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Las diez reglas de Dios

Dios dijo que los israelitas serían su pueblo especial. Y ellos prometieron siempre obedecerle. —Haremos todo lo que Jehová nos mande —le dijeron a Moisés. Dios quería que los israelitas vivieran vidas santas y buenas. De ese modo, todo el mundo sabría que Dios es santo y bueno. En el monte Sinaí, Dios le explicó a Moisés cómo quería que su pueblo viviese.

2

Los israelitas vieron una densa nube en la cumbre del monte Sinaí. Relámpagos destellaron. El trueno fue abrumador. Todo el monte tembló. Luego Dios descendió en fuego sobre la cumbre del monte.

El pueblo retrocedió con temor. Pero Moisés subió al monte para hablar con Dios. Dios le dijo a Moisés muchas cosas que quería que Israel hiciera, y que no hiciera. En dos tablas de piedra, Dios escribió diez reglas especiales. Las escribió con su dedo. Eran reglas que los israelitas debían obedecer. Algunas de esas reglas les mandaba a amar, obedecer y adorar al verdadero Dios del cielo, y a ningún otro. El resto de las diez reglas hablaban del modo de tratar a las demás personas. Al obedecer estas diez reglas, agradarían a Dios. Estas reglas son conocidas como los Diez Mandamientos.

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Entonces Jehová dijo ... “te daré tablas de piedra … mandamientos que he escrito para enseñarles.” Éxodo 24:12

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Traza una línea contando los números de dos en dos. Luego llena los espacios con las letras en las nubes, copiando según cada dibujito.

Lección 1

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La llegada a Canaán

Los israelitas siguieron la nube día tras día. A veces la nube y el pueblo se detenían por un largo tiempo. Moisés murió, y su ayudante Josué era el nuevo líder. Un día los israelitas llegaron al río Jordán. Miraron al otro lado y vieron una bella tierra. Sin duda, se alegraron en gran manera. ¡ Por fin habían llegado a Canaán, su país! Los israelitas no sabían cómo cruzar el río Jordán. Pero Dios detuvo el río y les hizo un camino en seco hasta el otro lado. El pueblo se dio prisa y cruzó a Canaán con todas sus cosas.

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Dios le había dicho a Josué que tomara del pueblo doce hombres, uno de cada tribu. Los hombres debían llevar

doce piedras grandes de en medio del río. Cuando la última persona había cruzado, el río Jordán volvió a correr como antes. Los doce hombres llevaron las piedras hasta el lugar donde acamparon, y las colocaron en un montón. Josué les dijo al pueblo: —Cuando sus hijos pregunten acerca de estas piedras, cuéntenles cómo Dios secó el río Jordán y también el Mar Rojo. Nos trajo sanos y salvos a la tierra de Canaán, tal como lo prometió. Nosotros y nuestros hijos debemos recordar siempre todo lo que Jehová ha hecho por nosotros. Debemos amarle y obedecerle siempre.

Lección 2

Colorea el fondo del dibujo. Pega las piedras de la página 35 según sus tamaños.

“Cuando … preguntaren vuestros hijos … ¿ Qué significan estas piedras? Declararéis ... Israel pasó en seco por este Jordán.” Josué 4:21–22

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Un milagro para Naamán

Naamán vivía en un país vecino a Israel. Era un hombre fuerte y valeroso. Pero en su piel llevaba una enfermedad maligna. No había remedio. Tendría que morir. Una joven israelita trabajaba para la esposa de Naamán. Ella dijo: —Quisiera que Naamán fuese al profeta en la tierra de Israel. Yo sé que Eliseo podría sanarlo. Naamán y sus siervos fueron a la tierra de Israel. Cuando llegaron a la casa de Eliseo, él mandó a su siervo a hablar con Naamán. Le dijo: —Vé y lávate siete veces en el Jordán y serás sano. Naamán se enojó y se fue diciendo:

6

—Los ríos de mi país son

mejores que el río Jordán. ¿ Por qué no me puedo bañar en ellos? Pero sus siervos le dijeron: — ¿ Si el profeta le hubiera pedido alguna cosa difícil, no la hubiera hecho? ¿ Por qué no hacer esto que es tan fácil? Entonces Naamán bajó al río Jordán. Se sumergió siete veces. ¡ Y su piel se volvió limpia y suave como la de un niño! Naamán sabía que no fue el agua del río Jordan lo que lo había sanado. Dios lo había sanado por haber obedecido a su profeta Eliseo. Naamán dijo: —Ahora sé que no hay otro dios en toda la tierra sino el Dios de Israel. De hoy en adelante adoraré sólo al Dios verdadero de Israel.

Él entonces descendió, y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios. 2 Reyes 5:14

¿ Cuántas veces se sumergió Naamán en el río Jordán? Colorea sólo los espacios sin punto y verás el número.

Lección 3

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Otro milagro

Un día los hijos de los profetas le dijeron a Eliseo: —Este lugar en el cual vivimos es muy pequeño. ¿ Podemos ir al río Jordán y construir un lugar más grande? —Bien, vayan —dijo Eliseo. Luego uno de los profetas joven dijo: —Por favor, ven con nosotros. —Está bien, iré con ustedes —respondió Eliseo. Los hombres llevaban hachas para cortar algunos árboles a la orilla del rió Jordán. Necesitaban postes y vigas para construir la casa. Cortaron… cortaron… cortaron. Todos trabajaron muy duro cortando los árboles.

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Pero mientras un hombre

daba hachazos a un árbol, la cabeza del hacha se le soltó del mango. Voló por el aire… y cayó en el agua, ¡ plaf!... y se hundió como una piedra. — ¡ Ay, maestro! ¿ Qué haré? —gritó el hombre—. El hacha no era mía. Era prestada. Eliseo se acercó a la orilla del río. — ¿ Dónde cayó? —preguntó. El hombre le mostró el lugar. El profeta cortó un palo y lo tiró al agua en donde había caído la cabeza del hacha. De pronto el hierro flotaba como una hoja sobre el agua. El hombre extendió la mano y tomó la cabeza del hacha. La colocó nuevamente en el mango. Felices, todos volvieron a su trabajo. Acaban de ver otro milagro más de Dios.

Entonces cortó [Eliseo] un palo, y lo echó allí; e hizo flotar el hierro. 2 Reyes 6:6

Dibuja la cabeza de un hacha como ésta encima del agua. Colorea el dibujo.

Lección 4

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