Leer y escribir, un momento para recrear. María Gabriela Piesco, Arquitectura. Introducción a las Estrategias de Enseñanza, Arq. Carlos Caram. “Los libros son como un hogar. En los libros podemos refugiar nuestros sueños para que no se mueran de frío”. (Cuerda, 1999). Resumen: este ensayo quiere reubicar a la lectura y a la escritura en un espacio más protagónico dentro del aula y destacar cómo promoviendo su práctica se fortalece aún más el proceso de aprendizaje. También invita a reflexionar sobre cómo a través de estas acciones, el docente puede colaborar con el estudiante a la conquista del conocimiento y al encuentro de un aprendizaje significativo. Palabras clave: construcción – transformación – comprensión – lenguaje – reflexión – andamiaje – participación – aprendizaje significativo – estrategia – cultura – expresión. La lectura y la escritura son espacios para recorrer en silencio, donde a través del lenguaje de los sentidos y las emociones se descubren, se construyen y se comparten los pensamientos. Con la lectura y la escritura se abren infinitas puertas que invitan a entrar a un espacio diferente, un espacio para recrear, donde a través de las palabras se puede revivir un momento, se puede disfrutar otros. Es un espacio que ilumina, que da luz y que brinda la posibilidad de crear, imaginar, aprender, transformar y conocer otros mundos. ¿Cómo hacer para que la lectura y la escritura sean consideradas como oportunidades y estrategias para vivenciar de otro modo el proceso de aprendizaje? El pensamiento de Schön (1992), desde el lugar en cómo se puede conocer en la acción y reflexionar en la acción, motiva a considerar a la lectura y la escritura como otra manera de aproximarse al conocimiento.

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A través de la lectura y la escritura los estudiantes van construyendo su pensamiento, apropiándose de explicaciones y comprensiones de diferentes autores. Esto favorece a que los sitúa en un contexto de socialización, donde interactúan con su realidad socio cultural e interiorizan los conocimientos a través de procesos cognitivos de percepción, lenguaje, razonamiento, conciencia, valoración, pensamientos, sentimientos y reflexión. Freire, hace ver cómo a través de la lectura se puede relacionar la palabra escrita con la realidad, cómo se aprende a leer, para poder vincular en forma crítica el contenido lingüístico y el contexto. Según este autor: El auténtico acto de leer es un proceso dialéctico que sintetiza la relación existente entre conocimiento – transformación del mundo y conocimiento – transformación de nosotros mismos. Leer es pronunciar el mundo, es el acto que permite al hombre y a la mujer tomar distancia de su práctica (codificarla) para conocerla críticamente, volviendo a ella para transformarla y transformarse a sí mismos. (Freire, 2004, p.17). El mismo autor hace referencia que de nada sirve obligar a los estudiantes a leer, sino todo lo contrario, es necesario promover en ellos que sientan placer al experimentarlo. La lectura y la escritura son un medio que permite al estudiante vincular sus saberes previos con los nuevos conocimientos. El proceso de interacción entre el material recién aprendido y los conceptos existentes (inclusores) manifiesta una reorganización en la estructura cognitiva del individuo, es decir, se supera un esquema mental por otro, se cambian los puntos de partida. Es así, como se puede hacer una analogía entre los cuatro momentos: asimilación, organización, acomodación y adaptación, que se manifiestan en la ruptura cognitiva (Piaget, 2006) y las cuatro acciones: comprender, pensar, integrar y construir que se desarrollan en el individuo con la lectura y escritura (Carlino, 2005). De esta manera se puede decir, que el estudiante a través de los textos y sus escritos, encontrará una oportunidad favorable para aprender significativamente, es decir con sentido, con relación y con intención. La lectura y la escritura son herramientas que permiten al estudiante comprender, relacionar textos y autores, reelaborar y reinterpretar conocimientos, poner en orden ideas y reflexiones, en presencia de un aprendizaje significativo (Ausubel, 2006). Es un desafío para el docente poder incorporar en sus clases tareas que involucren más a la

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lectura y a la escritura y que él pueda celebrar esta acción con trabajos que despierten en el estudiante gran interés al hacerlo. La ideología del docente se pone de manifiesto con la respuesta a estas preguntas: ¿Desde qué lugar quiere enseñar? ¿Quiere ser transmisor de información o quiere ser impulsor para que el estudiante sea motivado para la conquista del saber? ¿Quiere aplicar en sus clases, como dice Freire (2014), el modelo bancario, es decir depositar en sus estudiantes información para luego extraerla, como cheques, en los exámenes o quiere ser aquél, como dice Bruner (1997), el que les prepara el andamiaje para que ellos puedan sostenerse y luego solos animarse a la construcción de sus conocimientos? Estos interrogantes pueden llevar al docente a reflexionar sobre la primera antinomia que Bruner (1997) plantea como la realización individual o la preservación de la cultura. Frente a esto, el docente reflexiona si quiere ser agente de reproducción o agente de transformación. Si adopta el primer lugar, su ideología reflejará en cierto modo, el modelo conductista de enseñanza, donde él será el protagonista que transmita sus conocimientos bajo un clima de orden, control, disciplina, pasividad y formalismo. Desde esta mirada, el leer y escribir cobrará el significado de cumplir, de obligación, basándose en una pedagogía líquida donde el contenido toma la forma del contenedor. Si en cambio, el docente aprueba ubicarse en el segundo lugar, su accionar se manifestará bajo la imagen de un modelo constructivista, donde él será el transformador, generador de un nuevo paradigma, concediéndoles el protagonismo a sus estudiantes para que ellos a través de desafíos puedan construir sus propios conocimientos. Si se considera a la lectura y a la escritura como los cimientos sobre los que el estudiante va a sostener y construir su saber, se puede decir que ésta es otra manera de transitar el proceso de aprendizaje. A través de la visión de Dewey (2004) con la mirada puesta en el diseñador como alguien que piensa en la acción, se puede hacer una analogía entre el que diseña y el docente que busca otras posibilidades de enseñar. Ambos comparten el arte para crear, descubrir, construir, transformar espacios, ambientes, situaciones que si son beneficiosas, genera en el individuo el deseo de apropiarse de ellas y disfrutarlas.

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Con la lectura y la escritura se promueve una buena comunicación en el aula, si bien los tres elementos que componen la tríada: estudiante, docente y contenido, están interconectados entre sí, no existe un equilibrio entre sus componentes. La clase se presenta activa, dinámica, como un juego de tensiones, como un diálogo de pensamientos que van tejiendo redes, donde hay negociación de significados, donde todos tienen la oportunidad de compartir, de armar y desarmar un conocimiento. Es importante que siempre, tanto docentes como estudiantes construyan su rol. El estudiante, como protagonista, a través de sus lecturas y escritos, incrementa su participación, se compromete, se involucra. El docente debe orientar, guiar con la lectura, ofrecer pautas, promover actividades guiadas, elegir lecturas apropiadas, asignar trabajos con indicaciones claras (resúmenes, mapas conceptuales, ensayos). Es importante que el docente enseñe a sus estudiantes, a cómo leer y escribir sobre el contenido de una asignatura, cómo interpretar la lectura a través de un análisis crítico. De esta forma el estudiante se sentirá a gusto de vivenciar un aprendizaje profundo y no ser víctima de un aprendizaje superficial, que según Ken Bain (2007), en este último el estudiante utilizará sólo su memoria para retener y archivar información. A diferencia, el aprendizaje profundo, genera crisis, dudas, desarrollando en el estudiante sus actividades cognitivas y construyendo nuevos paradigmas de la realidad. Es importante poder situar el trabajo de las producciones escritas en un contexto significativo y que resulte motivador para los estudiantes. Es así como David Perkins sostiene que “la gente aprende más cuando tiene una oportunidad razonable y una motivación para hacerlo”. (1995, p.53). Esto genera en el estudiante una motivación intrínseca, ya que existe al escribir un propósito explícito que no es sólo la calificación para un examen. De ser así, en este caso, se desvanecería parte o todo su interés una vez desaparecido el motivador extrínseco. A diferencia, la motivación intrínseca perdura en el estudiante, si éste imagina que hay un lector potencial al que va dirigido, con quien va a dialogar, objetar, recrear y compartir lo aprendido. Puede aquí en cierto modo, presentarse frente al docente el tener que resolver la segunda antinomia que plantea Bruner (1997): aprendizaje centrado en el talento o aprendizaje centrado en

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la herramienta social y simbólica. ¿Quiere promover su aprendizaje centrado en el intelecto, de los que poseen dones innatos para adquirir el conocimiento, o quiere promover y estimular a un aprendizaje centrado en la herramienta como medio para la conquista del saber? Si el docente adopta reconsiderar a la lectura y a la escritura como instrumento intelectual, logrará que sus estudiantes tomen otra actitud frente al saber, adquieran más autonomía, amplíen su mundo y conozcan otras realidades. ¿Qué hará el docente para resignificar el momento de la lectura en el aula? ¿Cómo los ayudará para disfrutarla y no sobrellevarla? Es importante que el docente pueda enseñarles a leer desde la interpretación, comprensión, jerarquización, clasificación, selección, confrontación y reflexión para luego entre todos hacer debates, puestas en común de los distintos enfoques y pensamientos. El estudiante, al escribir, a través de una mirada introspectiva, arma y desarma conocimientos, asume otros compromisos, desarrolla capacidades intelectuales y otras competencias que reflejan características de su personalidad. ¿Cómo el docente puede ayudar al estudiante a que a través de las palabras pueda dar a luz sus pensamientos, sus conocimientos? Se puede decir que es valioso que el docente les quite a sus estudiantes el miedo a la hoja en blanco, luego les deberá dar bibliografía para que ellos vean cómo otros autores abordaron el contenido y desde qué otras perspectivas lo hicieron, para que se animen ellos solos a la construcción del conocimiento desde la crítica y la reflexión. No es una tarea fácil, pero tampoco es imposible, sólo requiere constancia, paciencia, tiempo, entrenamiento y confianza. Es así, cuando Freire señala que: Pensando en la relación de intimidad entre pensar, leer y escribir, y en la necesidad que tenemos de vivir intensamente esa relación, yo sugeriría a quien pretenda experimentarla rigurosamente que se entregue a la tarea de escribir algo por lo menos tres veces por semana.(…). Nadie escribe si no escribe, del mismo modo que nadie nada si no nada. (Freire, 2014, p.56). La propuesta es una invitación para los que pretenden enseñar, que puedan repensar el aula y sus prácticas, a que puedan superar barreras, límites que los encierran en un espacio estático, pasivo que sólo es el reflejo de tareas rutinarias. Esta es una valiosa oportunidad de buscar a través del lenguaje, otra posibilidad de pensar, construir, transformar, enseñar y aprender.

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Referencias Bibliográficas: Bain, K. (2007). Lo que hacen los mejores profesores de universidad. Barcelona: Universitat de València. Bruner,J. (1997). La educación, puerta de la cultura. Madrid: Aprendizaje Visor. Carlino, P. (2005). Escribir, leer y aprender en la universidad. México: Fondo de Cultura Económica. Cuerda, J. (1999). La lengua de las Mariposas. [DVD]. España. Sogepaq video. Dewey, J. (2004). Democracia y educación: una introducción a la filosofía de la educación. Madrid: Morata,S.L. Freire, P. (2004). La importancia de leer y el proceso de liberación. (16ª ed.) México. Siglo XXI Editores argentina. S.A. Freire, P. (2014). Cartas a quien pretende enseñar. Buenos Aires. Siglo XXI. Grupo Editorial. Freire, P. (2014). Pedagogía del oprimido. (3ª ed.). Buenos Aires. Siglo XXI. Grupo Editorial. Ontoria, A; Ballesteros, A; Cuevas,C; Giraldo,L; Martín,I; Molina, A; Rodriguez, A; Vélez, V. (2006) Mapas Conceptuales. Una técnica para aprender. (13ª ed.). España. Ed. Narcea. Perkins, D. (1995). La escuela inteligente. Barcelona. Ed. Gedisa. Schön, D. (1992). En la Formación de Profesionales Reflexivos. Hacia el diseño de la enseñanza y el aprendizaje de las profesiones. Barcelona. Ed. Paidós.

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