La vida comunitaria: una experiencia fuerte en clave vocacional 1

La vida comunitaria: una experiencia fuerte en clave vocacional 1 Ir y ver es una experiencia necesaria que debe proponerse a los jóvenes que tienen...
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La vida comunitaria: una experiencia fuerte en clave vocacional

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Ir y ver es una experiencia necesaria que debe proponerse a los jóvenes que tienen inquietudes aunque no las hayan definido del todo. Hoy, como nunca, para los jóvenes es imprescindible experimentar, ir, ver y palpar una realidad para apropiarla y discernirla. Por eso una experiencia de vida comunitaria no parece ser un paso extraordinario sino parte de un itinerario normal de camino vocacional.

¿Qué entendemos por experiencia comunitaria? La experiencia comunitaria es la posibilidad que se ofrece a una persona de vivir y entrar en contacto directo con una determinada comunidad religiosa. En principio, realizarán esta experiencia personas que se están interrogando o cuestionando qué rumbo dar a su vida, cómo responder a esa llamada que Dios les hace y que, por lo tanto, está en un proceso de búsqueda. La experiencia comunitaria supone seguir un ritmo de vida semejante al que vive la Comunidad y, a su vez, una implicación directa en las distintas actividades que lleva a cabo. ¿Qué pasos son necesarios antes de hacer una experiencia comunitaria? Antes de realizar una experiencia comunitaria es necesario conocer a la persona que va a entrar a formar parte por un determinado tiempo de una Comunidad. Será necesario que la Comunidad esté suficientemente informada y concientizada de lo que supone que alguien de fuera venga a “ver” cómo se vive en ella. Lógicamente, la experiencia comunitaria debe estar integrada dentro del camino de acompañamiento del proceso vocacional del joven. Es muy conveniente que la familia de la persona que quiere hacer la experiencia comunitaria esté informada. Es imprescindible que el joven sea consciente de lo que supone entrar a formar parte, por el tiempo que sea, de una comunidad de personas con ideas, edades y mentalidades diferentes… aunque hasta que no entre no lo experimentará.

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En base a materiales de la revista Misión Joven, n° 410, Marzo 2011.

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¿Cómo puede ser esta experiencia comunitaria? Independientemente del tiempo, que será evaluado de acuerdo al proceso de cada joven, en la experiencia comunitaria es fundamental que el joven tenga claro cuáles son los elementos esenciales y específicos de esa comunidad: vivir y trabajar juntos en una especial consagración al Señor para el bien de los jóvenes. Para que la experiencia sea lo más rica posible y permita a la persona que está en proceso de discernimiento optar por un estilo de vida o seguir buscando, hay que procurarle compartir todos los momentos clave de esa comunidad: vida fraterna, oración, trabajo pastoral… Todo aquello que ayuda al joven a descubrir si la llamada del Señor va por ahí. Tal vez convenga invitar a dos o más jóvenes a la vez, para que pueda haber un acompañamiento mutuo y, en un primer momento, sea más fácil la adaptación. ¿Qué supone? La experiencia comunitaria pone en una situación nueva tanto a la Comunidad que acoge como al joven que quiere hacer una experiencia comunitaria como un elemento más de discernimiento vocacional. A la comunidad que acoge le exige: superar la rutina y la comodidad de vivir “sin que nadie moleste”. Capacidad de apertura y de acogida a quien viene de afuera. Estar en disposición de diálogo y confrontación con el mundo juvenil. Ser capaz de exponer las razones y las motivaciones más profundas por las que llevan a cabo sus tareas pastorales.  Ponerse en disposición de escucha ante las inquietudes que pueda tener la persona que viene de afuera.    

Pero que un joven haga una experiencia comunitaria es una determinada comunidad no supone solamente exigencias, también permite que esa comunidad se enriquezca, se sienta estimulada a vivir con mayor autenticidad su propia vocación. Al joven que quiere hacer dicha experiencia le exige:  Ser capaz de lanzarse a algo nuevo y distinto.  Capacidad para cambiar sus horarios, sus programaciones y pensarlas en función de una comunidad con la que él se ha comprometido a vivir de un determinado modo y según unas condiciones en las que haya decidido hacer la experiencia.  Una buena capacidad de relación con las personas que le acogen.  Vivir con los ojos bien abiertos para descubrir en profundidad lo que vive la comunidad y poder, posteriormente, tomar una determinada decisión.  Dejarse interpelar, corregir y evaluar por las personas que forman esa comunidad, que, seguramente, tendrán que emitir algún juicio de la experiencia que está realizando el joven. 2

El contacto directo y la vida son mucho más explícitos y dicen más que las palabras que alguien pueda contar. Así el joven puede descubrir “en vivo” lo que supone el estilo de vida, con sus riquezas y sus límites, que se está planteando seguir.

¿Qué aporta la experiencia comunitaria a la persona y a la fe? Los aportes de la comunidad a la dimensión humana del joven son muchísimos y no se analizarán aquí. Simplemente hay que decir que en las comunidades son cada vez más cuidadas y esmeradas las relaciones interpersonales. De hecho, la resolución de conflictos normales de todo grupo humano no se hace desde la pura psicología. Madurar en relaciones es también proceso de fe, y se lleva a cabo desde la referencia evangélica. Tendríamos que recordar lo que San Pablo escribe a sus comunidades: Yo, hermanos, no pude

que los dos pronuncian la misma palabra: Padre, los dos invocan al mismo Señor, y los dos están dispuestos a quererse como tales. No se acepta al otro “porque me cae bien”, sino a pesar de que no me guste. La norma última de valoración del otro no es “me cae bien o mal”, sino que es la persona que en el camino de mi encuentro con el Resucitado se me ha dado, se me puesto al lado. La fe y la acogida y reconocimiento del Señor pasa por la acogida y reconocimiento de estos caminantes como yo; uno y otro nos tendríamos que llamar hermanos. Aceptar al otro como hermano depende de la manera que tengo de llamar a Dios con el nombre del Padre, de la manera que tengo de escuchar la Palabra de Dios, de la manera de aprender a ser Samaritano. Lo humano se hace así divino. Las relaciones se convierten en ascesis y don, misericordia dada y misericordia pedida.

hablarles como a hombres espirituales, sino como a hombres simples, como a niños en la vida cristiana. Les di de beber leche y no alimento sólido, porque aún no podían tolerarlo; como tampoco ahora, dado que aún los guía el instinto. Si entre ustedes hay envidias y discordias, ¿no indican que todavía se dejan guiar por el instinto y por criterios humanos en su conducta? (1 Cor 3, 1-3).

Algunas notas destacadas como aporte de la comunidad a la persona singular son: DE AMIGOS A HERMANOS

LA IMPORTANCIA DE APOYARNOS

En un mundo de relaciones fáciles y volátiles, relaciones de “colegas” que con frecuencia se quedan en la pura superficie, las comunidades van más allá hasta poder llamar al otro hermano. No se es hermano por simpatía o por coincidencia en un lugar común. Se llega a ser hermano por

Existe una percepción o experiencia de debilidad en los miembros de la comunidad que se puede resumir así: es imposible creer si el apoyo de los otros; es imposible confesar a Jesús sin la compañía y trato con quienes le confiesan. La comu-

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nidad se presenta como un micro-clima para poder vivir la fe.

MADURAR Y PURIFICAR LA FE

Existen momentos en la vida cargados de fuerza centrífuga que nos lanzan, casi sin querer, a la vorágine del gran mundo, de la ideología dominante del ambiente; o al desgano y apatía espiritual. La comunidad es el elemento que sostiene y que da consistencia, que ayuda y que conforta, que alimenta y alienta los deseos clavados en el fondo del corazón. Que nadie entienda este micro-clima como un remanso proteccionista o un refugio “huida del mundo”. No. La imagen que mejor puede reflejar lo que se quiere decir es la de oasis, que está ahí para recuperar fuerzas y atravesar con éxito el desierto.

La comunidad aporta a la persona una posibilidad de madurar y de purificar la fe. Como hijos de Adán y Eva, llevamos dentro de nosotros la tentación de “manipular a Dios”, o de hacernos ídolos. Saber esperar, tener paciencia, andar el camino paso a paso nos lleva muchas veces a la impaciencia y a tomar salidas fáciles: hacernos dioses inmediatos, ídolos de barro o de oro (Ex 32,1-5). La comunidad ayuda a abrir los ojos, a vivir la fe con más pureza, a descubrir el valor de la fe. De nuevo aquí nos encontramos con esa realidad profunda: lo que nos diviniza nos humaniza; lo que nos humaniza, nos acerca más a la verdad de Dios.

LA

COMPROMISO POR EL REINO

COMUNIDAD ES PROVOCACIÓN Y CONFRON-

TACIÓN

La comunidad lanza a la persona a tomar compromisos por el Reino. Estos compromisos son, por una parte, exigencia de la fe, y, por otra, tienen la dimensión de potenciar la realización personal (¡siempre junto a los otros!) a favor de la extensión del Reino de Dios. Cada comunidad tiene matices propios, acentuaciones concretas en los trabajos por hacer presente y operante la fe.

Si la comunidad es compañía y oasis buscado, también es provocación y confrontación. Los miembros de la comunidad tienen un papel importante como interlocutores, como espejos donde se refleja la propia vida y la coherencia. Al ejemplo del Caminante de Emaús, compartiendo las propias decepciones, desilusiones, opciones tomadas en la vida, es posible abrir los ojos a otra realidad y a la verdad. Las palabras de otros calientan y encauzan la vida. Lo que no hace madurar no es el silencio y la aceptación acrítica, sino la corrección fraterna, la ayuda para discernir lo bueno de lo malo.

¿QUÉ OTROS APORTES?

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UNA EXPERIENCIA DE NUESTRA INSPECTORÍA (San José del Uruguay) EL CIRCO DE LA MARIPOSA2 “Jóvenes y salesianos viviendo y trabajando juntos”

FUNDAMENTACIÓN: En el marco del proceso que venimos realizando en comunidad de integración de los jóvenes a la vida comunitaria, es que nos proponemos dar un paso más en la apertura y experiencias que brindamos a los jóvenes de nuestra casa. Esta apertura implicará un esfuerzo de cambio y creatividad, cambio para integrar a personas por un lapso de tiempo, cambio para compartir con los jóvenes la alegría de la vocación salesiana. Creatividad y flexibilidad para innovar nuestra vida de oración, creatividad para generar un vínculo de familia y fortalecer los vínculos de fraternidad entre salesianos y laicos. Será un tiempo donde cada hermano animado por el Director y el Encargado de Pastoral, deberán aguzar su ingenio, creatividad y esfuerzo por sacar los mejor de cada uno. OBJETIVOS: 1. Ayudar a la Comunidad a vivir instancias de compartir y renovación para favorecer su crecimiento. 2. Hacer partícipes a algunos jóvenes en la vida de la Comunidad como forma de ayudarlos en su discernimiento vocacional. 3. Compartir junto a algunos laicos instancias de celebración de la Comunidad para crecer juntos en el carisma. METAS: La Comunidad pueda tener a lo largo del año diversas instancias de compartir su vida con algunos jóvenes, invitándolos a integrarse a la misma. La Comunidad pueda tener momentos de oración compartida con algunos laicos comprometidos con la presencia.

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El video inspirador de este título puede verse en: www.youtube.com/watch?v=WPey7ace294

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METODOLOGÍA: Los jóvenes serán elegidos desde una perspectiva vocacional entre alumnos y exalumnos, en diálogo entre el Director, el Encargado de Pastoral y los salesianos activos en la pastoral de la presencia; serán refrendados por la Comunidad. La Comunidad establecerá el tiempo de duración de la experiencia, adecuándose a su dinámica y a la situación personal de cada joven. A modo de ejemplo:  Puede realizarse una primera invitación por una semana  Los mismos jóvenes pueden ser invitados a una segunda etapa por un periodo de quince días.  Puede hacerse una nueva invitación por un mes. En ese tiempo también pueden ser invitados algunos laicos a compartir la oración de la mañana. Los salesianos de la Comunidad se responsabilizarán de organizar la vida comunitaria de modo que resulte acorde a las circunstancias.

EVALUACIÓN: Una vez concluida la instancia, la Comunidad realizará una evaluación escrita que enviará al P. Inspector sobre:   

La experiencia en cuanto tal, los procesos que han realizado los jóvenes y la experiencia vivida por los sdb de la Comunidad.

Esta evaluación irá acompañada de la evaluación de los jóvenes y los laicos participantes en la experiencia.

FINANCIAMIENTO: La Comunidad asumirá los gastos que implique la estadía de los jóvenes en ella.

RESPONSABLE: El responsable de la experiencia será el P. Director.

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La Comunidad designará los nombres de los jóvenes y los laicos, quedando en manos del Director la invitación. El acompañamiento que se realizará a los jóvenes en los diversos momentos del día tendrá en cuenta que estos tienen obligaciones y horarios que cumplir. En base a ello, se buscarán distintas propuestas entre las actividades de la casa para que se integren a ellas mientras dure la experiencia.

NÚMERO DE PARTICIPANTES: Dos o tres jóvenes por instancia.

INSTANCIAS MEDIAS: Entre aquellas instancias más fuertes, se continuará con las invitaciones periódicas a jóvenes y laicos para compartir momentos de la vida comunitaria. Así la relación e integración será una dinámica continua y habitual, no limitada a experiencias aisladas.

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Algunas evaluaciones Desde los Jóvenes 1- ¿En qué consistió tu participación en esta experiencia? ¿De qué se trata? 

La experiencia consistió en ver ciertos animadores de la Casa, para ver cómo vivían en Comunidad durante una semana, viviendo en el Colegio. Era para probarnos si podíamos llevar una vida en comunidad, a pesar de nuestras tareas extra-curriculares, familias, liceo, etc.



La experiencia contaba de dos partes. La primera, era convivir con otro compañero en una misma habitación, en la casa salesiana durante una semana. La segunda, fue con otros tres compañeros más, divididos en dos y dos por cuarto, durante quince días. La primera parte […] nos dividían de a dos, y vivíamos una semana en el Colegio, realizando nuestra vida diaria, es decir, liceo, deportes, inglés, actividades de tiempo libre, etc. Pero también realizando las actividades de “los curas” como levantarnos todas las mañana a rezar Laudes, almorzar a las 12.05, rezando la oración previa, dándole la bienvenida a los “gurises” cuando llegaban al liceo, ayudando en los recreos a mantener el orden, conversando con ellos sobre por qué estábamos viviendo ahí y que hacíamos, etc… Esta primera etapa fue interesante, pero digamos que “faltó algo” ya que fue muy poco tiempo, y cuando quisimos acordar ya estábamos de vuelta en casa. La segunda parte fue mucho más linda que la primera, ya que éramos cuatro, durante más tiempo… […] Aunque al principio todo te parece muy extraño; tener horarios para todo, que todo sea puntual, estar siempre rodeado de Sacerdotes y todo eso, después de tantos días te acostumbras y es cuando más te empieza a gustar… Para poder realizar esto nos daban una llave, en la primera etapa, y teníamos que arreglar con nuestro compañero cuando tenía cada uno la llave o cuando uno llegaba más tarde que el otro, etc… Y en la segunda etapa nos daban dos llaves. Así podíamos entrar y salir libremente.

2-¿Cómo fue el proceso de acercamiento, invitación, etc? 

Supongo que a mí me invitaron por la parte de que estaba, y sigo estando, en un grupo vocacionable. También, éramos los animadores jóvenes con más experiencia en la Casa.



La verdad nadie sabía de este “proyecto”, y un día, el Director nos preguntó cuándo teníamos tiempo para “conversar” y cuando nos juntamos, me planteó todo el proyecto, contándonos en qué consistía, quiénes estaban seleccionados, con quién viviría, la fecha que sería, etc, para que lo fuera pensando y darle una respuesta. Obvio que mi respuesta era SI, pero no respondí en el momento, porque tenía que hablarlo con mis padres antes… A los pocos días, cuando fui a decirle que SI, me entrego un sobre, con una carta, donde decía más detalles, más bien para que lo vieran mis padres, junto con un permiso que ellos debían firmar. Y desde ese momento estaba “oficialmente” invitado.

3-De la vida compartida con los salesianos, ¿qué es lo que te llamó más la atención y te gustó? 

Me llamó la atención que siempre andaban en la vuelta haciendo cosas y muy pocas veces se veían en Comunidad; y lo que más me gustó fue cuando nos reuníamos todos juntos a la hora de almorzar y cenar, pues hablaban con total confianza y siempre con sus chistes alegres.



Lo que más me llamo la atención fue el Laudes, ya que todos los días a la misma hora, se reunían todos los Sacerdotes y algunos laicos en la capilla de la Casa a rezar.

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Otra cosa que me llamo la atención es la apertura de todos los Sacerdotes, incluso los más viejos, o los que no participaban en el Colegio, siempre estaban contentos de que estuvieras ahí, y siempre dispuestos a conversar y hacer chistes.

4-¿Qué es lo más positivo que sacaste en limpio? 

Se abrió una puerta en mi vida que estaba semi-cerrada: la vida religiosa. Logré hacer mi rutina con mayor facilidad. Supongo que el ambiente me ayudó bastante.



De la experiencia en sí, la verdad que me gusto todo, no sé. El poder convivir con otras personas, que no sean tu familia (padres y hermanos), ayuda a llevarte mejor y a conocer más a tus compañeros, que se convirtieron en amigos, y también a los Sacerdotes, cada uno con su ALGO especial. Cosas para “mejorar” sí, pero no sé si haya cosas a destacar, todo.

5-¿Y aquello que a tu entender debería mejorar un poco? 

Lo que debería mejorar dependería de mí, por ejemplo la comunicación con mi compañero o las tareas en mi casa.



Lo que tal vez me hubiera gustado, fue haber tenido alguna especie de “retiro guiado”. Es decir, alguna instancia para reflexionar con mis compañeros y los Sacerdotes, o algún momento de oración especial, o algo. Esto se dio en la primera etapa, donde algunos días, cambiaron el Laudes, por alguna oración especial […] con algunas preguntas y cosas para reflexionar.

6-¿En qué te ayuda para tu vida, para pensar tu futuro, para crecer como cristiano? 

Me ayudó bastante en mi futuro, en especial en mi vida personal. Me hizo ver la posibilidad de seguir a Don Bosco en la vida consagrada, entregar la vida para los jóvenes. Aún sigo con esa idea y espero llevarla a cabo sin arrepentimientos.



Sinceramente, no me he puesto a pensar en que me ayudó, ya que gracias a Dios, siempre estuve muy ligado al Colegio y siempre lo sentí como mi segunda casa donde siempre sería bienvenido. Pero creo que hubo ciertas cosas que después de la experiencia cambian. Cosas pequeñas, ya sea, ayudar a juntar la mesa luego de almorzar o cenar, compartir la mesa con tus padres, conversar durante la comida, cosas que pasaron, o cosas que piensas hacer, y todo eso que tal vez antes no lo veías como “importante”. También el hecho de tener horarios, el rezar todos los días a la misma hora, el almorzar todos los días a la misma hora, todo eso es como que te ayuda a “no olvidarte” ya que lo sentís como obligación que con gusto lo haces. Por ejemplo, el Laudes, es una “obligación” levantarte a rezarlo, pero nadie nunca te dijo que era obligación, simplemente te levantabas, y eso esta bueno. Otra cosa es conocer más a los Sacerdotes, y conocer su vida diaria, lo que hacen, que no son personas extrañas, distintas a nosotros, que mucha gente tiene una visión totalmente diferente de ellos. También el hecho de que tus amigos, o los alumnos del Liceo, piensen que si vivís en el Colegio con “los curas” es porque vos vas a ser Sacerdote o porque ellos quieren que lo seas. El hecho de entender que no es así, que vos podes tener un futuro ligado a la Iglesia, siendo Salesiano, pero sin ser Sacerdote, y poder explicárselo a los demás, cambia un poquito su cabeza.

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Reconstruyendo la historia… 1. ¿Cómo surge la idea? ¿En qué fuentes o recursos se inspiraron? La idea surge en la línea de pensar experiencias que ayuden a los jóvenes a crecer y madurar en la fe. Así surgieron el ciclo de tres retiros extraordinarios y esta idea del circo de la Mariposa. A medida que lo fuimos pensando se incorporó la idea de invitar a algunos adultos a participar de las oraciones de la mañana. El video del Circo de la Mariposa lo empleamos en el segundo retiro extraordinario y está incorporado en la temática y la dinámica del mismo, por ello era algo que todos conocíamos y que de alguna manera hacer referencia a este tiempo de transformación que significa la experiencia.

2. ¿Quiénes llevaron adelante la experiencia? La experiencia fue animada por toda la comunidad salesiana. Nos repartimos algunas responsabilidades, sobre todo al respecto de las propuestas de la oración de la mañana. [Desde] agosto cada día preparaba un hermano distinto.

3. ¿Cuál es la evaluación que hicieron después de ejecutar la experiencia? En general para todos fue una experiencia fuerte de comunión, de cercanía, muy valiosa para todos, los laicos estaban muy agradecidos. Para nosotros los salesianos fue una experiencia intensa de compartir nuestra vida (oración, trabajo, momentos de distensión, etc.) con los jóvenes, fue un tiempo que nos renovó carismáticamente.

4. ¿Qué sugerencias se les puede dar a quienes quieran implementarla en su

comunidad? Tiene que ser un proyecto asumido, y querido por toda la comunidad, si hay hermanos que no se sienten cómodos con la presencia constante de los jóvenes en la comunidad puede ser una experiencia negativa para todos, no sólo para los jóvenes. Es importante contar con los recursos suficientes, ya sea en lo que se refiere a un lugar para ellos (dormitorio, estudio) y estar acompañándolos en cada cosa (oración, asistencia o tareas en la obra, tiempo de estudio, comidas, etc.)

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