Mágnum Astron

LAS LEYES OCULTAS DEL UNIVERSO Biblioteca Filosófica EUROAMERICANA EDITORES 1

Este libro esta hecho de papel ecológico elaborado con bagazo de caña porque, es mejor darse el lujo de tener un árbol en el campo, que tener un libro de lujo en la biblioteca.

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Por cada tonelada de papel que reciclemos, evitamos que sean cortados 15 árboles:

EDICIÓN # 29 año 2014

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INTRODUCCIÓN Las civilizaciones antiguas consideraban misteriosos y de origen divino aquellos fenómenos que no lograban explicar. Hoy el hombre ha descubierto innumerables leyes físicas de las cuales, mediante su correcta aplicación, han brotado ciencias como la química, la física, la electrónica, etc. Las matemáticas conforman un idioma universal que las engloba a todas. Ninguna ley de estas se contradice, nunca cambia y siempre obra. De ahí los sorprendentes resultados de la ciencia moderna: parte de verdades absolutas y obtiene resultados precisos. Si bien los adelantos en la medicina, las computadoras, los satélites, la informática y la autopista todopoderosa de información global han llegado a su cenit, el hombre siente miedo. La inseguridad, la soledad en medio de las congestionadas urbes y el nerviosismo son las enfermedades de la era moderna que desencadenan, a su vez, múltiples enfermedades corporales, mentales, sociales y políticas. Al hombre moderno lo asusta el futuro que él mismo está creando. Aunque se encuentra rodeado de riquezas, el estrés lo carcome, no importa lo inmerso que esté en sus avances tecnológicos. Todo ocurre porque EL HOMBRE HA PERFECCIONADO TODO, MENOS AL HOMBRE. Ha descubierto las leyes que 4

rigen sus sofisticadas máquinas, pero no se ha preocupado en observar las leyes que rigen su destino. Los sabios han recalcado que el hombre no sólo es un cuerpo al cual hay que llenarlo de objetos tecnológicos —como lo cree el comercio mundial—. Dichos sabios aseguran que cada ser humano es un Gran Universo regido por leyes infalibles, las cuales, al ser descubiertas, se pueden encausar para trazar una ruta perfecta por la enmarañada selva de la vida. LAS LEYES NATURALES La ciencia ha definido al hombre como un animal racional. Las religiones agregan que al cuerpo del hombre lo anima un alma inmortal. Ilustres filósofos han dicho que el ser humano es un mundo de inmensas posibilidades, y los sabios han acertado en afirmar que el conjunto cuerpo-espíritu del hombre conforma un Universo mental tan vasto como el Universo astronómico. Por tanto no debemos creernos poca cosa. Somos realmente un Universo de infinitas potencias y energías que se agitan de acuerdo a leyes infalibles, de acción y reacción, que siempre obran y nunca fallan; y todo está enfocado hacia un objetivo grandioso. Los científicos nos han enseñado las leyes físicas como la gravedad, que siempre nos sujeta a la Tierra; las leyes mecánicas, por medio de las cuales caminamos y fabricamos 5

vehículos; las leyes químicas, las electrónicas, etc. Los médicos han descubierto las leyes de la salud: el aseo, deporte, respiración, recreación y alimentación correcta. Son leyes porque siempre obran, nunca fallan y se aplican en todos los casos. Tales leyes no las ha inventado el hombre sino que las ha descubierto. Ya estaban desde que se manifestó el Gran Cosmos y perdurarán, sin cambio alguno, hasta el sin fin de los siglos. Por tales evidencias, para distinguir una ley natural o física de una ley creada por el hombre basta observar que la ley natural nunca cambia ni tiene excepciones. Por el contrario, las leyes humanas, los códigos, los intereses, el valor del dinero, etc., cambian continuamente y tienen múltiples excepciones, mostrando en realidad que no son leyes sino acomodos. La ley humana que un abogado estudió hace veinte años ya es obsoleta y el doctor tiene que actualizarse porque ésta se ha modificado o se han inventado nuevas normas. Mas, por ejemplo, la ley natural de la gravitación universal que descubrió Newton hace siglos, es exactamente la misma que se aplica hoy para guiar las naves espaciales y los satélites. Nunca cambiará ni en este mundo ni en ninguno otro. Las innumerables religiones que existen tienen sus propias leyes. Se afirma que algunas fueron reveladas por su dios y

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otras fueron creadas por la respectiva iglesia y se van modificando o adaptando con el correr del tiempo. Para una religión una ley dice «No matarás», pero para otra religión es permitido, por ley divina, matar a los «enemigos de Dios» o a los «herejes». Pero incluso en las religiones en las que una ley dada por su dios dice «No matarás» se permite la pena de muerte para «casos especiales» (algunas religiones occidentales), o sea que las leyes supuestamente divinas son susceptibles a modificaciones según el criterio humano de uno de sus ministros. Para las religiones occidentales, en general, es permitido por ley humana y «divina» asesinar inocentes animales para comer sus cadáveres y también matarlos por diversión: en la pesca, toreo, coleo, riñas de gallos y perros, cabalgatas extenuantes, la abominable vivisección (experimentos con animales) y todos los más crueles martirios y abusos que se cometen contra nuestros nobles y fieles hermanos menores, los animales. De esos monstruosos crímenes nadie tiene que arrepentirse, porque para ellos les es permitido por una «ley revelada» que aprueba todas las infamias aduciendo que los animales fueron creados por Dios para el servicio del hombre. Todo lo anterior obedece a leyes morales humanas que cambian y se modifican, aunque no discutiremos aquí si dichas leyes han sido reveladas por uno o más dioses, si bien todas presentan aspectos distintos y contradictorios no siendo posible atribuirlas a un solo Dios. 7

Lo importante es demostrar claramente que tales leyes morales no son naturales, ya que cambian y se modifican con el vaivén de los tiempos y según el criterio del líder religioso que esté de moda. Las leyes naturales o verdaderas nunca cambian, ni se aumentan ni se disminuyen. Pensando conscientemente, muchas religiones orientales consideran como un asesinato cobarde y cruel matar a un noble animal que respira, se alimenta, se reproduce, protege y educa a sus crías con esmero, tiene sangre roja, tiene miedo a la muerte y siente el mismo dolor, todo como nosotros… …matarlo para luego convertir nuestros estómagos en un cementerio ambulante de cadáveres en descomposición que dañan terriblemente nuestra salud corporal y ennegrecen nuestro espíritu.

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LA MORAL Un ministro eclesiástico nos puede asegurar que la moral es cumplir los mandamientos, dogmas y ritos de su propia religión. Cosa igual nos diría un pastor de otra religión. Pero resulta que los mandamientos o preceptos del uno y del otro son diferentes, y sucede lo mismo si preguntamos a cada uno de los miles de dirigentes de diversas religiones. O sea que, siguiendo esta ruta, no encontramos una sola moral sino muchas y diferentes. Para un juez o abogado la moral consiste en cumplir al pie de la letra las leyes y códigos de su país. No obstante, las leyes varían notablemente según el país y aun en los diferentes departamentos de un país existen leyes distintas. En Norteamérica, por ejemplo, si alguien comete un asesinato a un metro de la frontera de un estado merece la pena de muerte, pero un metro más allá la pena sería muy diferente. Vemos con sorpresa cómo una línea divisoria —imaginaria— cambia la ética o la moral de un juez en el momento de establecer su veredicto, aun por un centímetro de distancia, porque así lo contempla la injusta y aberrante ley humana. Ocurre en todos los estados, que una ley que antes fue, hoy no lo es, y lo que antes fue delito después deja de serlo y viceversa. Para la ley patria es lícito propagar, licor y cigarrillos porque genera dinero al estado, pero para algunas religiones es un 10

pecado grande inducir al vicio al hermano, matándole lentamente el cuerpo y destruyéndole su voluntad. El gobierno considera ilícito ingresar y comprar contrabando, porque equivale a quitarles el trabajo a los compatriotas y robar impuestos, pero ante la religión nadie se confiesa por hacerlo. O sea que aquello que para la ley cívica es un pecado grande, para la ley religiosa pasa inadvertido. El médico le prohíbe al paciente que fume y beba alcohol, porque las leyes de la salud son claras en ese sentido, pero nadie tiene que arrepentirse ante su religión de haber fumado o bebido licores. Y es más: las leyes del gobierno permiten que sus ciudadanos pierdan la salud en el vicio, porque tal hecho genera impuestos que benefician a la ley gubernamental, y con ese dinero —mal habido— se paga a los jueces que supuestamente hacen la justicia aplicando leyes ridículas que se contradicen fragantemente. De mil casos de contradicciones absurdas como las anteriores está entretejida la ley moral y la ética humana. Todos vivimos de acuerdo a esa enmarañada red de majaderías y pocos se preguntan: ¿Existirán, acaso, leyes perfectas —no humanas— que nunca se contradigan, que siempre obren y que conduzcan al verdadero conocimiento de la vida? ¿Quién me garantiza que no voy por un sendero equivocado?

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UN MONSTRUO INCONSCIENTE A lo largo de la historia, las mayorías nunca han tenido la razón, pues la masa es un monstruo de muchas cabezas y poco cerebro. Un error no se convierte en verdad por el hecho de que todo el mundo crea en él. Por siglos las mayorías creyeron que la Tierra era el centro del Universo y los Papas sostenían que era amplia y llana, enviando a la hoguera a quienes afirmaran lo contrario. La opinión pública es la peor opinión, dado que las mayorías siempre están compuestas de ignorantes. ¿Acaso no fue la opinión pública la que condenó a Cristo y absolvió a Barrabás? Por tales evidencias, una cosa no es cierta porque mucha gente la diga, ni porque esté escrita en un libro que algunos hombres estimen como sagrado, ni porque la diga una persona de gran importancia: un artista, un campeón atlético, un maestro de barba blanca y ojos brillantes; o porque esté de moda. Tampoco es cierta una ley porque la tradición lo ordene o se practique desde hace mucho tiempo, ni porque lo diga la madre, el padre, el vecino, el maestro o preceptor. Por esas simples causas no sigas una ley, porque cuando un ciego guía a otro ciego, ambos caen al hoyo. En cambio, si te encuentras con una ley que nunca cambia, que antes fue la misma porque no es posible modificarla, que en cualquier parte o época siga siendo inalterable. 12

También la distinguirás porque nunca la Naturaleza dice una cosa y la sabiduría otra. Entonces ¡acátala!, porque es una ley del Universo, infalible, eterna y natural. La moral no depende, pues, de códigos humanos, amenazas de un dios iracundo y castigador —que prefiere a unos y condena a otros— o principios misteriosos llenos de ritos y dogmas. Las mayorías se creen buenas porque siguen al pie de la letra códigos y dogmas morales de dudoso origen, y hasta la muerte llevarán ese engaño, despertando luego a una realidad que no admite arrepentimiento. ¿De qué servirán en ese trance desconocido la moral y la ética que siguieron, posiblemente equivocadas y muchas veces contrarias a la ley natural? ¿De qué servirá llamar a los dioses de barro con moral de piedra creados por la ignorancia humana? Todos hemos de enfrentar, impotentes y solitarios, el momento desconcertante de la muerte. Y todos —créanlo o no— vamos a encontrarnos cara a cara con LAS LEYES OCULTAS DEL UNIVERSO Estas leyes no son humanas, tampoco fueron reveladas por un dios en un tiempo determinado ni están escritas en un libro sagrado que unos hombres escribieron, otros escogieron, modificaron y comercializaron y con el cual otros más se enriquecieron. 13

LA REALIDAD DEL HOMBRE Regresando al tema inicial, nuestro verdadero ser no es un cuerpo llamado fulano al que le dicen ingeniero, doctor, carpintero o albañil. Nuestro Real Ser es un Universo mental inmenso — desconocido por las mayorías— que vibra en perfecta armonía con el Universo físico y se rige por leyes inflexibles y eternas que son, al mismo tiempo, físicas y morales, y han permanecido ocultas para la mayoría de los hombres. Se encuentran grabadas en el libro más antiguo de todos los existentes: su pasta es verde y contiene billones de hojas vivas, está impreso con la tinta multicolor del arco iris sobre el papel inmaculado del alba y es tan extenso como la Tierra misma. El libro del cual les hablo es el Gran Libro de la MADRE NATURALEZA, cuyo idioma, en parte, lo entienden los científicos, pero únicamente lo han logrado descifrar los sabios. Mágnum Astron

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PRIMERA PARTE

UN VIAJE AL CORAZÓN DE LA NATURALEZA

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Una buena compañía Después del armonioso atardecer carmesí, el rojo de la tarde comenzó a desteñirse. El fulgurante Sol se apagó al rozar el filo del océano y las galaxias encendieron sus antorchas en la gran Terraza Celeste: ocurría el nacimiento de una noche de mágica belleza. El espacio, profundo y transparente, dejaba entrever la danza ritual de las estrellas. El Ángel del aire batía suavemente sus invisibles alas y su cuerpo etéreo vibraba con sutiles sonidos naturales, provenientes de un bosquecillo admirable. Me encontraba a mitad de distancia en un camino que bordea el mar y separa a dos caseríos distantes. Era un paraje virgen y baldío donde podía escuchar los suspiros de las olas cuando besaban la playa, y el cantar de las hojas cuando el viento acariciaba la enramada. Había huido de las ciudades contaminadas y bulliciosas para entrar en silente comunicación con la Divina Madre Naturaleza, la cual, en su estado silvestre, canta el glorioso poema de la existencia: su letra de amor nos dice que el más alto bien es comprender la unión que existe entre la mente humana y la Naturaleza, y entre ésta última y la Conciencia Cósmica. Quería contemplar esa puesta del Gran Padre Sol, ver el despertar de las estrellas, vibrar con el ritmo de las encrespadas olas, admirar la grandeza que se esconde en una brizna de hierba, 17

escuchar el canto del pájaro azul y ver de nuevo a la ninfa verde de la espesa selva. Como me sentía muy solo en la gran urbe —de mucha gente y pocas almas—, allí donde el egoísmo humano puebla el horizonte, salí a visitar a mis dos mejores amigos: la Soledad y el Silencio, fieles guardianes de la verdad. Es bueno retirarse con ellos dentro de sí, sobre todo cuando se precisa de una buena compañía. Ellos me ayudarían a encontrar la libertad que se siente cuando uno está en armonía con el Universo, ya que sólo gozando de esa verdadera libertad es cuando el hombre conoce su destino. Antes había escalado la cima de la fama no habiendo podido hallar albergue alguno en su altura estéril. Pensé entonces que una visita a la profundidad de mi propio Ser sería mejor que darle 100 vueltas al mundo. Me detuve un momento para mirarme a mi mismo siendo conciente que en nuestro corazón se haya aquello que se puede encontrar en la más alejada Galaxia: Mas, por mucho que me busqué a mi mismo no me encontré; busque entonces a Dios y se escondió: por último busqué a mi prójimo… y nos encontramos los Tres. De esta forma pude observar el mundo a través de los ojos del Observador Máximo.

La libertad ¡Oh sí!, son magníficos los parajes silvestres; allí no existen cárceles como en las ciudades, donde los presos son como cadáveres que la sociedad entierra vivos. En realidad, sería mejor

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una tumba —que es un descanso— y no el presidio que es un martirio. Además, no soporto ver el triste cuadro que se presenta a diario, cuando varios robustos letrados enjuician y condenan a un analfabeto con hambre, para luego lanzarlo al presidio, el cual no es más que un cementerio sin flores. Tantos años de estudio, tantos doctorados en flamantes universidades, únicamente para hacer sucumbir más a un ser humano que la sociedad desechó. Cuando un mendigo roba por hambre, no es más que un ciudadano que ejerce el divino derecho de vivir. Si la sociedad en vez de engordar buenos jueces preparara excelentes maestros, no habría la necesidad de sumir en la miseria a las familias de los penados, porque corrige más un maestro con educación y amor que un juez con martillo y cadenas. Por eso, cuando se comete un crimen, no es justo condenar al autor, que es la mano, sino a la sociedad, que es la cabeza. Lo malo es que muchos jueces hacen justicia basándose en un código escrito por el demonio. Y ¿qué se puede pensar de un inocente que va a la cárcel (¿como los hay muchos?) Pues el inocente, en su conciencia, es más libre que el ineficaz juez que lo condenó. Se ha dicho sin razón: «Más vale pájaro en jaula que ciento volando». Mas yo pienso: «Más vale pájaro volando que cien cautivos». La ley humana es como las telarañas que sólo atrapan pequeños insectos, pero las rompen fácilmente los orangutanes.

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La mansión de los pensamientos Para evitar divagar en el reino sin fin de los pensamientos, algunos de los cuales como puñales puntiagudos hieren el alma, me puse a dieta de pensamientos malos, de personas destructivas y de cosas que no convienen. Había huido de ese carnaval de vanidades, errores y maldad que llaman «civilización». Allí la ciencia ha perfeccionado todo menos al hombre, llenando de exquisiteces a esa plebe lujosamente vestida que se llama aristocracia. Para qué tanta ciencia si la mayor parte esta dedicada a la guerra y a las ociosidades. Pienso que a veces es mejor ignorar conocimientos que no se necesitan y dejar a los necios con sus testaduros argumentos. ¿Qué sabe el pez sobre el agua que lo mantiene ingrávido?- ¿Qué más ciencia necesita la flor si lo único que sabe ofrecer es su candor y su perfume? Para controlar los impulsos desordenados de mi corazón, me sometí al rumor apaciguante de la noche, la cual nutre nuestro interior con un renovado vigor de esperanzas. El silencio calma las tormentas interiores y nos revela, poco a poco, el intrincado misterio de la existencia. Ahí es cuando los ruiseñores de nuestro corazón rompen a cantar en alegre coro, porque el recogimiento y la meditación son las primeras potencias del hombre que logran penetrar hasta los más recónditos laberintos del alma.

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La Naturaleza viviente En ese envidiable paraíso me encontré también con mis hermanos menores: las Plantas y los Insectos; con mis hermanos mayores: los Ángeles del Aire y el Agua; y con mis maestros cósmicos: los Astros. Estos últimos me enseñaron que vivir es tener tiempo para comprender la finalidad de la vida, y no dejar que la rutina nos quite el gozo de sentir que existimos. En este caso no le pedí al Cosmos que me diera de todo, sino que le pedí consciencia y vida para disfrutar lo que tengo. Ya que en parte alguna podrá encontrar el hombre tanta riqueza como haciendo un retiro silencioso y sosegado a la intimidad de su alma. Mientras transcurrían mis divagaciones, el ilusorio manantial del tiempo brotaba del espacio absoluto en un reflujo formidable. El ambiente estaba enriquecido con delicadas fragancias florales.

Los ríos sufren Una magnífica roca me servía de aposento para poder disfrutar el esplendor natural que nos rodeaba. Escuchaba perfectamente las palabras que susurraba el mar, y el clamor de un río que bajaba llorando. Era una amplia vena de la Naturaleza que, fatigada y herida, conducía la preciada savia terrestre hacia su último recorrido para desembocar en el corazón del océano. Pero su cauce había sido profanado y sus aguas violadas con la sucia contaminación humana. Después de haber dado vida a la 23

montaña, colmado de riquezas a la llanura, y luego de haber refrescado al verde valle, el hombre le había pagado mal, manchando con venenos y residuos químicos sus cristalinas aguas, las cuales constituyen la sangre pura de la Madre Tierra. Sin embargo, el anchuroso océano —la cuna milagrosa de la vida— no despreciaba al profanado río que venía con un sucio traje de mendigo; y juntos, fundiéndose en uno, se deslizaban hasta el horizonte marino, donde el cielo y la mar se unen en fraternal abrazo formando una perfecta pareja de amor.

El Ángel del aire El aire, ese espíritu sutil e inteligente, allí se encontraba puro. Las aves por millones de años habían trazado sus caminos en las nubes sin contaminarlo. Una radiante mariposa se posó varias veces sobre mi hombro en señal de amistad y continuó aleteando muy cerca de mí, como queriendo decirme algo. Me llamó la atención el ver cómo, con sus rítmicos aleteos, pellizcaba el aire sin maltratarlo. Mas en otras partes si lo hieren: en las ciudades, chimeneas industriales vomitan espesos vahos de hollín venenoso, y exostos de automóviles escupen asquerosos gases tóxicos al mismo ambiente que los hombres respiran, matando de esta vil forma el alimento pránico del alma humana. A pesar de ello, la vida no se detiene, y la Naturaleza ultrajada busca como cubrir su desnudez y reponerse del horror de sus heridas. Es cosa admirable ver como la vida tenaz renace más lozana cuanto más copiosa fue la hecatombe. A mi lado, algunas flores habían plegado sus pétalos para entregarse a los mimosos vaivenes del sueño. Soñarían, tal vez, 24

con las sutiles caricias del rocío, con los atrevidos galanteos del viento, o quizás, con los tibios besos que habían recibido del Sol.

Una pirueta de la mente Cuando concentramos la energía de nuestro espíritu y nuestro cuerpo en una sola vibración, adquirimos supersentidos que ven y oyen como jamás lo habíamos percibido. De esta forma es como los científicos descubren lo intrincado y los sabios ven el más allá. Cuando se mira con los ojos del corazón se ven las cosas distintas; por eso, a veces, uno no sabe si lo que está ocurriendo es una pirueta de la mente, un sueño o una realidad. Lo cierto fue que en mi letargo, de súbito, vi como una florecilla blanca, de encantadora belleza, saltó sobre mi rodilla y me miró sonriendo. Como si fuese cosa natural le pregunté: —¿Quién eres? —¡La verdad! —Me contestó. —¿De dónde viniste? —De la luz. —¿Quién te engendró? —El amor verdadero. —Pero, ¿en sí quién eres? —Como todas las flores, soy un pensamiento de Dios. —¿Qué te propones hacer? —Traerte un mensaje de lo invisible; iré por él y pronto regresaré. —Pero, ¿quién te envió? —Le inquirí… 25

No habló más, el silencio fue su clara respuesta. La florecilla ensanchó sus pétalos, como si fuesen ágiles alas de mariposa, y voló hacia el centro palpitante del infinito, dejando tras de sí la estela de un sutil aroma que yo nunca había sentido. Torné a mirar en derredor y vi la mariposa que poco antes trataba de decirme algo. La vi cómo se alejaba, flotando en el espacio, rumbo hacia los lejanos luceros donde nace y vive la luz.

Instantes de eternidad Me encontraba tan embelesado en contemplar la Naturaleza y el sutil fosforeo de las estrellas, que experimentaba visiones inexplicables. Por un lapso indeterminado perdí la noción del tiempo. Se borraron los límites de mi cuerpo y desaparecieron de mi conciencia el pasado y el futuro —ese par de embusteros inexistentes—. Sólo un presente inmóvil nos sobrecogió a todos. Sentí que cuerpo y espíritu se fundieron con el alma ígnea de la amable roca que nos soportaba, y pude percibir el murmullo de los átomos que la componían. La roca a su vez logró escuchar el tronar de las galaxias que se agitan en un corazón humano. El mí y el yo se habían diluido en la Naturaleza y el tiempo detuvo su andar para dar paso a la eternidad. Sentí una felicidad indecible y una paz sobrehumana y mi cuerpo dejó de respirar. Pero ¡oh, qué lástima! Comencé a sentir movimientos de mi corazón como si fuesen rugientes olas en un mar embravecido. 26

La fuerza de vivir puso de nuevo el tiempo en marcha y me sentí de nuevo encadenado por las horas y los minutos. Dije lástima, porque el reloj es el tormento más cruel que ingenió el demonio: nunca se detiene y siempre amenaza, y en cada tictac se roba un pedazo de nuestra juventud que no devuelve jamás. Todos los días pasamos por la misma hora, el mismo minuto y el mismo instante en que hemos de morir. Pero el reloj, con su sarcástico tictac, sigue burlándose de nuestra impotencia.

Todo es vida Cuando aprendemos a querer las cosas animadas lo mismo que a las aparentemente inmóviles, cuando logramos amar a las flores sin cortarlas, y cuando sabemos dirigirnos a esos seres como si se tratase de la divinidad, Dios es quien responde y nos habla, como un amigo le habla a su compañero. Él nos consuela y nos cuenta sobre la existencia eterna y verdadera. Allí es donde el tiempo desaparece y pierde su seductor hechizo. Dado que el verdadero Dios se encuentra siempre en el altar de la Naturaleza y, muy especialmente, en el sagrario de nuestro dormido corazón. Él es quien toca las más profundas cuerdas del arpa viviente de nuestras vidas. Aquí las palabras son débiles signos, ya que las letras no alcanzan para describir lo indescriptible. Realmente no podemos ver a Dios, pero sí podemos tener vislumbres transitorias de su gloria. Esta es la más grandiosa experiencia que puede captar una persona y un goce que sólo el alma puede disfrutar, porque cuando renunciamos a lo que creemos ser, es cuando llegamos a ser lo que realmente somos.

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Cuando logramos descubrir un mundo en un grano de arena, vivir una eternidad en un segundo, cuando aprendemos a ver el cielo en una flor silvestre y el océano en una gota de agua, estaremos tocando las puertas sagradas de la verdad que nos dice «sólo existe la Unidad».

¿Hay la posibilidad de que todas las contingencias existan una junto a la otra en ese presente continuo y real? Una piedra es una piedra… pero cuánticamente también es un ser humano: porque la piedra tendrá que disolverse en la Naturaleza y de sus elementos se nutrirá un vegetal, y quizás de ese vegetal se alimentará un ser humano convirtiéndolo en parte de su cuerpo.

Pero como el tiempo no existe en realidad, desde ya esa piedra es parte de un ser humano. En realidad todas las contingencias existen superpuestas unas con las otras. —En los átomos y partículas subatómicas, el deseo de vida es el que vibra: La vida: en el mineral duerme, en el vegetal despierta, en el animal evoluciona, y en el hombre adquiere conciencia.

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El conocimiento de la Naturaleza es el mejor medio de librar a los hombres de la superstición, del temor a la vida y del miedo a la muerte. Después de vivir esos instantes de eternidad, puedo asegurarte amada lectora, respetado lector, que las rocas también viven: sueñan con el profundo misterio de la existencia y hablan el perfecto lenguaje de los tiempos. ¡Oh, qué maravilla!, ¡qué magnífico gozo es tener el privilegio de sentir esas cosas! …y qué grande es comprender que en el más allá, en el confín de los siglos, volveremos a ser uno la Roca, Tú y Yo, junto con las Flores, las Palmeras, los Ángeles del Aire y del Agua, los Insectos, la Madre Tierra, la Luna y las Estrellas.

El poder que llevamos dentro La experiencia anterior me llevó a confirmar que existen en nuestro ser interno poderosas fuerzas que permanecen latentes hasta que una ocasión especial las despierta. La mayoría de las personas llega a la tumba sin saber que poseía el más preciado tesoro, porque nunca penetró hasta su interior una luz que hiciera destellar la más preciosa gema que todos llevamos dentro. De ahí una lectura o un ejemplo pueden ser la única chispa que, de un momento a otro, nos convierta en genios. Y es cuando la verdad brota en el hombre como una explosión de luz indescriptible, y en la mujer como una lluvia de sutiles flores celestes.

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Por eso el cerebro del hombre es un manantial de ideas. La mujer tiene el poder de presentir lo oculto y ver más allá de las apariencias. Todos podemos sumergirnos en profunda meditación hasta llegar a no sentir los límites de nuestro cuerpo, descubriendo así las fuerzas secretas de la vida. Podemos penetrar en los abismos de la inmensidad etérea, hasta tocar el fondo sin límites de lo invisible. Lo comprueban las verdades eternas que se aprenden no tanto por lo que recibimos de afuera, sino por lo que uno descubre dentro de sí. Llevamos siempre en nuestro interior las glorias y maravillas que buscamos sin éxito fuera de nuestro cuerpo. Con seguridad poseemos más cualidades de las que creemos tener y con ellas podemos triunfar en todo, recordando que el éxito se encuentra allí donde palpita con fuerza el corazón. ¡Oh! ¡Qué sensación de paz eterna se siente cuando uno se disuelve en la Naturaleza y no entabla diferencia ni se cree ni más ni menos que la planta, el insecto, el ángel o la estrella! Todo merece ser respetado y querido, ya sea un grano de arena o una hierba. No existen vidas pequeñas: toda manifestación es grandiosa. Porque así como el pájaro ama el aire que le da su libertad, así como el pez ama el agua que lo mantiene ingrávido, de la misma forma debemos amar la Tierra, la cual soporta pacientemente nuestras pisadas. No debemos negarle el amor aun a los que nos hacen mal, así como el frondoso árbol no le niega su sombra al leñador que lo abatirá algún día.

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Sabiduría y felicidad El hombre tiene la capacidad de conocer su vasto universo interior y las leyes ocultas que lo rigen, pero solamente logra poseer la verdad cuando ésta llega a ser parte de su ser íntimo; la razón radica en que la verdad no se da: se le encuentra. Si un hombre no busca la sabiduría ella no llegará hasta él, pues la lámpara del conocimiento no alumbra a los que duermen el sueño de la ignorancia. ¡Oh!, Gran Sabiduría: ¡Tan sencilla que eres y tan difícil de poseer! Verdaderamente grande es aquel que entiende que la máxima riqueza jamás soñada por los reyes se alcanza cuando uno logra hacerse parte de los ríos, del aire, de la Tierra y así unirse, aunque sea por un instante, al Alma Grande del Universo. En esos gloriosos momentos es cuando uno aprovecha para pedir consejos. Estos no tardan y llegan en forma de murmullos espirituales, profundas contestaciones que le indican el camino exacto que cambiará la vida, haciéndola más reluciente. Grato es zambullirse en la mar y sentirse gota, abrazar el aire y sentirse nube, avivar la llama de nuestro fuero interno y sentirse Sol. Grato es aventurarnos hasta las más profundas raíces de nuestro ser, aunque corramos el riesgo de quemarnos de amor. Quienes no hallan la felicidad en sí mismos, no la hallarán en ninguna parte. Felicidad es hacer destellar la chispa de nuestro intelecto y sentirse estrella, descubrir cómo bulle nuestro universo interior y sentirse galaxia; felicidad es desarrollar amor por todos los seres, incluyendo rocas y elementos —que también son vida— y así sentirse uno con Dios.

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En consecuencia, existe algo en nosotros que puede fundirse con «Aquél» que es dueño del espacio sin límites, el mismo que haciendo burbujas crea mundos colosales y que puede jugar con galaxias inmedibles. ¿Somos, acaso, parte de Aquél sublime ser que echó a rodar el carrusel del Amor, el mismo que inventó el día, perforó la noche con radiantes estrellas y compuso la sinfonía del Universo?

Un pasaporte al cielo Una inefable belleza nos rodea a todos mas pocos pueden apreciarla; porque los ojos de sus almas permanecen cerrados ante lo que realmente es hermoso. La mayoría de los hombres ven, pero muy pocos pueden comprender lo que perciben. La totalidad de belleza que el ser humano puede percibir no depende de la cantidad de cosas bellas que existan a su alrededor, sino de la capacidad que cada cual tenga para poder comprenderlas o apreciarlas. Porque las cosas no son como se ven, sino que las vemos como somos. Las mayorías creen que el cielo es un lugar de infinita hermosura, pero si una persona fuese transportada allí, no vería nada más que la belleza que logra percibir aquí… su alma dormida no lograría detectarla. En cambio, un ser espiritualizado que bajase del cielo encontraría aquí tanta belleza como la que veía allá. Por tanto, el cielo no es un lugar en el Cosmos, sino un estado de la mente en cada ser. En verdad dijo el sublime Maestro Jesús: «El reino de los cielos está dentro de Ti.» La mente, por sí misma, convierte un paraíso en prisión o una prisión en paraíso: dos hombres purgaban larga pena en una desterrada cárcel. Juntos miraban por la única y pequeña ventana 33

que daba al exterior. Uno de ellos, triste y abatido, miraba el fango; el otro siempre contemplaba las estrellas. En derredor nuestro existen cosas divinas que nunca hemos logrado ver; pero si concentramos la atención en las grandes maravillas que nos acompañan y en las cuales estamos inmersos, logramos descubrir un cielo de inconmensurable perfección y armonía, no importa el lugar donde nos encontremos. De este modo, vamos despertando la capacidad para ver las formas celestes. Quien no ve lo divino en el altar de la Naturaleza tampoco logrará verlo subiendo al cielo y parándose frente a Dios. Por ello, podemos definir que la belleza es algo que se encuentra en lo íntimo del alma, y lo que el hombre logra ver a su alrededor es únicamente el reflejo de aquello que mora en su interior. Quien por medio del respeto y el amor por todas las cosas logra abrir los ojos del alma, la Naturaleza le muestra nuevos aspectos del gran mosaico universal, efectos maravillosos que la mayoría de las personas no pueden creer, al no tener siquiera la capacidad de imaginar. La verdad y la belleza se encuentran por todas partes, simplemente hay que saberlas encontrar. Un amanecer en la pradera contiene más mensaje espiritual que mil sermones en la iglesia, y la vida de una flor en el campo contiene más aroma que mil flores sobre el lienzo. Podemos encender la antorcha que la vida puso en nuestros corazones para que resplandezca con sabiduría y belleza en nuestra alma. Así podemos ver en cada grano de arena un mundo completo, y en toda burbuja de espuma un diamante cuando la besa el Sol.

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Cada gota de rocío en la alborada brilla como una estrella en miniatura, y cada hoja o flor silvestre en el bosque es un pensamiento vivo del Espíritu Divino.

Una difícil prueba para Ti La persona que en el dibujo de la siguiente página sólo vea un paisaje natural corriente y no descubra más de 7 animales, no tiene la capacidad de ver más allá de las apariencias. Por consiguiente, de poco le servirá seguir leyendo este libro: sólo verá letras, frases, errores y fantasías quedándose sin entender el porqué fue escrito así. El que no está preparado para entender la verdad no la verá por más cerca que tenga el conocimiento de su vista Por el contrario, si descubriste algo más que árboles, ramas y chamizos, es porque tienes la capacidad de profundizar más allá de lo que tus ojos ven. Con mucho ánimo, entonces, continúa leyendo y no hagas tanto caso de las letras y las palabras, y menos a los errores de escritura, tales son simples símbolos. Utiliza todo tu poder para transformar estas sencillas palabras. Haz un festín de conocimientos con tu mente y regálale un banquete de sabiduría a tu espíritu:

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SEGUNDA PARTE

LO QUE DE OTRO MUNDO CAYÓ A LA TIERRA

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Un extraño meteoro Habían pasado no sé cuántas horas de la joven y acogedora noche. La espalda recta y la respiración consciente me reconfortaban. Me sentía como un ciudadano del mundo —sin fronteras— y un apóstol de todas las religiones —sin distinción de credos. Yo no sólo meditaba en esas cosas, sino que las miraba, porque la meditación es el ojo del alma que puede ver las cosas del espíritu. Experimentaba un gozo inmenso que compartía con la amable roca, y ella me enseñaba la paz indecible que había disfrutado por siglos: ella aprendió a admirarlo todo sin desear ni poseer nada. Porque aquel que mucho desea mucho le falta; y el que mucho posee, pierde la paz. Una llave de oro abre todas las puertas… menos las del cielo. Aquí necesitamos pocas cosas y por poco tiempo. Por este hecho el sabio parece pobre porque lleva todas sus riquezas en el corazón. Mientras pensaba en éstas, las situaciones de la vida, la tranquilidad se apoderó de todos los seres que me acompañaban y en derredor flotaba un rumor de magnificencia. De pronto, y muy súbitamente, algo demasiadamente extraño interrumpió la sagrada paz reinante en la Naturaleza. Sentí una extraña vibración y un estremecimiento recorrió mi cuerpo. Mis párpados se abrieron al máximo, pero mis ojos eran demasiado pequeños para percibir en pleno la majestuosidad de lo que estaba sucediendo en el firmamento. Las profundidades del cielo se desgarraban y apareció en lo alto un torrente de luz impresionante. El soberbio destello fracturó el firmamento, encandiló al océano y partió la noche en dos. El tiempo se detuvo vacilante.

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Vi cómo una silente explosión lumínica despidió copos radiantes en todas direcciones, los cuales se fueron desvaneciendo en hebras de luz y fosforescencias fascinantes. No fue un rayo ni una centella eléctrica, pues la boca de aquel magnífico relámpago hizo silencio, y sabemos que el trueno siempre ruge cuando ocurre una descarga. La Naturaleza tiene fenómenos ocultos que aún no entendemos. Sin duda alguna no era un fenómeno natural corriente; lanzaba fuegos oblicuos que rebotaban fulgurantes en los cristales diamantinos del anchuroso océano. Parecía como si un cortejo del otro mundo hubiese irrumpido en nuestra atmósfera con ímpetu impresionante, haciendo gala de gran poder y gloria. O tal vez se trataba de una constelación de estrellas vivas que venía a sembrar las semillas luminosas de la verdad en la Tierra. Dicen los sabios que Dios se expresa a Sí Mismo en infinitos modos. Y, en realidad, se estaba manifestando una verdad cósmica que advertía de siniestras profecías para la humanidad que desatendió la advertencia de los profetas; y, a la vez, contenía unas leyes ocultas favorables para las mujeres y hombres que no sólo desean, sino que luchan por vivir en armonía con el Universo.

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Se rasgó el velo del misterio De súbito, en el centro de aquel colosal despliegue luminoso, apareció una enorme esfera incandescente, la cual hizo estremecer el reino de las nubes. El extraño meteoro irradiaba destellos de colores que se entrelazaban, creando sinuosas melodías ópticas de inefable belleza. Mis pupilas estaban puestas en el cielo para no perder ningún detalle del magnífico fenómeno, pero mi columna vertebral era azotada por el escalofrío de los misterios que producía la presencia de una majestad supraterrena desconocida. Intempestivamente, aquella candente esfera se alargó como una tromba celeste y se precipitó sobre nosotros como un fuego desafiante y devorador. Por un instante creí tener que compartir una tumba de cenizas con palmeras, insectos y rocas. Mas no fue así. La formidable lengua radiante se comprimió lentamente en el follaje y no ocurrió el incendio forestal que yo esperaba. Fue algo insólito: nada de fuego… solamente luz. Yo permanecía estupefacto, al saber que no hay nada oculto que no se manifieste. Mi cuerpo se encontraba estático como la pirámide milenaria, y mi mente se había congelado como las nieves eternas del Everest. La inquieta brisa se detuvo reverente para observar una clase de luz que no conocía y las olas del mar aplazaron sus juegos de amor con la playa para no hacer ruido. Me di cuenta, entonces, que la verdad, la amiga inseparable del silencio, había llegado ante nosotros y se estaba presentando con su mejor traje de gala: la belleza.

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Es difícil encontrar palabras para dar forma a tan excelsa gloria. Sentí una fuerza impelente que me obligaba a acercarme a la divina luz. Sabía que no era digno, pero la atracción se hizo irresistible. A medida que me dirigía hacia la hoguera luminosa, ésta se hacía más pequeña pero sin perder su fulgor. Formaba figuras mágicas; tal parecía como si se estuviese transformando en otra cosa diferente; algo así como en una exótica flor con alas. La rodeaba un círculo de dorada arena traída hasta allí, quizás, por las manos invisibles del destino, y en ese ambiente puro se respiraba una todopenetrante fragancia sagrada, la misma que yo había percibido por vez primera unas horas antes. Finalmente, la misteriosa flor se transformó en una radiante mariposa. En sus alas iridiscentes cuatro genios celestes habían escrito, con la tinta multicolor del Arco Iris, LAS LEYES OCULTAS DEL UNIVERSO:

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Estos conocimientos han desafiado el huracán de los siglos y sobrevivirán al cataclismo de las edades. Sin embargo, los labios de la sabiduría permanecerán cerrados a los oídos incapaces de oír, y la luz de la verdad se hará noche para los ojos que no quieren ver. Este libro no contiene ni produce sabiduría. Estimula la que ya se tiene. La sabiduría o verdad ya estaba toda en el interior de quien lo está leyendo, mucho antes de que libro alguno se hubiere escrito o sabio alguno la hubiese pronunciado.

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TERCERA PARTE

LAS LEYES OCULTAS DEL UNIVERSO

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AQUELLO QUE EXISTE NUNCA DEJARÁ DE EXISTIR LO QUE NO EXISTE NUNCA LLEGARÁ A SER De la nada no puede salir algo, y lo que es, nunca podrá convertirse en nada Nunca hubo creación, en razón a que, lo que antes no existía no se pudo sacar de lo que ya era. Porque si alguien creó algo de lo que ya era, no estaría creando algo de la nada. Si alguien creó algo de sí mismo, no creo nada, dado que ese algo ya estaba antes en él. Ni siquiera un Dios absoluto puede crear algo de la nada porque sería un absurdo, y un Dios absoluto no hace nada absurdo. Se dice que Dios puede hacer todo lo que quiera y eso es falso. Dios no puede hacer un círculo cuadrado porque contra diría una ley geométrica, la cual hace parte de su perfección, y Dios no contradice sus leyes ni altera su perfección. Mas si fuésemos creados por Dios tendríamos su misma esencia, puesto que Él no puede cometer el absurdo de hacer algo de nada. Según esto, tanto la Naturaleza como todos sus seres son Uno con Dios. Con razón dijo el gran profeta Juan: «En Dios vivimos, nos movemos y somos»; y el sublime Maestro Jesús: «Háganse

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uno, así como mi Padre y Yo somos Uno», «Sois templo vivo del Espíritu Divino.» Vemos en una forma tan clara como el cristal de los arroyos, que al ser todos nosotros y lo que nos rodea esencia pura de Dios, nuestra verdadera naturaleza es eterna, nunca comenzamos a existir, no fuimos creados de la nada y es imposible que nos convirtamos en nada. Quien no existe nunca vendrá a la existencia, pero nadie falta por venir. Todo está en Dios, todo brota de Él y todos regresan a Él… al Uno sin segundo. Todo existe sin dejar campo para la nada. El espacio vacío —como dicen— no existe. Todo está lleno y, quizás, lo que creemos tan vacío —por no manifestarse— es lo que realmente existe; y aquello que se manifiesta en materia o energía es sólo un reflejo de la existencia verdadera. Todos los niños y seres que están por venir, ya existen. Ellos antes se habían ido. ¿Y los familiares queridos que se durmieron en el sueño de la muerte, dónde están? ¡Ya volvieron, con seguridad están aquí!

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NADA SE CREA, TODO SE TRANSFORMA Esta ley fue enunciada por los sabios hace 25 siglos y confirmada por la ciencia en el siglo XX. Dicha ley, al igual que las demás, obra por igual tanto en el universo físico como en el universo mental o espiritual. Además, el ilusorio es el reflejo del verdadero. Al nosotros vivir en el ilusorio, lo creemos… solo los muy sabios evidencian el verdadero.

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NO HAY NADA QUE NO TENGA PADRE O MADRE EN EL UNIVERSO Todo lo que nace trajo su esencia del ser que lo originó y la transmitirá a su descendencia El padre del diamante fue el carbón, la madre del carbón fue la Tierra, la Tierra se formó del Sol, y así sucesivamente, pero nadie nace por sí solo de la nada. Todas las cosas surgen y evolucionan de otras cosas Se le llama nacimiento sólo a la formación de un cuerpo, obedeciendo a leyes naturales que utilizan elementos físicos, mentales, morales o espirituales. Se le llama muerte no a la terminación de un ser, sino a la disgregación de esos elementos del universo ilusorio; pero su esencia verdadera asentada en el Universo real no desaparecerá y volverá a unirse con nuevos elementos, formando así una serie de renaceres y muertes, con pocas esperanzas de romper esa cadena de sufrimientos (ver libro Qué fue lo que el Buda descubrió). Así como el árbol está en la semilla, la semilla está en el árbol. Así como la muerte está en la vida, la vida está en la muerte… …Todo lo que en sí lleva el germen de vida, contiene también el germen de la disgregación.

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TODO CAMBIA, MENOS LA LEY QUE PRODUCE EL CAMBIO (En el Universo verdadero ocurre todo lo contrario: NADA CAMBIA, TAMPOCO LA LEY QUE INDUCE A LA PERMANENCIA)

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(Ver libro spa ium)

En el universo ilusorio en el cual nos desenvolvemos: Todo es pasajero, nada dura, nada permanece. Las cosas materiales se forman de otras cosas y se mantienen en constante cambio y agitación. Nada puede ser tomado como propio, puesto que las cosas son resbaladizas, huidizas, y su pérdida causa malestar y desilusión. La juventud se va tan pronto como vino, la belleza termina cual ventisca pasajera, la vida se escapa tan fácil como se escurre el agua entre las manos. TODO ES TRANSITORIO: apegarse a lo que hoy es y mañana no, causa dolor; y entre más apego, más dolor. Nada es tuyo, todo es prestado, pero no se sabe por cuánto tiempo. Quien mucho retiene, mucho tiene que esforzarse en conservar lo que tiene y el miedo se apodera de su mente. Todos los compuestos deben disolverse. No hay materia constante. Ninguno es dueño de un yo perdurable. El alma humana no escapa a esta ley, pues también es un conjunto de agregados. Se genera en la personalidad y esta cambia y desaparece. El que no cambia es el espíritu del Ser por estar hincado en el Universo real.

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El octogenario no es el mismo niño que una vez nació —se ve claramente—, pero tampoco es otro ser distinto… algo se ha perdido, algo se ha agregado; sus pensamientos y deseos se han modificado, su carácter: esto es su alma. Todo cambia y el alma no es la excepción, porque también evoluciona y al evolucionar, cambia. Si el alma no cambiara, de nada serviría esforzarnos en encontrar la verdad. Al no cambiar, el alma permanecería inmutable y lo mismo le daría que fuésemos buenos o malos. El alma evoluciona e involuciona. Debido a ello, es la diferencia tan pronunciada que existe en el comportamiento y las condiciones en que vive el hombre. Si el alma no se transformase, todos los seres seríamos exactamente iguales en pensamiento, palabra y obra: comprobaríamos pues que almas idénticas generarían reacciones idénticas. Quien por vez primera se atrevió a hablar de este tema tan delicado y profundo fue Buda, ante el grito iracundo de todas las religiones y filósofos, los cuales caminan en el polvo de la superficialidad. El yo, la personalidad y el carácter conforman del alma: son un complejo de agregados y su separación o disgregación causa dolor. Entre más se apegue alguien a su personalidad, su alma más sufrirá. No existe mal que no proceda de la ilusión de que tenemos un yo individual y perdurable, al cual llaman alma. Todo es perecedero. Tierras, infiernos y cielos aparecen y desaparecen sin dejar rastro. El viento eterno las produce y el viento eterno las barre. 51

Todo lo que es ilusorio se acaba. Este mundo es ilusorio, por cuanto lo que cambia carece de sustancia verdadera. Todo cambia, menos la ley que produce el cambio. Aun el tiempo tendrá que detenerse para dar paso a la eternidad. El ilusorio manantial del tiempo brota del Espacio absoluto en un reflujo formidable y vuelve a fundirse su dureza perfecta.

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TODO ES MENTE; EL UNIVERSO REAL ES MENTAL La mente infinita es la matriz del cosmos. Nuestra mente individual es la matriz de nuestro cuerpo Al cambiar nuestro estado mental, movido por los pensamientos, cambia nuestro cuerpo y cambia nuestro sendero. No son los astros los que rigen nuestro destino sino nuestros pensamientos. Porque los pensamientos son el motor que agita nuestra mente, y ella es la que origina todo. Todas las cosas carecen de sustancia, no son reales, son inestables. Sólo tienen su asiento en la Mente Universal. No hay nada que no sea una manifestación del espíritu — no hay nada real fuera de la mente El estado perfecto de la Mente-Espíritu es la inmovilidad, esto ocurre cuando la mente se libera de todo pensamiento, estado difícil de conseguir, y que sólo logran y enseñan los yoguis puros. La mente crea el alma: esta se agita dando origen a la energía y esta última a la materia. Por eso, energía y materia son dos aspectos diferentes de una misma realidad. Lo cierto es que la mente no se divide, ni se aumenta, ni se disminuye. La mente —que llamamos individual— está perfectamente unida a la mente universal, en umbrales cuánticos de tensión. No la afecta el tiempo, porque el tiempo no es real. La mente vive en la eternidad, la cual es un presente continuo. 53

Pero la mente tiene voluntad. Allí es cuando se origina o se manifiesta en forma de energía o materia, dando origen a lo que llamamos creación. Quien quiera que se considere un ser en la materia, andará por un sendero equivocado. Los pensamientos crean la ilusión, pero son vaporosos. Por tanto, estas montañas, estos ríos, el Sol, la Luna y las estrellas no existen en verdad. Se crean y se desvanecen como las nubes. Todos existen, sí, pero sólo en nosotros mismos, por el poder que tiene la mente de hacerlos parecer como sólidos y reales. Los científicos no han encontrado nada sólido, ni aún en el más duro acero. Todo se ve hecho de «bolitas» que giran alrededor de otras «bolitas», separadas en distancias inconmensurables por el «vacío absoluto». Y ¿de qué estarán hechas esas «esferitas»? Pues de otras más pequeñas separadas por incontables distancias de «vacío». Es un hecho científico moderno que la ciencia no ha encontrado nada sólido, nada real. En los más sofisticados laboratorios aún no se ha encontrado la materia: TODO SE RESUME A ONDAS EN EL SÓLIDO ESPACIO ETERNO E INMUTABLE. Estos últimos son conceptos modernos, mas los sabios, hace muchos siglos, ya lo habían dicho. Ellos se dieron cuenta de que todo esto es una ilusión, penetraron en el misterio y se encontraron con la realidad absoluta, difícil de predicar, difícil de escribir, difícil de enseñar y muy difícil de entender.

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Lo importante aquí es que la materia no es real ya que carece de sustancia y sólo tiene su asiento en la Mente. Es una proyección, es un sueño de la mente. Pero como los sueños son reales mientras duran, nosotros vivimos ahora la aparente realidad de la materia y debemos acogernos a ella y a sus leyes mientras perdure la ilusión o el sueño, para luego despertar a una realidad asombrosa. Por tanto, todo lo que es útil para el cuerpo es útil para la mente. Todo lo que es útil para la mente es útil para el cuerpo. Aquello que perjudica la mente perjudica al cuerpo. Lo que perjudica al cuerpo perjudica a la mente. De allí la antigua sabiduría: «Mente sana en cuerpo sano», porque el cuerpo y la mente —o espíritu— son los principales pilares donde descansa el templo de la vida.

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TODO VIBRA NADA ESTÁ INMÓVIL TODO SE MUEVE TODO MOVIMIENTO ES PRODUCIDO POR ALGO Y EN ALGO El existir es una agitación de algo. Nada de lo material reposa En las rocas milenarias y aparentemente quietas, existen billones de partículas en constante movimiento. La acción química nunca para su trabajo y hace que la roca sea cada vez más dura o cambie de color o de configuración. Aun las montañas aparentemente quietas se erosionan, cambian de forma y todo lo que se encuentra en ellas se agita en permanente transformación. Los continentes se desplazan y cambian la faz de la Tierra. El mundo da vueltas permanentemente sobre sí mismo y alrededor del Sol, el cual, a su vez, se traslada por la galaxia, que tampoco permanece quieta. Nuestro cuerpo no puede vivir sin moverse, aun dormido. Todo se mueve y aun muerto se descompone. Nada puede aquietarse. Desde el neutrino hasta el electrón, desde el átomo hasta el quasar, desde el insecto hasta el Arcángel, todo se mueve, todo cambia. Todo lo que se manifiesta como fenómeno material tiene que moverse. El movimiento da lugar al tiempo, lo crea.

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Si desaparece el movimiento desaparece el tiempo. El espacio al vibrar origina la energía, ésta forma la materia y ésta última crea el tiempo. El espacio es real, aunque parezca un vacío. Allí habita la mente… es mente… Cuando la mente se aquieta deja de manifestarse y desaparece todo rastro del mundo físico. Desaparece el tiempo y sólo queda la eternidad. Al desaparecer la materia, no es que deje de existir; simplemente dejará de vibrar, perderá su proyección, su ensueño y su ilusión; y quedará lo que realmente es: Mente-Espíritu, inmóvil, imperecedero, espacio sin tiempo, todo en un presente eterno.

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TODO ES FEMENINO O MASCULINO

Esta es la ley de los géneros, se manifiesta en todos los planos y en todas las cosas. Es la ley que origina la atracción y la repulsión. Aún en los elementos y fuerzas naturales opera esta ley. Los científicos la llaman positivo y negativo, que no es más que la ley de los géneros. Masculino-Femenino, origina la ley de lo opuesto. Fuerzas distintas se atraen y las fuerzas iguales se repelen, en lo que respecta a su grado. Los fenómenos químicos y electrónicos se basan en la atracción y en la repulsión, que manifiestan las partículas «femeninas o masculinas» —por así decirlo— que se atraen o se repelen. Femenino o Masculino: dos aspectos de una sola realidad que se origina cuando el deseo creó el movimiento, y este último, la aparente separación. 58

El renacer de los seres se alterna de femenino a masculino Quien ahora es género masculino renacerá en femenino y viceversa. Todos los seres se descarrían por el deseo y la repulsión que generan los opuestos. Femenino y masculino son dos aspectos de una misma esencia. La mente (nuestro verdadero ser) no es femenina ni masculina. Los géneros son fruto de la dualidad y desaparecerán cuando desaparezca la ilusión en que vivimos.

Polaridades distintas se atraen Iguales se repelen En los minerales estas fuerzas originan el movimiento. En los seres estas polaridades originan la vida. Las polaridades son iguales en naturaleza pero diferentes en grado. Positivo-Negativo. Calor-Frío. Alto-Bajo. Luz-Oscuridad. BlancoNegro. Placer-Dolor… todos son diferentes aspectos de una misma realidad.

(No confundir polaridad con afinidad, la cual reúne iguales mas no los junta).

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LA LEY DE AFINIDAD Mientras la ley de polaridad une polos opuestos, la ley de afinidad congrega seres o elementos afines Estas leyes no son opuestas ni se contradicen, y es bueno aclarar su gran diferencia: Cuando la Tierra se encontraba candente, sus masas se agitaban bruscamente mezclándose todos sus elementos en un aparente caos. Sin embargo, la ley de afinidad y las demás estaban allí cumpliendo indefectiblemente sus principios. A medida que el globo terráqueo se fue enfriando los materiales afines por su peso, como oro, plomo y hierro, se fueron hundiendo y la mayor parte de ellos formó el núcleo de la Tierra. Los más livianos como oxígeno, hidrógeno, argón, etc., formaron su atmósfera, y el agua que se había evaporado cayó y formó los océanos. Algunos materiales pesados que se encontraban en las profundidades fueron arrojados por erupciones volcánicas colosales y al caer se juntaron formando minas de hierro, cobre, oro, etc. Fue la ley de afinidad la que organizó los diferentes materiales de los que hoy dispone el hombre. Si no fuese así la Tierra sería una masa homogénea de la cual sería difícil extraer materias primas diferentes. Cuando una gota de agua cae muy cerca de otra gota en una superficie lisa ambas se reúnen y capturan a las vecinas. Cuando el aceite se agita con el agua se homogeniza y se torna lechosa; cuando se aquieta, es la ley de afinidad la que vuelve a separar los elementos de naturaleza diferente. 60

Las personas afines se reúnen en grupos: un estadio se llena con amantes del fútbol y una congregación de devotos se reúne para rezar. Es común ver personas que beben licor reuniéndose, porque su afinidad las llama. En cambio hay otras que se reúnen para obtener conocimientos alrededor de un maestro. La importancia de esta ley radica en que: «Toda persona, cuando deja este cuerpo, no será condenada o salvada —por un dios arbitrario—, o ayudada por un maestro o sacerdote que promete lo que no puede cumplir… …sino que toda persona se verá atraída por la ley de afinidad hacia un mundo de cualidades favorables o adversas, iguales a las que ella, con su

comportamiento en esta vida, cultivó.»

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TODO FLUYE Y REFLUYE TODO SE RIGE POR UN RITMO CONSTANTE CON SUS PERÍODOS DE AVANCE Y RETROCESO Invierno y verano, día y noche, las olas vienen y van. TODO SE MUEVE COMO UN PÉNDULO, dado que el período de avance concuerda con el período de retroceso. EL UNIVERSO SE DESARROLLA POR PERÍODOS Y TODO AQUELLO QUE LO COMPONE TAMBIÉN TODO POSEE UN RITMO: los hombres, las empresas, los países. Todos tienen sus períodos de prosperidad y sus tiempos de dificultad. Los astros en sus órbitas avanzan y regresan. Subimos de la juventud a la madurez y descendemos hacia la vejez y a la muerte… volviendo a empezar un nuevo ciclo de ida y vuelta. NADA ESCAPA A LA GRAN LEY DEL RITMO: SÍSTOLE Y DIÁSTOLE La fisiología humana está regida por esta ley. Unas veces estamos contentos y otras tristes, unas veces pesimistas pero en otras optimistas. Hay tiempos de depresión que se alternan con épocas felices. Mas nunca se permanece en una situación constante. La ley del cambio (todo cambia) es quien empuja a la ley del ritmo para que ejecute su movimiento de vaivén.

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Los grandes imperios y civilizaciones del pasado, tan pronto alcanzaron su máximo poder, empezaron a decaer hasta ser borrados por el olvido. Otros comenzarían a surgir de sus cenizas cumpliéndose, de esta forma, el ciclo de las civilizaciones. A LOS IMPERIOS Y CIVILIZACIONES ACTUALES LES OCURRIRÁ LO MISMO, PUES NADA ESCAPA A ESTAS LEYES, QUE NUNCA FALLAN Y SIEMPRE OBRAN Cada pueblo tiene su nacimiento, su juventud, su poder y su decadencia. Cada instante de la vida es un renacer y un morir en pequeña escala. El mundo ha pasado por múltiples períodos antediluvianos donde océanos se han tragado continentes enteros, y otras tierras han aflorado para dar vida a civilizaciones milenarias. La nuestra no es la primera ni la última, simplemente es la única que conocemos. Todos los aconteceres van formando un círculo que retorna a su punto de partida. Todo se repite, todo se va, todo vuelve. TODA TERMINACIÓN GENERA UN NUEVO COMIENZO. TODO COMIENZO LLEVA LA SEMILLA DEL FINAL Todo lo que ha evolucionado ha debido involucionar. Si la evolución existiese como una creación de cosas nuevas, sería como si existiese la forma de crear cosas de la nada. Sería la teoría más absurda. La sabiduría y el conocimiento siempre han existido y existirán más allá del confín del mundo. Todo el conocimiento que hoy

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hemos logrado ya estaba antes de existir el primer hombre en la Tierra. Si los hombres evolucionaron de una partícula pasando por múltiples formas, con seguridad en esa partícula ya estaba en potencia la Quinta Sinfonía de Beethoven y la teoría de la relatividad de Einstein. Millones de años antes de que el hombre descubriera la electrónica y con ésta fabricara la computadora, ya existía la posibilidad de hacerla. Millones de años antes de que el hombre compusiera un concierto, ya la Naturaleza le había diseñado un oído capaz de escucharlo y un cerebro capaz de concebirlo Cuando un escritor firma una obra, ha de hacerlo no para reclamar su autoría, sino para responder por sus palabras. Nadie que bajo el Sol viva, escribe, dice, pinta o inventa algo nuevo. Nadie tiene el derecho a firmar nada como suyo. La Naturaleza no firma ninguna de sus esplendorosas obras, porque sabe que en realidad son de Ella. Si alguien dice que compuso o inventó algo, sería como si un aparato de música dijese que él es quien canta. Todo lo que viene ya era, porque antes ya estaba, y se vuelve a ir. Por tanto, la evolución no existe como que «lo más aparece de lo que es menos». Simplemente todo aflora de lo que antes ya era mediante un proceso de transformación que confunde a la mayoría de los hombres, y éstos, al no comprenderlo, le dan el nombre de evolución: de lo menos crear lo más. ¡Qué absurdo!

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La realidad está en esta ley: TODO FLUYE Y REFLUYE DE LO QUE ANTES ERA SIN QUITAR NADA, SIN AGREGAR NADA, solamente presentando formas diversas.

COMO ES ARRIBA ES ABAJO COMO ES ABAJO ES ARRIBA

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Lo que aquí pasa ocurre igual en todos los mundos, ya que en ellos siempre operan las mismas leyes del Universo La vida en la Tierra es igual que la vida en todos los planetas que ofrezcan las mismas condiciones de vida… que los hay por trillones. Quien logra conocer cabalmente un cubito de arcilla terrestre, conocerá, a fondo, toda la arcilla que existe en el Universo. Las mismas leyes que hacen girar al átomo en el microcosmos, hacen girar a los soles en el macrocosmos. EL UNIVERSO ES UN GRAN SER VIVO, ANIMADO POR UN GRAN ESPÍRITU Y PENETRADO POR UNA GRANDIOSA INTELIGENCIA Está regido por leyes que son físicas y morales al mismo tiempo Las mismas magnitudes, proporciones y correspondencias que se encuentran en el nacimiento de las estrellas, tienen sus correspondencias en los sistemas biológicos del hombre y en los sistemas atómicos. La vida es un fractal, el Universo también lo es. COMO ES AQUÍ ES ALLÁ: cuando en una noche ataviada de estrellas alzamos nuestra vista al espacio, podemos afirmar con absoluta seguridad: «allá también se sufre, allá también se llora.» Porque el cielo en su inocente azul esconde combates sin nombre. El espacio en su aparente silencio retumba de guerras sin fin.

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Las estrellas con sus dulces parpadeos disimulan las injusticias y dolores de que son testigos allá arriba… iguales a las que ocurren aquí abajo. El término «arriba-abajo» es relativo, porque el hombre se encuentra siempre en la mitad del Universo, al estar el Cosmos en todas partes.

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TODO LO QUE SUBE, TIENE QUE BAJAR; TODO LO QUE BAJA, TIENE QUE SUBIR A MAYOR GRANDEZA, MAYOR DECADENCIA La grandeza de una parte es, por un tiempo, a costa de la decadencia de otra Cuando ocurre una prolongada lluvia en una parte de la Tierra, en otra parte se experimenta una prolongada sequía. Cuando en una nación abunda lo superfluo, en otra se carece de lo necesario. La grandeza de los arrogantes imperios siempre ha sido a costa de la caída y esclavitud de otros pueblos. No pueden existir grandes capitales sino es a costa de grandes masas de pobres que los sustenten, porque según esta ley —que, como todas, siempre se cumple—

CUANDO UN PLATILLO DE LA BALANZA SUBE, EL OTRO NECESARIAMENTE TIENE QUE BAJAR Y VICEVERSA Dicha ley ocurre en todo. Si estamos despiertos mucho tiempo tenemos necesariamente que dormir otro tiempo. Para que haya día tiene que haber noche, porque la iluminación de una cara de la Tierra es a costa de la sombra que se origina en la otra. No obstante, de acuerdo con la enunciada ley que enfatiza «por un tiempo», nada puede permanecer en subida constante.

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En el espacio, por ley natural, nada se mueve en línea recta: todo es curvo y por ese hecho todas las cosas regresan a su punto de partida. Todo opera como una rueda la cual requiere que un lado suba mientras el otro tiene que bajar. Esta ley es la que ha hecho que los grandes imperios tengan que bajar hasta convertirse en ruinas. Inmensas y verdes selvas se han convertido en áridos desiertos, extensos mares se han transformado en selvas. Los ricos tendrán que experimentar pobreza y los pobres riqueza. Hay abundancia de vidas siguientes para que se cumpla esta ley, que nunca gasta afán. La mayoría que triunfa haciendo fracasar a otros se siente segura porque desconoce estas leyes que se cumplen indefectiblemente. Los hombres que acaparan grandes extensiones de terreno para sí, dejan a muchos sin tener dónde vivir. Sin embargo, bastarán dos metros de tierra para tapar sus tumbas… y su effímero poder. El Sol alumbra una comarca haciendo madurar sus abundantes frutos. En otra parte, el mismo Sol ocasiona una mortífera sequía. Todo invierno se transforma en verano y viceversa. Cuanta mayor altura material suba el hombre, más tremenda será su caída… recordemos una ley anterior:

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«NADA PERMANECE». Y esta otra: «LA GRANDEZA DE UNA PARTE ES, POR UN TIEMPO, A COSTA DE LA DECADENCIA DE OTRA.» Por tal evidencia, no se pueden amasar grandes fortunas sin hacer harina a los demás. No se pueden obtener jugosas ganancias sin exprimir a los demás. Es una ley.

Muchos hacen esto con la conciencia totalmente tranquila: se apoyan en códigos humanos con la bendición de religiones mercantilistas, las cuales permiten la injusticia de desalojar miles de familias con ancianos, madres y niños, para luego arrojarlos como perros a la sucia calle y tildarlos de desechables. 70

Todo para que ese terreno se escriture a una sola persona que no lo ocupará porque no lo necesita, y sólo lo quiere para engordar el patrimonio que lo respalda como un gran señor. Obviamente, tales personas son las que más frecuentan las iglesias y depositan monedas en los altares para comprar a su dios de barro. ¡Pobres! No conocen LAS LEYES OCULTAS DEL UNIVERSO, que siempre obran y nunca fallan. ¡Oh potentados! Sois malos negociantes: ¡desconocéis las verdaderas finanzas!. Al final verán que perdieron el tiempo oprimiendo a los demás, y llegará pronto el día en que nada quedará… sólo el dolor de haber perdido el tiempo oprimiendo a los demás, y a la espera de que esta ley, QUE POR UN TIEMPO RESISTE LA INJUSTICIA, invierta el proceso y triture a los que la transgredieron. El interior de quienes cumplen cabalmente las leyes y religiones humanas, imperfectas y degradadas en extremo, no estará nunca en paz. Algo presienten, algo les acosa, pero no saben qué. En consecuencia buscan los horóscopos, hacen ritos y ceremonias a los santos, acuden a adivinos, se aplican unturas, se ponen piedras y cruces con energías milagrosas, colocan espejos para atrapar o rechazar energías, encienden velas, inciensos y toda suerte de engaños y sortilegios, con los cuales los embaucadores les cambian el destino, les «lavan el aura» y les cambian la suerte. Mas nada de esto vale: no es un dios el que castiga y condena; son las leyes ocultas del propio universo —las cuales desconocen—, y obran dentro de cada uno sin falla, sin excepción y en justa medida.

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TODA CAUSA TIENE SU EFECTO; TODO EFECTO TIENE SU CAUSA NINGUNA COSA PUEDE EXISTIR SIN DEPENDENCIA DE OTRA Un elemento influye en otro, y éste, a su vez, sobre los demás Esta es la ley de causalidad o causación, la cual deja sin piso a la casualidad. Nada es casual. Todo lo que ocurre de antemano ya estaba preparado. La suerte existe, pero no es más que el nombre vulgar que se le da a esta ley cuando no se conocen sus principios, pero sí se notan sus efectos. Lo que la gente llama destino, buena o mala estrella, designios de Dios, castigos o favores divinos, sí existen, pero sólo se trata de los efectos que cada cual espera, de acuerdo con las causas que él mismo provocó en un pasado olvidado. Nuestro presente es el resultado de las acciones pasadas, y el futuro será el resultado de nuestras acciones presentes. LO QUE SEMBREMOS SERÁ LO QUE COSECHAREMOS Nuestro futuro ya existe, sólo falta que se desarrolle de acuerdo a lo que ya hicimos Nuestra felicidad, premios o castigos no son la voluntad de un dios vengativo y castigador, sino el fruto de nuestras propias acciones pasadas. 72

La ley obra por sí misma sin necesidad de la intervención divina, porque en sí la ley es la esencia de Dios, es Dios. EL HOMBRE SIEMBRA EN ESTE MUNDO LO QUE COSECHARÁ EN EL OTRO Nuestra vida siguiente comportamiento presente.

será

el

resultado

de

nuestro

El azar, lo espontáneo y lo casual son simples nombres que los ignorantes dan a los efectos de esta ley que desconocen. No hay palabra ni acción que no produzca un eco en la eternidad. No cae la hoja de un árbol sin que su efecto se sienta en la estrella más lejana. Cada cosa debe tener su causa y esa causa no puede ser más o menos que el efecto que produce: de lo contrario se estaría creando algo de la nada o desapareciendo algo de lo que existe. Cada ser es el creador de su propio destino, de su propio infierno y de su propio cielo A grandes causas grandes efectos. El efecto de las personas que hoy son crueles con los animales es el más doloroso que puede existir. El animal no tiene la capacidad de perdonar como sí la tiene el ser humano. El daño que hacemos a un animal se queda sin perdón, e irremediablemente llegará el efecto a la persona que lo hizo. No se escapará, ningún dios podrá perdonarlo.

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Sólo la ley de la compensación cancelará, con horribles tormentos, esta deuda de dolor. No matar, no mandar a matar, no pagar por matar animales para comer sus cadáveres y aún menos para la diversión: toreo, pesca, riña, caza, etc. El origen del bien y del mal es un misterio para quienes desconocen el principio de consecuencias. Si un hombre naciere por vez primera en esta vida, ¿cómo explicar tantos males o venturas que llegan como de azar? ¿Cómo se admitiría una justicia divina cuando unos nacen en condiciones imposibles de surgir y otros traen todas las glorias antes del alumbramiento? La verdad es que existe una ley de recurrencia que encadena todo y que compensa todo. Ésta se encuentra en Dios y obra automáticamente al igual que todas sus demás leyes.

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A IGUALES CAUSAS, IGUALES EFECTOS Todo mal produce un mal. Todo bien produce un bien Así como el árbol produce una semilla, una semilla produce un árbol La acumulación del bien produce felicidad. La acumulación del mal produce dolor. El hombre no es del todo malo ni del todo bueno. Se producen en él ambos aspectos. Por ello, no se debe considerar poca cosa un pequeño acto bueno que podamos hacer: el cántaro gigante se llenó gota a gota y calmó la sed. No se debe considerar pequeña una acción mala, por insignificante que sea: el óxido comenzó por un pequeño punto e hizo quebrar la espada. Como nuestra sombra, nuestras malas acciones nos persiguen Como la luz acompaña al Sol en su órbita, así nuestras buenas acciones nos acompañan iluminando nuestro destino.

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AQUELLO QUE REALMENTE SOMOS NO TUVO PRINCIPIO NI TENDRÁ FIN No existe la muerte. Por error a los cambios se les llama destrucción, se les llama muerte TODO VUELVE A EMPEZAR, nada se crea, nada desaparece, nadie deja de existir, todo se transforma. Aun una flor, cuando desaparece de nuestra vista, se transforma en otro lugar y tiempo en otra cosa igualmente bella. Quizás en un destello de luz multicolor, en la sonrisa de un niño, en una mirada de amor puro y sincero, pero su esencia verdadera nunca desaparece. Solamente se destruyen las formas que algún día comenzaron. Los cuerpos y las formas son piruetas de la materia y la materia carece de sustancia. Si algo o alguien en el Universo muriese o dejara de existir en realidad, Dios perdería una parte, dado que todo está hecho de Dios. Pero además sería un absurdo, porque Dios no tiene partes. AQUELLO QUE REALMENTE SOMOS NO TUVO PRINCIPIO NI TENDRÁ FIN Pero nacer a la forma sí es una sentencia de muerte para esa forma o compuesto. TODO LO COMPUESTO SE DISGREGARÁ EN LAS PARTES QUE LO CONSTITUÍAN Todos son cambios: la muerte es el taller donde la Naturaleza elabora una nueva vida. 76

Antes de nuestro nacimiento ya éramos y después de la muerte seguiremos siendo. No obstante, la forma de nuestro cuerpo, la personalidad, el pequeño yo, lo que llaman alma condicionada como en verdad tuvieron nacimiento, en verdad tendrán muerte. No es de sabios apegarse a lo que pronto se desmoronará. Nadie puede rastrear el origen primigenio de una vida, porque la vida nunca comenzó y nunca terminará

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TODO LO QUE NACE VIENE A SUFRIR Existen dos extremos, ambos viciosos y destructivos: 1. El pesimismo ignorante y 2. El optimismo infundado. Ambos son extremos y los extremos son viciosos El realismo se encuentra en medio de ellos como la única posición sensata y fructífera. Conocer la realidad de las cosas nunca es pesimismo, es sabiduría. En cambio, aparentar la irrealidad es ignorancia. La vida es dolor, quien no lo crea así es que no ve, se hace el ciego o todavía el dolor no ha tocado su puerta severamente. Saber que la vida es dolor y por este hecho buscar las causas del dolor para suprimirlo, es sabiduría, es un positivismo sano, fundado en la realidad. Existe la forma de liberarse del sufrimiento: la primera condición es saber que existe el dolor y la segunda es saber la causa.

Todo lo que nace es sufrimiento SE NACE CON SANGRE, FLUJOS, MIEDO, INCERTIDUMBRE, INTENSO DOLOR Y LLANTO El grito de espanto que la criatura emite al nacer no es más que el eco de su muerte anterior y un anuncio de los sufrimientos que están por venirle. NACER ES SUFRIR, VIVIR ES SUFRIR, AMAR ES SUFRIR. La gente dice: «Goza con sus hijos el que tiene hijos, goza con sus vacas el que tiene vacas, por sus posesiones goza el hombre.» 79

Mas yo les digo (dice Buda): «Sufre por sus hijos el que tiene hijos, sufre por sus vacas el que tiene vacas, por sus posesiones sufre el hombre.» Se sufre cuando, por todos los medios, se lucha para conseguir lo amado; se sufre por la pérdida de lo amado, por la separación o por no haber conseguido lo que se amaba; se sufre por miedo a perder lo que se ama. Por tales evidencias: QUERER ES SUFRIR, AMAR ES SUFRIR. Los seres que tienen la facultad de gozar están expuestos al dolor. Nadie que tenga cuerpo es digno de envidia. La mujer ostenta su belleza y su juventud por unos pocos años, pero durante muchos otros tendrá que añorar la pérdida de esa belleza, que le será robada por la enfermedad, la vejez y la muerte. Sufre más el que más tiene cuando lo pierde, que quien poco tiene, pues poco tendrá que perder. Aquí necesitamos pocas cosas y por poco tiempo El que mucho ama mucho sufre, porque todo ser físico se desvanece y toda pérdida causa dolor. QUERER ES SUFRIR Y AMAR ES SUFRIR. Todo lo que es engendrado es susceptible de aumento, disminución o disgregación. Toda destrucción produce sufrimiento. Se sufre al entrar en contacto con las cosas que uno no quiere. La ley que produce el cambio agita a todos los seres haciéndolos chocar con cosas desagradables. La ley de causa y efecto les cambia sus placeres por dolores.

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«Imperturbablemente, todos los seres tienen que comenzar idéntica aventura, siendo triturados por la vejez, la enfermedad, el dolor y la muerte.» ¿Cómo romper esta cadena interminable de sufrimiento? (Ver libro Qué fue lo que el Buda descubrió.)

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LO QUE SEMBREMOS SERÁ LO QUE COSECHEMOS Cuando observamos una criatura que nace en condiciones que causan horror creemos estar presenciando una injusticia del cielo. Esto es porque sólo apreciamos una cara de la moneda. Otras veces vemos con horror cómo miles de personas se reúnen en un «circo romano» para aplaudir la muerte lenta y cruel de un noble toro a manos de un hábil verdugo, llamado correctamente matador. Ahí también estamos observando la otra cara de la moneda. A crímenes atroces, consecuencias horrorosas. «El que a cuchillo mata, a cuchillo muere.» Los sabios no se asustan por el que padece horribles sufrimientos. Ellos, con su ojo interno, ven los dos lados de la moneda al mismo tiempo. De todas formas no debemos tenerle lástima a nadie, mas sí compasión. Pero compasión no es lamentarse, sino obrar: compasión es ponerse al frente del ser que necesita ayuda… y obrar. A NINGUNA CRIATURA EN EL UNIVERSO PUEDE OCURRIRLE UN BIEN O UN MAL SIN ANTES HABERLO MERECIDO Todo lo que ocurre fue útil y necesario que ocurriera.

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Nuestras felicidades, premios o castigos no son la voluntad de un dios bueno, iracundo o vengativo. Son el fruto de nuestras propias acciones, buenas o malas. Esta ley obra en nosotros mismos sin necesidad de un agente externo, ya sea divino, astral o humano. Existe en el Cosmos una justicia absoluta que nunca falla y siempre obra. Ante ella no valen rezos, velas, ritos, riegos de buena suerte, llanto ni pedir compasión. Quienes obedecieron leyes dictadas por hombres serán triturados. Quienes obraron de acuerdo a las leyes eternas avanzarán y se pondrán lejos del dolor. En el Universo nunca se ha cometido ninguna injusticia verdaderamente: todo es compensación.

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TODAS LAS COSAS SON INSATISFACTORIAS Nadie se contenta con algo

La posesión mata el deseo y alimenta la necesidad por nuevas cosas Nos esforzamos por alcanzar algo, pero una vez conseguido nos deja de ser novedad, e inmediatamente iniciamos un gran esfuerzo por conseguir algo nuevo. Ninguna posesión material produce satisfacción permanente.

Aquel que mucho tiene, mucho teme Se pierde con mucho dolor aquello que con mucho esfuerzo se consiguió.

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TODO ES UNO, UNO ES TODO TODO ESTÁ EN TODO

TODO ESTÁ HECHO DE UNA SOLA ESENCIA PRIMIGENIA Todas las cosas provienen de la misma y única causa. EL PRINCIPIO DIVINO SIEMPRE ESTÁ LATENTE Y COMPLETO EN TODAS LAS COSAS: en una sola hoja de hierba o en una sola gota de agua se encuentra toda la perfección del Universo. Todo lo que existe está unido o entrelazado. El Cielo y la Tierra marchan unidos. Todos los sucesos, todos los principios y leyes naturales están en íntima relación. Nada puede separarse del Todo. No existen seres separados ni almas individuales, todo es UNO. Todo existe, nada falta, nada sobra, el cosmos es perfecto y completo. El alma humana, el carácter y la personalidad, todos conforman el pequeño yo que creemos ser. Por eso sufrimos… por pretender separarnos del Todo. Al creer haberlo hecho nos sentimos incompletos y todo nos hace falta. Al sentirnos pequeños queremos ser más grandes que los demás. Al querer superar a los demás los explotamos, los hacemos sufrir, los privamos de lo que les hace falta para que a nosotros nos sobre. De allí brota el sufrimiento.

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QUIEN SE CONOCE A SÍ MISMO, CONOCE EL UNIVERSO Y SABE QUIÉN ES DIOS SÓLO MEDIANTE EL CONOCIMIENTO DE SÍ MISMO, EL HOMBRE LOGRA CONOCER LA VERDAD. EL UNIVERSO INTERIOR DEL HOMBRE ES MÁS VASTO QUE EL UNIVERSO QUE CONOCEN LOS ASTRÓNOMOS. Cuando el hombre, por medio de la meditación correcta y pura, se descubre a sí mismo, se produce el más grandioso espectáculo jamás visto por ojo alguno. «EL REINO DE LOS CIELOS ESTÁ DENTRO DE VOSOTROS MISMOS.» La vida interior contiene en sí la felicidad y la fuerza. Conócete a ti mismo y conocerás la verdad. El Principio Divino está latente en todas las cosas. Aunque consideremos muchas leyes, muchos seres, muchas cosas, en el universo sólo existe la Unidad indivisible, eterna e inmutable. En el Cosmos no sobra ni falta nada; pero al final todas las cosas desaparecerán como espuma de mar que el viento seca y se convertirán en el único elemento del cual surgieron. Si el alma humana fuese una entidad o morada completamente individual, tendría que estar separada de Dios. Sería otra cosa que no fuese Dios. Por tanto, Dios llegaría hasta donde esa alma comenzaría, se limitaría y por tanto dejaría de ser un dios ilimitado y absoluto. NADA PUEDE SER QUE NO SEA DIOS.

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Se necesita carecer de razón o ser un fanático religioso —como los hay por millones— para creer que existen seres individuales separados de Dios, seres que tienen un alma personal. «Háganse uno, así como mi Padre y Yo somos Uno». Palabras de Jesús, el Cristo, quien nos recuerda la unión con el Padre. Y Juan, el apóstol: «En Dios vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser.» «En el principio estaba el Verbo y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios» (Génesis). TODAS LAS COSAS ESTABAN EN ÉL y nada ha nacido que no haya sido de Él. Todo el Universo, todas las formas de vida viven en Dios, están con Dios y son Dios. La Naturaleza es Dios. Por eso, quien la maltrata, profana a Dios y se hace un daño enorme. Cuando hacemos sufrir a un animal, cuando cortamos un árbol, cuando deshojamos una flor, estamos cometiendo un crimen inmenso que se devolverá contra nosotros algún día, en alguna vida, en forma cruel, como lo hicimos cuando no creíamos que el animal, el árbol y la flor eran parte de nosotros mismos. NO EXISTEN MUCHAS VIDAS. LA VIDA ES UNA UNIDAD.

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Oh vida oculta que vibras en cada átomo. Oh luz oculta que brillas en toda criatura. Oh amor oculto que lo abarcas todo en la Unidad. Que cada ser se sienta UNO contigo Y sepa que también es UNO con todos los demás. (Invocación Teosófica)

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Parte final

UN AMANECER DE SABIDURÍA

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La barca de la noche ancló en la madrugada. Estelas y arreboles iniciaron su danza temprana para alabar al Padre Sol. Las flores alzaron sus corolas al saludo de la aurora, y el gorjeo del ruiseñor fue la canción de cuna que hizo dormitar a la estrella matutina. LAS LEYES OCULTAS DEL UNIVERSO saturado mi mente sedienta de verdades.

habían

Los libros me habían enseñado muchas cosas, pero sólo el contacto íntimo con la Madre Naturaleza me las había hecho comprender. La mar, testigo fidedigno de mi exótica aventura, estaba sosegada y esperaba la energía del Astro Rey para hacer vibrar sus miríadas de olas. La gota de rocío emprendería su viaje hacia la nube vestida de alba crepuscular. Nosotros también esperábamos el calor de la estrella mayor para comenzar de nuevo el día. Insectos, plantas, hojas y pequeños animales tendríamos el privilegio de presenciar el milagro de un nuevo amanecer de matices maravillosos. Súbitamente ocurrió lo que esperábamos: un rayo dorado del generoso Sol se abrió paso diagonalmente por el bosque e iluminó una blanca flor. 90

El efecto destellante atrajo a una iridiscente mariposa, dotada de sobrenatural belleza, la cual se posó sobre la diosa silvestre, sin hacer daño a sus sutiles pétalos. La mariposa bebió el néctar que la flor le brindó con amor. Mi asombro fue total cuando vi que mariposa y florecilla fueron fundiéndose en una candente esfera que despedía hebras de luz y fosforescencias fascinantes. La luminosa esfera celeste estalló en esplendor y remontó las alturas. Vagó libre por el océano azul sin límites del firmamento y, como una estrella fugaz que se desliza silenciosa, voló hacia el palpitante corazón del Universo, donde se encuentra la regia mansión de la Sabiduría. Allí

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incansable la fecunda matriz del infinito de donde brotan constantemente, como divino manantial, la verdad, la belleza y el amor eterno. Ellos engendran la vida, y ésta sólo nos fue concedida para que pudiéramos darnos cuenta que sólo existe La Unidad, lo demás es perecedero. He sido un buscador incansable: Busqué el origen de la materia y vi que estaba hecha de energía. Busqué el origen de la energía y vi que estaba hecha de vida. Busqué el origen de la vida y vi que estaba hecha de amor. Busqué el origen del amor y vi que estaba hecho de Dios. Busqué el origen de Dios… y lo encontré en el interior de todos los hombres, animales, plantas y rocas… de igual forma como otras personas lo han encontrado:

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Atisbos de eternidad ¡Existen principios en el Cosmos que los poetas han soñado, los filósofos han advertido y los físicos NO han encontrado! ¿Cómo lo lograron los antiguos sabios?, siguiendo el sabio consejo de la intuición extra consciente. Todos los seres humanos hemos tenido alguna vez atisbos de eternidad: momentos portentosos e inspiradores de trascendencia en los que nos sentimos Uno con el Universo. Cuando ponemos en función nuestra capacidad máxima, la mente y el cuerpo se sincronizan: vemos, escuchamos, sentimos y comprendemos como jamás lo habíamos hecho… de esa forma percibimos las estructuras ocultas del Espacio.

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Logrados estos relámpagos de intuición nada hay velado para nuestra consciencia, y podemos sentir el misterioso umbral que esta más allá nuestros sentidos inferiores. Es algo así como un extraño murmullo proveniente de lejanas Galaxias; uno se siente transportado y percibe la presencia magnificente de la fortaleza Sideral. Es como diluirse en un sueño lleno de belleza y de imponentes imágenes.

Numerosas personas en la historia lograron ese contacto y lo aprovecharon para extraer conocimientos directamente de la Fuente —sin la necesidad de laboratorios—. Superiores conocimientos que luego intentaron traducir al limitado dialecto humano. 95

Hay un “algo” que rige lo oculto y tenemos acceso a él Este estado se logra cuando nuestro amor no se limita a nuestros seres allegados sino que se extiende respetando la vida de animales, plantas, tierra, ríos y mar… que también son vida. . Somos tallos de un mismo árbol y hojas de una misma rama. El mejor medio para engañarnos es creernos superiores a cualquier ser viviente, y solo descubriremos la verdad cuando seamos humildes como el polvo Para nutrir el asombroso poder que llevamos dentro necesitamos sentido de admiración por las cosas más sencillas, necesitamos tiempo para dedicarlo a nuestra vida interior —silencio y meditación son claves—. En esos estados se abren los canales entre el ilusorio cuerpo y el real mundo subatómico. La plena consciencia de vivir proporciona felicidad Uno de los misterios de la Naturaleza consiste en que ésta encierra un gozo intrínseco: cuando abrimos los sentidos ante una puesta del Sol, un salto de agua, una gota de rocío que palpita en la flor, una brizna de hierba… el gozo nos invade. Es preciso desechar la noción de pasado-futuro y encontrar el “punto estático del presente”. Los niños pasan 96

frecuentemente por tales momentos de revelación pero carecen de elementos con que articularlos. Mas, aquellos que se han concentrado en un trigal danzando con el viento, en una nube esculpiendo esculturas fractáricas, en un arrollo cantado y en un huracán bramando, y han tomado consciencia de que todos estos eventos tienen alma e inteligencia propias… … Y distinguen que SON VOCES QUE NOS LLAMAN, es ahí cuando estamos cerca de comprender los más intrincados misterios de Universo.

Y es por esta razón que muchos filósofos en la historia, sin microscopio ni telescopio, lograron encontrar fragmentos exactos de la Teoría spaXium mediante estados superiores de consciencia.

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En la rutina cotidiana del trabajo no se logra utilizar ni el 10% de la capacidad cognitiva a la cual tenemos acceso. Concluyendo, tenemos que estar atentos para reconocer esos instantes de eficacia. Seguramente Tú, amable lectora, respetado lector, has tenido esos momentos de intuición donde has experimentado una percepción tan clara de algo que trasciende el habitual pensar. Así como las flores dirigen sus cálices al Sol, asimismo los lirios de nuestros ensueños anhelan alcanzar lo que está más allá de nuestro cerebro. Es como ir entendiendo sin esfuerzo, aprovechando las sabias enseñazas que provienen de las profundidades tetraédricas: Algunos, encontrándonos en la rutina de una ecuación, hemos visto cascadas destellantes de energía que llegan desde el Espacio ignoto en matices cambiantes. Se forman figuras de ondas multisonantes de una blancura hiperbórea que aparecen y desaparecen sin dejar rastro. Se ven átomos desencadenados que participan en una danza cósmica llegando hasta nuestro cerebro, y uno entra en un éxtasis extra-sensorial donde se abren todas las puertas de la Biblioteca Universal.

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Es una experiencia abrumadora como si por un instante nos sintiésemos el centro del Universo. Uno tiene que contener el aliento para que esta magia mental no desaparezca y nos deprimamos al volver a vernos con una tiza en las manos frente a un tablero con trazos algebraicos inconclusos. Todos tenemos un gran poder en nuestras mentes y sólo cuando aprendamos a profundizar en lo simple es cuando podremos ver claramente. Es por eso que cuando los sabios cierran los ojos ven mejor. Cuando nos mostramos favorables al Universo una flama brilla en nuestros apagados ojos y podemos rastrear el sabio consejo fotónico de la luz extraterrena. Sin embargo, es bueno recapacitar en lo siguiente:

Si encontramos mucho dinero habremos conseguido poco; si encontramos la salud habremos encontrado algo; pero si logramos entender las LEYES OCULTAS DEL UNIVERSO nos encontraremos a nosotros mismos, y por tanto, lo habremos encontrado todo. Mágnum Astron

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