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Medios, lenguaje y espacio virtual A D Discursos testimoniales La subjetividad en juego* RAMÓN ALVARADO JIMÉNEZ través de la toma de la palabra ...
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Discursos testimoniales La subjetividad en juego*

RAMÓN ALVARADO JIMÉNEZ

través de la toma de la palabra en diversos medios electrónicos, entrevistas periodísticas, en registros videograbados, etcétera —proceso discursivo que siguió al episodio de la brutalidad policíaca en Atenco (4 de mayo de 2006)—, se ha ido conformando una verdadera comunidad de narrativas testimoniales. Este tejido de los desgarradores relatos de la represión, no sólo constituye los hilos de una memoria colectiva que se resiste al olvido sino que está ahí para impedir su extravío en una zona de silencio, para evitar que se produzcan “borraduras” en la narrativa social de la opresión. A partir del corpus de los relatos testimoniales publicados por La Jornada y Reforma a lo largo del mes de mayo (2006), nos detendremos a examinar las peculiaridades del discurso testimonial, en tanto instancia de enunciación, y las implicaciones éticas de la “subjetividad” en juego. PALABRAS CLAVE: instancia de enunciación, relatos testimoniales, ethos discursivo, memoria/olvido.

El monopolio de la violencia: la gestión del miedo CINCO DÍAS DESPUÉS de la recuperación espacial y simbólica de la plaza pública en el Centro Histórico de Oaxaca, “tres helicópteros descargaron cientos de * El autor agradece la valiosa colaboración de Dunia Campos en la documentación y análisis de los diarios seleccionados para este estudio. Los señalamientos de Mariana Robles respecto de diversas fuentes consultadas han resultado invaluables. El registro de los acontecimientos y recopilación de testimonios del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, A.C. y la Comisión Internacional de Derechos Humanos, es una muestra del minucioso trabajo de documentación que realizan estos organismos no gubernamentales dedicados a documentar extensamente las violaciones a los derechos fundamentales de hombres y mujeres. ANUARIO DE INVESTIGACIÓN 2006 • UAM-X • MÉXICO • 2007 • PP. 335-349

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cilindros de gas contra los manifestantes de la APPO en la avenida Universidad. Oaxaca fue bombardeada con lacrimógeno. Casi un kilómetro de miedo, de desesperación, de llanto y ardor en la piel de los rostros...” (subrayado nuestro; crónica de Alejandro Suverza en El Universal, 3 de noviembre de 2006). A menos de un mes de la toma de posesión del presidente electo, Felipe Calderón, la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal recibió en unas cuantas horas (hasta las 11:00 am) 120 llamadas reportando “extraños paquetes o maletas” abandonados en edificios o en espacios públicos de la Ciudad de México (El Universal, nota del 7 de noviembre, p. 11). A lo largo del año 2006, el manejo informativo en medios impresos ante las “explosiones” de la violencia política y social oscilaba entre el tratamiento sensacionalista de los acontecimientos y un esfuerzo por “contextualizar” mediante artículos de opinión y editoriales, en un lapso temporal de “corta duración”, los “hechos duros” documentados a partir de textos noticiosos, relatos diversos y fotografías de gran tamaño. Un año particularmente prolífico en “notas” relativas a la contienda política. Las elecciones presidenciales estuvieron envueltas en un clima de crispación y violencia verbal sin precedentes. La resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) no alcanzó a disipar las dudas sobre la intervención de los “poderes fácticos” y la constante intromisión del poder ejecutivo con todos los recursos a su alcance. A este complejo escenario postelectoral, que ha desembocado en una profunda polarización de la sociedad mexicana, contribuyeron, sin duda, la irrupción de movimientos sociales y huelguísticos como el paro de trabajadores de Sicartsa en Lázaro Cárdenas (Michoacán, 20 de abril); la ocupación de vías federales y los posteriores enfrentamientos entre policías y pobladores en Texcoco y San Salvador Atenco (3 y 4 de mayo). Por otra parte, el violento desalojo del plantón de maestros en el Zócalo de Oaxaca (14 de junio) desembocó en una radicalización del movimiento y en una innecesaria extensión del conflicto: gobierno estatal/organizaciones populares. Esta cadena de acontecimientos, aparentemente inconexos, contribuyó a la generación de un clima de tensión que alimentó los miedos colectivos ante la incertidumbre política y la violencia social. En este trabajo nos proponemos describir el “montaje enunciativo” de los textos periodísticos que recuperaron los testimonios de las víctimas de la MEDIOS, LENGUAJE Y ESPACIO VIRTUAL

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represión en Atenco. Empleamos el término instancia de enunciación1 en el discurso periodístico para dar cuenta del montaje de polifonías enunciativas: la voz del diario que enmarca el texto del periodista en una sección y un lugar específico de la página impresa, que a su vez refiere, mediante citas directas e indirectas, la voz del testimoniante. Pondremos de relieve ante todo la creciente importancia del “material” testimonial que se generó a raíz de los violentos enfrentamientos entre pobladores de San Salvador Atenco y las fuerzas policíacas federales y estatales. El corpus de esta investigación está conformado por los textos publicados durante mayo de 2006 en dos diarios de la Ciudad de México, La Jornada y Reforma, con base en una clasificación genérica que sigue las convenciones establecidas por la práctica del periodismo en México. Realizamos una selección de textos —artículos, reportajes, entrevistas, crónicas, notas informativas— focalizados en los testimonios de las víctimas de la intervención policíaca efectuada el 4 de mayo. Hemos considerado diversos aspectos “peritextuales” (Adam, 2001), como la ubicación de las notas en las diversas secciones del periódico, ilustraciones (fotografías) que las acompañan, elementos macrotextuales como encabezados y titulares principales, y otros aspectos co-textuales de la serie de acontecimientos referidos en los dos diarios mencionados.

La escena mediática y discursiva 3 de mayo Entre las 6:30 y las 7:00 hrs. del 3 de mayo se registra en Texcoco un enfrentamiento entre fuerzas policíacas del municipio y estatales (compuestas por 200 elementos según el diario Reforma) y un grupo de comerciantes (entre 30 y 40 floricultores según diversas fuentes periodísticas, Reforma y La Jornada) apoyados por el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra: un centenar de activistas del pueblo de San Salvador Atenco. 1 La noción de instancia de enunciación (véase Calame, 2005) sugiere que en la puesta en discurso, la figura de un hablante-narrador está más abierta a diferentes modalidades y montajes discursivos que apelan a otras voces o “máscaras” enunciativo-narrativas.

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A las 10:00 hrs. se inicia el bloqueo de la carretera Lechería-Texcoco (km 27) por un número aproximado de 150 pobladores de Atenco. En ese momento las fuerzas policiales reúnen ya 300 efectivos. 13:45-14:00 hrs. Primer intento de desalojo del bloqueo defendido en ese momento por un nutrido número de 800 habitantes de Atenco. 14:30 hrs. Segundo intento de desalojo que da lugar a fuertes enfrentamientos que reciben para entonces, una amplia cobertura de medios, en particular los noticieros televisivos y radiofónicos que transmiten en la franja de 13:00 a 15:00 hrs. 15:30 hrs. Otro intento de desalojo es repelido enérgicamente por los pobladores de Atenco y deja como saldo la muerte de Javier Cortés de 14 años de edad, 10 pobladores lesionados, 34 heridos, 8 de ellos graves, una docena de policías retenidos. A partir de estos acontecimientos, La Jornada inicia un seguimiento informativo en una sección especial titulada “La batalla de Texcoco”. Por su parte, el periódico Reforma emprendió la cobertura de estos acontecimientos bajo una serie de encabezados sensacionalistas como “...Atenco: zona de guerra”. En ambos casos, los acentos hiperbólicos de los encabezados pretenden dar cuenta de las expresiones de violencia extrema que registraron el 3 y 4 de mayo, en “tiempo real”, diversos medios electrónicos y digitales: Televisa, Televisión Azteca, estaciones de radio, la actualización informativa de algunos medios de prensa escrita a través de sus sitios internet.

4 de mayo A las 6:00 hrs. se inicia el ingreso a San Salvador Atenco de una fuerza de policías federales (PFP) compuesta por 1 500 elementos, más agentes locales y federales que según una estimación de la revista Proceso (07-05-06:32) reunió un contingente de 3 000 hombres. El operativo tenía como propósito desalojar el bloqueo de la carretera Texcoco-Lechería, impuesto desde el día anterior, y rescatar a los policías retenidos. Un número aproximado de 300 pobladores (según La Jornada) intentó contener la embestida policíaca.

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Dos horas más tarde, las fuerzas policíacas federales y estatales aseguraron el control total de accesos a San Salvador Atenco y sus pobladores fueron sometidos. Ese día se realizaron alrededor de 110 detenciones que, sumadas a las efectuadas durante el día anterior, dan un total de 217 “personas encarceladas en los dos días de violencia” (véase La Jornada, 5 de mayo, primera plana). “Guerra en Texcoco-Atenco” y “Atizan zapatistas Atenco” fueron los titulares de los diarios La Jornada y Reforma, respectivamente, que dieron cuenta del enfrentamiento entre policías municipales y estatales, y floricultores de Texcoco ocurrido el 3 de mayo de 2006 en la carretera Texcoco-Lechería. La Jornada publicó, de modo excepcional, dos fotografías a color: un agente policíaco herido llevado “en andas” por pobladores de San Salvador Atenco, y el cuerpo, cubierto con una sábana blanca, de un adolescente que murió por el impacto de una bomba de gas lacrimógeno en el pecho. Ambas fotografías ocupan más de las tres cuartas partes de la página (formato tabloide) y el resto de ella lo conforman los siguientes balazos: “El desalojo de floricultores en un mercado desata cruenta batalla”, “Ausentes, los gobiernos estatal y federal durante 9 horas de pugna”, “Marcos: el EZLN, en ‘alerta roja’ por los sucesos en el Edomex”. Reforma, por su parte, publica una fotografía, también a color, que ocupa casi la mitad de la página (formato sábana) en la que se ven varios policías y un joven agrediendo a uno de ellos. Publica otra, muy pequeña (aproximadamente la cuarta parte de la anterior), en la que aparece Ignacio del Valle, “dirigente de los macheteros”, capturado por la policía. Los encabezados de las notas publicadas en primera plana son: “Enfrentan con machetes a policías; deja refriega un joven muerto”, “Todo por un puesto de flores”, “Declara Marcos ‘alerta roja’ en apoyo a simpatizantes en Texcoco”. Al día siguiente, en ambos periódicos se informa de otro enfrentamiento. La primera plana de La Jornada se estructura de la siguiente manera: el encabezado principal “Represión” y una fotografía blanco y negro de poco más de la mitad de la página que muestra a un señor, con el rostro ensangrentado y con las manos en alto, capturado por la policía. Un fragmento del editorial titulado “La hipótesis de la subversión”, tres encabezados más, “Con saña, la toma de Atenco; 110 detenidos más”, “‘Ese pequeño grupo es una ‘afrenta a la sociedad’: Fox”, “Condenas a la torpeza oficial; hoy, marcha en MEDIOS, LENGUAJE Y ESPACIO VIRTUAL

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apoyo a los ejidatarios” y “Atenco: la revancha”, título de un artículo de opinión. El conflicto en San Salvador Atenco es la nota principal y el único tema que aparece en la portada de este diario, por segundo día consecutivo. Mientras tanto, Reforma encabeza la nota de la siguiente manera: “Purgan Atenco”, y publica una fotografía a color, correspondiente a un octavo de la página, que muestra a uno de los pobladores ensangrentado, arrastrado por la policía. Aparecen también los siguientes titulares: “Suman 207 detenidos; guarda silencio el ‘sub’ Marcos” y “Realizan autoridades federales y estatales operativo para recuperar municipio tomado”. Esta información ocupa tres cuartas partes de la primera plana del diario de la misma manera que el día anterior. A partir del 5 de mayo ambos periódicos recogieron la versión de quienes fueron testigos o víctimas de las persecuciones, capturas y agresiones: “Aquí madrearon a un chavo que tenía la cara tapada, gritaba: ‘ya estuvo’, pero le llovió la patiza” (Reforma). “¡Baje la cabeza, cabrona!” (La Jornada).

Puesta en escena de la palabra En los textos de la prensa escrita se ha adoptado un modo específico de puesta en escena de la palabra que alterna el discurso directo y el indirecto. Una marca genérica de dichos textos es la referencia a testimonios y declaraciones que constituyen la nota, es decir, que atribuyen un valor informativo fundamental al reportaje o artículo en cuestión. El reportaje testimonial, una enunciación sobre otra enunciación, es un relato de hechos a cargo de una voz que asume un punto de vista específico: el decir la propia experiencia ante un auditorio instituido como tal en una situación dada (conferencia de prensa, entrevista o declaraciones ante organismos de defensa de los derechos humanos). Los textos examinados son la transcripción de un discurso oral; se trata entonces de un “texto oralizado” que conserva las marcas de expresiones coloquiales, pero que no registra los cambios de tonalidad y ritmo que imprime el orador a sus palabras. Lo que interesa en el examen de estos relatos es la particular tensión que se crea en la voz del testimoniante entre lo

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vivido y lo relatado. Más allá del montaje enunciativo del texto periodístico, lo que predomina a fin de cuentas es el punto de vista de la voz testimonial. Poco a poco se abrieron espacios a los relatos de quienes padecieron la intervención policíaca, se presentaron testimonios desde la celda, incluso desde otros países, tal es el caso de los relatos de la chilena Valentina Palma, la alemana Samantha Dietmar y las españolas Cristina Valls y María Sastres, quienes fueron expulsadas de México porque, según autoridades del Instituto Nacional de Migración, “realizaban actividades distintas a las que les fueron autorizadas”. Transcribimos a continuación una serie de segmentos testimoniales sobre los diversos episodios que componen el relato de la represión en esta circunstancia.

Estancia en Atenco Nosotras llegamos a México para hacer un trabajo con las comunidades indígenas en Chiapas [...] Cuando nos enteramos de lo que estaba pasando en Atenco nos fuimos para allá, llegamos de noche y vimos que ya estaban hechas las barricadas en los puntos de entrada y de salida del pueblo [María Sastres y Cristina Valls, La Jornada, 8 de mayo]. Oí por la radio que en Atenco habían matado a un muchachito de 14 años. Decidí tomar mi cámara e ir a grabar; es la tendencia natural de alguien que busca ser una profesional en esto de documentar lo que pasa [Valentina Palma, La Jornada, 9 de mayo]. Mi intención era hacer fotografías en el pueblo [Samantha Dietmar, estudiante de fotografía y diseño gráfico, La Jornada, 14 de mayo].

Detención Nos metieron en un camión, donde nos empezaron a golpear todo el tiempo [...] y nos agredieron sexualmente a las mujeres [María Sastres y Cristina Valls, La Jornada, 8 de mayo].

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DISCURSOS TESTIMONIALES • LA SUBJETIVIDAD EN JUEGO Cuando empezó el ataque guardé mi cámara y me fui a refugiar a la biblioteca, frente a la iglesia [...] llegó la policía. Dos me tomaron de los brazos, mientras otros dos me golpeaban. A las mujeres nos daban toletazos en pechos y nalgas [Valentina Palma, La Jornada, 9 de mayo]. Me preguntaron qué estaba haciendo allí. “¡No es de aquí!”, gritó uno de ellos. Allí empezó el infierno. Me arrastraron del cabello hasta una camioneta donde ya había más personas apiladas. Todos estaban ensangrentados y se quejaban [Samantha Dietmar, La Jornada, 14 de mayo].

Los abusos Nos hicieron de todo, y como estábamos encapuchadas no veíamos quiénes eran, cuando mucho veíamos el suelo lleno de sangre y escuchábamos los gritos de dolor de la gente. No quiero entrar en muchos detalles sobre las agresiones sexuales, pero nos quitaron la ropa, nos la rompieron, nos pasaban la mano muchos policías y prefiero ya no decir más cosas [María Sastres y Cristina Valls, La Jornada, 8 de mayo]. Puedo decirlo con absoluta certeza: a varias chavas arrestadas en Atenco, con las que compartí cerca de 12 horas de prisión en Almoloyita, las habían violado durante el traslado del lugar de arresto al penal [Valentina Palma, La Jornada, 9 de mayo]. Yo también fui agredida sexualmente, lo que se entiende por violación, no, pero en el momento en que me subieron a una camioneta todos los policías que estaban en la camioneta me agarraban los pechos, me metieron los dedos en mi vagina, y me toquetearon mucho [Valentina Palma, Reforma, 9 de mayo]. Como estaba arriba de todos, los policías me empezaron a manosear, a pellizcar, me tocaron las nalgas y empezaron a subirme la blusa. Como traté de bajármela, me pegaron en la cara y empecé a sangrar por la nariz. Ya no pude pensar en nada. Soporté todo sin moverme [Samantha Dietmar, La Jornada, 14 de mayo].

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La expulsión En el aeropuerto de Frankfurt me entregaron a la policía alemana, que se sorprendió porque no les fue entregada ninguna documentación que justificara mi deportación [Samantha Dietmar, La Jornada, 14 de mayo]. [...] el coche arrancó y rápidamente nos llevó al aeropuerto. Nosotros les explicamos que los policías del operativo en Atenco nos habían robado todo, pero se rieron de nosotras [María Sastres y Cristina Valls, La Jornada, 8 de mayo].

La denuncia Más allá de mi deportación ilegal, contra la que voy a luchar, denuncio desde aquí que en Atenco hubo abusos y violación contra mujeres como una arma de represión [Valentina Palma, la Jornada, 9 de mayo]. Tanto a la gente de la cárcel como de Migración les contamos lo que nos habían hecho los policías y las vejaciones que habíamos sufrido, pero ellos decían que eso no era problema suyo e intentaron ser más amables [María Sastres y Cristina Valls, La Jornada, 8 de mayo].

Un esquema narrativo: el secuestro Las circunstancias de las detenciones fueron diversas: a la persecución selectiva de los dirigentes y simpatizantes del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, guiada por colaboradores de la policía, le siguió una serie de arrestos indiscriminados de jóvenes y ancianos, hombres y mujeres, que buscaron refugio, ante el masivo despliegue de fuerzas policíacas. En los testimonios recogidos por la prensa emergen una serie de acciones esquemáticas, a modo de un “script” o guión preestablecido, que van del momento de las detenciones hasta el traslado al penal: 1. Arrestos selectivos e indiscriminados, sometimiento a base de golpes de “tolete” MEDIOS, LENGUAJE Y ESPACIO VIRTUAL

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2. Inmovilización de los cuerpos con la cara en el piso 3. Amenazas verbales y golpes incesantes 4. Agresiones sexuales a las mujeres 5. Llegada al penal (Santiaguito): más vejaciones, golpes y amenazas El “esquema narrativo” que hemos reconstruido configura los ejes temáticos de los relatos referidos en la prensa, tanto en reportajes como en artículos de opinión, que glosan estos testimonios. Esta pauta en los modos de proceder de las fuerzas policíacas y las instituciones que administran la justicia en nuestro país han sido consignadas en el “Informe preliminar sobre la violencia sexual” en el caso de Atenco, que preparó la Comisión Civil Internacional de Observación por los Derechos Humanos.

De la nota roja a la condena A lo largo del seguimiento que establecimos del manejo informativo en ambos periódicos, pudimos constatar que el enfoque sensacionalista del caso Atenco, mediante el despliegue de notas informativas acompañadas de fotoreportajes sobre la violencia ejercida por una y otra parte, fue propio de lo que reconocemos como “nota roja”. Progresivamente, a medida que emergieron los relatos testimoniales, hubo un desplazamiento del enfoque periodístico hacia una condena de la brutalidad y la violencia sexual ejercidas por las fuerzas policíacas. En los espacios de opinión, la voz de otras mujeres, repudiando los hechos, ocupó un lugar importante. Ambos diarios publicaron un artículo de Lydia Cacho. “La violencia de Estado contra las mujeres” (La Jornada) y “Tortura de mujeres” (Reforma) dan cuenta del análisis realizado por la periodista: las torturas y violaciones a las mujeres de Atenco son producto de una misoginia estructural. La periodista Carmen Aristegui también alzó la voz y en su artículo “Violencia”, publicado en las páginas de Reforma, afirma que lo sucedido en San Salvador Atenco expresa “una violencia basada en la inequidad de género. Un sometimiento criminal a partir de la violación, las vejaciones y las humillaMEDIOS, LENGUAJE Y ESPACIO VIRTUAL

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ciones sexuales”. Los testimonios de las víctimas encuentran en las palabras de Aristegui un espacio de legitimación frente a las autoridades que negaron los hechos y restaron credibilidad a los relatos de las mujeres agredidas. Se acostumbra decir que los artículos de opinión en los diarios son como un barómetro de las corrientes del discurso social, de la doxa o la opinión común. Las columnas periodísticas como Jaque Mate de Sergio Sarmiento (Reforma) dan cuenta de las oscilaciones y trepidaciones en la esfera de las representaciones sociales. Ante los acontecimientos del 3 de mayo, el férreo bloqueo de la carretera Texcoco-Lechería y el repliegue de la fuerza policíaca, Sarmiento se apresura a anunciar que el Estado ha cedido su monopolio del ejercicio de la violencia ante grupos de presión como los “macheteros” de Atenco. Bajo el argumento de que las “leyes no son negociables” (“Los machetes”, Reforma, 4 de mayo), el columnista Sergio Sarmiento formula, al calor de los acontecimientos, lo que parece ser una “moraleja” de validez universal: “es indispensable aplicar la ley y utilizar la fuerza pública. Esto genera problemas, pero en el largo plazo evita explosiones de violencia como las que vimos en Atenco”. Las columnas de opinión están sometidas a la misma tiranía de actualidad que las notas informativas. El columnista reacciona ante los más recientes acontecimientos y entrega de inmediato su parecer. En el mismo espacio periodístico, Jaque Mate, a través de una entrega que tituló “Los abusos” (Reforma, 10 de mayo), Sarmiento glosa los testimonios de Valentina Palma y Cristina Valls, quienes pusieron en el centro de sus relatos las vejaciones y abusos sexuales sufridos en carne propia. Sin embargo, el periodista se permite romper el “contrato de credibilidad” que se suscribe ante todo discurso testimonial y se pregunta: ¿Mintieron estas mujeres extranjeras que han denunciado los abusos sufridos? No lo sé, pero nadie puede pretender saberlo si no se realiza una investigación a fondo que tome en cuenta las declaraciones de todos los presentes y que considere todos los demás indicios y pruebas disponibles.

Desde la instancia enunciativa que conforma este espacio periodístico (la columna de Sarmiento) se establecen fuertes asociaciones con el tratamiento MEDIOS, LENGUAJE Y ESPACIO VIRTUAL

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periodístico que adoptó Reforma ante los acontecimientos referidos y, en particular, en torno al testimonio de la estudiante de origen chileno, Valentina Palma. Dicho diario consignó en la cabeza principal de una nota publicada el 9 de mayo: Denuncia expulsada “abusos policiales”

Añade en el sumario de la nota: Explica extranjera su estancia en Atenco. Sostiene chilena que fue golpeada y agredida sexualmente (cursivas nuestras).

No está de más comentar la marcada xenofobia de estos enunciados y la operación de puesta en duda, mediante el uso de sus encomillados, de los dichos de la testimoniante. En estas formulaciones que tienden a la descalificación de esta denuncia se percibe un subtexto: “la extranjera debe explicar su estancia en Atenco”.

La subjetividad puesta en juego: el discurso testimonial En esta etapa de un análisis periodístico en proceso, podemos constatar dos líneas editoriales claramente definidas. En el caso de La Jornada, las voces testimoniales no sólo constituyeron el centro de la actividad periodística sino que muy pronto se adoptaron como argumentos contra la brutalidad y la violencia ejercidas particularmente contra las mujeres. En el caso de Reforma, lo sucedido en Atenco fue consignado principalmente como nota roja y progresivamente estos tintes sensacionalistas se matizaron. A medida que emergían los relatos testimoniales, este diario dio cabida a la denuncia; sin embargo, en su línea editorial se manifiesta cierta renuencia a atribuir una causa legítima al Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra. Esto se expresa claramente en el uso recurrente de expresiones como “radicales de San Salvador Atenco”, “macheteros”, “militantes atenquistas”, entre otras. La toma de la palabra en torno al episodio de la brutalidad policíaca en Atenco ha ido conformando una verdadera comunidad de narrativas MEDIOS, LENGUAJE Y ESPACIO VIRTUAL

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testimoniales. Este tejido discursivo no sólo constituye los hilos de una memoria colectiva que se resiste al olvido, sino que documenta de modo elocuente un rasgo persistente de nuestra cultura: la “misoginia estructural”, en palabras de Lydia Cacho. La noción de discurso testimonial que hemos manejado en este trabajo va más allá de la adjudicación de una autoridad ética y verbal a aquel o aquella que enuncia: esto es, la instancia enunciativa que se proclama garante de sus dichos. En todo caso, se registra un proceso de emergencia de la subjetividad de modo paralelo a la elaboración del texto testimonial. Dori Laub, psicoanalista, publicó hace un año un interesante artículo en el que examina una experiencia singular, el tránsito que va de la privación del habla a las narrativas. Señala en este trabajo que al momento de dar y recibir un testimonio se pone en juego un proceso dialógico que involucra fundamentalmente dos participantes: el testimoniante y el escucha. El escucha [...] ofrece la posibilidad y el sostén de un espacio protegido, en el cual el otro interno [...] puede restablecerse y enfrentar el acontecimiento traumático. La historia se relata a la vez al escucha como a sí mismo: de este modo se desarrolla un proceso de narrativización.

Felman y Laub, en el libro titulado Testimony, elaboran una verdadera teoría del discurso testimonial y le atribuyen una importancia crucial en la reconstrucción de experiencias traumáticas en contextos de brutal sometimiento y opresión. Las respectivas aproximaciones de Laub y Felman asumen la naturaleza dialógica de la subjetividad. En otras palabras, la subjetividad apela a un testigo “responsable” capaz de ofrecer una respuesta ante cualquier pregunta formulada por el otro. Al momento de ofrecer un testimonio sobre experiencias extremas de opresión, persecución, la víctima se encuentra en una relación ambivalente ante sus propios dichos, lo que constituye un acto discursivo a la vez paradójico y necesario. Lo crucial en esta paradoja es que en actos represivos extremos se intenta “cosificar” al sujeto, mutilar o aniquilar la subjetividad, el sentido de sí mismo, es decir, la conciencia que se tiene en tanto actor de un tejido social complejo. En este proceso de cosificación, las víctimas de la opresión son al mismo MEDIOS, LENGUAJE Y ESPACIO VIRTUAL

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tiempo silenciados. “Los objetos no hablan. Los objetos no actúan. Los objetos no son sujetos o actores de sus propias vidas” (Olliver, 2001:95).

Las páginas no escritas de la Historia Las experiencias traumáticas que van más allá de lo humanamente imaginable, que no alcanzan a ser articuladas verbalmente, permanecerán como imágenes inaccesibles al registro de la memoria... “Estas partes de la historia de la víctima, y por lo tanto una pieza de la historia humana, se han perdido en el silencio”. No es un hecho fortuito que en el registro de la prensa escrita y otros medios electrónicos sobre la represión en Atenco, aparezcan en primer plano las voces femeninas. La violencia de género atraviesa en México todos los ámbitos de la vida en comunidad: el espacio familiar, la escuela y la plaza pública. El inexplicado feminicidio de Ciudad Juárez parece extenderse a los bordes de la Ciudad de México y otras ciudades del país, sin que el aparato de Estado, a quien se ha encomendado históricamente la labor del mantenimiento de la paz y seguridad sociales, ofrezca hasta ahora una respuesta plausible, contundente. Las expresiones de violencia extrema que alimentan la crónica de la prensa cotidiana, como el abierto desafío que desde hace décadas ha lanzado el narcotráfico a las fuerzas armadas y de seguridad social, han marcado una peligrosa tendencia hacia la impunidad. Es justamente ese virtual régimen de protección y absolución de responsabilidades legales, criminales, que envuelve a las figuras de poder (no sólo en los casos que hemos mencionado al inicio de este artículo en relación a la brutalidad policíaca ejercida en Michoacán, Oaxaca o el Estado de México) y a grupos claramente ubicados al margen de la legalidad, lo que ha favorecido un estado de cosas en el que los abusos sexuales, ampliamente documentados como en el caso de Atenco, pueden considerarse como prendas o “trofeos” de los poderes establecidos. Los desgarradores relatos testimoniales de la represión en Atenco están ahí para impedir su extravío en una zona de silencio, para evitar que se produzcan, como apunta Dori Laub, irreparables “borraduras en la narrativa” social. MEDIOS, LENGUAJE Y ESPACIO VIRTUAL

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Bibliografía Adam, J.M. (2001), Les textes: types et prototypes, Armand Colin, París. —— y Lorda, C.U. (1999), Lingüística de los textos narrativos, Ariel, Barcelona. Calame, C. (2005), Masques d’autorité. Fiction et pragmatique dans la poétique grecque antique, Les Belles Lettres, París. Charaudeau, P. y D. Maingueneau (2005), Diccionario de análisis del discurso, Amorrortu, Buenos Aires. Felman, Sh. y D. Laub (1992), Testimony: crisis of witnessing in literature, psychoanalysis and history, Routledge, Nueva York. Laub, D. (2005), “From Speechlessness to Narrative: The cases of Holocaust Historians and of Psychiatrically Hospitalized Survivors”, Literature and Medecine 24, núm. 2, Fall, pp. 235-236. Olliver, K. (2001), Witnessing: Beyond Recognition, University of Minnesota Press, Minneapolis.

Documentos Atenco: Estado de derecho a la medida, 10 de mayo de 2006. Informe de observación del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez, AC [http:// www.centroprodh.org.mx/]. Las violencias contra las mujeres en el caso de Atenco y las vulneraciones de sus derechos [http://cciodh.pangea.org/cuarta/informe_preliminar_resumen_ violencia_sexual.htm].

Hemerografía El Universal, 3 de noviembre, 2006. El Universal, 7 de noviembre, 2006. La Jornada, 4 al 31 de mayo, 2006. Reforma, 4 al 31 de mayo, 2006. Proceso, 7 de mayo, 2006.

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