MANUEL RIVERA MATEOS

MANUEL RIVERA MATEOS REALIDAD ACTUAL Y PERSPECTIVAS DEL TURISMO RESPONSABLE Y SOLIDARIO EN EL MARCO DE LA CRISIS TURÍSTICA MUNDIAL SEMINARIO SOBRE TU...
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MANUEL RIVERA MATEOS

REALIDAD ACTUAL Y PERSPECTIVAS DEL TURISMO RESPONSABLE Y SOLIDARIO EN EL MARCO DE LA CRISIS TURÍSTICA MUNDIAL SEMINARIO SOBRE TURISMO RESPONSABLE COMO INSTRUMENTO DE LUCHA CONTRA LA POBREZA (Córdoba, noviembre 2010)

1. Desigualdades regionales y problemas coyunturales y estructurales del sector turístico: la necesaria reorientación estratégica hacia el turismo responsable

El importante volumen de turistas a nivel internacional que vienen reflejando las estadísticas de la OMT, el hecho de que el turismo sea la primera industria del planeta y la actividad más dinámica en términos de crecimiento y que incluso los flujos de viajeros a nivel mundial no se agoten ni en época de crisis como la actual, podría generarnos una falsa ilusión de riqueza que nos haría pensar en un mundo mucho mejor. Pero... ¿Mejor para quién?. Cuando se estudia el turismo siempre tenemos que considerar que se trata de un sector poco conocido, poco comprendido y que las cifras generales no sólo carecen de precisión sino que enmascaran grandes desigualdades de un país a otro, e incluso de una región a otra, existiendo una panorama internacional de ganadores y perdedores, de centros dominantes y de periferias dependientes. Por otro lado, por primera vez en 2001 el crecimiento del turismo mundial fue negativo (1,3%), debido a los atentados del 11 de septiembre y a una recesión generalizada que comenzó a principios de año; lo que ha vuelto a repetirse en 2008 con la crisis económica internacional, siendo ello sintomático de los altibajos del sector y de sus problemas, de momento puntuales, de sostenibilidad, dependiendo de factores externos o internos, ya sean éstos coyunturales o estructurales como la inestabilidad internacional, las variaciones coyunturales climáticas o políticas, la aparición de destinos competidores o la fuerte estacionalidad estructural de los flujos turísticos en algunos destinos. La tercera constatación de este sector es que la oferta turística se ha enriquecido considerablemente ante una demanda que, como ya hemos visto, no deja de aumentar. A nivel nacional, los países desarrollan cuantitativamente su oferta multiplicando los lugares turísticos y las regiones de visita y a nivel internacional los Estados que se abren al turismo son cada vez más numerosos, mientras que las barreras policiales y aduaneras son menos rigurosas. No obstante, son sobre todo Europa y América del Norte las regiones que se benefician en buena parte de los ingresos y las entradas de turismo mundial (Europa y América del Norte concentraron el 70,1% de los ingresos por turismo internacional y el 63,7% de las llegadas internacionales en 2008), lo que confirma que el sector turístico genera, ante todo, grandes desigualdades a nivel internacional. La globalización de la economía tiende a aumentar estas tendencias y agudiza la diferencia entre países ricos y pobres. La internacionalización de los intercambios, por definición particularmente dinámica en el sector, provoca una concentración vertical y horizontal de las empresas turísticas en los países emisores. Estas grandes empresas agrupan casi la totalidad de los empleos del turismo y abarcan todas las gamas. Imponen sus condiciones draconianas en los países receptores y como dueñas del mercado y de los flujos, son también dueñas de los destinos, ya que a los Estados de los países receptores no les queda otra opción que no sea acudir a ellas para garantizar el desarrollo turístico. El turismo se ha convertido en parte integrante de los programas de ajuste estructural que imponen los organismos financieros multilaterales a cambio de sus créditos. El Fondo

Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial clasifican al turismo como una estrategia privilegiada de exportación y lo promueven como medio para el reembolso de sus préstamos. Por tanto, los gobiernos deudores intentan cumplir con sus compromisos mediante enormes inversiones en infraestructura turística como carreteras, hoteles y otros proyectos. Las inversiones públicas y privadas en esta área suman 800.000 millones de dólares por año en todo el mundo, equivalentes al 12% de las inversiones mundiales totales. Por añadidura, la Organización Mundial del Comercio (OIC) ha tomado nuevas medidas para la liberalización de la economía mundial como el Acuerdo General sobre Comercio de Servicios que tanto afecta al turismo al facilitar la inversión de empresas multinacionales en la industria turística de países en desarrollo. El acuerdo considera, de hecho, una práctica de comercio desleal la protección de las industrias nacionales y otorga a las transnacionales los mismos beneficios que a las pequeñas agencias locales. Esto significa la transferencia del control sobre la industria a las empresas multinacionales. Existe, por último, otro tratado internacional que integra la industria turística a la economía global, el Acuerdo sobre Medidas de Inversión Relacionadas con el Comercio, que elimina la exigencia a las empresas extranjeras de utilizar insumos locales. Al creciente proceso de liberalización, privatización y monopolio de la industria del turismo controlado por las empresas nacionales y transnacionales, a lo que se suma la carencia de regulaciones cuando no incluso la desregulación en el sector turístico o en los servicios esenciales afines como la salud, el agua, la energía, los servicios medioambientales, etc. Ante esto, el turismo responsable tiene que partir de la presión sobre los gobiernos a todos los niveles para colocar las necesidades y las expectativas de las personas en el centro de las políticas de desarrollo y de los proyectos al igual que reglamentar el sector turístico para que no viole los intereses públicos. La hostelería, los transportes terrestres, la logística, la restauración, las actividades recreativas y de ocio son garantizadas mayoritariamente por las multinacionales occidentales que dominan también con anticipación la distribución, la producción y el traslado aéreo. Se observa, asimismo, poca transferencia de tecnología y sí al contrario una dependencia creciente de los bienes y servicios provenientes de los países industrializados. El ingreso de las actividades turísticas regresa en gran parte hacia los países ricos y no van a parar a las poblaciones locales anfitrionas, cuyos intereses son frecuentemente desatendidos por la industria turística, los gobiernos y las empresas multinacionales.

Cuando un turista occidental compra un paquete turístico para viajar a un país del Tercer Mundo, aproximadamente un 80% del dinero que paga termina en las empresas de aerolíneas internacionales, en cadenas hoteleras con sede social en países ricos y en otras compañías también asentadas en estos, por lo que el beneficio real para los trabajadores, empresarios y establecimientos de los países huéspedes es, en realidad, bastante pequeño. Un estudio realizado por el UNEP (United Nation Environmental Programme) en Tailandia demostró que el 70% del dinero gastado por los turistas extranjeros terminó en manos de los operadores de viajes extranjeros, dueños de los hoteles no tailandenses, aerolíneas, comidas y bebidas de importación de países desarrollados. Según las formas de turismo, se estima que sólo del 10% (cruceros y turismo todo incluido) al 40% (turismo individual) del volumen de negocios generado por el turismo va a parar a los países visitados. Igualmente es importante el dato de la distribución de la riqueza mundial: el 80% de los países pobres del Mundo reside en un total de 12 países, de los cuales 11 tienen a la actividad turística como su principal fuente de riqueza; de aquí que se comprenda la importante vinculación que existe actualmente entre turismo y desarrollo.

En síntesis, los principales efectos nefastos del turismo sobre la economía de los países del Sur son de tres órdenes: fugas de divisas e ingresos, debido en especial a las importaciones de bienes de consumo, de equipamiento, de servicios y de tecnologías de los países industrializados, a la presencia de capitales extranjeros, a la importación de mano de obra extranjera cualificada, los costes de promoción y comercialización en el extranjero y el bajo índice de retorno del ingreso turístico al país de acogida. El desarrollo turístico puede comportar, por añadidura, diversos peligros para los países de acogida y éstos pueden traducirse en una sobreexplotación de los recursos naturales y culturales y en un reparto desigual y no equitativo de las ganancias producidas, afianzando unas estructuras de poder injustas y que incluso dejen a las comunidades locales en una situación de mayor vulnerabilidad. Pueblos indígenas y comunidades locales han sido expulsadas a veces de sus tierras tradicionales, sufren problemas de degradación social debido a influencias extranjeras y la comercialización de su cultura y la rica biodiversidad de sus recursos naturales es víctima de la contaminación y el impacto medioambiental resultante del masivo y creciente número de visitantes. De esta manera, los pocos beneficios que las comunidades locales de los países pobres obtienen del turismo son superados por el daño que éste le causa y que soportan sin apenas control ni derecho a opinar sobre esta industria creciente por los efectos de la globalización. Pero los problemas del desarrollo turístico desigual, insostenible y no equitativo no son ni mucho menos exclusivos de los países pobres y en vías de desarrollo sino que son de carácter general y afectan también, aunque en menor medida o con efectos menos adversos, a los destinos y segmentos turísticos maduros de los países desarrollados. Sintomáticos son, en este sentido, los datos que apuntamos a continuación.

1. En 2009, y en términos reales (ajustados por las fluctuaciones del tipo de cambio y la inflación) los ingresos por turismo internacional disminuyeron un 6% en comparación con el declive del 4% en las llegadas internacionales. La OMT prevé una mejoría de los resultados en 2010 con un crecimiento de las llegadas internacionales de turismo entre un 3% y un 4%, pero en relación con las cifras ciertamente bajas de 2009, por lo que este crecimiento ha de observarse con cautela. 2. En 2007 la aportación del turismo a la economía regional fue del 12,5% del PIB y ésta ha ido disminuyendo en la última década, de manera que ha pasado del 14,2% en 2001 a sólo el 8,6% en 2008, siendo ya inferior a la contribución al PIB mundial (9,3% en 2009). 3. Los resultados turísticos en Andalucía y España en 2008 y 2009 han sido más desfavorables en comparación con lo sucedido a nivel mundial. Hay que recordar que la tasa de crecimiento de llegadas internacionales permaneció incluso como positiva en 2008 (1,8%), mientras que en España se ha sufrido una caída de –2,3%, muy similar a la de Andalucía. La actividad turística en España ha tenido una caída en 2009 de un 5,6% del PIB turístico, el dato más desfavorable de la década y por noveno año consecutivo con una aportación a la economía española por debajo del promedio de los distintos sectores económicos (EXCELTUR). Parece que el turismo ya no es la panacea ni la solución de los problemas de la economía andaluza ni del déficit comercial exterior. 4. La actividad turística en Andalucía (Indicador Sintético de Actividad Turística) disminuyó en un 0,4% en 2008 y en España un 0,2%. En el período 2000-2007 la evolución de este índice en Andalucía ha sido más dinámico que en España, pero sus tasas de crecimiento han ido confluyendo con las de España en un proceso de cierta desaceleración. En 2008, incluso, la tasa de actividad en España ha llegado a superar la de Andalucía levemente y para 2009 la caída de la actividad turística se prevé del orden del 5,7% eb Andalucía y del 5,5% en España.

5. El comportamiento del turismo extranjero en España y Andalucía ha sido peor que en otros destinos mediterráneos que compiten con nuestro litoral e islas en el segmento de sol y playa (una bajada del 11,4%), ya que algunos de ellos como Marruecos o Turquía incluso han registrado crecimientos en relación a 2008, del 2,5% y del 0,9%, respectivamente. Pese a ello nuestro sector turístico sigue estando excesivamente vinculado al turismo de sol y playa, que concentra, a su vez, su actividad entre los meses de julio y septiembre (con cerca del 45% del total de turistas recibidos). 6. La evolución de la actividad turística según tipologías revela, no obstante, de manera sintomática unas diferencias importantes entre los subsectores turísticos o segmentos de demanda: evolución muy negativa del turismo de sol y playa en Andalucía (-16,49% de ingresos de explotación), el turismo de negocios y reuniones (-12,59%) y el turismo deportivo (-8,12%). En cambio, el turismo rural y de naturaleza aumentó sus ingresos de explotación un 18,05%.

Es una errónea creencia considerar que el crecimiento a ultranza mejora la competitividad, cuando en realidad genera problemas de exceso de carga turística y dificultades derivadas, insostenibilidad y pérdida de imagen de los destinos. La competitividad no puede medirse desde el prisma de la cantidad sino de la calidad de los productos, los recursos y los destinos turísticos. Y no deberían reproducirse los errores a corto plazo como las rebajas de precios y ofertas de última hora que han estimulado la demanda interna en España, sobre todo en los meses de verano, pero esta situación es insostenible con el tiempo. Aunque nos encontramos con un sector económico de cierta fortaleza, -pues el turismo se entiende como una conquista de las sociedades avanzadas occidentales y casi como un derecho irrenunciable- , esto no quita para que haya que pensar en soluciones de sostenibilidad a medio y largo plazo para aportar beneficios reales y minimizar riesgos que ya no son potenciales sino reales. DE AQUÍ, LA IMPORTANCIA DEL TURISMO RESPONSABLE En este contexto de aspectos negativos del turismo tradicional y de distribución desigual de los ingresos por turismo a nivel internacional, vienen surgiendo desde hace ya más de treinta años nuevas preocupaciones y alternativas y enfoques éticos en relación con el hecho turístico, identificados por conceptos tales como el de turismo responsable, turismo solidario, turismo justo o turismo a favor de los pobres (pro-poor tourism), que promueven esta industria como herramienta de desarrollo para beneficiar a la población local receptora e impulsar un comportamiento ético de las empresas que invierten es estos países. En este empeño participan desde asociaciones religiosas movilizadas contra el turismo sexual que implica a niños hasta asociaciones ecologistas, humanitarias, de cooperación para el desarrollo, etc., que intentan no sólo explicar y demostrar los desmanes del turismo, de su expansión y de su masificación, sino también promover soluciones sostenibles y un desarrollo argumentado de la actividad turística, en especial en los países más pobres y en los que quieren lanzarse al desarrollo turístico. Concepto de Turismo Responsable (OMT, 2009): “Actividad turística que los turistas y los agentes turísticos realizan con respeto a los lugares de acogida desde el punto de vista medioambiental, cultural, social y económico, y que a su vez la comunidad receptora acepta y respeta y las autoridades públicas protegen y fomentan, de acuerdo con el espíritu del Código Etico Mundial del Turismo”. No es un turismo específico o temático sino una forma o enfoque de hacer turismo, un comportamiento a la hora de implementar su desarrollo sostenible y justo “desde el punto de vista social y económico y en total respeto del medioambiente y de las culturas”. (Asociación Italiana de Turismo ResponsableAITR). Además, -y lo que es tan importante o más- ha de comprometer a todos los actores del destino, desde los agentes de viaje y operadores de todo tipo hasta los gobiernos, las comunidades locales y organizaciones comunitarias y los turistas a la hora de preocuparse por el impacto de sus comportamientos y por los valores del territorio y de las sociedades, reconociendo la importancia de la comunidad local huésped y su derecho a ser la

protagonista del desarrollo turístico sostenible y socialmente responsable de su propia tierra así como la necesidad de un intercambio positivo entre la industria del turismo, las comunidades locales y los viajeros. El turismo responsable se centra básicamente en los problemas y necesidades de las comunidades locales, en su desarrollo económico y social, en su integración con los turistas y en el tratamiento ético de los impactos que esta actividad puede originar en las mismas, mientras que el “turismo sostenible” es un concepto más relacionado con la minimización de los impactos medioambientales del turismo y la viabilidad económica a largo plazo de esta actividad. El turismo responsable es un concepto paraguas y más amplio que engloba al turismo sostenible y que integra otros enfoques diversos, mientras que éste último pone el acento en la sostenibilidad ambiental (literatura europea) o en el desarrollo comunitario y el respeto a la identidad cultural de los pueblos (mirada latinoamericana y de países pobres). El turismo responsable englobaría, por tanto, los siguientes enfoques:  Sostenibilidad económica, aunque alejada de dogmatismos, asegurando la rentabilidad a medio y largo plazo de la actividad para los inversores, los trabajadores y la población local.  Sostenibilidad ambiental del turismo pero considerando además esta actividad como instrumento eficaz y aliado para contribuir positivamente a la conservación y valorización del medio natural, el mantenimiento de la biodiversidad y propiciar un uso más eficiente de los recursos naturales mediante una gestión activa y participativa de todos los agentes implicados.  Contribución al desarrollo económico de las comunidades anfitrionas, respetando sus señas de identidad y su patrimonio cultural y dinamizando sus recursos culturales tradicionales (gastronomía, folklore, artesanía…).  Turismo apoyado en buenas prácticas sociales, evitando situaciones no deseables que ocurren con frecuencia de la mano del desarrollo turístico (alcolemia, drogas, prostitución, explotación laboral de los pobres…) y propiciando una comprensión mutua y una conexión intercultural equilibrada entre turistas y comunidad local.  Turismo apoyado en buenas prácticas políticas y en la involucración de la población local en las decisiones y oportunidades que les afecten, evitando otras como la corrupción, la falta de participación ciudadana en la política turística, etc.  Turismo apoyado en buenas prácticas laborales como la cualificación y la dignidad de las profesiones turísticas y la conciliación de la vida laboral y familiar de los trabajadores del sector.  Turismo accesible para todos mediante el fomento de la tecnología turística y la mejora de accesibilidad de establecimientos, servicios e itinerarios y la segmentación de productos en función del nivel adquisitivo, edad, situación familiar, etc.  Turismo que base su competitividad en la responsabilidad y reputación social corporativa, premiando la labor de empresas, destinos y organizaciones que apuesten por la misma. Concepto de turismo solidario (Canal Solidario, 2002): “Se concibe como aquel viaje turístico en el que la solidaridad constituye la principal motivación del viajero o aquel viaje turístico en el que se aprovecha el tiempo de vacaciones para colaborar en algún proyecto de un país en desarrollo” (conceptualización ésta última ya superada en la práctica actual del turismo solidario, al poder prestar también el viajero algún tipo de ayuda humanitaria o económica). Es, en cualquier caso, un turismo que promueve que los visitantes tengan un contacto más directo con la población local de los PVD y consuman recursos turísticos autóctonos de carácter humano-vivencial, natural y/o cultural, utilizando canales alternativos en el tipo de producción y en la distribución comercial utilizada. Turismo comunitario: Aproximación de carácter más holístico que el ecoturismo, que incluye también los impactos sociales, culturales y económicos del turismo, caracterizándose por “la participación de la comunidad en todas las fases del desarrollo turístico, así como por el reparto equitativo de beneficios generados por el turismo y por el respeto a la identidad y cultura locales” (Cordobés, M.; Sanz, B. Y Otros, 2009). El

turismo comunitario favorece, por tanto, el fortalecimiento de las comunidades de acogida, así como un verdadero diálogo intercultural.

Asistimos en la actualidad a un auténtico cambio de ciclo tanto en el sector turístico internacional como en el español y andaluz que se está viendo acelerado por la crisis económica internacional, pero también por los problemas estructurales y no meramente coyunturales que le afectan, particularmente en los destinos más tradicionales y maduros como Andalucía. Todo ello obliga a plantearnos la necesidad de una reorientación estratégica hacia la sostenibilidad del turismo y hacia la búsqueda de fórmulas y desarrollos “más responsables” en su crecimiento futuro.

2. La demanda actual y las perspectivas de futuro del turismo responsable y solidario Los turistas, sin distinción de nacionalidad, en el transcurso y disfrute de sus vacaciones están demandando cada vez más una mayor concienciación y corresponsabilidad del sector privado en la mejora del entorno y un mayor apoyo a los sectores públicos para resolver los problemas sociales, medioambientales y de otro tipo que afectan a los destinos que visitan. Por otro lado el turista, en su condición intransferible de ciudadano, y en consonancia con una sociedad del siglo XXI, cada vez más globalizada, muestra una exigencia progresiva no sólo por la mayor calidad de los servicios turísticos e infraestructuras en general, sino por las iniciativas que adicionalmente asuma el sector turístico para proteger la personalidad e identidad cultural, los recursos naturales, patrimoniales y humanos que integran nuestras actividades, requiriendo que la rentabilidad del sector se mida cada día más con criterios de sostenibilidad y bajo una triple cuenta de resultados: la económica, la medioambiental y la socio-cultural. En este contexto no puede sino plantearse una proyección favorable del desarrollo del turismo responsable y, dentro del mismo, de formas alternativas de turismo como el turismo solidario y justo. El turismo solidario con destino a países en vías de desarrollo está registrando un crecimiento cercano al 20% anual entre los viajeros europeos, según un reciente estudio de “Europea de Seguros de Viaje” (2010) partiendo de datos de la OMT, estando también muy desarrollado también entre los turistas norteamericanos. Y aunque hemos de admitir que este segmento turístico todavía representa una pequeñísima parte del turismo mundial, tiene unas grandes potencialidades de desarrollo a medio y largo plazo y, en cualquier caso, puede alcanzar una posición privilegiada como estrategia de atenuación de la pobreza en algunos destinos en la línea con algunos de los Objetivos de la Declaración del Milenio de la ONU para 2015. De hecho, según un suplemento de “The Better Travel Guide”, realizado por The Guardian, el mercado del “turismo responsable” está creciendo a una tasa tres veces superior a la del sector en general y se prevé que alcance un 5% del mercado en los próximos diez o veinte años. Al fin y al cabo, tal como señala la Declaración de la ciudad del Cabo sobre Turismo Responsable en los Lugares de Destino (2002), el turismo responsable “ofrece experiencias más agradables a los turistas a través de un contacto más positivo con la población local y una mayor comprensión de los aspectos culturales, sociales y medioambientales de la zona” y además es de gran intrés cualitativo porque busca una experiencia no condicionada tanto por el precio como por otros factores de valoración. No por casualidad tanto la OMT, a través del Programa STEP y el Código Etico Mundial del Turismo, y la Red Latinoamericana de Turismo Comunitario (REDTURS) de la OIT, están potenciando desde hace años este tipo de turismo, que cuenta, además, con interesantes

experiencias en países como Francia, Italia1, Reino Unido o Sudáfrica. Y cada vez son más las ONGs y otros organismos que proponen durante las vacaciones viajes solidarios a países pobres o necesitados en los que se ofrecen visitas para conocer proyectos de cooperación y desarrollo e incluso para colaborar directamente con estas iniciativas: campos de trabajo, cursos de cooperación “in situ”, brigadas de solidaridad, etc. No obstante, el desarrollo de esta forma de turismo no puede ser abordado de manera individual y aislada desde el sector de las ONGD, sino desde la estrecha colaboración y coordinación entre todos los actores y agentes implicados en la actividad turística. Suelen ser viajes para pequeños grupos, a cuyos miembros se le brinda la posibilidad de conocer nuevas realidades sociales, culturas, costumbres y tradiciones o probar la comida típica de cada país, a cambio de colaborar en los trabajos de la comunidad anfitriona y tener un contacto experiencial con la misma y su entorno, aunque ciertamente resulta difícil que los turistas puedan colaborar directamente con estos proyectos al integrar grupos pequeños de carácter heterogéneo (unas 15 personas) con formaciones y condiciones diferentes y no todas con formación en cooperación para el desarrollo. En España no disponemos de datos concretos sobre la demanda emisora de turismo solidario a otros países, pero lo cierto es que ha cobrado fuerza gracias a las nuevas necesidades e inquietudes sociales de “hacer algo por los demás” y el propio auge de las ONGs que sensibilizan a los ciudadanos en este sentido. En cualquier caso, algunas fuentes se han aventurado a cuantificar aproximativamente esta demanda, como es el caso de la revista “Viajar”, que estima entre 160.000 y 260.000 el número de viajes turísticos al extranjero ligados al turismo responsable, con un potencial de facturación en torno a los 110 o 115 millones de €.2 Hay que tener en cuenta, además, que en torno a unas 800.000 personas realizan en España alguna labor de voluntariado según la Plataforma de Voluntariado de España, que aglutina a unas 43 entidades. Los destinos preferidos están en Hispanoamérica, debido a la afinidad lingüística y cultural”, sobre todo Perú y Cuba durante el verano pasado de 2010, así como Honduras, Bolivia, Ecuador y El Salvador, Nicaragua, Brasil, México y Guatemala. Además existen varias ONGs que de manera frecuente organizan viajes de este tipo como es el caso de Pandora AIPC, SODEPAZ, Solidaridad Internacional, SETEM-Cataluña y Asamblea de Cooperación por la Paz. El perfil de los viajeros solidarios es el de personas jóvenes y jóvenes adultos de entre 20 y 40 años, sobre todo mujeres, en un 80%, o adultos a partir de 45 años, con un nivel social medio-alto, prejubilados y profesionales liberales (muchas veces relacionada con la educación) y cierta conciencia social. Desde un punto de vista estratégico, hoy día se reconocen una serie de “megatendencias” que están teniendo un gran impacto en el sector turístico y que refuerzan la necesidad de los enfoques de turismo responsable: 1.) Los cambios de hábitos de consumo y de modos de vida de los consumidores, junto con la fuerte competitividad entre las ofertas turísticas, hacen que los clientes exijan cada vez más calidad en sus estancias, por lo que las marcas junto al posicionamiento, autenticidad y no masificación y estandarización del destino serán factores dominantes en el futuro, así como el desarrollo de mercados a través de productos combinados de entretenimiento, excitación experiencial y educación. 2.) La recuperación económica interna en los países desarrollados y/o el cambio de ciclo económico y productivo ha de favorecer a corto y medio plazo el gasto total en viajes y turismo hacia los destinos emergentes (China, India, Brasil, Países del Golfo Pérsico) y en general hacia los países pobres o en vías de desarrollo, favoreciendo, asimismo, las 1

En Italia en 2006 un total de organizaciones solidarias y de cooperación para el desarrollo generaron un flujo turístico de unas 15.000 personas hacia los destinos más desfavorecidos del planeta. 2 ORDUÑA, L. (2006): “Vacaciones por un mundo mejor”, Revista Viajar, 10/08/2006. Disponible en www.revistaviajar.es/index.php/noticias/articulos/vacaciones-por -un-mundo-mejor..

nuevas iniciativas experienciales de viajes solidarios. Pero las economías emergentes deberán tomar medidas para aprovechar estas nuevas oportunidades y no caer en el desarrollismo insostenible de otros destinos desarrollados. El grave deterioro de Machu Picchu: El modelo turístico desarrollista está generando impactos incalculables en la ciudadela inca de Machu Picchu, que es visitada por una media de 2.500 turistas diarios. Las visitas masivas contaminan y amenazan la rica biodiversidad de la zona, donde se calculan que existen alrededor de 350 variedades de orquídeas y diversas especies faunísticas en peligro de extinción, lo que ha sido denunciado por la UNESCO al tratarse de un Patrimonio Cultural de la Humanidad, de manera que instó a las autoridades peruanas en 2002 a elaborar un Plan de Control de Visitas, que ha tardado en ponerse en marcha. La ciudadela sigue siendo un lucrativo negocio para muchos empresarios de la región, como los que monopolizan la actividad hostelera de Aguascalientes, con unos 40 establecimientos en un pueblo de 5.000 habitantes, diez veces más que hace una década. La otra porción la explota un consorcio estadounidense y una subcontrata chilena controla la vía férrea de acceso al pueblo, así como el trayecto de los microbuses. 3.) Creciente impacto de las campañas lideradas por los consumidores en torno al desarrollo turístico sostenible y el “comercio justo” en el turismo e intentos de superar el conflicto entre la concienciación social y medioambiental del consumidor y la necesidad imperiosa de consumir viajes, siendo en este contexto el turismo responsable y solidario una buen instrumento de canalización. 4.) El envejecimiento de la población en numerosas economías desarrolladas y de gran tradición turística como España van a necesitar de manera creciente recursos humanos que provengan de los países en desarrollo, por lo que el sector deberá adoptar nuevos estándares en la gestión de sus recursos humanos, de manera que los establecimientos turísticos del futuro serán una especie de micro-cosmos de integración generacional, cultural, religiosa y nacional. 5.) En una sociedad cada vez más globalizada, el turismo responsable se ha extendido por todo el planeta para impulsar una manera mucho más respetuosa de viajar e intentar hacer de este mundo un lugar poco mejor porque, como dice Gabriel García Márquez, no tenemos otro mundo al que podernos mudar. Los viajes solidarios pueden contribuir, como ocurre con los organizados por la Asociación Hombres y Medioambiente en Marruecos, a atenuar el fenómeno de la emigración, pues los turistas españoles de turismo solidario en este país podrían mejorar su situación y disuadir a la población local de la emigración. 6.) El turismo responsable puede ser una oportunidad al representar un nicho de mercado que es necesario cubrir: el de aquellos viajeros más concienciados, que quieren preservar el equilibrio medioambiental, social y cultural de los destinos que visitan, intentando que haya un verdadero intercambio entre las dos partes; un turismo más experiencial que huye de paquetes estandarizados y que valora conceptos como la autenticidad.

3. Acciones necesarias para un modelo de desarrollo turístico sostenible y la modificación de sus patrones actuales de crecimiento. Nuestra sociedad actual, salvo un cataclismo, no va a renunciar a disfrutar de sus períodos vacacionales a través del turismo y el ocio, puesto que éstos se entienden como una gran conquista social de mediados del siglo XX. Pero ¿Cómo puede la industria turística hacer visible que el desarrollo sostenible aporta beneficios reales y minimiza riesgos que ya no son potenciales?. Lo cierto es que no existen fórmulas mágicas y aplicables a nivel internacional para alcanzar la sostenibilidad de la actividad turística, ya que las características ambientales, sociales, culturales y económicas son diferentes de unos destinos a otros, pero lo que siempre resulta insostenible en la actividad turística, con independencia de dónde se desarrolle, es la masificación y el crecimiento cuantitativo no planificado, el turismo en países pobres

organizado exclusivamente desde los intereses de los capitales extranjeros y la fórmulas de explotación laboral, económica o de otro tipo (turismo sexual, trabajo infantil, etc.) que amparan algunos tipos de turismo.

ALGUNAS ACCIONES Y REFLEXIONES A MODO ORIENTATIVO: Es importante aclarar que no existe ningún modelo de turismo responsable que sea aceptado a nivel internacional como tal y que pueda ser considerado como válido comúnmente en cualquier territorio, sociedad o cultura, ya que éste puede presentar numerosas variaciones geográficas y, en definitiva, el turismo responsable no deja de ser sino una aspiración que se puede sustantivar de diferentes maneras en diferentes mercado de origen y en los diversos destinos receptores del mundo (Goodwin, 2002). 1.) La necesaria articulación de políticas integrales de planificación de los destinos turísticos, tanto de los emergentes de países pobres o en vías de desarrollo como de los maduros y desarrollados de los países ricos: a.)

La integración de las políticas medioambientales, de desarrollo rural, de urbanismo y ordenación del territorio, culturales, etc. dentro de una visión compartida del desarrollo, si bien en la actualidad está dando pocos frutos, lo que se traduce en grandes signos de deficiente gestión de los destinos. La integración de políticas públicas en una visión compartida de desarrollo es ciertamente compleja, pero no por ello menos imperiosa, y el ejemplo claro de la dificultad que encuentra esta concertación de intereses y esfuerzos se produce en el espacio rural, que está acumulando gradualmente signos de una deficiente gestión.

b.) Articulación de Planes de Cualificación y de Dinamización de Destinos, como los derivados del Libro Blanco del Turismo Español de los años ochenta. Ya entonces se hablaba en los medios de comunicación europeo de “muros de cemento” en el litoral español y de crisis en la costa cuando disminuía la venta de los apartamentos, pero hemos aprendido por desgracia poco y nos hemos autoconcienciado de ser irreemplazables. Existe mucho discurso teórico y hemos aplicado microcirugías y un poco de maquillaje (Administración Turística) pero se ha echado en falta un convencimiento más intenso y extenso de las administraciones públicas con las zonas turísticas, traducido en inversiones sintonizadas con los comportamientos de la demanda real. Si no ¿por qué tantos decenios en solucionar el saneamiento integral del litoral, la mejora ambiental del río Guadalquivir a su paso por Córdoba, la puesta en marcha del Plan Especial de la Sierra de Córdoba o de su Conjunto Histórico?. c.) Instrumentación de políticas europeas, nacionales y regionales que intenten abordar medidas para rebajar el nivel de emisiones de gases contaminantes de las aeronaves, fortalecer los sistemas ferroviarios, fomentar el uso del transporte público y los sistemas intermodales, así como incentivar la peatonalización y los desplazamientos sin impacto sensible (Vías Verdes, GR, TransAlandalus, cicloturismo en Baleares, circuitos BTT, etc.). d.) Estudios de ordenación viaria y del transporte y planes especiales de de conservación y revalorización de conjuntos históricos y espacios naturales. 2.) Gestión medioambiental e implicación de las empresas turísticas en la responsabilidad social corporativa (RSC). Afortunadamente existe ya un importante número de empresas que han incorporado medidas de respeto ambiental y ahorro energético, especialmente aquellas fácilmente amortizables, comprometiendo para ello numerosos recursos y realizando actividades de índole diversa que facilitan el nuevo turismo responsable. Pero aunque existe ya un notable camino recorrido, no es menos cierta la necesidad de seguir avanzando hacia una cultura de gestión en la que primen cada vez más la ética en el comportamiento, la fluidez de las relaciones laborales, la minimización de impactos medioambientales y el ahorro energético, la igualdad de

oportunidades, etc.. Y desde luego falta profundizar en compromisos más amplios e integrales y más trascendentales con el entorno y las comunidades locales, partiendo de principios claves que guíen la conducta de las empresas turísticas, sus proveedores y clientes:  Red ETHOS para la promoción de la responsabilidad social en empresas de hostelería, intercambio de experiencias, foro, Código Etico de la RSC, políticas de igualdad de género, protección del medio ambiente, mejora de los ambientes de trabajo, derechos humanos, fluidez en las relaciones laborales e interpersonales, etc. 3  Guía de Buenas Prácticas RSC de Exceltur .  Fórmulas de implicación de los grandes operadores turísticos:

Es el caso de Sol Meliá, que en 2008 firmó un acuerdo de colaboración con la OMT para impulsar planes y proyectos de acción social y medioambiental relacionados con la actividad turística en países pobres (cooperación para el desarrollo, fomento de la investigación sobre temas medioambientales y de cambio climático, proyectos de voluntariado en destinos con presencia de la cadena y acceso a infraestructuras, equipos y materiales específicos para la implementación de proyectos conjuntos). Aunque alguien puede pensar que todo esto es un simple “lavado de cara” u “operación de maquillaje”, pero lo cierto es que ha dado lugar a algunos proyectos interesantes como las escuelas de educación y actividades solidarias de Los Manantiales (República Dominicana) y la escuela de El Principito (México). Las ayudas e incentivos de las Administraciones Públicas deberían reorientarse hacia proyectos que realmente incidan en la adopción de fórmulas constatables de turismo responsable y sostenible, formando para ello a los técnicos de las mismas y a los propios emprendedores. 3.)

Certificaciones, marcas de calidad y medición del turismo responsable: Hay que superar los actuales problemas y dificultades a la hora de medir el nivel de sostenibilidad y responsabilidad de los destinos turísticos, los establecimientos, los productos o los servicios turísticos en general, pues resulta algo básico para la toma de decisiones en los procesos de gestión pública o privada, así como para adecuar éstas a las necesidades particulares de cada territorio gestionado. A pesar de los avances que se han producido en la última década en la construcción de indicadores, los resultados obtenidos son aún muy parciales, no existiendo tan siquiera un acuerdo respecto a una lista de indicadores universales que permitan valorar el grado de cumplimiento de los objetivos y declaraciones estratégicas en torno al turismo responsable y que, además, asegure la posibilidad de comparar los esfuerzos realizados en esta materia. Por otra parte, corremos el riesgo de caer en regulaciones poco efectivas y numerosas con abusos en la utilización de las marcas “verdes” y “responsables”, que pueden llevar a la desconfianza y confusión del turista ante la falta de regulaciones y medidas de carácter global. La dificultad radica, por un lado, en el concepto excesivamente abstracto del turismo responsable, a veces incluso hasta latente, o sea, directamente no observable, lo que obliga a ser cuantificado mediante indicadores indirectos que se relacionen en mayor o menor medida con la sostenibilidad. Y, en segundo lugar, estamos ante una realidad claramente multivariante, puesto que son varios los aspectos con los que guarda relación. Su quíntuple naturaleza social, cultural, económica, medioambiental e institucional es una muestra evidente de ello, de

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Asociación sin ánimo de lucro que impulsan los máximos responsables de 25 de las principales compañías turísticas españolas

manera que es una realidad tan compleja que es difícil reducir a un simple índice sintético, matemático y estadístico. a. “Hoteles de la Biosfera”(http://www.biospherehotels.org/hoteles/index.php b. Green Globe 21, programa mundial más reconocido de certificación de actividades turísticas y de viajes, basado en los principios relativos a los viajes y el turismo de la Agenda 21, nacida de la paradigmática Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro (Brasil, 1992): http://www.greenglobe21.com . c. Proyecto de regulación del ecoturismo en Andalucía. d. Proyecto “Municipio Verde” para implantación de sistemas de gestión medioambiental de municipios turísticos (Reglamento Comunitario EMAS). e. Proyecto I+D+I de la Universidad de Málaga (Quidamtur) para la medición del turismo responsable mediante indicadores, variables de evaluación, objetivables y universales, que además permitan clasificar los servicios en responsables o no. Han creado un software específico que permite controlar los datos de sostenibilidad, su evaluación y la puesta en valor de los distintos servicios ofertados. Websites www.tourismconcern.org.uk www.tourism-watch.de

www.uneptie.org/pc/tourism/home.htm www.biospherehotels.org/publica/publica_itr.html

www.turismoresponsable.net

www.world-tourism.org www.toinitiative.org

Descripción ONG británica dedicada al turismo sustentable Provée un servicio de información sobre temas relacionados con el turismo Website del PNUMA sobre turismo sustentable En este website se pueden leer en formato Acrobat todos los documentos internacionales importantes sobre turismo responsable Directorio de asociaciones, instituciones, proyectos y eventos de turismo sostenible y responsable Website de la Organización Mundial del Turismo Iniciativa de los operadores turísticos para el turismo sustentable

4. La necesidad de nuevos patrones de desarrollo tanto para destinos maduros como emergentes: 4.1. Especialización y la diferenciación, mejorar su calidad paisajística y medioambiental, desarrollar la oferta con altos niveles de servicio, incrementar el valor del producto en los meses de temporada baja con gasto diario pequeño, adaptar el sector a los nuevos canales de comercialización, crear redes de colaboración y partenariados entre cadenas hoteleras y grupos empresariales y agentes locales y diseñar estrategias para captar turistas de mayor valor y poder adquisitivo y no sólo para incrementar la demanda a toda costa. 4.2. Uno de los principales retos del desarrollo rural y local ha de ser evitar la fuga de ingresos del turismo debido a las importaciones destinadas a satisfacer las necesidades de esta industria. 4.3. Asumir todos que hay que reformular el paradigma del desarrollo turístico tradicional, como se ha indicado en el propio Plan Horizonte 2020 del Turismo Español, sobre la base de la revitalización de los destinos turísticos a través de un nuevo planteamiento que prime lo cualitativo a lo cuantitativo, que limite el crecimiento desproporcionado de segundas residencias y viviendas vacacionales y la presión

excesiva sobre recursos básicos y escasos (agua, energía, capacidad de tratamiento de residuos, etc.) y que huya del binomio precios bajos-turismo de masas hacia una oferta innovadora, diversificada, diferenciada y desestacionalizada. 4.4. Adaptar el desarrollo del turismo a las condiciones y necesidades locales y las realidades de cada país o región, garantizando para ello su democratización para que las comunidades locales de base (los anfitriones) determinen su extensión y sus límites procurando, al mismo tiempo, que sus beneficios sean distribuidos de manera equitativa y que las actividades turísticas no acaben siendo controladas abrumadoramente por agentes externos y ajenos a la realidad de estos países. Entre los países que están a la cabeza en los índices de desarrollo, incluido el desarrollo humano, hemos de destacar a Canadá por su compromiso reciente (2009) con el sector turístico en su Carta del Turismo Sostenible, posiblemente uno de los documentos mejor logrados y que expresan mejor lo que debe ser el desarrollo sostenible del turismo:

5. Mejorar las sinergias entre el turismo y la cooperación para el desarrollo: En los últimos años se ha podido constatar una falta de coordinación, conocimiento e interés mutuo entre los técnicos y profesionales de estos dos sectores de intervención, por un lado el sector turístico y por otro el sector de la cooperación internacional al desarrollo. Además existe aún una brecha importante entre el impulso del desarrollo turístico sectorial y la ejecución de la cooperación internacional al desarrollo, ya que desde organismos y agencias internacionales se han ido priorizando sectorialmente otro tipo de intervenciones que se entienden a lo mejor más acordes con la consecución de los Objetivos del Milenio. En España son pocas aún las ONGD especializadas en cooperación para el desarrollo desde un enfoque turístico y la realidad es que todavía nos encontramos en una situación embrionaria, e incluso de retraso, si comparamos el desarrollo alcanzado en otros países como Reino Unido, Italia o Francia en materia de colaboración entre la industria turística y las ONGD. No obstante, la realidad de la práctica de la cooperación para el desarrollo impone el reconocimiento del turismo como un sector estratégico de desarrollo, como ya de hecho está ocurriendo en el Programa de Cooperación Regional de Centroamérica, teniendo en cuenta que algunos sectores de intervención básicos en la cooperación para el desarrollo pueden rentabilizarse económica y socialmente a través de su puesta en valor en el mercado turístico: programas de educación y formación profesional dirigidos al turismo, proyectos de mejora y diversificación de la estructura productiva agraria que dirigen algunas producciones a turistas o complementan el sector agrario con otros ingresos relacionados con el turismo rural y el agroturismo, así como actuaciones medioambientales y de rehabilitación patrimonial que pueden favorecer su explotación turística sostenible. En consecuencia, se podrían apuntar algunas recomendaciones al respecto: 1. 2.

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Ampliar el conocimiento mutuo entre profesionales del sector turístico y de la CID. Avanzar en el estudio de las relaciones entre turismo y alivio de la pobreza, así como en la contribución del desarrollo turístico para la consecución de los Objetivos del Milenio. Generar modelos teóricos y metodológicos generales de intervención a nivel microeconómico y macroeconómico que permitan orientar con claridad las prácticas turísticas y el uso de la CID. Orientar la CID hacia proyectos de desarrollo turístico autónomo y no dependiente en los PVD, controlando el grado de penetración de las compañías extranjeras y articulando políticas cuyos objetivos sirvan para ampliar la demanda del turismo interno frente al turismo receptor, aumentando la producción local frente a las importaciones del sector, capacitando a la población local y definiendo un

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7.

adecuado marco de negociación respecto a los transportadores aéreos. En consecuencia, apostar por los proyectos turísticos de cooperación para el desarrollo que se separen de la lógica del mercado neoliberal y apostar por fórmulas de gestión comunitaria, de economía social participativa, toma de decisiones democráticas y redistribución equitativa de los recursos (turismo comunitario) Apostar por la puesta en valor de redes de cooperación y partenariados locales más amplios para aumentar el impacto de las actuaciones y fortalecer las estructuras organizativas para ejercer un papel decisivo en su control y en la distribución de los beneficios generados para el bienestar de sus miembros. Mejorar la viabilidad y sostenibilidad de los proyectos turísticos de cooperación al desarrollo mediante acciones de promoción y comercialización de los productos turísticos sostenibles o responsables con implicación de profesionales y operadores turísticos debidamente coordinados con las ONGD y organizaciones locales. Establecimiento de programas de fidelización temáticos del turismo responsable para pequeños potenciales clientes (comités de empresa, asociaciones sindicales y profesionales, centros universitarios, etc.).

EPILOGO FINAL: UN EJEMPLO DE ESTRATEGIA DE TURISMO SOSTENIBLE

LA CARTA DEL TURISMO SOSTENIBLE DE CANADA (2009)

VISION INTEGRAL DEL DESTINO

PROTECCION DE LOS RECURSOS DEL PATRIMONIO NATURAL

PROMOCION DEL APRECIO Y DESTINO Y SUS SINGULARIDADES

DISFRUTE

DEL

CRECIMIENTO DE LA ECONOMIA

APOYO A LA CULTURA

COLABORACION LOCALES

CON

LAS

COMUNIDADES

MINORACION DE LOS IMPACTOS HUMANOS

Compromiso activo con el desarrollo turístico en sintonía con las características del patrimonio natural y cultural y la sensibilidad de sus habitantes Contribución a la protección, valorización y restauración de la integridad del medio ambiente, hábitat, especies en peligro, biodiversidad y atractivo paisajístico. Minimizar la huella ecológica respetando normativas y áreas protegidas Aplicar los criterios de impacto ambiental como garantía de producto Trabajar para incrementar la sensibilización social en la protección del patrimonio natural Suscitar el interés de los turistas y visitantes por las características naturales y culturales del territorio, compartiendo experiencias y favoreciendo el apoyo a la protección y el uso sensato de los recursos. Creación de productos y servicios con impronta del territorio Colaboración con la industria turística para maximizar el desarrollo regional asumiento las mejores prácticas de la sostenibilidad para garantizar los logros financieros Apoyo a la cultura y artes locales, a la conservación y protección del patrimonio, al respeto a la arquitectura local y a la tradición cultural, en el marketing, la planificación de itinerarios, las actividades turísticas, en el territorio y en las instalaciones y servicios propios Estímulo de visitantes y residentes en la misma dirección Respeto de los valores y derechos de la comunidad: naciones, organizaciones, empresarios, proveedores y empleados Apoyo a los programas de educación y planificación Compromiso con los planes y estrategias de los programas de turismos sostenible Colaboración en la búsqueda de soluciones innovadoras para mitigar o evitar los impactos medioambientales, sociales y culturales Limitación de actividades y servicios a niveles que no supongan amenaza a la integridad del patrimonio Minoración del uso del agua, reducción del consumo de

energía, de las emisiones y los desechos sólidos

SENSIBILIZACION SOCIAL

CONTRIBUCION Y COMPROMISO GLOBALES

Renuncia a la utilización, en paisajismo, de especies invasivas u empleo de especies autóctonas Colaboración con administraciones en educación, formación e investigación para ampliar el conocimiento y adoptar decisiones más razonables para la industria turística y el desarrollo sostenible de la comunidad Compromiso de apoyo y participación en los planes de desarrollo sostenible Reconocimiento de la necesidad de imprimir credibilidad y evaluación en las actuaciones Reconocimiento de los criterios globales del turismo sostenible como garantía Desarrollo de competencia y participación con gobiernos, comunidades, empresarios, viajeros y otras industrias en la expansión de buenas prácticas, tecnologías, planificación y soluciones