PARTIDOS

POLITICOS

LAS CUATRO COLECCIONES Los profesores de las Escuelas de Derecho de la Universidad de Chile y los egresados y colaboradores de las mismas, además de las obras y publicaciones que particularmente realizan, cooperan a la investigación, enseñanza y difusión de las Ciencias Jurídicas y Sociales en las siguientes Colecciones cuya edición regular se ha hecho posible gracias a la ayuda de la Editorial Jurídica de Chile, entidad formada por la Facultad de Derecho y el Congreso Nacional.

1.a COLECCION DE MANUALES JURIDICOS integrada por textos reducidos y sistematizados fundamentales en que los profesores inspiran sus curan ofrecer a los alumnos un esquema de las inician y a los profesores un cuadro de materias llo de la enseñanza.

relativos a los conceptos lecciones. Estos libros proinvestigaciones en que se que les facilite el desarro-

2.a COLECCION DE ESTUDIOS JURIDICOS Y SOCIALES formada por obras de especialización en materias de interés jurídico, económico, social O'relacionadas con las investigaciones o enseñanzas propias de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales.

3.a COLECCION DE APUNTES DE CLASES compuesta por las lecciones tomadas por los alumnos durante el desarrollo de las respectivas clases o preparadas por los profesares. Estos apuntes, autorizados por cada profesor en la forma y dentro de los límites que se expresan en los respectivos prólogos, están destinados a facilitar el trabajo de los alumnos.

4.a COLECCION DE MEMORIAS DE LICENCIADOS comprensiva de las Tesis que deben presentar los egresados de las Escuelas de Derecho, para optar al grado de Licenciado en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales. Esta Colección reúne los trabajos producidos en determinados períodos bajo la dirección de los respectivos Seminarios, e n tomos de materias similares o afines debidamente recopilados y con los Indices de conjunto adecuados a su mejor consulta. R . R. C.

O B R A S

DEL

A U T O R

JUSTO Y DOMINGO ARTEAGA ALEMPARTE. ENSAYO BIOGRÁFICO Y J U I -

CIO CRÍTICO, 1918 (Premio Universitario "Eliodoro Gormaz", año 1925). ALCIBIADES ROLDANJ

DOCTRINAS

POLÍTICAS

CONSTITUCIONALISTA

E HISTORIADOR,

NEO-CONTEMPORÁNEAS.

ORIENTACIONES DEL DERECHO",

MANUAL

REGÍMENES

DE DERECHO

POLÍTICOS,

CONSTITUCIONAL

EN

"LAS

1937.

NUEVAS

1942.

(agotado),

1950.

1951. (Premio Municipal de "Ensayos", año 1952). En prensa: (Colección de conferencias y artículos periodísticos).

APUNTES CONSTITUCIONALES

En preparación: LA EMERGENCIA CONSTITUCIONAL.

ESTUDIOS

N.° por

1.

EL MANDATO

David

Stítchkin

JURIDICOS Y publicados CIVIL Branovsr

2. DERECHO PROCESAL DEL TRABAJC por A IJrcdo Gaete Berríos y Hugo Pereira Anabalón

N . ° 13. INTRODUCCIÓN DE LA TEORÍA DE LA NORMA JURÍDICA. I,A TEORÍA DE LA INSTITUCIÓN

N.°

N.°

por Jorge N,°

N os 5 - 6 . INDIVISIÓN Y PARTICIÓN por N.°

N.°

Somarriva

Francisco

por

por

Duncker

N.°

N . ° 11. ACCIDENTES DEL TRABAJO Y ENFERMEDADES PROFESIONALES por Alfredo Gaete y Exequiel Figueroa N.°

Berríos Araya

12, REGÍMENES POLÍTICOS por

Gabriel

Amunátegui

DE

MIGUEL LUIS AMUNÁTEGUI REYES. 1 8 6 2 - 1 9 4 9 por Raúl Silva Castro

21.

PRINCIPIOS DE TRIBUTARIO

B.

Bulnes

K.

N . ° 20.

Mario

1 0 , ERRAZURIZ ZAÑARTU. SU VIDA por Alfonso

Molleros

1 9 . PRINCIPIOS GENERALES DERECHO DEL TRABAJO por Alfredo Gaete Berríos

por N.°

Folios

1 8 . FUNDAMENTOS DE LA POLÍTICA FISCAL por Felipe Herrera Lañe

N.° Federico

Eyzaguirre

N.°

9. DERECHO INTERNACIONAL PRIVADO. PARTE GENERAL por

Jaime

N . ° 1 7 . EL IMPERIO BIZANTINO. 3 9 5 - 1 2 0 4 HISTORIA, CULTURA Y DERECHO

Linares

8 . E L DERECHO D E L TRABAJO EN LAS LEGISLACIONES LATINOAMERICANAS por María Alvarado Smilh y Ariaselva Ruz Duran

Gallo

N . ° 1 6 . LA CONSTITUCIÓN DE 1 9 2 5 Y LA FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y SOCIALES

U.

Walker

Ilübner

N . ° 15. DERECHO PENAL T o m o I. P a r t e G e n e r a l . por Gustavo Labalut Glena

7. TANORAMA DEL DERECHO SOCIAL CHILENO

por N.°

Manuel

Iván

14. EL CONDE DE LA CONQUISTA

3 . EL PROBLEMA HISTÓRICO D E L TRABAJO por Gustavo Lagos Malas N . ° 4 . DERECHO TRIBUTARIO. EL IMPUESTO SOBRE LA RENTA por Alvaro Rencoret

SOCIALES

y Héctor Provoste

DERECHO Fernández

N . ° » 2 2 - 2 3 . ECONOMÍA MUNDIAL por N.°

Ernesto

24.

Wagemann

FINANZAS

PÚBLICAS

TEORÍA) por

Manuel

N.°

Matus

Benavente.

2 5 . PARTIDOS POLÍTICOS

por

Gabriel

Amunátegui

(LA

FACULTAD DE LA

DE

UNIVERSIDAD

DERECHO DE

CHILE

COLECCION DE ESTUDIOS JURIDICOS Y SOCIALES

VOL. X X V

EDITORIAL JURIDICA DE CHILE

G A B R I E L Profesor

A M U N A T E G U I

de Derecho Constitucional

de la Universidad

de Chile

P A R T I D O S POLITICOS

1 9

5

2

EDITORIAL JURIDICA D E CHILE

LA OBRA ES PROPIEDAD DEL

AUTOR

INSCRIPCIÓN N . °

15047

EDITORIAL UNIVERSITARIA,

S. A .

RICARDO SANTA CRUZ 7 4 7 SANTIAGO Tipografía

de

Mauricio

Amsler

) 13 (

I N T R O D U C C I O N En el mes de febrero de 1951, por invitación del Centro de Progreso de Valparaíso, dictamos en la Universidad Santa María tres conferencias acerca de "Partidos Políticos". Esas conferencias fueron la base del programa que, sobre Derecho Constitucional, profundizamos ese año en el último curso de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile. En estas páginas hemos procurado encerrar aquéllas lecciones. "Además de regir u n a cátedra, he aprendido y he enseñ a d o en una cátedra; he escrito libros, que no habría escrito sin la Cátedra, a la que debo todo cuanto he podido hacer. El Derecho Político, que poco a poco h e procurado elaborar en la Cátedra, lo he llevado de la Cátedra a los Libros" 1 . "Partidos Políticos" es el título de este nuevo "Ensayo" y, con el pretendemos complementar nuestro anterior estudio acerca de "Regímenes Políticos", fruto también del programa desarrollado en otro curso especializado el año 1950. En "Regímenes Políticos" fueron analizados los distintos sistemas de gobierno, tanto desde el p u n t o de vista de las concepciones doctrinarias, como de sus positivas realizaciones. Ese análisis pretendió demostrar que "el cultor de la Ciencia Política no puede limitarse al examen de los textos legislativos, y que debe penetrar en la realidad política. Q u e hay que ocuparse, en el terreno de la Ciencia Política, de lo que deberían ser el Estado y el Gobierno, y, que la Ciencia Política debe penetrar, en los Estados y Gobiernos, tal como son en la realidad" 2 . 1 Adolfo Posada, "El Derecho Político como espectador".

2 Gabriel Amunátcgui nes Políticos".

"Regíme-

Gabriel

14

Amunát-e

gui

El espectáculo político debe ser juzgado n o sólo a la luz de las candilejas que iluminan el proscenio. El público, reclinado en las butacas, observa desde ellas únicamente el funcionamiento del aparato gubernamental: al órgano legislativo, formando las normas que regirán la vida colectiva; a la autoridad ejecutiva, ordenando su cumplimiento y, a la simbólica m u j e r de los ojos vendados, de la balanza y de la espada, dándoles su aplicación. El cultor de la Ciencia Política debe penetrar en el interior del proscenio: allí podrá conocer el aparato "extraconstitucional". Allí se enfrentará con las realidades políticas y sociales: con la opinión pública, con los factores operantes, con los grupos de presión, con la prensa, con los partidos políticos. Es este aparato "extraconstitucional" el que, a semejanza de u n teatro de Marionetas, mueve los hilillos q u e hacen actuar a los personajes del escenario gubernamental. De los diversos elementos que lo integran, adquiere singular notoriedad el partido político: en la base de todo régimen democrático, hemos escrito, nos encontramos en presencia de los partidos políticos. "La democracia moderna, anota Kelsen, reposa enteramente sobre los partidos políticos, cuya importancia es tanto más grande, cuanto mayor es la aplicación del principio" 1 . El tema referente a la política, en sus múltiples aspectos, ha sido motivo de preocupación desde los primeros tiempos del hombre cultivado. Centenares de páginas le h a n sido consagradas y, son numerosas las doctrinas y teorías elucubradas acerca del Estado, del Gobierno y del poder. Mas, generalmente, el campo de la política activa h a sido del dominio de los individuos que se h a n adueñado de él, sin 1

Hans Kelsen, "La Democratie, sa Nature, sa valeur".

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Políticos

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mayor acervo q u e su agilidad para sugestionar a las masas semianalfabetas, o para imponerse en círculos de camarillas y en asambleas primarias, o por la influencia del poder económico, A la inversa, como lo juzgara el Presidente de la República Española, Manuel Azaña, "llegan a las tareas directivas hombres muy versados en teorías, pero q u e son novicios en la práctica del gobierno". Hombres a los cuales podría aplicarse la leyenda que guarnece la tumba de Enrique el Navegante, ilustrado monarca portugués, b a j o cuyo gobierno le f u é cercenado a su patria su imperio colonial: "Entre tanto contemplaba el cielo y las estrellas, perdió la tierra y el mar". Con este "Ensayo" n o pretendemos, sino en u n a escasa medida, que contenga ideas nuevas. Es u n a breve síntesis de cosas q u e muchos saben; mas, nos ilusiona la posibilidad de que sirva para fijar conceptos, y enlazar el principio doctrinario con su realización positiva. Ante la visión del hombre que tiene inquietud por la cosa pública surgen dos concepciones antagónicas que marcan etapas diferenciadas de conciencia y cultura cívica: la del político de Maquiavelo, personaje engendrado en el siglo XV, en los albores del nacimiento del m u n d o moderno, que representaba al hombre político, prudente, hábil, audaz, n o contenido por ning ú n escrúpulo de conciencia, por n i n g u n a autoridad moral, con tal de alcanzar, salvando todos los obstáculos, a u n a despecho de la sangre y de la traición, el fin que se había propuesto: "El fin justifica los medios". Y la utópica y hermosa declaración del estadista Eduardo Benes, en el umbral de la segunda Guerra Mundial (1934): "El político democrático ideal no debe ser un oportunista, vacío y superficial, u n cínico servidor de su tiempo; n o debe ser u n profesional del maquiavelismo corriente, ni u n arriesgado aventurero. Debe tener convicciones exactas, constantes y firmes, basadas en la moralidad universal y esforzarse para realizarlas b a j o

Gabriel

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gui

todas las condiciones. U n gran político, u n gran estadista democrático, lo será tan sólo u n h o m b r e cuya mentalidad posea en correcta armonía y en equilibrio, el elemento racional, analítico y el elemento sensitivo, imaginativo y artístico" 1 . Esa utopía n o alcanzaremos a verla realizada: corresponde a u n f u t u r o promisorio, a u n a etapa ulterior de la vida del hombre sobre la tierra. D e n t r o de nuestras limitadas posibilidades, creemos satisfacer nuestra obligación de maestro al allegar hacia ella, con estas sencillas páginas, u n esfuerzo constructor. U n esfuerzo conducente, por u n a parte, a la necesaria rectificación del mecanismo político. L a actual concepción política de la democracia debe orientar hacia lo q u e los tratadistas ven ya como la "democracia dirigida", o sea, la rectificación del clásico gobierno de las democracias capitalistas burguesas del siglo X I X y de los años corridos de la actual centuria; "democracia dirigida" que deberá consultar, entre otros aspectos, la reestructuración disciplinada de los partidos políticos. Por otra parte, este esfuerzo pretende contribuir a estimular en las nuevas generaciones u n sincero interés por u n a política honesta, por u n a formación política que deberá permitir q u e la democracia, en su sentido h u m a n o , o sea, el libre desarrollo de la personalidad, la lucha por u n a mejor justicia, por u n a mejor vida, por u n a m e j o r existencia cultural, económica y social, para el mayor n ú m e r o posible de individuos, en el mayor n ú m e r o posible de países del m u n d o , sea u n a realidad. G. A.

1

Eduardo Benes, "Democracia de hoy y de mañana".

) 17 (

C a p í t u l o P L A N T E A M I E N T O P R O B L E M A S e c c i ó n Ciencia Política;

I

G E N E R A L

DEL

P O L I T I C O P r i m e r a

Opinión Pública; Prensa y grupos Partidos Políticos

de

presión;

1. LA POLÍTICA.—¿Qué es política? L a voz política —de "Polis", originariamente ciudad, más tarde E s t a d o - h a derivado hacia los adjetivos "políticos": Ciencia política; Derechos políticos; Partidos Políticos; Regímenes políticos. El Diccionario de la Academia Española nos dice q u e Política es: "el arte de gobernar y dar leyes y reglamentos para mantener la t r a n q u i l i d a d y seguridad públicas y conservar el orden y las buenas costumbres". Esta definición n o encierra, en m o d o alguno, el complejo concepto y contenido de la política. L a Academia la circunscribe al mero ejercicio de la soberanía, a las funciones del gobierno, es decir, a los poderes legislativo, ejecutivo y judicial. L a política n o es sólo el arte de gobernar. L a política, en su a m p l i o significado, comprende, en primer término, la existencia de u n régimen constitucional ordenado, es decir, condicionado al medio social respectivo, y, en plena realización. D e n t r o ele ella actúa la ciudadanía, o sea, el c o n j u n t o d e nacionales investidos de derechos políticos (sufragio, elegibilid a d , etc.).

18

Gabriel

Amunát-e

gui

Y, fundamentalmente, la opinión pública, que constituye su basamento, encauzada en partidos políticos, asociaciones, clubes, gremios, y cuyos principales órganos de expresión son el "meeting", la prensa, la radio, el teatro, el cinematógrafo. El estudio de la Ciencia Política ha determinado q u e sea llevado al análisis de todos los problemas de su complicado mecanismo. "¿Qué es la Política? interroga von Eckardt, es decir, la política habitual, no bien estudiada, que es precisa para crear el poder y luchar contra él, sostener pueblos y Estados, y dar realidad a los ideales y objetivos inspirados en las más elevadas concepciones?" Responde a su interrogante diciendo que "debe entenderse por Política el mecanismo total del proceso para la conformación y regulación de las relaciones de poder en la vida pública del Estado o entre los diversos Estados" 1 . La Política, desde el p u n t o de vista de la teoría, y de la ciencia, debe ocuparse tanto de lo q u e el Estado debe ser, o sea, del estado ideal y de los estados tales como son en la realidad. El deber ser y el ser están íntimamente vinculados en todas las ciencias sociales, como la teoría y la práctica. "Política, escribe Heller, es, en el más eminente y ejemplar sentido, la organización y actuación autónoma de la copelación social en u n territorio. Es indisoluble la conexión entre lo teórico y lo práctico, entre la teoría del Estado y la política. EL teórico se esfuerza constantemente por subordinar su voluntad de poder a su voluntad de conocimiento. Para el práctico, en cambio, el saber y el conocer, sólo tienen importancia en cuanto puedan ser inmediatamente utilizados como arma para la lucha política" 2 . "La política, anota Rivarola, no es sólo el arte de gobernar, p o r q u e en este concepto queda limitada a las funciones del go1 Hans von Eckardt, "Fundamentos de la política".

L ' Hennann Heller. "Teoría del Estado".

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bienio, aun en la acepción que comprende las de los poderes legislativo y ejecutivo. Más próxima de la verdad está la definición de la política que la exprese como el esfuerzo constante de los ciudadanos para que sean realizados los fines declarados mójales o económicos, dentro de la Constitución" 1 . La Ciencia Política sirve su específica función cuando nos ofrece una descripción, interpretación y crítica de los fenómenos políticos, que sean verdaderas y obligatorias. "Debe existir u n a Ciencia —escribió Tarde, en u n a obra aparecida en las postrimerías del siglo pasado y que nos ofrece interés actualizado—, que, desde un p u n t o de vista general, estudie la génesis y conservación del poder político, sus transformaciones, su repartición, su ejercicio, sus oposiciones y sus armonías" 2 . Medio siglo más tarde, el estadista Eduardo Benes ratifica aquellos conceptos: "La Ciencia Política es la aplicación práctica de la ciencia sociológica. En su función como ciencia, la política democrática inquiere cuáles son las condiciones actuales del hombre; estudia, con el auxilio de ciencias especiales, el actual estado del hombre en sus relaciones con la sociedad, y, con todo lo que lo rodea; busca lo que existe de regular, de planeado, de constante en la sociedad. Como ciencia, la política democrática debe mirar objetivamente la sociedad y el m u n d o ; debe buscar Ja realidad verdaderamente objetiva, debe analizar la sociedad, profunda y extensamente y, para así decirlo, debe disecarla en vivo" 3 . La interpretación de la realidad política —hemos escrito anteriormente ("Regímenes Políticos")— requiere la posesión de todos los elementos que concurren a su formación: opinión pública, factores operantes, grupos de presión, partidos políticos, 1 Rodolfo Rivarola, "Enciclopedia de la Constitución Argentina". 1 G. Tarde, "Les transformations

c'.u pouvoir". ^ Eduardo Benes

(Ob. cit.).

Gabriel

20

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gui

por u n a parte, Y, por la otra, el estudio sereno q u e motiva la observación de los hechos desde el p u n t o de vista del funcionamiento del régimen político, estructurado en las leyes constitucionales. 2. OPINIÓN PÚBLICA.—La opinión pública, ¿qué debemos entender por tal? Una definición tendría que ser pretenciosa, vaga e incompleta, pues la opinión pública es el cerebro, el espíritu y el nervio de u n a democracia. La opinión pública no es vieja; data de ayer. Es hija de la difusión de las letras, de los modernos medios de comunicación. A engendrarla concurrieron la educación y la imprenta, el vapor y la electricidad. L a opinión pública ha venido a identificarse con el concepto de democracia, y es u n a unión que constituye u n a verdadera simbiosis. N o es dable concebir u n a democracia sin opinión pública, opinión pública que, como dice el adagio francés, "hace la lluvia y el buen tiempo". Opinión pública que sufre la influencia, lenta o súbita, de toda suerte de factores y que, a su vez, resuelve, en forma definitiva, desde el sombrero o traje de moda, hasta los sistemas de gobierno, y que consagra y destroza reputaciones. ("Si la opinión te acusa de haberte robado las torres de Nótre Dame, n o te defiendas, huye"). "La doctrina de la opinión pública, como fuerza gobernante, constituye u n a forma singular de la relativización del Estado al pueblo y de la identificación del poder del Estado. La sociedad civil, despierta a la auto-conciencia política, sólo puede engendrar una vida pública donde sea posible u n a comprensión, en el mismo lenguaje, sobre intereses comunes. La opinión pública, tal como nosotros la entendemos, es opinión d e voluntad política, en forma racional" 1 1

Heller

(Ob, cit.).

Partidos

Políticos

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L a importancia f u n d a m e n t a l de la opinión pública en cuanto base "extra-constitucional" de la organización estatal, la constituye el hecho de q u e ella asegura las reglas convencionales que determinan la conexión social. La opinión pública cumple, a n t e todo, u n a función de legitimación de la autoridad política y del orden q u e ella garantiza. "En este sentido —escribe el catedrático uruguayo Jiménez de Aréchaga—, todos los gobiernos de opinión h a n debido organizar, por su Carta Constitucional, u n régimen jurídico para la opinión pública q u e garantice su espontánea manifestación. Garantizar la opinión es, en primer término, garantizar el derecho de crítica, sin limitaciones. Por eso h a podido decir Kranenburg, con una frase certera: "El totalitarismo comienza cuando sólo se permite la crítica constructiva". En el gobierno de opinión es f u n d a m e n t a l el reconocimiento del principio de la libertad de cualquiera crítica" 1 . Subrayando este concepto podemos leer en Lindsay: "El pueblo n o puede gobernar, pero sí, controlar. El problema de la democracia es el control de la organización de poder por las personas vulgares y corrientes" 2 . La libertad de crítica, la libre exteriorización de la opinión, encuentran sus garantías en u n régimen legal q u e permita el amplio ejercicio de los derechos fundamentales: opinión, prensa y reunión. La opinión pública carece, en sí misma, de organización. Sus basamentos son el público, la masa, los gobernados. "La opinión pública es el m o d o n o r m a l de manifestarse la voluntad del pueblo (voluntad general, según la ideología) instancia inorganizada por definición, y que actúa desde el f o n d o de lo amorfo y, sin estructura. T o d o el dispositivo del Estado 1

Jiménez de tiei Gobierno".

Aréchaga,

"Teoría

2

A. D, L'mdsay, "El Estado dcmociático moderno".

G a b r i el

22

A m undteg

ui

liberaL está calculado para recoger y abrir cauce a los movimientos de la opinión pública, asegurándoles el paso hacia la dirección del Estado". U n o de los grandes problemas del regimen de opinión pública, según el profesor Ayala, "es la manera de transformar la opinión pública en fuerza política. Esto implica u n salto, la superación de u n abismo, el tránsito desde el orden de la razón al de la voluntad. Pues la opinión es u n producto mental, u n p u r o enunciado de razón, y vive por entero d e n t r o de la órbita del pensamiento; mientras q u e la fuerza política es p u r o querer, decisión y pertenece al m u n d o de la voluntad" 1 . Esa transformación de la opinión pública en fuerza actuante se realiza, preferentemente, desde el p u n t o de vista de la f u n c i ó n de gobierno, por medio de los partidos políticos. El partido, enfocado desde este ángulo del problema, puede ser considerado como elemento q u e integra el mecanismo gubernamental. Es u n elemento intermedio entre la opinión pública, la ciudadanía y el gobierno. La tendencia constitucional neocontemporánea, que ha determinado la consagración constitucional de los partidos políticos, robustece esta posición. Este pensamiento ha visto su realización en las leyes electorales que, paulatinamente, han radicado el poder ciudadano en los partidos políticos. Encontramos, en consecuencia, bien cimentada la definición del catedrático argentino Ramella: "Los partidos son los encargados de recibir las tendencias de la opinión pública, de encauzarlas y darles formas concretas de realización de la voluntad política. Hasta cierto p u n t o podría decirse que los partidos políticos constituyen la organización política d e la opinión pública" 2 . 1

Francisco

Ayala,

dcl liberalismo",

"El

problema ra

Pablo A. Ramelia, "La EstrucUidel Estado".

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Políticos

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PRENSA Y GRUPOS DE PRESIÓN.—Hemos ya anotado q u e u n o de los cauces de la opinión pública es la prensa. La n a t u r a l limitación de este "Ensayo" y la especialización del tema, nos impiden desarrollar este párrafo con cierta amplitud. Nos limitaremos, en cuanto a su primer punto, a reproducir algunos párrafos de u n a conferencia nuestra, dictada hace' ya varios años: "Debo concretarme a subrayar su importancia (la de la prensa) desde el p u n t o de vista político. O r g a n o directo y activo de la opinión pública, la prensa actúa como u n a fuerza capaz de impulsar, contener y modificar los acontecimientos; vigila la marcha del gobierno; examina los actos de los funcionarios públicos; ilustra al pueblo sobre sus deberes y derechos; muestra los vicios de las instituciones y sus reformas necesarias, y modera las pasiones de las masas con la propagación de sanas doctrinas. 3.

"Desde sus columnas la colectividad ejerce, además, u n o de los derechos fundamentales del hombre: el derecho de petición, que se traduce desde la garantía en el ejercicio de todos los derechos individuales, hasta la obtención de una carretera o el abaratamiento de los artículos de consumo. "Basta, al efecto, recordar que todos los diarios registran una sección denominada: "La voz del público", o, "Lo q u e dice el lector". Esa voz, ese lector, generalmente desconocidos, casi anónimos, son la opinión pública. "La prensa es la más eficaz de todas las formas del pensamiento público y de la voluntad social. Así lo sintieron los ideólogos franceses de 1789: "La comunicación de los pensamientos y de las opiniones —escribieron en esa "Declaración de los derechos del h o m b r e y del ciudadano", portada del movimiento constitucional del siglo X I X - es u n o de los derechos más preciosos del hombre. T o d o ciudadano puede, en consecuencia,

24

Gabriel

A m un á te gu i

hablar, escribir, imprimir libremente, debiendo responder del abuso de esa libertad en los casos determinados p o r la ley". "La libertad de prensa es el derecho que tiene tod D individuo, todo m i e m b r o de la colectividad de hacer imprimir, distribuir, dar o vender sus escritos. Esos escritos, en el m u n d o moderno, se dividen en dos categorías: los libros, comprendiendo en esa denominación genérica todos los escritos que se presentan aisladamente, como u n acto ejecutado en u n a sola vez y, que sólo se reproducen en ediciones posteriores; y la prensa periódica, comprendiendo, b a j o esc nombre, todas las publicaciones que se continúan y se siguen con periodicidad determinada, unidas las unas a las otras. "El libro es, de ordinario, la obra de u n individuo; el diario o revista es siempre u n a obra colectiva. "Los libros son el agente más poderoso sobre el pensamiento p r o f u n d o y duradero de la humanidad, ha escrito Esmein, mientras q u e los diarios son el resorte más poderoso de la vida política. L a prensa, todavía en mantillas, imperfectamente desarrollada, fué llamada el "Cuarto Poder del Estado". Es inorgánico, es cierto, anota u n tratadista, pero no por eso menos poderoso. "Durante largo tiempo la prensa periódica fué patrimonio de las clases pudientes e instruidas: era cara y excesivamente literaria. Con el advenimiento de la democracia, con la extensión de la primera enseñanza, con el progreso científico, se ha democratizado, rebajado sus costos, y se ha transformado en la prensa al alcance de todos los recursos y capacidades, intelectuales y económicos. N o hay hoy día un obrero, u n campesino, que no lea u n diario. Cada partido político tiene el suyo y todos los ciudadanos leen, a lo menos, uno. "De la adhesión de los lectores a las ideas que encuentran en las hojas públicas, resulta u n a especie de sufragio, informe, pero absolutamente universal y poderoso. "Si el país está con

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él( podrá vivir; si el país n o está con él, sabrá morir", escribió e s e gran periodista chileno del pasado siglo q u e f u e r a Justo A r t e a g a Alemparte, en el primer n ú m e r o de "La Libertad", al entregar su diario al consenso de la opinión. "Justamente, de esa su inmensa e innegable influencia en la vida de la colectividad, en los rumbos y directivas de las autoridades y funcionarios surge la grande y significativa responsabilidad de los diarios, de sus directores, redactores y de todo aquel q u e interviene en sus funciones. El periodista debe corresponder a su altísima función social; como escribiera el doctor Orrego Luco, respecto a Justo Arteaga, "debe ser u n luchador de guantes blancos y n o arrojar sus guantes en las polémicas". "Acerca de toda suerte de problemas, desde los inherentes a las altas funciones d e gobierno, hasta los detalles de la vida doméstica, las opiniones registradas en las columnas de la prensa están de ordinario divididas y surgen antagonismos y controversias. "En las cuestiones de gobierno, la f u n c i ó n de la prensa es esencialmente delicada. Ella, como órgano de la opinión pública, tiene q u e simbolizar las dos fuerzas propias de toda colectividad: la de la mayoría q u e gobierna y la de la m i n o r í a q u e fiscaliza. L a prensa adicta al gobierno debe cooperar lealmente a sus funciones y estimularlo en ellas, sin incurrir en el vulgar adulo o en la lisonja destemplada y estridente. Los diarios d e oposición, por su parte, deben llenar su papel con elevación de miras, guiados n o por la tendencia de u n a sistemática contradicción, sino con espíritu crítico y evitar los conceptos injuriosos y las censuras injustas. U n diario de oposición, q u e sabe cumplir con su f u n c i ó n —absolutamente indispensable— merece respeto y consideración. Sobre el particular, podemos recordar que nuestro abuelo d o n Miguel Luis Amunátegui, en el desempeño de sus numerosas funciones ministeriales, tomaba contacto matinal con la opinión pública, en primer término

Gabriel

26

Amunát-e

gui

a través de "El E s t a n d a r t e Católico", d i a r i o de enérgica oposición al gobierno, antes q u e las de "El Ferrocarril" q u e lo apoyaba y del cual era redactor" 1 . El e x a m e n de la realidad social y de los fenómenos polítiticos debe conducir al estudioso de la ciencia política más allá d e las fronteras de la prensa y de los partidos 2 . Ese e x a m e n debe proyectarse hacia los grupos de presión. P o r grupos de presión —anota el catedrático Key3— se c o m p r e n d e "a las asociaciones privadas constituidas para i n f l u i r en el gobierno y q u e se singularizan p o r q u e , d e j a n d o a los partidos la l u c h a por los cargos públicos y la responsabilidad por la administración del país, c o n c e n t r a n sus esfuerzos en promover u n a política favor a b l e a los intereses q u e r e p r e s e n t a n " . Por nuestra p a r t e y, como base previa, debemos avanzar en este asunto la cuestión referente a las clases sociales. ¿Qué es u n a clase social? T a l es el interesante i n t e r r o g a n t e q u e p l a n t e a a sus lectores Anclré Joussain 4 . Esas complejas realidades sociales, q u e subsisten a despecho d e todas las teorías y de todas las clases, son d e t e r m i n a d a s por múltiples factores. A esas diferenciaciones espontáneas, q u e se p r o d u c e n e n el seno de las sociedades, sin contornos rigurosamente definidos, concurren la f o r t u n a , la profesión, el g é n e r o d e vida, la educación y la cultura. L a clase social h a sido, a través de la historia, y lo es, e n la actualidad u n factor de poder, prestigio e influencia en el gobierno. 1 Gabriel Amunátegui, "La Prensa, órgano de opinión pública ante el Derecho constitucional" (Conferencia dictada al Instiluto de Periodistas. Septiembre de 1936.). 2

En nuestro libro anterior, "Re-

gímenes Políticos"

(págs. 29-32), y

¡isí quedó advertido, se anticipó la publicación de este párrafo, que, para los efectos de la liilación de la materia, tenemos que reproducir. 3 V. O. Key, "Partidos Políticos y Grupos de Presión". 4

Joussain, "Les Classes Sociales".

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Lucha de clases, colaboración de clases, sociedad sin clases, son posiciones que se a d o p t a n en la técnica política y en el mecanismo gubernamental. La Era Contemporánea se singulariza, en este sentido, por dos fenómenos: la aparición del "Tercer Estado", la clase media, la burguesía, que estructura el Estado liberal, burguéscapitalista del siglo X I X y la declaración del "Manifiesto de Marx y Engels" de 1848, q u e sostiene q u e "la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases" y reivindica la emancipación de la clase obrera. La Asociación Internacional de trabajadores, f u n d a d a en 1864, declara en el " P r e á m b u l o " : "la emancipación de la clase obrera es, por consecuencia, el gran fin a que debe subordinarse, como medio, todo movimiento político". Corresponderá a la Era Neocontemporánea, en la eclosión de los nuevos fenómenos políticos-económicos-sociales, la proyección del "Cuarto Estado", o sea, la p e q u e ñ a clase media, el obrero industrial primero y, en seguida, el trabajador agrícola. Corresponderá, asimismo, a estos tiempos nuevos, el florecimiento de los sindicatos y ele los gremios que, originariamente constituidos para velar por sus conquistas legales, irán proyectándose hacia el campo político-social, y llegan a transformarse en ^actuantes grupos de presión. Clases sociales y sindicatos son agentes q u e operan sobre la opinión pública y constituyen otras tantas realidades sociales. Mas, existen como ya está anotado, los grupos de presión propiamente tales. " F u n d a m e n t a l característica de los regímenes democráticos, observa el tratadista Key (Ob. cit.) es la existencia del derecho de competir por el control del gobierno, mediante apelación pacífica al electorado. Igualmente básico es el derecho de procurar influir sobre los gobernantes para la adopción de determinada política. N i u n o ni otro d e estos derechos admiten,

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por su naturaleza, el ejercicio individual. El primero se actualiza a través de los partidos políticos; el segundo, a través de los grupos de presión". "El Gobierno Invisible" o, de los intereses especiales, suele dominar al Gobierno, con más frecuencia q u e el simple ciudadano, observa Faulkner, al estudiar el panor a m a político norteamericano 1 . Y, concordante con este pensamiento, Key se refiere a la "telaraña de las relaciones pecuniarias", esto es, el m u n d o de los negocios (agricultura, comercio, industria). Ordinariamente el principal objeto de los intereses especiales es el poder y la riqueza, y se trata de conseguirlos, sin tener en cuenta los derechos del pueblo. La influencia del m u n d o de los negocios, en el p r e d o m i n i o político, es innegable. "La expansión de la industria, escribe Faulkner (Ob. cit.), y la concentración de las empresas h a n obrado paralelamente: la primera, convirtiendo a los hombres de negocios en eje de la economía nacional; la segunda, dándoles la cohesión necesaria para constituir u n a "elite" enérgica y decidida. L a disciplina interior de la "elite", la influencia sobre los partidos políticos y el control de los centros formadores d e opinión, son consecuencias naturales del juego de la telaraña". Esa influencia sobre la opinión pública se ejerce por los mismos métodos de la propaganda comercial, escribe Francisco Ayala (Ob. cit.), y está en manos ele los mismos poderes sociales q u e d o m i n a n la economía. Frente al cartel y al cine, frente a la radio q u e llega a todas partes, ¿qué puede hacer el discurso pronunciado, en uso de la libertad constitucional, ante unos centenares de personas q u e se r e ú n e n voluntariamente? Y, dadas las condiciones sociales, aquellos medios técnicos están en poder de grupos económicos privados que, en su "interés personal, los monopolizan. 1

Faulkner, "Vida del Pueblo

Norteamericano",

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Y agrega, e n e s t e realista examen, el catedrático español: "la propia libertad de prensa se h a convertido, b a j o tales condiciones, en libertad para desorientar y extraviar a la opinión pública, según reclame el interés privado. El periódico es hoy u n a gran empresa industrial, vinculada a los rectores de la economía" 1 . Entre los grupos de presión, además de los económicos, figuran los religiosos, q u e ejercen u n a positiva influencia en la mayoría de los países. Las Encíclicas Papales tienen u n h o n d o significado en la conciencia de muchos gobernantes y, en ocasiones varias, h a n determinado la adopción o r e p u d i o de normas jurídicas. T a m b i é n debemos registrar la masonería, q u e otrora jugara u n papel más relevante y q u e en la actualidad, siempre hace pesar sus acuerdos secretos. Asimismo, los grupos profesionales, de notoria generalización en nuestros días y que, con más frecuencia de lo q u e sería de desear, al margen de su función orgánica, se inmiscuyen en asuntos de gobierno; los grupos regionalistas, q u e tuvieran desarrollo en los EE. U U . de N. A. y q u e constituyen u n o de los graves problemas del régimen g u b e r n a m e n t a l español. Precisamente, al señalar en este "Ensayo" las bases del "Estatuto Orgánico" y, dentro de ellas, la exigencia d e u n a cuota partidista, indicamos q u e los adherentes de cada p a r t i d o estén inscritos en distintas reparticiones territoriales, a fin de eliminar u n a posible tendencia regionalista. Todavía cabe consignar entre los grupos funcionales d e presión, los de tipo racial —que a d q u i r i e r a n especial relieve dentro del régimen nacista ("Ley de la raza")—, y los de carácter internacional, como lo son algunas de las asociaciones orientadas desde Norteamérica (Rotary Club, Club de Leones). Este es el esquema, sucintamente bosquejado, de las reali1

Francisco Ayala,

(Ob.

cit.).

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dades políticas que se ofrecen a la consideración y estudio del cultor de la Ciencia Política y del Derecho Constitucional. Frente a este cuadro, ese estudioso debe meditar profundamente y procurar que esa meditación lo lleve hacia las soluciones armónicas entre los intereses generales del Estado y los intereses particulares de los grupos. -J. PARTIDOS POLÍTICOS.—Partido político: de "Pars", parte o fracción, y "Polis", ciudad, estado, o sea, u n fraccionamiento de la ciudad, del estado; en su contenido, de los habitantes, de los ciudadanos. D e n t r o de este capítulo destinado a u n planteamiento general del problema político y, precisamente por ser este p u n t o el tema central de este "Ensayo", nos limitaremos, de inmediato, a reproducir variadas definiciones de consagrados tratadistas. Por nuestra parte, avanzaremos también nuestra propia concepción y, su respectivo análisis. Barker ("Organización constitucional de Gran Bretaña"). U n partido es u n grupo formado por asociación voluntaria para cumplir tres fines: 1. formular u n programa político; 2. presentar candidatos que acepten y sigan ese programa, y 3. llevar al Parlamento u n a mayoría de miembros que pongan en práctica ese programa mediante la actuación de sus dirigentes que constituyan u n gabinete ministerial. Es decir, tres propósitos: tener u n programa; presentar candidatos que defiendan el programa, y, si es posible, obtener u n a mayoría en las elecciones para llevar dicho programa a la práctica por medio del gabinete. Duverger ("Droit Constitutionnel"). U n a definición de partidos políticos es difícil. Se puede dar este nombre a toda agrupación constituida con el objeto de solicitar los sufragios de los electores en beneficio de alguno de sus miembros y de asegurar el encasillamiento de aquellos de sus miembros q u e sean elegidos.

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Rodolfo Rivarola ("Enciclopedia de la Constitución Argentina' '). Los partidos políticos son asociaciones de electores para reunir adherentes y obtener votos en favor de determinados candidatos q u e ellos presentan al público elector. La diversidad de elecciones determina la convicción común de que los partidos deban tener organización permanente y función continua. E d m u n d o Burke ("Gobierno y opinión"). U n partido es u n a reunión de hombres asociados para promover con sus esfuerzos mancomunados el interés de la nación, conforme a ciertos principios admitidos por todos. Santa Marta de Paredes ("Curso de Derecho Político"). Son los partidos políticos, como la misma palabra lo indica, fracciones de un todo y, este todo es la colectividad q u e se manifiesta políticamente en forma de opinión pública. Bujarin ("Materialismo histórico"). La desigualdad de clases es la razón q u e justifica la existencia de partidos. L a clase tiene necesariamente que gobernar por medio de su cabeza, el partido; ella no puede hacerlo de n i n g ú n otro modo. Mac-Iver ("Discurso Político"). Los partidos n o son otra cota que órganos d e la manera de pensar y de sentir de los pueblos y de sus intereses y aspiraciones en cuanto se relacionan cari los arreglos sociales y políticos. Joáé Bianco ("Vida de las Instituciones Políticas"). El partido político es la organización de la voluntad popular: disciplina fuerzas, sistematiza ideas, fija orientaciones y dicta normas, para que el sufragio pueda exteriorizarse en la constitución del gobierno. L a Suprema Corte del Estado de Indiana (EE. U U . de N. A.) definió el partido político como: u n a asociación de votantes q u e creen en determinados principios de gobierno. Jiménez de Aréchaga ("Teoría del Gobierno"). Es u n conj u n t o de individuos constituidos en empresa de opinión p ú -

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blica con u n f i n político. C o n j u n t o más o m e n o s g r a n d e de individuos, c i u d a d a n o s o no, p a r a i n f l u i r en la o p i n i ó n pública. Esto es lo c o m ú n a todos los partidos políticos: realizar u n estado de o p i n i ó n p ú b l i c a y, con u n f i n político, p o r q u e esta expresión es más a m p l i a q u e la de f i n electoral o q u e el f i n de conquista del p o d e r . Es u n f i n político q u e p o d r á perseguirse m e d i a n t e el c u m p l i m i e n t o de las operaciones necesarias p a r a alcanzar la mayoría g u b e r n a t i v a o, simplemente, m e d i a n t e la gravitación d e esa orientación ideológica, sin necesidad de i n t e r v e n i r en la lucha electoral. Empresa, p o r q u e el p a r t i d o s u p o n e u n m í n i m u m de organización. H a n s v o n E c k a r d t ( " F u n d a m e n t o s de la Política"). U n partido, con u n criterio m o d e r n o , p u e d e definirse como u n a organización p a r a hacer u n caudillaje político, e m p l e a n d o constant e m e n t e la "idea", como m e d i o p a r a la adquisición de afiliados y votos; la "convicción", como n e x o e n t r e ellos, y, la "discip l i n a del p a r t i d o " , como m e d i o p a r a conservar la capacidad de acción y la m a g n i t u d d e la organización. Concepción personal del autor y análisis de la misma. Sobre la base de esas distintas deficiones, q u e coinciden en algunos elementos esenciales, tales como el tratarse de u n a asociación v o l u n t a r i a , el interés general, el f i n político, procuraremos f o r m u l a r nuestra p r o p i a concepción. E n seguida, entraremos a su análisis. P a r t i d o político es, en nuestro concepto: " U n a asociación v o l u n t a r i a de ciudadanos, sobre la base de u n p r o g r a m a , q u e p r o c u r a o b t e n e r el poder, a f i n de realizar sus doctrinas desde el G o b i e r n o y llevar a sus correligionarios a las f u n c i o n e s públicas". El análisis o r d e n a d o de este p e n s a m i e n t o nos sugiere las siguientes observaciones: a) Asociación. U n r é g i m e n democrático significa u n sistem a político d e n t r o del cual los h o m b r e s libres gozan del ejer-

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cirio de ciertos derechos orgánicos. U n o de ellos es el de asociarse con el objeto de alcanzar, a su modo, ciertos ideales. Rousseau subrayó ciertos principios fundamentales de la vida social: "Si los hombres h a n de actuar juntos, sus actos tienen que estar regidos por la finalidad del grupo. Se j u n t a n para alcanzar esa finalidad y sus deliberaciones se e n c a m i n a n a descubrir, no lo que ellos quieren, sino lo q u e exige esa finalidad. La finalidad domina y dirige sus actos; es, si se quiere emplear esa palabra, soberana". Esto es cierto de todas las asociaciones. " U n a asociación —escribe Lindsay— p u e d e ser u n a m á q u i n a mediante la cual cada u n o de los miembros consigue con mayor efectividad lo q u e desea. Cualquiera experiencia de la vida de las asociaciones pone de manifiesto que la finalidad o teoría de una asociación que anima a sus miembros p u e d e variar casi indefinidamente" 1 . Como acotación pertinente, es dable observar que la aplicación de esa experiencia, al partido político, determina la necesaria revisión periódica de su programa. El derecho de asociación n o ha sido el f r u t o de las conquistas políticas originadas en la Revolución Francesa. Por el contrario. Los hombres de 1789, enamorados hasta la superstición de la "Diosa Libertad", vieron en las asociaciones, q u e vinculaban a sus miembros y les exigían deberes para con ellas, u n a limitación a su culto. Recuérdese, en Francia la prohibitiva Ley Chapelier (14-17 de j u n i o d e 1791) en cuyo dictamen se lee: "II n'y a plus de Corporation dans l'Etat; il n'y a plus q u e l'interet particulier de chaqué individu, et l'interet general". (Es oportuno anotar q u e u n a de las reformas constitucionales que motivara mayores debates en Chile, f u é la enmienda q u e aseguró, en 1874, el ejercicio de la libertad de asociación). "El derecho de asociación, escribe Ayala, es d e introducción más tardía, y, desde luego, obedece a tendencias ajenas a las fundamentales del estado liberal". Mediante el ejercicio del de1

Lindsay,

(Ob. cit.).

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l e c h o a asociarse, los h o m b r e s crean e n t r e ellos vínculos permanentes con el o b j e t o de satisfacer anhelos y propósitos de carácter espiritual, cultural, moral, político, etc. b) V o l u n t a r i a . Es ésta u n a cuestión en q u e debemos detenernos u n o s instantes. L a mayoría de las definiciones q u e hemos transcrito sobre partidos políticos coinciden en esta característica del organismo q u e analizamos. Mas, en el m i n u t o actual del p e n s a m i e n t o político, hay u n interesante m o v i m i e n t o de o p i n i ó n , encauzado por autorizados tratadistas, en o r d e n a propiciar la obligada inscripción en u n determinado partido. Esa corriente h a recibido la influencia de nuestro docto amigo y colega, el Dr. D a n a M o n t a ñ o , q u i e n tiene realizados cuidadosos estudios al respecto 1 . E n el reciente Congreso I n t e r n a c i o n a l de Juristas, v e r i f i : cado en la c i u d a d de L i m a , Perú, en diciembre ele 1951, u n a de las ponencias f u é " D e la filiación obligatoria a u n p a r t i d o político". L a tesis a f i r m a t i v a f u é m a t e r i a de conceptuosos informes. Por nuestra parte, p o r i n t e r m e d i o de n u e s t r o delegado, el catedrático d o n A n í b a l Bascuñán Valdcs, sostuvimos la posición contraria. E n definitiva prevaleció n u e s t r a tesis. E n nuestro t r a b a j o expusimos, después de breves consideraciones acerca del concepto, funciones y o r d e n a m i e n t o d e los partidos políticos: "Los sostenedores de la inscripción obligatoria invocan, a favor de su tesis, entre otros, los siguientes a r g u m e n t o s : a) f u n d a m e n t o jurídico-político. Es el mismo del sufragio obligatorio: si éste se explica como prestación q u e debe el c i u d a d a n o al Estado p a r a los fines de constituir el Gobierno, la filiación obligatoria es su c u m p l i m i e n t o , p o r q u e a q u e l propósito sólo se cum1

Salvador Dana Montano, "El sistema representativo argentino y su realización contemporánea: la legislación electoral vigente".

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pie de verdad cuando se participa en la elección previa de candidatos, y esta la hacen los partidos políticos; b) f u n d a m e n t o político-social. Esto es, la afiliación obligatoria estimula la int e r v e n c i ó n de los ciudadanos en la vida de los partidos, combatiendo la desidia y creando al elector, y c) f u n d a m e n t o legal. La a f i l i a c i ó n obligatoria en u n partido pertenece al mismo orden de deberes que el sufragio y el servicio militar obligatorio. "Disentimos p r o f u n d a m e n t e de la tesis en estudio. "Nuestra posición negativa emana de las siguientes razones: a) En primer término sostenemos que, como cuestión previa, es preciso la estructuración de los partidos políticos en u n Estatuto Orgánico. Esa estructuración, a su vez, precisa de la capacitación de la ciudadanía, sobre la base de la intensificación de la educación primaria, en orden a proveer a la nación de u n electorado consciente; b) En seguida, apoya nuestra posición el análisis doctrinario de los conceptos del sufragio y del partido político. ¿Qué es, en su esencia, el sufragio? Nuestra convicción vé en el sufragio u n a de las formas concretas y especificadas de la libertad de opinión. O sea, el sufragio es la exteriorización del pensamiento en materia política. El hecho de que el sufragio, por tratarse de un derecho "sui generis", u n derecho en "función social", sea umversalmente obligatorio no puede conducirnos hasta la imposición de u n determinado credo político, cual es el programa del partido en el cual, obligadamente, h a tenido que registrarse el ciudadano. "¿Qué es u n partido político? De las definiciones preinsertas y de la historia de su evolución, desprendemos que, en su raíz, se encuentra el ejercicio del derecho de asociación. Y de la esencia de las asociaciones es la libertad para constituirlas. (Los tratadistas, en su mayoría, al precisar el concepto de partido político, utilizan las voces "voluntariamente", "libremente", etc.);

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c) A c u d i e n d o a las realidades h u m a n a s —campo muchas veces i n e x p l o r a d o p o r los cultores de las Ciencia Política—, observemos con el catedrático M u r r a y Butler que, de ordinario, el individuo obra irreflexivamente al reconocer b a n d e r a política. Los males q u e e n t r a ñ a la incorporación precipitada, pero voluntaria, a u n p a r t i d o político, se agravarían a n t e el imperativo de la inscripción obligatoria. Esa inscripción artificial en los registros de u n partido determinaría la incorporación de elementos q u e llevan en sí el germen d e la indisciplina, de la rebeldía, de la indiferencia o del escepticismo; d) La obligada afiliación a los partidos p r e existentes enervaría la posibilidad de la creación de nuevos partidos políticos. Si bien es efectivo —y así lo tenemos subrayado en nuestro "Ensayo" acerca de "Regímenes Políticos", q u e la m u l t i p l i c i d a d de los partidos es perjudicial para la estabilidad del gobierno representativo, debe tenerse t a m b i é n en cuenta q u e ya está sugerida la ordenación previa de los partidos en u n E s t a t u t o Orgánico. Compartimos, sobre este p u n t o el pensamiento de Faulkner ("Vida del Pueblo Norteamericano"), q u e declara la utilidad d e la aparición de nuevos partidos, que sirven d e advertencia f r e n t e a la necesidad de encarar problemas nuevos, y e) Finalmente, y volviendo a las realidades políticas, al m a r gen de disgresiones doctrinarias, nos encontramos con q u e la inscripción obligatoria en u n d e t e r m i n a d o partido, abre amplia r u t a a la intervención del poder ejecutivo —de innegable e indiscutible influencia en nuestras repúblicas iberoamericanas—, en orden a encauzar a la ciudadanía hacia el p a r t i d o de gobierno y, de ese m o d o , al robustecimiento de su autoridad. "Conclusiones. Las observaciones precedentes f u n d a m e n t a n las siguientes conclusiones: 1. Que, en carácter previo a toda otra solución, es menester la formación de u n a c i u d a d a n í a capacitada e idónea, mediante la intensificación de la educación

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Que, asimismo, es indispensable estructurar los partidos políticos en un Estatuto Orgánico que, al margen de la t u i c i ó n del Poder Ejecutivo, reglamente la constitución del partido y su funcionamiento interno y externo; 3. Que, en mérito de las conclusiones anteriores y, a la luz de los factores que quedan señalados, es inconveniente la obligatoriedad d e la inscripción en u n determinado partido; 4. Que, en cambio, satisfechas las exigencias señaladas en las conclusiones 1 y 2, y teniendo los partidos el respaldo consagrado de la opinión pública, la ciudadanía, voluntariamente y por su propia convicción, cuidará de registrarse en u n a determinada tienda política; 5. Que, sin acudir a la solución extrema de la inscripción obligatoria, es dable utilizar medios indirectos, tales como el que contempla la ley electoral chilena. (Virtualmente son sólo los partidos políticos los que pueden inscribir las listas concurrentes para las elecciones parlamentarias. Las candidaturas independientes tienen q u e cumplir con el requisito, realmente prohibitivo, de contar con el patrocinio de 600 electores), y 6. Que, finalmente, es a la función proselitista del partido a la que corresponde, por el método de la persuación, conquistar adherentes a su programa". p r i m a r i a ; 2.

Nuestra tesis ha sido corroborada por valiosas opiniones. Así, el catedrático argentino Dr. Ramella escribe sobre el particular: "De ahí, sin embargo, a obligar a los ciudadanos a u n a continua militancia política, sin vocación y sin entusiasmo, media gran diferencia. L a democracia es menos la "participación" en el gobierno de todos los ciudadanos, que la "posibilidad" de q u e todos participen. De m o d o que u n a coacción en el sentido de determinar al ciudadano que manifieste su sentir político, cual sería la afiliación obligatoria, significaría u n a intromisión odiosa del Estado en la conciencia particular" 1 . Es o p o r t u n o consignar, al respecto, q u e la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, aprobada por la Asamblea 1

Pablo A. Ramella.

(Ob. cit.)

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General de las Naciones Unidas el día 10 de diciembre del a ñ o 1948, resolvió, en su artículo veinte; " T o d a persona tiene derecho ¡i la liberLad