Los fundamentos de la democracia participativa

Colaborador: Leonardo Carlín Rosas Folleto: Los fundamentos de la democracia participativa Primera Edición 2005. Cuarta Impresión Marzo del 2013....
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Colaborador:

Leonardo Carlín Rosas

Folleto:

Los fundamentos de la democracia participativa

Primera Edición 2005. Cuarta Impresión Marzo del 2013. Movimiento Ciudadano, Partido Político Nacional. Derechos Reservados © 2005. ISBN: 970-9868-97-7 Louisiana No. 113, Esq. Nueva York, Col. Nápoles Deleg. Benito Juárez, C. P. 03810, México, D.F. Todos lo derechos reservados. Ninguna parte de este documento puede reproducirse o transmitirse bajo ninguna forma o por ningún medio, sin permiso por escrito del titular de los derechos. Hecho e Impreso en México/Printed in México.

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El Editor.

ÍNDICE

Introducción Niveles de desarrollo de la democracia: un esquema conceptual La democracia en América Latina: un recuento histórico Los fundamentos de la democracia participativa La democracia participativa en México Fuentes

Los fundamentos de la democracia participativa

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Introducción. Si bien la democracia representativa se presenta como el sistema político predominante en los países de América Latina, ésta se ubica todavía en un nivel meramente electoral sin reflejar beneficios sociales concretos en la sociedad. Tal y como lo menciona el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) en su estudio titulado Ideas y aportes. La democracia en América Latina. Hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos, publicado en 2004: América Latina presenta actualmente una extraordinaria paradoja. Por un lado, la región puede mostrar con gran orgullo más de dos décadas de gobiernos democráticos. Por otro, enfrenta una creciente crisis social. Se mantienen profundas desigualdades, existen serios niveles de pobreza, el crecimiento económico ha sido insuficiente y ha aumentado la insatisfacción ciudadana con esas democracias –expresada en muchos lugares por un extendido descontento popular-, generando en algunos casos consecuencias desestabilizadoras.1 En este sentido, es indispensable entender que la consolidación de la democracia en los países de la región debe vincularse a las posibles soluciones al problema del desarrollo y la desintegración político- social. Así, la suerte de la democracia dependerá del grado en el que ésta garantice ciertos derechos elementales de los ciudadanos como trabajo, alimentación, salud, educación, seguridad e inclusión social.2 Al respecto la Carta Democrática Interamericana señala en sus artículos once y doce:

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La democracia y el desarrollo económico y social son interdependientes y se refuerzan mutuamente. La pobreza, el analfabetismo y los bajos niveles de desarrollo humano son factores que inciden negativamente en la consolidación de la democracia. Los Estados Miembros de la OEA se comprometen a adoptar y ejecutar todas las acciones necesarias para la creación de empleo productivo, la reducción de la pobreza y la erradicación de la pobreza extrema, teniendo en cuenta las diferentes realidades y condiciones económicas de los países del Hemisferio. Este compromiso común frente a los Los fundamentos de la democracia participativa

problemas del desarrollo y la pobreza también destaca la importancia de mantener los equilibrios macroeconómicos y el imperativo de fortalecer la cohesión social y la democracia.3 Considerando entonces que, tanto el desarrollo como la democracia son dos caras de la misma moneda, el gran reto para los Estados latinoamericanos se encuentra en alcanzar la llamada democracia de ciudadanía: “...[aquella] que avanza para que el conjunto de [los] derechos se tornen efectivos. Es la que permite pasar de electores a ciudadanos. La que utiliza las libertades políticas como palanca para construir la ciudadanía civil y social”.4 La democracia representativa, entendida como el sistema político y social que tiene como elementos esenciales: el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado de derecho; la celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo; el régimen plural de partidos y organizaciones políticas ; y la separación e independencia de los poderes públicos5 , debe ser superada por una democracia participativa que además de incluir estos principios, promueva realmente la participación de los ciudadanos en aras de introducir su voluntad en el proceso de toma de decisiones y construir una ciudadanía integral. Una democracia de este tipo tendría como fundamento la promoción y el fomento de la participación de la ciudadanía en las decisiones concernientes a su propio desarrollo, con la cual dicha participación se convertiría en una condición necesaria para el pleno y efectivo ejercicio del sistema democrático. Dentro de los tres grandes niveles de desarrollo de la democracia – democratización política, consolidación democrática y democratización social-, la democracia participativa se ubica en el último peldaño. Por lo tanto, se trata de un nivel de alta maduración política en el cual ya se puede hablar de la existencia de una cultura política democrática. 6 1. Niveles de desarrollo de la democracia: un esquema conceptual. En términos generales y a partir del análisis y propuestas del PNUD, Los fundamentos de la democracia 7 participativa

la democracia debe concebirse como: ...el resultado de una intensa y denodada experiencia social e histórica que se construye día a día en las realizaciones y frustraciones, acciones y omisiones, quehaceres, intercambios y aspiraciones de quienes son sus protagonistas: ciudadanos, grupos sociales y comunidades que luchan por sus derechos y edifican de manera incesante su vida en común. La democracia implica una forma de concebir al ser humano y garantizar los derechos individuales. En consecuencia, ella contiene un conjunto de principios, reglas e instituciones que organizan las relaciones sociales, los procedimientos para elegir gobiernos y los mecanismos para controlar su ejercicio. También es el modo como la sociedad concibe y pretende hacer funcionar a su Estado. Pero eso no es todo. La democracia es también un modo de concebir y resguardar la memoria colectiva y de acoger, celebrándolas diversas identidades de comunidades locales y regionales. Sostenemos que la democracia es más que un conjunto de condiciones para elegir y ser electo, al que llamamos democracia electoral. También es, como lo hemos señalado, una manera de organizar la sociedad con el objeto de asegurar y expandir los derechos, de los cuales son portadores los individuos. Este segundo aspecto es lo que define la democracia de ciudadanía.7 Con base en esta concepción queda claro que el concepto de democracia es bastante amplio y que, más allá de referirse a una situación determinada o a un régimen político en particular, denota un proceso harto complejo que se presenta en constante movimiento. No obstante, el desarrollo de la democracia (sobretodo en el caso de los países de América Latina) puede dividirse en tres grandes niveles o subprocesos: la democratización política, la consolidación democrática y la democratización social. La democratización política puede entenderse como “...aquellos procesos que intentan establecer un núcleo de instituciones democráticas...a partir de una situación histórica caracterizada por la presencia o predominio de un régimen político, en el que las instituciones democráticas son inexistentes o mínimas”. 8 Este proceso no sólo implica completar las tareas pendientes de las transiciones o reformas democráticas, también se refiere a la construcción de sistemas políticos y la articulación de una nueva Los fundamentos de la democracia 8 participativa

forma de relación entre el Estado y los demás actores sociales. En este escenario, los partidos políticos son los actores fundamentales para la transición democrática, ya que juegan el papel de representantes por excelencia de la sociedad. Hasta este primer nivel, el resultado es una democracia formal: un sistema político caracterizado por el establecimiento de reglas mínimas de participación electoral. En términos económicos el proceso de democratización política no refleja políticas redistributivas eficaces; de tal forma que, en el mejor de los casos, sólo se presentan signos positivos de crecimiento económico con efectos mínimos en los grados de desarrollo de la población no coordinados. En un segundo nivel, la consolidación democrática se define como un “...proceso de firme establecimiento y adaptación de las estructuras democráticas, normas y relaciones entre el régimen y la sociedad civil, que permite que el régimen democrático gane autonomía y legitimidad”.9 Aquí, la sociedad civil se concibe como “...el conjunto de actividades de tipo asociativo relativamente autónomas con relación al Estado y al sistema político...que se orientan a la articulación de valores, la reivindicación de intereses y el cultivo de la sociabilidad y de las manifestaciones de la cultura”.10 En este sentido, la sociedad civil juega un papel fundamental al fortalecer la democracia electoral o formal. De esta manera, se convierte en el actor central junto con los partidos políticos en el proceso de consolidación democrática. Los partidos políticos continúan su juego por el poder, mientras que la sociedad civil abre espacios alternativos de discusión en el ámbito público. Estas movilizaciones civiles proporcionan mayor fuerza a las demandas de la sociedad, incluso llegan a conformarse en grupos de presión que exigen al sistema transformaciones importantes. Finalmente, la democratización social se refiere al proceso político que logra arrojar resultados positivos en términos de desarrollo y bienestar social. En este punto, la sociedad civil logra socializar las reglas democráticas y las transforma en acciones cotidianas. Se desarrolla una verdadera cultura democrática que permite conjugar sin problemas una situación de gobernabilidad política con desarrollo económico y bienestar social con base en una ciudadanía política y social activa.

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2. La democracia en América Latina: un recuento histórico. La década de los años ochenta del siglo XX en la región se caracterizó visiblemente por un predominio de las democracias formales (proceso de democratización política). Estos regímenes no pueden explicarse sin hacer referencia a los acontecimientos de las últimas cuatro décadas. Después de un corto periodo democrático, iniciado al término de la Segunda Guerra Mundial, hacia 1964, se inicia un periodo de retorno al autoritarismo. Periodo que duraría hasta 1977 y que se caracterizaría por la proliferación de golpes de Estado, sustentados en las Fuerzas Armadas. Estas dictaduras institucionales estuvieron vinculadas al agotamiento del modelo económico de sustitución de importaciones. Se buscó impulsar la economía a favor de capital transnacional, desplazando a sí a la burguesía que producía para el mercado interno y a los sectores medios. Este retorno al impulso económico desde afuera, junto a la coraza autoritaria, generó tal presión social que, unida a la presión internacional a favor de la defensa de la democracia y los derechos humanos, produjeron la vuelta a la participación política masiva. Así, la década de los ochenta del siglo XX se caracterizó por el derrumbe de los regímenes autoritarios y la proliferación de democracias electorales. En los años noventa se continuó con este proceso, logrando que prácticamente todos los países latinoamericanos eligieran a sus gobernantes por medios democráticos. Paralelamente, la sociedad civil logró incrementar su participación, abriendo espacios alternativos a reivindicaciones distintas a los temas estatales. No obstante, ello no significó que la fase de democratización política estuviera culminada. La decadencia de los partidos políticos en los países latinoamericanos es muestra de ello. Por lo tanto, puede concluirse que la situación de la democracia en América Latina se desplaza entre el nivel de democratización política y el de consolidación democrática. Es decir, en ocasiones el primer nivel parece haber madurado, aproximándose al segundo nivel. Sin embargo, hay elementos inacabados o regresiones que inhiben el avance de la democratización. De esta manera, la Los fundamentos de la democracia 10 participativa

democracia social se presenta como un escenario muy lejano, todavía por alcanzar. Los problemas estructurales de los Estados latinoamericanos se conjugan hoy en día con un modelo económico impuesto (el modelo neoliberal) que minimiza las posibilidades de desarrollo económico y social. En este sentido, es muy difícil que la democracia como régimen político sea aceptado y respetado por los miembros de la sociedad, ya que sus fórmulas no logran expresarse en mejores condiciones de vida para los ciudadanos. Los gobiernos de los países de América Latina deben responder con urgencia a las demandas sociales de sus respectivas poblaciones, implementando, por un lado, reformas económicas que a largo plazo permitan superar los problemas estructurales y, por el otro, reestructurando las instituciones políticas de tal manera que puedan recuperarse los canales de representación. Hasta ahora los regímenes democráticos han sido la forma de gobierno más adecuada para los países de la región. No obstante, “...la mejor fórmula de estabilidad política seguramente siempre será que los individuos que componen la sociedad puedan ver los resultados concretos y tangibles de la democracia, pues no existe mayor seguridad para la sobrevivencia de un régimen político que el apoyo convencido de sus ciudadanos”. 11 La situación actual de la democracia en América Latina, ligada al nivel de desarrollo económico y social, puede resumirse de la siguiente manera: 1. La democracia se ha impuesto como régimen político dominante en toda la región latinoamericana. 2. La democracia coexiste con una situación socioeconómica difícil. La pobreza y la desigualdad constituyen un problema central de la región. 3. Las dimensiones de la ciudadanía política, civil y social no están integradas. La más avanzada ha sido la primera. Todavía todas las garantías propias de la ciudadanía civil no alcanzan de manera igualitaria a todas las ciudadanas y todos los ciudadanos. 4. La dificultad del Estado para satisfacer para satisfacer las demandas sociales se debe en parte a la limitación de recursos y a los recortes de Los fundamentos de la democracia 11 participativa

impuestos. Adicionalmente, el poder del Estado se encuentra limitado por los grupos de interés internos y externos. 5. Las instituciones políticas se han deteriorado. La representación partidaria no encarna los intereses de buena parte de la sociedad. Nuevos movimientos y formas de expresión política surgen, pero aún no tienen un cauce institucionalizado de expresión. Se necesita devolver contenido y capacidad de transformación a la política. 6. Dentro de la economía de mercado existen distintos modelos. El fortalecimiento de la democracia requiere el debate de esas opciones.12 3. Los fundamentos de la democracia participativa. La democracia participativa se refiere al establecimiento de un sistema político democrático que mantiene entre sus estructuras canales abiertos de participación ciudadana con miras a incluir a todos los sectores de la sociedad; así como a promover la intervención de los ciudadanos en las actividades públicas. En este sistema los ciudadanos son concebidos como sujetos activos, protagonistas de su propio destino. Así, el principio predominante es la corresponsabilidad. Ello implica que no sólo las autoridades son responsables de los hechos públicos, sino también los ciudadanos al tener el derecho de participar en el proceso de toma de decisiones. La participación ciudadana en los asuntos públicos profundiza el ejercicio de la democracia al promover espacios de interacción entre los ciudadanos y el Estado, incrementando el nivel de gobernabilidad y otorgando a los ciudadanos su legítima participación en los procesos de formación de políticas públicas. Al estar cada vez más presentes la voluntad y los intereses reales de la población en el proceso de toma de decisiones, se minimizan los problemas de gobernabilidad, ya que de esta manera el Estado es capaz de dar respuestas adecuadas y oportunas a las demandas sociales. La idea de participación ciudadana en los asuntos públicos se fundamenta en los derechos democráticos, establecidos por la Los fundamentos de la democracia 12 participativa

Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Estos derechos son: a.

b.

c.

d.

e.

f. g.

h.

El derecho a la libertad de opinión y de expresión, de pensamiento, de conciencia y de religión, de asociación y de reunión pacíficas. El derecho a la libertad de investigar y de recibir y difundir informaciones e ideas por cualquier medio de expresión. El imperio de la ley, incluida la protección jurídica de los derechos, intereses y seguridad personal de los ciudadanos y la equidad en la administración de la justicia, así como la independencia del Poder Judicial. El derecho al sufragio universal e igual, así como a procedimientos libres de votación y a elecciones periódicas libres. El derecho a la participación política, incluida la igualdad de oportunidades de todos los ciudadanos para presentarse como candidatos. Instituciones de gobierno transparente y responsables El derecho de los ciudadanos a elegir su sistema de gobierno por medios constitucionales u otros medios democráticos. El derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a la función pública en el propio país. 13

Entre las medidas más importantes que institucionalizan la democracia participativa se encuentran la iniciativa popular, el plebiscito y el referéndum. Dichas medidas se definen como mecanismos de participación ciudadana al permitir y promover la interlocución entre los ciudadanos y las autoridades. En sus concepciones más básicas, los tres mecanismos se ubican en el ejercicio de la llamada democracia directa y se definen de la siguiente manera 14 : -

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Iniciativa: Derecho a hacer una propuesta; procedimiento establecido en algunas constituciones políticas, mediante el cual interviene directamente el pueblo en la propuesta y adopción de medidas legislativas. Plebiscito: Resolución tomada por todo un pueblo a pluralidad de votos; consulta que los poderes públicos someten al voto popular directo para que apruebe o rechace una determinada propuesta sobre soberanía, Los fundamentos de la democracia 13 participativa

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ciudadanía, poderes excepcionales, etc. Referéndum: Procedimiento jurídico por el que se someten al voto popular leyes o actos administrativos cuya ratificación por el pueblo se propone.

La buena instrumentación de estas prácticas coadyuva a la instauración de un sistema de consulta a la sociedad eficiente que da sentido y contenido democrático a la administración pública. Otro elemento constitutivo de la democracia participativa es la idea de una ciudadanía integral, la cual incluye las nociones de ciudadanía política, ciudadanía civil y ciudadanía social. La primera noción se refiere al “derecho a participar en el ejercicio del poder político como miembro de un cuerpo investido de autoridad política o como elector de sus miembros”. 15 La ciudadanía civil comprende el respeto y la promoción de aquellos derechos que están a favor de la libertad individual, es decir, la libertad de expresión, la libertad de pensamiento y religión, el derecho a la propiedad y el derecho a la justicia, entre otros. Finalmente, la ciudadanía social “abarca todo el espectro, desde el derecho a la seguridad y a un mínimo de bienestar económico al de compartir plenamente la herencia social y vivir la vida de un ser civilizado conforme los estándares predominantes en la sociedad”.16 En suma, la idea de ciudadanía integral se refiere a “un espacio sustancialmente mayor que el del mero régimen político y sus reglas institucionales. Hablar de ciudadanía integral es considerar que el ciudadano de hoy debe acceder armoniosamente a sus derechos cívicos, sociales, económicos y culturales, y que todos ellos conforman un conjunto indivisible y articulado”. 17 4. La democracia participativa en México. Uno de los ejemplos más importantes de intentos por constituir una democracia participativa en México, es el proceso de construcción de ciudadanía en el Distrito Federal. En palabras de la socióloga Lucía Álvarez Enríquez:

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La democratización institucional en la Ciudad de México despega con la modificación de la Ley Orgánica del Distrito Federal, que institucionaliza a las primeras instancias de representación ciudadana y los primeros mecanismos de participación en el ámbito capitalino (Consejo Consultivo y Los fundamentos de la democracia participativa

Juntas de Vecinos, en 1970; Asociaciones de Residentes, Comités de Manzana, plebiscito y referéndum, en 1978). La modificación de esta ley constituyó un paso importante al ser virtualmente la primera iniciativa gubernamental de apertura institucional local para la participación ciudadana desde 1928, y representar el primer reconocimiento de los derechos políticos de los capitalinos, aún en un plano sumamente acotado. Desde entonces, el proceso institucional de apertura se despliega a lo largo de tres décadas con serias restricciones y fuertes candados, extendiéndose, sin embargo, a otras instancias del sistema político, que involucran al sistema de partidos, la construcción de las instituciones del régimen representativo en el Distrito Federal, los procesos electorales y el ejercicio de los derechos políticos de los capitalinos para la elección de representantes y autoridades locales.18 En la actualidad el Distrito Federal cuenta con la ley de participación ciudadana, la cual se publicó en la Gaceta Oficial del Distrito Federal el 17 de mayo de 2004. En esta ley se contemplan varias medidas de participación, entre las que destacan la iniciativa popular, el plebiscito y el referéndum. El objetivo oficial de esta ley es “instituir y regular los mecanismos e instrumentos de participación y las figuras de representación ciudadana; a través de los cuales las y los habitantes pueden organizarse para relacionarse entre sí y con los distintos órganos de gobierno del Distrito Federal.” 19 Siguiendo esta lógica, la Ley de Participación Ciudadana del Distrito Federal establece como instrumentos de participación, además de los anteriormente señalados, la consulta ciudadana, la colaboración ciudadana, la rendición de cuentas, la difusión pública, la red de contralorías ciudadanas, la audiencia pública, los recorridos del Jefe Delegacional y la asamblea ciudadana.20 Sobre la puesta en práctica del plebiscito, dicha ley señala que a través de este mecanismo el Jefe de Gobierno del Distrito Federal “podrá consultar a los electores para que expresen su aprobación o rechazo previo a actos o decisiones del mismo, que a su juicio sean trascendentes para la vida pública”21 de la ciudad. No obstante, también se señalan ámbitos del Jefe de Gobierno, los cuales no pueden ser sometidos a plebiscito. Tal es el caso de las Los fundamentos de la democracia 15 participativa

materias de carácter tributario, fiscal o de egresos del Distrito Federal y del régimen interno de la Administración Pública del Distrito Federal.22 El referéndum se define en esta ley como “un instrumento de participación directa mediante el cual la ciudadanía manifiesta su aprobación o rechazo sobre la creación, modificación, derogación o abrogación de leyes propias de la competencia de la Asamblea Legislativa”.23 En este caso la facultad de decidir si somete o no a referéndum la creación, modificación, derogación o abrogación de leyes es exclusiva de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Asimismo, se establecen las materias que quedan exentas de la posibilidad de someterse a referéndum. Éstas son, según el artículo 29: la tributaria, la fiscal o la de egresos del Distrito Federal; el régimen interno de la Administración Pública del Distrito Federal; la regulación interna de la Asamblea Legislativa y de su Contaduría Mayor de Hacienda y; la regulación interna de los órganos de la función judicial del Distrito Federal.24 Finalmente, la iniciativa popular es definida como “un mecanismo mediante el cual los ciudadanos del Distrito Federal presentan a la Asamblea Legislativa proyectos de creación, modificación, reforma, derogación o abrogación de leyes y decretos propios del ámbito de su competencia”.25 Al igual que los otros dos mecanismos, la iniciativa popular no puede aplicarse a ciertos temas como el tributario y el fiscal o aquellos que se inscriban en la dinámica del régimen interno de la Asamblea Legislativa y la Administración Pública del Distrito Federal. Si bien la construcción de una democracia participativa en México va más allá de la instauración oficial de estas medidas a escala local, es importante ubicarlas como un referente, ya que dichos mecanismos no se encuentran todavía establecidos en la Constitución. Por otro lado, cabe destacar que la sola implantación de estas medidas nunca será suficiente para consolidar la democracia si no se cuenta con las condiciones mínimas (acceso a la educación, salud, empleo, etc.) para que los ciudadanos logren participar en la vida pública de una manera satisfactoria. Construir un sistema democrático, donde la ciudadanía integral Los fundamentos de la democracia 16 participativa

sea la base de su funcionamiento, requiere tanto de autoridades competentes y comprometidas con el bienestar de su pueblo como de ciudadanos informados y responsables de sus actos. La democracia participativa tiene, por lo tanto, a la educación como uno de sus ejes principales. Al respeto vale recordar el artículo 16 de la Carta Democrática Interamericana: La educación es clave para fortalecer las instituciones democráticas, promover el desarrollo del potencial humano y el alivio de la pobreza y fomentar un mayor entendimiento entre los pueblos. Para lograr estas metas, es esencial que una educación de calidad esté al alcance de todos, incluyendo a las niñas y las mujeres, los habitantes de las zonas rurales y las personas que pertenecen a las minorías.26 En suma, los requisitos para constituir una democracia participativa comprenden desde el acceso universal a la educación por parte de los ciudadanos; la ampliación de la ciudadanía social; la implementación de mecanismos de participación ciudadana como la iniciativa popular, el plebiscito y el referéndum; hasta la promoción de una cultura política democrática que fundamente todas estas acciones. La construcción de ciudadanía a través de la participación política constituye un elemento nodal para el buen ejercicio de la democracia. La participación ciudadana, a su vez, representa un factor de inclusión social necesario en toda sociedad que desee fortalecerse.

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Fuentes. Álvarez Enríquez, Lucía, “Actores sociales, construcción de ciudadanía y proceso democrático en la Ciudad de México”, Material de trabajo para el Diplomado “Hacia un Nuevo Liderazgo Político en México”, Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir, A. C., México, 2005, pp. 16pp. Cansino, César y Alarcón, Víctor, América Latina: ¿Renacimiento o decadencia?, FLACSO, Costa Rica, 1994. Costa Bonino, Luis, “La democracia en América Latina: un análisis prospectivo”, en Este País, no. 118, México, enero de 2001, pp. 4649. Diccionario de la Lengua Española, vigésima segunda edición, en www.rae.es, 31 de octubre de 2005. Henstenberg, Peter y otros (editores), Sociedad civil en América Latina: representación de intereses y gobernabilidad , Nueva Sociedad, Venezuela, 1999. Ley de Participación Ciudadana del Distrito Federal, Gaceta Oficial del Distrito Federal, 17 de mayo de 2004. OEA, Carta Democrática Interamericana, Organización de Estados Americanos, 11 de septiembre de 2001. PNUD, Ideas y aportes. La democracia en América Latina. Hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Panamericana Formas e Impresos, S. A., Colombia, 2004, 87pp. PNUD, La democracia en América Latina. Hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Magna Terra Editores, Guatemala, 2004, 255pp.

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Notas de pagina PNUD, Ideas y aportes. La democracia en América Latina. Hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Panamericana Formas e Impresos, S. A., Colombia, 2004, p. 9. 1

Ver Luis Costa Bonino, “La democracia en América Latina: un análisis prospectivo”, en Este País, no. 118, México, enero de 2001, pp. 46-49. 2

Artículos 11 y 12 de la Carta Democrática Interamericana, 11 de septiembre de 2001. 3

PNUD, La democracia en América Latina. Hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos, Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Magna Terra Editores, Guatemala, 2004, p. 34. 4

5 Artículo 3 de la Carta Democrática Interamericana, 11 de septiembre de 2001.

6 La cultura política se define como el patrón de orientaciones con respecto a los objetos políticos, por ejemplo, los partidos, los tribunales, la constitución y la historia de un Estado. Las orientaciones son predisposiciones a la acción política y están determinadas por factores como la tradición, los recuerdos históricos, los motivos, las normas, las emociones y los símbolos.

7

PNUD, op. cit., p. 51.

Peter Henstenberg y otros (editores), Sociedad civil en América Latina: representación de intereses y gobernabilidad, Nueva Sociedad, Venezuela, 1999, p. 60. 8

César Cansino y Víctor Alarcón, América Latina: ¿Renacimiento o decadencia?, FLACSO, Costa Rica, 1994, p. 34. 9

10

Peter Henstenberg y otros (editores), op. cit., p. 148.

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11

Luis Costa Bonino, op. cit., p. 49.

PNUD, Ideas y aportes. La democracia en América Latina. Hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos, op. cit., p. 26. 12

En PNUD, La democracia en América Latina. Hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos, op. cit., p. 44. 13

Según el Diccionario de la Lengua Española, vigésima segunda edición, en www.rae.es, 31 de octubre de 2005. 14

15 En PNUD, Ideas y aportes. La democracia en América Latina. Hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos, op. cit., p. 31.

16

Ibidem.

17 En PNUD, La democracia en América Latina. Hacia una democracia de ciudadanas y ciudadanos, op. cit., p. 24.

18 Lucía Álvarez Enríquez, “Actores sociales, construcción de ciudadanía y proceso democrático en la Ciudad de México”, Material de trabajo para el Diplomado “Hacia un Nuevo Liderazgo Político en México”, Instituto de Liderazgo Simone de Beauvoir, A. C., México, 2005, p. 1.

Artículo 1 de la Ley de Participación Ciudadana del Distrito Federal, 17 de mayo de 2004. 19

Artículo 2 de la Ley de Participación Ciudadana del Distrito Federal, 17 de mayo de 2004. 20

Artículo 12 de la Ley de Participación Ciudadana del Distrito Federal, 17 de mayo de 2004. 21

Artículo 15 de la Ley de Participación Ciudadana del Distrito Federal, 17 de mayo de 2004. 22

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Artículo 23 de la Ley de Participación Ciudadana del Distrito Federal, 17 de mayo de 2004. 23

Artículo 29 de la Ley de Participación Ciudadana del Distrito Federal, 17 de mayo de 2004. 24

Artículo 34 de la Ley de Participación Ciudadana del Distrito Federal, 17 de mayo de 2004. 25

Artículo 16 de la Carta Democrática Interamericana, 11 de septiembre de 2001. 26

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1ª Edición Octubre de 2005. 4ª Impresión Marzo del 2013. DISTRIBUCIÓN GRATUITA, PROHIBIDA SU VENTA.

El folleto denominado “Los fundamentos de la democracia participativa” es una publicación de “Movimiento Ciudadano”, esta obra se terminó de imprimir en la delegación Azcapotzalco, Distrito Federal el día 20 de Marzo del 2013. Esta impresión consta de 6,200 ejemplares mas sobrantes y fueron impresos por: Junin Grupo Publicitario, S.A. de C.V., en Calle Esperanza, Número 39-4, Colonia Azcapotzalco Centro, Delegación Azcapotzalco, Distrito Federal, C.P. 02000. La edición estuvo al cuidado de la Tesorería Nacional de la Comisión Operativa Nacional de Movimiento Ciudadano, Partido Político Nacional.

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