LOPE DE VEGA Y LAS DAMAS DOCTAS

LOPE DE VEGA Y LAS DAMAS DOCTAS el nombre de Lope de Vega en relación con las mujeres es algo arriesgado porque habrá quien sospeche que dicha unión o...
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LOPE DE VEGA Y LAS DAMAS DOCTAS el nombre de Lope de Vega en relación con las mujeres es algo arriesgado porque habrá quien sospeche que dicha unión onomástica se hace con motivo de nuevas aventuras tenoriescas recién descubiertas. Pero las líneas que siguen defraudarán rotundamente a cuantos esperen más revelaciones acerca de otras Marfisas y cortesanas. Pues antes que nada hay que distinguir entre las relaciones amorosas y las amistosas que el Fénix sostenía con los miembros del otro sexo. Hizo un verdadero culto de la amistad en que ocupaban un destacado lugar las damas honestas, dedicadas al cultivo de ciencias y artes. En este aspecto fue cien por cien renacentista, pues siguió su filoginia erudita el rumbo de Plutarco, Cicerón, San Jerónimo, Dante, Petrarca, Boccaccio, Poliziano, Rodríguez de la Cámara, Juan Luis Vives, Ravisio Textor, Pérez de Moya y cómo en el pleito sobre las capacidades intelectuales de la mujer, entre los misóginos y los filóginos, cuya actualidad no había cejado desde el Renacimiento florentino, incondicionalmente se ponía del lado de los panegiristas. Por lo tanto cuando Lope encumbra a las damas doctas quedan de una parte las Filis, las Belisas, las Marcias Leonarda (y casi dijéramos las Amarilis) y entra toda una serie de sabias, tanto antiguas como modernas. De las antiguas que abarcan tanto las mitológicas (las Musas, las Sibilas, Casandra, Nicostrata), como las históricas (Débora, Safo, Cornelia de los Gracos, y Santa Paula), no hablaremos, fijándonos exclusivamente en las "modernas", es decir las coetáneas de Lope y las que le precedieron inmediatamente. Para no cansarles con una enumeración de todos los poemas y comedias donde Lope honra a las doctas, nos limitaremos principalmente a un centón que figura en el libro IV del Peregrino en su patria (1604), donde el Fénix consuela a Tomás Gracián, matemático, numismático, amante de lenguas, literatura y pintura, por la muerte de su esposa Laurencia, que puede competir con las mujeres más famosas: MENCIONAR

Doña Isabel Esjorgia, fue illustrissima En letra y virtud, y en Milán Fenis Doña Oliua de Nantes Musa decima, Y Doña Valentina Pinelo, La quarta gracia, ó verso, ó prosa escriua, Que hermosura ha nacido en nuestros siglos, como Doña María Enriquez tuuo, 909

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Que oy llora Tormes, y la embidia misma? Y si en hombres se sufre esta alabanza El Duque de Pastrana fuera Adonis, A no auer sido Marte con la espada. Habla Doña Ana de Zuacp, y canta Que tordo encanta, quanto canta, y habla, Puede Doña María de los Cobos, Mouer las piedras otra vez en Tebas, Con los Perazas singulares hombres.. -1

La Laurencia que Lope ensalza al principio de esta silva es doña Lorenza Méndez de Zurita, madrileña que se casó con don Tomás Gracián Dantisco, de la familia del autor del Criticón (1651-7). Doña Laurencia murió en 1599. Según testimonio de sus contemporáneos estaba muy versada en aritmética, retórica, latín, música y era notable poetisa, autora de unos Himnos sacros que alcanzaron gran fama,2 cualidades que Lope recuerda en la Silva I del Laurel de Apolo (1630). Según Lope se rindieran Nocostrata, inventora de las letras latinas, Safo y Pola Argentaría, esposa de Lucano, que corrigió sus Pharsalia, cuando Laurencia quisiera competir. Después de Laurencia madrileña el Fénix exalta a Isabel Esforgia —Isabella en italiano— y prole de la gloriosa casa de los Sforza de Milán. De tan singular mujer se conoce un tratado Della vera tranquilina dell'animo (Venecia 1544) .3 Fue este libro atentamente leído y gustado por Lope de Vega, quien en otro pasaje del Peregrino en su patria (Sevilla 1604, pág. 120) cita de "Ysabel Esforgia, en su libro de la quietud del Alma". Finalmente le dedica unos versos en su Laurel de Apolo (Silva VIII). Fue la Tranquillitá uno de sus libros de

1 Lope de Vega, El peregrino en su patria, Bruselas, 1608, p. 43g. (Ed. príncipe: Sevilla, 1604). Cf. F. C. Sáinz de Robles, Ensayo de un diccionario de mujeres célebres. Madrid, 1959, pp. 1024, 957> l °22. (CEL.), C£. LdV, Colección de Obras sueltas, ed. F. Cerda y Rico. Madrid, A. de Sancha, 1776-9, t. V, p. 345. (OS). [LdV = Lope de Vega.] Este Tomás Gracián Dantisco dio aprobaciones a 17 comedias lopescas para representación en Madrid entre 1600 y 1617 y en Valladolid en 1604. También aprobó la príncipe del Peregrino, Parte I de las comedias de LdV, Valladolid, 1604 y 1609, y Parte IV, Madrid, 1614. Véase LdV, Carlos V en Francia, ed. Arnold G. Reichenberger. Philadelphia, Univ. of Pa. Press, 1962, p. 145. Cf. Agustín González de Amezúa y Mayo, Una colección manuscrita y desconocida de Comedias de LdV Carpió. Madrid, 1945, pp. 26, 29, 31, 47-48, 58, 60. Cf. LdV, Obras, ed. Real Academia Española. Madrid, 1890-1913, t. V, 360b. (Ac). 2 Un ejemplar de LdV, Laurel de Apolo. Madrid, 1630, p. 10, dice, con motivo de Doña Laurencia de Zurita, en una nota ms. de la época: "Muger del secretario Tomas Gracian eloquente en la lengua Latina, i Poetisa a lo diuino". (Laurel). Ej. Bibl. Nac. Madrid, sign. R 177. 3 Existe un ejemplar de este libro en la Biblioteca Nal. de París: sign. Res. R. 154.

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filosofía moral preferidos, desconocidos de otros poetas de España y advertido apenas en la Italia de su tiempo. Lope de Vega en el torbellino de su vida, en las numerosas tempestades de su alma y en su gran deseo de "quietud", solía consolarse con este precioso libro.4 Cómo sucedía esto se puede apreciar en la Jerusalén conquistada (1609). Su libro 13 relata que "pelea Garzeran con Ismenia por declaralle su pensamiento", mientras que el héroe cruzado a la princesa de Chipre le dice en versos: Bien puedo yo, que he dado tantos passos Huyendo del amor tres años justos, Boluerme a el, y referir mis casos 5 A quien apenas sabe mis disgustos. Y apunta en la apostilla: "Esta pelea no se ve[n]ce co[n]trasta[n]do, sino huyendo, doña Ysabel Esforcjia en su libro de la quietud del alma" (JE II 452: 100-27). P° r poco que Lope siguiese este consejo de huir de la terrible tentación amorosa, al menos meditaba sobre esta solución como remedio en la desdicha. Y es muy característico que con este objeto se aconsejaba con una mujer. Pues el Fénix, que en su azarosa vida había conocido la antítesis de la Elena (Osorio) y la Isabel (de Urbina) —véase el romance "Hortelano era Belardo" (h. 1589) y el soneto 131 de los Rimas (1602) "Es la mujer del hombre lo más bueno"— encarecía mucho la idea de la mujer que salva lo que otra ha perdido, o para hablar en términos patrísticos, "Eva occidendo obfuit: Maria vivificando profuit" (San Agustín). El Fénix, siempre en busca del contraste paronomástico del Ave/Eva, escribe en el Isidro (1599): "Si Eva tiniebla nos trujo, / vos la luz; si ella la muerte, / vos la vida y dulce suerte" (SR 448) y en La hermosa Ester (1610): "Lo que mujer dañó, mujer lo sana." 6 Así Israel Sforza, en el plan amistoso, como Isabel de Urbina

4 V. Arturo Farinelli, "Peregrinos de Amores en su Patria de LdV", en Homenatge a Antoni Rubio y Lluch, Miscellania d'Estudis literaris histories i lingüistics I. Barcelona, 1936, p. 601. 5 LdV, Jerusalén conquistada, ed. J. de Entrambasaguas. Madrid, 1951-4, t. II, p. 100: 25-28. (JE). Cf. LdV, Obras escogidas, ed. F. C. Sainz de Robles, tomo II: Poesías liricas-poemas-prosa-novelas. Madrid, 1961, p. 779. (SR). 6 Ac. III 343. Sobre Lope como autor filoginista habla detenidamente: Iván Monteiro de Barros Lins, LdV 1562-1635. Río de Janeiro, 1935, pp. 152-163. Véase también: LdV, El conde Fernán González. Tragicomedia. Introduction, édition et notes de Raymond Marcus (P. 1963) p. 75 (Acto III, vv. 2784-2800). Pero estas y otras vehementes defensas de las mujeres no quieren decir que Lope no las conociera en todos sus aspectos: Agustín G. de Amezúa, LdV en sus cartas. Introducción al Epistolario de LdV Carpió II (M. 1940) pp. 547-578, 565. Cf. Juan Miguel!

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en el plan amoroso y María en el plan religioso, se hizo la anti-Filis, la que tenía que expulsar filosóficamente los malos efectos de su amor juvenil. Mientras que la aparición de un libro de filosofía, escrito por una mujer, en Italia fue curiosa, un caso semejante en España fue inaudito. Pero completamente fingida es la erudición de Oliua de Nantes (Oliva Sabuco Barrera de Nantes), a quien su padre, Miguel Sabuco, endosó nada menos que la Nueva Filosofía de la naturaleza del hombre y La vera medicina. Treta desde luego bastante hábil, pues tales obras, saliendo de pluma femenina, habían de causar enorme sensación, cual patentiza la expresión Musa decima del mismo Lope. Se descubrió la verdadera autoría cuando la hija entabló un proceso contra su padre para cobrar los derechos de escritora. Mientras que su gloria ficticia se evapora ante la luz derramada por los documentos,7 resulta duradera la fama de Valentina de Pinelo, "cuarta gracia". Sobrina del cardenal Dominico Pinelo, nació, según se cree, en Sevilla de padi'es genoveses. A la edad de cuatro años entró de educanda en el convento de religiosas agustinas de San Leandro, donde más adelante profesó. Se dedicó al estudio de las Sagradas Escrituras y de las letras latinas, distinguiéndose además por su piedad.8 En un verso laudatorio en los preliminares de su Libro de alabangas y excelencias de la gloriosa Santa Ana

(Sevilla

1601) Lope por su paciencia en el escribir y su fidelidad para con el Esposo Divino la llama "Penelope Christiana". En otro lugar intentaremos probar la influencia de la Pinelo sobre La Madre de la Mejor (1610-15), comedia sobre la vida de Santa Ana y la Inmaculada Concepción. El caso de Valentina, en comparación con el de Oliva, nos enseña, además, que la dama erudita en España a menudo fue monja, ya que la opinión pública no aceptaba que la mujer desempeñara un papel fuera de los límites del hogar y de los deberes propios del matrimonio. Al mismo tiempo hace notar que lo que fue cosa de recibo en Italia, donde una Isotta Nogarola (1420-1466) de Verona mantuvo correspondencia en hebreo con los papas Nicolás V y Pío II mientras que Venecia impedía la salida a la corte de Fernando el Católico por la humanista Cassandra Fedele,9 en España se consideraba como algo sensacional.

de Mora y Vaquerizo, Notas para un estudio sobre el Fénix de los ingenios Félix LdV Carpió visto por sus cartas. México, 1962, pp. 21-22. "7 M. Serrano y Sanz, Apuntes para una biblioteca de escritoras españolas. Madrid, I, 1903, II, 1906. T. II, p. 173. (Serrano), Cf. NEL. 17-18. 8 Serrano II, p. 132. " V., U. Renda, P. Operti, Dizionario storico della lelteratura italiana. Torino,

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Por lo tanto, cuando no se trata de familias de descendencia italiana, a veces la fama parece más bien fantástica. Así por ejemplo, según cierta leyenda a la cual alude Lope, al encumbrar Doña Marta Enriquez, doña Feliciana Enríquez de Guzmán (con quien por lo visto es idéntica), gran dama, poetisa y dramaturga española en disfraz de hombre, hubiera asistido a las aulas salmantinas donde, enamorada de un doncel llamado don Félix, se viera obligada a declarar su sexo. Lope, quien trató el mismo tema en Hazaña de las donzellas de Simancas (1625), e n e^ Laurel le atribuye la misma historia a doña Feliciana, hecho por lo cual su identidad con Doña María Enriquez consta.10 En la Silva III la compara con Lasthenia Mantinea que, vestida de hombre, seguía las clases de Platón,11 acontecimiento que posiblemente creó la leyenda salmantina. Aún queda oscura la alusión al duque de Pastrana, título creado en 1572 para el príncipe de Eboli (m. i573)-12 De familia igualmente noble era Doña Ana de Zuago o Zuazo, que nació en Madrid en 1580 y perteneció a la cámara de la Reina doña Margarita, esposa de Felipe III. Era poetisa y música excelente.13 Llama la atención que Lope de Vega hace que Laurencia, mujer noble, compita con otras mujeres de su alto rango social, como Doña María de los Cobos. No podemos dar seguridad acerca de la identidad de esta dama, pero suponemos que se trata de Doña María de Mendoza, hija de Francisco de los Cobos, secretario de Carlos V, la que casó con Gonzalo Fernández de Córdoba, de quien también descendía el Duque de Sessa, el protec tor de Lope de Vega. Aunque el íntimo trato y la dilatada privanza con este mecenas no dio principio hasta dos años después de terminarse el Peregrino en su patria, es de suponer que ya buscaba el favor del que entonces era Conde de Cabra y Marqués de Poza.14 Lo poco que el ambiente en España estaba preparado para la acep-

1952, p. 779. Cf. Girolamo Tiraboschi, Storia della letteratura Italiana. T. VI, P. II, Roma, 1784, p. 191. 10 Serrano, I p. 356. NEL. 147, 149. CEL. 403. Laurel 3.1 (Silva III). Cf. Carmen Bravo-Villasante, La mujer vestida de hombre en el teatro español. Siglos XVI-XVIIMadrid, 1955, p. 188. Cf. B. B. Ashcom, "Concerning 'la mujer en hábito de hombre en la comedia'", en Hispanic Review, a8 (1960), pp. 59-61. 11 CEL. 693. 12 Diccionario de Historia de España. Madrid, 1952 t. II, p. 778. 13 Serrano, II, p. 620. NEL. 73V. CEL. 1210. 14 V. LdV, Obras I. Nueva Bibliografía por Cayetano Alberto de la Barrera (Madrid 1890) 141. La primera ed. del Peregrino estaba dedicada a Don Pedro Fernández de Córdoba: Américo Castro, Hugo A. Rennert, Vida de LdV (M. 1968) pp. 150, 160. Cf. Serrano, I, p. 645. Ignoramos si los Perraza, organistas famosos, estu-

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tación de la mujer docta lo demuestra no sólo el caso de una monja española de familia italiana, sino también el de "Juliana, barcelonesa", que cosechó laureles en Francia. En La Prueba de los ingenios, probablemente escrita por los años 1612-13, Florela, apoyándose en la autoridad de Aristóteles, explica las excelencias de su sexo que es más hábil "Para las divinas ciencias". Camacho le contesta que está probado. Y apoyándose en las autoridades de Ravisio Textor, Estobeo y Séneca, inserta una extensa enumeración de hembras famosas, diciendo al final: Hoy vive, en honra de España, Juliana, barcelonesa. Que en París, públicamente, Enseña todas las ciencias; De catorce años, y menos, Imprimió libros, que dejan Los filósofos y sabios Sin respuestas y sin lenguas.15 A continuación Camacho da unos ejemplos de la valentía femenina y termina desafiando a cualquier hombre que niegue la verdad de lo que acaba de decir. La aludida Juliana no puede ser sino Juliana Morell (Barcelona h. 1593— Lyon 1653). Siendo muy niña siguió al padre en el destierro a Lyon, donde se dedicó al estudio con un aprovechamiento pasmoso. Era políglota, filósofa, teóloga, jurisprudente y música. Ya en 1606, a la edad de trece años, sostuvo ciertas conclusiones filosóficas que dedicó a Margarita de Austria, reina de España, a quien servía doña Ana de Zuazo. Recibió el grado de doctora en el palacio pontificio dé Aviñón. Profesó en el convento de las dominicas. No se sabe si "De catorce años, y menos" imprimiese libros, como afirma Lope. La bibliografía de Serrano no conoce impresión suya antes de 1617 en Lyon, con una reimpresión en París 1619. Tampoco parece muy probable que en la Sorbona enseñara "públicamente todas las ciencias", como presume Camacho, ya que toda su vida se desarrolló en la vecindad de Lyon y de sus conventos. En la biografía que escribió su padre, dice que el cardenal Du Perron "francés hombre muy doto, la vino a ver .y le dio el primer lugar del más grande griego que hubiese

viesen emparentados con Doña María de los Cobos. Véase Enciclopedia Universal t. 43, c. 528-9. 15 Ac. XIV 21 ib. Cf. S. G. Morley, C. Bruerton, Cronología de las comedias de LdV (M. 1968), p. 386. (MB).

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visto".16 El certamen poético, celebrado con motivo de la beatificación de Teresa de Jesús en 1615 fue otra ocasión para honrar a la docta barcelonesa, cuya gracia, en los endecasílabos sueltos que Lope hizo servir de introducción va precedida de las de toda una falange de notables damas griegas. Esta enumeración tenía que convencer al lector de lo equivocado que estaba Platón, al agradecer a los dioses por no haber nacido como mujer. En su celo galante hasta ataca unos pasajes misóginos de la Biblia, mal citados y peor interpretados. En reparo del perjuicio causado a la fama del Antiguo Testamento, finalmente, alude al abecedario áureo de la buena ama de casa, que es el elogio de la mujer fuerte en el libro de los Proverbios (31:10-31): "Mulier fortis, quis inveniet?": Valerosas mugeres tuuo Italia, Notables Grecia, Hypolitas, Zenobias, Artemisas, Nicostratas, y Aspasias: Bien merecen lugar dos Españolas De nuestra edad, (entre otras) celebradas. La vna en Cataluña; Otra en Castilla. Iuliana de Morella, allí fue assombro De tantas, pues leyó en publico Catreda [isicl], De todas las siete artes Liberales: Y aqui se las leyó, y algunas lenguas A siete hijos varones, y a dos hijas, Cecilia de Morillas, cuyo túmulo Impressa deja en marmol su memoria, Y vn Elogio, en que dize, que era ARTIVM, ET L1TERARVM VARIETATE DOCTA.17

Así el poeta repite la fantasía que atribuye a Juliana Morell el haber enseñado en una universidad (aquí finge que es la de Barcelona, en vez de la parisiense) las siete ciencias que estudiaban los bachilleres de artes: el trivio (gramática, dialéctica y retórica) y el cuadrivio (geome-

i« Serrano, II, pp. 63-66. CEL. 873. De este cardenal Du Perron (1556-1618) Lope citó cuatro versos en francés en La Circe (1623). !7 Véase "ORACIÓN Y DISCURSO / que para dar principio al certamen Poético / hizo LdV en alabanza de / N. M. S. Teresa de Iesus", en: COMPENDIO / DE LA SOÜNES FIESTAS QUE / en toda España se hicieron / en la Beatificación de / N. Ai. S. TERESA DE IESVS FVNDA / DORA DE LA REFORMACIÓN DE / Descalzos y Descalzas de N. S. de

Carmen / EN PROSA Y VERSO. (M., Viuda Alonso Martin, 1615) 5. Título citado de acuerdo con el ej. R. 6115 de la Bibl. Nac. Madrid. El ejemplar R 461 de la misma Biblioteca tiene en la portada: N. B. M., así citado por J. de Entrambasaguas, Estudios sobre LdV II (M. 1964), p. 530. Defectuosa reproducción del texto en: OS, XVII, pp. 231-2.

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tría, música, aritmética y astronomía). En un artificioso.cruce compara a la barcelonesa con Cecilia de Morillas, a cuyo apellido casi asemeja el de Juliana Morell, transformada en Juliana de Morella. Era Doña Cecilia esposa de Antonio Sobrino, caballero pinciano. Nada sabemos de sus escritos o publicaciones, sí de la muy esmerada educación que dio a sus hijos. Los títulos de las obras de una hija suya se incluyen en la bibliografía de Serrano y Sanz: Sor Cecilia Sobrino, que adquirió notables conocimientos en latín, humanidades, pintura y poesía y que profesó en el Carmen descalzo de Valladolid (m. 1646). Escribió la vida de su hermana, María de San Alberto, notable música, que falleció con fama de santidad en el año 164o.18 Si en este caso el motivo directo del Fénix era contribuir a la gloria de España y de la mujer, no siempre pasa así. A veces tenía intenciones de un carácter más complejo. Los amoríos de Lope con doña Marta de Nevares dan nuevas alas al tema de las damas doctas. Pone en obra el Fénix toda su erudición para ensalzar al objeto de su sacrilego cariño, a la cual se rinden (¡otra vez este verbo de ambiente militar!), según afirma el introito de La viuda valenciana "Laura Terracina, Ana Bins Alemana, Safo Griega, Valeria Latina y Argentaría Española". Citamos aquí literalmente de la Parte Catorce de las comedias (Madrid, 1620, íoorv) porque ciertos autores, de conformidad con la edición de la Academia y confundidos por el paralelismo parcial de adjetivos geográficos, escriben Terracina con minúscula, separando con coma el nombre del apellido.19 El conjunto pertenece a una poetisa napolitana que vivió de 1519 hasta 1577/8 de modo que Lope, para ser exacto, debiera escribir Laura Terracina Napolitana, pero este conjunto de tres apoyos métricos rompería la armonía del total, a base de dos apoyos por nombre. La razón de la cita debe de ser la presencia de unos versos laudatorios, dedicados por la poetisa al autor de La flor de Gnido, a modo de epitafio, en su Discorso sopra il principio di tutti i canti d'Orlando Furioso (Venecia 1557). Es una aplicación feliz de una octava de la famosa epopeya de Ariosto (c. XVI, 72), la cual empieza por "Un giovinetto che col dolce canto..." Lope debió de conocer este epitafio por su inserción en las Obras de Garcilasso anotadas por Fernando de Herrera y por las de Tamayo de Vargas (1622), amigo toledano de Lope.20 Creo que aquí

38 Serrano, II, p. 473. !í> Ac. XV 492. Cf. J. de Entrambasaguas, Vida de LdV, Madrid-Buenos Aires, 1942, pp. 224, 228. 20 Fernando de Herrera, "La vida de Garci Lasso", en Obras de Garci Lasso

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se trata de una cortesía devuelta por parte de Lope a la poetisa que honró al gran renovador de la poesía española. De la misma manera se debe explicar la mención elogiosa del calvinista Du Bartas que honró en La Seconde Sepmaine (1584-93) a: Gueuare, le Boscan, Grenade, et GARCILASSE, lo que explica la presencia del nombre de "Bartras" en el Garcilaso de Tamayo y en una enumeración de vates del Parnaso francés, que figura en El laurel de Apolo.2-1 En su relación con las literaturas extranjeras y en toda su vida Lope actúa de acuerdo con el antiguo refrán español "el amor con el amor se paga". Pero una mención, según Lope, no bastaba para honrar a la elogiadora de Garcilasso, a la cual la crítica moderna considera como perteneciente a las muy mediocres. La encumbra tres veces más, por ejemplo en la primera silva del Laurel, donde le da el nombre de Laura Terrachina, cacografía explicable por la ortografía hispanizada que luego se concibió como ortografía italiana, que, españolizada, dio el resultado conocido.22 Cuando Lope de Vega, en el prólogo de La viuda valenciana, hace competir a su Amarilis con una serie de poetisas antiguas y modernas, se unen, por caso excepcional, las relaciones amorosas y las amistosas aunque aquí "amistad" se debe entender en un sentido más amplio ya que ninguna de las que se rinden a Amarilis seguía viviendo por aquel entonces. Sin embargo cabe decir que no siempre que Lope se vale de este nombre bucólico alude a su amiga. Pues en la Epístola VIH de la. Filomena (1621), que trata del jardín del Fénix, preconiza:

de la Vega. Sevilla, 1580, pp. 18-20. Thomas Tamayo de Vargas, Obras de Garcilasso. Madrid, 1622, p. 14. (Tamayo). Cf. B. J. Gallardo, Ensayo de una biblioteca de libros raros y curiosos, ed. M. R. Zarco del Valle, J. Sancho Rayón. Madrid, 1863-89, t. III, p. 326. Cf. E. Percopo, "G. Boscán e Laura Terracina", en Rassegna crittica della letteratura italiana, 17 (1913), pp. 20955. 21 Tamayo 3rv, Introducción n r v . Estas alabanzas de Garcilasso por Du Bartas dieron motivo a la leyenda, referida por Navarrete y por Altolaguirre, que se conocieron los dos poetas en una de las embajadas a Francia del primero. Pero Du Bartas, guerrero valiente y poeta pacífico como Garcilaso, estaba por nacer, cuando éste ya había muerto hace 5 años. Véase Eustaquio Fernández de Navarrete, "Vida del célebre Garcilasso de la Vega", en Colección de documentos inéditos para la historia de España, t. 16. Madrid, 1850, p. 192; cf. pp. 29, 124. V. Manuel Altolaguirre, Garcilaso de la Vega Madrid, 1933, p. 117. Mención de Bartas en Laurel 26v. 22 Laurel 9. Serrano, II, p. 147. En Silva IX (8ov): Terracina.

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Amarilis bella Indiana En versos Sapho, en flores primavera.23 Cuesta trabajo identificar a esta Amarilis Indiana que también encumbra la Silva II, insertada al final de la Filomena, en contestación a una Epístola que dicha Amarilis le hubiera dedicado al Fénix. Algunos la han identificado con María de Alvarado, americana, según otros se trata de una broma que gastó con Lope uno de sus enemigos.24 De todos modos, no hay que confundirla con la Amarilis, pseudónimo de doña Marta de Nevares. Otro problema de homonimía ofrece el nombre y título de Vittoria Colonna, que figura cuatro veces en los escritos de Lope, aunque no siempre indica a la misma persona. En el primer acto de La Dorotea (1632) Fernando (el mismo Lope) dice a Julio, vacilante en mostrarle unos papeles escritos por la protagonista, que así "en esos papeles se puede ver y conocer el entendimiento de Dorotea, como en sus Rimas el de Laura Terracina o la Marquesa de Pescara". También en la Jerusalén y en el Laurel de Apolo Lope la apellida así a la esposa de Francisco Ferrante de Pescara, que murió en 1547. Sin embargo no es dudoso que Lope de Vega supiera que la marquesa de Pescara se llamaba Vittoria Colonna.35 Pues en su comedia La contienda de Diego Garda de Paredes (1600) el marqués de Pescara lee una carta, donde Vittoria Colonna, su esposa, le aconseja que no se deje elegir rey de Ñapóles, en contra de los derechos de Carlos V. Después de leerla el marqués elogia el nombre de Victoria y el apellido Colonna y exclama: "Viva Carlos".26 También la comedia Los esclavos libres (1599-1603, MB 50, 81) canta el elogio del marqués (NAC.V 434b). De este modo no cabe duda de que la admiración que Lope profesaba a dicha poetisa más se explica por la galantería frente a Felipe III y los miembros de la casa de Austria que por razones de entusiasmo poético. En sus escritos posteriores Lope siempre la llama por su titulo: la marquesa de Pescara.27 La razón será, aparte de honrar a la nobleza y

23 LdV, La Filomena. Madrid, 1621, p . 157. 24 Serrano, I, pp. 26-7. CEL. 43. 25 LdV, La Dorotea, ed. E. S. Morby. Madrid, 1958, p . 100 (acto I, esc. V, nota 114). (Morby). 26 Ac. XI 490. Cf. Diego Marín, La intriga secundaria en el teatro de LdV. Toronto-México, 1958, pp. 43-44. 27 La Marquesa de Pescara "que Italia celebra y honra" también se encumbra en Las bizarrías de Belisa (1634, MB 72, 101). V. LdV, Obras editadas p o r la Real Academia Esp., Nueva Serie (Madrid 1916-30) XI 457b. (NAC).

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a su marido, que el nombre de Vittoria Colonna le recordaba una figura de su juventud. Y así se presenta en el acto quinto de la acción en prosa. Allí César, personaje que, según generalmente se acepta, representa a Luis Rosicler, cuñado de Lope, astrólogo y bordador, se disculpa diciendo que tiene que "lleuar un epigrama que ha escrito a los felicissimos casamientos de la excelentíssima señora D. Vitoria de Colona y el conde de Melgar, hijo del gran almirante".28 Murió este Henríquez de Córdoba, conde de Melgar, en 1600. La Vittoria Colonna con quien estaba casado era hija de Marco Antonio de Colonna, duque de Paliano y Virrey de Sicilia (1535-1584), uno de los victoriosos de Lepanto.29 Al contrario la Vittoria Colonna del acto primero fue hija de Fabricio Colonna, y la conocemos como poetisa y coetánea de Miguel Ángel. Como tantos otros episodios de La Dorotea el casamiento con el conde de Melgar alude a un acontecimiento de la juventud de Lope, y también de aquel entonces datan sus amistades con los Colonna. A Ascanio Colonna, hijo de Marco Antonio, que estudió en Salamanca de 1572 a 1585 y que probablemente fue su bienhechor, Lope le dedicó su versión del De raptu Proserpinae (¿1585?), obra que no escribió a la tierna edad de diez años, según han ido repitiendo la mayoría de los eruditos, sino cuando contaba los veinte bien pasados. Marco Antonio, quien murió camino de España, había traído consigo parte de su familia y quizá por entonces ya se hablaba del matrimonio de una hija suya, doña Vittoria, con el conde de Melgar, con quien había de casarse poco después de 1587, según se recuerda en La Dorotea. Su llegada a Madrid tendría lugar en enero o febrero de 1588.30 Extraña, entre tantas españolas e italianas encumbradas por el Fénix, no encontrar más que alguna de otras naciones, pues María Estuardo, a cuya muerte dedicó un libro entero, y Anna Bijns, poetisa flamenca, a cuyas relaciones con el Fénix dedicaremos otro trabajo, quedan fuera del ámbito de este estudio, pues pertenecen más bien al programa de la Contrarreforma que no al ambiente profano del Humanismo. La excepción a la regla es Bernarda Ferreira de Lacerda (Oporto 1595-1644), autora de Hespaña libertada (Lisboa I 1618), poema, se-

28 Morby, p. 412 (acto V, esc. III, nota 93). 29 Marco Antonio Coloma [¡sicl] se honra en Tanto hagas cuanto pagues, comedia de atribución dudosa: NAC. IX 660a. Cf. MB 563-4. 30 A. S. Trueblood, " T h e case of an early Dorotea, a reexamination", PLMA, 71 (1956), p. 779. J. Millé Giménez, "LdV traductor de Claudiano", en Verbum, 17 (Buenos Aires, 1923). Referencias a Claudiano en: JE, I, p. 479 (2i2-9d), II, p. 478 (270-8); LdV, Iusta poética... San Isidro. Madrid, 1620, 90V y Laurel 81.

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gún Ticknor, fastidiosísimo, más bien crónica rimada. Vivió mucho tiempo en España y escribía en castellano. Lope, en las Rimas humanas (1634), la califica de Safo portuguesa. Le concedió el laurel de Apolo en la Silva tercera y le dedicó la Filis, última poesía que escribió. Muchas poetisas contribuyeron a la Fama postuma del Fénix, pero doña Bernarda ya le encumbró durante su vida, lo cual aboga por su gratitud, pero no por el juicio de Lope. 31 Sería larga la lista de escritoras muy secundarias, y hasta de las que no sabían escribir, que, de este modo, por un rasgo de la generosidad lopesca, entraron en la eternidad. Pero tampoco aquí es todo oro lo que reluce: Lope, que tenía mucho de niño, estimulaba su propia fama, concediéndola a diosas y dioses menores. En su Laurel reside como un Apolo en el Parnaso, rodeado de sus aduladores y admiradores a los que largamente concede, con una arbitrariedad principesca, el néctar y la ambrosía que le sobraba. Podemos aquí aplicar la teoría de la "identidad de espejo", formulado por el sociólogo Charles H. Cooley (1902): Nuestro concepto de nosotros mismos está muy influido por lo que creemos que otros aprecian en nosotros. Semejante espejismo parece tener tres elementos principales: la imaginación de nuestra apariencia para la otra persona; la imaginación de su juicio de aquella apariencia; y cierta clase de autoconcepto, como orgullo o mortificación. La comparación con un espejo apenas sugiere el segundo elemento,, el juicio imaginado, el cual es de importancia primordial. El carácter y el peso del otro, en cuya mente nos miramos, constituye toda la diferencia con nuestro concepto. Un hombre se ufanará delante de cierta persona de una acción —digamos de algún negocio hábil— que le daría vergüenza confesar a otra.32 Es cosa consabida que Lope de Vega n o se llevaba bien con la mayoría de los grandes autores de la época: Cervantes, Góngora, Ruiz de Alarcón, Tirso de Molina, porque le censuraban en vida y obra o

31 Laurel 27. Serrano, I, p . 409. NEL. 146. SR. 13. CEL. 444-5. LdV, Rimas humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos. Madrid, 1634, p . ig. 32 Goodwin Watson, Social Psychology. Issues and Insights. Filadelfia-Nueva York, 1966, p . 25. En una Justa poética en que Lope fue la figura principal figuran varias glosas de damas doctas. No nos extrañaría si resultara que por ejemplo las de "Iacinta Hypolita" fueran del mismo Lope: AIL SANTIS/SIMO SACRA-/mentó, en su fiesta, Iusta Poética, que LdV Car-/pio, y otros insignes Poetas de la Ciudad de Toledo, y fuera del tuuieron en la Parrochial de san Nicolás de la / dicha Ciudad, a veynte y cinco / de Iunio de 1608. años. / Recopilada por Alonso García / mercader de libros. Toledo, Pedro Rodríguez, 1609, pp. 37-38, 45-46, 59.

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porque le emulaban en el teatro. Hizo un verdadero culto de la amistad, pero era muy orgulloso en todo lo tocante a su creación literaria y era escaso su juicio crítico. Así los grandes poetas de la época a veces son objeto de menos consideración que ciertos poetastros. Por otra parte, de este modo, a menudo Lope es el único que nos facilita pormenores sobre la vida y las obras de numerosas autoras desconocidas, que también definieron el ambiente literario, si no por su talento en este aspecto, por sus dotes musicales, por su entusiasmo y su estímulo de poetas que, en emulación con Italia, contribuyeron a la emancipación cultural de la mujer. SIMÓN A. VOSTERS

Universidad de British Columbio,

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