administrativas del solar del reino de Asturias en la época romana: «Bol. Acad. Hist.»: 95 (1929), 348-350. (12) Cf. L. SERRANO, El Obispado de Burgos y Castilla primitiva, I, Madrid 1935, p. 105. (13) Cf. F. PITA, Antigüedades romanas de Poza de la Sal: «Bol. Acad. Hist.» 69 (1916) 206-216. (14) Sobre esto pueden verse otros trabajos como F. FITA, Epigrafía romana y visigótica en Poza de la Sal, Mérida y Alburquerque: «Bol. Acad. Hist.» 68 (1915), 487-495; Nueva inscripción romana en Poza de la Sal: «Bol. Acad. Hist.». 69 (1916). 66-67: M. MARTÍNEZ BURGOS, Hallazgos arqueológicos en Poza de la Sal: «Bol. Com. Prov. Mon. Burgos». 2 (1926-1928), 375-377; J. MARTÍNEZ SANTAOLALLA, La Bureba prehistórica y protohistórica: «Bulleti de l'Associació Catalana de Antropología, Etnología i Prehistoria», II, Barcelona 1924; La Bureba romana: «Bol, Com. Prov. Mon. Burgos», 1 (1922-1923), 248 ss.; Flavia Augusta: «El Castellano», 1921, 6.546 Inscripciones latinorroinenes en Poza de la Sal: «El Castellano», 1922, números 6.636 y 6.637: Monedas ibéricas y romanas descubiertas en Flauta Augusta: «El Castellano», 1922, inuneros 6.712 y 6.713.

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de otra suerte tal silencio sería extraño teniendo en cuenta las características de ciudad que debía tener la supuesta Flavia Augusta. En tal hipótesis, se trataría de la misma ciudad que Plinio conoció con el nombre de Salionca y que luego se denominaría Flavia Augusta. Ya los romanos se habían asentado aquí buscando la proximidad de los pozos de sal. Y sería esta circunstancia de los pozos la que habría dado a Poza su nombre actual (19). Que las salinas estuvieron en explotación en tiempo de los romanos lo prueban los tramos de calzada, que no tendrían otra finalidad sino dar acceso a aquellos parajes y facilitar la salida de la sal que allí se producía. Noticias que no ofrecen demasiado c.ródito presentan la ciudad romana destruida por los cántabros unidos con los astures y, reconstruida de nuevo, vuelta a asolar por los árabes. Sea de ello lo que quiera, lo cierto es que en las acciones de reconquista tenemos el castillo de Poza asentado en el primer tercio del s. IX (16). Y en este mismo siglo y acaso antes hay que situar ya la repoblación y edificación del pueblo donde hoy se encuentra, ya que en el s. X hallarnos amplia documentación sobre Poza como algo bien constituido, por ejemplo, en el Monasterio de San Pedro de Carderia, documentación que se remonta hasta el año 917 (17). Esta documentación hace referencia principalmente a cuestiones relacionadas con los pozos de sal. De tal suerte q ue en este s. X los monjes de San Pedro de Cardefia consiguieron prácticamente monopolizar la sal de Poza (18). Aun q ue a lo largo de este siglo hay ejemplos de donaciones de pozos de sal a otros lugares o personas. Así Asur Muñoz da al monasterio de Loberuela, «juxta fratres de Arlanza». un pozo de sal en Poza, «comite Fredenando Gundisalviz», el año 94,5 (19). Más tarde, el 978. Garci Fernández da a su hija Urraca en su consagración religiosa pozos de sal en Poza y Salinas de Añana (20). Así vemos cómo en momentos tan tempranos de su historia Poza se centra ya en lo q ue ha de constituir la base de toda su trayectoria y desarmo(15) «Poza» es el derivado castellano del latin tardío putea, plural neutro de witeus (pozo), que en latín clásico se usó mas bien como masculino. Cf. J. Cc» aomiNAs, Diccionario critico etimológico de la lengua castellana, Madrid 1954, s. v. pozo. (16) Cf. L. SERRANO, 0, c., p. 100. (17) Cf. L. SERRANO, Becerro gótico de Cardena. Fuentes para la Historia de Castilla Medieval, Madrid 1910, p. 301 ss. ( 1 8 Cf. S. MoagrA VELAYOS, El Monasterio de San Pedro de Cardefta, Salamanca 1971. p. 77. (19) C. J. Km DE URBEL, Historia del Ccm-dado de Castilla, Madrid 1945, p. 478.

(20) f. L. SERRANO, Cartulario del Inlantaclo de Covarrubias. Fuentes para la historia de Castilla Medieval, Madrid 1907, p. 18-19.

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110 a lo largo de los siglos: la sal. Y ya en los tiempos de Fernán González tiene una entidad bien definida, siendo el 962 Albar° Ziaiiiz, «maiorino de Poza», en nombre de dicho conde (21). Aquí nació Sancho García, el de los «Buenos Fueros», nieto de Fernán González y tercer conde independiente de Castilla, que hizo de Poza su continua habitación, edificando el monasterio de San Salvador de Ofia, llegando a ser dicho monasterio propietario de Poza (22). Por in documento de don Sancho a favor de Ofia en 1011 podemos conocer la extensión del alfoz de Poza, al indicar como términos de Solas, que pertenecía a dicho alfoz ya en 990, a «Pcdraja, Mutiilla et exinde vadit inojon de Carceclo et exinde ad defessam de Arconada que es mea de alfoz de Posa... et ad S. Vicentium de Castriello de Lenscs» (23). y en 1113 el alfoz de Poza incluía por el sur el lugar de Piérnigas situado al norte de Briviesca (24). Del s. XI seguimos teniendo documentación relativa a Poza. Así hay una venta entre particulares el 1 de marzo de 1022, «reg-nante rex Aldefonso in Legione et comite Garcia in Castella» (25). En 1097 el conde Fernán González es jefe militar en Pancorbo, Peralada y Poza. En tiempo de Alfonso VI se requiere una especial autorización del monarca para la venta de la sal (26), a pesar de que las salinas siguen perteneciendo al monasterio de Cardefia. Alfonso VII convierte a Poza en señorío de la Casa de Rojas, elevado más tarde a marquesado en la persona de don Juan de Rojas. En 1191, con Alfonso VIII, un privilegio real concede a Cardefia ciertas medidas de sal en las salinas de Rosio a cambio de las que le pertenecían desde antiguo en las de Poza (27). Los reyes van haciéndose con la propiedad de las salinas. Así, al año siguiente, un diploma real del mismo Alfonso VIII asigna 160 maravedis de oro anuales al vestuario y calzado de los monjes de Olía sobre las salinas de Rosío a cambio de cuanto pertenecía a Ofia en las de Poza, que el ""141m1

(21) Cf. T.

LÓPEZ MATA, Geogralia del Condado de Castilla a la muerte

Fermin González, Madrid 1957. p. 96.

(22) Cf. L. SERRANO, El Obispado ele Burgos..., p. 247. (23) ALAMO. Colee. Dipl. n.0 14, citado por T. LÓPEZ MATA, O. c., p. 96. (24) Cf. T. LÓPEZ MATA, —ATA, O. C. p. 96. (25) L. SERRANO, Becerro gótico de Cardeña.... p. 289. (26) Cf. L. SEaaArro, El Obispado cle Burgos..., p. 434. (27) Cf. L. SERRANO, El Obispado de Burgos..., II, p. 135.

cle

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rey tomaba para sí (.28). El 1328 el Cabildo de Covarrubias cedió al rey cuantos derechos tenía en las salinas de Mana y Poza por ocho fanegas de sal de renta anual (29). Multiplicamos monótonamente estos datos, omitiendo otros similares, para confirmar documentalmente lo que ya hemos indicado antes y seguiremos viendo: la historia de POZD es la historia de su sal y sus salinas. Hay que hacer notar que la economía salinera ha sido de una importancia extraordinaria (30). Las salinas de Poza poco a poco fueron convirtiéndose en salinas reales. A pesar de esta progresiva propiedad de los reyes en las salinas de Poza, ella no es absoluta. Diversas fundaciones, como los monasterios mencionados, a los que habría que añadir Cl de Las Huelgas, y particulares tenían alguna parte en las salinas. Decimos que ha y que añadir el de Las Huelgas, porque en el año 1315 la infanta doña Blanca, hija de Alfonso XI y señora de Las Huelgas, junto con la abadesa y monjas del monasterio, adquiere una finca en las cercanías de Briviesca y seiscientos maravedis a cambio de los derechos en el Pozo del Conde (31), eras de sal y derechos de portazgo que tiene el monasterio en Poza. Esta cesión hecha por la hija de Alfonso XI es un detalle más en el progresivo desprendimiento de los propietarios. Pues bien. será precisamente Alfonso XI quien declarara pertenecer a su real patrimonio las salinas con todos sus accesorios. Era el siglo XIV. Sin embargo, ya por las exenciones y privilegios concedidos a los tales poseedores por los reyes anteriores o por el mismo Alfonso XI, ya por

(28) «Dono et concedo vobis dompno Petro, Oniensi abbati, et universo oniensi monasterii conventui praesenti et futuro, centum et sexaginta morabetinos in salinis de Rosio percipiendos annuatim qui monachorum indtunentis et calciamenta deputati sint, in concambium pro salinis de Poça quas 'llichi cum beneplacito et consensu vestro accipio». (Archivo Catedral de Burgos, vol. 71, n.0 11. Libro Becerro 2..). (29) Cf. L. &Intimo, Cartulario del Infantado de..., p. 177. (30) Sobre la sal en la historia medieval, cf. R. PAsron DE TooNra, La sal en Castilla y León. Un problema de lo alimentación y del trabajo y una política fiscal. (Siglos X-XIII): «Cuadernos de Historia de España». 37-38 (1963). 42-87: R. ARROYO ILERA, La sal en Aragón y Valencia durante el reinado de Jaime I: C. MANCA, Aspetti dell'espanshme economica catalano-aragonese nel Mediterraneo occielentale. ll comercio internazion ale del sale, Milano 1966; J. L. MARTÍN, Nacionalización de sal y aranceles extraordinarios en Cataluiia, (1365-1367): «Anuario de Estudios Medievales», 4 (1967). 599-611. A pesar de estos trabajos hay que admitir que la historiografia hispana apenas ha prestado atención a la historia de la economía salinera: cf. M. GUAL CAMA -

Para un mapa de la sal hispana en. la Edad Media, en Homenatge a Jaume Vicens i Vives. I. Barcelona 1965. p. 483-497. (31) Este pozo se llamaba ast, «del Conde», hoy Pozocuende, por ser el pozo que el conde Sancho Garcia concedió, entre otros bienes, a su hija Tigridia al RENA,

fundar en su favor el Infantado de Ofia.

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otras dificultades que impidiesen su cumplimiento, lo cierto es que esta providencia no tuvo efectos completos hasta el reinado de Felipe II, el año 1564., fecha en que se estableció la incorporación formal de las salinas al patrimonio real de la corona. En consecuencia el 13 de abril de 1564 Felipe II, a través de su Real Consejo de Hacienda, cita a los herederos de las salinas para que envíen a Madrid dos representantes de los que crean más entendidos en salinas para tratar de la compensación que se ha de dar a los interesados. Los acuerdos que se adoptaron sirvieron sin duda de base para los estatutos que en el futuro habían de regir la vida de la Comunidad de Herederos de las Salinas. En adelante estas salinas llevarán el nombre de Reales Salinas, que será mucho más que un título honorífico, pues quedarán bajo una efectiva tutela real. Pero la Comunidad no perderá ni la organización ni el empuje ni la capacidad de defender sus fueros e intereses. La Comunidad seguirá eligiendo a sus diputados que la representen oficialmente y velen por sus intereses, que ejecuten o hagan ejecutar las providencias dadas para su buen gobierno, que hagan que los herederos, el Rey también como el primero de ellos, tengan bien dispuestos los pozos y vasijas para echar las mueras, etc. Estas y otras similares fueron las obligaciones y funciones que, según el reglamento de la Comunidad, competía a los diputados. Esta fue la fórmula que dio a las salinas de Poza siglos de gran prosperidad y una rotunda supremacía con respecto a sus rivales de Castilla la Vieja y regiones adyacentes. En efecto. En Castilla fueron muy conocidas las salinas de Cabezón, Herrera, Rosío, Mana y otras, además de las de Poza. Entre ellas tuvieron singular importancia las de Mana y Poza y, en el afán de alzarse con la supremacía, anduvieron enredadas en frecuentes intrigas y pleitos. Las de Mana tenían mejores condiciones naturales en cuanto a la facilidad y comodidad de la producción. Pero la mejor situación geográfica de Poza, al hallarse más próxima al centro de la zona castellano-leonesa, y la calidad de su sal hicieron que los reyes se inclinaran decididamente a favor de ésta y le dieran un trato de privilegio. Ya en 1392 Enrique III interviene contra el Consejo de Afiana en relación con la venta de sal de Poza (32). De 1436 tenemos una carta de Juan II mandando se deje paso libre a la venta de sal de Poza (33). Y de 1454, una cédula de Enrique IV también contra el Consejo de Afiana y su

(32) Cf. L. SERRANO, Cartulario del Injantado de , p. (33) idern, p. 323-324.

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señor Pedro Sarmiento, que dificultaban la venta de sal de Poza (34). Son estos casos la muestra de algo que vendrá repitiéndose a lo largo de los siglos: pleitos y salidas airosas por parte de Poza. La protección de los reyes desde Felipe II, que incorpora las salinas de Poza a la corona, hasta Isabel II, los desvelos e inteligencia de los herederos de las salinas integrados en la Comunidad que potenciaba sus esfuerzos y hacía llegar su voz a las alturas de la administración, la colaboración de los arrieros y carreteros que la trajinaban hicieron que la producción y comercio de las salinas de Poza alcanzara cifras realmente considerables y la villa jugara un papel importante en la historia de Castilla. La producción llega a alcanzar medias de cien a ciento veinte mil fanegas por año, cantidad que habría de abastecer los toldos y alfolíes de Burgos, Palencia, Valladolid, Zamora y Salamanca, hasta rayar con los principados de Asturias, Galicia y reino de Portugal. De los alfolíes más lejanos que debían proveerse de Poza son los de Ciudad Rodrigo, Puebla de Sanabria, Ponferrada, Villa franca del Bierzo. Así hasta un total de cincuenta y seis lugares principales, distantes algunos sesenta y dos leguas del centro de producción. Todo esto suponía una ingente escuadra de arrieros y carreteros, así como un elevado número de braceros en los puestos de producción y puntos de destino. En principio y cuando la sal pudo circular libremente, su transporte estaba al alcance de todo el que la quisiera negociar, pero, cuando fue puesta bajo control estatal, el transporte de la sal destinada a los alfolíes de Burgos quedó reservado a los arrieros de Poza y el de la sal destinada a los alfolíes de las otras provincias citadas, a los arrieros y carreteros de la «cabaña real» juntamente con los pozanos y, por una concesión especial del rey, los del Valle de las Poblaciones en las estribaciones de Peña Labra. Las salinas de Poza hoy han pasado ya a la historia, pero han pasado tras muchos siglos de existencia bien gloriosa, de la que son buena prueba los monumentales edificios que se alzaron por causa y al abrigo de las salinas: así el edificio de la administración de las Reales Salinas, blasonado con el escudo de los primeros Borbones, el «pósito», almacén de tiempos de Felipe II, el almacén de Trascastro, con fuertes muros y estribos, el de la Magdalena..., todos ellos edificios monumentales, ejemplares únicos por su trazado y construcción, con la doble aplicación como almacenes para la sal y aposento de la Guardia de las Reales Salinas, encargada de custodiarlas. (34) Idem, p. 335 ss.

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Desde otro punto de vista podemos recordar que aquí en Poza estuvieron encarcelados los embajadores de los países que en mala hora terciaron en el rescate de Francisco I de Francia. Y desde el punto de vista militar, lo que se conoce con el nombre de «acción de Poza» en la guerra de la Independencia, acción que consistió, por decirlo brevemente, en la liberación del castillo, que ocupaban las tropas francesas del general Palombini, por la llamada «División de Iberia» del guerrillero Francisco Longa, con auxilio de los comarcanos, el mismo Longa que derrotara al también general francés Fromant en las cercanías de Sedano (35).

I I I. — ACTIVIDAD ECONOMICA a) Agricultura Poza de la Sal cuenta con un término municipal de 48,70 kilémetros cuadrados. Gran parte de este terreno se halla en el páramo difícilmente cultivable. Con todo, aprovechando las hondonadas, se ha dado un cultivo cerealista, trigo y cebada preferentemente, pero nunca en cantidades importantes. En medida aún menor hay que recordar lo que llaman «menudos», tales como yeros, alholvas, arvejas o guisantes secos para pienso de los animales. También en los páramos se ha cultivado con relativo éxito la patata. La parte del término que se orienta hacia La Bureha puede considerarse de cultivo hortícola. Encontramos también representado el árbol frutal: manzano, peral, ciruelo, melocotonero, cerezo, almendro, nogal. Asimismo es digno de mención el hecho de que hasta hace pocos años existió, sólo para el consumo familiar, un vifiedo que producía un vino flojo de un agradable bouquet ácido: el chacolí. Hoy ha desaparecido totalmente este viñedo. La dedicación agrícola no ha sido tradicionalmente la ocupación principal de los habitantes de Poza. Fueron las salinas las que dieron trabajo a los pozanos. Sin embargo, ello no fue obstáculo para que el campo se trabajase también de una manera marginal y, desde que las salinas dejaron de ser lo que eran, de modo preferente. Incluyamos aquí también una mención a lo forestal. Esta riqueza en nuestro pueblo es algo tan escaso que no merece un tratamiento aparte. La Sobre las salinas y algún otro aspecto de Poza de la Sal puede verse Las salinas de Poza en. la historia, I, II y ¡JI: «Diario de Burgos», 24-11-1974, 5-111-1974 y 12-111-1974; Poza de la Sal. Relicario Histórico Artístico; «Diario de Burgos», 11-X-1973. (35)

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creencia extendida de suponer que nuestros páramos estaban cubiertos por arbolado en la antigiiedad no está confirmada por ningún testimonio. Es más, puede sospecharse que en épocas apartadas de nosotros la Meseta y en concreto nuestra zona sufría el efecto de las sequías y de la escasez forestal (36). Prueba de esta escasez y de los deseos de repoblación son ciertas medidas adoptadas en el s. XVI (37). En los últimos años, antes de iniciarse la despoblación masiva de los pueblos de la comarca, hubo también una campaña de repoblación forestal con plantación de pinos en el páramo. Poza ofrece una escasez de monte más acentuada que en los pueblos vecinos. Las laderas hace tiempo que están peladas sin dejar que los matorrales retoñen. La explicación puede estar en el hecho de que los habitantes de Poza fueron siempre numerosos y el único combustible era la león. Al no ser ésta abundante, sacaban hasta las raíces de los matorrales, dejando las tierras sin posibilidades de repoblación espontánea, consiguiéndose así el aspecto de desforestación que hoy puede contemplarse. El monte, lo poco que hubo, fue, pues, la solución de una necesidad, pero no una fuente de riqueza. Y ni siquiera para cubrir sus necesidades tuvo Poza en este sentido, teniendo que recurrir a otros pueblos, principalmente Padrones. En la zona que mira a La Bureba hay, aparte de los frutales, algo de arbolado: olmos, chopos, álamos. El olmo receloso, nunca en forma de monte sino sólo en las lindes de las pequeñas fincas, en reducidas filas, apoyando una pared o conteniendo la terraza para el cultivo. Los altos chopos y los álamos blancos y morenos al borde de los arroyos o a la orilla de la carretera con su canción de viento... Mencionemos también algún escaso avellano que, además de su sabroso fruto, proporcionó sus varas, largas, finas y flexibles, para los empertigados. Y hemos agotado prácticamente las especies que aquí se dan, omitiendo, cierto, algunas de envergadura arbustacea como puede ser el boj o el esqueno. Presentamos los datos forestales del Instituto Nacional de Estadística, pero hagamos antes la observación de que hay que mirarlos con ojo crítico para no dejarse engañar por el espejismo de los números que, aun siendo exactos, no responden a lo que la fantasía puede imaginar al leerlos: Monte alto y alamedas Has. 12

Monte medio y dehesas Has.

Monte bajo y otros Has.

Total forestal Has.

3.074

3.086

(36) Cf. T. LÓPEZ MATA, La provincia de Burgos en sus aspectos geográfico. hit-rico y artistico, Burgos. s. f., p. 28. (37) Cf. Archivo Municipal de Burgos, Legajo 2.407.

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Viendo el total forestal puede parecer una extensión considerable, pero nótese que ese total se reduce prácticamente a monte bajo, que, normalmente, recorriendo los lugares, puede comprobarse no merece el nombre de monte, estando casi limitado a unas ralas aliagas y contados espliegos, brezos y gayubos. Y ni que decir tiene que no supone ningún ingreso ni para los particulares ni para el pueblo como tal. b) Ganadería Las amplias extensiones de páramos y tierras poco aprovechables para el cultivo podrían ser el punto de arranque de una fuente importante de riqueza por parte de la ganadería. En épocas anteriores hubo por estas tierras —pensamos en el páramo de Poza y pueblos limítrofes—, una aplicación a la ganadería con mucho más interés. Las condiciones de estos páramos son indicadas principalmente para el ganado lanar. Y hay que decir que tradicionalmente ha sido el ganado ovino el que ha representado la explotación ganadera, como prácticamente en todas las campiñas y páramos de orientación económica cerealista donde el ganado tiene una importancia muy secundaria con respecto al aprovechamiento agrícola del suelo (38), aunque aquí las amplias extensiones improductivas debían haber cambiado esta orientación. Bien es verdad que las amplias cañadas, con gran parte de las fincas que las defendiera de las «acometidas» del ganado (39), nos están hablando de momentos en que ese ganado se encontraba en proporciones considerables. La clase de ganado criado aquí fue altamente estimado por la calidad extraordinaria de su carne y de su lana. Lo mismo hay que decir del queso duro, curado al humo, que, en un pueblo como Masa, cercano a Poza, alcanzó merecida fama. Disminuyó la inclinación a la ganadería al hacerse grandes roturaciones de terrenos de pasto para dedicarlos a cereales. En los primeros años las cosechas en una tierra virgen y suelta colmaron las esperanzas de los agricultores, pero las débiles capas de tierra cultivable no respondieron bien a los esfuerzos del labrador, volviendo de nuevo muchas de esas tierras a quedar incluidas entre las no productivas (40). Sin embargo, esta (38) Cf. J. GARCÍA FERNÁNDEZ, Sutnneseta septentrional. Castilla la Vieja y León, en Geografía regional de España, dirigida por M. inc TEahl y L. SOLE SABARIS, Barcelona 1969, p. 129.

(39) Este paisaje de amplias cañadas y fincas con rústicas pero abundantes cercas es llamativo, v. g., en Quintanaloma, cuyo término municipal linda con el de Poza. (40) Cf. T. LÓPEZ MATA, La provincia de Burgos en sus aspectos..., p. 33.

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roturación y el paso de buena parte de tierras comunales a propiedad privada redujeron la superficie de las tierras de pasto. Por otra parte, la coyuntura favorable de que ha gozado el trigo ha hecho que el campesino se centrase más en la explotación agrícola (41). Como hemos dicho, el ganado lanar fue el más abundante, aunque realmente solía reducirse a un pequeño hato inferior a las cincuenta cabezas por ganadero. Rara vez se acercaba a las ciento. Y no eran todos los que tenían ovejas. Hoy son menos los ganaderos, pero hay algún rebaño más numeroso. La clase de oveja es la «churra», buena productora de leche. La lana ha perdido importancia con una depreciación considerable. Se trata de un ganado que se mantiene en régimen de pastoreo puro, estabulándose únicamente cuando la nieve impide que pueda pastar. La crudeza y duración del invierno hacen que, durante esta estación, los pastos tengan un escaso valor alimenticio y sea necesario recurrir, aunque en cantidad inferior a la que debía darse, a piensos complementarios para que el ganado pueda sobrevivir. Esta situación desaparece en primavera con el brote de la hierba en las tierras incultas y baldías, en las que las ovejas encuentran un pasto suficiente para su acentuada sobriedad. Luego lo encontrarán, aunque con un valor nutritivo inferior, en las rastrojeras durante el verano. El humilde rebrote del otoño es preludio de la larga y dura etapa invernal, en la que el ganado consumirá las energías acumuladas anteriormente. Así puede decirse que tiene una alimentación deficiente y poco racional. El campesino tiene la mentalidad muy arraigada de que las ovejas deben producir sin proporcionarle muchos gastos. Esto es común prácticamente en toda Cast illa la Vieja (42). De esta suerte el rendimiento no es muy alto. Los corderos suelen venderse a los tres o cuatro meses, comenzándose entonces el ordeñe. La leche se destina a la fabricación de queso, que hasta ahora se hacía en las casas, vendiéndose como un producto típico del país. Hoy el queso ha dejado realmente de fabricarse en las casas, llevándose la leche a las fábricas de queso y derivados. A pesar de no ser el rendimiento muy alto, en las casas donde había ovejas, suponían éstas una buena parte de los ingresos. Junto a las ovejas hay que mencionar las cabras en número muy inferior: poco más que contadas unidades por hato de ovejas. Los animales de trabajo han sido hasta hace poco la pareja de bueyes y uno o dos caballos, mulos o burros.

(41) Cf. J. GARCM FERNÁNDEZ, 0. c., p. 129. (42) Cf. idem, p. 130.

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A esto hay que añadir, como fuente mínima de ingresos pero como algo importante para la manutención, los animales de corral: gallinas, conejos, cerdos, etc., en medida poco mayor que la exigida por el consumo de la familia. Alguna vez también un desván sirve como palomar de un modo elemental. La caza no supone ingresos si no es para el Ayuntamiento en caso de acotar el término. Se encuentra caza menor: codorniz, liebre, perdiz, conejo, y tampoco falta el jabalí. Tanto la caza corno la pesca tiene un atractivo turístico o deportivo pero no cometido económico alguno. e) Industria, comercio y minería De la industria puede decirse que se halla totalmente ausente, a no ser que quieran incluirse en este apartado las antiguas actividades del curtido, herrería, calderería y tejido. Pero en realidad son actividades que hace tiempo dejaron de practicarse. Algo similar hay que decir de una yesera que hubo y de los molinos. En cuanto al comercio cabe decir que Poza ha sido hasta hace poco y aún hoy en cierta medida centro comercial para los pueblos cercanos, pero esto se ha visto altamente disminuido, dada la vertiginosa emigración que ha caracterizado a la zona. Esta misma circunstancia ha mermado las ferias hasta casi anularlas totalmente, aparte de que la mecanización del campo ha ejercido también un fuerte influjo en este aspecto. Sin embargo, son dignas de mención las ferias de ganado le! 27 y 28 de febrero, 1 de mayo, 8, 19 y 20 de septiembre y 22 de noviembre y el mercado de los sábados. Igualmente pueden mencionarse como días de especial concentración el 27 y 28 de septiembre, fiestas de San Cosme y San Damián. Desde el punto de vista de la minería, aparte de la ya mencionada yesera, son los pozos de sal lo que merece destacarse. Las salinas de Poza llegaron a identificarse hasta tal punto con el pueblo que ha podido escribirse que en 1841 los 700 vecinos de que se componía la villa se ocupaban exclusivamente de la extracción, explotación, tráfico y comercialización de la sal (43). Lo de «exclusivamente» es simplificar un poco, pero nos da idea de la importancia que en la vida de Poza tenían las salinas. Mariano Zuaznavar señala a la cuenca salífera una extensión de cien hectáreas aproximadamente, de las que seis pertenecen a las rocas eruptivas anfibólicas, pudiendo decirse que son dioritas tnäs o menos descompuestas (43) Cf. F. NARANJO Y GARZA, Reseña geognóstica y minera de una parte de la provincia de Burgos: «Anales de minas», 2 (1851), 109.

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y que el eje de levantamiento en el cerro eruptivo de El Castelar, ya mencionado, tiene una dirección N-NE y S-SE. Igualmente nos recuerda que la estratigrafía está muy perturbada y que ha recogido los fósiles Belmnites Bicaudilatas5, A mmotütes 1 nsigni4 y hasta un 1'1