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LA IMPORTANCIA Y NATURALEZA DE LA COMUNICACION Eugene L. Hartley y Ruth E. Hartley Hartley, E. y Hartley, R. La importancia y naturaleza de la comunicación. En Introducción al Estudio de la Comunicación. Comp. Ed. Serie Iberoamericana. México. 1986. pp. 21-38.

EL PROCESO SOCIAL BASICO La importancia de la comunicación en el estudio de los procesos sociales sería difícil subrayarla demasiado. Debido a que la comunicación es el medio por el cual una persona influye sobre otra y es a su vez influida en ella, se convierten en el portador real del proceso social. Hace posible la interacción. A través de ella los hombres se convierten y se conservan como seres sociales. Sin ella, no podrían unirse, emprender obras en cooperativa, ni impulsar su dominio físico. Como los inventos y los descubrimientos casi siempre dependen de la acumulación de información y de un desarrollo gradual de los conceptos transmitidos de una generación a la siguiente, sin comunicación sólo habrían podido lograrse los inventos más elementales y los procesos de pensamiento más rudimentarios. Cuando comparamos lo que hemos aprendido de la experiencia directa, con lo adquirido por medio de la comunicación de los demás (palabras impresas, conversaciones, y toda la gama de la comunicación) el alcance de nuestra propia experiencia parece asombrosamente limitado. La comunicación hace posible para un individuo sacar provecho de lo que se ha llamado "experiencia de los sistemas nerviosos de otros" y aprender de esta manera lo que su propio sistema nervioso puede haber pasado por alto. Gracias a que el hombre tiene la habilidad de comunicarse, las sociedades humanas pueden ser consideradas como intrincados sistemas nerviosos cooperativos. La propia sociedad puede definirse como "un una vasta red de acuerdos mutuos". Pueden ser contratos escritos, o pueden ser entendimientos verbales, no escritos, acerca de lo que uno debe o no debe hacer -por ejemplo, la conducta adecuada en situaciones específicas; lo que es considerado como un crimen, y lo que no lo es. La efectividad de estos acuerdos depende de la habilidad de los hombres para comunicarse entre ellos. Por medio del uso de palabras, la comunicación hace posible una forma de conducta que puede predecirse relativamente; sabemos qué esperar de otros y ellos saben qué esperar de nosotros.

LA COMUNICACION Y EL INDIVIDUO Imagine el lector, si eso le es posible, cómo se sentiría si repentinamente quedara aislado de toda comunicación con sus semejantes, pasados o presentes. La suya sería una vida completamente solitaria, puesto que es sólo a través de la comunicación que puede establecer y mantener contacto con otros individuos. Ningún mensaje, de ninguna especie le llegaría. No tendría ningún sentimiento de "pertenencia", de que forma parte de un grupo. No podría tener la emoción de la vida en la comunidad, ni podría, en ninguna situación, obtener ayuda. Sin poder servir ni ser servido, es muy probable que en poco tiempo no pudiera ni siquiera continuar existiendo.

Se interrumpe la comunicación: el caso de Helen Keller Sólo una persona que ha experimentado una situación similar a ésta podría describir su poderoso impacto. Helen Keller, que quedó privada de la vista y el oído en su más tierna infancia, describe en su autobiografía una existencia en la cual los canales de comunicación están bloqueados. Sin embargo, debe recordarse que aunque ella no podía ni ver ni oír, podía sentir y oler, y mediante estos sentidos podía lograr cierto grado de contacto con las personas que la rodeaban. Cuando solamente

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dos de los principales canales de expresión y recepción de impresiones se interrumpieron, sin embargo, surgió un sentimiento de frustración casi intolerable. Describe sus reacciones durante su primera infancia, antes de que aprendiera a comunicarse mediante el uso del alfabeto manual. No tardé en sentir la necesidad de algún tipo de comunicación con los demás y empecé a hacer señales rudimentarias. Un movimiento de la cabeza hacia un lado y otro significaba "no" y un movimiento de arriba hacia abajo "sí". Si tiraba de una persona significaba "ven"; si la empujaba, "vete". ¿Quería pan? Imitaba el acto de cortar las rebanadas y ponerles mantequilla. Si quería que mi madre hiciera helado para la cena, hacía señales de dar vuelta a la heladera y me estremecía, indicando frío. (10, pág. 9). Mientras tanto, aumentó el deseo de poder expresarme. Las pocas señales que hacía se convirtieron en menos y menos adecuadas, y mis fracasos para hacerme comprender invariablemente terminaban en explosiones de pasión. Sentía como si manos invisibles me estuvieran conteniendo, y hacia esfuerzos frenéticos por liberarme. Luchaba... no porque la lucha ayudara a resolver el problema sino porque el espíritu de resistencia era muy intenso dentro de mí. Generalmente terminaba abatida en lágrimas y físicamente exhaustada. Si mi madre se encontraba cerca de mí, me deslizaba hacia sus brazos, sintiéndome demasiado miserable hasta recordar la causa de la tempestad. Después de algún tiempo. La necesidad de un medio de comunicación se hizo tan urgente en mí que estas explosiones ocurrían todos los días, algunas veces hora tras hora. (10, pág. 17). Lo antes expuesto revela la fuerza que tienen las necesidades personales que impulsan a un individuo a comunicarse con los demás. Cuando se le priva de la posibilidad de tener acceso a un medio existente de comunicación, trata de crear uno propio. En general, tomamos como una cosa natural y concedida tanto nuestra habilidad para comunicarnos, como las formas de comunicación. Adquirimos hábitos de comunicarnos, a tan temprana edad, tan gradual y fácilmente que no nos damos cuenta del aprendizaje y no recordamos la época en que podíamos hacernos comprender. Es sólo a través de experiencias como la de Helen Keller que atisbamos hacia la enorme complejidad y el esfuerzo que entraña a aprender un nuevo sistema de comunicación. Ella, a tientas, muestra la frustración y desesperación inherentes al deseo de comunicarse y a la incapacidad para hacerlo. Sin embargo, lograr obtener un medio por el cual establecer comunicación produce una euforia única, un estímulo de los sentidos y un ansia anhelante de más y más de la misma experiencia. Estos indicios de la búsqueda, de desesperación y alegría implican que el contacto inmediato con los demás es de importancia fundamental para el organismo. La intensidad de la búsqueda, el pánico y la desilusión cuando se fracasa son semejantes a las reacciones que se observan frecuentemente en las privaciones graves de las necesidades orgánicas básicas. Esto es comprensible cuando reconocemos que la comunicación es un instrumento importante en la adaptación del individuo a su medio ambiente. A través de ella, controla los medios para satisfacer sus necesidades básicas. Gracias a la comunicación, no necesita sentirse aislado. Puede obtener lo que necesita de los demás. Sin ella. Depende de sus propios poderes inadecuados.

La comunicación restablecida. En el siguiente pasaje, Helen Keller describe el proceso de búsqueda, que es esencialmente procurar a tientas la comunicación, y nos describe la felicidad que sintió cuando los obstáculos finalmente se salvaron. A la mañana siguiente de la llegada de mi maestra, me llevó a su habitación y me dio una muñeca... Después de que jugué con ella un momento, la señorita Sullivan deletreó lentamente en mi mano la palabra "m-u-ñ-e-c-a". Inmediatamente me interesó este juego de los dedos y traté de imitarlo. Cuando al final logré hacer las letras correctamente, me sentí invadida de un enorme orgullo y placer

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infantil. Corrí escaleras abajo, a buscar a mi madre, levanté la mano e hice las letras que decían muñeca. No sabía entonces que estaba yo deletreando una palabra, ni siquiera sabía que las palabras existían; simplemente estaba haciendo que mis dedos se movieran en una imitación simiesca. Un día, mientras jugaba con la nueva muñeca, la señorita Sullivan colocó mi gran muñeca de trapo en mi regazo, también deletreó "m-u-ñ-e-c-a" y trató de hacerme comprender que "m-u-ñ-e-c-a" se aplicaba a ambas. Poco antes, en ese mismo día habíamos tenido una acalorada discusión acerca de las palabras "j-a-r-r-o" y "a-g-u- a". La señorita Sullivan habría tratado de meterme en la cabeza que "ja-r-r-o" es jarro y que 'a-g-u-a" es agua, pero yo insistía en confundir las dos cosas. Desalentada mi maestra cambió de tema por el momento, para reanudarlo en primera oportunidad. Me sentí impaciente ante sus repetidos esfuerzos y, tomando la nueva muñeca, la arrojé con fuerza al suelo. Caminamos por el sendero que conducía hacia el cobertizo del pozo, atraídas por la fragancia de la madreselva con que estaba cubierto. Alguien se encontraba sacando agua y mi maestra colocó mi mano bajo el chorro de agua. Mientras la helada corriente se deslizaba sobre una de mis manos, ella deletreaba en la otra la palabra agua, primero con lentitud; después rápidamente. Yo permanecí inmóvil, con mi atención fija totalmente en los movimientos de sus dedos. De pronto tuve una nebulosa conciencia de algo olvidado... la emoción de un pensamiento que vuelve, y, de algún modo, el misterio del lenguaje fue revelado. Comprendí entonces que "a-g-u-a" significaba ese algo maravillososamente fresco que fluía sobre mi mano. Esa palabra viva despertó mi alma, le dio luz, esperanza, regocijo, ¡la liberó! Había barreras todavía, es cierto, pero eran barreras que podían desaparecer con el tiempo. Salí del cobertizo del pozo ansiosa de aprender. Todo tenía un nombre, y cada nombre daba a luz un nuevo pensamiento. Cuando volvimos a la casa, cada objeto que tocaba me parecía que estremecía con vida. Eso era porque todo lo veía con la extraña y nueva luz que me había llegado. (10, págs. 2224) Ejemplos de la frustración y de la furia de que habla la señorita Keller pueden observarse en los niños pequeños que se inician en una nueva cultura con un lenguaje que no les es familiar. Por ejemplo, los niños que llegan de las secciones rurales de Puerto Rico, donde se habla español, se enfrentaron a una combinación de costumbres y a un idioma extraño cuando fueron traídos por sus padres a las ciudades norteamericanas. Durante el día, mientras sus padres iban a trabajar, los dejaban con frecuencia en instituciones dedicadas al cuidado infantil, donde demostraron accesos inexplicables a la furia, y una conducta rebelde e incontrolable. Casi siempre, tal conducta desaparecería a medida que los niños aprendían ingles y podían comunicarse más libremente con sus maestros y sus compañeros. Cualquier persona que haya viajado por un país extranjero, sin conocer el idioma nativo, ha experimentado la frustración y la impotencia que motivan la incapacidad de comunicarse. No poder comunicarse con las personas que lo rodean es como vivir dentro de un recipiente de cristal. Podemos ver lo que otras personas están haciendo, pero no nos es posible llegar a ellas. Es una de las formas básicas del aislamiento.

Implicación de la comunicación para el individuo. Para el individuo en desarrollo, la comunicación con sus semejantes desempeña tres funciones fundamentales: 1) modela al mundo que le rodea, 2) define su propia posición en relación con los demás y 3) le ayuda a adaptarse con éxito a su medio ambiente. En las últimas dos funciones ejerce una influencia crítica sobre la información de su personalidad y su sensación del propio ser. Le ofrece indicaciones y le fija puntos de referencia por medio de las cuales puede guiar su conducta. A través de la comunicación son transmitidos los valores y normas de su grupo, y consciente de éstos le permiten expresar sus necesidades de manera qué le produzcan satisfacción...

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El vehículo por medio del cual se logra con mayor frecuencia la comunicación -el lenguaje- contiene tanto las definiciones como las limitaciones que dirigen la forma en que el individuo se acerca al mundo externo. Pueden considerarse como una acumulación de las experiencias humanas simbolizadas y, como tal, refleja la vida del grupo. A cada nuevo miembro se le entera de las experiencias de sus mayores y se le dan instrucciones para dirigir su propio pensamiento a través de las palabras mismas que el grupo le proporciona para la transmisión de las experiencias. Las interrelaciones entre estas palabras y la estructura del lenguaje, también contienen significados importantes para el individuo que sea enfrenta al mundo. En el curso del tiempo, llega pensar y a sentir en términos de estos símbolos -a pensar y a sentir acerca de sí mismo-, al igual que acerca de objetos y acontecimientos externos. El impacto que tiene sobre el individuo la comunicación con sus semejantes lo sugiere la observación de quienes han estado aislados por mucho tiempo de la compañía humana. Varios relatos de los niños llamados "ferales" (salvajes) aparentemente criados por animales, y de niños que han crecido en un aislamiento casi total, indican que estas criaturas parecían "inhumanas" y retardadas en cuanto a su desarrollo, cuando se les encontró por primera vez (2,3, 18). Muchos de ellos nunca alcanzaron niveles de funcionamiento normales para un ser humano; algunos, desde luego, pueden haber sido biológicamente deficientes. Sin embargo, es asombroso notar que varios de ellos lograron enormes avances en poco tiempo, una vez que fueron devueltos a la convivencia humana, y después de haber experimentado intentos constantes de comunicarse con ellos.

La comunicación y la inteligencia. Estudios recientes de los cambios aparentes en el nivel de inteligencia de los niños, después de un cambio de medio ambiente, son igualmente sugerentes. Los cambios de medio ambiente generalmente fueron complejos, y se referían, en algunos casos, a cambios de un orfelinato muy estricto y carente de estímulos, a una escuela progresista y moderna para niños pequeños. Los medios ambientes eran diferentes en factores tales como la libertad de movimiento y los recursos materiales, pero con asombrosos contrastes en lo relativo a comunicación al cual los niños estaban sometidos. En las instituciones donde los niños vivieron antes de asistir a la escuela, estaban aislados en sus cunas la mayor parte del tiempo, con escasa oportunidad de comunicación con los adultos. Sus contactos con los adultos estaban limitados a los que exigían los servicios esenciales. En la escuela, en cambio, se alentaba la comunicación tanto con el maestro como con los demás niños. El maestro con frecuencia inició los contactos a través del medio de la comunicación verbal, y la naturaleza misma del medio ambiente material hizo la comunicación por parte de los niños necesaria y estimulante. Puesto que había muchos tipos atractivos de equipo y de materiales, los niños tenían motivo para hablar acerca de ellos, para establecer las bases en que podrían compartirlos, o para participar en su uso cooperativamente. En vista de otras observaciones hechas en niños aislados, es muy probable que el ímpetu hacia una mayor comunicación haya sido, en gran parte, a lo que se deban los asombrosos resultados logrados.

La comunicación y la conducta. Una de las demostraciones más impresionantes acerca del efecto de la comunicación se refiere al caso de Gua, la mona: Gua fue criada con un niño desde la edad de siete y medio meses, hasta los dieciséis meses por los padres del niño. Ambos fueron tratados exactamente igual. Cuando terminó el experimento, la mona había aprendido a responder correctamente a más de cincuenta frases verbales. Logró dominar fácilmente el control de su vejiga e intestinos, y aprendió a ser obediente. Jugaba con el niño, en forma cooperativa, y dominaba como él el medio ambiente físico, cuando menos con la misma habilidad. Más importante, tal vez diríase que sus reacciones emocionales eran muy similares a las del niño, y recorrían una gama completa, que incluía desde la lealtad, los celos, la docilidad, la preocupación, hasta el negativismo.

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De los diversos tipos de prueba que hemos mencionado aquí, parece correcto deducir que la comunicación es fundamental para funcionar en una manera que concibamos como humana.

La importancia de la comunicación en situaciones específicas. Las ocasiones de la vida actual en que la buena comunicación es de importancia crucial son abundantes. Para el estudiante, la habilidad de comunicar lo que ha aprendido es de primordial importancia. El siguiente relato de un estudiante podría multiplicarse muchas veces, en numerosos salones de clases. Se suponía que debía yo hacer un comentario sobre un libro en una de mis clases, para el examen final de ese curso. Trabajé como esclavo en ese libro. Lo leí, lo analicé y hubiera podido jurar que me lo sabía de memoria. Sin embargo, cuando me puse de pie ante mi grupo, no supe cómo empezar. Me interrumpí, tartamudeé y, por la expresión de los rostros frente a mí, comprendí que me expresé de manera incoherente; pero no pude hacer absolutamente nada para evitarlo. Esa fue, indiscutiblemente, una ocasión en que no pude comunicarme. De manera similar, para el joven o la muchacha que salen a buscar trabajo, es esencial la habilidad para describir sus conocimientos y su capacidad, así como para comunicar de manera convincente a sus objetivos. En la vida social, en los contactos heterosexuales, el éxito depende con frecuencia de la capacidad para transmitir lo que uno quiere decir y los motivos que los impulsan. Los malos entendidos, algunas veces ridículos y otras veces trágicos, se derivan de la falta de habilidad en la comunicación. Cuando los alumnos en varios grupos de psicología tuvieron que dar ejemplos específicos en los cuales la comunicación había sido de importancia crítica para ellos, tanto dentro como fuera de la universidad, describieron una amplia variedad de situaciones. Iban desde intentos de convencer a sus maestros de que merecían calificaciones más altas de las que les habían otorgado, hasta descripciones de casos de emergencia que entrañaban peligro inmediato de destrucción. Las siguientes reacciones ilustran la extensa gama de los casos respectivos: Durante el último semestre, en que fui candidato para un puesto en el Concilio Estudiantil, la comunicación tuvo participación considerable en mi elección. Dedicamos bastante tiempo preparando un pequeño folleto que fue distribuido entre los estudiantes y que creo fue un factor decisivo en mi elección. Además, contribuyeron bastante las declaraciones que escribí para los periódicos del colegio durante la campaña. En ambos casos, tuve que presentarme a los estudiantes y, a la vez convencerlos de que debían votar por mí, tratando siempre de no antagonizar a nadie en lo más mínimo. Mientras servíamos como voluntarios en la lucha contra los incendios forestales, en las montañas de California, cinco de nosotros nos separamos del grupo principal. Descendimos por la ladera de una de las montañas, hacia un enorme valle. Sin embargo, no era el valle con el que estábamos familiarizados y nos dimos cuenta de que nos habíamos perdido. Mientras permanecíamos sentados, meditando en lo que el destino nos tendría deparado, uno de mis compañeros avistó una figura en la distancia. Gritamos al hombre que se acercaba, pero imagínese nuestra desesperación cuando al llegar ante nosotros descubrimos que no hablaba inglés. Sin embargo, mediante gesticulaciones y toda clase de señales y gestos logramos que entendiera nuestra situación. Al comprenderla, el hombre, que era nativo de la región, se apresuró a conducirnos hacia el camino principal. ¿Crucial? Tal vez no, pero ciertamente entonces así nos lo pareció. Me encontraba yo en Québec. Entré en un restaurante francés y traté de ordenar lo que deseaba, aunque no hablaba ni entendía francés. Era de noche y quería pedir el menú de la cena. Pensé que había recordado cuál era la palabra francesa que significaba cena. Sin embargo, cuando la mesera

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me trajo el menú del desayuno a las nueve de la noche, comprendí que no había logrado comunicarme. Nos habían avisado que los alemanes estaban planeando un contraataque esa noche. Un cohete rojo enviado hacia el celo por el enemigo significaba que el ataque tendría lugar en un sector "en clave", no mencionado. Me encontraba sentado en el puesto de observación con un amigo. Nuestra posición estaba en tierra de nadie: frente a nuestras propias tropas y cerca de las del enemigo. Mi deber era llamar por teléfono a mi compañía cuando subiera la luz roja o amarilla. Mi amigo se había quedado dormido y sólo yo estaba despierto. Unos minutos después vi sombras que se movían a mí alrededor. No hubo luz de advertencia. Este era el ataque de una advertencia. No pude hacer que funcionara sonido alguno. Mi lengua parecía paralizada. De pronto, una forma oscura se arrastró cerca de mis pies; era un alemán. En un arranque de desesperación, grité algo al teléfono; pero mis palabras eran del todo ininteligibles, de tan confusas que resultaron. Por fortuna, mi compañía comprendió el significado de mi advertencia. Podríamos continuar con relatos del estudiante que no logró conseguir el número de teléfono que deseaba, porque su chica había malinterpretado sus intenciones; los marineros a quienes dejó su barco en tierra porque no pudieron obtener que les dijeran cómo volver al muelle, y perdieron sus derechos de bajar a tierra durante treinta días, y de la muchacha que inadvertidamente insultó al maestro por su ineptitud para expresarse...; pero no lo creemos necesario. Parece obvio que, sin importar cuáles sean nuestros intereses especiales, hasta este punto tenemos un interés en común: como ningún individuo es completamente autosuficiente, como tenemos que vivir uno con el otro, debemos aprender unos de los otros para obtener ayuda, orientación y satisfacciones, y para lograr estas cosas, debemos aprender a comunicarnos el uno con el otro.

LA COMUNICACION Y EL GRUPO. La importancia de la comunicación no se concreta al individuo. Es la fuerza que permite a los grupos su cohesión. En las relaciones interpersonales desempeña funciones similares a las del cemento, del concreto, la goma, o las cargas en un campo magnético. No sólo las pequeñas asociaciones de particulares dependen de la comunicación para subsistir, sino que toda organización, toda unidad industrial, todo organismo gubernamental funciona efectivamente sólo cuando se comunica con facilidad y eficiencia. El siguiente extracto de un relato periodístico sobre ciertas "prácticas militares" ilustran el caso: Wasington, 14 de marzo de 1950. Una de las grandes lecciones aprendidas en Portex -los ejércitos de aviones anfibios, que acaban de verificarse en Puerto Rico- fue que las comunicaciones, el sistema nervioso de toda fuerza militar, son todavía la clave del éxito en la batalla... Probablemente se encontraron más dificultades en las comunicaciones que en cualquier otro aspecto separado... Tal vez más importante fue la lección de que las comunicaciones o las medidas electrónicas de oposición -interferencias, envío de órdenes falsas por radio, etcétera- pueden crear el caos en cualquier operación... Durante la maniobra, la fuerza defensora del enemigo logró penetrar en la en la onda de comunicación radiofónica de los "invasores"; dio contra órdenes a las fuerzas de desembarco, hizo que la artillería

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de los invasores disparara contra sus propios hombres y al terminar la maniobra, el "enemigo" estaba a punto de controlar la artillería naval de apoyo a los "invasores". Las posibilidades de las comunicaciones y de las medidas electrónicas de oposición son enormes, y aún constituyen para nosotros un arte incipiente...

LA COMUNICACION EN LA INDUSTRIA La importancia básica de la comunicación en el funcionamiento eficiente de los grupos industriales la ilustra el análisis que hizo B.G. Gardner sobre las relaciones humanas en la industria. Dice que una de las principales funciones de la "línea de autoridad" o "cadena de mando" es que "proporciona canales de comunicación que se extienden desde lo más alto hasta lo más bajo, a través de toda la estructura". Estos canales desempeñan un papel crítico en los dos tipos de relaciones que son esenciales para el correcto funcionamiento de la organización: relaciones entre cada persona y su trabajo, y entre cada persona y su superior. Si se interrumpe la comunicación en las cosas que el trabajador necesita saber acerca de su trabajo, no se producen artículos. Si la comunicación en la relación entre trabajador y jefe no es satisfactoria, se perjudica la eficiencia, porque falta cooperación, hablando sobre la relación entre los jefes de las cuadrillas de trabajadores y los altos funcionarios que dirigen las industrias, Gardner dice: Los jefes de cuadrilla consideran que, aunque los altos funcionarios hablan frecuentemente de que son parte de la administración de la industria y esperan que se identifiquen con los intereses de la compañía, no los convencen de que realmente pertenecen a la administración. Piensan que se espera de ellos que acepten cuantas instrucciones reciban de sus superiores, sin importar qué tan arbitrarias puedan parecerles, ni qué tan difícil haga su trabajo para ellos. Obviamente, estos ánimos de resentimiento impiden las relaciones cordiales entre superiores y subordinados y produce una actuación bastante menos que óptima..., todo ello derivado, esencialmente, de la falta de comunicación entre los diversos niveles de autoridad.(5, pág. 46) La razón a que Gardner atribuye esta situación de malas relaciones es que los jefes de cuadrilla, o capataces, muy pocas veces participan en las reuniones en que los directivos de la industria toman decisiones o determinan la política que la empresa va a poner en práctica. Más aún, dice, con frecuencia "no están bien informados" sobre los porqués y las razones de las decisiones. Aunque teóricamente, el capataz debe informar acerca de sus ideas u opiniones a sus superiores, en la práctica sabe que sus ideas no siempre llegan a los niveles superiores de administración, donde se forja la política de la empresa, y que muy pocas veces tienen la influencia de las decisiones. Según las palabras de Gardner: Casi nunca tiene la satisfacción de comunicarlas directamente o de ver que sean realmente tomadas en consideración." (Cursivas nuestras) (5, pág. 67). Para dirigente, o ejecutivo, la comunicación eficiente con su personal es esencial si desea estar bien informado. Para tomar decisiones correctas, para resolver conflictos y hacer que su negocio funcione bien, necesita información adecuada. Debemos depender de la comunicación verbal de subordinados para recibir información detallada sobre el trabajo y las condiciones que pueden afectar a éste, para poder interpretar correctamente sus informes de costos y sus registros de producción. (Nótese que estos últimos son, también, formas de comunicación). Como un alto directivo de una fábrica muy grande no puede tener contacto con todos los trabajadores, depende de lo que las otras personas dicen para saber cuál debe ser su actitud. La necesidad de disponer de una comunicación efectiva en cualquier organización industrial es tan aguda que algunas secciones de ella están "consagradas fundamentalmente a reunir ciertos tipos de información y comunicarlos a niveles superiores". Algunos de los valores principales de los consejeros sobre personal y de los comités de relaciones obrero patronales son sus facilidades de comunicación entre los diferentes departamentos y los diferentes niveles de autoridad en las grandes organizaciones.

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LA IMPORTANCIA DE LA COMUNICACION EN LOS NIVELES NACIONAL E INTERNACIONAL. El panorama internacional proporciona una demostración asombrosa de la parte vital que la comunicación desempeña en la interacción de los grupos. Durante la Segunda Guerra Mundial, surgió cierto grado de fricción entre los soldados rasos norteamericanos y los ingleses entre quienes estaban estacionados. Por lo tanto, el gobierno de los Estados Unidos empleó una especialista para que analizara los orígenes de esta fricción y organizara normas para vencer las barreras de la comunicación. Descubrió que los soldados norteamericanos y los civiles ingleses no se entendían porque para expresar sus intenciones usaban el mismo idioma en formas diferentes. Como partían de diferentes premisas, cada grupo pensaba que el otro trataba de decir algo más al simple contenido de sus palabras, y éste "algo" era lo que con frecuencia resultaba inaceptable para el recipiente. Margaret Mead, la investigadora, analizó las intenciones que se imputaban a cada grupo, y siguiendo el curso de ellas descubrió que las bases de tales imputaciones eran ciertas diferencias características en cuanto a costumbres y uso del idioma (13). De este ejemplo, lo que destaca es que aun con el mismo idioma la gente que vive en ambientes culturales diferentes suele no comprenderse, y su falta de entendimiento afecta su capacidad para trabajar juntos. Con cuánta frecuencia, desde que se fundaron las Naciones Unidas, hemos escuchado la expresión: "Si sólo pudiéramos comunicarnos con los rusos..." Esto refleja la convicción común de que si usted puede hablar con una persona, logrará encontrar la manera de los pueblos -como la prohibición de escuchar programas radiofónicos extranjeros- separar los grupos y evitar que se establezcan entendimientos y corrientes de simpatía. En un creciente análisis del problema, T.M. Newcomb sugiere que la hostilidad hacia otros pueblos los alentada por las barreras de la comunicación. Hace notar que las hostilidades de un grupo hacia los miembros de otros grupos se mantienen vivas por medio de la segregación, que pone especial énfasis en las diferencias de cada grupo. El efecto es bloquear la comunicación entre los grupos y hacer imposible que se establezca un sentimiento de camaradería con sus miembros (15). En el arbitraje o mediación de disputas es una verdad controvertible que se puede conservar la oportunidad de lograr arreglos pacíficos sólo en tanto permanezcan abiertos los canales de comunicación. De hecho, la tarea básica del árbitro, y especialmente del mediador, es mantener abiertos los canales de comunicación entre las partes antagónicas, mientras busca una base posible de entendimiento, que ambas encuentren aceptable.

LA COMUNICACION COMO PRUEBA DE LA REALIDAD. Existen amplias pruebas de la forma en que las barreras a la comunicación conservan posiciones sociales y evitan el cambio social. El estudio de las actitudes sociales (17) descubrió que cada miembro individual de cierta secta religiosa de una población pequeña, suponía que todos los demás miembros no veían con buenos ojos que se jugara a los naipes. En realidad, sin embargo, cada uno de ellos jugaba a las cartas personalmente. Por lo tanto, dos simulaban en público una actitud de desaprobación, sin darse cuenta de que los demás miembros de su iglesia, individualmente, estaban de acuerdo con sus puntos de puesta personales. Con este estudio a la vista, parece claro que la comunicación es un medio de poner a prueba las ideas y los prejuicios, y compararlos contra la realidad, y para hacer que cada individuo conozca realmente la naturaleza del mundo real y los motivos que impulsan a sus semejantes. El estudio de Newcomb sobre el efecto de las normas sociales en las actitudes sociopolíticas de los estudiantes de colegios superiores (16), descubrió un cambio bastante consecuente hacia una actitud más liberal, entre los primeros y los últimos años de estudio. Estos cambios eran más pequeños en algunos colegios que en otros. Es una observación bastante sugestiva que en los colegios donde los cambios eran menores, se concedía muy limitada expresión y discusión pública a tales cuestiones; mientras que en las comunidades universitarias donde el cambio era más notable, eran temas de frecuente y pública discusión. Newcomb sugiere que en los colegios en que mostraban poco cambio, los estudiantes cuyas actitudes se alejaron de las normas de los estudiantes del primer año no se dieron realmente

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cuenta del grado de apoyo que tenían en sus nuevas ideas, por parte de la comunidad, y tendía, en consecuencia, a sentirse un poco aislados. Cuando las normas sociales discútanse en detalle, se verá que el comprender cuáles son las normas del grupo puede ser un factor muy potente para inducir la conformidad individual y afectar cambios en las actitudes personales. La falta de comunicación, desde luego, iría en contra de esa comprensión. Un estudio de la opinión pública en los Estados Unidos, realizado durante los inicios de la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo (1), demostró que la acción del Congreso iba a paso lento tras de las opiniones del público, tal como éstas se reflejaban en las encuestas de opinión. Como no había canales de libre comunicación, bien establecida y regularizada, entre los ciudadanos y los miembros del Congreso, es muy probable que estos últimos no se hayan dado siquiera cuenta de que sus electores iban siempre por delante de ellos. Cualquiera que sea el éxito que obtengan las encuestas de opinión pública, cuando menos pueden servir como puntos de contacto entre los ciudadanos y su gobierno. La discusión anterior subrayó la importancia de la comunicación en la vida social. Ahora vamos a referirnos al proceso real.

DEFINICIONES Y CONCEPTOS. Se han propuesto muchas definiciones acerca de la comunicación. De ellas, las relativamente simples son, quizás, las más útiles C. I. Howland, por ejemplo, sugiere que la comunicación puede definirse como "el proceso por medio del cual un individuo -el comunicador- transmite estímulos (generalmente símbolos verbales) para modificar la conducta de otros individuos- los recipientes de la comunicación (8). El diccionario de Sociología de Henry Pratts Fairchild incluye la siguiente definición: El proceso de hacer comunes o intercambiar estudios subjetivos, tales como ideas, sentimientos, creencias, generalmente por medio del lenguaje, aunque también por medio de representaciones visuales, imitaciones y sugerencias...La comunicación en los grupos humanos es el factor principal de su unidad y de su continuidad, así como el vehículo de su cultura... La buena comunicación es la base misma de la sociedad humana. (4, pág. 50) La "comunicación" es usada por Warren Weaver como una expresión que incluye "todos los procedimientos por medio de los cuales una mente puede afectar a otra" (22, pág. 11). Y otro escritor llama "comunicación" a toda interacción social de algún significado. Noel Gist escribe: "Cuando al interacción social entraña la transmisión de significados por medio del uso de símbolos, se le conoce como comunicación". Y define la "interacción social" como "las influencias recíprocas que los seres humanos ejercen uno sobre otro, a través del estímulo y la reacción mutuos" (6, pág.363) Hay cuatro factores, que entraña toda comunicación efectiva, que son comunes a todas estas definiciones: 1) el comunicador -la persona que inicia el proceso-; 2) el comunicante, o sea, el recipiente de la comunicación; 3) el contenido de la comunicación, que también podría llamarse el comunicado; y 4) el efecto logrado por la comunicación. En todas las definiciones están implícitos los conceptos de interacción y efecto.

FORMAS DE COMUNICACION Aunque la comunicación generalmente tiene lugar por medio de símbolos verbales, las formas verdaderas de estímulo a que se debe el contacto son numerosas. Según las palabras de un científico: "Un leve movimiento de cabeza, un guiño, un golpe en el tambor de la selva, el parpadeo de una luz de señales, un trozo de música que nos recuerda algún evento del pasado, algunas nubes de humo en el aire del desierto, los movimientos y posturas de un ballet... todos son medios que los hombres han usado para transmitir ideas" (22, pág. 11)

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Las estaciones, la expresión facial y los ademanes del cuerpo son todos en sí mismos, excelentes medios de comunicación. Su empleo, más aún, aunado a las palabras, es consecuencia necesario para expresar precisamente el significado que quiere darse al comunicado. Algunas veces son aspectos que no pueden separarse del lenguaje. Se ha dicho, por ejemplo, que los indios zuñi "necesitan un grado considerable de contorsiones faciales y gesticulaciones del cuerpo para lograr que sus frases sean perfectamente comprensibles". Se dice que el lenguaje de los bosquimanos sudafricanos requiere tantas señales para hacer claro su significado que resulta "ininteligible en la oscuridad" (20, pág. 706).

FORMAS NO VERBALES DE COMUNICACION. Las señales, adicionales al lenguaje, son empleadas con frecuencia en una forma compleja, para indicar sentimientos y actitudes. Entre las tribus orokaive, de Nueva Guinea, por ejemplo, cada individuo tiene un símbolo: una "firma vegetal", la ramita o el vástago de alguna planta, que lleva puesto o usa al comunicarse en ciertas circunstancias. Puede dejar la ramita en el huerto de su vecino, por ejemplo, para informarle que ha tomado alguna cosa. Puede también usarlo para indicar el estado de sus sentimientos. Es usado por lo individuos como señal de abstinencia, como una especie de tabú de penitencia, impuesto por ellos mismos, cuando tal abstinencia ha sido el resultado de alguna riña o de una ofensa. El orokaive acostumbra castigarse a sí mismo cuando ofenden sus sentimientos, más que castigar al hombre que lo ha ofendido. O, tal vez, suele vengarse del otro castigándose a sí mismo. De esta manera, si un hombre riñe con su esposa, se coloca una rama de su heratu en el brazalete, y mientras continúe usándolo no recibirá comida de la que ella prepare. No significa esto que se condene a sí mismo a morir de hambre; alguna amistad puede cocinarle hasta que su estado de ánimo se suavice. Entonces suele haber un intercambio de regalos entre la familia de su esposa y su propia familia y, me aseguran, a eso sigue invariablemente la reconciliación. De igual manera, una esposa que ha sido acusada por su esposo de estarlo explotando, de no trabajar como para merecer lo que se come, promulgará su dolor y su indignación, usando su heratu, y por el momento se negará a comer un taro (colocasia, planta arácea de rizoma tuberoso) más del huerto de su marido. Un ramillete de hojas caídas atado a un cocotero del pueblo, significa que el dueño del cocotero ha reñido con su vecino acerca de los linderos de su huerto. La hilera de troncos de árbol que constituye la división común de huertos al desplazarla demuestra que se rebasan los linderos para abarcar más terreno. Por lo tanto, el ofendido ha colocado su hertu para indicar que se ha cometido un abuso y que ha interrumpido las relaciones amistosas con su vecino; no le aceptará invitaciones (ni le hará ninguna) hasta que el asunto se haya arreglado. Otro hombre siente cierto resentimiento contra un pueblo vecino. Si fuera invitado a una fiesta asistiría, pero con su heratu en el brazalete; y cuando el cuenco de madera conteniendo el rico taro fuese colocado ante él, lo haría a un lado, o pondría su heratu sobre la comida para demostrar que no puede aceptar la hospitalidad de quienes lo han ofendido. Entonces el ofensor sería avergonzado y castigado y lamentaría haber hecho lo que hizo (21, págs.71-2). La potencia de estas formas de comunicación relativamente sutiles, como son la posición del cuerpo y las variaciones musculares, la indican las reacciones de personas que no ven y que no oyen a las personas con quienes están en comunicación. La maestra de Helen Keller relata la exagerada sensibilidad de su alumna a las reacciones emocionales de otras personas que se encontraban en su presencia, aunque estas reacciones se expresaban sólo por medio del movimiento y de la postura del cuerpo. Los ejemplos siguientes son asombrosas demostraciones de valor que estas variaciones musculares tienen como medios de comunicación: Un día, mientras iba caminando con su madre y el señor Anagnos, un chiquillo arrojó un torpedo que asustó a la señora Keller. Helen sintió instantáneamente el cambio en los movimientos de su madre y

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preguntó: "¿De qué tenemos miedo?" En una ocasión, caminando con ella por una avenida, vi a un oficial de la policía que llevaba detenido a un hombre. La agitación que sentí evidentemente produjo un cambio físico perceptible, puesto que Helen me preguntó muy excitada: "¿Qué estás viendo?". Un asombroso ejemplo de este extraño poder tuvo lugar recientemente mientras le examinaban los oídos... Se hicieron varios experimentos para determinar positivamente si tenían o no alguna percepción del sonido. Todos los presentes se asombraron cuando pareció que no sólo oía un silbato, sino también un tono ordinario de voz. Volví la cabeza, sonreía y actuaba como si hubiera oído lo que se decía. Pensando que lo que ocurría era que estaba recibiendo esas impresiones de mí, coloqué sus manos sobre la mesa y me retiré al lado opuesto. Los especialistas del oído hicieron entonces sus experimentos, con resultados completamente diferentes. Helen permaneció inmóvil durante todo ellos, sin revelar que estuviera dándose cuenta de lo que estaba sucediendo. (10, págs. 353-4).

COMUNICACION POR EMPATIA Los sicólogos tienen interés en algunas formas de comunicación todavía más sutiles. Al hablar de la relación entre el infante y el adulto y la importancia de la comunicación en el desarrollo de la personalidad. Harry Stack Sullivan hace notar que antes de que haya alguna señal de comprensión sobre las expresiones emocionales, un infante revela los efectos del contagio o la "comunión" emocional. Asegura que la capacidad del lenguaje para servir como medio de comunicación se deriva de la primitiva reacción empática del organismo. Sobre el particular, dice: Es biológico en el niño que, al ser amamantado, demuestre ciertos movimientos expresivos que son llamados reacción de satisfacción y es probablemente también biológico, que el progenitor con el que se encuentra el niño los perciba. Debido a esta unión empática, ésta, la reacción del padre a la respuesta de satisfacción del niño, comunica una agradable sensación al niño y, de esta manera, el pequeño aprende que tal reacción tiene cierto poder. (19, pág.8). De manera similar, Margaret Mead, al exponer las observaciones que hizo en Bali, ha comentado: La demostración de temor, por parte de un niño, en los brazos de una jovencita enfermera, demostración que no se repite en los brazos de otra enfermera, podría aplicarse en contra del conocimiento de que la primera enfermera acababa de reñir con su tutor y había sido expulsada de la sociedad de muchachas solteras del templo (12, pág 678.) Los análisis objetivos de esta comunicación "empática" probablemente revelarían que estaba compuesta de expresión facial, elementos de postura y tensiones musculares, y que presenta al niño un sistema de símbolos no verbales, que son similares, en cierta forma, el alfabeto manual de los sordo-mudos y de los sordo-ciegos. Sin importar cómo se realice, la existencia de este tipo de interacción revela la contribución que elementos no verbales desempeñan en el proceso de comunicación.

FACTORES DE SITUACION EN LA COMUNICACION. Aunque el número de instrumentos de comunicación disponible es elevado, cada situación de comunicación puede requerir una forma particular de expresión especialmente efectiva para ella, o bien, excluir el uso de algunas formas, haciendo así más pesada la carga para el comunicador, al reducir el número de instrumentos usados. Diferencias significativas existen, por ejemplo, entre los modos de comunicación posibles en las reuniones de pequeños grupos íntimos, en que los miembros se encuentran frente a frente, y los que se requieren en la comunicación con el público. De igual manera, los canales a través de los cuales se intenta la comunicación entrañan considerables diferencias en el uso de los instrumentos de comunicación. Aquellos que requieren el lenguaje escrito

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-periódicos, libros, cartas y cosas semejantes- eliminan la ayuda que para la comunicación significa la entonación, la expresión facial o los gestos. Aun en los casos en que pueden usarse formas orales de comunicación, algunas situaciones que entrañan considerables distancias entre el comunicador y el recipiente o recipientes de la comunicación, tales como el teléfono y la radio, excluyen el uso de gestos del cuerpo y expresiones faciales. En otras situaciones que pueden permitir un impacto completo de los ademanes del cuerpo, de la expresión facial y las entonaciones de la voz -tales como el cine o la televisión- falta otro aspecto extremadamente importante de la comunicación. Esta es la observación, por parte del comunicador, del efecto de la comunicación, que podemos llamar la "reacción de respuesta".

La función de la reacción de respuesta La "reacción de respuesta" es de importancia crítica para probar el éxito de cualquier intento de comunicación, porque sólo por medio de un dispositivo tal es posible observar su efecto. Si el comunicador se encuentra cara a cara con el comunicante, es posible que juzgue el éxito de la comunicación por la reacción de este último. Cuando la comunicación da orientaciones o convence de cierta línea de conducta, es más fácil medir su éxito que cuando entraña la transmisión de una experiencia o la expresión de una idea. En el primer ejemplo, A puede calcular si ha hecho comprender a B lo que deseaba, por medio de lo que B hace. En el segundo caso, sin embargo, A no tiene manera de saber qué ha hecho pensar a B, a menos que B responda con una comunicación también. No es suficiente para A preguntar: "¿Me comprende?", porque aunque B diga: "Claro que sí", esto no necesariamente significa que se ha logrado el efecto deseado... puesto que A no tiene modo de saber lo que B piensa que A quería que lo comprendiera. El objeto de esta discusión se hará más claro si el lector sustituye las palabras: "¿Me comprende?" y "Claro que sí", por algún otro grupo de símbolos verbales, como "Quo me hie munipa me?" y "Hu mampaki quo". Esta ausencia de "reacción de respuesta" inmediata es precisamente lo que preocupa a quienes invocan la comunicación con el público para lograr ciertos efectos específicos, como el de convencer a la gente de que compre más de un producto, de que apoye un punto de vista o adopte una actitud social. LA COMUNICACION ES INTERACCION Llegamos a un punto que ya hemos mencionado antes: la comunicación es interacción. Es generalmente un proceso de ida y vuelta, que entraña estímulo y reacción entre organismos y que es tanto recíproco como alternado. La reacción evocada por un comunicado se convierte a su vez en un estímulo y un comunicado por su propio derecho. De esta manera, en una serie de comunicaciones, cada una puede ser tanto respuesta como estímulo. Esta declaración es cierta aun en situaciones de comunicación con el público, donde el auditorio no se encuentra presente para contestar. Si la comunicación no tiene éxito, la audiencia contesta de alguna manera y su respuesta afecta las comunicaciones futuras. El tiempo que transcurre entre el envío de un comunicado y la respuesta no altera el hecho de que ésta tiene lugar y que logra efecto sobre el comunicador. Un anunciante, por ejemplo, tal vez tenga que esperar para que la reacción de su público a un anuncio se haga evidente; pero una vez que sucede así, afecta entonces el curso de los futuros anuncios. En rigor, la principal dificultad a la que se enfrenta el anunciante es encontrar la manera de confrontar las respuestas del público. El propagandista debe conocer el efecto de su propaganda para planear futuras campañas con éxito. La reacción "No" es, en sí misma, un mensaje para los iniciadores de mensajes. La importancia de la interacción puede demostrarse además, por la forma en que un niño pequeño adquiere los símbolos de comunicación usados en su grupo. Sullivan señala que tan pronto como un

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niño aprende un truco verbal -tal como decir "mamá"- recibe una respuesta vigorosa del adulto. Lo segundo es importante para él y rápidamente percibe el poder implícito en su hazaña. Debido a la potencia de las reacciones que evoca, se siente estimulado a adquirir los rudimentos de los hábitos de comunicación. Aprende el significado de sus propias palabras y ademanes, de las respuestas que otros le dan. si una forma de comunicación no logra el efecto que desea, experimenta con otra. De esta manera reúne una colección de sonidos y expresiones físicas que "representan" objetos, actos y necesidades. Estos son símbolos de los sentimientos que experimenta, de las cosas que desea o que tiene y de la conducta que desea provocar. El niño aprende a obtener resultados usando estos símbolos y, por lo tanto, aprende lo que otros quieren decir con los mismos sonidos o movimientos, cuando los usan. La socialización del individuo depende, en gran parte, de que adquiera significados para los símbolos usados comúnmente; puede comprender lo que desea de él sólo después de haber adquirido tales significados. En otras palabras, el individuo desarrolla hábitos de comunicación y adquiere los instrumentos de comunicación como resultado de su interacción con otras personas. Su aprendizaje para comunicarse está basado en un camino de doble sentido, que implica la respuesta de otras personas a su conducta y su propia reacción a la de ellas. LA COMUNICACION ES RECIPROCA En la comunicación se efectúa una inversión constante de papeles. En una conversación, el comunicante se convierte en comunicador y este último, a su vez, en comunicante. Al mismo tiempo que los papeles de estos dos se intercambian, cada uno toma las funciones del otro. El comunicador, cuyo papel inicia es enviar el mensaje, se convierte en la persona que recibe el mensaje. El comunicante, que ha estado recibiendo el mensaje, con frecuencia inicia, con su propia reacción, un mensaje subsecuente. De esta manera, al invertir sus papeles, tanto el comunicador como el comunicante contribuyen al proceso de comunicación, y ambos son igualmente importantes. Esto hace que surja a la consideración el criterio sobre el éxito o efectividad de la comunicación. Podría decirse muy simplemente que la comunicación tiene lugar con éxito cuando el efecto producido por el comunicado es el que intentaba el comunicador. Si la comunicación tuvo por objeto instigar la acción o persuadir, tiene éxito cuando el resultado cumple los propósitos del comunicador. Si la comunicación tuvo por objeto instigar la acción o persuadir, tiene éxito cuando el resultado cumple los propósitos del comunicador. Si este último trataba de transmitir un asunto o compartir una idea, la comunicación puede ser considerada como éxito si hay prueba de que el recipiente tiene una idea aproximada de lo que se le quiso decir. Es obvio que el criterio acerca del éxito en la comunicación es imparcialmente tosco. Esto, sin embargo, no puede evitarse puesto que con frecuencia es imposible transmitir con absoluta exactitud la experiencia íntima del comunicador o invocar en el recipiente precisamente el estado que buscaba el iniciador. Aun para lograr un éxito pragmático o parcial, el comunicador debe resolver un problema impresionantemente complicado... LA COMUNICACION Y LA EXPRESION. Suponemos, en nuestra discusión, que el que origina una comunicación tiene un propósito al iniciar el proceso. Ese propósito puede ser variado o múltiple, pero la intención de crear algún tipo de efecto en otra persona o personas está siempre presente. Sin embargo, se puede presenciar la producción de estímulos parecidos a los estímulos de la comunicación, que carecen de la intención de comunicación. Bajo tales condiciones, el originador de los estímulos puede estar expresando algo, pero no estará intencionalmente comunicando algo. El grito del niño recién nacido es un ejemplo del tipo de expresión en el que no hay una intención exacta de comunicación. El niño grita por un estado interno de sensación, no por un deseo de producir un efecto. Sólo después de que a este grito le siguen otros que repetidamente producen efectos satisfactorios, se le puede considerar como un recurso de comunicación.

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De igual manera, muchos individuos se dirigen verbalmente a la piedra en la que se acaban de lastimar un dedo del pie, o a un motor de automóvil que se niega a funcionar. En estos casos, tampoco hay intento de comunicación. Los catedráticos universitarios algunas veces dan, también, la impresión de que están hablando por la necesidad de hacerlo, más que por el deseo de comunicarse con su auditorio. Las exclamaciones de dolor, las posturas, las obras escritas, las pinturas, los dibujos, las esculturas, las composiciones musicales... todas estas cosas pueden ser simplemente expresiones o reflejos de estados de ánimo internos. Sólo cuando tienen la intención de producir efectos, o cuando logran producirlos, pueden ser considerados como formas de comunicación. COMUNICACION VOLUNTARIA E INVOLUNTARIA En este punto el lector puede preguntarse: "¿No hay comunicación involuntaria?" Tendríamos que aceptar que la hay. Siempre que un observador reacciona a la actividad de otro individuo, en una forma que indica que el observador se da cuenta del estado interno del originador del estímulo, ha tenido lugar una comunicación. Puede expresar simpatía, o hacer algo para ayudar al originador, o tal vez sólo haga un comentario íntimo -por ejemplo-: "Parece preocupado"; pero en tanto que su reacción sea congruente por lo que se refiere al estado del individuo que está observando, puede ser considerando como un comunicante. Cuando, sin embargo, su reacción no tiene ninguna relación con el estado del otro, aunque haya percibido y reaccionado al estímulo emitido, no puede decirse que haya ocurrido una comunicación. El grito de un niño recién nacido puede hacer que un niño le peque, o que un adulto salga de la habitación. En estas situaciones, aunque el infante ha expresado un estado de sensaciones, y aunque el observador ha reaccionado a la forma de expresión, no ha tenido lugar una comunicación, voluntaria e involuntaria, puesto que la reacción no tuvo relación ninguna con el estado interno del comunicador. Debe resultar notorio ya, a estas alturas, que el estudio del proceso de comunicación puede ser muy complicado. Sin embargo, los verdaderos obstáculos para la comunicación de éxito ni siquiera han sido mencionados todavía. Surgirán cuando consideremos todas las consecuencias del proceso en términos de los cuatro principales componentes: el comunicador, el comunicante, el comunicado y el efecto.

RESUMEN El proceso de comunicación es la base de todo lo que llamamos social en el funcionamiento del organismo viviente. En el hombre es esencial para el desarrollo del individuo, para la formación y la existencia continuada de los grupos y para las interrelaciones entre los grupos. Aunque no hay un acuerdo total entre los científicos sociales sobre una sola definición de la comunicación, todas las principales definiciones implican tanto interacción como efecto. El análisis demuestra que cuando menos cuatro factores intervienen en la comunicación efectiva: 1) el comunicador, 2) el comunicante, 3) el contenido y 4) el efecto. Generalmente se considera que la comunicación tiene lugar por medio de símbolos verbales, pero el análisis sociosicológico requiere que se preste atención a toda la gama de símbolos que pueden ser usados por el hombre, incluyendo los ademanes, el tono, la expresión facial, los tamborzazos, el sonido producido por el telégrafo, las señales hechas con banderas y con humo, etcétera. La interacción que tiene lugar en la comunicación, o sea la forma en que el comunicador se da cuenta del efecto que el comunicado tuvo en el comunicante, se ve en la "reacción de respuesta". El análisis de este proceso revela la complejidad de la comunicación, pues exige que el comunicador sea también comunicante y el comunicante, comunicador. 15-Mar-2002 http://mailweb.udlap.mx/~jpriante/teorias1.html

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