Mitos sobre la lactancia materna

Mitos sobre la lactancia materna. - Comer más para tener más leche: comer en exceso no mejora la producción; una dieta para reducir peso no la dismin...
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Mitos sobre la lactancia materna. -

Comer más para tener más leche: comer en exceso no mejora la producción; una dieta para reducir peso no la disminuye y la obesidad es perjudicial.

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Tomar leche para fabricar más y reponer las pérdidas de calcio: la producción de leche no tiene nada que ver con la leche que se ingiere.

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Alimentos para aumentar la producción: ninguno aumenta la producción de leche.

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Alimentos prohibidos por producir cólico o gases: ningún alimento consumido por la madre provoca gas en la leche o el lactante.

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Evitar alimentos que cambian el sabor o la composición de la leche: ajos, cebollas, alcachofas y espárragos cambian el sabor de la leche pero no provocan rechazo del pecho. En algunos estudios, el ajo mejora la apetencia por el pecho.

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Dieta de adelgazamiento durante la lactancia: la lactancia materna ayuda progresivamente a perder peso de forma natural; no hay inconveniente en que se someta a una dieta hipocalórica racional controlada. Las madres con dieta vegetariana deben ser supervisadas para evitar déficit de vitaminas en sus hijos.

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Tintes, colorantes y depilación: no pasan a través de la leche, ya que su absorción a través de la piel es mínima.

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Ejercicio físico antes de dar el pecho: la toma debe ser antes del deporte, ya que se produce acúmulo de “ácido láctico” y rechazarían el pecho.

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Intervenciones dentales con anestesia local: los anestésicos locales no se excretan por la leche.

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La lactancia prolongada deforma las mamas: en el aspecto de la mama influyen, sobre todo, la edad, los factores genéticos y la cantidad de grasa corporal, por los cambios hormonales del ciclo. El mayor cambio es debido al embarazo y los primeros días posparto.

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Ingerir muchos líquidos: no sirve para producir más leche, ni con pocos líquidos reducir.

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Infusiones: muchas plantas utilizadas tienen “efectos tóxicos”.

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Cerveza: no hay estudios que demuestren el aumento de producción de leche.

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La falta de leche no se transmite de madres a hijas.

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Las mujeres con poco pecho fabrican poca leche: las diferencias en el tamaño dependen más de la cantidad de grasa que del tejido glandular y no tiene relación con la producción de leche.

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Las impresiones fuertes cortan la leche: las situaciones de estrés afectan la producción de la leche, pero en pocos días se normaliza aumentando la frecuencia de las tomas.

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El frío en la espalda disminuye la producción de leche: la única justificación es que la madre se acatarre. Es mejor esperar a sentir el pecho lleno para amamantar: cuanto más se vacíe el pecho más leche fabricará. Espaciar las tomas hasta que el pecho se nota lleno es un buen método para disminuir la producción de leche durante el “destete”.

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Masaje en la espalda: no modifica la producción de leche.

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Bañarse en agua fría corta la leche: leche: no hay por qué cambiar esa costumbre.

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Sentir las mamas blandas es señal de baja producción: es poco fiable como indicador de producción. Leche aguada: las madres comparan su leche con la de vaca, más rica en grasa y proteínas.

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Los disgustos se transmiten al lactante: afectan de forma pasajera la producción, pero la leche no vehicula sentimientos.

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La leche de baja calidad impide que el lactante engorde bien: la calidad de la leche suele ser buena. Suspender la lactancia ante un nuevo embarazo: el riesgo de aborto es mínimo. Puede mantener la lactancia; las tomas suelen ser dolorosas por la sensibilidad de los pezones.

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La leche materna por encima de los doce meses no aporta casi nada al niño: es un error sustituir tomas de pecho por derivados de leche de vaca.

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Si los pez pezones sangran, sangran, no se debe dar el pecho: puede causar rechazo el lactante. No hay inconveniente en amamantar pero se debe prestar atención a la curación de los pezones y a la causa del sangrado.

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Aceite de oliva y aceite hipérico para prevenir y curar problemas de los pezones: “Aceite de oliva”: algunas madres creen que dificulta la adaptación

de la boca del lactante porque el pezón resbala y que macera y tarda más en curar. “Aceite Hipérico” (Hierba de San Juan): no se debe utilizar por toxicidad. -

No masajear masajear el pezón con alcohol ni frotar con cepillo.

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Si se tiene poco pezón no es útil estirarlo durante el embarazo.

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Las mujeres pelirrojas, de piel blanca y ojos azules sufrirán dolor de pezones porque tienen pieles delicadas: no se ha confirmado. El factor más relacionado con la aparición de grietas es el mal agarre del bebé al pezón.

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Las hojas de col previenen la ingurgitación mamaria: el alivio era mayor si las hojas estaban frías. En trabajos más recientes no se ha confirmado la eficacia, a pesar de ello continúan siendo muy recomendables y utilizadas.

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Calor o frío para calmar el dolor de la subida de la leche: calor antes y frío después de la toma. Basta con 10 minutos la toma: vaciar la primera mama, ya que debe tomar la leche del final, más rica en grasa.

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No se debe despertar a un bebé para darle de mamar, el sueño alimenta tanto como la leche: conviene despertarlos para que hagan un número suficiente de tomas.

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Dar el pecho mientras está recostado causa infecciones de oído: no hay evidencia de este riesgo. Las tomas nocturnas favorecen las caries en el bebé: no está demostrado. Las molestias de la espalda empeoran durante la lactancia: lo malo es utilizar posiciones incorrectas. Dar de mamar impide el embarazo: durante los “seis primeros meses” cumpliendo el método natural “MELA” (Lactancia Exclusiva Materna y Amenorrea), la efectividad se iguala con el D.I.U. y Hormonal.

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No hay que amamantar si la madre o el hijo tienen diarrea: es un completo error. La lactancia es muy eficaz para superar la diarrea del lactante. Además la diarrea es muy infrecuente en lactantes amamantados.