METEOROLOGIA AGRICOLA Meteorología agricola es la parte de la Meteorología general que estudia las relaciones y actuaciones de los fenómenos atmosféricos sobre los vegetales. Tiene muchísima importancia, desde un punto de vista general, conocer la atmósfera y sus variaciones, pero interesa especialmente a los agricultores. Es el primer dato que tenemos que tomar en cuenta al tratar de establecer una explotacidn agrícola. Del conocimiento del tiempo que probablemente va a hacer depende la clase de trabajos que el labrador ha de ord^enar en el cultivo, tanto en labores como en siembras, abonado, riegos, etc. Y de dicho conocimiento llega a depender hasta la salvación de las cosechas, pues podremos defenderlas de heladas o prevenirlas contra plagas como el Mildiu de las vídes o el Repilo, Vivildo u Ojo de pavo real de los olivos, etc.

Además, poco importa que dispongamos de buenos terrenos si la influencia de la atmósfcra sobre

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los ve^;etales que queramos cultivar, hace imposible o muy clitícil que los ohtengamos. En I^apaña, p„r las muy distintas alturas, por la dirección dc sus montañas, por la prosimidad o alejamientu cl^ los mares son muy varias las circunstancias m^teorológ^icas de sus distintas regiones. * * *

Todos los fenómenos que se verifican en la atmósfera reciben el nombre de meteoros, llamándose por esta razón a la ciencia que se ocupa de ellos Meteorología. Vamos a exponer primero, aisladamente, sus diversas actuaciones y más adelante las relaciones de éstas entre sí. * * * Calor.-Es una de las formas de la cnergía universal que se manífiesta en Ios cuerpos por modificaciones de éstos, variables según las circunstancias. Su principal, aunque no único orígen, es eI Sol. E1 calor propio de la tierra debido a su incandescencia central (aunque sobre esto se hayan expuesto diversas teorías) apenas se hace sentir sobre su superficie y menos aún en las capas atmosféricas. Favorece, indudablemente en aquélla y éstas, la conservación del que reciben del Sol, así como le

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contraría la gran frialdad yue parece existír en los espacios interplanetarios. Como fuente de calor hay que considerar exclusivacnente al ^ul, pues ni el de los demás astros, ni el interno de la tierra tienen importancia en 1Vleteorología, ni mcnos en Agricultura. Temperatura máxirna.-Ls la más alta que se observa en un tiempo determinado. Así la temperatura máxima de un día estará representada por la mayor lectura del termómetro en ese plazo. La de un mes, por las más alta que se haya observado en todos los días del mes. Tewri.peratura mvnima.-Es la más baja que se observa también en un ptazo determinado. Así la de un día, la lectura de menor número de grados, en todo ese dia. La de un mes, la menor de todos los días de ese mes. Sumando la máxima y la mínima de un día y tomando la mitad de la suma se obtiene un número muy aproximado a la temperatura media del día y este medio es el que generalmente se emplea; pero para hallar la verdadera ternperatura media hay que observar el termómetro de hora en hora, sumar todas las lecturas y'dividir la suma por veinticuatro, o sean las horas que tiene el día. Como este procedimienta e^ muy snolesto no se practica, y lo común es determinar la media por las indicaciones de los termómetros es^ritores, registradores o termógrafos, que varias veces, du-

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rante el día, se comparan con los termómetros normales. Así, pues, ]a mejor manera de clarse cuenta de ]as oscilaciones de ]a temperatura en cl curso dcl día es con una representación gráfica, en cuyo papel, las líneas verticales de la cuadrícula, indican las horas ; y las horizontales los grados termométricos. Así se ha podido obscrvar quc mientras la oscilaeión durante el día en el Ucéano ecuatorial, en el mes de julio, no llega a dos grados, en Hatnburgo es de seis y en Madrid pasa de i4, con tos consiguientes perjuicios para ]a vegetación en este último punto. En el mar las oscilaciones son poco importantes. En las costas se acenttían las diferencias, que crecen en el interior y llegan a su máximo en los desiertos y mesetas elevadas. Por eso sc observa en España, que en las zonas próximas al mar, estas variaciones de temperatura del día, son menores que tierra adentro y donde ]legart a ser más grandes las variaciones es en la meseta central o tierras de Castilla. La amplitud de la oscilación depende en gran parte del estado del cielo, siendo tanto menor cuanto mayor es la nubosidad, Para fijar la temperatura media mensual, se suman las temperaturas medias de los días y se divide la surna por el número de días que contenga el mes. La mediá del año resulta de la división de la suma de las mensuales por doce.

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I_a meclia normal cle un punto detenliinado de la tierra se obti;ne sumando las medias de un gran número dc años y dividiendo la suma por el número de éstos. Cuanto más número de años sr tome, mejor, pues así se diluyen las variaciones accidentales quc pudieran presentarse. Ahora bien ; las temperaturas que más interesa conoccr al agricultor son las mínimas, por ser las que con más frecuencia ocasionan daños a los cultivos. Causas 4ue modificcrre el calor en la superfieie de la tierra.-Son las siguientes. I.a variable distancia del Sol a la Tierra en las diversas épocas del año ; el mayor o menor tiempo que aquél permanece en el horizonte ; la distinta oblicuidad con que a éste ]legan sus rayos ; la elevación del terreno sobre el nivel del mar ; su exposición, según que sea al Norte o al Sur, etc., y por último la mayor o menor constancia e intensidad de los vientos v de otros meteoros atmosféricos. Líneas de igucrles temperaturas tsrcdias; de iquales máximas y de iguales mínimas.-Para determinar el reparto de la temperatura de las capas inferiores del aire en todo el Globo, ideó Humboldt unir, con líneas sobre un mapa, todos los puntos que tuvieran una misma temperatura media al año, a las que dió el nombre de líneas isotermas, o sea de igual calor. Uniendo asimismo todos los puritos de la tierra en que las temperaturas máximas o mínimas ha-

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yan sido iguales, se tienen respectivameute las ]íneas isóteras o las isoquímeuas.

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El calor seyí^^n !a alti^ra.-r^ medida yue nos elevamos sobre el nivel del mar, sea cual fuere la latitud (t) en que rn^s encontremos, se r^ota que es más fría la temperatura. A considerables alturas, es e] frío tan constante e intenso que las cimas de las montañas permanecen cubiertas de nieve aún en las regiones más cálidas, como sucede, por ejemplo, en España, con Sierra Nevada en Andalucia. Las causas que producen este enfriamiento son múltiples, pero la principal de todas es la irradiación terrestre, que en las grandes alturas, debid.^ al menor espesor de la atmósfera y a su enrarecimiento, obra con mayor energía, enviando al espacío ínterplanetarío el calor recibido del Sol, pues debemos recordar que el aire es muy mal ^ conductor del calor. En el aire seco se estíma que el termómetro _un grado por cada cien metros a que nos s; pero como el airc atmosférico siempre contie'fte^, vapor de agua en cantidad variable, el ci^;ento de la temperatura al ascender en e^^ más lento, admitiéndose, por lo general uest as regiones, que por cada i8o metros sitiij^nos baja un grado el termómetro. plo de las diferencias de calor según las (i) Latitud de un punto es la distancia de éste al Ecuador, contada sobre el meridiano de dicho punto.

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^^ ^"^ r , distintas alturas, clemostrándose ^ri •^^"clisti^É`^

cultivos, lo tcnemos en l,anjarú^ (pru^r_^^ de Granadaj. Ucsde el cultivo dcl n^ranjo ^T^ ^ ar- ^ te más baja del térinino municipal, vt ^' pre en^•^^ ^ tándose cultívus prcipius de reg^^nes iin^r.^ rías { a medida que se asciendc y así vetn^ ^s, sucesi,^^ ,,°~` mente, la vid, luego cl trig^u, después eh^e^t^ñ^q^y

el castaño, a cuntiuuación los pra^los permanentes y por fin las nieves perpetuas. El cador segú^n las Estacion^^s.-1'ara comprender cómo la presencia del Sol produce todos los grados de calor que forman la variedad de las Lstaciones, es preciso atender a que el Sol calienta la Tierra, no sólo en razón de su Mayor o menor proximidad; sino también del mayor o menor tiempo que actúa sobre la parte del Globo que habitamos y de la direcci^ín más o menos perpendicular de sus rayos. Aunque en verano esté el Sol más lejos de nosotros que en invierno, sus rayos caen por ximarse a la dirección vertical con más e El calor y las plantas cultiz^adas.-Ll fluye sobre las plantas según su intensidá gún su duración y como estas condiciones conforme a las I?staciones, se comprende fluencia distinta de éstas sobre las plantas. Excesos de calor.-Rarísimas veces se registran perniciosos efectos por excesos de calor. F.n algunos casos solamente, puede ocurrir yue un

viento muy cálido y seco arrebate los granos de trigo ocasionando una mala maduración o una mala 8oración en los frutales. En las viñas una elevación brusca de la temperatura da lugar al llamado Golpe de svl, que se manitiesta en forma de quemaduras en las hojas y nartes tiernas de su brotación, y también al enrojecimiento y escaldado del fruto. Contra estos accidentes se debe abo}^ar bien con abonos potásicos, podar corto las cepas y dar repetidas y oportunas labores superficiales, estando la viña en vegetación. En los árboles se presentan, por exceso de calor, las grietas o rajaduras de insolación. Aparecen al*terminar el invierno o en primavera, en los arces, robles, hayas y carpes. Se presentan en forma de hendiduras alargadas de la corteza dejando descubierta la madera, pues sus bordes se separan bastante. Estas grietas suelen cicatrizarse después de algunos años, pues se forman tejidos de recubrimiento, distinguiéndose en esto de las quemaduras de la corteza que no se curan nunca. El aire, cuando a su calor une la sequedad, puede producir importantes daños a los árboles de monte. Cuando los tiernos brotes se encuentran bajo su acción durante algún tiempo, las plantas se ahornagan. El doctor Hartig cita el siguiente caso : "En los alrededores de una ferrería situada dentro de un monte de abetos, sufrían los árboles en una extensión considerable, lo que se hacía

bien visible en que las acículas pardeaban y caían de los brotcs antes de tiempo. Mas esto solamente ocurría en aquellos años en los que el tiempo era seco en la primavera, pues si ésta era Iluviosa la acción perjudicial de la ferrería se notaba muy poco, y los daños eran insignificantes. Si la acción del aire seco y caliente tenía lugar cuando los brotes y hojas estaban ya desarrollados, apenas suf rían daño alguno. Heladas.-Las bajas temperaturas, las mínimas dando lugar a lo que llamamos heladas ocasionan en nuestra patria pérdidas frecuentes y de gran consideración, sobre todo en primavera. A1 presentarse las muy bajas temperaturas, los primeros órganos que perecen son las yemas y brotes tiernos ; le siguen las ramillas, ramas, tronco y, por último, la raíz. Más que por descender mucho la temperatura, mueren las plantas por cc^nibiar rápidame^nte de temperatura. Esto último es más frecuente en primavera, y como, además, la planta tiene más jugos que en invierno las consecuencias son más desastrosas. Opinan muchos que cua^ido se presenta la temperatura de cero grados, esto es, cl laielo, el agua de la savia al helarse y aumentar de volumen, dilata, extiende las membranas que la contienen, haciendo que los poros ^de las mismas se abran. A la salida del Sol las plantas cambian de temperatura a otra más elevada, pero como el agua es mejor conductora del calor, se liquida antes de

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yue se cierren los poros y se efectúa por éstos la extravasaci^ín de la savia. tlluchos son los procedimientos que el labracíor puede utilizar para cíefenderse de ]as heladas. Son éstos 1; s filas de árholes y si es posil^le ^ T)eberá cl aparato ser capaz para >^ ren to útil de naranjas seleccionadas d^° io. durantc la jurnada cle trabajo de ^-4io ho c^ n,^^^^h El gast^, ocasionado por la s ,; ^ ,. prendiendo arnortización, reParacion ^L ^^!^}^ ... `^ ;`" conductores del mismo, mano de obra t^bOrz^.r^^^ tri-r., productos que el aparato pueda neces^tar, seguros, etc., no pocírá exceder en ningún caso de io pesetas por cada i.ooo kilos de naranjas seleccionadas, tomando por base un aparato capaz para seleccionar i.ooo l:ilos de fruta durante la jornada de ocho horas de trabajo. Se concederán beneficios que no detallamos, por la patentc, al inventor o inventores de dicho aparato. En cuanto a la producción vitícola ya sabemos las enormes pérdidas que una helada primaveral determina en mtry pocas horas. En noches de marzn, abril y aún mayo, acecha al labrador un enem^go muy peligroso, porc^tt-\ ataca súbitamente. Es el caml^io brusco de ^xé_m- si^^^ peratura ; es et hielo seguido de un deshiel *rap^,^i,-,, r; do, cuya circunstancia es tan propia de es^es^ ;^ ^^ ción del año. Especialmente en la meseta central de donde las oscilaciones de temperatura son des y rápidas, los daños suelen ser más sensili Hay unos procedimientos que tienden a evitar la acción de las heladas y otros a aminorar los daños que ya hayan producido. Entre los medios de evitar ]a acción de las heladas existen los siguientes : En F.rancia, en sitios

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muy expuestos a heladas, pero en pequeños viñ dos y en donde el precio del vino puede aguant; estos gastos, se han empleado tubos de drena en los que se introducen las ramas largas dejad, a ta cepa. En frn de mayo, si se presentó ya helada, se quita el tubo y se salva así esta par de la cosecha. Si la vid no se heló y no se quierc conservar las ramas largas, se las corta a ras c la cepa. Otros viticultores emplean simplemente tej; de barro cocido. Dejan en cada cepa, como cua^ do las quieren enterrar, uno o dos sarmientos e! teros, 1as echan en el suelo y ponen encima 1; tejas mencionadas. Uno de los medios clue ha dado mejor resu tado ha sido el enterrar los sarmientos largos c una pequeña 2anja de veinte a veinticinco cenl metros de profundidad, siete u ocho de anchu^ y un largo como el del sarmiento. Este se fi en esa posición con ayuda de unas horquillas. Sí se díspusiese de agua para el riego, 1o q^ no suele ser frecuente, es este un buen medi oues en la Rioia to comprobé personalment Regando una viña de pies madres americanc que estaba a nuestro cargo, ocurrió una helada primeros de mayo. Todas ]as líneas (renques) c vides regadas se salvaron y desde la primera donde no 11egó el riego aparecieron heladas. F,s se puede hacer también en los viveros, que p^ hallarse en sitios bajos y poco ventilados est^ más expuestos a tas heladas.

Perv lq más nrevisór Qn com^rcas expuestas c ^

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frecuencia a la acción de los hielos, es no plantar viñedos en los fondos u hondonadas con poca ventilación o junto a bosques. Prueba práctica que recuerdo, es que en Galicia, algunas Juntas de defensa contra plagas del campo, como la del Ayuntamiento de Las Nieves y otras, me comunicaron un año que no siendo en algunos altos desapareció la cosecha de la^tiid por la helada. Además, en esas situaciones bajas los vinos no son de "tan buena calidad y las vides están más expuestas al m^Ctiu y otras enfermedades criptogámicas, que las viñas situadas en sitios ventilados y altos, como las laderas. Muchos de estos fondos húmedos darían más dinero al agricultor dedicándolos a prados o forrajes. Otra precaución contra las heladas es podar tarde las viñas, pues sabido es que así se retrasa la brotación y se salva en parte el tiempo en que se presentan esas heladas. Lo mismo podemos decir de algunos f rutales. Hay variedades, tanto de vides como de frutales, que brotando tarde escapan a la acción de heladas primaverales. Pero si no reúnen ]os frutos condiciones tan buenas como las de brotación temprana, recurriremos a la poda tardía de estas últimas para compaginarlo todo. ^ La labor temprana es un auxiliar, pero sólo en aminorar los daños, pues 1^ tierra ^esponjada en su superficie abriga más la planta. La pulverización de las yemas con lechada de caí se puede considerar también como un procedimiento preventivo.

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En cuanto a las heladas que se presenten en el invierno no ha}' procedin^iento que se pueda considerar práctico. Solamente se preservarán las vides algo, de sus efectos, haciendo en el otoño aporcados grandes, dejando durante todo el invierno cubierta la cepa en el tronco y brazos. Es conveniente podar después de la helada, cortando sobre los ojos que queden por bajo de la parte helada. Cuanto más pronto se haga la poda menos tiempo permanecerá la vegetación en suspenso; el advenimiento de las contrayemas será entonces más rápido y más esperanza se tendrá de obtener algunas uvas. No hay que tener en cuenta el derrame de la savia que seguirá a la poda, porque el agua que se escapa del corte es una savia viciada, irnpotente para criar nuevas yemas. A1 contrario, es venir en avuda de la Naturaleza v de la vid, el ^^^'^i^ vocar e l d esag ^ e, puesto que l os ó rganos con l^^ue estaba en relación, no existen ya. ^ niendo en práctica, según los casos, los mexpuestos, se conseguirá aminorar los daños, no se puede obtener por los agricultores una

^ha normal.

s conveniente, por tanto, se solicite de los Poderes públicos que por el personal agronómico se evaiuen enseguida las pérdidas sufridas para que al acudir el Estado en socorro de los damnificados, se haga en la forma equitativa que a todos interesa. En la región de los prados también ocasiona daños en la hierba la acción de las heladas. Y ob-

servando que después de una noche muy fría la hierba está amarilla precisamente por donde no fué el ricgo, el procedimiento para defenderse de las heladas consiste en echar el agua al prado, en las tardes que se supone va a helar o sea en esas tardes de pritnavera, en que el aire está en completa calma y el cielo despejado, sin una sola nube, brillando las estrellas al anochecer con mucha intensidad. ^ Se consigue este resultacio, porque el agua en movímiento sobre el césped dada la mayor temperatura de aquélla, abriga al césped, habiendo comprobado nosotros muchas veces después de noches muy frias que la hierba estaba helada, queimada, como dicen los agricultores gallegos, por allá donde no fué el agua. El calor y el clesarrollo de la vegetació^n.-Las fases de la vegetación se presentan entre límites determinados. Se inician cuando un grado mí^timo de temperatura actúa sobre ellas, activán e con la intensidad del calor y Ilegando a decr ^er hasta la suspensipn de las funciones cuando 1= a'...«. a cierto g rado máximo su acción. é Una temperatura media dentro de estos límit ^oi^, (grado óptimo o temperatura óptima) es la más conveniente para que la Yunción se realice, necesitando cada planta absorber determinado número de grados de calor para cíesempeñar el conjunto de sus funciones. Este número de grados es lo que se llama integral térmica y es distinta según los vegetales.

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^^ La germinación de las semillas, propías cle nuestro país, se veritica entre las temperaturas límites de ^ y ze^ l;racl^^s centigrados ; la Horescencia entre los to y_^^ ^,rrados; la iructificación y madurez entre lus i5 y 3^ rrados, siendo ]ímites mínimos^, entre los cuales se realizan las funciones vegetativas las de o a r5 gracíos, y máximos, 42 a 5o grados. * * * Luz.-Los meteoros luminosos dependientes de la reflexión, de la refraccíón o de la descomposición de la luz no ejercen inftuencia de importancia en el cultivo. Lo que nos conviene, es conocer la accíón cie la mayor o menor intensidad de la luz en la vida de los vegetales. Accian de la lu^ sobre la veqetación.-Esta influencia es muy importante. La luz blanca es una vibración constituída por otras siete elementales de distinto color y llamadas rayos del espectro. Actúa cada una de diferente modo en la vida, en la dinámica interior del vegetal. Así, el rayo amarillo contribuye a la formación de la materia verde del vegetal; el azul y el violeta regulan el crecimiento; los ultravioleta favorecen la formación de flores, y el rojo activa la asimilación del carbono. La materia verde, absorbiendo tas radiaciones luminosas, forma centros asimiladores de impor-

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tancia en el vegetal. Cuandv la luz es,^ ^sy.,,i^ da a cste rnucho verdor, da consrsterkrZ^^ la ]cñasa y activa la absorción radiydiar, ^t; permite a los tallos su crecimiento rá^dinar^: A más desarrolla sus olores y sabores. Así cit^sra-vifiréis quc cn la regiórx Noroeste y Gq.ntábriLa^`de g, España, donde escasea la luz por la, ffe^u,^}4ig^ '. de nubes }' uieblas, los frutos no son tan aRUCarados ni 1