LA VILLA DE LUQUE EN LA ILUSTRACION

HISTORIA DE LUQUE LA VILLA DE LUQUE EN LA ILUSTRACION A lo largo del siglo XVIII tienen lugar importantes transformaciones en la vida española. La en...
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HISTORIA DE LUQUE

LA VILLA DE LUQUE EN LA ILUSTRACION A lo largo del siglo XVIII tienen lugar importantes transformaciones en la vida española. La entronización de una nueva dinastía y la política de reformas llevada a cabo, especialmente en la segunda mitad de la centuria por Carlos III, traen un aire renovador a las anquilosadas estructuras del país. La cultura cobra un singular protagonismo con el movimiento ilustrado y la educación va a ser considerada como la panacea a todos los males. El análisis de este decisivo periodo de nuestra historia viene facilitado por la abundancia y riqueza de fuentes documentales que se han conservado. Entre ellas ocupa un lugar destacado el Catastro de Ensena-da que permite un exhaustivo conocimiento de la realidad económica y social en los años centrales del llamado Siglo de las Luces o de la Ilustración. También hay que mencionar las respuestas al denominado interrogatorio de Tomás López que ofrecen una visión de conjunto sobre numerosos y variados aspectos en las décadas finales del setecientos. El estudio de la villa cordobesa de Luque en sus distintas vertientes durante la segunda mitad del XVIII constituye el eje central de este trabajo. Para ello contamos con valiosas aportaciones bibliográficas. El cronista oficial de la localidad V. Estrada Carrillo ha llevado a cabo un riguroso análisis de las respuestas generales del Catastro de Ensenada. También se ha ocupado de esta documentación el profesor A. López Ontiveros. Las respuestas al interrogatorio de Tomás López, elaboradas en 1792 por el sacerdote Ignacio del Puerto y León y conservadas en la Biblioteca Nacional de Madrid, han sido publicadas por C. Luque Colombres. Junto a este material, hemos utilizado fuentes inéditas que nos ofrecen una apoyatura básica a la hora de abordar la trayectoria demográfica, la economía, los grupos sociales, el fenómeno de la religiosidad popular y los titulares del señorío de esta población, situada en los límites de la Campiña con la Subbética. El análisis de la evolución demográfica plantea serias dificultades, debido a la limitación impuesta por las fuentes documentales. Las cifras de vecinos recogidas por V. Estrada, correspondientes al periodo 17621800, arrojan unos valores numéricos contradictorios y carecen de fiabilidad, ya que, como señala el propio autor, se observan unos marcados altibajos. Así, en 1771 aparecen 748 vecinos, mientras que dos arios más tarde se contabilizan 905. A pesar de los problemas existentes, conocemos de manera bastante precisa, el volumen de los efectivos humanos y las variaciones que se producen a lo largo de la segunda mitad del siglo XVIII. El punto de partida viene dado por las referencias cuantitativas que aparecen en el Catastro de Ensenada. A mediados de la centuria la población de Luque asciende a 2.903 habitantes. La estructura por sexos presenta una ligera superioridad numérica de las mujeres frente a los varones: 1.486 y 1.417 respectivamente. La trayectoria demográfica se caracteriza por una notoria expansión hasta finales de los años setenta. El fenómeno viene ratificado por el censo elaborado en 1781 que registra un total de 3.447 personas. Ello significa que en el mencionado periodo de tiempo el incremento producido alcanza un elevado porcentaje, cerca de un 19%. La división por sexos en dicho recuento de población ofrece una superioridad cuantitativa de los varones: 1.760 hombres y 1.687 mujeres. La tendencia cambia de signo al iniciarse la década de los ochenta. Aparecen síntomas de crisis que se traducen en una disminución del número de habitantes. Una 1

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prueba bien elocuente la tenemos en el censo de 1787 que registra 3.225 personas. Posiblemente, la causa obedece a los perniciosos efectos de la epidemia de tercianas que padecen en 1785-86 las tierras cordobesas. La situación, lejos de mejorar, se agrava en los lustros fimiseculares. La economía luqueña presenta como rasgos distintivos una indudable relevancia del sector agrario y un escaso desarrollo de las actividades artesanales y mercantiles. Estas mismas características se aprecian en las centurias anteriores. Las respuestas al interrogatorio de Tomás López contienen una minuciosa y exhaustiva descripción del término municipal. A pesar de su amplitud, transcribimos el documento porque constituye un testimonio excepcional: "Para informar de las leguas que ocupa la jurisdiczión de esta villa y las cosas notables de su término debo hazer presente que a un quarto de legua de dicha población a el mediodía, guameziéndola unos espaciosos prados y tierras mui pingües, da principio una magnífica sierra de la misma calidad de piedra, constando su subida de media legua y su descenso de un quarto, a cuyo desembarque se presente un valle mui ameno con enzinas, cahigos, madroños, fresnos, sahuzes, monte bajo y diversidad de fuentes con aguas mui saludables. Entre ellas está la que nominan de Bernabé, con cuyas aguas se riegan varias huertas y olibares; en la coronazión de dicho valle ay canteras de jaspes mui esquisitos de varios colores y sombras, como son encamado, negro, blanco, piedra ágata y otros mui espeziales. Aunque dicha fuente nace en este término y ocupa alguna cosa de él, pero es la desgrazia que las prinzipales tierras, huertas y olibares que riega son del de la villa de Carcabuey, dando solamente nombre a esta y la utilidad a otra. Después de haber aszendido a dicha sierra es forzoso hazer diseño de su situazión, para lo qual desde este sitio asta dar vista a el nominado valle, ay tres guanos de legua de pedrizas con enzinas dispersas y algunas hazas de labor de mui regular tierra; y en esta misma forma se extiende dicha sierra, prinzipiándola desde Luque y contemplándola a el medio día con Carcabuey y Priego, pueblos del mismo Reino y de la Abadía de Alcalá la Real. Pero siendo su extensión de Lebante a Poniente mucho más considerable, ay maior materia para describir su comprehensión. A Lebante da prinzipio una fuente que en parte forma el río Badajozillo, esta se llama la fuente de Aljama de igual utilidad para este pueblo que la ya enunziada de Bemabé, pues apenas naze guando, dando agua a una huerta de este término y a otra y un molino harinero del de Priego, feneze en dicho río. Tomando pues prinzipio en el Oriente la espresada sierra y con la fecundidad de tan saludables aguas nazidas de esta fuente, se va aszendiendo y, desde una atalalla que le sirbe de zentinela, se da prinzipio a el curso de esta sierra comprehendiendo asta el Poniente el término de 2 leguas: y en su situazión se ven montes de enzinas y matas, cortijos de labor, hazas de la misma espezie, apazentaderos de ganados, piedras mui sólidas, aguas mui delicadas y yerbas mui medizinales. En esta forma sigue la sierra las 2 leguas hasta que formando una punta desciende por una famosa fuente llamada Marbella a una ribera donde ay variedad de guertas y alamedas, dos molinos de pan y un batán, y después entra en término de Baena, dejando a esta villa mayor utilidad, y lo que es peor dominando sus moradores las aguas de ella por desidia de los de este pueblo o por yntrusión mal tolerada de aquellos. 2

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Pensión que en todo está sufriendo este mal premiado terreno; pues él manifiesta su fecundidad, él descubre sus buenas proporciones y sus abitadores, por omisión o por la ambición de sus ynmediatos vezinos no la dejan respirar. Continuando las aguas de la fuente referida de Arjama a distancia de 500 varas se junta como dijimos con el río que en aquel sitio se nomina Almorchón, y desde el término de Baena Badajocillo. Este siguiendo su carrera camina con dos leguas dibidiendo en primero lugar a este término del de Priego, después del de Alcaudete y últimamente del de Baena; en los sotos que ba formando ubo antiguamente muchas guertas, pero la rapidez que le causan las sierras que lo fomentan y las continuas abenidas destrozaron repetidas vezes las presas hasta que los dueños dejaron el río y encalmaron aquellas tierras que antes producían manzanas y duraznos muy famosos, y oy solamente trigo y zebada. Por la misma razón se estinguió el famoso molino de Grillos, propio de los Condes de esta villa, no obstante haber proyectado su reformazión por muchas vezes. En medio de la línea que haze el espresado río, a sus orillas, está el Palacio del Salobral, título assimismo del conde de Luque, de donde dista legua y media: a continuazión de él está un cortijo magnífico con mil y quinientas fanegas de cuerda: las mil de labor y las quinientas de Deesa, poblada de azebuches [...]. Continuando la línea de dicho río desde el Salobral hasta el sitio de Cotillas, confinante también por aquella parte con el mismo. Y mirando desde el Oriente, donde da principio esta línea, se hallan en este espacio muchas tierras de labor, entre las quales se ven también varios olibos dispersos; su calidad la contemplo mejor para plantíos, aunque en años copiosos del agua son de buen llebar. Al fin de esta línea se ben todo aquel territorio de Cotillas poblado de olibas de muy buen produzir. Figurando la línea de este término se extiende esta como legua y media por su Oczidente dibidiéndolo del de la villa de Zuheros, cruzando quasi a el final de él un pequeño río llamado el Vadillo que vaja de las montañas de la referida villa y abre madre para rezibir las aguas de la nominada fuente de Marbella, que es la que dije terminaba en la punta de sierra que mira a el Oczidente y regaba dibersidad de huertas asta Baena y daba agua a 2 molinos y un batán. Pero no habiendo dicho cosa particular de sus frutos guando hablé de ella, aora digo: que son zebollas mui blancas dulzes y grandes, nabos esquisitos y de imponderable magnitud, berengenas y demás vetuallas mui gustosas: Linos mui finos y blancos; cáñamos suabes y hermosos y lechugas sabrosísimas. También cría mantecosas habichuelas y otras semillas particulares: tiene. variedad de granados con mui singulares granadas y alamedas blancas y negras tan pingües que surten de madera no solo a este pueblo sino también a los comarcanos. Formado ya círculo del término de Luque y constando este de 6 leguas en circunferenzia seguiremos hablando por partes de él para la más cabal inteligenzia de quanto debo dezir sobre su suelo y frutos que produze. Y dando principio desde la espresada fuente de Marbella asta Luque ay como media legua en la que se ven pedrizas incultas, tierras de manchón, olibares dispersos y otras hazas cultibadas, figurado este terreno como lastra de dicha sierra: desde la villa asta la fuente de Aljama, que ay legua y media de la misma figura, ay algunas guertas dispersas regadas por varias chorreras; pero las del partido que llaman de Morellana se riegan [ilegible] nazimiento estancado en un pilar que llaman [ilegible] de mui dulze agua: Entre la sierra y el collado en que está fijada la hermita de san Jorje siguen prados y tierras [ilegible] ocupándose la legua y media de distrito con tierras de labor y varios derramamientos de agua. A el concluir los vallados de ambas montañas ay muchos 3

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montes de enzina, cahigo y otras matas con casas de campo y cortijos, pero recargadas a la parte de montaña que da prinzipio en la zitada hermita que se estiende hazia el Oriente 2 leguas y termina en el relazionado río. En este terreno ay también manchones, pedrizas, olibares dispersos, zumacares, huertos y otras tierras infructíferas que en lo antiguo manifiestan haber estado de higueras y almendros. Desde Luque a Baena ay una legua repartido su terreno entre ambos pueblos, disfruta este en este sitio bastante afabilidad y fructificazión en trigo, zebada y semillas: también ay montes y en lo más elevado de la tierra diferentes olibares. En las inmediaziones a el pueblo por esa parte ay un nazimiento de agua mui admirable llamado la Fuente de Luque, porque este pueblo se surte de sus aguas para el consumo de las gentes; riega también una huerta con varios árboles frutales y da agua a una tenería. Ultimamente mirando este pueblo a el Oriente se estiende su término legua y media, dejando gran porzión de Campiña de mediana calidad con muchos cortijos y alquerías; confinando este terreno con el de el ' dicho cortijo del Salobral se presenta una laguna entre llanos mui hermosos, la que ocupará 20 cahízes de tierra y no cría pescados sino patos y otras diferentes abes. Por conclusión el terreno de esta villa se señala en toda especie de granos y en pastos saludables para los ganados, siendo en estensión bastantemente dilatada le sería mucho más útil acomodar mucha parte de él a plantíos de olibares y viñas de que actualmente careze y por esta razón dejarán de sembrar en tierras que no pueden producir otros frutos. Entonces florecería como guando tenía aquellos frutos que antes daban de sí para vinculaziones, capellanías y caudales dezentes y no se padezerían las excasezes de los labradores que meramente se atienden a el fruto del trigo y zebada". En el término municipal de la villa aparecen dos zonas bien diferenciadas. Una se extiende por el dominio de la Subbética, mientras que la otra pertenece al ámbito de la Campiña. El hecho de que aquella ocupe una mayor superficie explica el elevado porcentaje de tierra inculta, más del 55%. A mediados del siglo XVIII el aprovechamiento de la superficie cultivada -poco más de un 43%- presenta como nota característica un notorio protagonismo de la tierra calma dedicada a cereales, alcanzando en términos porcentuales alrededor de un 92%. En contraposición, el olivar y el viñedo tienen un escaso desarrollo, 6'1 y 0'6% respectivamente. Resulta llamativa la reducida presencia del olivar que, precisamente, atraviesa por un momento de expansión en la centuria del setecientos. Quizá, una de las causas se deba al monopolio señorial de los molinos de aceite. La existencia de este privilegio provoca fuertes tensiones entre el titular del señorío y los vecinos de distintas localidades cordobesas de la Campiña y de la Subbética. También el regadío se encuentra reducido a la mínima expresión, ya que sólo representa en el conjunto de la superficie cultivada alrededor del 1'5%. Aprovecha las aguas de pequeños cauces y fuentes, sobre todo la de Marbella que da origen al arroyo del mismo nombre que desemboca en el río Guadajoz. La situación en las postrimerías del siglo XVIII se mantiene igual por lo que a aprovechamientos agrarios se refiere. Continúa el predominio de la tierra calina frente a la escasa importancia del olivar y del viñedo, a pesar de que, como señala el informante del interrogatorio de Tomás López, hay terreno a propósito para dichos cultivos. A tenor de los datos que aparecen en el Catastro de Ensenada, las diversas actividades artesanales carecen de importancia y ocupan a medio centenar de personas,

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una cifra sensiblemente inferior a la que se emplea en la agricultura. Los oficios existentes tienen como finalidad satisfacer la demanda de la población y cubrir las necesidades más perentorias. En términos numéricos destacan los horneros, panaderos, sastres, zapateros, aladreros y tejedores de paños. Lo mismo cabe afirmar con relación a las actividades mercantiles. El tráfico comercial se reduce prácticamente al abastecimiento de la población. El suministro de artículos de primera necesidad se halla en manos de un grupo numeroso de arrieros, 18 personas en total. El comercio minorista se limita a pequeñas tiendas en las que se venden comestibles y otros géneros. Con carácter excepcional acuden mercaderes forasteros todos los años en la feria que se celebra el 24 de agosto, festividad de San Bartolomé. Los rasgos que definen la sociedad luqueña durante la segunda mitad del siglo XVIII son los propios del Antiguo Régimen. La población se halla dividida en estamentos que se caracterizan por una marcada rigidez, pues el acceso a un estrato superior ofrece serias dificultades. Hidalgos y clero constituyen los grupos privilegiados frente a los integrantes del denominado estado llano en el que figuran personas con unos niveles económicos muy dispares. Las familias que componen la aristocracia local suman una cifra bastante pequeña y representan un exiguo porcentaje en el conjunto de habitantes que moran en la villa. Sin embargo, las personas que han logrado el privilegio de hidalguía gozan, en líneas generales, de una elevada posición económica y participan de manera activa en el gobierno municipal, cuyos miembros son nombrados por el titular del señorío. En los años centrales del siglo XVIII se contabilizan 62 eclesiásticos. Los representantes del clero secular totalizan 32 personas que se hallan adscritas a la parroquia o bien regentan capellanías. Los del regular están integrados exclusivamente por la comunidad de agustinos del convento de San Nicolás de Tolentino, una fundación del conde de Luque realizada en la primera mitad de la centuria del seiscientos. En la citada fecha hay 30 religiosos: 19 sacerdotes, 7 coristas y 4 legos. La situación experimenta algunos cambios en los lustros finales del XVIII. En 1792 residen en Luque 15 sacerdotes y 6 capellanes. Es decir, se ha producido una reducción apreciable de los efectivos humanos del clero secular. En cambio, los del regular se incrementan de forma notoria. De un lado, aumenta el número de agustinos -35 religiosos- y, de otro, se instala en la villa la Congregación de Jesús Nazareno, fundada en 1673 en Córdoba por el insigne emeritense P. Cristóbal de Santa Catalina. La comunidad está formada por cinco hermanos que atienden a los enfermos del hospital de Jesús Nazareno . La creación de este centro asistencial marca el final de una etapa de expansión de los Hospitalarios de Jesús Nazareno. El grueso de la población luqueña está formado por labradores y jornaleros. Los primeros, a mediados del XVIII, suman 70 personas y en este número se incluyen los hortelanos. Los asalariados del campo forman un nutrido grupo, 460 personas. Las diferencias se acortan en términos relativos en fechas posteriores. El hecho viene refrendado por los valores que aparecen en el censo de 1787: 228 labradores y 746 jornaleros. A pesar de la incidencia del movimiento ilustrado, el fenómeno religioso ofrece un protagonismo de gran importancia que aflora e impregna a todos los aspectos de la sociedad. Las distintas etapas de la vida de un individuo, desde que recibe las aguas bautismales hasta que se le administra la extremaunción, aparecen controladas por la Iglesia. La vigilancia ejercida por esta institución no significa en modo alguno la

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manifestación de sentimientos ficticios, ya que la inmensa mayoría de la población se identifica plenamente y de forma sincera con la ideología católica. La eclosión religiosa alcanza en Luque durante la segunda mitad del siglo XVIII altas cotas. Las diferentes capas sociales dan numerosas pruebas de un fervor inusitado. Entre los indicadores más significativos se encuentran el movimiento cofrade y las devociones locales de mayor arraigo popular. Los desfiles procesionales de Semana Santa constituyen también una manifestación bien elocuente. Asimismo cabe mencionar las innumerables fiestas organizadas por diversos motivos y el gran entusiasmo que despiertan las predicaciones cuaresmales. Un elevado porcentaje de la población forma parte de las cofradías y asiste a los actos de culto que se celebran durante el año. En el último cuarto del siglo XVIII mantienen su actividad ocho hermandades en Luque, de las que tres son pasionistas y realizan estación de penitencia en la Semana Santa. La más antigua es la de la Vera Cruz, cuya fundación se remonta al siglo XVI. Posteriormente se crean las de Jesús Nazareno y Cristo de la Humildad. En el tránsito de los siglos XVIII y XIX las procesiones de la villa de Luque se inician el Miércoles Santo desde la ermita de Nuestra Señora de la Aurora. Los penitentes acompañan las imágenes de "Jesucristo sentado en la Piedra y a María Santísima de la Compasión" (13). En la tarde del día siguiente parte de la iglesia de San Bartolomé la procesión de la Vera Cruz con cuatro pasos: Cristo de la Vera Cruz, Nuestra Señora de los Dolores, San Bartolomé y la Magdalena. En la mañana del Viernes Santo, después de haberse predicado el sermón de Pasión, sale de la ermita de Nuestra Señora del Rosario la venerada efigie de Jesús Nazareno. También se procesiona a María Santísima de la Soledad, San Juan, Santa María Magdalena y la Verónica. Por la tarde parte del templo parroquial el Santo Entierro que carece de hermandad. Los pasos del Santo Sepulcro y Nuestra Señora de los Dolores van acompañados por las autoridades locales, comunidad de agustinos y hermanos de las tres cofradías penitenciales. Los atuendos de los cofrades son los mismos que vienen utilizando desde la época de la fundación de las respectivas hermandades. Los de la Humildad y Vera Cruz visten hábitos de color blanco que reciben el nombre de trajecillos. Los de Jesús Nazareno tienen túnicas de color morado. El protagonismo de los titulares del señorío en la vida local resulta evidente. Los condes de Luque son dueños de extensas propiedades en el término, perciben rentas y controlan el gobierno municipal mediante el nombramiento de los oficios concejiles. Durante gran parte de la segunda mitad del siglo XVIII se halla al frente de la Casa María Vicenta Venegas Fernández de Córdoba, casada en 1731 con Cristóbal Rafael Fernández de Córdoba. Este matrimonio supone la unión de dos ramas nobiliarias andaluzas con intereses en el reino de Córdoba, ya que ambas poseen importantes señoríos en esa demarcación territorial y en otras zonas geográficas. Además reunirán más de un centenar de mayorazgos y numerosos bienes libres con lo que se produce un notorio reforzamiento de su poderío económico. Con el fin de calibrar el significado de este enlace conviene hacer una somera referencia a las aportaciones de cada una de las dos familias. Cristóbal Rafael Fernández de Córdoba Portocarrero nace en Granada y recibe las aguas bautismales el 28 de mayo de 1707 en la parroquia del Sagrario de la iglesia metropolitana, siendo sus padres Juan Andrés Fernández de Córdoba y Morales y Ana Dorotea Ordóñez Portocarrero. Por línea paterna hereda en 1743 el título de marqués de Algarinejo y los señoríos de las villas de ese nombre y de Zuheros. Por su madre recibe el marquesado de Cardeñosa y los señoríos de esta población y de las villas de 6

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Sobradillo, Villavieja, El Almesnal y Pedraza. También la jurisdicción de los lugares de Espino Arcillo, Martihernando y Palomar. Asimismo, hereda de sus padres sustanciosos mayorazgos que se localizan en Andalucía y Castilla y la titularidad de numerosos cargos y distinciones. Entre ellos cabe citar los de alcalde mayor y veinticuatro perpetuo de Sevilla y regidor preeminente de Salamanca, Ciudad Rodrigo, Toro, Motril y Loja. Ostentará el patronato de la capilla mayor del monasterio de San Basilio de Córdoba, convento de Nuestra Señora de la Victoria de Motril, convento de San Francisco de Granada y el de los agustinos observantes de Ciudad Rodrigo. También será el patrono de la capilla de San José en la iglesia de San Benito de Salamanca y de las de Nuestra Señora de la Esperanza y Santo Sepulcro en las parroquias de San Pedro y San Pablo de Ciudad Rodrigo. María Vicenta Venegas Fernández de Córdoba nace en Granada el 2 de enero de 1718, siendo sus padres Francisco José Venegas Fernández de Córdoba y María Josefa Fernández Venegas de Córdoba, marqueses de Valenzuela. Les sucede en este título y señorío y además, al morir sin sucesión su tía Josefa Antonia Venegas, hereda en 1744 el condado de Luque. También será la titular de los señoríos de Benahavis, El Daidín, Campanillas, Almáchar y Salobral del Valle. Entre los cargos y distinciones que ostenta hay que destacar los de alférez mayor perpetuo de Granada y Gibraltar y los de veinticuatro de Córdoba y Granada. La unión de las Casas de Algarinejo y Luque concentra en una misma familia cuatro títulos de Castilla y un buen número de señoríos en Andalucía y Castilla la Vieja. Los primeros se localizan en el reino de Córdoba -Luque, Valenzuela, Zuheros- y en tierras granadinas y malagueñas. El segundo núcleo en Salamanca y Avila. A este patrimonio hay que sumar más de un centenar de mayorazgos y los bienes que se hallan sin vincular. El poder económico de los marqueses de Algarinejo y condes de Luque se puede calibrar de manera aproximada en las décadas finales de la centuria del setecientos a través de las rentas netas obtenidas en ese periodo cronológico. A lo largo del decenio 1773-82 el valor de las mismas alcanza un total de 6.126.231 reales que equivalen a 556.930 ducados. Ello significa que durante dos lustros la renta media anual es de 55.693 ducados. La aportación económica de la Casa de Algarinejo supera ligeramente la del Estado de Luque: 28.865 y 26.828 ducados respectivamente. Veamos la cuantía y procedencia de las rentas del Estado de Luque en el periodo 1773 -82. Los ingresos netos en esos diez años ascienden a 2.951.098 reales y 6 maravedís: Reales - Ecija 1.024.653 - Luque 695.077 - Valenzuela 647.432 - Campo de Gibraltar 535.831 - Génova 38.826 - Antequera 9.277 TOTAL 2.951.098

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Los valores numéricos del cuadro ofrecen unos contrastes muy acusados. Llama la atención que más de una tercera parte de las rentas procede de las propiedades y bienes que posee la titular de la Casa de Luque en Ecija. A bastante distancia figuran las cantidades recogidas en los señoríos cordobeses de Luque y Valenzuela. También los ingresos obtenidos en el Campo de Gibraltar alcanzan una cifra de bastante entidad. Por el contrario, carece de relevancia cuantitativa los procedentes del señorío de Monte de Bay en Génova. 7

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La certificación de las rentas del quinquenio 1789-93 permite conocer la evolución de las mismas. A juzgar por los datos remitidos a la corona los ingresos netos experimentan un fuerte incremento. A lo largo del mencionado periodo las cantidades suman 4.570.501 reales que equivalen a 415.500 ducados. Por tanto, la renta media anual asciende a 83.100 ducados, de los que 42.080 corresponden al Estado de Algarinejo y 41.020 al de Luque. Resulta sospechoso que en un corto espacio de tiempo los valores numéricos registren una subida tan espectacular. Quizá, pueda deberse a que las cifras se han inflado con el fin de conseguir la tan ansiada grandeza de España. A lo largo de las décadas finales del siglo XVIII las rentas de los titulares del marquesado de Algarinejo y del condado de Luque alcanzan una media anual que se sitúa en torno a los 65-70.000 ducados, una cifra muy superior a la que obtienen algunos miembros de la aristocracia cordobesa con títulos de Castilla, pero sensiblemente inferior a los ingresos de las grandes familias de la nobleza andaluza. Sirvan como punto de referencia los 36.363 ducados de media que ingresa anualmente el marqués de la Puebla de los Infantes durante el quinquenio 1765¬69 y los 95.630 ducados que obtiene el duque de Medinasidonia en el último cuarto del setecientos a los 80.248 de la Casa de Osuna en 1733. A la muerte de María Vicenta Venegas Fernández de Córdoba hereda el condado de Luque su hijo Francisco de Paula Fernández de Córdoba Venegas. Nace en Algarinejo el 10 de septiembre de 1739 y fallece en Loja a finales de la centuria del setecientos. En 1797 toma posesión del señorío su hijo Cristóbal Fernández de Córdoba y Pérez de Barradas. APENDICE DOCUMENTAL Informe elaborado por Francisco de Martos y Briceño sobre la Semana Santa. Luque 1 de mayo de 1819. Archivo General del Obispado de Córdoba. Provisorato. Asuntos ordinarios. Leg. 45, f. 90r-v. Ylimo. Señor Obispo de Córdoba mi señor. En cumplimiento de la orden que reciví de V.S.Y. a fin de que ynforme qué hermandades, proseziones se hacen la Semana Santa en esta villa y demás que en ella se refiere: son tres hermandades o tres cofradías las que ay fundadas en esta villa. La una del Santo Cristo de la Humildad, otra del Santo Cristo de la Vera Cruz y la otra de Jesús Nazareno: estas tres están unidas para asistirse a las proseciones que hazen; la primera sale de la hermita de Nuestra Señora de la Autora el Miércoles Santo en la tarde, después de acabadas tinieblas en la parroquia: Esta tiene la constitución de juntarse dicho Miércoles Santo por la mañana en dicha hermita saliendo todos con su pendón para yr a comulgar a la parroquia, bolviéndose a ella; a la tarde tienen su sermón y después la prosezión: La del Santo Cristo de la Vera Cruz está fundada en San Bartolomé y la de Jesús en la de Nuestra Señora del Rosario: estas cofradías se juntan cada una en su respectiva hermita el Juebes Santo por la mañana, de donde bajan a la Yglesia en comunidad y comulgan quedando assistiendo a los Oficios: Por la tarde sale la prozesión de San Bartolomé: El Viernes Santo por la mañana de la hermita de Nuestra Señora del Rosario, después de haber predicado la Passión, la que se concluye antes de principiar los Oficios en la Yglesia concurriendo todas tre s a ellos. La del Miércoles Santo y Juebes Santo por la tarde se concluyen antes de la oración. Las efigies que sacan el Miércoles Santo es a Jesucristo sentado en la Piedra y a María Santísima de la Compasión: El Juebes Santo a Jesucristo con el título de la Vera 8

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Cruz, María Santísima de los Dolores, San Bartolomé y la Magdalena: El Viemes Santo a Jesús de Nazareno con la cruz al hombro, María Santísima de la Soledad, San Juan, la Magdalena y la Berónica: Los trages que los hermanos usan en la Humildad y Vera Cruz son blancos que llaman tragecillos y los de Jesús túnicas moradas y todos con las caras descubiertas: En las proceciones ban con mucha deboción llebando en una mano la luz y en otra el rosario, causando buen egemplo: Los gastos que tienen estas hermandades consiste en siete o ocho libras de cera, derechos de parroquia y limosna del Sermón, que cada una ascenderá a unos 180 reales y pagar los entierros a los hermanos que mueren, para lo que cada hermano da cada año seis reales de cuota. El Viernes Santo por la tarde sale de la parroquia el Entierro de Cristo, no tiene hermandad y el clero costea esta prosezión, se saca en ella el Santo Sepulcro y a Nuestra Señora de los Dolores, acompañando la comunidad de padres agustinos de esta villa y las tres hermandades, la que se concluye antes de la Oración; de modo que no ay abuso ninguno, antes bien puede serbir de modelo para otras partes: Del combento no sale procezión ninguna: y asimismo remito a V.S.Y. testimonio de los decretos de su Pastoral Visita. Dios guarde a V.S.Y. dilatados años en su mayor exaltazión y grandeza. Luque 1º de Mayo de 1819. B.M. de V.S.Y. su más rendido súbdito y capellán Francisco de Martos y Briceño (Rubricado). Juan Aranda Doncel Doctor en Historia

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