LA VERDADERA COMIDA Y EL VERDADERO VESTIDO

LA VERDADERA COMIDA Y EL VERDADERO VESTIDO Febrero 01 de 2013 LA VERDADERA COMIDA Y EL VERDADERO VESTIDO Después que Jesús fue llevado por el Espír...
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LA VERDADERA COMIDA Y EL VERDADERO VESTIDO

Febrero 01 de 2013

LA VERDADERA COMIDA Y EL VERDADERO VESTIDO

Después que Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo, y luego de ayunar por cuarenta días y cuarenta noches, tuvo hambre; entonces el diablo le dijo: Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan, a lo que Cristo respondió:

Escrito está: No con sólo el pan vivirá el hombre, mas con toda palabra que sale por la boca de Dios.

El pan natural sustenta la vida natural del hombre, pero existe una verdadera comida, el pan verdadero que descendió del cielo y da vida a los hombres, Jesucristo.

Jua 6:32  Y Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: No os dio Moisés pan del cielo; mas mi Padre os da el verdadero pan del cielo.

Jua 6:33  Porque el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.

Jua 6:34  Y le dijeron: Señor, danos siempre este pan.

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Jua 6:35  Y Jesús les dijo: YO SOY el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.

¿Por qué puede Cristo dar vida al mundo? Porque él es la vida: Jua 5:26  Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así dio también al Hijo que tuviese vida en sí mismo; y

Jua 14:6  Jesús le dice: YO SOY el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

En el mismo pasaje anterior de Juan 6, Cristo añade: Jua 6:38  Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.

Es decir: que él es el pan de vida y puede dar vida al mundo, debido a que descendió del cielo para hacer la voluntad del Padre y no su propia voluntad. Y ¿Cuál es la voluntad del Padre?

Jua 6:39  Y esta es la voluntad del que me envió, del Padre: Que de todo lo que me diere, no pierda de ello, sino que lo resucite en el día postrero.

Jua 6:40  Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.

¿En qué consiste entonces la vida? Pues en que ya no hagamos más nuestra propia voluntad, sino la voluntad del Padre, esta es la vida eterna. Y ¿cómo se ingresa en esa vida?

Jua 5:24  De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a juicio, mas pasó de muerte a vida.

Jua 5:25  De cierto, de cierto os digo: Vendrá hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz

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del Hijo de Dios; y los que oyeren vivirán.

Jua 5:26  Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así dio también al Hijo que tuviese vida en sí mismo;

Es escuchando la palabra de Cristo y creyendo al Padre que le envió, que seremos pasados de muerte a vida, de tinieblas a Su luz admirable. Escrito está: Escuchad mi voz y vivid.

Es pues por esta comida verdadera por la que debemos trabajar, ya que la necesaria para el sustento natural nos será añadida, cuando las prioridades estén ordenadas: Primero el Reino de Dios y Su justicia.

Jua 6:27  Trabajad no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del hombre os dará; porque a éste señaló el Padre, que es Dios.

Notemos también que Cristo además de ser la vida, puede dar vida, porque a él señaló el Padre para esta tarea; él es el camino señalado por el Padre; no hay otro camino para llegar al Padre. Los hombres inventan miles de caminos para ir al Padre, desechando así lo establecido por él, pero sólo existe un camino: Jua 14:6  Jesús le dice: YO SOY el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

También nos enseñó Cristo a no estar afanosos por la comida y el vestido diciéndonos que la vida es más que la comida, y el cuerpo más que el vestido.

Luc 12:22  Y dijo a sus discípulos: Por tanto os digo: No estéis afanosos de vuestra vida, qué comeréis; ni del cuerpo, qué vestiréis.

Luc 12:23  La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido.

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Él nos prometió que si procurábamos primero Su Reino, todas esas cosas nos serían añadidas; y Su Reino consiste en que él reine en nuestras vidas y no nosotros:

Rom 14:17  que el Reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia y paz y gozo por el Espíritu Santo.

Hermanos, existe una verdadera comida, que da vida: Jua 4:32  Y él les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis.

Jua 4:33  Entonces los discípulos decían el uno al otro: ¿Si le habrá traído alguien de comer?

Jua 4:34  Les dice Jesús: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.

También existe un vestido verdadero con el cual quiere cubrirnos el Padre, para tapar nuestra desnudez y nuestras vergüenzas y ser dignos de participar en las bodas de Su Hijo. Recordemos que en la fiesta de bodas fue encontrado un hombre con el traje no adecuado y fue echado a las tinieblas de afuera.

¿Y cuál es ese vestido?  La escritura nos habla de unas vestiduras limpias y blancas, que llevarán los vencedores:

Apo 3:5  El que venciere, será así vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre, y delante de sus ángeles.

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Apo 3:6  El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias.

El Señor nos invita a adquirir estas verdaderas vestiduras:

Apo 3:18  Yo te amonesto que de mí compres oro afinado en fuego, para que seas hecho rico, y seas vestido de vestiduras blancas, para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio, para que veas.

Sino estamos cubiertos con esas vestiduras, se verá la vergüenza de nuestra desnudez, se manifestará lo que verdaderamente somos y tenemos por dentro; por eso es que al altar no se llegaba por gradas, para no mostrar la desnudez; no es poco a poco la llegada al altar, es una entrega completa a la voluntad y potestad del Señor, de otra manera, en las áreas que no hayamos entregado se descubrirán nuestras vergüenzas, ya que allí, no reina el Señor.

Es una entrega total, sin reservas ni condiciones a Su Señorío lo que nos cubrirá; es esa la verdadera cubierta. No se trata de guardar ritos, mandamientos y doctrinas de hombres; no es tratando de cubrirnos con hojas de higuera como pretendieron  Adán y Eva al principio  cuando desobedecieron al Señor y descubrieron que entonces andaban desnudos.

No, la solución fue que el Señor los tapó con delantales de cuero, lo que implicó un sacrificio, un derramamiento de sangre; y la escritura nos dice que la vida está en la sangre, y este sacrificio tipificaba el sacrificio perfecto de Cristo hecho una vez y para siempre en el calvario; es decir, el Señor desea cubrirnos con Su sangre, con Su vida y mientras andemos en nuestra propia vida estaremos desnudos mostrando nuestras vergüenzas.

No es tratando de remendar el vestido viejo del hombre viejo con remiendos de paño nuevo, que es lo que hace la religión de los hombres, pues la rotura se hace peor; no, es con un nuevo vestido, de una nueva criatura en santidad y justicia. Y solamente el  Señor puede despojarnos de nuestras vestiduras viles y cubrirnos con sus ropas limpias y blancas que son las obras de Él en nosotros, no nuestras propias obras muertas, son las obras que él dice que hagamos y no las de la invención de nuestro propio corazón; es hacer las cosas a Su manera y no a la nuestra.

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¿A quiénes se les darán esas vestiduras blancas? Miremos lo que nos dice la escritura en el libro de Revelación o apocalipsis cuando se hubo abierto el quinto sello:

Apo 6:9  Y cuando él hubo abierto el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que ellos tenían.

Apo 6:10  Y clamaban a alta voz diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, Santo y Verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre de los que moran en la tierra?

Apo 6:11  Y les fueron dadas sendas ropas blancas, y les fue dicho que aun reposasen todavía un poco de tiempo, hasta que sus compañeros consiervos, sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos fuesen cumplidos.

Las ropas blancas serán para los vencedores que han perdido sus propias vidas por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tienen. El que salve su vida la perderá, pero el que la pierda por causa de Cristo y del evangelio, la hallará.

Son los que han lavado sus ropas en la sangre del Cordero quienes participarán de las vestiduras verdaderas:

Apo 7:9  Después de estas cosas miré, y he aquí una gran compañía, la cual ninguno podía contar, de todas naciones y linajes y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de luengas ropas blancas, y palmas en sus manos;

Apo 7:10  y clamaban a alta voz, diciendo: Salvación al que está sentado sobre el trono de nuestro Dios, y al Cordero.

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Apo 7:11  Y todos los ángeles estaban alrededor del trono, y de los ancianos, y de los cuatro animales; y se postraron sobre sus rostros delante del trono, y adoraron a Dios,

Apo 7:12  diciendo: Amén. La bendición y la gloria, la sabiduría, y la acción de gracias, la honra, la potencia y la fortaleza, sean a nuestro Dios para siempre jamás. Amén.

Apo 7:13  Respondió uno de los ancianos, y me preguntó: ¿Estos que están vestidos de luengas ropas blancas, quiénes son, y de dónde han venido?

Apo 7:14  Y yo le dije: Señor, tú lo sabes. Y él me dijo: Estos son los que han venido de grande tribulación, y han lavado sus luengas ropas, y las han blanqueado en la sangre del Cordero.

Apo 7:15  Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven día y noche en su templo; y el que está sentado en el trono morará entre ellos.

Apo 7:16  No tendrán más hambre ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni ningún otro calor;

Apo 7:17  porque el Cordero que está en medio del trono los regirá, y los guiará a fuentes vivas de aguas; y Dios limpiará toda lágrima de los ojos de ellos.

Oremos:

Señor, por amor de tu Nombre, despójanos de las vestiduras viles del hombre viejo y vístenos

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con tus vestidos limpios y blancos; concédenos una entrega total a tu gobierno, a tu Señorío y participar de la verdadera comida que solo tú puedes dar, ya que el Padre te señaló, el pan de vida. Bendito tu Nombre por siempre. Amén.

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