LA SANTA CRUZ APARECIDA DE ALBALATE

LA SANTA CRUZ APARECIDA DE ALBALATE 47,5 cms. / 44 x 28 cms. / 16,5 x 12,5 cms. Altura Brazos-Cruz Crucificado Con motivo del V Centenario de la Inv...
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LA SANTA CRUZ APARECIDA DE ALBALATE

47,5 cms. / 44 x 28 cms. / 16,5 x 12,5 cms. Altura Brazos-Cruz Crucificado

Con motivo del V Centenario de la Invención, es decir, Hallazgo de la Cruz de Albalate, por una podenca que obedecía al nombre de Cosula, en el año del Señor de 1514, el Museo Diocesano de Arte Antiguo ha presentado durante este año 2014 una exposición temporal sobre la evolución artístico-histórica de la Cruz Procesional, atendiendo a la iconografía de estas obras de arte de propias de nuestra geografía diocesana, mediante una comparativa que abarca desde la época románica hasta el periodo ilustrado, habiendo siendo la pieza invitada y la más apreciada por los visitantes de esta exposición, la Cruz Aparecida de Albalate. Esta efeméride del V Centenario del Hallazgo de la Cruz Aparecida de Albalate ha sido durante este 2014 el acontecimiento histórico más importante celebrado en nuestra diócesis, de ahí que tengamos el honor de comenzar esta presentación de nuestro patrimonio cultural diocesano con esta misma pieza de valor sin igual.

El hallazgo casual de esta Cruz Aparecida de Albalate tuvo lugar el día 27 de septiembre, en el año del Señor de 1514. El momento de su hallazgo supuso un hito en la historia de Albalate, convirtiéndose súbitamente en la principal devoción de sus vecinos. Esto se puede constatar incluso en la heráldica de sus Monumentos, ya que dicha cruz ocupó desde entonces un lugar preeminente.

Fuente de los Trece Caños (Albalate de Zorita)

Escudo de Albalate de Zorita

Esta Cruz Aparecida fue realizada en bronce sobredorado, cuyas mediadas son 47,5 cms. de alto por 28 cms. de ancho. Presenta la morfología típica de las cruces del siglo XIII: cruz latina con el brazo inferior más prolongado que el resto, y, los brazos inferiores rematados en terminaciones flordelisadas, precedidas por ovales prolongaciones que son decoradas con cristales de roca; estos simbolizan las yemas o brotes que nos recuerdan que el leño seco ha retoñado a la Vida, regado por la Sangre de Cristo. El Crucificado, también, es característico de este periodo: a pesar, de que conserva la corona real, los ojos abiertos, y, el uso de perizoma, falda larga que cubre su desnudez desde la cintura hasta las rodillas, como en las representaciones románicas donde Cristo es representado como Rey y Juez, sin embargo, ya presenta los elementos propios de las representaciones góticas, mostrando paulatinamente el dolor propio del Crucificado: un solo clavo para ambos pies, lo que obliga a ser representado con un cruce de piernas que favorece la torsión general del cuerpo; del mismo modo, la cabeza es representada más ladeada, para representar con mayor verosimilitud la muerte del ajusticiado. La definición de la anatomía de traquea, costillar y abdomen refuerzan esta misma idea de dolor. El paso iconográfico de representar al Crucificado con un clavo en cada pie, a un solo clavo para ambos pies, a pesar de mantener otras características propias de la representación románica, nos ayuda a situar en el tiempo esta obra de orfebrería. Este cambio surge como resultado de la reforma espiritual del Císter, coetánea en el tiempo al periodo de reconquista de la Marca media,

comprendida entre el río Duero y el Tajo, entre finales del siglo XI y todo el desarrollo del siglo XII.

Sobre el Crucificado, el titulus de Pilatos en forma abreviada que reza: IHS [Iesus] XPS [Christos], donde se puede observar que este última abreviación ha sido latinizada, usando de este modo la letra [S], en vez de, la Sigma mayúscula, propia de la epigrafía griega [C]. En las terminaciones flordelisadas del anverso aparecen representados, la Virgen María y san Juan evangelista, a izquierda y derecha respectivamente del Crucificado, y, san Pedro y san Pablo, arriba y abajo, respectivamente. La Virgen María es reconocible al llevar cubierta la cabeza con su manto, maphorion, y, san Juan con el libro en su mano izquierda, mientras con la derecha muestra su palma

abierta, aludiendo a su función de testigo y testimonio de lo acaecido. Ambos personajes, a uno y otro lado del Crucificado, forman la iconografía del Calvario.

Virgen María

Titulus

San Juan Evangelista

Mayor particularidad presentan los personajes de los extremos flordelisados verticales, que caracterizan esta cruz respecto a otras de similar periodo. Arriba, indiscutiblemente, se reconoce a san Pedro, portando las llaves en su mano derecha y un libro en la izquierda, alusión a sus cartas. Abajo, san Pablo, por el contrario, no posee ningún símbolo que nos ayude a identificarlo, excepto el libro que puede ser una alusión a su corpus epistolario. Desde el inicio del arte cristiano, estos dos Apóstoles son inseparables, por ello no es temeraria su identificación.

San Pedro

San Pablo

En el reverso, la representación de Cristo como Pantocrátor como Juez y Señor que sostiene su Evangelio en la mano izquierda, mientras bendice con la derecha. Éste aparece erguido sobre el mundo creado, representado a sus pies por montañas, por contraposición a la iconografía de la Maiestas Domini, en la que está sentado sobre un trono, otra de las típicas representaciones de esta época. En los extremos flordelisados, el Tetramorfos: arriba, el águila; abajo, un ángel u hombre; a la izquierda, el león; y, a la derecha, el toro. Lo más común, en este tipo de cruces es la identificación de estos animales con los cuatro evangelistas, pero en nuestro caso, estos carecen todos del elemento fundamental, rollo o filacteria, que nos permitiría identificarlos como tal sin inducirnos a error; por tanto, bien pudiera ser sólo la representación del Tetramorfos veterotestamentario, como símbolo de los cuatro puntos cardinales del Orbe creado, lo que explicaría mejor la representación del Pantocrátor de esta Cruz de Albalate, según la iconografía del Cosmocrátor, al tener la tierra a sus pies, y, del Polocrátor, al estar rodeado de estrellas. Sin embargo, razonablemente no debería descartarse una posible atribución evangélica: san Juan el águila, san Marcos el león, san Lucas el toro, y, san Mateo el ángel u hombre, según la identificación realizada por san Ireneo de Lyon y san Agustín. Los brazos de este lado son decorados con motivos floreales incisos, según el método del aguafuerte, recordándonos que el leño seco por el pecado, cuyo efecto es la muerte, retoña y renace por la Sangre de Cristo derramada sobre él, cuya consecuencia primera es la Vida; de ahí, que estos motivos floreales suelen consistir en enroscamientos de vegetación perenne, sin aparente caducidad estacional.

Pantocrátor (Cruz Museo Diocesano)

Pantocrátor (Santa Cruz de Albalate)

Tanto la representación imberbe del rostro del Pantocrátor, en el reverso, como la terminación estriada de los cabellos del Crucificado, en el anverso, presentan con toda intención, por parte de sus creadores, las características iconográficas del rostro de Cristo conocidas por la reliquia más preciada de Roma, la Verónica o Vera Icona, custodiada en la capilla de Sancta Sanctorum del Patriarcado Lateranense, primero, hasta su traslado a la Basílica Vaticana durante el Pontificado del Papa Juan VII, a inicios del siglo VIII. Lo más característico de esta cruz, que nos ocupa, es que conserva dos de sus cuatro cadenillas originales, rematadas con cristales de roca. Cuando fue hallada conservaba todavía las cuatro, pero con la visita de Carlos I, el 24 de abril de 1528, perdió dos de ellas, al solicitar el monarca que se le regalaran, para poder obsequiar a la reina con unos pendientes realizados con las mismas. Quizá en compensación por aquel regalo, Carlos I, o bien, su nieto Felipe III, en las sucesivas visitas que hicieron a Albalate para adorar esta Cruz, donaron la reliquia del Lignum Crucis que posee, hoy en día, la Cruz de Albalate, y, que se halla en la prolongación oval del brazo superior reverso. Estas cadenillas con cristales de roca, son reminiscencia en tiempos medievales de la decoración de las cruces votivas visigodas, típicas de nuestro patrimonio nacional.

Respecto a su datación, es incuestionable que la fecha ante quem debe ser la misma de su hallazgo (1514). De hecho, atendiendo a su morfología artística: extremos flordelisados, debería atribuir al siglo XIII, sin embargo, la representación iconográfica del Crucificado, por las características ya antes reseñadas, nos permitirían retrotraer esta datación un siglo antes, al menos al último cuarto del siglo XII, ya que en este periodo tiene lugar el último episodio bélico, sobre esta comarca, que pudo obligar a sus portadores a esconderla antes de vadear el río Tajo a pie, sin duda, por el lugar más accesible en su huída desde el sur hacia el norte: bien por temer por su vida, bien por evitar la profanación de ésta. Este episodio al que me acabo de referir

fue la batalla de Alarcos en 1195, en la que el rey Alfonso VIII fue derrotado estrepitosamente, favoreciendo así las razzias almohades que en el año 1197 se realizaron por toda esta comarca defendida por la orden de Calatrava. Respecto a su función, no hay duda, comparada con las cruces que se han expuesto junto a ella en el Museo Diocesano de Arte Antiguo de Sigüenza, que se trata de una Cruz Procesional, a la que le falta la macolla y el cañón. Estas cruces también precedían a los ejércitos cristianos en las batallas, como signos de ayuda y protección divina, según las palabras que la leyenda constantiniana nos ha transmitido, y, que han dado título a nuestra exposición temporal: "Con este Signo vencerás". Para llevar a buen término esta exposición temporal ha sido imprescindible el empeño y generosidad del pueblo de Albalate de Zorita, especialmente, de su párroco y de la Hermanada de la Santa Cruz, así como la colaboración de la Excma. Diputación Provincial de Guadalajara desde el servicio de Cultura. Por ello como responsable de la Delegación Diocesana de Patrimonio Cultural no quisiera dejar pasar esta oportunidad sin agradecérselo a los implicados.

Miguel Ángel Ortega Canales. Delegado de Patrimonio Cultural Diocesano y Director del Museo Diocesano de Sigüenza. Fotos de Juan Fogué.

San Pedro

Virgen María

Jesús, el Cristo

San Pablo

San Juan Evangelista

San Pedro

Virgen María

Pantocrátor de la Santa Cruz Aparecida de Albalate

Pantocrátor de Cruz Procesional Museo Diocesano (ss. XII-XIII)

Águila / San Juan Evangelista León / San Marcos Evangelista Toro / San Lucas Evangelista

Hombre o Ángel / San Mateo Evangelista

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