LOS PARTIDOS POLITICOS

LOS PARTIDOS POLITICOS EVOLUCION HISTORICA El nacimiento de los partidos políticos ha sido una consecuencia necesaria del ejercicio del régimen democ...
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LOS PARTIDOS POLITICOS

EVOLUCION HISTORICA El nacimiento de los partidos políticos ha sido una consecuencia necesaria del ejercicio del régimen democrático representativo, aunque no haya sido previsto ni tampoco querido por la doctrina de la representación política. En efecto, según ésta última, tal como la expusiera originalmente el abate Sieyés la comunidad está formada esencialmente por individuos (no por estamentos, gremios, familias o regiones) y como se supone que la soberanía reside en la comunidad y es imposible de hecho que la ejerza por si misma, se llega lógica e inevitablemente, a la conclusión de que para ejercer la voluntad común, no queda otro camino que el de que los individuos designen representantes. Tal razonamiento no conducía, sin embargo, a la conclusión de justificar la formación de partidos políticos. Por el contrario, parecía que contradecía la esencia de aquella doctrina que se formaran organismos especiales intermedios del mandato representativo. Algunas décadas después – y especialmente en EEUU, que fue el primer país que las tuvo – comenzó a admitirse que, aunque eran un mal, no podía prescindirse, en el régimen representativo, de los partidos políticos. Se ha llegado luego a admitir que, sin ser necesariamente un mal, los partidos políticos son indispensables para la existencia del régimen representativo. La crítica a los partidos viene de antiguo, casi desde su misma aparición en el ambiente político. En un mensaje dirigido a sus conciudadanos, George Washington advierte de los riesgos de división y fragmentación que significaban los partidos en contraste con un presunto interés general. Pero estas críticas no pudieron impedir la emergencia de los partidos como instrumentos principales de los Regímenes políticos. En una primera etapa responden a las necesidades de los grupos sociales dominantes. Son partidos que se constituyen desde el Parlamento y desde el Gobierno para organizar la intervención de la fracciones de la élite dominante. Se movilizan para las vísperas de las elecciones, se organizan con clientelas personales y carecen de un programa político. En una segunda etapa surgen los partidos creados desde la oposición política. Se constituyen fuera de las instituciones por parte de sectores sociales excluidos del teatro político y que reclaman una participación en la decisión política. Pueden representar a los obreros, a los miembros de confesiones religiosas, etc. Estos partidos requieren organización permanente, afiliación numerosa y programa expreso de la actividad de gobernar. En su desarrollo, los partidos han ido adoptando perfiles diversos, ya que se fueron adoptando a las necesidades y a las exigencias del momento. Los partidos de notables se distinguieron por su composición reducida. Sus miembros eran reclutados selectivamente de acuerdo a una característica especial como la capacidad económica, prestigio social o celebridad intelectual. Su organización se basaba en comités de personalidades (En EEUU se los conoce o o au us . Ma tie e e t e sí una débil coordinación manejada por un pequeño núcleo de dirigentes parlamentarios. El programa generalmente estaba relacionado con intereses comerciales, financieros,

industriales y agrarios que promovían. Este modelo fue adoptado por los primeros partidos liberales creados desde el Poder. Los partidos de notables siguieron desempeñando su papel hasta la Segunda Guerra Mundial. Cabe acotar que en EEUU los partidos actuales se parecen al partido de notables, ya que los dos principales partidos se convierten en grandes confederaciones de grupos locales, debido a la diversidad de la sociedad norteamericana. El partido de masas surge a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Muchos ubican su comienzo en la socialdemocracia alemana. Posteriormente fue adoptado este tipo de partido por otras corrientes ideológicas como los comunistas, los nazi-fascistas, los nacionalistas y los populistas. No son partidos creados por el Poder. Se basan en el reclutamiento masivo de afiliados. Se busca cantidad, no calidad. Esto se justificaba porque se pretendía facilitar el acceso del pueblo al Poder sin discriminaciones y además, el partido se convertía en un instrumento de educación para propalar el ideario político y el programa de acción del Gobierno. Para desarrollar sus tareas, estos partidos obtenían sus recursos de la colaboración voluntaria económica de numerosos militantes y no derivados de las fortunas personales de los notables. Este modelo de partido se difundió después de la Primera Guerra Mundial, en especial cuando se implantó en la mayoría de los países el sufragio universal masculino. A pesar del éxito de los partidos de masas en cuanto a su difusión, no se pudo ocultar algunos vicios. Así es que hubo una tendencia a generar una división interna entre una burocracia que dirigía el partido y la base de afiliados. Si bien todos los cargos directivos debían surgir de elecciones, la realidad mostraba que los miembros de la dirección se reclutaban por cooptación entre los que se dedicaban enteramente a la actividad del partido. De este modo, la rotación de los dirigentes era escasa, con lo cual la dirección quedaba aislada de sus bases. La evolución de los partidos de masas los condujo haca la mitad del siglo XX a su transformación en un tipo diferente y que se le dio el nombre de partido de electores. En este tipo, el objetivo principal es la movilización de los votantes en ocasión de cada consulta electoral. Con esta finalidad, el partido reduce sus programas a principios simples como la justicia, el orden, el progreso o el cambio. También se desdibuja su relación con algún sector social determinado y pretende captar el apoyo electoral en todos los sectores sociales. También se ha cambiado el aporte de los afiliados por la financiación pública: es el Estado que aporta los recursos. No se transmite una doctrina o una ideología política sino consigue un voto a través de la propaganda electoral y pasan a ser decisivos los profesionales políticos que manejan las técnicas de comunicación. Aumenta la importancia de los liderazgos y tal es así, que importan más los rasgos del líder que sus coherencias y definiciones ideológicas. Vallés y Puig sostienen que esta transformación obedece a las siguientes causas: 1) aproximación de las ideologías en la sociedad occidental, basados en el orden económico capitalista u del estado social de bienestar; 2) las mejoras sociales y culturales que experimentó la población occidental después de la Segunda Guerra Mundial; 3) la presencia creciente de los medios de comunicación masiva, en especial los medios audiovisuales; 4) la vigencia de los grupos de presión que completan con los partidos la defensa de los intereses comunitarios y 5) la dependencia de los partidos de la financiación pública y de la subvención estatal. En la actualidad, el partido de electores es el modelo predominante en las democracias liberales. Igual hay rasgos propios de los partidos de masas tradicionales. Es el caso de los partidos social-demócratas en Alemania, Austria, partidos escandinavos y también el liberalismo inglés. También empieza a notarse en la

América Latina con los antiguos partidos de masa con ascendencia populista como el Partido Justicialista en Argentina y el Partido Revolucionario Institucional en México. Los partidos de electores formulan propuestas políticas para ganar elecciones con lo cual, el extremar dicho objetivo, se convierten en una empresa electoral. Es decir, una organización específicamente creada para promover el apoyo a un candidato, sin necesidad de afiliación permanente y con gran despliegue de publicidad en los medios de comunicación. El caso más claro fue el partido Forza Italia de 1993, creado en dicho país por Silvio Berlusconi (empresario con diversos intereses) y que fue presidente en tres ocasiones. También en América Latina ha prosperado este tipo de partidos, sobre todo en aquellos países con crisis económicas.

CONCEPTO

Los partidos políticos son fuerzas políticas orgánicas, es decir, protagonistas colectivos, con órganos propios, de la actividad política cuyos elementos constitutivos s: Sus integrantes forman una organización permanente, no son ocupantes de los cargos públicos y están unidos por un proyecto general que se expresa a través de una doctrina, de una declaración de principios y de un programa que se llama plataforma electoral. El fin inmediato, propio y exclusivo, es adquirir el Poder o, al menos influir en el proceso de adopción de las decisiones políticas. Para alcanzar su fin inmediato y, eventualmente, la realización del propio proyecto, dependen del régimen político en que actúen, pero se traducen, en los regímenes democráticos representativos, en participar por sí mismos en las competencias electorales. Los partidos políticos se asemejan a los grupos de presión porque tienen organización permanente y sus integrantes no ocupan, en principio, cargos políticos y se diferencian en que en los grupos de presión la organización puede no ser permanente; que a sus integrantes no los une la coincidencia en un proyecto general sino la defensa de un interés especial; no tienen por fin ni inmediato el que sus integrantes ocupen cargos públicos; el fin de influir en el proceso de la adopción de las decisiones políticas no es exclusivo y entre sus medios de acción no se encuentra el de participar en las competencias electorales.La Burocracia y las Fuerzas Armadas, consideradas como fuerzas politizadas, se asemejan a los partidos políticos en cuanto tienen organización permanente, pero se diferencian de ellos en que en las primeras la organización está estructurada para otra actividad; sus integrantes ocupan cargos públicos aunque de carácter subordinado a los políticos o gubernativos; los une, en principio, su función específica y no un proyecto general, el fin de ocupar cargos públicos o el de influir en el proceso de adopción de las decisiones políticas no son propios ni exclusivos de las Fuerzas Armadas o de la Burocracia y no utilizan como medios de acción la participación en las competencias electorales.-

CLASIFICACIÓN

Se han hecho muchas clasificaciones de los partidos políticos y, por consiguiente, son muchos los criterios que se han utilizado para formularlos. 1) GEORGE JELLINEK, los clasificó en partidos legítimos e ilegítimos o fragmentarios. Denominó legítimos a los partidos cuyo programa comprende los aspectos fundamentales de la vida general del Estado, lo cual no es posible si se adoptan puntos de vista parciales (de carácter religioso, étnico, etc.). Dio el segundo nombre a los que se proponen solucionar una cuestión determinada y carecen de una concepción sobre la política general del Estado. 2) XIFRA; HERAS: de manera semejante y sobre la base del criterio de los intereses que defienden los partidos políticos, los clasificó en Puros, que representan los intereses de toda la colectividad y están abiertos a la totalidad de los ciudadanos, e Impuros, que defienden los intereses exclusivos de un sector y pueden ser clasistas, racistas, profesionales, confesionales, carismáticos, regionales, locales, etc. 3) MAURICE DUVERGER: los distingue entre partidos de origen parlamentario u origen exterior. Los primeros surgen del aglutinamiento de los diputados que individualmente concurren a una asamblea y luego se unen en la medida en que coinciden con las posiciones que sostienen en el seno del organismos.Es el caso de los diputados bretones, que asistían a los Estados Generales convocados por Luis XVI y que después reunidos en Asamblea Nacional, habrían de convocarse en el convento de los monjes jacobinos, dando nacimiento al grupo más trascendente de la revolución Francesa encabezados por Maximiliano Robespierre. Es decir que primero vino la función y luego la agrupación. Muchas veces, la presencia de un jefe vigoroso ha servido de punto de confluencia. Todos los partidos que gobernaron en la Argentina durante el siglo XIX se gestaron de esta manera. En ellos predomina el factor individual. La otra forma es el origen exterior. En este caso el partido tiene, generalmente, un acta de nacimiento, que es el momento en que un conjunto de personas constituyen la agrupación en torno de un desarrollo de ideas preestablecidas. Si admitimos el criterio de distinguir las orientaciones de los partidos entre la izquierda y derecha, veremos que los partidos conservadores han tenido, con frecuencia, un origen parlamentario, mientras que los de izquierda han sido fundados expresamente. No hemos de ignorar, por cierto, numerosas excepciones a esta regla; los jacobinos eran la izquierda de la Revolución Francesa y de allí el apelativo porque se sentaba en las bancas de ese sector del recinto de la Asamblea Nacional. La explicación de esta tendencia tiene buena lógica. Los grupos de origen parlamentario llegaron al poder antes de ser partidos, la función antecedió a la organización, al contrario, los partidos de izquierda generalmente se fundaron antes de que pudieran llegar al poder. 4) También MAURICE DUVERGER, distingue entre partidos de cuadro y partidos de masa. Los primeros son aquellos que se preocupan de agrupar dirigentes, a fin de organizar las elecciones. La disciplina no es rígida. Primordialmente se movilizan en función del comercio, en torno de identidades ideológicas más o menos caracterizadas. Al contrario, el partido de masa pone énfasis en la organización permanente, la disciplina de los diferentes extractos, conscripción de numerosos afiliados. Originalmente los partidos de cuadro eran comunes en los grupos conservadores, mientras que los partidos progresistas eran partidos de masa. Una razón económica influyó para que se

procediera así los grandes intereses económicos volcaban s u apoyo a los partidos conservadores, lo que les evitaba tener que buscar fondos en colectas masivas. Al contrario, los movimientos socialistas se veían compelidos a reclutar numerosos adherentes a fin de costear sus campañas. La distinción ha perdido actualidad ya que en alguna manera los partidos actuales pueden ser englobados genéricamente entre los partidos de masas. 5) MAX WEBER: distingue entre los partidos de principios y partidos de padrinazgo, según sigan ideas o a caudillos. 6) También puede mencionarse la diferencia entre partidos de estructura directa y partidos de estructura indirecta, según sea la relación del integrante del partido con la organización del mismo. Los primeros se componen de afiliados individuales que han formado su ficha de adhesión que pagan una cuota mensual y que concurren a las asambleas periódicas del núcleo local del que forman parte. Los segundos están constituidos por sindicatos, cooperativas, mutualidades, asociaciones culturales o políticas, etc., sin perjuicio de tener también afiliados con carácter personal. Uno de los pocos ejemplos de partidos de estructura indirecta lo constituye el partido laborista británico.-

ORGANIZACIÓN INTERNA

Los grandes partidos actuales tienen en su organización interna, una estructura formal y una estructura informal. La primera está explicitada en las normas y los estatutos del partido. La segunda se desarrolla en distintos ámbitos en que actúan sus miembros. Formalmente, el partido se organiza piramidalmente, a partir de unidades de base de tipo territorial como son las secciones y los comités locales. Estas se escalonan gradualmente en el ámbito municipal, provincial y nacional hasta constituir los órganos centrales de dirección: un Congreso, una Asamblea General, un Consejo Ejecutivo y un Secretariado. Los componentes de estos órganos son generalmente elegidos, pero la elección suele combinarse con mecanismos de cooptación o de selección previa de candidaturas. La estructura informal de un partido presenta más complejidad. La organización se basa en las distintas funciones en que se dividen sus miembros (información, presupuesto, derecho de designación de autoridades, etc.) y del presupuesto y recursos que se les asigna. A esto se agregan vinculaciones con las redes clientelares y con agrupaciones sociales como pueden ser los sindicatos y las entidades empresariales. La estructura informal desemboca normalmente en tensiones poco transparentes entre sus militantes y que pueden hacer perder la confianza de los electores hacia el partido. También pueden producirse enfrentamientos entre tendencias internas que sostienen diferencias en materia programática. Algunos partidos reconocen formalmente la existencia de corrientes organizadas, pero en la mayoría de los partidos estas tendencias no tienen reconocimiento formal.

FUNCIONES

a) Imposición ideológica: toda agrupación política debe ser integral y sectorizada e intentar su concientización dentro del cuerpo electoral. Debe atender a la evolución de su propia ideología, conforme a la dinámica de la historia. b) Proporcionar funcionarios: presentándolos a la comunidad electoral, otorgándoles a los mismos la posibilidad de sus mecanismos partidarios para la competencia por los sufragios. En la actualidad es muy difícil imponer un candidato desconocido que no cuenta con las estructura partidarias asentadas en factores humanos y económicos. c) Función de recambio: para realizar el recambio de los dirigentes primeramente debe hacer la función de i o po a ió p epa a ió del di ige te, desde su sele ió de adhe e tes, pasa do po la promoción de los mismos hasta la capacitación adecuada a través de cursos de la propia estructura. Luego de efectuada la selección natural del dirigente y convertido en tal, cumplirá el partido la función de recambio, trayendo sangre nueva. d) Función de realimentación y sostenimiento: dentro de la tarea de recambio y con la imposición ideológica, se cumple una función fundamental para el sistema en sí mismo, que es la realimentación sostenimiento del sistema que, en el caso de la democracia, ha constituido y debe constituir las lla adas es uela de democracia .e) Función de control y legalidad: los partidos (a través de su representación minoritaria y el prestigio dentro del cuerpo social) deben ejercer una función de control de las decisiones del gobierno, en cuanto a la oportunidad y conveniencia de los actos por medio de la opinión pública, que es el termómetro al que todos deben estar atentos. La legalidad de los actos de gobierno debe ser vigilada y sus transgresores denunciadas ante los gobiernos competentes, velando por el cumplimiento de la ley. Todo ello en el desarrollo del concepto de copartícipe del gobierno y en ejercicio de la oposición que representa.-

SISTEMAS DE PARTIDOS

En las sociedades democráticas las adhesiones a los partidos y la dominación de estos, sobre la vida política han configurado lo que la doctrina llama sistemas de partidos. En realidad, ésta es una cuestión que se refiere al número de partidos actuantes en cada sociedad. Pero no es solamente así el asunto, ya que en todos los países democráticos actúan numerosos partidos, lo que ocurre es que en algunos, ninguna agrupación tiene individualmente mayoría absoluta, mientras que en otros casos, tradiciones, factores históricos, la formación social, han influido para que el sistema de alternancia en el poder se resolviera entre dos fuerzas.Surgen así los sistemas pluripartidarios y los sistemas dualistas. Los sistemas dualistas son los menos difundidos. Dos antecedentes tradicionales, Inglaterra y Estados Unidos, juntamente con la tendencia desarrollada en Uruguay, Colombia, Austria, conforman el panorama general. Los multipartidismos, son la expresión generalizada del mundo contemporáneo Suecia, Noruega, Dinamarca, Holanda, Italia, Francia, España, Portugal y los países latinoamericanos. La conveniencia de adopción o intento de adopción de un bipartidismos también relativa a circunstancias de tiempo y lugar y dependerá del carácter que tenga la lucha partidaria en el sentido si lo es por recambio del gobierno o, por el contrario, por principios secundarios o fundamentales. En estos últimos supuestos, la democracia en sí misma, puede peligrar al desembocar en una lucha de oposiciones terminantes, encontrándose en consecuencia más protegido el sistema dentro del pluripartidismo.

Sin embargo, se sostiene que el bipartidismo tiende a hacer de la oposición una verdadera institución como en el caso de Inglaterra, donde el líder de la oposición al gobierno de su Majestad merece el tratamiento, consideración y respeto que el propio líder de la mayoría, tornándose así en una oposición moderada y las decisiones son el resultado de compromisos entre las partes, sin perjuicio de la crítica del electorado. Cuando el bipartidismo ha encontrado gran arraigo dentro del grupo electoral, rechaza por lo general la aparición de un tercero, inclinándose a la alia za o a la desapa i ió de u o de ellos e azó de la su representación (menos representación que los votos obtenidos) tomando conciencia los electores de que sus votos se encuentran perdidos de continuar por tal partido y, consecuentemente, canalizar sus votos dentro del más afín con sus ideas. Este siste a de ipa tidis o se ve favo e ido po el siste a de mayoría de una sola vuelta, desalentando la participación de otras instituciones y tendiendo a la polarización de los votantes, otorgando también mayor respaldo al partido gobernante. El plu ipa tidis o - por el contrario- se fomenta a través de un sistema electoral de representación proporcional o mayoritaria de dos vueltas, ya que estas últimas permiten la reagrupación de partidos menores en la segunda vuelta.Si la democracia significa la existencia de una oposición en cuanto al ejercicio del poder, la existencia de un mayor número de partidos puede crear una democracia más vigorosa, a pesar de los riesgos que presupone la falta de seguridad al alternar entre los partidos, las funciones de gobierno, lo cual puede crear una menor responsabilidad en la críti a e el eje i io de o t ol legalidad. Ta ié el plu ipa tidis o posibilita un mayor juego político gubernamental, el cual puede realizar alianzas temporarias con sectores de escasa dimensión y obtener la posibilidad de aprobar decisiones que el partido gobernante no podría obtener con su caudal.Los regímenes totalitarios han apelado, con frecuencia, al sistema de partido único, lo que en realidad importa una contradicción con la ideas de partido, como expresión de un sector de la sociedad, pero no de todo su conjunto. Los países comunistas así lo han hecho, a partir del supuesto de dos premisas; 1) que el partido es la expresión política de una clase social y 2) que en el Estado comunista no hay clases sociales diferenciadas entre sí. De ello resultaría que carece de sentido la existencia de otros partidos que no fueran el Comunista y así lo han resultado. Las constituciones soviéticas de 1918 y 1923 impusieron el monopolio del partido único. Sin embargo nadie cuestionó éste principio. Así es como Stalin, en 1927, se refirió al partido Comunista como el único legal existente en el país. La constitución de 1936 avanza en la materia estableciendo el Estatuto legal del pa tido, al ual le asig a la fu ió de o stitui se o los iudada os ás activos y mejor preparados políti a e te, ue pe te ez a a la lase o e a . Este o opolio ha llevado ade ás, a la p ohi i ió de formar grupos internos dentro del partido. Trotsky se opuso a ese principio, aunque había aceptado sin protestar la norma cuando se la adoptó en 1921. Tan solo cuando le causó perjuicio, Trotsky sostuvo que para poder ejercer en forma enérgica la dirección necesaria para realizar cambios radicales en la sociedad, es importantes mantener el derecho a constituir grupos.La rigidez del sistema soviético se extendió a todos los demás regímenes que adoptaron el comunismo. El régimen del partido único es la misma concepción de Hitler, cuyo partido nacionalsocialista fundado en 1919, dominó totalitariamente la vida de Alemania desde 1933. Situación emparentada en los regímenes corporativistas de franco, Salazar o Mussolini.-

Este planteo se reproduce en algunos pueblos de África y Asia, en los cuales se justifica el sistema, i vo a do e esidades del desa ollo después de la i depe de ia, e to o de los lla ados ovi ie tos a io ales . E estos países, el partido único ha cumplido, en algunos casos una tarea de realizaciones rápida y efectiva que difícilmente se hubiera realizado con un sistema de pluralidad de votos. Esta tendencia al sistema de partido único, muchas veces se ha disimulado bajo la forma de partido dominante y en este caso no siempre la cuestión encuentra vinculación directa con la ideología del régimen. Ejemplos: Camboya (1955) Túnez (1956) Sudán (1957) Costa de Marfil (1959) Tanganica (1968) Senegal (1960). Hay que referirse también a los partidos de Estado. El juego democrático presupone la existencia de alternancia en el manejo de la cosa pública a través de la competencia que requiere leyes claras, precisas e igualita ias e t e todos a uellos ue aspi a a tal a ejo. La sola e iste ia de pa tidos del estado on lleva a romper aquellas reglas y crear una desconfianza tal que excede los meros niveles de la contienda electoral para atacar al propio sistema. El Estado no debe tener partido propio. Su existencia ha sido el instrumento utilizado históricamente para burlar la voluntad del pueblo al constituir autocracia disfrazada. El partido del estado altera las funciones propias de los partidos dentro de un ámbito democrático, para controlar la voluntad de los ciudadanos, en vez de encauzarla, de formar opinión pública, la dirige mediante una extensa máquina propagandística; en vez de presentar candidatos para su selección, los impone, no prepara las juventudes para las funciones de recambio, y en vez de atender al control y a la legalidad de los actos de gobierno, se convierte en el más comprometido cómplice de aquellos actos.

FINANCIACION DE LOS PARTIDOS

El tema de los recursos económicos de los partidos tiene diferentes etapas. La política de los partidos de notables era una política reservada a los ricos. Aunque los cargos políticos no eran retribuidos, el disfrute de sus rentas personales les permitía una dedicación política de la que obtenían un beneficio para sus negocios y otras actividades privadas. La vigencia de la Democracia significó el acceso a la política activa de personas sin patrimonio, necesitadas de una retribución para su subsistencia. Los partidos de masas solventaron la cuestión acudiendo a los aportes de sus afiliados o de organizaciones sindicales afines. Con estas cuotas se financiaba la retribución de quienes representaban al partido. Para la mayor profesionalización de la política y el incremento de los costos organizativos, en especial en las campañas electorales, hizo necesario hacer uso de otras formas de ingreso. Así, empezaron a recibir ingresos procedentes de sectores interesados en obtener beneficios políticos, económicos y tributarios en función de sus contribuciones. Estas contribuciones beneficiaban de modo desigual a los distintos partidos dando lugar a prácticas irregulares. Para resolver el problema, en el siglo XX se extendió la idea de que los partidos deberían ser financiados por los presupuestos estatales. Concretamente se pueden enumerar actualmente las siguientes fuentes de financiación de los partidos políticos: 1) Cuota de afiliados. 2) Aportes esporádicos de los afiliados y simpatizantes (como los bonos, rifas, colectas, etc.)

3) Rentas de emprendimientos propios de los partidos (como editoriales o cooperativas de consumo). 4) Donaciones de empresas o grupos de interés afines. 5) Los fondos públicos para subvencionar las campañas electorales. Cabe finalmente indicar que existen ingresos directos o indirectos que pueden llegar a significar prácticas ilegales. Así, por ejemplo, algunos partidos exigen un porcentaje de sus retribuciones a los legisladores que ocupan cargos públicos (a los diputados, senadores o concejales). Estos aportes pueden ser interpretados como donaciones voluntarias, aunque sean impuestas como reglas por parte de los partidos. Hay otras fuentes que ya bordean la ilegalidad manifiesta que son los casos de las aportaciones que los partidos en el gobierno pueden recibir (individuos o empresas) a cambio de decisiones que sean favorables a sus intereses. Por ejemplo, en la adjudicación de obras públicas, concesiones o permisos de importación o exportación. Es lo que ocurre en los casos judiciales que se conocen y que se ventilan actualmente en Argentina, Brasil y España. En todos ellos es difícil documentar ante los tribunales judiciales ya que este intercambio de favores que alimenta la corrupción política no encuentra en los protagonistas (empresas e individuos) interés por denunciarlas.

RÉGIMEN LEGAL DE LOS PARTIDOS

Se entiende por régimen o reglamentación legal de los partidos el conjunto de normas jurídicas estatales, que regulan su organización y funcionamiento. Al surgir espontáneamente, como consecuencia de la implantación y desarrollo del régimen democrático representativo, los partidos se organizaron y funcionarios sin sujeción a ninguna norma estatal ya que, como es lógico, no las había.Sin embargo, reconocidos los partidos como instrumento necesario del régimen democrático representativo, no podía éste desentenderse de ellos. Es cierto que el cumplimiento o incumplimiento de sus funciones por los partidos, depende en mayor grado de las actitudes o comportamientos de sus dirigentes que de las leyes que pueden dictarse para regularlos pero ello no significa que toda reglamentación legal sea inútil.En el derecho comparado, la reglamentación legal de los partidos ha alcanzado en algunos países nivel Constitucional y en otros solamente legal.Los primeros intentos de establecer normas de rango Constitucional sobre los partidos fueron hechos al sancionarse las nuevas constituciones de la primera posguerra (1919 en adelante.- Luego se siguió el ejemplo en algunos países latinoamericanos (Uruguay, Brasil, Panamá, Guatemala y Cuba). Con motivo de la segunda posguerra (1945 en adelante) el sistema se ha generalizado a través de las nuevas Constituciones. Por ejemplo, Italia (1947) República Federal de Alemania (1949) Francia (1958). También en los regímenes políticos de partidos monopólico. Por ejemplo Rumania, (1965) o Argelia (1963). Argentina incorporó a los partidos políticos en la reforma constitucional que se produjo en 1994. El Art. 38 los considera como instituciones fundamentales del Estado democrático. En los países cuyas constituciones no contienen normas expresas relativas a los partidos políticos, la reglamentación se ha hecho por vía legislativa. Entre la profusa legislación comparada se puede citar, por

ejemplo, dentro del ámbito latinoamericano, la ley Brasileña de 1950 y las leyes Uruguayas del año 1934. En EEUU hay una copiosa legislación tanto federal como local. En el orden federal merece ser citada la ley de práctica corruptivas electorales de 1925 y la ley de 1939 que prohíbe las actividades políticas perniciosas. En el orden estatal la legislación de California ha sido una de las más completas. Los puntos principales de cualquier real, debe reglamentación, ya sea legal o constitucional debe comprender los siguientes aspectos: a) formación y reconocimiento; b) organización y funcionamiento; c) régimen patrimonial y d) autoridad de aplicación.

LAS DISPOSICIONES LEGALES EN ARGENTINA.

En materia de reglamentación legal, el país ha sufrido las alternativas que ha tenido nuestra endeble democracia. Cada vez que se ha restablecido la vida democrática, se ha sancionado previamente un estatuto orgánico de los partidos. Esto demuestra que la crisis política Argentina ha acarreado también una crisis de sus partidos y que se ha intentado corregir con la sanción de las leyes reguladoras. Se puede citar así las leyes 19102, 22627 y 23298, entre otras. Estas normas han previsto e derecho de asociación, al libre actividad de los grupos, la fundación y constitución de los partidos distinguiendo entre partidos nacionales y de distrito, la forma de su organización interna, el uso del nombre, la afiliación, las declaraciones de principios, los aspectos patrimoniales, con la consiguiente obligación de la publicidad de la actividad económica, como asimismo todos los asuntos jurisdiccionales. En nuestro país, la reforma constitucional de 1994 incorporó en su texto a los partidos políticos a través del art 38. Los partidos políticos no estaban incluidos expresamente en la Constitución antes de esta reforma. Sin embargo, no solo existieron, sino que fueron un elemento fundamental del sistema político, desde el inicio mismo de la vida institucional Argentina. En el gobierno de Justo José de Urquiza como presidente de la Confederación, se constituyen bajo otros nombres, los antiguos partidos federal y unitario. El primer párrafo del artículo no hace mayores innovaciones confirma que los partidos son i stitu io es fu da e tales del siste a de o áti o . Es la legisla ió o di a ia ue les oto ga el estatuto jurídico de persona jurídica de derecho público. El segundo párrafo del art 38 establece las bases fundamentales que deben tener las respectivas cartas orgánicas de los partidos políticos: el respeto a los principios constitucionales, organización y funcionamiento democrático, es decir, que los dirigentes representan la voluntad de la mayoría de los afiliados, tratando de evitar la aparición de oligarquías políticas. Consecuencia de la organización democrática es la representación de las minorías en los cuerpos colegiados de la dirección partidaria (comités, convenciones, congresos, etc.) en los cuales éstas puedan oír su opinión. También como consecuencia de ellos exige que la postulación para los cargos electivos surja de elecciones internas amplias (que pueden estar limitadas a los afiliados o bien ser abiertas a cualquier ciudadano que figure en el padró ). Esto i pli a la p ohi i ió de las desig a io es a dedo po los audillos o di ige tes pa tida ios. El acceso a la información pública y la difusión de sus ideas son derechos que se les reconoce a los partidos políticos, consistentes en la facultad de requerir informes a los tres poderes del Estado y a las empresas de servicios públicos) sobre actividades, así como requerir espacios en los medios de comunicación, en época de elecciones, cuyo costo es sufragado por el Estado, para la divulgación de sus propuestas a la ciudadanía.

Los dos últimos párrafos se refieren al complejo y difícil problema de la claridad del manejo y destino de los fondos que reciben los partidos políticos para sus campañas electorales. Es sabido que este tema está teñido de secreto, por lo que es susceptible de maniobras de corrupción. En efecto, las empresas, los sindicatos, y en general, los distintos grupos de interés, nacionales o internacionales, suelen hacer aportes de dinero para las campañas de los partidos políticos. Luego, cuando alguno de éstos llega al poder, pretenden cobrarse tales contribuciones, con las concesión de privilegios o ventajas indebidas. Por eso, si bien el estado debe contribuir al financiamiento de tales campañas, también como contrapartidas los partidos políticos deben informar a la opinión pública cual es el origen y cómo se manejan los fondos que reciben, en especial para sus campañas electorales. En nuestro país, la legislación no tiene un control eficiente sobre este tema. Finalmente, el texto constitucional no resuelve el tema del monopolio de las candidaturas para cargos electivos. La corte Suprema rechazó la solicitud de un ciudadano de presentarse como candidato a diputado, como extrapartidario, es decir, sin el patrocinio de un partido político, con lo cual decidió, que los partidos políticos tienen el monopolio de la oferta de las candidaturas electorales. También los constituyentes omitieron determinar a qué órganos competen las funciones de control sobre esas fuerzas políticas. La doctrina sostiene que en este tema queda librada su solución a la legislación que sancione el Congreso Nacional.

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