La vanagloria de la vida

“La vanagloria de la vida” Por: Juan Ramón Chávez Introducción E l amor es el más bello sentimiento que posee la humanidad. El amor nos dio origen, ...
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“La vanagloria de la vida” Por: Juan Ramón Chávez Introducción

E

l amor es el más bello sentimiento que posee la humanidad. El amor nos dio origen, nos sustenta y nos motiva. Dios nos ha dotado con la hermosa capacidad de amar. Sin embargo, a veces depositamos nuestro amor en cosas que no convienen. Son amores

que Dios prohíbe. Por ejemplo: en los tiempos de Cristo hay quien amaba los primeros asientos en las sinagogas (Lucas 11:43), otros, amaban y algunos aun aman, las riquezas (Lucas 16:13), otros, el dinero mal habido. (2 Pedro 2:15), otros, aman la mentira (Apocalipsis 22:15) y otros, aman al mundo (2 Timoteo 4:10). Y amar al mundo es amar lo que el mundo ama. Y una de las cosas que el mundo ama y que está prohibido por Dios, es: “la vanagloria de la vida”. La palabra “vanagloria” se compone del prefijo “vana” =que significa, inútil, vacío, hueco. Y la palabra “gloria” que significa, jactancia, arrogancia, soberbia. La palabra “vida” hace referencia a vida física presente. Por tanto, la “vanagloria de la vida” es la inútil y vacía soberbia de las cosas de esta vida. Cosas que a la luz de la eternidad no son importantes.

I) ¿En que se manifiesta la vana (inútil) gloria (Jactancia) de la vida? A. En lo que se tiene. Hablando de lo que poseemos, de nuestros recursos mundanos. La gente del mundo se jacta o se vanagloria, por ejemplo: de su carro, de su casa, de su trabajo, de su belleza física, inteligencia, de su dinero, de sus hijos, de su autoridad y poder humano, etc. pesando que eso los hace mejores y más importantes que aquellos que no lo tienen. Sin embargo, es un absurdo gloriarnos en las cosas de este mundo por varias razones: 1. Porque a Dios le pertenecen todas las cosas. “porque mía es toda la tierra” (Éxodo 19:5) Lo cual incluye la plata y el oro (Hageo 2:8) y todos los animales (Salmos 50:10). Así que, Que es nuestro? 2. Porque todo lo que tenemos Dios nos los ha dado. “Porque ¿quién te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo recibiste, ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?” (1 Corintios 4:7) Debemos darle la gloria a Dios porque son sus bendiciones que nosotros estamos disfrutando.

3. Porque nada nos vamos a llevar cuando nos muramos. Pablo dijo: “porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar” (1 Timoteo 6:7) Solo las cosas espirituales van a durar por la eternidad. No estamos diciendo que es pecado tener cosas, sino el jactarse en esas cosas. Pensando que eres mejor o más importante o que teniendo esas cosas serás más feliz. Eso sí que es pecado. Al contrario debemos jactarnos en el salvador que tenemos. Pablo dijo: “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo” (Gálatas 6:14) B. En lo que se hace. Lucas dice: “Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. 11 El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; 12 ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. 13 Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. 14 Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido” (Lucas 18:10-14) El fariseo pensaba que Dios tenia aceptarlo por las cosas que hacía. Pues según él, eso lo hacía mejor que los demás. Todos podemos caer en este pecado de la vanagloria no importando lo que hacemos. Usted puede ser ama de casa y pensar que nadie lo hace mejor que usted. Puede ser mecánico y pensar que nadie lo hace mejor que usted. Puede ser carpintero y pensar que nadie lo hace mejor que usted. Puede ser costurera, estilista, predicador, diacono, anciano y pensar que nadie lo hace mejor que usted. Y que si usted no hace, las cosas no van a salir bien. O puede pensar que nadie ayuda, que nadie ofrenda, que nadie coopera mejor que usted. Hay personas que se creen muy buenas en lo que hacen o por lo que hacen y piensan que por eso son mejores que los demás. Sin embargo, debemos recordar que quien nos ha dado las capacidades y dones, es Dios (Mateo 25:14-15). Además, Pablo nos dice: “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe

tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno” (Romanos 12:3) Nadie debe pensar que es menos ni pensar que es más que sus hermanos. Ante los ojos de Dios todos somos importantes en la iglesia. Quien se debe llevar la gloria de todo es Dios. Porque él es el que nos ha dado todas las capacidades. Nosotros no podemos tomar el crédito por lo que Dios nos ha dado. Porque todo es de Dios. C. En lo que se ha conseguido. Hay quien piensa que los jóvenes son más frecuentemente afectados por los “deseos de la carne”, los maduros son usualmente afligidos por los “deseos de los ojos” y los ancianos pueden ser probablemente afectados por la “vanagloria de la vida” por lo que han conseguido a través de los años. Sin embargo, este pecado es uno en el cual, como ya hemos visto, todos podemos caer. Cuando piensas que tus logros o éxitos son el resultado de tus propios esfuerzos. Que tus títulos, tus negocios, tu estabilidad económica se debe a tu inteligencia, a tu prudencia y a tu visión. Es cuando empiezas a soltar el piso y a sepárate de Dios. Es cuando empiezas a creer que mereces ser admirado, reconocido y a recibir alabanza por lo que has logrado con el “sudor de tu frente”. Y eso es solo el deseo de satisfacer su propio ego. Sin embargo, Pablo nos enseña que tener a Cristo es lo que realmente vale en la vida: “Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: 5 circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; 6 en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible. 7 Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. 8 Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo” (Filipenses 3:4-9) Con razón Jesús dijo: “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?” (Mateo. 16:26) podemos tener todo lo que el mundo ofrece, pero de nada servirá si al final perdemos nuestra alma. Nada abra valido la pena.

II) ¿Cuál es el peligro de la vana (Inútil) gloria (Jactancia) de la vida? A. La vanagloria afecta nuestros valores.

Gloriarse en lo que tenemos, hacemos o lo que hemos conseguido afecta en nuestra apreciación de lo que es realmente valioso. Jesús dijo: “Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee” (Lucas 12:15) Jesús nos está diciendo que el valor de una persona no consiste en “la abundancia” de sus posesiones. Jesús está en contra de la frase del mundo que dice: “tanto tienes tanto vales” La vida humana es mucho más importante que las cosas materiales, porque Dios le ha dado un valor superior. La vanagloria nos hace ser superficiales porque nos lleva a darle más valor a las cosas materiales y a la apariencia de las personas que a lo que hay en su interior. Sin embargo, nuestro valor como personas viene de Dios. La buena vida no es tener millones para gastar. No tiene nada que ver con ser rico, sino en tener comunión con Dios. Necesitamos con urgencia vernos como Dios nos ve y mirar a las personas como Dios la ve. Dios ve su imagen en nosotros. Fuimos hechos a imagen y semejanza de Dios. (Génesis 1:26) No es lo que otros opinan de nosotros lo que nos define, sino el hecho de que venimos de Dios. Y por eso somos valiosos. B. La vanagloria nos crea una falsa seguridad. Jesús dio una gran lección en la parábola del rico insensato. Dijo: “La heredad de un hombre rico había producido mucho. 17 Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? 18 Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; 19 y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. 20 Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? 21 Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios”. (Lucas 12:1621) Aquí vemos a un hombre que pensaba retirarse después de haber amasado una gran fortuna. Pensaba disfrutar de lo que había conseguido a lo largo de su vida. Pensaba que su futuro estaba asegurado. Pensaba en aquí y ahora. Su riqueza le daba esa seguridad. Pero Dios interviene y le dice: “necio” esta misma noche vienen a pedirte tu alma. En lugar de confiar y poner su seguridad en Dios, la puso en lo que tenía. Jesús nos desafía a pensar más allá de nuestras metas terrenales. Y no poner nuestra confianza y seguridad en las cosas de este mundo. En el mundo se enseña la seguridad de sí

mismo, en sus capacidades, en su inteligencia, en sus fuerzas, en sus títulos, así como en las riquezas, trabajo, hijos, belleza, etc. Pero este tipo de deseos y actitudes no provienen de la vida que viene del Padre. De hecho esta clase de personas han excluido a Dios de sus vidas porque piensan que no lo necesita. El dinero no puede comprarlo todo. Los romanos tenían el dicho que, “el dinero es como el agua del mar: cuanta más se bebe, más sed se tiene”. Dios quiere bendecirnos, pero no quiere que nuestra seguridad dependa de las cosas de esta vida, sino de él. C. La vanagloria nos hace caer de la gracia de Dios. Una de las cosas que Dios más aborrece es que la gente se crea superior que los demás. En Proverbios 6:16 aparece como los “ojos altivos”. Santiago 4:6 dice que “Dios resiste a los soberbios” lo cual indica que Dios no solo esta disgustado, sino que está en contra. La palabra “resiste” viene de “antitasso, (anti, contra; tasso, disponer, formar), originalmente término militar, poner en formación de batalla en contra de” (Diccionario Expositivo de palabras del A.T y del N.T por W. E. Vine).

No se puede estar en presencia de Dios cuando nos gloriamos. Porque esa gloria no

tiene razón de ser. No tiene sustento. Porque todos fuimos formados del polvo de la tierra. Por una vana gloria cayo Eva de la relación que tenía con Dios. Génesis 3:6 dice: “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría”. Ella quería tener toda sabiduría a pesar que con ello desobedecía a Dios. Satanás perdió su lugar con Dios por el mismo problema de amor a la grandeza. “Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; 14 sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo” (Isaías 14:13-14) El problema del jactancioso es que ha olvidado quien es Dios y quien es el. Ha dejado su lugar de siervo para querer compararse con el Altísimo. Y Dios no puede tolerar a esta clase de personas ante su presencia. Ninguna creatura puede robarle lo que le pertenece solo al Creador, la gloria.

III) ¿Cómo vencer la vana (Inútil) gloria (Jactancia) de la vida? A. Debemos reconocer que todo lo que tenemos y disfrútanos viene de Dios. Santiago dice: “Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” (Santiago 1:17) Todo lo que

es bueno, útil y provechoso viene de Dios. No de nuestro ingenio, de nuestras capacidades, de nuestra visión o por los azares del destino, sino de Dios. Es Dios quien da todo lo que poseemos y no debemos darnos el crédito de eso. No debemos saludar con “sombrero ajeno”. Reconocer es señal de humildad. Alguien dijo que: “La grandeza de un hombre está en saber reconocer su propia pequeñez” (Blaise Pascal) Así que, vanagloriarnos de algo, seria como querer caminar sobre las aguas, sería como querer ascender a los cielos. No podríamos, porque esas cosas le pertenecen solo a Dios. B. Debemos evitar alianzas con el mundo. Pablo escribió: “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? 15 ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? 16 ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios viviente, como Dios dijo: Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo. 17 Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os recibiré” (2 Corintios 6:14-17) Siendo que el mundo practica los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida, debemos abstenernos de formar alianzas con ellos. Porque las alianzas te unen. Dice el dicho: “Tanto peca el que mata la vaca, como el que le estira la pata”. Las palabras “compañerismo”, “comunión”, “concordia”, “parte”, “acuerdo”, mencionadas en estos versos, son usadas como sinónimas y son ilustradas por el “yugo”. El yugo era un pedazo de palo con curvaturas en los extremos que se ponían sobre la nuca de los bueyes y se sujetaban a los cuernos con correas de cuero. El propósito del yugo era unir haciéndolos caminar la misma ruta. Dios no quiere que jalemos en la misma dirección que el mundo, sino que seamos diferentes. Formar alianzas con el mundo es unirnos, comprometernos con él y hacer lo que ellos hacen. Cosa que Dios no quiere. C. Debemos renovar nuestra mente. Pablo dijo: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:2) Según Pablo necesitamos una renovación mental. Según el diccionario la renovación es, “volver algo a su primer estado, dejarlo como nuevo, reestablecer algo que se había interrumpido, sustituir una cosa vieja por otra nueva” Pablo

dice que la renovación mental da como resultado la transformación espiritual. Para no amoldarnos a los estándares de este mundo, es decir, para no habituarse a la sociedad en que vivimos, debemos renovar nuestra mente. Se trata de un cambio interno. Equivale a despojarse del viejo hombre (Efesios 4:23-24). Se trata de volver al compromiso original que teníamos con Dios. Es una decisión nuestra. Y la palabra de Dios nos ayuda a llenar nuestra mente con las cosas que Dios desea. Alguien dijo que: “Piensa en grande y crecerás, piensa en pequeño y quedaras atrás, piensa que puedes y podrás. Todo está en el estado mental. El futuro se decide en la mente de un hombre” (Christian Barnard) Para poder vencer la vanagloria de la vida necesitamos renovar nuestra mente para no pensar como piensa el mundo, sino como piensa Dios. Conclusión La lujuria (Los deseos de la carne) no proviene de Dios. De Dios viene el amor verdadero y sacrificial por el ser amado. La ambición egoísta (Los deseos de los ojos) por lo que otros tienen, tampoco viene de Dios. De Dios viene el contentamiento espiritual con lo que Dios nos ha concedido. Y mucho menos viene de Dios el orgullo y los aires de grandeza (La vanagloria de la vida). De Dios viene la humildad sincera. Sin embargo, mediantes estas tres cosas satanás a ataca el cuerpo, la mente y las emociones del cristiano. ¿Cómo podemos hacerle para no caer en estas cosas pecaminosas? Solo Cristo puede ayudarnos, “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12) Pero nosotros tenemos que hacer algo, rendirnos completamente a El cada día de nuestra vida. Si usted es cristiano consagrase cada vez más a él. Y si usted no es cristiano ríndase a los pies de Cristo queriendo se convertido en Cristiano a través de bautismo. Le invitamos que Dios le bendiga. Juan Ramón Chávez Torres E-mail: [email protected] http://chaveztorres.wordpress.com/ http://www.idc5acampestre.com