Livelihoods, Landscapes, and Governance

USAID’S ENDURING LEGACY IN NATURAL FORESTS: Livelihoods, Landscapes, and Governance Volume One: STUDY SUMMARY RÉSUMÉ DE L’ETUDE F RESUMEN DEL ES...
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USAID’S ENDURING LEGACY IN

NATURAL FORESTS:

Livelihoods, Landscapes, and Governance

Volume One:

STUDY SUMMARY RÉSUMÉ DE L’ETUDE

F

RESUMEN DEL ESTUDIO

This is Volume One: Study Summary, of a three-part publication, which also includes Volume Two: Study Report and Volume Three: Focus Country Profiles. This trilogy highlights USAID’s efforts to improve community benefits from natural forest management through the promotion of Livelihoods, Landscapes, and Governance. Chemonics International Inc. produced this study.

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Study Summary

RESUMEN

DEL

ESTUDIO

Durante más de 25 años, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) ha proporcionado el liderazgo vital para proyectos internacionales de silvicultura. Por medio de inversiones considerables, la USAID ha dirigido muchas actividades de conservación de silvicultura que han mejorado el paisaje, los medios de vida y la gobernación en todo el mundo.

ESTUDIOS D E PA Í S

GAMBIA GUINEA SENEGAL BURUNDI RWANDA UGANDA INDONESIA FILIPINAS

Las cuestiones relacionadas con el paisaje, los medios de vida y la gobernación están inextricablemente vinculados entre sí. Los programas de desarrollo deben trabajar al unísono con los gobiernos y las fuerzas del mercado para permitir que las sociedades administren sus recursos forestales como elementos dentro de paisajes mayores, para que las comunidades puedan crecer económicamente, y para mejorar sistemas de gobernación que aseguren el acceso continuo y la distribución equitativa de los beneficios que reportan los bosques. En este estudio se plasman y destacan los resultados principales de la labor llevada a cabo por la USAID para asegurar que las comunidades se beneficien de la gestión de bosques naturales. En este resumen (Volumen Uno) se presenta la historia de los programas de silvicultura de la USAID, el estudio completo (Volumen Dos: Resultados del Estudio, y el Volumen Tres: Perfiles de Países Vitales); la base de datos bibliográficos conexos, y demás materiales, todos ellos diseñados para ayudar a la agencia a formular y evaluar políticas y recomendaciones para la futura programación de proyectos de gestión de bosques naturales.

N E PA L

Este estudio está basado en la información obtenida de dos fuentes principales de datos: un extenso examen de las publicaciones mundiales proveG UA T E M A L A nientes en su mayor parte de proyectos respaldados por la USAID, y 10 estudios de países, que incluyeron visitas a los sitios y entrevistas estructuradas con funcionarios de gobiernos, personal de la USAID y de proyectos, así como beneficiarios de los proyectos. El estudio lo llevó a cabo un grupo básico de especialistas principales en gestión de recursos naturales, y fue guiado por el Equipo de Silvicultura de la USAID, con el apoyo de un Grupo Consultivo independiente. En los 10 estudios de países solo se incluyó un país latinoamericano; el presente estudio complementa otro separado encargado por la USAID sobre América Latina. En el último decenio, la agenda de desarrollo para muchos países (incluyendo todos los países centrales) ha cambiado para concentrarse en reducir la pobreza y garantizar la seguridad de los alimentos mediante el mejoramiento de los medios de vida. Las campañas destinadas a promover el concepto de “medios de vida sostenibles” comenzaron a principios de los años noventa. Los medios de vida sostenibles pueden considerarse mejor como aquellos que combinan los beneficios acumulativos que los pueblos derivan de los recursos naturales, los bienes físicos, los activos financieros, la salud, la educación, las relaciones sociales y los recursos culturales (tradicionales, rituales, espirituales, estéticos) que tienen a su disposición. La promoción de medios de vida sostenibles es una de las metas principales a largo plazo de la USAID. Una cuarta parte de la población rural del mundo deriva sus medios de vida directamente de los bosques. Estos son la fuente de innumerables productos utilizados con carácter de subsistencia y comercial, incluyendo alimentos, medicinas, materiales de construcción y leña. En las tierras altas, los bosques son el cimiento de los sistemas de cuencas hidrográficas que proveen a los residentes

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de agua para consumo, agricultura y energía. Los bosques también conservan el suelo al reducir la erosión y mantener los más altos niveles de valiosa diversidad biológica. La mayoría de los sistemas agrícolas también depende de los bosques para sus materiales genéticos. Los bosques son muy considerados como centros de recreo, deportes y educación. También son santuarios de muchas costumbres y culturas tradicionales y suelen contener sitios espirituales y ritualistas sagrados. Estos bienes y servicios forestales a largo plazo pueden peligrar cuando se hace hincapié en las ganancias a corto plazo derivadas del rápido crecimiento del ingreso y la seguridad alimentaria, en lugar de los medios de vida sostenibles. Obviamente, los bosques poseen muchos valores - algunos fácilmente medibles (o sea, valores de mercado para madera en pie, leña), otros más problemáticos de evaluar (agua, productos mercantiles no basados en madera en pie, recreo). Resulta difícil valorar los servicios ecológicos, habida cuenta de las actuales prácticas de desarrollo promovidas por el mercado, ya que estos servicios no son captados con exactitud en los mercados comerciales y con frecuencia son ignorados o subvalorados cuando se planean las actividades de desarrollo. No obstante, las economías de los países desarrollados y en surgimiento por igual, dejarían de existir sin los servicios de apoyo ecológico que proporcionan los bosques.

Gestión de los paisajes forestales La silvicultura y la agrosilvicultura para sistemas de energía y agricultura (incluyendo la producción de árboles) solo vino a formar parte de la estrategia de la USAID para el desarrollo en los años ochenta. Para 1990 el mundo había comenzado a darse cuenta que la diversidad de las especies y los ecosistemas forestales - que estaban desapareciendo a ritmos sin precedentes respaldaban una gran variedad de productos de subsistencia y comerciales. La USAID y sus aliados fueron pioneros en llevar la contabilidad de los recursos naturales a fin de asignar un valor a los bosques e identificar las políticas responsables de su desaparición. La conservación de la diversidad biológica pronto se convirtió en una fuerza motriz en la USAID. Al principio, muchos proyectos de silvicultura solo examinaban las comunidades próximas a áreas naturales o protegidas. Lamentablemente, este enfoque solía ignorar el valor de los servicios ecológicos, cuyo impacto se sentía mucho más lejos. Y muchos de estos proyectos tampoco proporcionaban apoyo a los sistemas para crear una administración local de empresas dedicadas a otro tipo de generación de ingresos. Muchas de estas iniciativas tampoco reconocieron la importancia de crear sociedades civiles que pudieran defender y administrar mejor los recursos forestales contra la intrusión ilícita y la corrupción. Actualmente, la USAID está usando cada vez más un método de “paisajes” en el diseño de programas con objeto de que su asistencia sea más amplia y eficaz. El método de paisajes se concentra en el sistema ecológico forestal como una parte integral de un todo interconectado. El mantenimiento de la salud, la diversidad y la productividad de los bosques con el tiempo actúa para realzar la integridad económica, social y biológica general de un paisaje mucho mayor. En Nepal, las Filipinas e Indonesia, los proyectos de la USAID que datan de hasta fines de los años setenta empleaban tecnologías mejoradas y la conservación de recursos a escala de cuencas hidrográficas con objeto de aumentar la producción agrícola y forestal. El método del paisajes en los programas de la USAID hoy día utiliza muchas de las mismas tecnologías que se probaron entonces. La notable diversidad terrestre y marina de Indonesia realza la importancia de un m método de paisajes para la conservación. Por medio de su Proyecto de Gestión de Recursos

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Costeros, la USAID está financiando el Proyek-Pesisir en Kalimantan Oriental, Borneo, en el que se utiliza un método de paisajes para mejorar los medios de vida del pueblo de toda la región. En los bosques de las tierras altas, el proyecto está ayudando a las comunidades locales a administrar mejor sus bosques y a beneficiarse más de ellos. En las tierras bajas, está ayudando a conservar los bosques de manglares de Bahía de Balikpapan. Ambas actividades contribuyen a la conservación de los suelos para la piscicultura local, lo que destaca el vínculo entre los bosques de las tierras altas y los recursos costeros. Todos los aspectos del proyecto están basados en una innovadora planificación cooperativa con administradores locales que, bajo las recientes iniciativas de descentralización, han revitalizado la “propiedad” de los recursos ambientales. A principios de los años noventa, la labor de la USAID en Guinea se concentró en la despoblación forestal en la región de Fouta Djallon. La importancia de los bosques dentro de esta cuenca hidrográfica se hizo obvia cuando se citó la deforestación como una causa de la reducción del flujo de agua en las cabeceras de varios ríos importantes de África Occidental esenciales para la agricultura con irrigación. Continúa la campaña para reducir la deforestación en el contexto del paisaje. En 2001, el Directorio Nacional de Aguas y Bosques identificó la gestión de las áreas de cuencas hidrográficas como un objetivo prioritario de su estrategia para el desarrollo. Los programas de silvicultura en Guatemala también requieren una perspectiva de paisajes para afrontar eficazmente los desafíos ambientales del país. El apoyo de la USAID al sector de silvicultura de Guatemala comenzó a fines de los años setenta con iniciativas en las tierras altas para proteger las cuencas hidrográficas, conservar los suelos y aumentar la productividad agrícola. Los bosques de las tierras altas han sido extremadamente degradados y despoblados, lo que ha conducido al deterioro de las cuencas hidrográficas y a la aceleración de la erosión del suelo. A principios de los años noventa, en respuesta a la deforestación desenfrenada en la región de tierras bajas de Petén, la USAID inició varias actividades de conservación destinadas principalmente a detener la pérdida de la diversidad biológica en esta importante zona del Complejo Transfronterizo de Bosques Mayas. El apoyo al desarrollo de parques nacionales fue complementado con experimentos innovadores en la gestión de bosques naturales basada en las comunidades. Actualmente, casi 400,000 hectáreas de la importantísima región central de la Reserva de Biosfera de América Central son administradas por medio de concesiones a comunidades. Basadas en políticas oficiales que fomentan la extracción sostenible siguiendo normas de certificación del Consejo de Gestión Ambiental de Bosques, estas concesiones ahora son la primera línea de defensa para la mayor región ecológica de bosques mayas. Este arreglo ha mitigado los daños producidos por intrusos y los incendios de montes, al tiempo que la mayoría de los parques nacionales circundantes continúan sufriendo los asaltos del influjo de colonos. Resulta imposible separar la conservación forestal de los miles de necesidades de las poblaciones circundantes. La reciente labor de la USAID en la gestión de bosques naturales ha producido mejoras notables en el reconocimiento de las funciones que desempeñan los bosques en el campo ambiental a escala de paisajes, social, económico y de la salud.

Función de los bosques en los medios de vida sostenibles En Guinea, la USAID ha estado trabajando con comunidades que, hasta hace tan solo diez años, desforestaban los bosques naturales para dedicar la tierra a la agricultura. Ahora, las actividades a escala de paisajes mejoran la gestión de los recursos forestales en tres cuencas hidrográficas críticas de las tierras altas, al tiempo que habilitan a las organizaciones a nivel de poblados para que aseguren el sostenimiento de los proyectos. Aunque todavía continúa la despoblación fore-

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Durante el decenio de los noventa, el Proyecto para la Gestión de los Recursos Naturales de Guinea entrenó unidades regionales de gestión de cuencas hidrográficas, en actividades como la gestión de crédito, construcción de panales de abejas y estufas y la creación de semilleros de árboles. El proyecto también identificó mercados para nuevas empresas comunitarias y promovió la producción de miel, cera, jabón y colorante de añil. Además, numerosos funcionarios gubernamentales homólogos y otras instituciones recibieron capacitación técnica y diplomas universitarios en África y los Estados Unidos. Las comunidades ahora reconocen los vínculos entre los recursos forestales y los medios de vida; la mayoría ahora realizan una gran variedad de actividades económicas relacionadas con los bosques con fines domésticos y comerciales. El empleo de métodos de planificación forestal desarrollados localmente con la participación y colaboración de las comunidades, ha ayudado a estas últimas a describir y proteger sus intereses económicos creados en los bosques naturales restantes. En Guatemala, el programa de la USAID ha producido resultados notables para mejorar los medios de vida. En el transcurso del Proyecto de la Reserva de Biosfera Maya, los ingresos derivados de los bosques por las comunidades han aumentado más del 100 por ciento. Las comunidades se dedican a la silvicultura con carácter estacional y la utilizan para aumentar la producción y el ingreso generado por otras actividades para el sustento. También se están integrando actividades menores de turismo ecológico en la labor empresarial de las comunidades. A mediados de los años ochenta, la USAID entregó donativos a ONG internacionales para que promovieran el ecoturismo, mejoraran la gestión de áreas protegidas, establecieran programas de conservación de comunidades y aumentaran la productividad agrícola en varios países más. Por ejemplo, en Rwanda, los ingresos del ecoturismo en el Parque de los Volcanes se calcularon en $4 millones al año anterior a la guerra civil del país. El programa de ecoturismo en Nyungwe generó cantidades más pequeñas, pero notables. Las actividades del proyecto en ambas zonas condujo, acumulativamente, a la contratación directa de cientos de miembros de comunidades locales. Al principio, la mayoría de los costos se pagaron con fondos del proyecto, pero con el tiempo un número cada vez mayor de empleados reciben su sueldo de los ingresos producidos por el turismo. Estos programas en áreas protegidas han creado nuevo respeto en Rwanda para la gestión sostenible de los bosques como resultado de los beneficios financieros logrados, que después se pueden volver a invertir en la continuación de la gestión forestal. En la vecina Uganda, el turismo para observar los gorilas es una actividad más reciente, pues se estableció en 1993 en áreas protegidas de las fronteras entre Rwanda y el Congo. Para mediados de los años noventa, la Autoridad de Flora y Fauna Silvestre de Uganda y las comunidades locales

Laura Miller/Chemonics International

stal en favor de la agricultura, cada vez hay más comunidades que no solo han protegido las áreas boscosas que les quedan, sino que también han convertido en bosques tierras que antes estaban dedicadas a la agricultura y el pastoreo.

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firmaron acuerdos para compartir los beneficios del ecoturismo y reinvertirlo en proyectos de conservación. Además, ya están concluyendo varios proyectos de infraestructuras en pequeña escala, como clínicas de salud, escuelas y rehabilitación de caminos con fondos obtenidos del turismo por las comunidades y gracias al interés generado por un fondo de fideicomiso en el exterior establecido a mediados de los años noventa -con el apoyo de la USAID- para los parques nacionales Bwindi Impenetrable y Mgahinga. La experiencia de la USAID en Rwanda y Uganda demuestra que las áreas protegidas pueden mejorar los medios de vida cuando las comunidades locales participan en las estrategias de gestión. Esta nueva generación de programas de desarrollo sostenible cada vez depende más de los incentivos basados en los mercados para alentar a los administradores de bosques y a los agricultores adyacentes a respetar los factores ambientales de la producción. El empleo de sistemas de certificación por organismos ajenos para productos forestales, productos alimenticios orgánicos y artículos especializados, como el café de variedades exóticas, muestra ser prometedor porque en las normas de certificación se incluyen criterios para determinar el impacto de la producción sobre los sistemas ecológicos más amplios y los medios de vida sostenibles. El nuevo enfoque mantiene un equilibrio entre los actuales requisitos de dinero a nivel local y los valores de producción a más largo plazo dentro de las cadenas de valores.

Función de los bosques en la gobernación En el pasado, la mayoría de los países consideraban sus bosques simplemente como recursos propiedad del estado, que estaban disponibles para la explotación maderera. Pero en los últimos 30 años, las naciones han llegado a apreciar el enorme y variado potencial de los bosques. No obstante, a la par con el mayor entendimiento del valor de los bosques, han surgido cuestiones contenciosas en su gestión, particularmente al nivel local. Actualmente, más de 60 países están esforzándose por imponer reformas democráticas y descentralizar el gobierno después de muchos años de un control autocrático sumamente centralizado. Estas reformas dan más libertad a los representantes y funcionarios seleccionados a nivel local, donde se toman las decisiones sobre propiedad y acceso a la base de recursos naturales, incluyendo los bosques. Los diez países objeto del proyecto han tomado parte, en cierto grado, en un proceso de descentralización. La experiencia de la USAID en el terreno ha identificado cuatro elementos necesarios para asegurar que las comunidades que dependen de los bosques puedan desarrollar sus voces políticas. Es necesario promulgar leyes e implementar directrices para reconocer los derechos y las responsabilidades de las comunidades locales y promover activamente el establecimiento de la gestión forestal cooperativa. Puede darse debida consideración a los intereses y necesidades de las comunidades forestales cuando se eliminan los subsidios, el apoyo a los precios y las políticas crediticias que ponen los recursos forestales en manos de la industria. El establecimiento de sociedades civiles y organizaciones representativas permite expresar las necesidades y deseos de las comunidades que dependen de los bosques en los procesos democráticos locales, regionales y nacionales. Por último, los donantes deben estar dispuestos a contraer compromisos a largo plazo para asegurar el desarrollo de sociedades civiles sostenibles que puedan convertirse en agentes económicos más viables del cambio. En Uganda se está poniendo en práctica la descentralización, que comenzó con la evaluación de la capacidad de los gobiernos locales para determinar cuáles debían ser los primeros distritos que se iban a descentralizar. Un criterio empleado fue la participación directa en el programa nacional de descentralización de la gestión del medio ambiente por la Agencia Nacional de Gestión del

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Medio Ambiente. Los comentarios recibidos del campo indicaron que los distritos que ya habían participado en este programa estaban mucho más adelantados que la mayoría de los demás en cuanto a su capacidad para planear, presupuestar, implementar, administrar y evaluar programas de desarrollo. Los distritos piloto respaldados por la USAID también contienen bosques que han sido el centro de zonas de uso múltiple por las comunidades, de la compartición de ingresos del ecoturismo y de las estrategias para donaciones y cogestión. La mayoría de estos bosques son áreas protegidas, que recibieron apoyo de la USAID para su conservación y gestión por intermedio de proyectos de ONG. Los proyectos financiados por la USAID también ayudaron a establecer un marco de política local que creó un diálogo entre las comunidades y el gobierno local. Ese proceso fue reforzado cuando se llevó a cabo la descentralización del programa de gestión del medio ambiente en el área. Las comunidades locales entonces tuvieron voz en las decisiones que afectaban a la gestión de parques, incluyendo el acceso a zonas de usos múltiples para productos forestales tradicionales. Las comunidades comenzaron a administrar gradualmente sus propias necesidades de desarrollo. La evolución de la habilitación de comunidades mediante la participación activa en la gestión ambiental y forestal, ha facilitado el rápido proceso de descentralización que también ha tenido lugar en el sudoeste de Uganda. En África Occidental también se está registrando una dinámica similar. Encuestas y entrevistas sobre la labor respaldada por la USAID en Senegal, Guinea y Gambia demuestran claramente que la gestión de los recursos naturales está al frente en el desarrollo de organizaciones basadas en la comunidad y para perfeccionar los medios necesarios para la descentralización. Esto incluye la formulación de reglamentos de aplicación local en los que se especifiquen claramente las funciones y responsabilidades de todos los interesados. El nuevo nivel de habilitación de las comunicaciones ha llevado a casos en los que a gobiernos u otras personas influyentes se les negó el derecho a cosechar productos forestales cuando la aprobación oficial del gobierno central se oponía a los reglamentos locales e internos. En unos pocos casos, miembros influyentes de las comunidades fueron sancionados por el resto de la comunidad por tratar de utilizar los bosques para usos no autorizados. En las Filipinas, la silvicultura comunitaria comenzó en los años setenta con programas ambiciosos destinados a proteger los bosques de las cuencas hidrográficas en las tierras altas y aumentar la producción agrícola. En muchos aspectos, el enfoque y las tecnologías empleadas en estos programas también ayudaron a sentar las bases para la democratización y la descentralización del gobierno. La USAID/Filipinas ha participado en esta labor por más de 20 años, primero por intermedio del Programa de Desarrollo de Recursos Para Agricultura de Secano y posteriormente por medio de los Programas I y II para la Gestión de Recursos Naturales. Durante los años noventa, cuando el gobierno filipino comenzó a descentralizar el gobierno y a promover la gestión forestal basada en la comunidad, las provincias y comunidades que habían recibido asistencia de la USAID figuraban entre las mejor preparadas. Más recientemente, la USAID/Filipinas amplió su programa para la sociedad civil con la creación del Proyecto de Gobierno de Desarrollo Local. Habiendo entendido que las cuestiones de gobernación a nivel local con frecuencia están vinculadas al acceso y utilización de los recursos naturales, el proyecto ha coordinado el trabajo con el Programa II de Gestión de Recursos Naturales en ciertas áreas. Los dos proyectos también han surtido un efecto positivo en la gestión forestal basada en la comunidad en las demás provincias donde se llevan a cabo. A este respecto, la USAID/Filipinas reconoció los importantes logros obtenidos por los proyectos y aprovechó su

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David Gibson/Chemonics International

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sinergia mediante la creación de un nuevo programa de gobierno ecológico, diseñado para preparar a los gobiernos municipales para que administren sus recursos forestales de manera más productiva y sostenible. La silvicultura comunitaria comenzó oficialmente en Nepal a finales de los años setenta, y se ha convertido en el vehículo para la conservación forestal cooperativa y en un amplio movimiento democrático. La USAID y otros donantes han estudiado la política y gobierno forestal, culminando en un exitoso programa de bosques comunitarios, mejor conservación forestal y mayor ingreso para las comunidades que administran estos bosques. Aunque al principio se mostraba renuente, el gobierno de Nepal aceptó, cediendo ante la presión de varios donantes, entre ellos la USAID, a transferir la responsabilidad de ciertos sectores de bosques; las comunidades entonces decidieron cómo iban a administrarlos. Estos bosques frecuentemente degradados prosperaron bajo la gestión de las comunidades y produjeron productos y servicios forestales no suministrados bajo el viejo régimen de control por el gobierno. Con nuevas leyes que permitieron a las comunidades utilizar y vender productos forestales, estas comenzaron a acumular recursos y enfrentaron decisiones sobre dónde invertir y cómo distribuir las recaudaciones. Las comunidades comenzaron a construir escuelas, sistemas de abastecimiento de agua, y centros comunitarios; contrataron maestros de escuela; respaldaron proyectos de educación ambiental y financiaron la instalación de plantas de gas biológico. También entrenaron a sus líderes, cuyas aptitudes les permitieron ocupar nuevos cargos políticos. A lo largo de un periodo de casi 30 años, la USAID ha invertido más de $50 millones en apoyo directo o indirecto del sistema de silvicultura comunitaria en Nepal. Para junio de 2002, la División de Silvicultura Comunitaria del Departamento de Bosques registró más de 11,000 Grupos de Usuarios de Bosques, con casi 900,000 hectáreas administradas por la sección de silvicultura comunitaria y 1.2 millones de familias participantes. Se notificaron estas cifras tan altas a pesar de que las cuentas proporcionadas por numerosos distritos estaban incompletas. Históricamente, las comunidades que son habilitadas para administrar sus propios bosques, reducen la probabilidad de que surjan conflictos en sus áreas. Cuando las comunidades son

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responsables de la conservación y gestión de sus bosques, es mucho más difícil que grupos de rebeldes u otros intrusos las utilicen para crear conflictos y promover la e inestabilidad. En los países en cuestión, el conflicto ha sido un factor clave tras la deforestación, aunque esta tendencia parecer ser más común en África y Asia que en América Latina. Dadas las tendencias mundiales, las prácticas del uso de tierras que se concentran en los bosques continuarán en la encrucijada del desarrollo económico y social, la escasez de recursos y el conflicto.

Lecciones aprendidas Los bosques tienen un valor directo para la salud pública, los servicios ambientales y los medios de vida sostenibles, que no es obvio para alguien que no sea un experto. La mayor parte del valor no se puede cuantificar fácilmente por prácticas de evaluación económica. Afortunadamente, los gobiernos, las instituciones de investigación y las ONG ahora respaldan actividades para reducir la “fuga” del valor forestal y mejorar la habilidad de diversas cadenas de valor para que reflejen los costos reales. Las inversiones de los donantes requieren un periodo de tiempo más largo (10 a 20 años) que la mayoría de los proyectos. A menos que se liquiden, los bosques raramente producen grandes utilidades a corto plazo ni se aproximan a las tasas de interés locales. De modo que los donantes, accionistas de comunidades e inversionistas externos debieran considerar la inversión en bosques como una oportunidad comercial conservadora. Cuando se administran apropiadamente, los bosques proporcionan una corriente constante de bienes y servicios sumamente valiosos. Comparadas con otras inversiones, los riesgos de invertir en bosques son menos serios, el patrimonio a más largo plazo es más seguro y los beneficios llegan a una gama más amplia de interesados. En muchos países en desarrollo, la utilización sostenible y rentable de los bosques requiere una mayor capacidad de administración de organizaciones y empresas locales por medio de políticas que pongan fin a la corrupción y favorezcan una participación transparente y cooperativa de las comunidades locales. Estas estructuras y sistemas administrativos toman años en madurar, particularmente cuando se trata de bosques que tan solo recientemente se encontraban bajo un estricto control del gobierno central.

Recomendaciones amplias La gestión forestal sostenible ofrece la posibilidad de mejorar los medios de vida en zonas rurales, al tiempo que protege el medio amiente y conserva las tierras de alto valor en diversidad biológica. No obstante, a pesar de los enormes éxitos logrados por la USAID como líder en la inversión en silvicultura durante los últimos 25 años, esta todavía se encuentra marginada como una prioridad del desarrollo. Es preciso volver a definir y recalcar la crítica función de la silvicultura dentro de los sistemas agrícolas y los objetivos más amplios de la gestión de paisajes. El mejor método para diseñar e implementar unas actividades sensatas de silvicultura comunitaria, es ir proyecto por proyecto, sitio por sitio o empresa por empresa. Para captar eficazmente estos elementos fundamentales, la USAID debiera continuar empleando un método de paisajes en la planificación, diseño y monitoreo de programas. El flujo de personas y recursos forestales a través de las fronteras afecta profundamente a cada país. Se debiera diseñar programas transfronterizos, tanto al nivel de misión como regional, y hacer evaluaciones para determinar hasta qué grado las fuerzas del mercado y las políticas transcienden las fronteras nacionales y ponen en peligro el éxito de los proyectos.

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La atención de la asistencia brindada por la USAID a los recursos forestales debiera concentrarse en actividades en el terreno con la participación de las comunidades, los gobiernos locales y el sector privado. Las actividades de silvicultura de la USAID debieran aprovechar la capacidad organizacional y las tradiciones locales, pero también debían reconocer las notables variaciones en las aspiraciones y la capacidad de las comunidades forestales para acometer el procedimiento de productos forestales y actividades de mercadeo. Además, las hipótesis sobre productos y procesamiento de valor agregado deben basase en las realidades del mercado y las empresas. Debían incluirse estrategias que compartan la capacidad de procesamiento con la industria local, empresas conjuntas y contratos de compra a largo plazo. Los vínculos entre las cuestiones de silvicultura, democracia y gobierno son cruciales y claros. La explotación de los recursos forestales con frecuencia es una fuerza motriz que impulsa los conflictos, pero unos bosques debidamente administrados pueden contribuir a resolver o prevenir las condiciones que originan los conflictos. Además, se debían diseñar e implementar programas de silvicultura teniendo en cuenta periodos de tiempo más realistas. Entre los donantes a programas de silvicultura internacionales, los compromisos de la USAID con respecto a recursos son relativamente a corto plazo. Las restricciones presupuestarias y las realidades políticas limitan la mayor parte de los programas forestales a un compromiso inicial de cuatro o cinco años, con frecuencia exigiendo la renovación de proyectos múltiples o la continuación de los fondos por otros donantes tan pronto termine la financiación de la USAID. Para asegurar la continuidad y el éxito, la USAID debiera considerar cuidadosamente sus puntos de entrada y salida al iniciar proyectos de gestión forestal. La capacidad interna de la USAID para diseñar y administrar productos derivados de los bosques podría aumentarse contratando más profesionales con experiencia en silvicultura y administración de recursos. Se necesitan profesionales expertos en economía, política, gestión de recursos forestales, conservación de suelos y cuencas hidrológicas, así como educación y divulgación en silvicultura. La USAID ha proporcionado un liderazgo sobresaliente en la gestión de recursos forestales en los últimos 25 años y ha estado a la vanguardia en algunas de las iniciativas de gestión de bosques naturales basadas en comunidades, ampliamente imitadas en todo el mundo. Los estrategas en alivio de la pobreza, analistas en seguridad de los alimentos y proponentes de la democracia debieran considerar la gestión de bosques naturales basada en la comunidad como una herramienta esencial de los practicantes del desarrollo. F

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