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Las ovejas necesitan Pastor – Parte 5 Apacentadas y bendecidas Pastor Erich Engler En el evangelio de Juan cap. 10 encontramos la lectura para la meditación de hoy: “De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, ése es ladrón y salteador. (2) Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es. (3) A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por nombre, y las saca. (4) Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz”. El pastor te conoce por tu nombre. Nuestros nombres, como creyentes renacidos, están escritos en el libro del cordero. Si bien nuestros nombres están escritos en el libro de la vida, Él nos conoce mucho más porque es nuestro pastor. En el vers, 4 habíamos leído: (4) Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz”. Este pasaje nos sigue diciendo: (5) Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños. (6) Esta alegoría les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué era lo que les decía. Los discípulos no comprendían lo que Jesús les estaba diciendo. Ellos no entendían porque Jesús les hablaba ahora sobre ovejas. Ellos se preguntaban: ¿qué será lo que nos quiere decir? En estos pocos versículos Jesús les dijo todo lo que ellos necesitaban saber sobre la relación del pastor con sus ovejas, pero los discípulos no comprendían demasiado. Por eso Él continúa hablándoles más claro en los vers, siguientes: 1

(7) Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo: Yo soy la puerta de las ovejas. (8) Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y salteadores; pero no los oyeron las ovejas. (9) Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. Aquí habla de la salvación y de algo más. Muchos enfatizan solo la salvación, pero aquí nos habla también del proceso constante de la alimentación: …”entrará, y saldrá, y hallará pastos”. ¿Qué es lo que deben hacer las ovejas? Entrar y salir del redil constantemente para ser guiadas a lugares donde reciben el alimento adecuado. Cuando nosotros nos congregamos cada domingo como iglesia local, estamos haciendo precisamente eso: entrar, salir y recibir alimento. Cada vez que nos congreguemos para recibir la enseñanza de la Palabra estamos haciendo precisamente eso: entrar, salir y recibir alimento. Si hoy recibiste alimento espiritual, no significa que ese alimento te va a alcanzar para toda la vida, tendrás que volver a recibirlo de manera constante para que estés bien nutrido. En lo natural es exactamente igual ¿verdad? El significado de la palabra “apacentar” es precisamente: alimentar. Las verdaderas ovejas desean recibir alimento, ellas vienen para ser saciadas. Habíamos dicho anteriormente en esta serie, que el hambre espiritual es una fuerza propulsora, y esto es bueno. Cuando tienes hambre espiritual, debes seguir el impulso de buscar el lugar donde esta sea saciada. Luego seguimos leyendo en este pasaje: (10) El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Habíamos visto en la clase anterior que Él es nuestro buen pastor y que nada nos ha de faltar. Si no tenemos carencias poseemos abundancia. Este pasaje tiene una estrecha relación con el Salmo 23. El buen pastor vino a este mundo precisamente para que, nosotros como sus ovejas, encontremos lugares donde seamos apacentadas. Mientras mantenemos en nuestra mente este cuadro de las ovejas que entran y salen y son alimentadas, vamos a ver lo que nos dice otro pasaje en el libro de Números cap. 27 vers, 16 al 18: “Ponga el Señor, Dios de los espíritus de toda carne, un varón sobre la congregación, (17) que salga delante de ellos y que entre delante de ellos, que los saque y los introduzca, para que la congregación del Señor no sea como ovejas sin pastor. (18) Y el Señor dijo a Moisés: Toma a Josué hijo de Nun, varón en el cual hay espíritu, y pondrás tu mano sobre él”. Nosotros sabemos como prosigue la historia aquí cuando Josué toma el mando en lugar de Moisés para guiar al pueblo de Israel en la tierra prometida. Aquí Dios les da un líder que los guíe para que ellos no sean como ovejas sin pastor. Eso es justamente lo que Jesús desea para nosotros: que recibamos continuamente el fresco alimento espiritual. La acción de entrar y salir representa aquí al rebaño que es alimentado por el pastor. ¿Cuál era la tarea de Josué con respecto al pueblo de Israel? Él debía guiarlos a lugares de pastoreo. Dios no les dio solamente la tierra la cual recibían por herencia, sino que le dio también con ella la Palabra, la cual recibirían por medio de Josué. 2

Luego que ellos toman posesión de la tierra, la Palabra de Dios debe ocupar un lugar de primacía en las familias, las tribus y en todo el pueblo de Israel en general. En el Salmo 23, encontramos el cuadro de las ovejas que están echadas sobre la pradera recibiendo alimento. Debemos tener en cuenta que las ovejas son rumiantes, lo cual significa que mastican su alimento más de una vez. ¿Cuál es la imagen que se presenta en nuestra mente al observar este cuadro? La de un rebaño satisfecho y bendecido ¿verdad? Esto es lo que el Señor desea para nosotros, que estemos satisfechos y bendecidos. No existe algo así como ovejas maldecidas, puesto que Jesús mismo llama bendecidas a sus ovejas. Cuando las ovejas reciben alimento bueno y suficiente, ellas están satisfechas y bendecidas y no tienen ningún tipo de carencia. En el Evangelio según san Mateo cap. 25 vers, 32 al 34 encontramos lo siguiente: “y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. (33) Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. (34) Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. ¿Cómo llama Jesús a su rebaño? Benditos de mi Padre. Por eso es que digo que no es posible ser una oveja maldecida. La única posibilidad sería si no deseamos ser ovejas de su redil o que quisiéramos ser cabras o cualquier otro animal parecido. El Señor nos denomina las ovejas de su rebaño y por lo tanto también bendecidas. Más adelante vemos que Él les dice a los cabritos a su izquierda: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles”. El Señor separa sus ovejas de los cabritos, y al mismo tiempo las llama bendecidas. Debemos oír esta verdad una y otra vez hasta que se haga carne en nosotros. Nunca será demasiada exagerada la repetición porque, con todas las cosas malas que suceden a nuestro alrededor, tendemos a pensar con facilidad que las próximas víctimas seremos nosotros. El Señor dice que somos bendecidos y esta es la verdad. Debemos escuchar esto una y otra vez, y aplicarlo a todas y a cada una de las áreas de nuestra vida. Nosotros somos bendecidos como iglesia local, y por eso cantamos también todo el tiempo canciones que recalcan esta verdad. ¡Debemos poner nuestra mirada en las bendiciones que Dios tiene para nosotros! Aún en la caso que hubiese algo que se quisiera interponer entre la bendición de Dios y nosotros, debemos levantarnos con autoridad y rechazarlo. En el mundo las cosas irán de mal en peor, las malas noticias aumentarán, las catástrofes no van a disminuir…pero así también aumentarán las bendiciones de Dios sobre nosotros. Las ovejas del rebaño del Señor son bendecidas. En medio de la creciente inseguridad mundial y todo lo malo que sucede a nuestro alrededor, el Señor nos da esta hermosa imagen del rebaño pastando tranquilo sobre la pradera. Él nos presenta ese cuadro de seguridad y tranquilidad porque sabe que eso es lo que precisamente necesitamos. Cuando todas las cosas funcionan perfectamente y el mundo está en orden, no puede haber esa separación entre ovejas y cabritos. 3

Por otra parte, cuando las cosas se ponen realmente difíciles y los extremos se hacen cada vez más notables, allí se demuestra donde están los que son bendecidos y donde no. Por esa razón, cuanto peor sea la situación en el mundo y aunque las cosas vayan de mal en peor, tanto más recomiendo escuchar una y otra vez todas las series sobre bendición que ponemos gratuitamente a disposición en Internet porque ellas nos ayudarán enormemente a reconocer que, nosotros, los hijos de Dios, somos bendecidos a pesar de que las circunstancias indiquen lo contrario. En definitiva, lo único que nos da perspectiva y esperanza en el futuro es ese lugar de pastura donde el Señor nos alimenta. En medio de la aridez de este mundo tenemos un lugar donde hallar pastos delicados y aguas de reposo. Jesús dijo: “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos”. Eso significa que, junto a Él tenemos un lugar seguro donde hallar alimento y protección. Ese lugar determina el futuro de las ovejas y de la iglesia. Es interesante observar que en Israel, por ejemplo, hay lugares de pastoreo donde hay comida suficiente para las ovejas, aunque todo alrededor está árido y seco. Es como un oasis en medio del desierto. De la misma manera, es en el plano espiritual, el estado del lugar donde recibimos el alimento espiritual decidirá nuestro futuro. Se puede entrar y salir para ser alimentado como lo dijo Jesús, solo en aquellos lugares donde existen buenos pastos. El Señor hace las cosas sencillas y simples para nosotros, debemos confiar que Él va a proveer para nosotros los mejores lugares de pastoreo que existen. Si bien es cierto que nosotros estamos construyendo nuestro nuevo edificio para el templo, lo más importante de todo es que ese va a ser el lugar donde recibiremos alimento espiritual. Te invito a ir conmigo al libro de Ezequiel cap. 34 vers, 14, donde encontramos lo siguiente: “En buenos pastos las apacentaré, y en los altos montes de Israel estará su aprisco; allí dormirán en buen redil, y en pastos suculentos serán apacentadas sobre los montes de Israel”. ¿Confiamos que el Señor nos lleva a los mejores lugares de pastoreo? Eso es precisamente lo que necesitamos. Nosotros no nos damos por conformes con lugares de pastoreo de segunda clase, sino que deseamos lo mejor. Al decir esto me estoy refiriendo a que necesitamos una clara exposición de la Palabra, la cual establezca bien la diferencia entre negro y blanco, y sea directa y concreta. Esa será la única manera en que la iglesia pueda sobrevivir en el último tiempo. La iglesia es el lugar donde están las ovejas y ellas necesitan los mejores pastos para mantenerse sanas y fuertes. ¿Es posible distinguir si las ovejas están o no bendecidas, o esto es algo místico o espiritual solamente? Por supuesto que esto se puede ver, y todo depende del lugar de pastoreo que estas tengan. Vamos a ir al Salmo 144, vers, 13. Allí leemos: “Nuestros graneros, provistos de toda suerte de grano; nuestros ganados, que se multipliquen a millares y decenas de millares en nuestros campos; Aquí encontramos otra vez un paralelo con el Salmo 23. Un buen pastor no puede tener ovejas maldecidas, sino lo contrario. Vamos a ver ahora el vers, 14 tal cual está en el original, (lamentablemente, en la mayoría de las versiones, la primera frase de este versículo está mal traducida): “Nuestras vacas queden preñadas y no tengan sus crías antes de tiempo ni tengan desgarros en el parto. Ni grito de alarma en nuestras plazas (=calles)”. Y el vers, 15: 4

“Bienaventurado el pueblo que tiene esto; bienaventurado el pueblo cuyo Dios es el Señor”. ¿Te das cuenta porque insisto en que debemos escuchar mucho más sobre el tema bendición, que cualquier otra cosa? Porque su Palabra nos dice, una y otra vez que somos bendecidos, bendecidos, bendecidos. ¡Aleluya! ¡Qué diversidad de bendición encontramos en este Salmo, ¿verdad?! Graneros llenos; provisión de todo tipo, esto incluye tanto lo espiritual, como lo material y/o financiero. Aquí habla de un lugar de pastoreo adecuado para que las ovejas se puedan reproducir a millares y decenas de millares, libres de todo contratiempo o pérdida. ¿Cuál es la causa de semejantes resultados? Todo depende del lugar de pastoreo. ¿Por cuánto tiempo debemos ser pastoreados? Hasta el final de nuestros días. Vamos a ir al libro de Génesis cap. 48. Este es el final del libro de Génesis, donde encontramos también el final de la historia de Jacob. Si bien es cierto que durante su vida hubo cosas que no estaban del todo bien, no podemos negar que él era un hombre bendecido ¿verdad? El Señor le bendijo mucho y le puso por nombre Israel. Al final de sus días Jacob dice en el vers, 15 lo siguiente: “Y bendijo a José, diciendo: El Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que me mantiene desde que yo soy hasta este día”. Es interesante que la palabra original aquí para mantener significa: cuidar, apacentar un rebaño, sustentar. En otras traducciones dice: “El Dios que ha sido mi pastor”. ¿Qué es lo que él dice al final de sus días? El Señor ha sido mi pastor durante toda mi vida. Jacob no tuvo falta de ningún bien; no se enfermó de demencia senil; llegó al final de sus días en paz con sus seres queridos y al morir bendijo a cada uno de los hijos de José, y adoró apoyado sobre el extremo de su bordón (Hebreos 11: 21). Él muere alabando a Dios. Las últimas palabras de este gran hombre fueron: “El Señor ha sido mi pastor durante toda mi vida”. ¿Podremos pronunciar nosotros también estas palabras al final de nuestros días? Algunos creen que eso de ponerse bajo la guía y el cuidado del buen pastor es solo para determinadas circunstancias o para un breve período en la vida, sin embargo no se dan cuenta que debería ser algo constante y hasta el final de nuestra existencia sobre la tierra. Repito, que el lugar de pastoreo o donde recibimos el alimento espiritual es determinante para nuestro bienestar actual y del futuro. Mi responsabilidad delante del Señor, como pastor de esta iglesia, es ofrecerles a vosotros el mejor lugar de pastoreo que pueda haber de acuerdo a mis posibilidades. En el Salmo 28 vers, 9 leemos: “Salva a tu pueblo, y bendice a tu heredad; y pastoréales y susténtales para siempre”. ¿Te das cuenta que el hecho de entrar y salir para recibir alimento espiritual es un proceso que se debería extender hasta el final de nuestros días? En el libro de Proverbios cap. 10 vers, 20 y 21 leemos: “Plata escogida es la lengua del justo; mas el corazón de los impíos es como nada. Los labios del justo apacientan a muchos, mas los necios mueren por falta de entendimiento”. ¿Se puede apacentar o bendecir por medio de las palabras? Las palabras que pronunciamos pueden apacentar a otros. El vers, 22 lo resume de manera más exacta: “La bendición del Señor es la que enriquece, y no añade tristeza con ella”. La traducción más exacta de la última parte de este vers, es: “nuestro propio esfuerzo no le añade nada”. 5

La bendición del Señor se manifiesta por medio de labios que apacientan o bendicen. Por esa razón es que digo, que nunca será suficiente lo que escuchemos sobre todo lo que Él nos ha bendecido. Debemos ser cada vez más conscientes que estamos bajo la bendición de Dios y no bajo alguna maldición. Las palabras que pronunciamos crean una realidad en nuestra vida. Cuantos más años vivamos sobre esta tierra tanto más seremos tentados a pensar y hablar como lo hace el mundo, el cual va de mal en peor puesto que se dirige hacia la perdición. Todas las cosas que suceden a nuestro alrededor, tales como catástrofes o situaciones cada vez más difíciles, van debilitando a la iglesia de Cristo y no representan en absoluto al rebaño que está pastando bajo el cuidado del pastor tal como nos lo describe la Palabra. Así es con Israel, ese pequeño país en el centro del globo terráqueo, aunque alrededor hay guerra y destrucción, aunque está rodeada de desierto, la tierra es fructífera y ellos exportan su riqueza a otros lugares del mundo. ¡Gloria a Dios por Israel! Si bien es cierto que no poseen la riqueza como en el tiempo de Salomón, pero ellos siguen siendo bendecidos por Dios. Por eso, es posible también que existan iglesias que florezcan y se multipliquen aún a pesar del desierto espiritual de alrededor. Es posible también que haya hijos de Dios, como ovejas de su rebaño, que no se llenen de preocupaciones cuando todo a su alrededor va decayendo. Es posible también que haya hijos de Dios que no padezcan enfermedades, o accidentes, o merma de ninguna índole aún cuando a su alrededor todo se venga abajo. El Señor lo promete en su Palabra y Él es el garante. Esas promesas deben ser apropiadas por la fe y no mantenerse en nuestras mentes como un mero deseo nada más. La Palabra nos promete que Él es nuestro pastor y que nada nos ha de faltar. Los terremotos y las catástrofes seguirán sucediendo, pero nosotros seguiremos disfrutando del cuidado de nuestro pastor. Nosotros, como hijos de Dios, brindaremos nuestra ayuda de acuerdo a la medida de nuestras posibilidades a aquellos que han sido afectados por dichas catástrofes, pero de ninguna manera nos dejaremos quitar el gozo en el Señor por lo que suceda a nuestro alrededor. Si permitimos que nos sea robado el gozo, y nos llenamos de mala conciencia perdemos a su vez la fortaleza en el Señor. No debemos olvidar que el gozo del Señor es nuestra fortaleza, y si dejamos de lado ese aspecto estamos exponiendo una de las cosas más importantes. Si dejamos de lado su gozo que nos fortalece, estaríamos sacrificando el hecho de confiar que Él es un Dios bueno y que tiene buenas dádivas para sus hijos. Si no tenemos en cuenta que Él es un Dios bueno y que cuida de sus hijos, empezamos a acomodarnos al pensamiento del mundo y nuestras iglesias comenzarán a funcionar de manera política y no más regidas por el Espíritu santo de Dios. Cuando nos debilitamos de esa manera viene el devorador, quien está permanentemente al acecho, y las plagas comenzarán a comer nuestros pastos. Pero, para aquellos que están bajo el cuidado del pastor, nada de eso les alcanzará porque Él se encargará de mantener lejos al enemigo y de protegernos. 6

Nosotros, como iglesia local, estamos bajo su protección y en mi espíritu puedo ver en parte, algunos de los peligros de los cuales el Señor nos ha guardado en todos estos años. A nuestro alrededor ha habido bastantes peligros, pero Él nos ha protegido de todos ellos. Es como que estábamos dentro de un caparazón protegidos por su mano y ni nos enteramos de lo malo que sucedía a nuestro alrededor. Es muy difícil tratar de explicar verdades espirituales, pero en pocas palabras esto es lo que hemos experimentado en este último tiempo, lo percibo en mi espíritu. Cuando estemos con Él en la eternidad veremos más claramente todas las veces que fuimos protegidos por su mano poderosa, las veces que a causa de su dulce guía, la cual la percibimos simplemente como una intuición natural, fuimos cuidados de enormes peligros. Mientras permanezcamos en su Palabra y en ese lugar seguro de protección bajo su cuidado estaremos seguros. Pero, en el momento en que comenzamos a dudar de sus promesas y a hablar como lo hace el mundo, le damos lugar al temor y nos sucede como a Job: aquello que temía me sobrevino. Por esa razón es que dije que los labios del justo apacientan a muchos (Prov. 10. 21). Los mejores lugares de pastoreo que el Señor tiene preparados para nosotros están todavía por delante. Lo que hasta ahora hemos experimentado, fue solo la preparación para lo que vendrá. ¡Amén! ______________________________________________________________________________ Este y otros mensajes, están a su disposición para descargarlos gratuitamente y sin registración alguna en:

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