La influencia del justicialismo en Chile

La influencia del justicialismo en Chile 1946-1952 Machinandiarena de Devoto, Leonor A. 1994 Tesis presentada con el fin de cumplimentar con los requ...
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La influencia del justicialismo en Chile 1946-1952

Machinandiarena de Devoto, Leonor A.

1994

Tesis presentada con el fin de cumplimentar con los requisitos finales para la obtención del título Doctor de la Universidad de Buenos Aires en Historia

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LA INFLUENCIA DEL JUSTICIALISMO EN CHILE, 1946-1952

Leonor A. Machinandiarena de Devoto

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Introducción

El hecho de que la Argentina creyera que debía liderar a las repúblicas de América latina era "sentir tan viejo como la misma prosperidad argentina"(l). Los norteamericanos lo hablan detectado tempranamente en sus documentos del Departamento de Estado, que hacia 1925 acusaban a dicho país de "albergar sentimientos racistas hacia otros países latinoamericanos, y de aspirar al dominio económico del sur de Sudamérlca"(2). Hacia 1944, los mencionados documentos revelaban que el "destino manifiesto" de este país abarcaba, para ciertos círculos, toda la cuenca del Plata, incluyendo a las zonas tributarias en Uruguay, Brasil, Paraguay y Bolivia. Los argentinos eran vistos decididos a que su estado fuera "la unidad política ms importante del continente del sur, y el pleno igual de los Estados Unidos en el hemisferio occidental"(3). La penetración económica en Paraguay y Bolivia era específicamente mencionada(4). Probablemente el concepto de "hispanidad" -tomado por los nacionalistas argentinos de Ramiro de Maetzu-, que postulaba no solo el renacimiento de Espa?a sino también el de América latina, y llamaba a la unión de los latinoamericanos para luchar contra los enemigos del continente: el comunismo ruso y el imperialismo económico norteamericano(5), haya influido en la adopción por el peronismo de una postura intencionadamente solidaria, hacia los paises latinoamericanos. De hecho, la actitud de la Argentina hacia España, adoptada por el gobierno del presidente Juan Domingo Perón, parece confirmar su sintonía con aquel concepto. La bandera del antiimperialismo, inicialmente levantada por los nacionalistas en contra de la dependencia argentina respecto de Gran Bretaña, estaría dirigida luego hacia los Estados Unidos en razón de sus presiones militares, políticas y económicas como consecuencia de su participación en la guerra(6). Este antiimperialismo, que irla aumentando sus simpatizarites(7), sería razón fundamental para el acercamiento hacia los países de América latina; de hecho los lazos amistosos hacia los países latinoamericanos fueron propuestos por las asociaciones nacionalistas(8) hacia comienzos de la década del cuarenta. Las dos visiones -aquélla que aseguraba que la Argentina tendía a buscar una cierta hegemonía en la región, sobre todo cuando su situación económica se lo permitía, y aquélla otra que percibía a ese país tratando de liderar a los países latinoamericanos para el logro de su autonomía política y económica- han sido expuestas por varios autores. La política exterior del gobierno del presidente Juan Domingo Perón hacia los países vecinos de la Argentina ha sido tratada por algunos autores solamente de manera general. Tempranamente Arthur P. Whitaker(9) mencionaba la poco fructífera política de acuerdos económicos y la aparente lección que esto dejara al presidente argentino -en el sentido que "los otros países latinoamericanos necesitaban ser mejor educados en el peronismo"- y que lo llevara a intensificar el envío de agregados obreros especialmente instruidos para difundir el peronismo en el exterior. También mencionaba este autor los golpes• militares "presuntamente inspirados por Perón en varios paises sudamericanos"(lO). A juicio 1

1AS 1 1-4de Whitaker, Perón realizó esfuerzos para conseguir la jefatura latinoamericana principalmente a través de dos métodos: uno, la fundación en 1952 de una federación obrera internacional que respondiera a sus órdenes, la Asociación de Trabajadores Latinoamericanos Sindicalistas (ATLAS) y el otro, la interferencia política en determinados países, sobre todo en Chile y Bol ivia( 11). Una década más tarde Harold Peterson se?alaba que hablan sido los actos del presidente argentino contra los estados vecinos, y su creciente influencia en el continente, los que habían demandado la sostenida atención de la administración Truman(12). Sostenía además acertadamente que los paises vecinos de la Argentina, confrontados por perturbaciones sociales y políticas, exponían flancos vulnerables a las presiones de la Argentina. En su opinión, la fuerte posición económica argentina al finalizar la guerra, unida a una tradicional inclinación a la hegemonía sobre América latina, ofrecía a Perón la oportunidad de difundir sus doctrinas mientras exportaba bienes de consumo y capitales(13). Peterson afirmaba que para penetrar con eficacia en los paises de América latina con su ideario de peronismo y tercera posición, Perón se principales: negociar pactos técnicas valió de cuatro económicos bilaterales, nombrar agregados obreros en las embajadas argentinas, incentivar la propaganda y estimular la creación de -o, al menos, proporcionar el modelonaciones restantes las en gobiernos militares latinoamericanas(14). Asimismo, otro historiador, Joseph A. Tuichin, considera que Perón llevó a cabo "una diplomacia activa" en el resto del hemisferio" y menciona sus estrechas vinculaciones con el general Odría en Perú, el general Iba?ez en Chile y el gobierno militar de Venezuela(15). una interpretación hace Por otro lado, Juan A. Lanús particular del objetivo de la política exterior argentina durante la primera y segunda presidencias de Perón, seialando la existencia de un "anhelo de constituir un espacio de solidaridad en América latina que rechazara la com petición y el enfrentamiento ideol6gico"(16). Así afirma: política del la Hacia el horizonte de América latina, presidente Perón se proyectó como una emanación del destino continental que le asignó a la Argentina. Su gobierno se caracterizó, a través de la acción de todos sus cancilleres, por concebir a América latina como un espacio de solidaridad política y complementación económica, como un escenario donde los lazos culturales y la historia de luchas y de afanes comunes permitirla sustituir definitivamente la politica de poder por la política de cooperación y reemplazar la práctica de las competencias individuales por la organización de una verdadera comunidad de destino y, en fin, como una geografía donde la comunicación y la confianza debían superar ese aislamiento que durante tantas décadas habían promovido intereses ajenos a los pueblos de la región. Esa permanente vocación latinoamericana de la política exterior durante las dos primeras presidencias del general Perón le otorga un signo distintivo que la distingue de los gobiernos que le 2

precedieron( 17) Como quiera que haya sido el caso, la política peronista hacia la región conservó dos de los elementos estructurales de la política exterior argentina de preguerra se?alados por Carlos Escudé: el intento de liderazgo en América latina y la oposición constante a la intervención norteamericana en los asuntos de lás repúblicas latinoame.ricanas(18) Para aclarar algo el problema debe estudiarse el efecto de la política exterior peronista particularmente en cada uno de los paises con los que el gobierno argentino mantuvo relaciones más estrechas. Con el fin de hacer un aporte al tema, nuetro trabajo indagará la influencia del justicialismo en Chile entre los años 1946 y 1952, es decir, durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón y la del chileno Gabriel González Videla. Consideramos que hay evidencia para probar que hubo durante esos a?ios por parte del régimen peronista un intento de expansión de su influencia económica, política y doctrinaria en Chile, que incluso por momentos rozó la injerencia en los asuntos internos, como consecuencia de la existencia de objetivos económicos, estratégicos y políticos que apuntaban a integrar al país vecino en un bloque austral que consolidara el liderazgo argentino en la región, permitiera aplicar políticas autárquicas y contrarrestara la penetración económica de Estados Unidos. Para lograr dicho objetivo, el gobierno argentino aplicó preferentemente tres de las técnicas de penetración mencionadas por Peterson: la firma de un pacto económico, la propaganda, y el estímulo al golpe militar (la cuarta no fue significativa durante el período estudiado). La mencionada tentativa posibilitó que el gobierno chileno y algunos círculos políticos intentaran acusar a la Argentina como amenaza para su democracia y para la seguridad de su país. Cabe seí'íalar, además, que muchas de las situaciones que se plantearon entre Chile y la Argentina debido a la mencionada tendencia expansionista de este último país fueron asimismo incitadas por el gobierno del presidente González Videla que debió enfrentar una crónica crisis económica y para quien la introducción esporádica de cuestiones exteriores era funcional a fin de distraer la atención política de los problemas internos. Por lo tanto, ambas variables, el expansionismo justicialista y la mencionada conveniencia chilena, convergieron para dar origen a las cuestiones de injerencia argentina en los asuntos internos chi 1 enos La intención de la Argentina de formar un bloque austral de paises para frenar las aspiraciones de predominio norteamericano en la región eran de antigua data. El hecho de asignarle a la Argentina un "destino continental", como dice Lanús, llevó a Perón a hacer planes unilaterales para toda la región y a trabajar activamente para lograrlos. Además, si bien su idealizada aspiración pudo haber sido ejercer una misión liberadora respecto de los pueblos latinoamericanos, quedará demostrado, en el caso de Chile, que los instrumentos elegidos para supuestamente llevar a la práctica la solidaridad continental no fueron funcionales al objetivo buscado y contradijeron los grandes principios proclamados por su inspirador. En Chile, Perón parece haber aplicado en muchos aspectos una política de poder y el presidente chileno González Videla haber tenido razones a lo largo de su gestión ver en la Argentina una amenaza.para su país. 3

Unidos. Se tuvieron en cuenta ta rnbién fuentes argentinas, es decir, los documentos existentes en el archivo del ministerio de la Relaciones Exteriores. Se trata de informes de embajada argentina en Chile y memorándums internos e informes de la cancillerla. Se consultaron también diarios y revistas argentinos y chilenos.

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Notas

Gran Bretaía, Estados Unidos y la declinación argentina. 1942-1949, Bs. As., Ed. de Belgrano, 1988, p. 40. Ibid., p. 41. Ibid., pp. 41-42. Ibid., pp. 48-49. S. Marysa Navarro Gerassi, Los nacionalistas, Bs. As., Jorge Carlos Escudé,

Alvarez, 1968, p. 124. Ibid., pp. 139-140. Ibid., p. 145. Ibid., pp. 149-151.

Arthur P. Whitaker, La Argentina y los Estados Unidos, 10..

Bs. As., Proceso, 1956, pp. 254-255. Ibid., p. 255. Ibid., pp. 263-264.

Harold Peterson, La Argentina y los Estados Unidos. 1810-1960, Bs.As., Ludeba, 1970 (1 ed. 1964), p. 536. Ibid., pp. 537-538. Ibid., p. 538. Joseph A. Tuichin, La Argentina y los Estados Unidos, Bs. As., Planeta, 1990, pp. 216-217. Bs. As., De Chapultepec al Beagle, T. 1, Juan A. Lanús, Hyspamórica, 1986, p. 45. Ibid., p. 46. Carlos Escudé, op. cit., pp. 48-49. Whital

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