LA IMPORTANCIA DE LA FAMILIA EN

“LA IMPORTANCIA DE LA FAMILIA EN EDUCACIÓN INFANTIL” Inmaculada Junco Herrera INTRODUCCIÓN En la etapa de Educación Infantil existen numerosos canales...
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“LA IMPORTANCIA DE LA FAMILIA EN EDUCACIÓN INFANTIL” Inmaculada Junco Herrera INTRODUCCIÓN En la etapa de Educación Infantil existen numerosos canales de participación mutuos, entre familias y educadores y educadoras. Así es normal que, tanto a la hora de entrada como de salida, las familias dejen o recojan a sus hijos e hijas en el aula y tengan una pequeña charla con el Maestro o Maestra sobre cómo ha pasado el día. Igualmente los Padres y los Maestros y Maestras se juntan en reuniones de clase, fiestas o entrevistas. Las familias al tener a sus hijos escolarizados en Educación Infantil, pueden participar en los Consejos escolares del centro. Por eso, el tema de las relaciones familia-escuela, se considera fundamental para éxito de la educación Infantil. Por ello, las Escuelas deben aceptar a las Familias, sus ideas, sus opiniones…para que juntos compartan un proyecto de futuro para los niños y niñas.

1.- FUNCIÓN EDUCATIVA DE LA FAMILIA Una de las maneras de caracterizar la pedagogía familiar, distinguiéndola de las otras ramas pedagógicas, puede ser el señalar lo típico de la educación familiar, aquellos rasgos que la especifican como un modo y un ámbito peculiares de educación. Los aspectos propios de la educación familiar se resumen en los siguientes: -

Fundamental o básica.

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Informal, global → No programada.

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Inevitable → Necesaria.

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Soberana → Autónoma.

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Permanente → Continua.

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Moral → Forma en valores.

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Está sociológicamente condicionada.

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Presenta variedad de estímulos.

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Es contexto de interacciones y experiencias.

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Es contexto constructor de la personalidad.

La función educativa de la familia realza su papel fundamental en una etapa en la que el niño y niña se van separando progresivamente de su familia, permaneciendo durante muchas horas en el colegio; pero esta separación no debe suponer una dejación de funciones por parte de la familia. El Maestro y Maestra deben conocer la importancia que estas funciones tienen sobre el desarrollo global de niños y niñas: -

Proporcionar cariño y transmitir sentimientos.

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Servir de modelo de comportamiento y valores.

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Estimular todas las capacidades del niño y niña.

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Alimentar y cuidar a los hijos e hijas.

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Establecer relaciones con el colegio y, en concreto, con los educadores de sus hijos.

En el interior de la familia ocurren cosas muy diversas y de muy distinta naturaleza. Como contexto humano que es, tal vez lo más importante de todo lo que en ella ocurre tiene que ver con las relaciones que se dan entre sus miembros. Pero esas relaciones se desarrollan en un determinado escenario; son, por así decirlo, la figura que se destaca sobre un cierto fondo. Tal escenario tiene que ver con cosas tan variadas como la disponibilidad de estímulos, la organización de las rutinas diarias, los marcos temporales, espaciales y sociales que en la familia existen, etc. Como es evidente, unas familias difieren de otras en la disponibilidad mayor o menor de objetos estimulantes (libros, juegos), de rutinas cotidianas (si el niño o niña suele o no comer con sus padres; si su horario de comidas y sueño es fijo o cambia, y, si cambia, en función de qué circunstancias; si hay o no habitualmente problemas alrededor de conductas tan cotidianas como comer, ver la televisión, dormir…), de circunstancias potencialmente especiales (vacaciones, fines de semana, viajes…). Respecto a algunas de estas cuestiones se puede afirmar que guardan una cierta relación con el desarrollo psicológico del niño y niña: -

Variedad de estímulos.

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Cantidad de estimulación.

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Regularidad de las experiencias.

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Posibilidad de conductas exploratorias.

De lo anterior se deduce que los contextos familiares tienen una distinta potencialidad estimuladora en función de la cantidad de experiencias a las que se les permite acceder, de su diversidad, de su regularidad y accesibilidad.

2.- ESTILOS DE COMPORTAMIENTO DE LOS PADRES Durante las últimas décadas, un amplio conjunto de investigaciones ha ido mostrando la existencia de una serie de características en las que los padres difieren unos de otros en sus prácticas educativas. Estas mismas investigaciones han intentado explicar, en función de tales patrones de actuación de los padres, las diferencias interindividuales de los niños y niñas en sus características de personalidad y socialización. Según estos estudios, los padres difieren unos de otros en cuanto dimensiones fundamentales: -

Grado de control.

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Comunicación padres-hijos.

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Exigencias de madurez.

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Afecto en la relación.

Combinando estas cuatro dimensiones básicas podremos diferenciar tres tipos diferentes de padres. Es cierto que un padre o una madre determinados rara vez encajarían del todo en uno de los patrones, pues su comportamiento es más variado y menos estereotipado de lo que sugiere esta clasificación; sin embargo, el comportamiento educativo predominante de la mayor parte de los padres se asemeja a uno u otro de estos estilos principales: 1. Padres Autoritarios: estos padres se caracterizan por manifestar altos niveles de control y de exigencias de madurez y bajos niveles de comunicación y afecto explícito. Los padres autoritarios dedican muchos esfuerzos a influir, controlar y evaluar el comportamiento y actitudes de sus hijos e hijas de acuerdo con unos rígidos patrones preestablecidos. Hacen hincapié en el valor de la obediencia a su autoridad y son partidarios del uso del castigo y medidas disciplinarias enérgicas con el fin de frenar la persistencia del niño y niña en un comportamiento, con independencia de que el niño y niña esté en desacuerdo con lo que el padre considera que es correcto. 2. Padres Permisivos: son padres bajos en control y exigencias de madurez pero altos en comunicación y afecto. Los padres permisivos tienen una actitud general positiva hacia el comportamiento del niño y niña, aceptan sus conductas, deseos e impulsos y usan poco el castigo. Acostumbran a

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consultar al niño y niña sobre decisiones que afectan a la familia; sin embargo, no les exigen responsabilidades ni orden; permiten al niño y niña autoorganizarse al máximo, no existiendo a menudo normas que estructuren su vida cotidiana (ejemplo: tiempo de ver la televisión o de acostarse); utilizan el razonamiento pero rechazan el poder y el control sobre el niño y niña. Los hijos e hijas de estos padres permisivos, como consecuencia, fundamentalmente, del bajo nivel de exigencias y control al que se enfrentan, tienden a tener problemas para controlar los impulsos, dificultades a la hora de asumir responsabilidades, son inmaduros y con niveles bajos de autoestima, pero tienden a ser más alegres y vitales que los hijos de padres autoritarios. 3. Padres Democráticos: son padres que se caracterizan por presentar niveles altos tanto de comunicación y afecto como de control y exigencias de madurez. Son padres afectuosos, refuerzan con frecuencia el comportamiento del niño y niña e intentan evitar el castigo; son también los más sensibles a las peticiones de atención del Nilo y niña. Sin embargo, no son padres indulgentes con sus hijos; más bien al contrario, son dados a dirigir y controlar al niño y niña, pero siendo conscientes de sus sentimientos, puntos de vista y capacidades evolutivas.

3.- LA FAMILIA EN LA LEGISLACIÓN EDUCATIVA ACTUAL Participación de las Familias: 1. Los profesionales de la educación y las familias colaborarán en la educación y crianza de los niños y niñas, por lo que su relación ha de basarse en la “corresponsabilidad”. Por ello, la educación infantil debe fundarse en el conocimiento del contexto familiar y generar los cauces de una mutua colaboración que contemplen el respeto a la diversidad de familias en la sociedad contemporánea. 2. Los profesionales que ejerzan la tutoría mantendrán una relación permanente con las familias de los niños y niñas, facilitando situaciones y cauces de comunicación y colaboración, y promoverán su presencia y participación en la vida de los centros. 3. Desde los centros educativos se promoverán acciones formativas orientadas al apoyo y la formación de las familias en materia educativa, entre las que se podrían llevar a cabo cursos monográficos, talleres, grupos de reflexión y sesiones de intercambios de experiencias, a fin de que la familia y la escuela se conviertan en comunidades de prácticas compartidas. 4. La familia colaborará estrechamente con los profesionales que ejerzan la tutoría para una mejor adaptación de los niños y niñas en su primera incorporación al centro. (Artículo 8. Decreto 428/2008 de 29 de Julio) El progresivo nivel de complejidad de la sociedad democrática, en la que mujeres y hombres trabajan, con el domicilio familiar muchas veces alejado del lugar de trabajo requiriendo largos desplazamientos…dificultan a las familias la

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crianza y educación de los hijos e hijas en solitario. La escuela infantil ha de contribuir a que las familias encuentren en ella un marco educativo y relacional más amplio que el propio circulo familiar. Para ello es necesario promover “la participación y la relación activa entre la familia y la escuela”, previendo tiempos en los que compartir dudas, opiniones, intereses y preocupaciones con otras familias y profesionales de la educación así como ayudando a las familias a conocer los procesos de crecimiento y aprendizaje de sus hijos e hijas colaborando con ellas para que generen perspectivas más amplias en lo concerniente a la educación de los pequeños, que apoyen nuevas situaciones vitales. Se contribuirá a ello si se establece un “marco de relaciones claro, basado en la confianza mutua y en la comunicación”, donde se facilite el encuentro y el intercambio, tanto a nivel individual como colectivo. Garantizar la información y facilitar la participación, requiere articular mecanismos de interacción tanto grupales como individuales y establecer cauces de comunicación y participación tanto formales: reuniones de grupo, asambleas de escuela, como informales: entradas y salidas, talleres de pequeños grupos, etc. Resulta imprescindible pensar en diferentes lenguajes, niveles de compromiso y situaciones diversas: “Documentos escritos y notas para casa, charlas, fiestas, etc. Se contribuirá así a la deseable vida compartida y funcionamiento democrático de la escuela infantil. Las orientaciones metodológicas que se proponen exigen al profesional de la educación infantil formar parte de un equipo educativo, lo que supone la realización de trabajo cooperativo que permita llevar a la práctica un proyecto educativo compartido. Para ello los profesionales generarán una organización y un ambiente que apoye el diálogo y el debate profesional, el análisis y la reflexión de la práctica educativa. El equipo de profesionales es el motor de la escuela. El trabajo en equipo responde a la necesidad de aprendizaje y profesionalización para conjuntar la tarea de todos, dar coherencia y unidad al trabajo compartido. Se hacen necesarios, pues, “tiempos, espacios y medios para sustentar el plan de trabajo y promover el intercambio de todos los miembros de la comunidad educativa”. (Estrategias metodológicas. Orden de 5 de Agosto 2008)

4.- PERIODO DE ADAPTACIÓN AL CENTRO EDUCATIVO La forma en la que el niño y niña se incorpora a la escuela, o lo que es lo mismo, el modo en que se separan por primera vez de la familia, tiene gran importancia en cuanto a la actitud del niño o niña hacia el colegio, las relaciones sociales y la adquisición de aprendizaje a lo largo de toda la escolarización, factores que van a depender de cómo se lleve a cabo este proceso. La planificación del periodo de adaptación corresponde a los educadores. Es muy importante que lleven a cabo una buena planificación. No sólo son los niños y niñas los que se adaptan, también la familia y en especial la madre, ya que suele ser la que se ha ocupado hasta el momento de su

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cuidado. La manera en que la mamá y la familia vivan esta situación de separación influirá en la adaptación del niño o niña al centro de Educación infantil. Hay que tomar en consideración distintos tipos de aspectos para asegurar que el objetivo de la adaptación se cumpla: 1. Cuando se trata de conseguir un clima de tranquilidad para los niños y niñas, la presencia en la clase de muchos adultos puede generar lo contrario, por ello para que no coincidan muchos padres al mismo tiempo, se realizará un escalonamiento de días y horarios. 2. La escuela y el aula del niño y niña son medios nuevos para los padres, por ello es importante darles pautas sobre qué hacer mientra estén presentes. 3. No solo hay que dar algunas alternativas sobre qué hacer, sino también algunas pautas sobre cómo actuar. 4. Existe el riesgo de que la atención del educador se centre más en los adultos que en los propios niños y niñas, cuando les da explicaciones, les comenta los procesos, etc. Por la entrevista previa es fundamental. Mediante el cambio de información, familia y educadores tratan de guiar y facilitar la incorporación y adaptación del niño y niña al centro. - Los primeros grupos sociales: de 0-3 años: En este ciclo es el acceso del niño y niña por primera vez al centro de Educación infantil lo que le permitirá descubrir y conocer relaciones sociales y espacios físicos diferentes de su medio familiar. En este ciclo de 0-3, se pretende esencialmente que el pequeño se “adapte progresivamente a la vida en común”, tanto en Familia como en el Centro, que sea capaz de situarse en ella y que aproveche al máximo los objetos, estímulos y situaciones que, con intencionalidad educativa, padres y educadores ponen a su disposición. Resulta claro que este aprendizaje se realiza en inseparable relación con otros contenidos, por ejemplo, los referidos a su propia autonomía y posibilidades de expresión y comprensión; ello determina la necesidad de insistir en que los contenidos en el aula no pueden organizarse por áreas, ya que esta división es un instrumento, exclusivamente para la planificación de los maestros y maestras. La intervención educativa procurará que el niño y niña aprenda a “desplazarse autónomamente” por las dependencias de la casa y la escuela. Asimismo, se pretende que el Nilo y niña se sientan miembros de su familia y del centro, y para ello es importante que vaya conociendo a las diversas personas con las que convive en la escuela (profesores, auxiliares, niños y niñas del propio grupo y de otros, etc.) En el comienzo de este ciclo es importante que el niño y niña vayan “desarrollando vínculos con el Maestro o Maestra”; sin embargo, tiene que dar paso, posteriormente, a su participación en la vida de grupo en el centro. Para el establecimiento de vínculos fluidos con los demás será necesario que el pequeño comience a actuar “colaborando con los otros” en actividades donde esté

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presente el adulto, ayudando a éste y a otros niños y niñas en tareas muy sencillas. La capacidad de “tomar en consideración el punto de vista de los otros” en este ciclo implica que el niño y niña empiece a demostrar los propios deseos, sabiendo esperar cuando el maestro está atendiendo a otros niños y niñas, así como que manifieste interés por lo que hacen éstos, y por sus actividades. Identificar la diversidad de relaciones, en este primer ciclo, implica que el niño y niña, con la ayuda educativa ajustada, “descubra y conozca algunas características de los primeros grupos sociales” a los que pertenece y las de sus miembros más destacados. Pero, además, este descubrimiento facilitará la adquisición de una autonomía creciente en sus relaciones. A medida que avanza el ciclo, el pequeño “se irá adaptando a las normas y pautas básicas” que rigen la convivencia en el seno del grupo familiar y escolar (conseguir los juguetes que tiene un compañero hablando con él, pedir los objetos y expresar los deseos sin rabietas, etcétera), de forma que pueda mostrar una conducta paulatinamente más ajustada a los roles que le corresponden en cada uno de ellos. - Especificaciones para 0-1 años: “Potenciar en el niño y niña sentimientos de seguridad y de confianza es un objetivo prioritario de la intervención educativa”. El habla tranquila y afectuosa de los educadores, su atención para ofrecer a cada niño y niña las cosas que le gustan y satisfacer sus necesidades, la estabilidad y el orden en el entorno, son algunos de los elementos que favorecen la sensación de seguridad y confianza en el bebé. Por último, cabe señalar la importancia que durante” el primer año cobra la relación entre la familia y el educador”. Esta relación contribuye a informar a ambos del funcionamiento de las rutinas y de las pequeñas incidencias que se suceden tanto en el contexto escolar como en el familiar, permite el establecimiento de acuerdos mutuos y de enriquecimientos recíprocos en la labor educativa, a la vez que es insustituible para proporcionar a las familias la seguridad de que su hijo está siendo adecuadamente educado y estimulado. Cuando el bebé llega por primera vez al Centro de Educación infantil la relación entre la familia y los educadores cumple la función esencial de tranquilizar a los padres respecto la estancia de los bebés en el Centro, y de planificar su colaboración para que la adaptación transcurra de forma óptima. En este sentido, “es conveniente que la asistencia del bebé al Centro se produzca de una forma progresiva, que durante los primeros días esté presente el padre, la madre (u otra persona familiar para el niño y niña); así, el educador podrá conocer el modo en el que interaccionan con el bebé, y éste irá adaptándose paulatinamente al nuevo entorno, al educador y a los otros niños y niñas. - De la adaptación a la participación: de 3-6 años: En este ciclo, el proceso de adaptación puede ser menos complicado, debido a que el niño y niña han sido ya capaces de adaptarse a su propia familia, de la que

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se siente un miembro más, que participa, y cuyas acciones y opiniones son tendidas en cuenta por los adultos. La participación del niño y niña tanto en la vida familiar y escolar a lo largo de este ciclo se desarrollará, fundamentalmente, cuando en la escuela se le “ofrecen situaciones donde se pueda responsabilizar de algunas tareas relacionadas con la vida diaria en el centro y en la familia”, tales como poner y quitar la mesa, encargarse de recoger o repartir las pinturas o de regar las plantas, construir disfraces o un mural, arreglar los cuentos del rincón... Esta participación permitirá también que, a lo largo de este ciclo, el niño y niña sienta interés por participar en la vida familiar y escolar y desarrolle actitudes de cooperación, colaboración y ayuda, tanto con los adultos como con los iguales. La creación colectiva de normas que faciliten la convivencia contribuirá a que el niño y niña, poco a poco sean capaces de manifestar actitudes de respeto hacia los deseos, sentimientos, gustos y opiniones de los demás. Los padres tendrán en cuentas estas variables, que ayudarán a que la adaptación al centro sea grata para todos: -

Desarrollar un clima de confianza en la Institución escolar.

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Establecer contacto con los Maestros y Maestras y recabar información de sus hijos e hijas.

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Interacción padres-maestros durante los días previos al inicio del curso y durante las primeras dos semanas, de manera especial.

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Conocimiento, comprensión y acuerdo con el proyecto de adaptación que han consensuado conjuntamente con los Maestros.

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Concienciarlos de la influencia que ejercen en sus hijos a la hora de comentar aspectos sobre la escuela y los maestros.

5.- RELACIÓN PADRES- MAESTROS El mejor medio para efectuar el intercambio mutuo de ideas y de información sobre el proceso educativo del niño y niña es la “Entrevista individual”. En ella se materializa un aspecto importante de la colaboración padres-maestros pero, aunque pueda sorprender, todavía existen padres que no acuden a ella. Las finalidades de la entrevista son múltiples: -

Conocerse y comprenderse mutuamente.

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Intercambiar informaciones sobre el alumno o alumna.

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Desarrollar conjuntamente un plan de actuación educativa.

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Orientarles en la educación de sus hijos e hijas.

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Para conseguir estas finalidades y, previo a su realización, sería importante que se cumplieran los siguientes requisitos básicos por parte de las familias: 1. Debe ser una reunión amistosa. Acudir con un sentido hipercrítico previene negativamente de antemano y distorsiona la propia comunicación. 2. Debe existir la convicción de que se va a construir positivamente, sentando las bases en orden a la educación de los niños y niñas. El Tutor no debe ser visto por los padres como un juez ni aquel debe enfrentarse a éstos con recelos. Son personas implicadas en la misma tarea y con intereses comunes, por lo que los criterios de actuación deben ser armónicos. 3. La celebración de la entrevista debe ser conocida de antemano por los interesados y debe tener una finalidad concreta, evitando improvisaciones de última hora. 4. Es conveniente que el hijo sepa que va a celebrarse la entrevista, e incluso de los temas que se traten, con la reserva lógica de aquellos que se considere conveniente o no comunicar al niño y niña. De este modo el hijo sabrá de la preocupación de padres y maestro por su persona y que la acción educativa se realizará con una unidad de criterio. En las “Reuniones Colectivas o Asambleas de Padres” el Tutor preparará de antemano la reunión con una serie de requisitos mínimos: 1. Señalar un horario. 2. Prepararlas según sea entrevista inicial, periódica o final. 3. Disponer de un ambiente lo más agradable posible. 4. Rodearla de un clima de simpatía y amabilidad. 5. Referirse al alumnado de modo favorable destacando lo positivo. 6. Usar un vocabulario sencillo y adaptado a los padres. Estar atento al contenido afectivo o ideológico de algunas palabras. 7. Mantener una actitud de sinceridad y veracidad; juzgar con suavidad y discreción, aceptar a los padres como son y ser prudente en los comentarios. 8. Ser el conductor de la entrevista. 9. Realizar un registro de los datos más relevantes. 10. Aplicar previamente un cuestionario familiar, así el tutor puede aclarar algunos puntos de vista y completar otros en el transcurso de la entrevista. Existe una segunda forma de relación padres-maestros: “Espontánea y Asistemática”. Me refiero a otros múltiples momentos en los que los padres hablan con los Maestros o Maestras, sin planificación previa:

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Salidas y entradas.

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Por la calle.

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En las excursiones a la que asisten padres.

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En las festividades del colegio.

Otras formas de relación padres-maestros muy importantes son: -

Las Escuelas de Padres.

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Los talleres de Padres.

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A través de las Asociaciones de Padres, de vecinos.

CONCLUSIÓN El acercamiento a la noción de familia en sentido más amplio, la intuición sobre las relaciones de parentesco, la conciencia del lugar que el niño o niña ocupa en esa familia, así como la observación de los diferentes tipos de estructura familiar presentes en el medio, le irán sirviendo par comprender la realidad social y cultural en la que transcurre su vida y para incorporarse de manera más consciente a ella. De especial interés resulta la toma de conciencia de la importancia, para las personas, de vivir agrupadas y de la necesidad de la existencia de estos grupos sociales; la familia y la escuela. Ello se hará estimulando a los pequeños para que imaginen y expresen cómo cambiaría nuestra vida si estos sistemas no existieran, haciéndoles conscientes del papel que desempeña la familia y la escuela en la vida de cada niño y niña. (Orden 5 de Agosto de 2008)

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS -

Decreto 428/2008 de 29 de Julio, por el que se establece la ordenación y las enseñanzas correspondientes a la educación infantil en Andalucía.

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Jubete, M. (1993). Escuela y familia, responsabilidad compartida. Barcelona. Asociación de maestros Arosa Sensat@.

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Lapierre, A; y otros. (1985). El adulto frente al niño. Barcelona. CientíficoMédica.

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Orden de 5 de Agosto de 2008, por la que se desarrolla el currículo correspondiente a la educación infantil en Andalucía.

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Tschorne, P; y otras. (1992). Padres y madres en la escuela. Una guía para la participación. Barcelona. Paidós.

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Winnicott, D.W. (1991). Conozca a su niño. Barcelona. Paidós.

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