La SEGURIDAD ALIMENTARIA es una responsabilidad compartida

La SEGURIDAD ALIMENTARIA es una responsabilidad compartida La seguridad alimentaria es una cuestión que preocupa cada vez más a los ciudadanos europ...
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La SEGURIDAD ALIMENTARIA es una responsabilidad compartida

La seguridad alimentaria es una cuestión que preocupa cada vez más a los ciudadanos europeos, porque la alimentación sana es un derecho de todos. Productores, industriales, las autoridades y los propios consumidores formamos parte de una cadena en la que compartimos la responsabilidad de alcanzar las máximas cotas de seguridad.

Como respuesta a estas inquietudes, la Comisión Europea ha impulsado una Campaña de Seguridad Alimentaria, con el objetivo de informar y educar a los ciudadanos sobre la importancia de la seguridad e higiene de los alimentos.

Esta Guía, que ha sido editada por el Consorcio de Información al Consumidor, promotor de la Campaña en España, nos ayudará a comprar con conocimiento y a alimentarnos con las debidas garantías.

Los Estados tienen el deber de proteger la salud de sus ciudadanos. Esta protección se realiza con la aplicación de una amplia y minuciosa normativa, cuyo cumplimiento se debe verificar a través de diferentes controles por parte de la Unión Europea y de las Administraciones Públicas de los Estados miembros.

Estos controles se basan en una estructura que se apoya en cuatro pilares:

1. Aplicación y desarrollo de la normativa de la Unión Europea. 2. Controles de las Administraciones Públicas nacionales, autonómicas y locales. 3. Inspección de la Unión Europea. 4. Sometimiento último a los Tribunales de Justicia.

En España, el cumplimiento efectivo de la normativa alimentaria debe estar garantizado por la Administración central, las Comunidades Autónomas y los Ayuntamientos.

La Unión Europea también tiene inspectores propios, que deben visitar cada Estado miembro.

Además, existe una “red de alerta” que consiste en un sistema rápido de intercambio de información entre las autoridades de la UE y de todos los Estados miembros y que facilita la inmovilización y la retirada de un producto, si se detecta un riesgo sanitario.

Todas las empresas alimentarias de la Unión Europea están obligadas a realizar un análisis de los riesgos que pueden producirse en las diferentes fases de su producción, transformación y distribución, como medida preventiva.

Las Asociaciones de Consumidores también ejercen sus propios controles con la realización de análisis comparativos de productos y su eventual denuncia ante los tribunales y ante las Administraciones.

Mediante

la

“trazabilidad”,

o

el

rastreo

de

la

procedencia, se puede conocer la ruta que ha seguido un producto: “desde el campo a la mesa”.

Existen otras garantías adicionales de calidad, como pueden ser las denominaciones de origen, que ofrecen a los consumidores una acreditación específica de los productos.

Algunas empresas están dispuestas a dar garantías añadidas, sometiéndose voluntariamente a auditorías y certificaciones, a cargo de organismos independientes.

La etiqueta que llevan los productos alimenticios facilita al consumidor abundante información para saber lo que adquiere.

Debe ser clara y comprensible. Su presencia es obligatoria y debe decir la verdad.

Siempre tienen que aparecer el nombre del producto y el nombre y domicilio del fabricante, envasador o vendedor.

En la mayoría de los casos también deben aparecer la lista de ingredientes, la cantidad neta, la fecha de consumo preferente o la de caducidad y el lote de fabricación.

Ciertos productos deben indicar las condiciones especiales de conservación y modo de empleo, y algunos pueden llevar un etiquetado nutricional para que el consumidor conozca sus cualidades alimenticias.

Código de barras No proporciona ninguna información útil al consumidor.

Únicamente facilita la actividad

comercial.

Denominación del Producto Puede ser: •

Una denominación que lo defina por sí solo (pan, huevos...).



Una denominación que lo defina dentro de su familia o especie (carne de vacuno, atún blanco ...).



El nombre “consagrado” por su uso (fabada, cocido ...).

Lista de ingredientes Es la relación de materias primas y aditivos utilizados para la elaboración del alimento. Debe aparecer en la etiqueta de esta manera: •

Con el epígrafe “lista de ingredientes” o sólo “ingredientes” .



En orden decreciente, comenzando por el que aparece en mayor cantidad.

Los aditivos Son sustancias que se añaden a los alimentos para que mantengan sus cualidades o recuperen algunas que se han perdido durante su transformación. Pueden ser sintéticos o naturales, y sólo se autorizan en cantidades controladas y para determinados productos, una vez demostrada su inocuidad tras una evaluación científica.

Los aditivos tienen suma importancia en la alimentación actual, ya que una buena parte de los productos que consumimos no podrían existir sin su empleo.

Los aditivos autorizados aparecen en la lista de ingredientes con su nombre completo o mediante la letra E (de Europa, en los países de la Unión Europea), seguida de un número de tres o cuatro cifras y precedido del nombre de la categoría a la que pertenece (colorante, conservante, antioxidante...).

Contenido neto en peso o volumen Es la cantidad especificada del peso neto de los productos alimenticios envasados o frescos.

Debe figurar en la etiqueta, expresado en unidad de volumen para los líquidos (litro, centilitro...) y en unidades de peso (kilogramo y gramo) para los demás productos.

Marcado de fechas Es la indicación del estado de frescura o de la vida útil de un alimento.

Es importante distinguir entre “fecha de caducidad” y de “consumo preferente”.

La fecha de caducidad debe figurar en los productos muy perecederos, expresada con el día y mes. A partir del día siguiente, está prohibida su venta y no se deben consumir.

La fecha de consumo preferente figurará en el etiquetado junto a las condiciones de conservación y almacenamiento, bajo estas expresiones:

“Consúmase preferentemente antes del ....”, cuando se incluya el día: 03/05/02. “Consúmase preferentemente antes de finales de ...”, en los demás casos: MAY/00 “Consúmase

preferentemente

antes

de...” (sólo año: 2003).

Para seguir la pista

El lote es un conjunto de unidades de venta de un producto que se ha fabricado y envasado en circunstancias homogéneas. La mención del número de lote, precedida de la letra “L”, permite localizar el producto y retirarlo si se detecta algún riesgo para la salud.

Alimentos genéticamente modificados Los organismos genéticamente modificados (OGM’s) son aquellos seres vivos a los que se les ha cambiado material genético. Algunos o parte de ellos se pueden utilizar para la producción de alimentos.

Su comercialización requiere un exhaustivo proceso de evaluación antes de ser autorizados por las autoridades competentes, que a su vez son asesoradas por comités científicos independientes.

La presencia de un organismo genéticamente modificado debe figurar en la etiqueta desde el 16/05/97. Existe una variedad de soja y de maíz que debe ser etiquetada desde el 02/09/98, al igual que su ADN o sus proteínas modificadas.

Los organismos genéticamente modificados, identificados y etiquetados según la legislación, están autorizados por la Unión Europea.

Debemos comenzar por los productos no perecederos y acabar por los congelados. Hay que respetar rigurosamente los consejos incluidos en los envases.

Es muy importante comprobar que en ningún momento se ha roto la cadena de frío.

Los alimentos refrigerados y congelados deben

mantenerse a la temperatura de conservación estipulada, por lo que es conveniente utilizar una bolsa isotérmica para transportarlos.

Una vez en casa, debemos guardar los alimentos pensando en su conservación. Hay que comprobar si son frescos, refrigerados o congelados y, así, guardarlos en el lugar que asegure la temperatura más adecuada. Como norma general, se deben colocar de manera que el aire circule fácilmente a su alrededor.

La mayor parte de las intoxicaciones alimentarias se producen por una incorrecta manipulación de alimentos en el hogar. Y en algunos casos por falta de higiene.

Estas intoxicaciones alcanzan su máximo nivel de riesgo en verano, cuando las altas temperaturas se convierten en aliadas de las bacterias, como la salmonela, el estafilococo y el agente que provoca el botulismo.

La primera regla es lavarnos las manos antes de preparar los alimentos. Es preciso lavar los cuchillos, las tablas de cortar, los mostradores y cualquier utensilio de cocina antes de volver a usarlo.

Se deben cambiar con frecuencia los paños de secado o utilizar el papel de cocina. Hay que mantener limpio el interior del frigorífico.

Para evitar la contaminación cruzada es imprescindible proteger los productos con papel de uso alimentario y separar los crudos de los cocinados.

Las

frutas

y

hortalizas

cuidadosamente Cuidado

con

las

con

frescas

abundante

mayonesas

deben agua

caseras:

lavarse corriente.

deben

ser

preparadas y consumidas en el momento.

Y algo muy importante: no utilizar nunca envases alimentarios para guardar productos de limpieza. Alguien podría confundirlos.