LA LONGEVIDAD Y LOS ENZIMAS

LA LONGEVIDAD Y LOS ENZIMAS Dr. Mariano José Bueno Cortés. BIOSALUD-INSTITUTO DE MEDICINA BIOLÓGICA Y ANTIENVEJECIMIENTO. INTRODUCCION En primer luga...
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LA LONGEVIDAD Y LOS ENZIMAS Dr. Mariano José Bueno Cortés. BIOSALUD-INSTITUTO DE MEDICINA BIOLÓGICA Y ANTIENVEJECIMIENTO.

INTRODUCCION En primer lugar, si analizamos las reservas enzimáticas de una persona joven, veremos que son mayores que en las personas mayores. Cuanta más edad, menos reservas enzimáticas se tienen. Incluso llega un momento en el que prácticamente están agotadas. Con la alimentación de hoy en día, podemos observar que una persona joven segrega mayor cantidad de enzimas para digerir los alimentos que ha comido, especialmente los cocinados, que un anciano. Es decir, a fuerza de comer durante años alimentos cocinados y pocos alimentos crudos, se han ido agotando las reservas y nuestro organismo ya no es capaz de ayudarnos de la misma manera en la digestión. Eso significa que se están agotando nuestras enzimas y que muchos elementos de los alimentos que comamos, no nos aportarán nada nutritivo, pues no somos capaces de metabolizarlos.

ALGUNAS PRUEBAS CIENTIFICAS Hace algunos años, se realizó un importante estudio en el Hospital Michael Reese de Chicago. Consistía en la determinación del contenido de amilasa en la saliva de un grupo de personas. Se establecieron dos grupos, uno de adultos jóvenes, con edades entre 21 y 31 años; otro de adultos entre 69 y 100 años. Los resultados del estudio, demostraron que el grupo de jóvenes tenía 30 veces más amilasa en la saliva que los del grupo de mayores. Esto demuestra el por qué cuando somos jóvenes, podemos comer cualquier cosa, pues todo nos sienta bien. Somos capaces de comer bocadillos con pan blanco, arroz cocido, y todo tipo de alimentos cocidos. Por el contrario, a medida que van pasando los años, se va agotando la reserva de enzimas y estos mismos alimentos que de jóvenes consumíamos sin problemas, ahora nos pueden causar úlceras, artrosis, estreñimiento, hipercolesterolemia, ácido úrico, etc. Estos mismos alimentos, al tener menor cantidad de enzimas y ellos no llevarlos, se pudren en nuestro intestino, pues no los podemos metabolizar. De este modo, se producen toxinas que pasarán al torrente sanguíneo para depositarse en las articulaciones y otras áreas de tejidos blandos. En las enfermedades crónicas, el cuerpo se encuentra alterado durante semanas, meses o incluso años. Durante todo este tiempo, se van consumiendo las vitaminas, los minerales, las enzimas. Por eso es muy importante su aporte. En Japón se ha hecho un estudio en el que se demuestra que en pacientes tuberculosos, los niveles enzimáticos están mucho más bajos que en las personas sanas. Incluso estos niveles se disminuían en las recaídas.

El Dr. Ottenstein encontró niveles muy bajos de amilasa en pacientes con enfermedades de la piel, tipo psoriasis, dermatitis y urticarias crónicas. En otro experimento, encontró que en pacientes con enfermedades degenerativas o inflamatorias del hígado y vesícula biliar, la amilasa estaba muy disminuída. Si aumentaba el nivel de esta en sangre, se mejoraban las funciones del órgano afectado y del paciente en general. En pacientes diabéticos, el Dr. Volodin, encuentra que el nivel de enzimas en intestinos, orina y sangre, era mucho menor que en personas sanas. Analizando los excrementos, se detectaban en muchos casos digestión incompleta de carne y grasa. Además, en cinco de cada seis pacientes, se encontraron la lipasa y tripsina disminuídas en las secreciones pancreáticas.

LA CRONICIDAD Y LA VEJEZ En el trascurso de cualquier enfermedad crónica, el nivel enzimático está muy reducido, en todas las partes del organismo. Por el contrario, en las enfermedades agudas, el nivel de enzimas incluso está aumentado, como mecanismo de respuesta. A medida que progresa la enfermedad, las enzimas en el cuerpo se reducen. Es lo mismo que ocurre con la edad. La diferencia está en que en las enfermedades crónicas, entendemos como patológica esa reducción de las reservas enzimáticas, mientras que en la vejez, la tomamos como normal. En la vejez, no es tan importante el número de años vividos, sino la situación real de deterioro de los diferentes tejidos. Es decir, si la persona ha vivido de forma sana, y especialmente ha comido pocos alimentos cocinados y muchos crudos, su nivel enzimático habrá sido bueno y los diferentes tejidos habrán tenido la posibilidad de conservarse perfectamente. De esta manera, podemos encontrar personas que tienen 65 años, y sus tejidos, correspondan a una persona de 40. Por el contrario, cada vez es más frecuente encontrar a personas de 40 años, que parece que tengan 55.

ENERGIA Y ENZIMAS La cantidad de energía que tiene una persona está directamente relacionada con el número de enzimas que tiene en los tejidos. Conforme van pasando los años, se van reduciendo los enzimas y disminuyendo nuestra energía, de manera que llegará un momento en el que el nivel energético será tan mínimo que llegaremos a la muerte. Cuantas veces decimos “se ha muerto de viejo”. Hay muchas personas que están estimulando permanentemente su metabolismo, a base de café, una alimentación con exceso de proteínas, excitantes de diversa índole, de modo que estimulan también el desgaste de sus enzimas. Momentáneamente se encuentran muy bien, pero pasados los años, a medida que se agotan sus reservas enzimáticas, se notan con menos energía, más deteriorados.

Las dietas hiperprotéicas producen un estímulo excesivo de nuestro organismo. Se producen acúmulos de degradados de las mismas en los riñones y en el hígado. Se produce una gran cantidad de urea, que estimula la diuresis, perdiendose más minerales por la orina, especialmente calcio y potasio. Se han realizado estudios en los que se demuestra que con una dieta con 75 gramos de proteínas diarios (lo ideal es no sobrepasar los 30 gramos/día), suplementada con 1400 mg. de calcio, se pierde más calcio del que se ingiere. Entonces, el organismo utiliza el calcio de sus reservas (del hueso), produciéndose una desmineralización ósea. En la Toronto University, un equipo de científicos demostraron que la vida sigue su curso en relación directa al ritmo catabólico, al desgaste de los tejidos. Este va en proporción directa con el proceso de envejecimiento. Todos los procesos catabólicos, se desarrollan por parte de las enzimas, de modo que cuanto más catabolismo, más consumo enzimático. Dependerá de la vida que llevemos el que nuestro nivel de enzimas se agote o se conserve. Por eso es tan importante comer una cantidad abundante diaria de alimentos crudos y tomar suplementos enzimáticos, de este modo aumentaremos el nivel de enzimas, retrasaremos el proceso de envejecimiento y, estaremos más vitales. Cuando en Medicina Biológica, se hace un Chequeo Biológico y funcional, uno de los parámetros, corresponde al grado de vitalidad del organismo. En realidad es lo mismo que decir el grado enzimático de esa persona. Como sabemos, la formación y destrucción de tejido, se hace a expensas fundamentalmente de la actividad de los enzimas. Es decir, nuestro metabolismo se mantiene gracias a ellos. Cuando se disminuye el nivel de los mismos, el metabolismo también se reduce y, por tanto, nuestra vitalidad. No obstante, no le quiero confundir. No se quede con la impresión de que toda nuestra vida gira alrededor de los enzimas. Solamente tiene que saber que los enzimas son imprescindibles para nuestra vida, entre otras cosas, al igual que el agua, las vitaminas, los minerales, las proteínas, etc. Lo que sí tiene que tener claro es que nuestra vitalidad y la edad biológica de nuestro organismo están íntimamente relacionados con el nivel de enzimas que tengamos. Por otro lado, la temperatura afecta a los enzimas, en el sentido de que en temperaturas cálidas se desgastan más rápidamente que en temperaturas frías. El calor produce mayor actividad enzimática y por tanto, acelera el envejecimiento. Por ejemplo, con el ejercicio, el nivel de enzimas en la orina es mayor. Lo mismo ocurre cuando estamos con fiebre. Se produce en estas circunstancias una mayor excreción enzimática en la orina y el sudor, al igual que ocurre con los minerales, proteínas, vitaminas, carbohidratos y lípidos.

IMPORTANCIA DE LA ALIMENTACION Insisto en que lo que debe hacer es nutrirse, y no sólo comer. Debe prestar atención para ello en que la alimentación debe servir para aportarle a su organismo las vitaminas, minerales, proteínas, glúcidos y lípidos que necesita para mantenerse equilibrado. Debe prestar atención también a aportar enzimas mediante una alimentación de alimentos crudos y mediante suplementos enzimáticos. Si consume de lo primero, pero ni aporta enzimas, su organismo tendrá que utilizar los que hay en los diferentes tejidos, produciéndose los problemas que ya he detallado varias veces.

Tenga en cuenta que las mismas vitaminas se aprovechan si tenemos un nivel de enzimas adecuado, al igual que a veces, las enzimas necesitan de las vitaminas para mantenerse activas. Cuando tomamos vitaminas combinadas con cápsulas de enzimas, necesitamos menores cantidades de vitaminas y minerales. Las necesidades de nuestro organismo en cuanto a vitaminas y minerales se reducen muchísimo si nuestro nivel enzimático es el adecuado. Tenga siempre presente que un exceso de proteínas en la dieta, los excitantes como el tabaco, el alcohol y café o té, la escasez de alimentos crudos, son factores fundamentales para que nuestro organismo se deteriore cada vez más. Incluso se habla mucho, cosa con la que estoy totalmente de acuerdo, de la necesidad y los beneficios de la leche materna en los primeros meses de vida. La leche materna contiene una gran cantidad de enzimas, vitaminas y minerales, imprescindibles para que ese bebé se desarrolle perfectamente y crezca sano. Pues bien, la calidad de esa leche materna dependerá de la alimentación que haya llevado y lleve la madre en esos meses. Es un factor fundamental para su bebé. Como veremos en otro tema, dada la incidencia de la mala alimentación de hoy en día, una dieta de alimentos cocinados no provee de enzimas, y además estimula a todo el sistema endocrino a trabajar más de lo necesario, facilitándose el desarrollo de enfermedades como la hipoglucemia y la obesidad. Esto es lo que se evidencia en un trabajo realizado por la Columbus University, comparando las consecuencias de una alimentación a base de alimentos enlatados, cocinados o frescos. Existe un error muy común, basado en que para nuestro organismo es más fácil asimilar los nutrientes de alimentos cocinados que crudos. Craso error, lo que nos facilita entre otras cosas es la obesidad, tan común en nuestros días. Cada día en mi clínica me encuentro frente a pacientes que nos vienen porque tienen dolores articulares, tienen una artrosis por ejemplo en las caderas o rodillas. Además, tienen obesidad, celulitis e insuficiencia venosa. Estas personas, entre otras cosas, tienen un déficit muy importante de sus niveles enzimáticos y por mucho que les hagamos mesoterapia homeopática, biorresonancia, etc., si no reponemos el nivel de enzimas, no mejorarán de forma ostensible, sólo serán paños calientes. Además en estos casos, como se puede imaginar, es imprescindible que bajen peso. Pues bien, además de los suplementos vitamínicos, minerales y enzimáticos, les prescribimos una dieta de alimentos crudos durante al menos un mes. Con ello, mejoran todas las patologías que tienen, bajan peso, se les quita la pesadez de piernas, se reducen o eliminan los dolores, se encuentran más vitales. El comer una gran cantidad de alimentos crudos, ayuda al metabolismo. En cambio, los alimentos procesados, el azúcar, rompen el equilibrio de nuestro sistema endocrino por su alto contenido calórico. Además, nuestro sistema, al detectar la falta de nutrientes (enzimas, vitaminas, minerales), demandará más comida, y esto hará que al final para sentirnos satisfechos, comamos cantidades muy superiores a las necesarias, facilitando la obesidad, agravando con ello el problema. Es muy importante que tenga en cuenta todas estas cosas, pues somos lo que comemos y desgraciadamente comemos no para nutrirnos, sino para satisfacer nuestros caprichos, celebrar acontecimientos, trabajar, etc... Piense que cuando a una tierra se le echa abono, es para reponer sus deficiencias minerales y enzimáticas. Parece mentira que lo que hacemos con la tierra no seamos capaces de hacerlo con nosotros mismos.

A nuestro coche, le ponemos la gasolina adecuada, el aceite adecuado, le hacemos revisiones periódicas, le cambiamos las ruedas cuando es necesario. Todo eso está muy bien, pero ¿no será que no nos queremos lo suficiente?. ¿Es que tenemos un nivel de autoestima muy bajo?. Vamos a poner la excusa más fácil. Hasta ahora lo ha hecho mal porque usted no lo sabía, claro no es médico y no le han enseñado estas cosas. Lo siento, pero ya no tiene excusa. Ahora ya sabe lo que pasa. No lo olvide, no coma, nútrase. Es muy importante darle a la piel los nutrientes necesarios, pero por muchas cremas que se ponga, si por dentro no los tiene, no servirá de nada. Trátese internamente, déjese aconsejar por un buen profesional y verá los resultados.