La palabra de ellos

La palabra de ellos Roberto Islas Montes

E D I T O R I A L

D I A S O F Í A

DISTRIBUCIÓN MUNDIAL

PRIMERA EDICIÓN 2016 EDITORIAL DIASOFÍA Roberto Islas Montes Derechos reservados México 2016 Prohibida su reproducción por cualquier medio mecánico o electrónico sin la autorización escrita del editor.

TEOLOGÍA EVANGÉLICA ISBN 978-607-00-9673-0 Diseño de portada: Arturo E. Islas Montes

CONTENIDO ***

Presentación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Capítulo I: La elección de los trece Apóstoles. . . . . . . . . Capítulo II: La función apostólica. . . . . . . . . . . . . . . . . . . Capítulo III: Apostolicidad, canonicidad y canon. . . . . . . Capítulo IV: Alterapóstoles e inescritura. . . . . . . . . . . . . Apéndice 1: Guía cronológica relacionada. . . . . . . . . . . . Apéndice 2: Llamamiento de Saulo en paralelo. . . . . . . . Bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Índice general. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Notas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Comentarios. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

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PRESENTACIÓN ***

«La palabra de ellos» es un libro que se ha elaborado en razón de mi participación en un foro en 2007 en el que se trató el tema del papado. Lo que argumenté sobre la unicidad y exclusividad del grupo apostólico y el material que expuse en aquellas ocasiones, lo he organizado, reeditado y complementado; incluso, parte de este material lo platique y discutí con otros colegas en reuniones mensuales informales que se llevaron a cabo posteriormente. El fruto, lo tiene en sus manos. Claro está, La palabra de ellos no contiene la discusión completa de aquellas reuniones que estuvimos realizando, pues ello habría dado un resultado extenso e impráctico, solo está incluido lo que he considerado indispensable para la comprensión del tema. La obra la he dividido en cuatro partes: En el capítulo primero –La elección de los trece Apóstolesdesarrollo el tema sobre la forma y términos en que se eligieron los trece Apóstoles de Cristo. Es conocido de todos que históricamente primero eligió doce de ellos, y que uno era diablo, y tras su transgresión eligió otro de nombre Matías. De la elección de ellos queda evidente la forma de elección de Apóstoles, la cual termina con el treceavo Apóstol, Pablo. Esto, en el sobreentendido de que en la Biblia, la palabra apóstol en su sentido originario se aplicó a otros. En el capítulo segundo –La función apostólica- desarrollo el tema principal de este estudio; en términos generales se trata sobre la función realizada por el Espíritu Santo en el grupo

apostólico; luego se particulariza la función realizada por Él en Pedro, en Pablo y en Juan, los máximos exponentes de la tradición novotestamentaria. En el capítulo tercero –Apostolicidad, canonicidad y canon- se trata la materialización de la función apostólica –el canon. Desde luego la naturaleza del canon: la apostolicidad y la canonicidad; la diferencia entre ambos conceptos y su relación. Por supuesto, al tratar el tema del canon se tocan también otros: la literatura eclesiástica, la literatura apócrifa y unos más. En el capítulo cuarto –Alterapóstoles e inescritura- último de este estudio y conclusivo, se evidencia en su aspecto general lo referente al papa, los apóstoles en la actualidad y las tradiciones humanas que pretenden tener rango escritural; la razón de este capítulo es que hay que presentar defensa contra los muchos que han pretendido tener distinción apostólica y que en su afán protagónico invalidan frente a otros, textos que la Palabra de Dios ha establecido para que esto no llegara a ocurrir; también habrá que presentarla sobre la razón que hay en nosotros para no aceptar las tradiciones humanas que pretenden tener rango escritural. Sé que falta mucho por decir, mucho material por incluir, así que cuando sea posible se irá aumentando el material y las explicaciones correspondientes en ediciones posteriores de La palabra de ellos mientras el Señor nos permita seguir realizando ésta actividad. Por otro lado, tengo la firme esperanza que este trabajo provoque en todo lector el deseo profundo del estudio de la Palabra de Dios respecto de este tan importante tema. Es necesario resaltar que al estar editando el material para su publicación, la influencia de lo discutido en las reuniones me hizo repensar algunos puntos y así quedaron plasmados en esta edición, razón por la que agradezco los oportunos comentarios a todos aquellos que los realizaron; en lo particular quiero agradecer a mis hermanos muy amados Armando González, Noé Narváez y Eduardo Prado por el esfuerzo realizado en hacérmelas notar, ellos son siervos junto conmigo de Cristo. El autor Querétaro, México, enero de 2016.

CAPÍTULO I: LA ELECCIÓN DE LOS TRECE APÓSTOLES ***

1. LA ELECCIÓN DE LOS PRIMIGENIOS DOCE APÓSTOLES La palabra «apóstol» aparece usada antes de que apareciera en el Nuevo Testamento, tanto en el griego como en el judaísmo. Su uso en el griego En el griego –se usaba- como término náutico que denotaba un carguero o una fuerza naval sin sentido de iniciativa ni de autorización.1 Josefo lo usa una vez con referencia al envío de legados a Roma lo cual involucraba un viaje por mar, pero con cierta influencia de αποστελλω.2 Su uso en el judaísmo El judaísmo nos lleva un paso adelante con el término la institución legal del enviado, que es antigua pero toma forma en el siglo I, implica una comisión con tareas específicas, y hace hincapié en la autorización. El elemento legal de dar y obedecer órdenes es decisivo. La persona enviada representa a quien envía.3 La persona enviada es como la persona que envía: [1S 25] 40Y los siervos de David vinieron a Abigail en Carmel, y hablaron con ella, diciendo: David nos ha enviado a ti, para tomarte por su mujer. 41Y ella 11

se levantó e inclinó su rostro a tierra, diciendo: He aquí tu sierva, que será una sierva para lavar los pies de los siervos de mi señor.4

Según el derecho de los rabinos, el shaliah -enviadorepresentaba, de manera cabal, completa y perfecta, por medio de su persona, a aquél que le había enviado. Toda su autoridad, sin embargo, se derivaba de la representación que ostentaba; como delegado, o embajador, obraba en nombre de quien le había encomendado la comisión.5 En otras palabras era un plenipotenciario, que hablaba con la autoridad de la persona o cuerpo que lo había comisionado.6 Su uso en el Nuevo Testamento: en Jesucristo En lo general apóstol significa enviado como mensajero o en comisión. En el Nuevo Testamento sin embargo, la palabra apóstol adquiere un matiz que la hace clase,7 i. e., un concepto que nombra algo específico y concreto. Con este nuevo énfasis, la palabra Apóstol aparece aplicada a Jesucristo: [He 3] 1Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol [αποστολον] y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús; 2el cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios.

Aquí se refiere a aquel a quien Dios constituye como tal, i. e., aquel que es enviado como mensajero por Dios y lo representa, por lo que el apóstol no solo es enviado: está también revestido de la autoridad de aquél que lo envió,8 Jesús es embajador, es el representante de Dios entre los hombres, Jesucristo entonces aparece como el enviado del Padre, no es enviado por cualquiera, es enviado de Dios, Él fue constituido Apóstol, Él es el αποστολον de Dios, por eso la palabra αποστολον, en este caso, adquiere un significado especial y único. Su uso en el Nuevo Testamento: en sus discípulos Con respecto a los discípulos de Jesucristo, la palabra Apóstol tiene el mismo matiz que con Él, porque Él los envía a ellos como a Él lo enviaron, i. e., con la misma autoridad: 12

[Jn 20] 21Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío.

José Grau afirma: referida a los Doce, la palabra pierde su sentido general para adquirir un significado específico y concreto que designa a quienes fueron escogidos por el Señor para ser el fundamento de la Iglesia.9 ¿Cómo es esto? para entenderlo, retomemos el momento histórico. La razón para el ministerio apostólico El Señor Jesús inició su ministerio alrededor de diciembre del año 26,10 de tal forma que cuando decidió rodearse de un pequeño grupo de testigos, en el verano del año 28, llevaba como año y medio en él. De la narración de los evangelios notamos que con tantos enfermos que sanar, tantos endemoniados que liberar, tanta necesidad de predicar11 necesitaba ayuda para la misión que había emprendido,12 además sus enemigos estaban creciendo en número y la intensidad de la oposición de ellos iba en aumento,13 era el momento propicio para llamar a sí14 a un pequeño grupo de testigos para que por medio de ellos, aún después de su muerte, pudiera seguirse realizando la misión para la que Él había sido enviado. De tal forma que el Señor Jesucristo escogió unos cuantos de entre sus discípulos para que estuvieran con Él, intimaran más con Él, para que lo conocieran a profundidad, para que vieran lo que Él hacía y oyeran lo que Él decía, tanto lo que hacía en público como lo íntimamente privado, y de esta forma fueran aprendiendo cada día más de Él. Las palabras en el evangelio de Marcos al respecto son: [Mr 3] 13Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él. 14Y estableció a doce, para que estuviesen con él.

En otro relato sinóptico -paralelo al anterior, el evangelista Lucas es aún más preciso en su explicación y detalla la manera en que el Señor los eligió. Lucas nos dice: [Lc 6] 12En aquellos días él fue al monte a orar, y pasó la noche orando a Dios. 13Y cuando era de día, llamó a sus discípulos, y escogió –εκλεξαμενος- a doce de ellos, a los cuales también llamó apóstoles –αποστολους: 14a Simón, a quien también llamó Pedro, a Andrés su hermano, Jacobo y Juan, Felipe y 13

Bartolomé, 15Mateo, Tomás, Jacobo hijo de Alfeo, Simón llamado Zelote, 16Judas hermano de Jacobo, y Judas Iscariote, que llegó a ser el traidor.

Notemos como Jesús se fue solo a un monte a orar, no oró un rato, sino que, como iba a tomar una decisión muy importante, se pasó toda la noche orando al Padre, dialogando con Él, con seguridad pidiéndole sabiduría para que su elección fuera la adecuada; quizás repasaba los nombres de cada uno de sus discípulos, pensaba en sus virtudes, en sus defectos, pensaba en cómo habían reaccionado ante los acontecimientos en su presencia, los valoraba, los evaluaba, y finalmente cuando llegó el día, seguramente un día en el verano del año 28,15 los llamó, y de entre ellos escogió a doce, los que Él quiso, y los designó Apóstoles –αποστολους.16 Ya habían estado con Él algún tiempo y habían sido testigos de su poder pero todavía no eran testigos de los eventos más importantes cuando los constituyó Apóstoles, pero poco a poco lo verían actuar y le oirían decir las palabras de vida y así aprenderían de Él, para que finalmente en un momento futuro cuando estuvieran listos entonces fueran enviados por Él a una misión de suma importancia acompañados del poder del Espíritu Santo: el hecho de que Jesús señalara exactamente doce hombres, ni más, ni menos, indica que estaba pensando en el nuevo Israel, porque el antiguo Israel tenía doce tribus y doce patriarcas.17 La elección de los doce Entonces, para el Señor Jesucristo, la designación de los doce Apóstoles fue un acto solemne, ya que no los eligió sin más, no fue una ocurrencia, sino que se preparó para el evento orando a Dios, toda la noche estuvo orando solo en el monte. Y no solo esto, además preparó el escenario idóneo, se esperó a que fuera de día, luego llamó a sus discípulos, punto seguido Él hace la selección –εκλεξαμενος- y finalmente -a los escogidos, Él los designa αποστολους. Es importante notar que el Señor Jesucristo es quién decide quién es Apóstol y quién no lo es, porque según Marcos llamó a sí a los que él quiso.

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La solemnidad del evento La solemnidad del evento queda corroborada por lo que públicamente aconteció inmediatamente después, lo que conocemos como el Sermón del Monte, una de las enseñanzas más importantes, impresionantes e impactantes que dio el Señor Jesús por la cual a los así nombrados Apóstoles, a sus demás discípulos y a la gente que se congregó en esa solemne ocasión, les mostró los privilegios y los requisitos, así como las normas de justicia del reino mesiánico: [Lc 6] 17Y descendió con ellos, y se detuvo en un lugar llano, en compañía de sus discípulos y de una gran multitud de gente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón, que había venido para oírle [...] 20Y alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados [...]

La prospectiva del evento Por ello no podemos pensar que la designación de algunos discípulos como Apóstoles fue algo casual, fortuito o improvisado, sino todo lo contrario, fue pensado meticulosamente, fue analizado con la propiedad debida, fue puesto a consideración de Dios, y finalmente fue ejecutado solemnemente. Precisamente porque en la mente del Señor Jesús estaba el enviarlos como sus legítimos representantes a predicar el evangelio en un futuro no muy lejano porque en este sentido, cualquiera que recibe a un Apóstol recibe a aquél que lo envió:18 [Mt 10] 40El que a vosotros recibe, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.

Estas palabras son destacables porque el Señor Jesús se las dijo justo después de darles autoridad, instruirlos y enviarlos a predicar: [Mt 10] 1Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia [...] 5A estos doce envió Jesús, y les dio instrucciones, diciendo: Por camino de gentiles no vayáis, y en ciudad de samaritanos no entréis, 6sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel. 7Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha acercado. 8Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.

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Y tiempo después se los volvió a repetir, acabada la cena pascual, después de lavarles los pies: [Jn 13] 20De cierto, de cierto os digo: El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió.

El matiz novotestamentario de la palabra apóstol Comenta José Grau que a los Apóstoles confirió, pues, Cristo el poder único de representarle; en un sentido singular y exclusivo, Jesús les confió el Evangelio del reino.19 Precisamente porque como a Él lo enviaron, Él los envió, i. e., con la misma autoridad que Dios lo envió a Él; Él, que es Dios, los envía a Ellos. Esto es lo que da el matiz novotestamentario a la palabra apóstol, de tal forma que Jesús y los 13, no son simplemente apóstoles, sino Apóstoles.20 Con lo que hemos dicho, debe quedarnos claro que el apostolado es una institución única que si bien toma raíces del shaliah, no se iguala a esta otra institución porque el que envía es Dios, ni tampoco se identifica plenamente con el profetismo, ya que si bien es cierto el profetismo es un ministerio de mucho valor, lo es más el apostolado porque se cimienta en el cumplimiento de lo prometido y no solo en la promesa, los Apóstoles no solo hablan en nombre de Dios como los Profetas,21 sino que además tienen autoridad divina ya que como Él fue enviado por Dios, así, de la misma forma Él los envío a ellos, en cambio los Profetas no acusaron el mismo grado de autoridad, ni cimentaron su mensaje en el cumplimiento de la promesa por lo que no fueron enviados exactamente como ellos fueron enviados. Ellos –los Apóstoles- son el fundamento de la Iglesia y son testigos del Cristo resucitado, no obstante que al igual que ellos los Profetas también eran elegidos por la voluntad de YHVH solo que en los días del Antiguo Testamento:22 [Am 7] 15Y Jehová me tomó de detrás del ganado, y me dijo: Ve y profetiza a mi pueblo Israel.23

Entonces el apostolado del Nuevo Testamento, es una institución mayor que el profetismo del Antiguo y Nuevo Testamentos porque los Apóstoles son testigos de la resurrección, por lo tanto, portadores del mayor grado de revelación de Dios a su pueblo; y si bien es cierto que debemos 16

edificarnos sobre el fundamento de los apóstoles y profetas24 también lo es que a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros.25 Apóstoles y Profetas como fundamento Es cierto que la cita de efesios 2:20 de edificarse sobre el fundamento de Apóstoles y Profetas se refiere directamente a los Profetas novotestamentarios, no obstante, no quedan excluidos los Profetas veterotestamentarios. Stott señala: [...] la combinación apóstoles y profetas podría reunir el Antiguo Testamento (profetas) y el Nuevo Testamento (apóstoles) como base de la enseñanza de la Iglesia. Pero el orden inverso de las palabras (no profetas y apóstoles sino apóstoles y profetas) sugiere que probablemente se quiere indicar aquí a los profetas del Nuevo Testamento.26

Al igual que Pablo en su epístola a los efesios, Pedro también se refiere a ambos cuando dice: [2P 3] 1[...] esta es la segunda carta que os escribo [...] 2para que tengáis memoria de las palabras que antes han sido dichas por los santos profetas, y del mandamiento del Señor y Salvador dado por vuestros apóstoles.

El privilegio de Apóstoles y Profetas Así, al ser los Apóstoles testigos de la resurrección, representan el mayor grado de revelación de Dios a su pueblo; porque incluso de gente tan privilegiada como el Profeta Abraham, dice el Señor Jesús Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó27 dando muestra clara del privilegio que tendrían los Apóstoles y esto, precisamente porque Jesús es superior a todos incluyendo a Moisés: [He 3] 1Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús; 2el cual es fiel al que le constituyó, como también lo fue Moisés en toda la casa de Dios. 3Porque de tanta mayor gloria que Moisés es estimado digno éste.

Y –desde luego- los Apóstoles son sus embajadores: [2Co 5] 18Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; 19que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los 17

hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. 20Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.

Es decir, los Profetas tuvieron el privilegio de ser los portavoces de Dios a su pueblo para llevar el mensaje del Evangelio en promesa, pero los Apóstoles llevaron el mensaje del Evangelio en cumplimiento por ser testigos de la resurrección de Cristo. Los Profetas del Antiguo Testamento vivieron en esperanza, los Apóstoles vivieron en cumplimiento; los Profetas no tuvieron el privilegio que los Apóstoles tuvieron, ellos cuando mucho se gozaron de que todo esto ocurriría, en cambio los Apóstoles vieron a Cristo, estuvieron con Él, comieron con Él, tomaron con Él, trabajaron con Él, anduvieron con Él, durmieron con Él, convivieron con Él, sufrieron con Él, rieron con Él, lloraron con Él, dialogaron con Él. Lo tocaron, lo escucharon, respiraron del aire que Él respiraba. Cristo mismo los apapachó, los cuidó, los protegió, los animó, los alentó, los aconsejó, les transmitió sus poderes de sanidad, los instruyó, les enseñó, los regañó, los eligió, etcétera. Ellos fueron escogidos por Cristo mismo en forma personal, i. e., por su propia voluntad para que lo representaran; Él quiso que fueran ellos y no otros. Él quiso que ellos fueran los testigos de su resurrección. Él quiso edificar su Iglesia sobre la palabra apostólica y sobre la palabra profética: [He 1] 1Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, 2en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo [2Ts 2] 13Por lo cual también nosotros sin cesar damos gracias a Dios, de que cuando recibisteis la palabra de Dios que oísteis de nosotros, la recibisteis no como palabra de hombres, sino según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en vosotros los creyentes.

2. LA ELECCIÓN DE MATÍAS –EL NUEVO DOCEAVO APÓSTOLAhora bien, de los doce primigenios escogidos, uno era diablo y era el que iba a entregar al Señor Jesucristo: [Jn 6] 63El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida. 64Pero hay algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién le había de entregar. 65Y dijo: Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del Padre. 66Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. 67Dijo 18

entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros? 68Le respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. 69Y nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. 70Jesús les respondió: ¿No os he escogido (εξελεξαμην) yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es diablo (διαβολος)? 71Hablaba de Judas Iscariote, hijo de Simón; porque éste era el que le iba a entregar, y era uno de los doce.

De tal forma que cuando ocurrió el evento por el que Judas entregó a Jesús, y por ende la transgresión, se hizo necesario que el Señor escogiera a otro como Apóstol. Vayamos a los acontecimientos: Después de la muerte del Señor Jesús,28 todos estaban tristes por lo ocurrido, e incluso se sentían mal porque no habían podido hacer nada por el Señor. La condición anímica de los Apóstoles estaba por los suelos. Pedro estaba peor, pues adicionalmente sobre él pesaba el haber negado a su Señor. Después de la resurrección, Jesús les dijo a sus Apóstoles que volvieran a Galilea.29 Ellos obedecieron pues deseaban ver al Señor allí y además no querían estar en Jerusalén porque tenían fresco en la mente el recuerdo de que los judíos habían dado muerte al Señor. De acuerdo con el relato bíblico, Jesús se apareció físicamente diez veces en el período que va entre el domingo de la Resurrección y el Día de la Ascensión: a las mujeres en la tumba;30 a María Magdalena;31 a los dos hombres camino a Emaús;32 a Pedro en Jerusalén;33 a diez discípulos;34 a once discípulos;35 a los siete discípulos que pescan en Galilea;36 a once discípulos en Galilea;37 a quinientas personas;38 y a Jacobo, su hermano.39 Ahora bien, después de platicar con los discípulos durante este tiempo, los sacó fuera hasta Betania40 y les dijo: recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.41 Y mientras los bendecía se separó de ellos y se fue al cielo: [Lc 24] 50y alzando sus manos, los bendijo. 51Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos [Hch 1] 9viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos.

La ascensión de Jesús tuvo lugar el miércoles cuadragésimo día después de su resurrección y por supuesto diez días antes de 19

Pentecostés. Ellos, después de haberle adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo.42 Ya no están tristes, ni desanimados, ahora con las palabras y prueba de vida del Señor, se encuentran gozosos y dispuestos a cumplir con la tarea encomendada en cuanto el Señor cumpla la promesa del derramamiento del Espíritu Santo sobre ellos, lo que por supuesto ocurrirá el día sábado de Pentecostés. La vacante dejada por Judas Entre el día de la ascensión de Jesús y Pentecostés los Apóstoles se reunieron no solo para seguir orando sino para pensar en la situación de la vacante dejada por Judas: [Lc 24] 53y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios [Hch 1] 14Todos éstos perseveraban unánimes en oración y ruego, con las mujeres, y con María la madre de Jesús, y con sus hermanos.

Solo falta una cosa antes del gran acontecimiento de Pentecostés, llenar la vacante apostólica. El momento adecuado para llenar la vacante dejada por Judas A mí me gusta pensar que la elección del doceavo Apóstol en el año 30, ocurrió tres días después de la ascensión, i. e., el sábado siguiente, y por supuesto, ocho días antes del día de Pentecostés, simplemente porque es mucho más probable que estuvieran reunidos en el lugar donde se encontraba el aposento alto en ese día todos en oración y era un momento propicio para el inicio del ministerio apostólico: [Hch 1] 15En aquellos días Pedro se levantó en medio de los hermanos (y los reunidos eran cómo ciento veinte en número), y dijo: 16Varones hermanos, era necesario que se cumpliese la Escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas, que fue guía de los que prendieron a Jesús, 17y era contado con nosotros, y tenía parte en este ministerio. 18Este, pues, con el salario de su iniquidad adquirió un campo, y cayendo de cabeza, se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron. 19Y fue notorio a todos los habitantes de Jerusalén, de tal manera que aquel campo se llama en su propia lengua, Acéldama, que quiere decir, Campo de sangre. 20Porque está escrito en el libro de los Salmos: Sea hecha desierta su habitación, Y no haya quien more en ella; y: Tome otro su oficio. 21Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, 22comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de 20

entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección. 23Y señalaron a dos: a José, llamado Barsabás, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías. 24Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál de estos dos has escogido, 25para que tome la parte de este ministerio y apostolado, de que cayó Judas por transgresión, para irse a su propio lugar. 26Y les echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías; y fue contado con los once apóstoles.

El escenario para la elección del nuevo Apóstol Como se aprecia en la narración lucana, la elección del doceavo Apóstol tampoco se trató de una ocurrencia, sino de una necesidad, porque al igual que Jesús y siguiendo su enseñanza, los Apóstoles estaban pensando en el nuevo Israel, por esto tampoco podemos pensar que en este caso la designación del doceavo Apóstol fue algo casual, fortuito o improvisado, sino precisamente todo lo contrario, como ya tenían el ejemplo de Jesús cuando habían sido elegidos ellos, de igual manera la propuesta sobre el nuevo Apóstol fue pensada meticulosamente, fue analizada con la propiedad debida, fue puesta a consideración del Señor, y finalmente fue realizada solemnemente. Notemos como se preparó el evento orando y rogando a Dios y además se preparó el escenario, estaban cómo ciento veinte hermanos reunidos. Seguramente Pedro estuvo pensando en los días previos a la elección sobre la suerte de Judas y la necesidad de completar el número apostólico, tal vez pensaba que Judas por su transgresión no era el adecuado para ser testigo de la resurrección, ¡y no lo fue!, tal vez estuvo escudriñando las Escrituras para ver que decían al respecto, y encontró en los Salmos las respuestas que necesitaba. En la reunión citó tres pasajes tomados de dos salmos: [Hch 1] 20Porque está escrito en el libro de los Salmos: Sea hecha desierta su habitación, Y no haya quien more en ella; y: Tome otro su oficio.

Se imaginan cuando estuvo meditando sobre el Salmo 109: […] 1Oh Dios de mi alabanza, no calles; 2Porque boca de impío y boca de engañador se han abierto contra mí; Han hablado de mí con lengua mentirosa; 3Con palabras de odio me han rodeado, Y pelearon contra mí sin causa. 4En pago de mi amor me han sido adversarios; Mas yo oraba. 5Me devuelven mal por bien, Y odio por amor. 6Pon sobre él al impío, Y Satanás esté a su diestra. 7Cuando fuere juzgado, salga culpable; Y su oración sea para pecado. 8Sean sus días pocos; Tome otro su oficio. 9Sean sus hijos huérfanos, Y su mujer viuda. 10Anden sus hijos vagabundos, y mendiguen; Y procuren su pan lejos de sus desolados hogares. 11Que el acreedor se apodere de todo lo que tiene, Y extraños saqueen 21

su trabajo. 12No tenga quien le haga misericordia, Ni haya quien tenga compasión de sus huérfanos. 13Su posteridad sea destruida; En la segunda generación sea borrado su nombre. 14Venga en memoria ante Jehová la maldad de sus padres, Y el pecado de su madre no sea borrado. 15Estén siempre delante de Jehová, Y él corte de la tierra su memoria, 16Por cuanto no se acordó de hacer misericordia, Y persiguió al hombre afligido y menesteroso, Al quebrantado de corazón, para darle muerte. 17Amó la maldición, y ésta le sobrevino; Y no quiso la bendición, y ella se alejó de él.

O cuando estuvo meditando sobre el Salmo 69: […] 20El escarnio ha quebrantado mi corazón, y estoy acongojado. Esperé quien se compadeciese de mí, y no lo hubo; y consoladores, y ninguno hallé. 21Me pusieron además hiel por comida, y en mi sed me dieron a beber vinagre. 22Sea su convite delante de ellos por lazo, y lo que es para bien, por tropiezo. 23Sean oscurecidos sus ojos para que no vean, y haz temblar continuamente sus lomos. 24Derrama sobre ellos tu ira, y el furor de tu enojo los alcance. 25Sea su palacio asolado; En sus tiendas no haya morador. 26Porque persiguieron al que tú heriste, y cuentan del dolor de los que tú llagaste. 27Pon maldad sobre su maldad, y no entren en tu justicia. 28Sean raídos del libro de los vivientes, y no sean escritos entre los justos.

Entonces es evidente que la propuesta para la elección del doceavo Apóstol no se trató de una ocurrencia, ni algo meramente casual, ni fortuito, ni improvisado, ni mucho menos que los once Apóstoles se hubieran equivocado al no esperar el turno de Pablo, sino como ya lo señalamos, era algo necesario, fue algo pensado meticulosamente, fue algo analizado con la propiedad debida, fue un asunto puesto a consideración del Señor Jesús. La selección de candidatos La narración nos dice que fue un evento solemne. Estando todos reunidos, Pedro se levantó y se colocó en medio de los hermanos, empezó a hablar sobre la necesidad de que se cumpliera la Escritura acerca de Judas, refirió citas de la misma Escritura que indicaban que el oficio debía ser tomado por otro, señaló la necesidad de que de entre los discípulos otro fuera hecho Apóstol, y finalmente se materializó el asunto, porque convencidos de los dicho por Pedro, los reunidos señalaron a dos que habían visto físicamente al Señor Jesús resucitado, a José y a Matías; y orando pidieron al Señor Jesucristo les mostrara cuál de los dos había escogido para ser contado con ellos. De esta forma, Pedro inicia su ministerio apostólico, hablando a la multitud y dirigiendo su atención al cumplimiento 22

de las Escrituras. Pedro basa sus comentarios en la antigua Palabra de Dios y da a entender que las Escrituras deben cumplirse. Dentro de su discurso piensa en el lugar apostólico que Judas había ocupado durante el ministerio de Jesús y que el círculo apostólico debe quedar restaurado, pero ni Pedro, ni ninguno de los demás Apóstoles, ni ninguno de los demás hermanos reunidos, estaban pensando en ellos elegir al Apóstol faltante, sino que retomando lo enseñado por Jesús en el sentido de que ellos mismos fueron elegidos por Él para ser sus testigos: [Jn 15] 27Y vosotros daréis testimonio también, porque habéis estado conmigo desde el principio.

Simplemente buscaron los candidatos idóneos. Por ello dijo Pedro: [Hch 1] 21Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, 22comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección.

Es decir, si los Apóstoles han de ser testigos de los hechos y palabras de Jesús, pero sobre todo testigos de la resurrección, entonces el nuevo Apóstol ha de ser tomado de entre aquellos que estuvieron junto con ellos la mayor parte del tiempo del ministerio del Señor Jesús cuando se realizaron tales hechos y se dijeron esas palabras de vida, pero en lo particular ser testigo del hecho sobresaliente, haberlo visto físicamente resucitado. Sin duda que muchos de los reunidos presenciaron gran cantidad de los eventos de Jesús, y muchos escucharon sus palabras, y también muchos fueron los que lo vieron resucitado -al menos unos 500 hermanos, pero la calificación para ser «candidato» a Apóstol implicaba haber conocido al Señor el mayor tiempo posible y ser de esta forma testigo de un mayor número de hechos y sobremanera como ya lo dijimos haber visto físicamente al Señor Jesucristo resucitado, este era el hecho fundamental del que tenían que ser testigos, es el hecho determinante; así es que no todos calificaban como candidatos para el apostolado, por ello la condición para la separación de entre los ciento veinte presentes que seguramente habían visto a Cristo resucitado fue haber sido testigo de la mayor parte de los eventos de la vida del Señor Jesús, desde el tiempo del 23

bautismo y hasta su ascensión, solo de esta forma podía dar testimonio también –como lo dijo el Señor Jesús- porque no quedaría duda de que el candidato había estado presente en los hechos y podía testificar de ellos, podía decir yo vi al Señor hacer esto o yo lo oí decir esto otro: [1Jn 1] 1lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida [...] 3eso os anunciamos.

También debería poder decir, cuando ocurría aquello Él hacía esto, pero cuando ocurría esto otro Él hacía esta otra cosa. Así dentro de todos los que había presentes, solo dos cumplían con dicha condición, por ello: [Hch 1] 23señalaron a dos: a José, llamado Barsabás, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías.

La nueva elección ¡Qué bien los entrenó el Señor! supieron que hacer para separar unos cuantos de entre todos los posibles, y en efecto, de los señalados, el Señor se complació en elegir uno, ¡no se equivocaron en señalar a los candidatos! Ya estaban identificados con la forma de pensar del Señor, para eso los había escogido hace ya más de año y medio. Así que, seleccionados, dejaron que el Señor Jesús escogiera a cuál de ellos quería como testigo de su resurrección: [Hch 1] 24Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál de estos dos has escogido.

De este modo los reunidos expresaron el deseo de que el Señor Jesucristo escogiera, y el Señor escogió, nadie más, tal como a los primigenios Apóstoles los había escogido anteriormente en forma personal, i. e., por su propia voluntad, de esta misma forma escogió al nuevo doceavo Apóstol: [Hch 1] 26Y les echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías; y fue contado con los once apóstoles.

De tal forma que para conocer la voluntad del Señor Jesús, para saber qué decisión ha tomado sobre cuál de los dos ha de 24

ser testigo junto con los otros once de su resurrección, como Él ya había subido al cielo, recurren a la costumbre del Antiguo Testamento de echar suertes, pues saben que el Señor manifestará su voluntad por este medio: [Pr 16] 33La suerte se echa en el regazo; Pero de YHVH es la decisión.

Y así conocieron Su voluntad y contaron a Matías con ellos. No era necesaria la presencia física del Señor para la elección puesto que Matías ya era un testigo de la resurrección -ya había visto físicamente al Señor resucitado y ya lo había conocido en persona: lo que calificaba para ser apóstol era el haber conocido a Cristo personalmente.43 Eso fue todo, el Señor Jesús lo escogió y ya,44 este es el único requisito para ser Apóstol, ser escogido por el propio Señor Jesucristo para dar testimonio de Su resurrección: [Hch 1] 24Tú, Señor [...] muestra cuál de estos dos has escogido, 25para que tome la parte de este ministerio y apostolado [...] 26Y les echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías; y fue contado con los once apóstoles.

Posterior a la elección del nuevo Apóstol, no hubo ceremonia de imposición de manos sobre él, ni ninguna otra cosa que validara su nombramiento por la simple y sencilla razón de que lo eligió el Señor mismo para ser su Apóstol y lo hizo ante ciento veinte testigos, ¿qué más se podía necesitar para validar el nombramiento? Tal y como los eligió a ellos, eligió a Matías, según el puro afecto de su voluntad. Y así al tomar Matías la parte del ministerio y apostolado de Judas todas las partes estuvieron juntas de nuevo, para ser testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.45 Aunque tenían que ir antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel.46 Más detalles en la narración Pero hay más detalles en la narración. Lucas no nos deja en duda sobre el motivo de la caída de Judas del ministerio y apostolado, ni nos deja en duda sobre la cantidad de testigos presenciales del evento, ni nos deja a obscuras sobre porqué escogió a Matías y no a José llamado Barsabás, si bien no son muchos los datos que nos proporciona tampoco permanecemos en completa 25

ignorancia, sino que nos da ciertos detalles para iluminarnos en cada uno de estos puntos. Motivo de la caída de Judas del ministerio Con respecto al motivo de la caída de Judas del ministerio y apostolado nos dice claramente que fue por transgresión: [Hch 1] 24muestra cuál de estos dos has escogido, 25para que tome la parte de este ministerio y apostolado, de que cayó Judas por transgresión, para irse a su propio lugar.

Que importante es este dato, Judas cayó de ese ministerio concreto y de esa distinción apostólica, no por muerte, sino por transgresión. La diferencia es relevante porque implica que la elección del nuevo Apóstol no se trató de una sucesión, sino que se trató de una sustitución, precisamente porque lo que se pretendía era completar el número doce que debe caracterizar el grupo Apostólico al inicio del ministerio. Y decimos que se trata de una sustitución porque si bien es cierto que sucesión y sustitución son palabras con significados algo parecidos, no son sinónimas, ni significan exactamente lo mismo. Según el Diccionario de la Real Academia Española, sucesión se refiere a: entrada o continuación de alguien o algo en lugar de otra persona o cosa. Y el verbo suceder a: entrar en lugar de otra o seguirse a ella. Por otra parte, sustituir se refiere a: poner a alguien o algo en lugar de otra persona o cosa,47 i. e., «sucesión» se refiere a poner a alguien en lugar de otro pero cuando trae aparejada la idea de continuidad; en cambio: «sustitución» se refiere a poner a alguien en lugar de otro pero cuando la idea es exclusivamente el cambio y no la continuidad.48 Así que, lo correcto es decir que Matías sustituyó a Judas y no es correcto decir que Matías es el sucesor de Judas. En otras palabras, en este primer capítulo del libro de los Hechos lo que tenemos no es una sucesión apostólica, sino una sustitución apostólica. El que nos quede claro que se trata de una sustitución y no de una sucesión, es muy importante porque si erróneamente creemos se trata de una sucesión entonces el premio a la transgresión sería la continuidad y además necesariamente tendría que haber otros sucesores para que así hubiera 26

continuidad porque esa es la idea encerrada en la palabra sucesión. En cambio, si usamos la palabra correcta para referirnos a este evento que es sustitución, no se implica la continuidad, sino el cambio, y por supuesto en este caso el cambio se debió a la transgresión de Judas y no a su muerte, por lo que con la muerte de cualquiera de los otros Apóstoles no se necesitará nombrar sustituto, mucho menos sucesor. Tan es esto así que a la muerte del Apóstol Jacobo tiempo después, en la primavera del año 44, en la Pascua, no se eligió a otro para que lo sustituyera: [Hch 12] 1En aquel mismo tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la iglesia para maltratarles. 2Y mató a espada a Jacobo, hermano de Juan.

¿Por qué? Porque la muerte de los Apóstoles forma parte del ministerio y apostolado, por lo que no existe motivo de reemplazo. Esto quiere decir además que con la muerte del último Apóstol se cerrará para siempre este ministerio al no existir la continuidad. Y así fue. La cantidad de testigos del evento Con respecto a la cantidad de testigos presenciales del evento de la elección de Matías, Lucas dice que los reunidos eran cómo ciento veinte en número.49 Es decir, si no todos los creyentes estaban ahí -pues probablemente eran más de quinientos, si un buen número de ellos; y todos los presentes fueron testigos del nombramiento del doceavo Apóstol para que el día del nacimiento de la Iglesia en Pentecostés no solo el número apostólico estuviera completo, sino que además, toda la naciente Iglesia supiera desde su origen quienes eran los testigos escogidos por Cristo mismo que habrían de llevar adelante la obra del evangelio. La posible razón de la elección de Matías Con respecto a la razón de porqué el Señor escogió a Matías y no a José llamado Barsabás, no sabemos gran cosa y solo podemos conjeturar algo de lo poco que Lucas nos dice: [Hch 1] 23Y señalaron a dos: a José, llamado Barsabás, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías. 24Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los 27

corazones de todos, muestra cuál de estos dos has escogido [...] 26Y les echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías.

Si nos fijamos bien en el texto, notaremos que la oración invocada para la elección apela al conocimiento que tiene Cristo del corazón de las personas, i. e., el Señor ha de mirar y buscar el corazón más recto de entre los dos candidatos. De Matías -el nombrado en segundo lugar- no se dice nada más que su nombre, pero de José -llamado Barsabás y nombrado en primer lugar- se nos dice que tenía por sobrenombre Justo. De estos pocos datos solo se nos ocurre pensar que a lo mejor a este José le gustaba el adjetivo con el átono el Justo o que lo consideraran justo, y esta pequeña gloria menguaba en algo sus obras, de tal forma que, si esto es así, entonces el corazón de Matías era más apto para el ministerio y apostolado que el de José el Justo, y entonces pudiéramos concluir que la razón de porqué el Señor Jesucristo inclinó la balanza a favor de Matías fue precisamente porque el corazón de Matías era más recto que el de José; aunque claro, esto solo es una conjetura. 3. LA ELECCIÓN DE PABLO –EL APÓSTOL A LOS GENTILESDe lo que hemos estado diciendo, ya nos debe quedar claro que el requisito para ser Apóstol de Cristo es precisamente ser escogido por el propio Señor Jesucristo para ser testigo de su resurrección, i. e., haberlo visto físicamente resucitado para así poder ser testigo del hecho más importante de todos los tiempos, la resurrección del Señor Jesús; se trata –pues- de elección directa y testimonio factual, se trata -entonces- de un hecho objetivo y otro subjetivo, de tal forma que existe un vínculo indisoluble entre la elección para el apostolado y el haberlo visto resucitado, pues la base para el apostolado es la comisión personal por parte del Señor resucitado, así como el encuentro personal con él.50 Tan es esto así, que cada vez que Pablo tenía que presentar defensa de su apostolado, apelaba a haber visto al Señor: ¿No soy apóstol? ¿No soy libre? ¿No he visto a Jesús el Señor nuestro? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor?51 Y haber sido escogido por Él: Pablo, apóstol (no de hombres ni por hombre, sino por Jesucristo y por Dios el Padre que lo resucitó de los muertos).52 Como dice José Grau la autoridad de cada apóstol es personal y directa, recibida de Cristo, no de nadie más, ni siquiera de otro apóstol.53 28

La elección del Apóstol a los gentiles Entonces, solamente el Señor Jesucristo puede decidir quién es Apóstol y quién no lo es. El problema –que parece haber- con Pablo es que cuando él aparece en escena, el Señor ya se encuentra en el cielo. Sin embargo para el Señor Jesucristo no representó problema alguno escoger a Pablo –en el año 35como su Apóstol aunque ello le implico bajar de su morada celestial para ser visto físicamente por Pablo -ya resucitado- y entonces designarlo Apóstol. Las narraciones de este acontecimiento las encontramos por triplicado54 en el libro de los Hechos.55 Veamos la primera de ellas: [Hch 9] 1Saulo [...] 3yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; 4y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 5El dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. 6El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. 7Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, más sin ver a nadie. 8Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, 9donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.56

De la narración anterior y las otras dos que aparecen en el mismo libro, podemos observar que Saulo vio y oyó al Señor Jesucristo y recibió instrucciones de qué debería hacer: [Hch 22] 6Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo; 7y caí al suelo, y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 8Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues [...] 10Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate, y ve a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas [...] 14Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca. 15Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído [Hch 26] 13cuando a mediodía, oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo. 14Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón. 15Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues.

Testigos del evento También podemos observar que los hombres que iban con Saulo fueron testigos del evento, más no vieron al Señor resucitado, 29

porque Él estaba interesado en que Pablo lo viera, no sus hombres: [Hch 9] 7Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, más sin ver a nadie [Hch 22] 9Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo.

La intervención de Ananías Otra observación que podemos hacer es que Saulo por visión sabía que por Ananías recobraría la vista: [Hch 9] 11Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, 12y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista [...] 18Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; y levantándose, fue bautizado [Hch 22] 12Entonces uno llamado Ananías, varón piadoso según la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí moraban, 13vino a mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella misma hora recobré la vista y lo miré [...] 16Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados, invocando su nombre.

Y que Ananías es comisionado por visión por el Señor para que busque a Saulo para que lo haga recobrar la vista. Ananías también es enterado de que Saulo es instrumento escogido para llevar el nombre del Señor en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; y también de que será lleno del Espíritu Santo: [Hch 9] 10Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor [...] 15El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; 16porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre. 17Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo [Hch 22] 14Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca. 15Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído.

El cumplimiento de la condición por Pablo Dos cosas debemos resaltar de lo anterior: 30

- Saulo vio y oyó al Señor Jesucristo ya resucitado personalmente –testimonio factual. Y, - Saulo fue escogido por el Señor Jesucristo para ser su Apóstol –elección directa: [Hch 9] 15El Señor le dijo: Ve, porque instrumento (σκευος = vaso) escogido (εκλογης = de elección) me es éste [Hch 22] 14Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido (προεχειρισατο σε = te ha designado de antemano) [Hch 26] 16Pero levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti, 17librándote de tu pueblo, y de los gentiles, a quienes ahora te envío (εγο αποστελλω σε) 18para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados.

De hecho, este último pasaje merece una atención mayor ya que nuestra traducción Reina-Valera 1960 -si bien es correcta, no agota el significado griego de εγο αποστελλω σε con la traducción te envío. Veamos a detalle la parte del versículo 17 en la Nestle-Aland, una traducción literal ad hoc y en la traducción de la Reina-Valera 1960:

Lo que Pablo está diciendo entonces es que el Señor Jesús personalmente le dijo yo te envío como Apóstol a los gentiles, Jesús entonces fue el que lo eligió como Apóstol, Pablo es su instrumento escogido, Pablo es su ministro y testigo, Pablo es el designado de antemano para ser su Apóstol a los gentiles, Pablo es su vaso de elección. A Pablo le toca ser testigo de las cosas que ha visto, y de aquellas en que se aparecerá a él para que lleve el nombre del Señor en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel. En palabras de Stott, es significativo –dice- que en uno de los relatos de la conversión de Pablo que da Lucas en Hechos, se nos dan las palabras mismas que Jesús empleó para comisionarlo, a saber, ego apostello se, yo te envío o te hago un apóstol.57 Entonces Pablo indefectiblemente cumple con el requisito para el apostolado ser escogido por el propio Señor Jesucristo para ser testigo de su resurrección, pues el Señor en persona tuvo que descender de su morada celestial -del mismo cielo, para 31

ser visto resucitado por Pablo, i. e., Pablo vio y habló con el Señor Jesús en persona, lo vio físicamente ya resucitado y de esta forma se convirtió en testigo del hecho más importante de todos los tiempos -al igual que sus predecesores, los doce anteriores Apóstoles- la resurrección del Señor Jesús, y al igual que con Matías y los once, él fue elegido por Jesús mismo;58 y por supuesto que tampoco con posterioridad a la elección hubo necesidad de ceremonia posterior de imposición de manos sobre él, ni ninguna otra cosa que validara su nombramiento por la simple y sencilla razón de que lo eligió el Señor mismo para ser su Apóstol y lo hizo como con los demás, según el puro afecto de su voluntad. Otras apariciones del Señor Y tal y como le prometió el Señor a Pablo “para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti”, en otras ocasiones repetidamente se le apareció en visiones pero ya no más en persona porque ya no era necesario, pues Pablo ya lo había visto resucitado y el propio Señor en esa misma ocasión lo designó Apóstol a los gentiles: [Hch 18] 9Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles [Hch 22] 17Y me aconteció, vuelto a Jerusalén, que orando en el templo me sobrevino un éxtasis. 18Y le vi que me decía: Date prisa, y sal prontamente de Jerusalén; porque no recibirán tu testimonio acerca de mí [Hch 23] 11A la noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo: Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma.

Elección directa y testimonio factual Ahora bien, el requisito para ser Apóstol muestra marcadamente dos aspectos que evidencias su carácter único. Un aspecto objetivo –la elección directa- que es determinante y otro subjetivo –el testimonio factual- que es vinculante. El «aspecto objetivo» es haber sido escogido por el propio Señor Jesucristo para ser testigo de su resurrección y el «aspecto subjetivo» es haber visto al Señor Jesús resucitado; entonces cumplido el requisito, el Señor mismo proveerá del elemento poderoso para que el ministerio apostólico sea eficaz y de esta 32

manera se confirme ante los terceros con evidencias indubitables. Ministerio apostólico, su confirmación Así, el Señor por medio del Espíritu Santo les otorga a Pablo y a los doce, poder para hacer milagros, poder para ejecutar los juicios de Dios y poder para predicar. Veamos el ejercicio de estos dones: Poder para hacer milagros «Poder para hacer milagros» que confirmen la validez del ministerio apostólico ante los terceros: Poder para hacer milagros, los doce Apóstoles Las siguientes citas se refieren a los doce Apóstoles haciendo grandes señales: [Hch 2] 43Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles [Hch 5] 12Y por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo.

Poder para hacer milagros, Pedro y Juan Esta se refiere a los Apóstoles Pedro y Juan restaurando a un lisiado: [Hch 3] 2Y era traído un hombre cojo de nacimiento [...] 6Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. 7Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; 8y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios. 9Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios.

Poder para hacer milagros, Pedro Esta se refiere a Pedro sanando enfermos y expulsando demonios: [Hch 5] 14Y los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres; 15tanto que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos. 16Y aun de las ciudades vecinas muchos venían a 33

Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; y todos eran sanados.

Y ésta resucitando a Dorcas: [Hch 9] 36 Había entonces en Jope una discípula llamada Tabita, que traducido quiere decir, Dorcas. Esta abundaba en buenas obras y en limosnas que hacía. 37Y aconteció que en aquellos días enfermó y murió. Después de lavada, la pusieron en una sala. 38Y como Lida estaba cerca de Jope, los discípulos, oyendo que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres, a rogarle: No tardes en venir a nosotros. 39Levantándose entonces Pedro, fue con ellos; y cuando llegó, le llevaron a la sala, donde le rodearon todas las viudas, llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas. 40Entonces, sacando a todos, Pedro se puso de rodillas y oró; y volviéndose al cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó. 41Y él, dándole la mano, la levantó; entonces, llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva.

Poder para hacer milagros, Pablo Estas se refieren a Pablo, restaurando a un hombre lisiado: [Hch 14] 8Y cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado. 9Este oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en él sus ojos, y viendo que tenía fe para ser sanado, 10dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó, y anduvo.

Sanando enfermos: [Hch 28] 8Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre y de disentería; y entró Pablo a verle, y después de haber orado, le impuso las manos, y le sanó. 9Hecho esto, también los otros que en la isla tenían enfermedades, venían, y eran sanados [Hch 19] 11Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, 12de tal manera que aún se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían.

Expulsando demonios: [Hch 16] 16Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando. 17Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación. 18Y esto lo hacía por muchos días; más desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora.

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Resucitando muertos: [Hch 20] 7El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche. 8Y había muchas lámparas en el aposento alto donde estaban reunidos; 9y un joven llamado Eutico, que estaba sentado en la ventana, rendido de un sueño profundo, por cuanto Pablo disertaba largamente, vencido del sueño cayó del tercer piso abajo, y fue levantado muerto. 10Entonces descendió Pablo y se echó sobre él, y abrazándole, dijo: No os alarméis, pues está vivo. 11Después de haber subido, y partido el pan y comido, habló largamente hasta el alba; y así salió. 12Y llevaron al joven vivo, y fueron grandemente consolados.

Poder para ejecutar los juicios de Dios La siguiente se refiere a un «juicio de Dios» por mano de Pedro: [Hch 5] 1Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, 2y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo solo una parte, la puso a los pies de los apóstoles. 3Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? 4Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. 5Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró. Y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron. 6Y levantándose los jóvenes, lo envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron. 7Pasado un lapso como de tres horas, sucedió que entró su mujer, no sabiendo lo que había acontecido. 8Entonces Pedro le dijo: Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto. 9Y Pedro le dijo: ¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a ti. 10Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró; y cuando entraron los jóvenes, la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a su marido. 11Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas.

Y esta por mano de Pablo: [Hch 13] 6Y habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, hallaron a cierto mago, falso profeta, judío, llamado Barjesús, 7que estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Este, llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios. 8Pero les resistía Elimas, el mago (pues así se traduce su nombre), procurando apartar de la fe al procónsul. 9Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, fijando en él los ojos, 10dijo: ¡Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia! ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor? 11Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está contra ti, y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo. E inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano. 12Entonces el procónsul, viendo lo que había sucedido, creyó, maravillado de la doctrina del Señor.

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Poder para predicar hasta lo último de la Tierra Porque la «predicación» es la finalidad del apostolado y esta se basa en hechos históricos de los cuales la resurrección es el hecho más importante y ellos son testigos de ese evento: [Hch 1] 8pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra [Ro 15] 18Porque no osaría hablar sino de lo que Cristo ha hecho por medio de mí para la obediencia de los gentiles, con la palabra y con las obras [...] de manera que desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo. 20Y de esta manera me esforcé a predicar el evangelio, no donde Cristo ya hubiese sido nombrado, para no edificar sobre fundamento ajeno [1 Co 15] 11Porque o sea yo o sean ellos, así predicamos, y así habéis creído [Hch 4] 20porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído [Hch 10] 34Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo [...] 40A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase; 41no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos. 42Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos.

Carácter apostólico En resumen tenemos que el requisito para ser Apóstol es ser escogido por el propio Señor Jesucristo para ser testigo de su resurrección, lo que por supuesto, tal y como lo hemos señalado, trae aparejado haberlo visto físicamente resucitado;59 la designación como Apóstol en todos los casos se hizo antes testigos y no requirió de ritual alguno como la imposición de manos para su validez; la consecuencia natural como evidencia del carácter apostólico ante los terceros fue el poder para obrar milagros y ejecutar los juicios de Dios, y el poder para predicar; siendo la predicación hasta lo último de la Tierra la finalidad más importante del carácter apostólico. De esta forma, el apostolado es una institución limitada a los trece Apóstoles que Cristo escogió para enviarlos como a Él lo enviaron porque no tenemos revelación alguna de que el Señor –según el puro afecto de su voluntad- haya escogido a ningún otro como Apóstol.

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4. ¿OTROS APÓSTOLES? No obstante lo que hemos estado diciendo, la Escritura directa o indirectamente llama apóstoles a sujetos diferentes de los trece Apóstoles. ¿Cómo es esto? ¿Hay otros apóstoles? ¿Hay otros que fueron escogidos por el propio Señor Jesucristo para ser testigo de su resurrección por haberlo visto resucitado? Pues no, no existieron otros Apóstoles. Sin embargo, no demos olvidar que la palabra apóstol se aplicaba a cualquiera que era enviado como mensajero o en comisión y que precisamente adquiere un sentido especial cuando el Señor Jesús la aplica a determinados individuos o cuando le es aplicada a Él mismo, de tal forma que la palabra apóstol adquiere su sentido particular y único cuando el Señor Jesús escoge de entre sus discípulos a algunos de Ellos y los designa Apóstoles, en los términos en que Él mismo es Apóstol. Palabra apóstol, sentido general y sentido estricto Por ello decimos que en el Nuevo Testamento la palabra se aplica en un sentido general –funcional- y en un sentido estricto como título. En el «sentido estricto» solo se aplica a los trece Apóstoles y al Señor Jesucristo mismo conforme lo hemos señalado con anterioridad. En el «sentido general» se utiliza de dos formas en la Biblia, en primer lugar, se aplica a cualquier mensajero del evangelio, i. e., cualquier persona enviada en una misión espiritual, cualquiera que trae el mensaje de salvación a otros, como es el caso de Bernabé; y en segundo lugar se aplica en el sentido de enviado no como difusor del evangelio, sino como enviado a una comisión particular como es el caso de Epafrodito que fue enviado a Pablo como mensajero y para cubrir sus necesidades -Fil 2:25- o como los hermanos mencionados en la segunda epístola a los Corintios 8:23 que actuaron como delegados. Entonces, el carácter individual y único a la palabra apóstol, se lo dio el Señor mismo cuando designó Apóstoles a algunos de sus discípulos, y así con este carácter de unicidad quedó registrada en el Nuevo Testamento aplicada a los trece Apóstoles y a Cristo, aunque en un sentido general siguió usándose para los fines que le eran propios, diríamos, su uso corriente. 37

Incluso podemos llegar a pensar que al principio cuando el Señor Jesús designó a los doce Apóstoles, ni los designados conocían el alcance del término, probablemente lo aceptaron en un principio en su acepción general; más sin embargo, pronto empezaron a ver que tenían el poder del Señor Jesús y que podían hacer cosas en su nombre, por lo que seguramente la designación comenzó a tomar carácter especial para ellos. Tan es esto así que después de la ascensión del Señor, y ante la transgresión de Judas, ellos mismos con los reunidos en aquella ocasión, tal y como ya lo señalamos, seleccionan a dos posibles candidatos para completar el número apostólico. Es probable incluso que al principio de la era de la Iglesia, no se hiciera demasiado énfasis en la diferencia «formal» entre Apóstol -en su sentido especial y único- y apóstol -en su sentido general, sobre todo cuando esta empezó a crecer y los Apóstoles no alcanzaban a cubrir toda el área de posible evangelización y entonces surgieron otros que comenzaron a realizar funciones semejantes a las de ellos y como consecuencia natural se les llamó apóstoles. Pero en sentido «estricto», la Iglesia reconoció la unicidad del grupo apostólico y al tiempo hizo la separación entre ellos y los demás, ya que en ese entonces solo doce eran Apóstoles -y luego Pablo, y la Iglesia y las personas que usaban la palabra apóstol tenían clara la diferencia entre los dos sentidos. Sentido general de apóstol en la Didaché Más aún, al correr del tiempo se mantuvo la diferencia entre los significados; por ejemplo, en la Didaché -Enseñanza de los apóstoles, un libro de principios del siglo II,60 probablemente escrito un poco después de la muerte del Apóstol Juan, se dice: [11] A todo aquel que venga y enseñe todas estas cosas que se han dicho antes, recibidle; pero si el maestro es él mismo corrupto y enseña doctrina diferente para la destrucción de estas cosas, no le escuchéis; pero si es para el aumento de la justicia y el conocimiento del Señor, recibidle como al Señor [...] Pero, con respecto a los apóstoles y profetas, obrad con ellos en conformidad con la ordenanza del Evangelio. Que todo apóstol, cuando venga a vosotros, sea recibido como el Señor; pero no se quedará más de un solo día, o, si es necesario, un segundo día; pero si se queda tres días, es un profeta falso. Y cuando se marche, que el apóstol no reciba otra cosa que pan, hasta que halle cobijo; pero si pide dinero, es un falso profeta.61

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Como se puede observar, se trata de apóstoles en el sentido general de la palabra, no de Apóstoles en sentido restringido, precisamente porque realizan una labor itinerante, andan de un lugar a otro difundiendo el evangelio, pero a cada lugar que lleguen han de ser probados, su estancia ha de ser limitada y no deben pedir dinero, de lo contrario han de ser considerados falsos profetas. Precisamente porque los primeros herederos del evangelio sabían lo que implicaba el uso de la palabra y sabían que el término Apóstol solo debía ser aplicado a los trece ya que ellos son el fundamento sobre el que debe ser edificada la Iglesia razón por la cual con el transcurso del tiempo dejó de usarse la palabra apóstol para los predicadores itinerantes. Ambición por ser Apóstol Veamos algunos de los textos en los que se llama apóstoles a otros -o se infiere se les llama así. Textos que son usados por aquellos que tienen interés en el calificativo, pues al correr del tiempo y reconocer algunos miembros de la Iglesia que el ministerio más alto dentro de ella era el ser Apóstol, raíz de soberbia y deseos de poder los ha llevado a ser poseedores de una forma u otra de tal calificativo, y para ello han hecho mal uso o han abusado de ciertos textos de la Biblia que bajo un análisis superficial favorecería la posición de aquellos que aspiran a tan alta distinción, y de aquellos que los apoyan por diversas razones. El sentido general de la palabra apóstol en el Nuevo Testamento A efecto de no confundirnos, hemos de separar los textos del Nuevo Testamento en dos grupos, el primer grupo lo comprenden los textos en los que directamente a otros sujetos diferentes de los trece Apóstoles se les llama también apóstoles; y un segundo grupo comprenderán aquellos en los que no se llame apóstoles a otros directamente, sino más bien la referencia sea indirecta. Entonces a los primeros los llamaremos referencias apostólicas directas y a los segundos los llamaremos referencias apostólicas indirectas. 39

Referencias apostólicas directas Dentro del grupo de «referencias apostólicas directas» solo tenemos una, aquella en la que a Bernabé se le llama apóstol y que parece estar reforzada con otras citas: [Hch 14] 14Cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas, y se lanzaron entre la multitud, dando voces 15y diciendo.62

Como podemos ver en la cita transcrita se les llama apóstoles a Bernabé y a Pablo, sin embargo, no aparece registro alguno en toda la escritura de que Bernabé haya sido escogido por el propio Señor Jesucristo para ser testigo de su resurrección y por ende que Bernabé lo hubiera visto físicamente resucitado; por lo que a efecto de comprender debidamente este texto, transcribamos la parte considerativa que nos muestre la razón justificativa de tal calificativo: [Hch 13] 1Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, y Saulo. 2Ministrando éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. 3Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron. 4Ellos, entonces, enviados (εκπεμφθεντες = enviados afuera) por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre [...] 14:11Entonces la gente, visto lo que Pablo había hecho, alzó la voz, diciendo en lengua licaónica: Dioses bajo la semejanza de hombres han descendido a nosotros. 12Y a Bernabé llamaban Júpiter, y a Pablo, Mercurio, porque éste era el que llevaba la palabra. 13Y el sacerdote de Júpiter, cuyo templo estaba frente a la ciudad, trajo toros y guirnaldas delante de las puertas, y juntamente con la muchedumbre quería ofrecer sacrificios. 14Cuando lo oyeron los apóstoles (αποστολοι) Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas, y se lanzaron entre la multitud, dando voces 15y diciendo [...] 23Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído. 24Pasando luego por Pisidia, vinieron a Panfilia. 25Y habiendo predicado la palabra en Perge, descendieron a Atalia. 26De allí navegaron a Antioquía, desde donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían cumplido. 27Y habiendo llegado, y reunido a la iglesia, refirieron cuán grandes cosas había hecho Dios con ellos, y cómo había abierto la puerta de la fe a los gentiles. 28Y se quedaron allí mucho tiempo con los discípulos.

De lo anterior transcrito podemos apreciar lo siguiente: 1.- El Espíritu Santo da a conocer su voluntad públicamente a través de Profetas.63 40

2.- El Espíritu Santo es el que aparta y envía a Pablo y a Bernabé para lo que sería el primer viaje misionero, la obra -Bernabé no ha visto, ni oído, al Señor Jesús resucitado; tampoco ha sido elegido por Él. 3.- La iglesia de Antioquia los despide tras ayunar, orar e imponerles las manos. 4.- Cumplida la obra regresan a Antioquia e informan a la iglesia de su misión. Como se puede observar, aquí de lo que se trata es de una misión, por ello el empleo del calificativo apóstoles en su sentido general durante el tiempo de la comisión. Quien en este caso los envía a difundir el evangelio es el Espíritu Santo el cual da a conocer su voluntad por revelación por medio de Profetas,64 y a su regreso, Pablo y Bernabé, informan a la iglesia del cumplimiento de su misión; nada que ver con el sentido especial y único de la palabra Apóstol. Sin embargo, el hecho de que Pablo y Bernabé sean enviados a una obra misionera, y por ende ambos sean llamados apóstoles -en su sentido general de enviados, no limita en forma alguna el hecho de que Pablo es Apóstol -en sentido especial y único- y por tanto puede hacer uso de sus prerrogativas como tal durante el viaje misionero cuando así sea necesario, como se ve en la narración, por ejemplo, al sanar a cierto hombre de Listra [que] estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado o al predicar en la sinagoga cuando llegaron a Antioquía de Pisidia o al enfrentar a cierto mago, falso profeta, judío, llamado Barjesús y mostrarle el poder del Señor. Así que en este caso se les llama apóstoles -en sentido funcional- a ambos -enviados en comisiónsin que se limite en forma alguna el que Pablo es Apóstol -en sentido especial y único. Aclarado lo anterior, entonces podemos continuar con el segundo texto referente al asunto: [1Co 9] 3Contra los que me acusan, esta es mi defensa: 4¿Acaso no tenemos derecho de comer y beber? 5¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas? 6¿O solo yo y Bernabé no tenemos derecho de no trabajar? 7¿Quién fue jamás soldado a sus propias expensas? ¿Quién planta viña y no come de su fruto? ¿O quién apacienta el rebaño y no toma de la leche del rebaño?

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Y decir que la pregunta de Pablo ¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas? a pesar de no ser tan clara en el sentido de si Bernabé es o no llamado apóstol -aunque sí lo es en cuanto al punto que Pablo está tratando, como la referencia es al trabajo que han hecho entonces sin duda está enlazada con lo que ya mencionamos, Bernabé es aludido como apóstol pero en el sentido general aunque ahora este trabajando por sí mismo en la obra después del desacuerdo que hubo entre él y Pablo.65 Y esta otra cita sobre el asunto dice: [Gá 2] 7Antes por el contrario, como vieron que me había sido encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la circuncisión 8(pues el que actuó en Pedro para el apostolado de la circuncisión, actuó también en mí para con los gentiles), 9y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión. 10Solamente nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo cual también procuré con diligencia hacer.

Cae en la misma categoría sobre el trabajo misionero, a Pablo le ha sido encomendado el evangelio de la incircuncisión y a Pedro el de la circuncisión, por eso en la división de trabajo Pablo y Bernabé van a los gentiles, y aquellos a los judíos. Referencias apostólicas indirectas Por otro lado, dentro del grupo de «referencias apostólicas indirectas» tenemos varias: El caso de Santiago el hermano del Señor Jesucristo, el caso de Andrónico y Junias, y otros más. Referencias apostólicas indirectas, Jacobo En este caso están las referencias que se usan para señalar a Jacobo, el hermano del Señor, como Apóstol. Jacobo, i. e., Santiago; fue prominente líder cristiano, columna en Jerusalén, participante activo en el primer concilio que hubo, redactor de la epístola de Santiago, que aunque durante el ministerio terrenal de su hermano -el Señor Jesús- no creía en Él, sin embargo, con toda seguridad después de haberle visto resucitado no le quedó duda alguna de quien se trataba; de tal 42

forma que si alguno pudiera haber sido considerado Apóstol podría haber sido precisamente el propio hermano del Señor y sin embargo, sabemos que no fue candidato a Apóstol cuando con alta probabilidad estuvo presente el día de la elección de Matías, seguramente porque durante el ministerio del Señor, Jacobo no fue testigo de todos los eventos pues no anduvo con Él, dado que –ya lo dijimos- no creía en Él, y es muy probable que por ese mismo motivo tampoco haya sido elegido Apóstol cuando –su hermano- el Señor eligió a los primigenios doce, en ninguna de las dos ocasiones que pudo haber sido elegido Apóstol fue elegido. No debemos pasar por alto que no es requisito para ser Apóstol ser hermano del Señor Jesús, sino ser escogido por el propio Señor Jesucristo como Apóstol para ser testigo de su resurrección, y no leemos en ninguna parte de la escritura que Jacobo haya sido escogido para tan alta distinción por el propio Señor Jesucristo a pesar de haber tenido el privilegio de haberle visto resucitado, al igual que por lo menos otras quinientas personas. Vayamos a la cita: [Gá 1] 18Después, pasados tres años, subí a Jerusalén para ver a Pedro, y permanecí con él quince días; 19pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor.

Como podemos ver, lo más natural del pasaje es que Pablo vio a dos personas de importancia, a un Apóstol, Pedro, y a un anciano de Jerusalén, uno de los hermanos del Señor –Jacobono que haya visto a dos Apóstoles. De ahí en fuera parece ser que en esa ocasión no vio a ningún otro líder. Aparte de esto, cuando Jacobo redacta la epístola que lleva su nombre se describe simplemente como siervo de Dios y del Señor Jesucristo y no como Apóstol: [Stg 1] 1Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus que están en la dispersión: Salud.

Por lo que no se ve razón para que se le considere Apóstol, ya que ni siquiera podemos concluir contundentemente que fue considerado apóstol porque no lo vemos en misión alguna, más bien el permanece estático en Jerusalén como anciano, siendo un reconocido líder cristiano.

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Referencias apostólicas indirectas, Andrónico y Junias En este caso está la referencia que se usan para señalar a Andrónico y Junias como Apóstoles: [Ro 16] 3Saludad a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús [...] 7Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y mis compañeros de prisiones, los cuales son muy estimados entre los apóstoles, y que también fueron antes de mí en Cristo. 8Saludad a Amplias, amado mío en el Señor.

En este caso lo natural es que se refiera a que Andrónico y Junias eran muy estimados por los Apóstoles, pero no que ellos siendo Apóstoles sobresalían entre todos los Apóstoles. El texto no da para tanto, simplemente con seguridad estaban haciendo una muy buena labor en la obra del Señor al grado tal que los propios Apóstoles los tenían en alta estima, o como dice Francisco Lacueva bien conocidos de los Apóstoles por su pronta entrega a Cristo.66 Por lo demás, tampoco aparece registro alguno en toda la Escritura en el sentido de que Andrónico y Junias hayan sido escogidos por el propio Señor Jesucristo para ser testigo de su resurrección y por ende que lo hubieran visto físicamente resucitado; ni siquiera existe registro aparte de esta referencia de que por lo menos hayan sido considerados apóstoles por haber sido enviados a alguna misión como es el caso de Bernabé. Por lo que no vemos motivo alguno para que se les considere apóstoles ni mucho menos Apóstoles, aunque probablemente trabajaban muy duro en la iglesia local por ello la alta estima en la que se les tenía incluso por parte del grupo Apostólico. Referencias apostólicas indirectas, otros Existen otros textos que han sido utilizados para señalar que aparte de los trece hubo otros Apóstoles, pero ya hemos reiterado que nadie más aparte de los trece cumple con el requisito para ser considerado Apóstol. En cambio los que realizaron misiones especiales de difusión de la palabra fueron considerados apóstoles por la naciente Iglesia pero sin ser confundidos con los trece Apóstoles de Cristo, como es el caso de Bernabé al que se le llamó apóstol en el sentido general de la palabra. Por lo demás, bien pudo haber otros apóstoles como el caso de Bernabé que no están registrados en la Escritura. El caso 44

de Jacobo y de Andrónico y Junias no justifica que se les pueda llamar Apóstoles, seguramente ni siquiera apóstoles. Otros textos se han utilizado para señalar a otros sujetos como Apóstoles pero son todavía más forzados que los anteriores, tal es el caso de referencias a Apolos, Epafrodito, Silvano y Timoteo. Falsos Apóstoles Falta sin embargo, tratar un asunto más, el asunto de los falsos Apóstoles. La primera cita referente a esto es la siguiente: [2Co 11] 12Mas lo que hago, lo haré aún, para quitar la ocasión a aquellos que la desean, a fin de que en aquello en que se glorían, sean hallados semejantes a nosotros. 13Porque éstos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. 14Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. 15Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras.

Como se ve son sujetos que quieren ubicarse al mismo nivel que los apóstoles,67 son, a decir de Pablo, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo y no solo eso, son ministros de Satanás que se disfrazan como ministros de justicia y cuyo fin será conforme a sus obras. Estos falsos apóstoles, en aquel entonces, señala Kistemaker eran personas -de origen judío y no de origen gentil- que usaron el engaño para ocultar su verdadera identidad; se disfrazaban de Apóstoles y eran bien recibidos por algunos que no se habían enterado debidamente de los requisitos del apostolado, así que Pablo se vio forzado a revelar la identidad de estos impostores, pues nunca fueron Apóstoles de Cristo, sino gente que pretendió serlo.68 El problema con ellos, el verdadero peligro, es que distorsionan el evangelio, y por eso califican como ministros de Satanás. La segunda cita nos da un dato adicional de tales personas, a decir del propio Señor son mentirosos: [Ap 2] 1Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra, el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto: 2Yo conozco tus obras, y tu arduo trabajo y paciencia; y que no puedes soportar a los malos, y has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos. 45

He ahí su verdadero peligro, mentían sobre las verdades cristianas. Francisco Lacueva comenta al respecto que es probable que indique, más que nada, la hipocresía de quienes aparentan ser piadosos sin la práctica de una piedad eficaz.69 Y agrega esta era la conducta de los maestros imbuidos de gnosticismo y que, como puede verse en las epístolas de Juan, pululaban en las iglesias, mezclando verdades claras con errores doctrinales.70 Apóstoles, misioneros y evangelistas En suma, la palabra Apóstol debe estar restringida a los trece escogidos por Cristo mismo para ser testigos de su resurrección. La palabra apóstol se aplicó a predicadores itinerantes que realizaron misiones especiales de difusión de la palabra como es el caso de Bernabé al que se le llamó así en el sentido general de la palabra, no se trata de Apóstoles en sentido restringido, precisamente porque solo realizan una labor itinerante, andan de un lugar a otro difundiendo el evangelio, casi equivalente a lo que actualmente nosotros llamamos misionero y cuyo término empleamos a efecto de no utilizar el término restringido Apóstol para no crear confusión entre los hermanos y no lleguen a pensar erróneamente que todavía existen Apóstoles; además de esto, debe ser tomado en cuenta el consejo de la Didaché que ya se señaló. A esto agrego que nosotros usamos la palabra evangelista para designar a los difusores del evangelio en nuestra propia localidad o lugares cercanos, y el uso del término misionero lo reservamos a los difusores del evangelio en lugares distantes.

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CAPÍTULO II: LA FUNCIÓN APOSTÓLICA ***

1. LA FUNCIÓN APOSTÓLICA EN LO GENERAL Decíamos en el capítulo anterior que la predicación era la finalidad más importante del carácter apostólico. Los Apóstoles sabían muy bien que lo importante no eran propiamente ellos, sino lo que ellos guardaban, lo importante era el buen depósito,71 era aquello que ellos sabían del Señor, lo que ellos podían transmitir. Ellos solamente eran instrumentos en las manos de Dios para llevar el evangelio a todas las naciones, por todo el mundo, hasta lo último de la tierra. Porque lo importante era aquello de lo que eran testigos: [Mt 28] 19Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado [Mr 16] 5Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. 16El que creyere y fuere bautizado, será salvo; más el que no creyere, será condenado [...] 20Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían [Hch 1] 8pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

Sin embargo, la mente humana es falible, es dada a crear cosas y a imaginar eventos, es dada a la mentira y la especulación, por ello se necesitaba que el propio Señor tomara medidas extremas a fin de que su mensaje se transmitiera con la fidelidad debida, con la precisión adecuada, que su mensaje no se 47

distorsionara, que llegara a los que habían de creer en Él en la forma y términos que Él mismo lo enseñó, en la forma en que Él lo dijo, porque lo que Él enseñó es palabra de vida, y si se dice de otra forma entonces ya no es palabra de vida, el mensaje tenía que transmitirse tal y como fue recibido por ellos. Por eso el Apóstol Juan nos dice: [1Jn 1] 1Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida [...] 3lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo.

Al respecto Pablo dice: [2Co 5] 18Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; 19que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. 20Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.

Pedro es del mismo sentir: [2P 1] 12Por esto, yo no dejaré de recordaros siempre estas cosas, aunque vosotros las sepáis, y estéis confirmados en la verdad presente. 13Pues tengo por justo, en tanto que estoy en este cuerpo, el despertaros con amonestación; 14sabiendo que en breve debo abandonar el cuerpo, como nuestro Señor Jesucristo me ha declarado. 15También yo procuraré con diligencia que después de mi partida vosotros podáis en todo momento tener memoria de estas cosas. 16Porque no os hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros propios ojos su majestad. 17Pues cuando él recibió de Dios Padre honra y gloria, le fue enviada desde la magnífica gloria una voz que decía: Este es mi Hijo amado, en el cual tengo complacencia. 18Y nosotros oímos esta voz enviada del cielo, cuando estábamos con él en el monte santo.

Y debe ser de esa forma para que podamos tener comunión con ellos, con los Apóstoles, como afirma José Grau: aquí es suficiente señalar que en el prólogo de la carta de Juan se nos enseña que no hay eslabón intermedio entre los apóstoles y cada generación de creyentes. Para tener una fe auténticamente apostólica hemos de ponernos en contacto directo con los apóstoles, pues hemos de creer por la palabra de ellos.72

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La comunión Dios-Apóstoles-creyentes Es decir se establece un lazo de comunión entre los creyentes y los Apóstoles, y como resultado de esa comunión, se da la comunión de todos con el Padre y con el Hijo. Ellos son el nexo causal entre los creyentes y el Padre y el Hijo. Solo existe una forma de creer en el Padre y en el Hijo, y esta es la palabra de los Apóstoles. Ahora bien, para que el mensaje llegara sin alteración alguna, se requería que el Señor enviara al Espíritu Santo para que Éste, se encargara de preservar Sus palabras en ellos y que fueran transmitidas sin alteración alguna; y no solo eso, sino que además se ampliara el mensaje de vida, los testigos bíblicos fueron escogidos por el Señor mismo para ser no solo recipientes, sino portadores de la Revelación, para lo cual fueron equipados de manera única por el Espíritu Santo [...] no bastaba que fueran simples testigos, habían de ser testigos inspirados, ayudados por Dios y controlados por Él para dar un testimonio verás sin posibilidad de error.73 Las palabras del Señor al respecto fueron: [Jn 14] 25Os he dicho estas cosas estando con vosotros. 26Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho [Jn 16] 12Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. 13Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. 14El me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. 15Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.

La triple promesa del Señor al grupo apostólico José Grau dice que en estas palabras del Señor, se descubre la triple promesa que capacitó a los apóstoles para dar su testimonio, no solo a los hombres de su tiempo, sino a los de todas las épocas futuras de la Iglesia. Las palabras de Cristo son proféticas; la triple promesa corresponde a las tres grandes divisiones del testimonio apostólico.74 Entonces, aquí Jesús les promete a sus Apóstoles tres cosas, tres cosas que nadie más que ellos pueden tener al ser los testigos autorizados de Su vida y obra. Que el Espíritu Santo:

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Les recordaría todo lo que Él les ha dicho (hechos). Los guiaría a toda verdad (enseñanza). Les haría saber las cosas que habrán de venir (profecía). Cada una de estas tres cosas, es Cristocéntrica, porque si el Espíritu Santo les ha de hacer recordar, han de ser las cosas que el Señor les ha dicho o las que le vieron hacer. Si el Espíritu Santo ha de guiarlos a toda verdad, ha de ser porque el Señor todavía tiene muchas cosas que decirles pero no las podían sobrellevar en ese entonces y sería tarea del Espíritu Santo tomar lo del Señor Jesús y hacérselos saber. Si el Espíritu Santo les hará saber las cosas que habrán de venir, ha de ser porque hablará todo lo que oyere del Señor Jesús y lo glorificará porque tomará de Él y lo hará saber a los Apóstoles. Por ello la enseñanza del Espíritu Santo es Cristocéntrica porque no hablara por su propia cuenta, sino tomará del Señor y se los hará saber a Ellos, y así glorificará al Señor, y el Señor cumplirá cabalmente con su oficio profético, primero en la tierra, luego desde el cielo75 por medio del Espíritu Santo. El recordar todo lo que el Señor les dijo Y así ocurrió. El Espíritu Santo les estuvo haciendo «recordar» a los testigos autorizados todo lo que el Señor Jesús les había dicho durante su ministerio terrenal. Es importante tomar en cuenta que solo los que son testigos, los que observaron los acontecimientos, pueden recordar, y de manera especial, el Espíritu Santo les puede hacer recordar hechos vividos, pues para poder recordar un hecho, se necesita haber estado en el lugar donde ocurrió, haber estado a la hora que ocurrió y haber observado como ocurrió, por eso, a nadie más puede el Espíritu Santo hacerle recordar hechos que no vivió porque eso no sería recordar, sino inventar, nadie más califica para que el Espíritu Santo le haga recordar, sino solo aquellos que el Señor mismo escogió como testigos de esos eventos que luego recordarían por la actividad del Espíritu Santo. Y este recordar se materializó con el tiempo en palabra escrita, este recordar está presente en toda referencia a los acontecimientos históricos del Señor Jesucristo registrados en el Nuevo Testamento, particularmente en los Evangelios y en el libro de los Hechos. 50

La guía a toda verdad Por otra parte, dada la necesidad que tendrían los Apóstoles de «enseñar» no solo lo que directamente el Señor Jesús les dijo, sino cosas distintas pero derivadas de aquellas, se necesitaba que el Espíritu Santo los guiara a toda verdad, i. e., tomando como base la enseñanza del Señor, ellos y solo ellos podrían hacer inferencias del mismo nivel que Cristo mismo –pues solo ellos tienen la mente de Cristo por el Espíritu Santo,76 de tal forma que debían ser obedecidas por todos los cristianos de todos los tiempos, la naturaleza progresiva de la revelación es necesaria.77 Y esta guía, esta enseñanza, se materializó con el tiempo en palabra escrita, esta guía está presente en toda enseñanza distinta de las cuestiones históricas y distintas de las cuestiones futuras, está presente en toda enseñanza práctica registrada en el Nuevo Testamento, particularmente en las epístolas. El hacerles saber las cosas que habrían de venir Además de las dos anteriores, el Espíritu Santo también les «haría saber» las cosas que habrían de venir, cosas futuras. Y esta enseñanza sobre las cosas que habrían de venir, también se materializó con el tiempo en palabra escrita, esta enseñanza está presente en toda referencia a acontecimientos futuros registrados en el Nuevo Testamento, particularmente en el Apocalipsis. Sumario de la triple promesa Entonces, la tradición apostólica, la proclamación apostólica, se compone de tres elementos esenciales: Los hechos y enseñanzas de Cristo que el Espíritu Santo les haría recordar a los Apóstoles y que ellos transmitirían -Evangelios y Hechos de los Apóstoles. Las enseñanzas de Cristo transmitidas por los Apóstoles, guiados a toda verdad por el Espíritu Santo -Epístolas. Las enseñanzas de Cristo transmitidas por los Apóstoles, mostrando las cosas que habrían de venir por el Espíritu Santo -Apocalipsis.

Aunque como dice Guillermo Hendriksen, no es que estos tres aspectos puedan dividirse tan claramente; las epístolas y el Apocalipsis constantemente dan por sentado la presencia del 51

Espíritu Santo; las epístolas contienen mucha revelación respecto a las cosas que habrán de venir, pero en general es buena la distinción que se hizo.78 La Revelación novotestamentaria cumplimiento de la triple promesa

consiste

en

el

Entonces, si esto es así, es claro que ninguno de los Apóstoles es poseedor de toda la enseñanza, sino que los tres elementos esenciales de la proclamación apostólica quedan completos cuando se integre la proclamación en su totalidad, pues en esto consiste la revelación. Y si bien es cierto que lo que cada uno de los trece Apóstoles enseñaba era suficiente para la salvación, también lo es que la proclamación quedó completa cuando el Espíritu Santo cerró la revelación con la muerte del último Apóstol, Juan, y al morir ya no hay que esperar nueva revelación pública antes de la gloriosa manifestación de nuestro Señor Jesucristo.79 De tal forma que estando completa el privilegio de aprender de ella es nuestro, pues somos nosotros los que hemos de creer en Él, por la palabra de ellos.80 Entonces podemos afirmar que nadie más es receptor de esta triple promesa, solo y únicamente los Apóstoles; por eso lo que ellos dijeron y se escribió es todo lo que se necesita, no hay más proclamación luego de ésta,81 eso es todo, porque lo que ellos nos dejaron es la palabra de vida enseñada y actuada por Cristo mismo, la Palabra de Dios es única y suficiente para la salvación y el sostenimiento de todo y todos, porque Dios mismo se hizo carne, el Verbo se hizo carne, la Palabra se hizo carne, pero nunca dejó de ser la Palabra. Por esto mismo no se necesita más palabra, no se necesita nueva revelación, ¿qué acaso Cristo no es suficiente?, porque las cosas que inventa el hombre son puras mentiras como dice el Apóstol Pablo sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso82 o como lo había dicho mucho antes Balaam Dios no es hombre, para que mienta.83 Pero la Palabra de Dios es viva y santa y más cortante que espada de dos filos y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.84 La Palabra de Dios no necesita complemento humano, no necesita adición o tradición humana alguna que la complemente como Palabra de Dios. La Palabra de Dios es la única tradición válida que existe, cualquier 52

otra tradición solo sirve de pretexto para crear y sostener doctrinas anti-bíblicas, en el mejor de los casos extra-bíblicas, precisamente por eso la “sola escritura” es suficiente, porque la palabra, es Dios mismo, y como tal útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra85 porque la escritura contenida en el Nuevo Testamento debe su origen y contenido al aliento divino, al Espíritu de Dios, ya que los autores fueron guiados poderosamente por el Espíritu Santo sin que se reprimiera en lo absoluto su personalidad, así la actividad del Espíritu Santo en ellos no fue una actividad manipuladora ni represora, sino al contrario elevó su personalidad al máximo, llevándola a su mayor nivel de actividad, el Espíritu Santo los hizo recordar, los guio y les hizo saber las cosas que habrán de venir, por esto lo que ellos escribieron no solo carece de errores, sino que es de valor supremo para el hombre –al igual que la palabra de los Profetas, esto es todo lo que Dios quiso que fuera, constituye la infalible regla de fe y práctica para el pueblo de Dios –y poderosa guía para la humanidad, de tal forma que aún hoy en día, nosotros hemos de creer en el Señor Jesucristo por la palabra de ellos, por la palabra apostólica; por eso nos es útil, beneficiosa, provechosa, es el instrumento indispensable para enseñar, redargüir, corregir e instruir en justicia; porque Dios no se equivoca y siempre está listo para enseñarnos, para que aprendamos de Su Hijo Jesucristo; por eso los libros del Antiguo y Nuevo Testamentos: [...] han de ser recibidos como sagrados y canónicos, no porque compuestos por sola industria humana, hayan sido luego aprobados por ella; ni solamente porque contengan la revelación sin error; sino porque escritos por inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios por autor, y como tales han sido transmitidos a la misma Iglesia.86

Lo que Dios dijo y que está contenido en la Biblia, es todo lo que quería decirnos, y ahora Dios nos habla por medio de su palabra escrita, por la Biblia, Dios nos sigue hablando directamente, Él mismo, en persona, nos habla sin intermediación alguna, por Su Hijo -por sus Profetas y Apóstoles- nada más, lo hace cada vez que vamos a la Biblia, porque: 53

[...] el mismo Dios que es soberano en la salvación lo es también en la revelación, y que si tan perfectamente ha obrado para que los efectos de su obra redentora llegaran hasta nosotros, no menos perfectamente ha dispuesto que la explicación de dicha obra –Revelación- llegara igualmente a nosotros con toda fidelidad, para que los cristianos de todo tiempo tuviéramos un apoyo firme para nuestra fe y un fundamento inconmovible para nuestra esperanza.87

El derramamiento del Espíritu Santo Así las cosas, todo esto habrá de ocurrir precisamente a partir del derramamiento del Espíritu Santo, a partir de Pentecostés, ya que si bien es cierto antes de su partida el Señor Jesús les sopló y les dijo recibid el Espíritu Santo: [Jn 20] 21Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío. 22Y habiendo dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.

Se trató de un acto simbólico, no se trató de que recibieran en ese momento el Espíritu Santo,88 ya que previamente les había dicho que tenía que irse al que le envió y que cuando se fuera enviaría al Espíritu Santo, incluso les dijo que si no se iba, el Espíritu Santo no vendría: [Jn 16] 4Esto no os lo dije al principio, porque yo estaba con vosotros.5Pero ahora voy al que me envió; y ninguno de vosotros me pregunta: ¿A dónde vas? 6Antes, porque os he dicho estas cosas, tristeza ha llenado vuestro corazón. 7Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuera, el Consolador no vendría a vosotros; más si me fuere, os lo enviaré. 8Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio [Lc 24] 49He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto [Hch 1] 4Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. 5Porque Juan ciertamente bautizó con agua, más vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días.

Es decir, si recordamos el Señor se fue el cuadragésimo día desde su resurrección: [Hch 1] 3[...] apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios [...] 7Y les dijo [...] 8recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo [...] 9Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos.

Y se esperó a Pentecostés para enviar el Espíritu Santo, que como Él lo dijo son no muchos días y: 54