Lectura y escritura del lenguaje sonoro

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Lectura y escritura del lenguaje sonoro Antonio Noyola Rocha

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Los medios audiovisuales

Límites y potencialidades del lenguaje sonoro

P

El lenguaje sonoro debe ser abordado, en la educación básica, desde dos perspectivas: como objeto de estudio y como herramienta de conocimiento y creación.

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ara comprender un lenguaje, así como para utilizarlo creativamente, es necesario conocer sus características, es decir, sus limitaciones y diferencias en relación con otros lenguajes, pues en tal singularidad reside su capacidad expresiva. La radio como medio de comunicación ha potenciado su lenguaje. Comencemos por las características del lenguaje radiofónico: Unisensorialidad,2 se recibe a través de un solo sentido: el oído. Fugacidad,2 es efímero. Ubicuidad,2 se escucha en todas partes simultáneamente y llega a los sitios más distantes. Instantaneidad,2 puede recibirse al mismo tiempo que se produce. Bidireccionalidad,2 permite el diálogo entre el comunicador y la audiencia. Estas características arrojan consecuencias prácticas para la elaboración de los mensajes. Salvador Novo, el excelente poeta y cronista mexicano, fue uno de los primeros en advertir las grandes posibilidades de la radio y llegó a sugerir un mensaje radiofónico compuesto exclusivamente por ruidos.2 Fue Novo quien bautizó al radioescucha como un ciego voluntario, es decir, un sujeto que concentra en el oído su capacidad de imaginación, comprensión e interés. El lenguaje sonoro se dirige a un solo sentido y debido a ello, paradójicamente, suscita múltiples y variadas imágenes auditivas. El cine y la televisión presentan imágenes visuales y no dejan espacio a la imaginación; la radio ofrece voces y sonidos e invita a imaginar los personajes, los escenarios y las cosas que las emiten. El lenguaje audiovisual impone una visión, el lenguaje sonoro la sugiere.









El lenguaje sonoro es fugaz. Como la música, sucede en el tiempo. Las palabras que oímos no pueden leerse ni releerse como si fueran parte de un libro. El carácter fugaz del lenguaje sonoro condiciona la elaboración de los mensajes, pues los escritores radiofónicos escriben para ser escuchados y deben, por tanto, imitar el habla cotidiana, pero condensándola artísticamente. La radio es el medio de comunicación de mayor cobertura en México: llega a 90% del territorio del país y sus mensajes son recibidos por el ama de casa entregada a su quehacer, el chofer y los pasajeros del microbús, el joven que parece hipnotizado por su walkman, el campesino que labora en su parcela. La radio posee el don de la ubicuidad y no exige, como la televisión, una atención que linda con la pasividad. En consecuencia, el mensaje sonoro debe ser lo suficientemente interesante como para captar el interés del vasto universo de los escuchas activos. En los legendarios inicios de la radio en México, todos los mensajes, e incluso las radionovelas, se hacían en vivo, es decir, se producían y transmitían simultáneamente. Gracias a la participación de actores polifacéticos, sonidistas imaginativos, operadores infalibles y productores hiperactivos, los radioescuchas mexicanos de los años treinta, cuarenta y cincuenta, gozaron de aventuras y melodramas que cobraban forma al mismo tiempo que eran oídos. Desde luego, el régimen tenía desventajas obvias y se abandonó en cuanto fue posible grabar. Desde los años sesenta los radiodramas, y en general los programas de factura compleja, invariablemente son pregrabados. Hoy, el fenómeno de la instantaneidad es casi privativo de los noticieros, y en ciertos momentos llega a convertir al oyente en testigo privilegiado de episodios cruciales (recuérdese la cobertura radiofónica del temblor de 1985 en la ciudad de México).

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Justamente en los noticieros y programas de opinión se produce la bidireccionalidad o retroalimentación entre comunicadores y audiencia.2 Esta cualidad del lenguaje radiofónico, que en los últimos años se ha extendido a muchas estaciones del país, ha propiciado el diálogo y la discusión entre políticos, economistas, profesores y escritores, y las muchas y variadas formas que adopta la audiencia: el ciudadano, el deudor, el alumno, el lector... La interacción con la audiencia se ha convertido en una sana costumbre de los radiodifusores y es uno de los síntomas más notorios del desarrollo de la libertad de expresión en las ciudades.

Elementos del lenguaje sonoro

C

uando escuchamos la radio, escuchamos discursos sonoros integrados, es decir, la mezcla armónica de un conjunto de elementos particularmente notables en el radiodrama: palabra, música, ambientes y ruidos.

La palabra En sus orígenes, la lengua fue oralidad pura. Decenas de miles de años antes de escribir, los seres humanos fraguaron y conservaron mediante el habla, religiones y mitos, historia y poesía. Todavía hoy millones de personas se comunican entre sí exclusivamente de modo oral. La radio descansa en la oralidad, hace que la lengua escrita se parezca a la lengua hablada. La palabra es el elemento principal del lenguaje sonoro. Podemos prescindir de los otros elementos y aun así formular un mensaje claro y emotivo. La palabra es insustituible como factor de coherencia del mensaje sonoro. Sólo con ella podemos describir

Fray Diego:

¡Fray Gaspar!

Fray Gaspar:

Aquí estoy, fray Diego. ¿Qué os pasa?

Fray Diego:

Dadme un vaso de agua, os lo suplico. (Pausa.) Llueve otra vez...

Fray Gaspar:

Sí, fray Diego. ¿Os sentís mejor?

Fray Diego:

Sufrí nuevamente ese sueño, hermano...

Fray Gaspar:

Bebed, bebed...

Fray Diego:

Empieza como recuerdo y culmina como pesadilla. Me duermo con la palabra de Dios en la boca, rogándole que me dé descanso, y de pronto estoy en Maní, aquel pueblo de Yucatán que ocultaba todas las formas de la idolatría...

Fray Gaspar:

No volváis a eso, fray Diego, debéis descansar...

Fray Diego:

...descubro un montón de rollos paganos en la casa del cacique maya, comprendo que he sido engañado, el fervor de los indios es por hipocresía, secretamente mantienen sus diabólicos ritos, la ira de Dios se apodera de mí...

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con elocuencia las experiencias internas y externas de los personajes, sus avatares y conflictos, lo que dicen, imaginan y traman. No debe olvidarse, por otro lado, el singular poder de ciertas voces: ¿qué imágenes evocan las palabras mundo, dolor, alma, tierra, madre, hombres, desierto, honor, miseria, verano, mar? En la radio la voz es el vehículo de la palabra, y adopta muy variadas formas: la del locutor que atiende las peticiones musicales de la audiencia, anuncia canciones y se explaya en un humor chabacano; la del conductor de noticieros y revistas radiofónicas, que informa e interroga; las de los actores de radiodramas, variadas en registros y matices, y que nos permiten advertir que las voces poseen timbre, altura, color y muy diversos tonos. La voz puede ser un maravilloso instrumento de interpretación de la palabra. Imaginemos las voces de los personajes del siguiente diálogo:

Puesto que la ficción es el género más complejo de la radio —y para un productor radiofónico, uno de los más atrayentes y cargados de desafíos—, consideraremos desde esta perspectiva el resto de los elementos del lenguaje sonoro.

La música



La música2 posee valores múltiples en la producción radiofónica: sitúa en el tiempo y en el espacio, engendra climas emocionales, enfatiza el realismo de ciertos episodios y, en fin, hace las veces del telón en el teatro y de los fundidos y disolvencias en el cine. En otras palabras, la música cumple varias funciones en el mensaje sonoro de ficción: Función descriptiva. La música evoca tiempos y lugares, nos remite a periodos históricos precisos: un vals nos instala en el Porfiriato; un corrido villista, en la Revolución Mexicana; cierto bolero de Agustín Lara, en los años treinta; el “Rock de la cárcel” interpretado por Elvis, en las postrimerías de los años cincuenta. Determinados aires musicales definen espacios

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sociales y culturales: la música tzotzil nos conduce a los altos de Chiapas; un danzón, al zócalo del puerto de Veracruz. Función expresiva. La música configura diversos climas emocionales, puede ser melancólica, vivaz, misteriosa, épica. Función ambiental. Es la música que se ejecuta dentro de una escena: la banda que ameniza un acto político, la orquesta que acompaña una boda, la música que siempre se escucha a la distancia en una feria. Función gramatical. Se trata de fragmentos musicales que separan una escena de otra, y por tanto, un espacio de otro o un tiempo de otro. En el vocabulario radiofónico tales separaciones son la ráfaga2 (fragmento brevísimo que señala una corta transición de tiempo), el puente2 (pasaje que indica una transición más larga) y la cortina2 (pasaje que separa escenas o bloques).

Los ambientes y ruidos Los ambientes y ruidos son un factor clave para dotar de verosimilitud una historia. Los ambientes componen la escenografía que rodea a los personajes: los innumerables pájaros e insectos de la selva tropical, los ruidos de las computadoras en una oficina, el rugido de la multitud en un estadio de futbol, las charlas cruzadas de los comensales de un restaurante. Los ruidos o efectos, en cambio, son las emisiones sonoras producidas por los cuerpos y los artefactos: el beso en la mejilla, los pasos en la escalera, el apretón de manos, la bofetada, el disparo de un revólver, el batazo, el auto que arranca. La distinción entre ambientes y ruidos, pocas veces advertida en los manuales radiofónicos, es evidente para los hacedores de radionovelas. Los ambientes son la escenografía de la escena sonora; los ruidos, el efecto de las acciones físicas de los

personajes. Generalmente, los ambientes pueden obtenerse en discos o cintas, mientras que los ruidos son producidos por el sonidista en el estudio. A semejanza de la música, los ambientes y ruidos describen espacios (la playa, el bosque, la selva, la montaña, el cabaret, el aula) y momentos del día (el gallo madrugador, los insomnes grillos); refuerzan atmósferas emocionales (puertas chirriantes,

Fray Diego: OPERADOR:

Fray Gaspar: Fray Diego: OPERADOR: Fray Diego: Fray Gaspar: Fray Diego: Fray Gaspar: Fray Diego:

Fray Gaspar: Fray Diego:

OPERADOR:

Crepitar de papel. El fuego se propaga. Alaridos de terror. Música sombría. Murmullos ininteligibles de fray Diego. Suavemente los ruidos son sustituidos por una llovizna que permanece en segundo plano. (Gritando) ¡Fray Gaspar! Después de una breve pausa, se escuchan los pasos de alguien que calza huaraches y se aproxima apresuradamente sobre baldozas. Una chirriante puerta de madera es abierta, los pasos llegan, se detienen. Aquí estoy, fray Diego. ¿Qué os pasa? (Agitado) Dadme un vaso de agua, os lo suplico. Agua que se vierte en un vaso. Breve pausa. Fray Diego bebe con ansia. Llueve otra vez... Sí, fray Diego. ¿Os sentís mejor? (Resignado) Sufrí nuevamente ese sueño, hermano... Bebed, bebed. (Después de tomar un sorbo) Empieza como un recuerdo y culmina como una pesadilla. Me duermo con la palabra de Dios en la boca, rogándole que me dé descanso, y de pronto estoy en Maní, el pueblo de Yucatán que ocultaba todas las formas de la idolatría... No volváis a eso, fray Diego, debéis descansar... Descubro un montón de rollos paganos en la casa del cacique maya, comprendo que he sido engañado, el fervor de los indios es pura hipocresía, secretamente mantienen sus diabólicos ritos, la ira de Dios se apodera de mí... Ráfaga de música indígena. Se disuelve en el crepitar del papel que es arrojado al fuego.

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OPERADOR:

campanadas, un ventarrón) y establecen nexos entre una escena y otra (el galope de un caballo, el tren que se aleja). Algunos manuales de radio incluyen al silencio entre los elementos radiofónicos; el empleo oportuno del silencio puede cargar de dramatismo o suspenso ciertas escenas. ¿Qué ocurre si añadimos indicaciones musicales y ambientales al diálogo que leímos antes? Veamos, o mejor, escuchemos:

La producción radiofónica El guión El fragmento de radiodrama acerca de fray Diego de Landa nos ha conducido a una de las primeras etapas de la producción radiofónica: el guión.2 Antes de comenzar el guión, sin embargo, es necesario responder una serie de interrogantes: ¿Se va a producir una o varias emisiones, un programa de radio o un audiocaset? ¿A quién se dirigirá? ¿Qué objetivos se pretende alcanzar? ¿Qué temas serán abordados y con qué enfoque? ¿Se empleará un formato informativo o uno narrativo? ¿Cuánto costará producir el o los mensajes considerados? La respuesta a estas

preguntas da lugar a un proyecto de comunicación radiofónica que permite a sus autores avanzar con orden y claridad. El guión integra la narración de una historia, los diálogos, las acciones, los personajes, la música, los ambientes y los ruidos que sirven de escenografía, subrayan las emociones, acompañan los movimientos y sitúan en el tiempo y el espacio. El guión prefigura, pues, el programa radiofónico, y entre más expresivamente se haga, mejor contribuirá a la obtención de un buen resultado. Como puede advertirse en el ejemplo expuesto, el guión se escribe en dos columnas: Fray Diego:

¡Me habéis engañado! ¡Dios no perdona las idolatrías!

OPERADOR:

El fuego es avivado, crece en intensidad.

La conquista de Yucatán OPERADOR: Narrador: OPERADOR: Narrador:

OPERADOR: Narrador:

OPERADOR: Gonzalo:

OPERADOR: Narrador:

OPERADOR: Narrador:



OPERADOR: Narrador:

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Efecto de mar y selva se disuelve en cortina musical. Baja a fondo. En 1529 no había un solo soldado en Yucatán. Sin embargo, Francisco de Montejo no desistió de su propósito. Con la ayuda de su hijo Francisco el Mozo, continuó guerreando durante años con los mayas. Música sube brevemente. Baja y queda de fondo. En 1540, Francisco el Mozo inició en Champotón la campaña que permitiría el asentamiento definitivo de los españoles en Yucatán. Después de numerosas batallas, el 6 de enero de 1542, sobre el asiento de la antigua Thó, reverenciado centro ceremonial, fue fundada la ciudad de Mérida. Música sube brevemente. Baja y se disuelve en ambiente de batalla entre españoles y mayas. Gonzalo Guerrero luchó por la libertad y la independencia del pueblo maya; en 1536 se trasladó con 50 canoas hasta Puerto Caballos, hoy Honduras, para ayudar a los guerreros mayas que ahí combatían. En ese lugar fue gravemente herido. Ambiente de batalla se disuelve en ráfaga musical de inspiración maya, que a su vez se disuelve en ruidos de río y selva. Murmullos de un grupo. (Moribundo) No os afanéis, hijo mío, estoy perdido. (Pausa). Recordad mi lengua, es la lengua de nuestros enemigos, os servirá para combatirlos. Jamás hagáis alianza con ellos. Si os vencen huid, pasarán muchos años antes de que ocupen toda la tierra, y cuando eso ocurra más valdrá morir.... (Expira). Sube puente musical. Baja y queda a fondo. Pocos días después de la fundación de Mérida, en 1540, Francisco Montejo el Mozo recibió la visita de Tutul Xiu, cacique de Maní. Tutul Xiu accedió a someterse al dominio español, y prometió ayuda para combatir a sus hermanos mayas. Música sube brevemente, baja y queda a fondo. Contrastando con la actitud de Tutul Xiu, el cacique de Sotuta, Na Chi Cocom, hizo alianza con los de Cupul, Chauac-há y Cochua y se dirigió a Thó para acabar con los españoles. Música se disuelve en ambiente de batalla entre mayas y españoles. Baja a fondo. El esfuerzo de Na Chi Cocom fue inútil. Los mayas fueron vencidos.

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En la columna de la izquierda se colocan los nombres de los personajes y los llamados al operador técnico, y en la de la derecha, los diálogos de los personajes y las indicaciones al operador. Las indicaciones para el operador incluyen el tipo y duración aproximada de la música sugerida (ráfagas, puentes y cortinas), los ambientes y los ruidos requeridos e incluso los planos que mejor corresponden con las acciones. Como ocurre en la realidad, en la radio percibimos varios planos sonoros; por ejemplo: Manuel, alumno de quinto de

primaria, escucha en primer plano la voz de su maestra, en segundo plano el bullicio de los estudiantes de sexto y en tercer plano o plano de fondo, el ruido de la calle. El guión de la popular radionovela Chucho el Roto —que permaneció en el aire varios lustros— surgió de un puñado de noticias del México porfiriano, pero principalmente de la imaginación del guionista. En cambio, los guiones educativos y culturales por lo general se basan en una investigación bibliográfica, pertenezcan o no al formato del radiodrama. Para escribir un

Ejemplos de guión radiofónico

La alfarería

Pausa. Ayoucan:

Tecayehuatzin: Ayoucan:

Tecayehuatzin: Ayoucan: OPERADOR: Tecayehuatzin:

OPERADOR:

Ráfaga musical. Música se disuelve en efecto de manipulación de barro. Arde una fogata. Pájaros. Escucha, Tecayehuatzin, detén tu quehacer. Sí, Ayoucan. Es hora de que conozcas un antiguo canto, es mi canto y es tu canto, es el canto de zuquichiuhqui, guárdalo en tu memoria. Zuquichiuhqui. El que da un ser al barro: de mirada aguda, moldea, amasa el barro. El buen alfarero: pone esmero en las cosas, enseña al barro a mentir, dialoga con su propio corazón, hace vivir las cosas, las crea, todo lo conoce como si fuera un tolteca, hace hábiles las manos. El mal alfarero: torpe, cojo en su arte, mortecino. Zuquichiuhqui, el que da un ser al barro... Tal vez un pájaro, tal vez un vecino, tal vez la nariz de un amigo, tal vez un pájaro cascabel, tal vez un pescado o una lagartija; se toma cualquier cosa que uno quiera ejecutar, se deja en las manos del pochteca y viaja, llega a tierras lejanas, les habla a desconocidos hermanos de nuestra experiencia, de nuestra vida. Es un mensaje, Ayoucan. Sí, es un mensaje. Yo he recibido mensajes de los zuquichiuhqui de Cholula. (Pausa). Este animalillo de barro vive en Cholula. Ráfaga musical. Música se disuelve en efecto de figurillas que son rotas en el suelo. Hoy es la atadura de los años, hoy comienza el fuego nuevo, han transcurrido 52 años y el mundo termina, destruyamos todo para que todo comience de nuevo, destruyamos estas figuras de barro, de nuestras manos nacerán de nuevo... Cortina musical. Música se disuelve en objeto de barro que se quiebra. Ladra un perro.

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OPERADOR: Ayoucan: Tecayehuatzin: Ayoucan:



episodio como el que hemos estado trabajando, es necesario estudiar la evangelización de la Nueva España en el siglo XVI, la biografía del implacable destructor de códices mayas que años después se convirtió en cronista eminente y obispo de Yucatán, y muchas cosas más. La investigación es la base del guión, y entre más amplia y variada, mejor se resolverá la narración sonora. Una vez efectuada la investigación, es necesario afrontar la árida hoja en blanco. ¿Qué vamos a contar? Una historia. ¿Para qué? Para mostrar el origen de la alfarería, la importancia de conservar el medio ambiente, la diversidad étnica y cultural del país. ¿Cómo empezamos? Necesitamos inventar un grupo de personajes con vidas y opiniones definidas, de preferencia opuestas para que den lugar a discusiones, a diálogos interesantes y ágiles; además de opinar, nuestros personajes deben actuar movidos por ciertos propósitos, aspiraciones, deseos, y deben chocar entre sí, pues si son distintas sus personalidades también lo son sus objetivos. Tales acciones configurarán una serie de acontecimientos que se resolverán en escenas. Un modo conveniente de comenzar el arduo proceso de creación de una historia consiste en escribir esbozos biográficos de los personajes. Necesitamos preguntarnos acerca de su carácter, temperamento, personalidad, filias y fobias, sueños y fantasías, clase social, profesión, estado civil... Una vez resueltas estas preguntas sabremos si es melancólico o colérico, idealista, o pragmático, racional o irracional, pobre o rico, abogado, maestro o agricultor, soltero, casado o viudo...

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Cuando disponemos de tres o cuatro personajes podemos situarlos en un escenario que contenga o simbolice sus objetivos, intereses o ideales distintos, opuestos, en conflicto; y en ese momento comienza el drama, palabra de origen latino que significa acción.

La grabación radiofónica Además de prefigurar el programa radiofónico, el guión es un instrumento de trabajo. Las indicaciones dirigidas al operador también sirven a los otros miembros del equipo de producción: al productor o realizador del programa (ambos términos se usan indistintamente), que después de leer el guión elegirá a los actores y al resto del equipo, los coordinará y dirigirá; al musicalizador, que escogerá los temas musicales; al sonidista, responsable de seleccionar los ambientes que rodearán a los personajes y producir los ruidos que enfatizarán sus acciones; a los actores, que ensayarán primero y luego leerán sus parlamentos con los tonos y matices justos; y al operador, que grabará las voces de los actores y las mezclará con la música, los ambientes y los ruidos. Los estudios radiofónicos cuentan con dos espacios: el estudio propiamente dicho —que es una habitación insonorizada para grabar sin la interferencia de ruidos externos— y la cabina de grabación.2 En el estudio hay tres o más micrófonos que captan las voces de los actores y los ruidos producidos por el sonidista. En la cabina se encuentra una

consola que controla la acción de varios tocadiscos y grabadoras, las cuales registran las voces de los actores, los ruidos del sonidista, los ambientes y la música. Con los siguientes pasos, las pistas sonoras se mezclan armoniosamente: a) Se graban los diálogos y parlamentos de los actores y algunos ruidos incidentales (pasos, un golpe, un beso), lo cual da lugar a la pista de voces. b) En las grabadoras y tocadiscos disponibles, se reproducen las pistas musicales y ambientes. c) Según las indicaciones del guión, se mezclan las diferentes pistas en la consola manipulada por el operador: el primer corte musical (pista uno), que se disuelve en el primer ambiente (pista dos) unos segundos antes de que comience el diálogo entre los personajes (pista tres), y así sucesivamente.

E

n México existen 15 218 821 radiohogares y 76 687 163 radioescuchas diseminados en 32 entidades y 1 500 municipios. Pese al notable desarrollo mostrado en años recientes, la industria radiofónica mexicana aún está lejos de expresar la riqueza, heterogeneidad y complejidad del país. En México y en el mundo existen tres modelos de radiodifusión bien diferenciados entre sí: el de libre mercado, el de servicio público y el comunitario. El modelo de libre mercado está representado por las estaciones privadas, las cuales obtienen recursos de la publicidad. Su objetivo central es obtener beneficios económicos, buscan incrementar sus utilidades dedicando el mayor espacio posible a los anunciantes. La programación, sujeta

a las expectativas y exigencias del mercado, generalmente incluye música de moda, concursos, mininoticieros y abundantes anuncios. El modelo comercial trata a los oyentes como consumidores y divide a la audiencia en niveles socioeconómicos y educativos, sexos y edades; en función de estos niveles las emisoras2 se especializan en ciertos géneros musicales (rock en español o en inglés, música ranchera, grupera, tropical, etcétera) o en la información (noticias y programas de opinión). En México existen actualmente 1 066 estaciones privadas; las más influyentes e importantes forman parte de grandes consorcios. El modelo de servicio público toma forma en las estaciones culturales y educativas que son financiadas por el Estado y pueden prescindir de los anuncios comerciales, aspiran a difundir el conocimiento y el arte e incluyen en su programación música nacional e internacional de todos los géneros y series, y programas caracterizados por la variedad de temas y enfoques. El modelo

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Las estaciones radiofónicas



de servicio público concibe al escucha como consumidor de bienes y servicios culturales. En la ciudad de México, Radio Educación y Radio Universidad han representado el modelo cabalmente, y en el resto del país, pese a las tendencias privatizadoras, lo representan las estaciones universitarias y estatales. La radio comunitaria depende económicamente de los donativos de su propia audiencia en los países ricos, y de las agencias internacionales en los países pobres. Este modelo, que en México apenas se ha desarrollado (Radio Huayacocotla, una estación situada en la población veracruzana del mismo nombre, es uno de los raros ejemplos), concibe a sus oyentes como sujetos participativos. Las radios comunitarias constituyen una crítica práctica de los otros modelos, especialmente en el ámbito de la bidireccionalidad o interacción entre emisores y receptores, pues ofrecen a los radioescuchas la posibilidad de elegir y difundir lo que ellos mismos consideran importante y significativo acerca de su propia cultura.

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Las emisoras del Instituto Nacional Indigenista son un caso aparte. Poseen características de dos modelos: el de servicio público y el de radio comunitaria. Son financiadas por el Estado, pero disponen de considerable autonomía; transmiten en lenguas indígenas y ofrecen un servicio de gran utilidad en zonas escasamente comunicadas. Existen alrededor de veinte radiodifusoras de este tipo en el país.

El análisis de la radio

R

ick Shepherd, pionero de la educación para los medios, propone un esclarecedor modelo de análisis de los medios de comunicación que se basa en un supuesto: los medios construyen la realidad, pues describir la realidad equivale a construirla. Los medios interpretan los acontecimientos mediante un proceso de selección, énfasis, organización y contextualización; el resultado de ese proceso es un mensaje que, pese a estar guiado por criterios y valores determinados, parece indiferenciable de los hechos debido a la veracidad generada por los medios. El modelo de Shepherd considera tres aspectos interrelacionados entre sí: el documento (una historieta, una película de acción, un comercial televisivo, un noticiero radiofónico), la audiencia (niños, jóvenes, mujeres, hombres, indígenas, ancianos) y la producción (dibujantes y editores, productoras y cineastas, agencias de publicidad, emisoras y periodistas radiofónicos); Shepherd sugiere además un conjunto de pistas para analizar cada uno. Supongamos que el sujeto de análisis es un noticiero radiofónico y consideremos por separado cada aspecto: Documento. Este aspecto alude al texto mismo, a lo que es oído. ¿Cómo está inte-

Gracias al análisis propuesto por Shepherd, podemos demostrar que los noticieros seleccionan la noticia en un océano de acontecimientos, eligen y excluyen temas y enfoques, privilegian a los representantes de los poderes públicos y privados, obedecen criterios empresariales o institucionales. Los noticieros no son ni pueden ser objetivos o neutrales, pues son producidos por empresas e individuos que defienden valores determinados, pero cuando proceden profesionalmente siguen ciertas reglas, sintetizadas por el estudioso brasileño Walter Alves: inteligibilidad en el mensaje, correción de los datos, relevancia del tema y atractivo de su presentación.

El lenguaje sonoro en la escuela

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Los maestros de educación básica son testigos de las variadas formas en que la radio, la televisión, el cine, las historietas, las revistas y otros impresos, modelan la percepción, el lenguaje y la conducta de los niños y adolescentes. Sin embargo, la mayoría de los maestros carecen de las herramientas necesarias para analizar los medios y apropiárselos con fines educativos. En México existe alguna experiencia en el uso didáctico de los medios masivos de comunicación. Desde los años setenta, la radio y la televisión han sido empleados como vehículos de contenidos educativos. En cambio, es relativamente novedosa la concepción de los medios como lenguajes, como textos de signos visuales y auditivos que pueden ser leídos, esclarecidos y en su momento escritos, es decir, elaborados por los propios maestros. Tal concepción corresponde con la educación para los medios, disciplina que se propone formar receptores2 críticos y emisores2 creativos mediante la alfabetización audiovisual.



grado el noticiero? ¿Qué titulares privilegia? ¿Cómo concibe a la sociedad por un lado y al poder por otro? ¿Qué tipo de interacción practica con la audiencia? ¿Qué valores defiende? ¿Cómo se relaciona el noticiero con otros textos incluidos en la emisión radiofónica como los anuncios? ¿En qué sentido el noticiero es una mercancía? Audiencia. Este aspecto se refiere a los que escuchan: cultura, género, edad (niños, jóvenes, adultos jóvenes, adultos, senectos), nivel educativo, uso del documento (información, diversión, juego, negocio) y placer. Subrayamos el último término, pues pocas veces aparece en los análisis de audiencia y es, no obstante, decisivo. La inmensa mayoría de los oyentes enciende la radio para obtener una módica cuota de placer (o de displacer: hay radioescuchas masoquistas que escuchan a locutores que juzgan insoportables), antes que por motivos más edificantes. Producción. Este aspecto, en fin, se refiere a quienes se encuentran detrás del noticiero, es decir, a quienes lo producen. ¿Qué recursos tecnológicos emplearon? ¿Qué beneficios económicos esperan obtener? ¿Quiénes tienen el control y la propiedad de la entidad productora del documento? ¿Qué actividades fueron necesarias para producirlo? Como señalamos antes, las cuestiones propuestas son pistas; pueden añadirse muchas otras en función del documento específico, del contexto en el cual se realiza el análisis e incluso del objetivo mismo del análisis. Conviene, sin embargo, tener presente tanto la interrelación de los aspectos como la autonomía relativa de cada uno de ellos. Dos noticieros pertenecientes al mismo consorcio, y en principio portadores de los mismos valores culturales, políticos y morales, pueden exhibir diferencias notables debido a la distinta calidad de la producción y la desigual retroalimentación practicada con la audiencia.

El lenguaje sonoro debe ser abordado en las escuelas de educación básica desde dos perspectivas: como objeto de estudio y como herramienta de conocimiento y creación. Como señalamos antes, no es necesario llevar los medios al salón de clases; los medios ya están allí, literal y simbólicamente. Basta con seguir una serie de pasos para encontrar ejercicios didácticos que pueden cumplir una doble función: reforzar y enriquecer ciertos contenidos curriculares y propiciar la reflexión crítica acerca de los medios de comunicación. Se pretende la participación activa de los estudiantes. Se trata de que ellos mismos sugieran un ejercicio de análisis de la radio y, por supuesto, lo lleven a cabo. Seguramente aparecerán sugerencias de todo tipo: analizar letras de canciones, textos de anuncios, noticieros... El maestro, desde luego, propondrá pistas de interpretación semejantes a las propuestas por Shepherd. El primer paso consiste en formular una pequeña encuesta en el salón para determinar qué emisoras, qué programas, qué tipo de música, qué anuncios escuchan los estudiantes. Este ejercicio de autorreconocimiento, clave para asimilar el enfoque de la educación para los medios, permitirá a los estudiantes identificarse a sí mismos como un segmento de la audiencia, con gustos, valores y percepciones determinadas.

El segundo paso supone la exposición de los elementos del lenguaje sonoro, de los formatos radiofónicos y de los tipos de emisoras. El tercer paso implica el análisis de los mensajes sonoros, fundado en los dos pasos previos: el encuentro entre los productos radiofónicos y las diversas audiencias. El cuarto paso es la producción de mensajes sonoros. En este punto conviene hacer una advertencia. Los micrófonos son indispensables para grabar fielmente la voz sin ruidos ambientales, y sólo con una consola de varios canales pueden mezclarse apropiadamente las pistas de voces, ambientes y música. Cuando se ejecutan ejercicios radiofónicos con grabadoras domésticas el resultado es técnicamente pobre. Conviene, por tanto, realizar grabaciones muy sencillas, con dos pistas como máximo, y privilegiar ciertos géneros, como el reportaje y la entrevista. Estos pasos deberán adaptarse a los distintos grados escolares y proponerse como un ejercicio lúdico. En el cuaderno de ejercicios que acompaña este libro se sugieren actividades con el lenguaje sonoro, los cuales tienen el propósito de enseñar a los niños y jóvenes a asimilar las potencialidades de la radio, a interpretar el lenguaje sonoro y a producirlo; es decir, contribuir en la formación de receptores capaces de leer críticamente canciones, comerciales, noticias, opiniones y radiodramas, y emisores capaces de escribir con sonidos para crear imágenes en la ilimitada pantalla de la mente.

Bibliografía









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Los medios audiovisuales