La historia del Puente de San Luisito en el Barrio del mismo nombre ( )

La historia del Puente de San Luisito en el Barrio del mismo nombre (1885-1909) Lic. (Egresado Pasante) Rodrigo Fernando Escamilla Gómez CIESAS – Nore...
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La historia del Puente de San Luisito en el Barrio del mismo nombre (1885-1909) Lic. (Egresado Pasante) Rodrigo Fernando Escamilla Gómez CIESAS – Noreste Resumen

De una manera general trataré el tema de la historia de la colonia Independencia o Barrio de San Luisito y como el aumentó de la población en esta zona y en la ciudad en general por las grandes migraciones de habitantes de San Luis Potosí y Zacatecas promovieron la construcción de puentes que cruzaran el rio Santa Catarina. Posteriormente hablaré de estos diferentes puentes y el creciente comercio que hubo en ellos para finalmente hacer un esbozo del comercio transfronterizo de Estados Unidos con México y como esto fue aprovechado por los mercaderes de la ciudad. Palabras clave

Comercio, barrio o colonia, transfronterizo, puente, mercado

Introducción La historia de la colonia Independencia o Barrio de San Luisito como era conocida anteriormente, esa muy ligada a la actividad económica de la ciudad. No solo fue el hogar de muchos obreros de las industrias instaladas en Monterrey durante la época del gobierno de Bernardo Reyes, sino también ha estado presente el comercio, formal e informal, promovido por sus propios habitantes. Durante esta época, la ciudad no solo vivió una bonanza industrial, sino también, algunas políticas económicas a nivel nacional, beneficiaron a Monterrey y lo convirtieron en un importante centro de comercio y de distribución de mercancías importadas, en especial de Estados Unidos. El texto inicia con un breve recuento de cómo fue creada la colonia y sus primeros años. Como este barrio popular paso de ser un asentamiento de migrantes y familias con escasos recursos a ser considerado uno de los barrios mas tradicionales y enigmáticos en la ciudad de Monterrey, gracias a la instalación de la Basílica de Guadalupe, numerosos comercios considerados artesanales, como zapaterías y boticas, y servir como paseo dominical en la cima de la Loma Larga.

Posteriormente haré un breve recuento de los puentes que fueron instalados en dicha zona y como desde la instalación del primero de estos puentes ha estado presente el comercio, aprovechando el constante flujo de personas que transitaban sobre el. A lo largo de este apartado se podrá apreciar como el puente fue tomando importancia para las autoridades de la ciudad y el estado e inclusive como se promovió la presencia de este mercado en esta área. Por último trataré el tema del comercio transfronterizo y de cómo este fue creciendo durante la época de Porfirio Díaz e inclusive, el aumento de esta actividad promovió muchas veces el ingreso de mercancías mediante el contrabando, promovido por empresas, en algunas ocasiones.

A través de este puente peatonal y otros puentes para vehículos, la tradicionalidad de la colonia Independencia se conecta con la “modernidad” del centro de Monterrey (García, 2003: 230) La historia de la colonia Históricamente, la colonia Independencia de Monterrey ha sido reconocida como el lugar de instalación de migrantes de otros estados de la República. Aunque frecuentemente se hace referencia a que ahí se instalaron los indígenas tlaxcaltecas que acompañaron a los españoles en la conquista del territorio en donde hoy se encuentra la ciudad (García, 2003; Blanco, 2008), en realidad la composición o rasgos sociales y culturales de la colonia se explican más bien en relación con la llegada de los migrantes potosinos y zacatecanos hacia mediados del siglo XIX (Canales, 2008; García, 2003), y de otros migrantes de origen similar en las primeras décadas del siglo XX, los cuales se instalaron en la misma zona a lo largo del cerro conocido como 1

Loma Larga (Neira, 1990) . Estas movimientos demográficos, en buena medida fueron de personas provenientes de San Luis Potosí, Coahuila, Tamaulipas y Zacatecas, en el contexto de las grandes olas migratorias del campo a la ciudad que se vivía en el país2. La colonia Independencia adoptó su nombre actual en el contexto de los festejos por el centenario de la Independencia, en 1910. Antes de eso había sido conocida como el barrio de San Luisito, aludiendo al origen de la mayoría de sus pobladores y misma razón por la cual el puente se llama de esa manera.

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Al respecto ver Sandoval (2008) Al respecto ver Zúñiga (1995).

Aunque ha sido y sigue siendo discriminada o segregada en el imaginario colectivo, la colonia Independencia “representa uno de los sitios de mayor tradición de la ciudad” (García, 2003: 240). Entre otros aspectos tradicionales de la colonia, se encuentra el fervor hacia la Virgen de Guadalupe. Al respecto, Morado (1994:313), menciona que “indiscutiblemente, en ningún otro lugar del área metropolitana de Monterrey se detecta tanta devoción a la Virgen de Guadalupe como en la „Indepe”, devoción que, según el autor, tiene que ver con las creencias religiosas de los trabajadores de la cantera y la minería, oficios que a finales del siglo XIX dominaban los habitantes de la colonia y que motivó a la construcción en esa zona de la Basílica de Guadalupe. Dentro de su carácter como lugar “tradicional”, la colonia Independencia se distingue también por un “ambiente comercial permanente en muchas de sus calles, perceptible, por ejemplo, en las tradicionales peluquerías, boticas, billares, cantinas, barbacollerías, carnicerías y cines hoy desaparecidos, por mencionar algunos. De alguna manera, estas actividades han llegado a ser aportes de la colonia para la ciudad. Parte de este perfil comercial de los habitantes de la colonia se puede evidenciar también a través de la historia del puente de San Luisito, que inicialmente la conectó con el centro, al otro lado (norte) del río Santa Catarina. Ya establecida la colonia Independencia como una zona importante de la ciudad por ser el hogar de trabajadores y sus familias, como un visitado centro religioso y un paseo dominical3. Durante la época del gobierno de Bernardo Reyes, la ciudad de Monterrey recibió a muchos migrantes venidos principalmente de los estados de San Luis Potosí y Zacatecas, 4. La ciudad aumentó su población casi un 200 por ciento a finales del siglo XIX, “…Como ciudad, Monterrey avanza de los 28 mil habitantes en 1872 hasta 79 mil en 1910…” (Bassols, 1992). Muchos de estos migrantes se instalaron, seguramente ayudados por sus paisanos, a los costados de la colonia Independencia, expandiendo la mancha urbana sobre la Loma Larga y ampliando con ello el número de usuarios que necesitaban de un para llegar al centro de la ciudad y a sus áreas de trabajo. 5

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La colonia se encuentra asentada en el cerro conocido como Loma Larga. Todavía a mediados del siglo XX, algunas familias acostumbraban a hacer días de campo en la parte alta de la Loma. 4 Al respecto consultar el estudio clásico de Balan, et.al., 1977. 5 El primer puente en conectar a la colonia con el centro fue San Luisito, del cual damos más detalles en este texto. Este puente fue construido por primera vez muchas décadas antes que otros para autos que también unen al centro con la Loma Larga (en donde está, entre otras, la colonia Independencia) en la rivera sur del río. De hecho, el primer puente para autos que fue construido sobre el río es el de la avenida Pino Suárez, en 1952, el cual desemboca directamente en la colonia (El Porvenir, 1952). Un año después se inauguraron cuatro puentes más, uno de los cuales, el Zaragoza, unió a la colonia con la calle de ése nombre, en donde se encontraba entonces el Palacio Municipal. Cabe destacar que la ubicación de la colonia Independencia es justo frente al centro de la ciudad, excepto que al otro lado (hacia el sur) del río Santa Catarina. De los puentes que actualmente unen a la Loma Larga con el centro, el de San Luisito es el único que sigue siendo peatonal. Incluso, hay otros puentes, como el que

Los varios puentes de San Luisito Flora Barrón (1946:191) asegura que antes de 1887, la comunicación con el barrio era a través de “vereditas marcadas entre la arena y el pedregal del lecho del río”. Seguramente con el aumento de la población y por tanto de los transeúntes que cruzaban lo cruzaban, surgió el primer servicio que se prestó en el Río Santa Catarina. Algunos vecinos comenzaron a poner tablas para que la gente cruzara el paso del agua sin mojarse. Este servicio costaba “algunos centavos”, y si el caminante quería evitar mojarse, lo podía tomar. Debido a lo arriesgado de estos pasos, los vecinos, con apoyo de las autoridades, construyeron en primera instancia un puente de madera “… de unos cinco metros de ancho … comunicando con él, las calles de Juárez y Querétaro, en atención a que el barrio tenía ya numerosos habitantes”. Este puente podría ser considerado como el primer antecesor del que conocemos hoy en día. Hecho con cables de cáñamo, empezó a ser utilizado por comerciantes de ropa vieja, fierros y artículos usados, reduciendo el espacio para el tránsito de aquellos que lo cruzaban. Este puente fue destruido por la creciente del río ese mismo año. En 1888, las autoridades decidieron reemplazar el puente por uno colgante que resultó “deficiente y peligroso” (Barron, 1946), por lo que los transeúntes preferían cruzarlo por debajo y los comerciantes a su vez, realizaban la vendimia a su sombra. Dos años después este puente fue sustituido por otro de madera, más resistente y tan ancho que daba paso a los tranvías y carretas jaladas por mulas, que trasladaban a los visitantes hasta la Basílica. Por su mayor tamaño, un mayor número de comerciantes pudieron establecerse sobre el. Esto provocó una mayor afluencia de gente de clases bajas que veían en este mercado un lugar para comprar a precios accesibles y distraerse con el espectáculo de las mulas que bajaban de la calle Querétaro jalando los vagones. En 1903 el puente de madera fue destruido por un incendio. Ese mismo año el gobernador del Estado, General Bernardo Reyes, lanzó una convocatoria para que se presentaran diferentes proyectos, para el nuevo puente. El proyecto ganador fue el de Fortunato Villarreal y Jenaro Dávila, quienes propusieron un puente de madera soportado por cuatro grandes pilares de concreto y acero, techado, con locales comerciales en su interior. Desde que se inauguró en 1904, el puente fue ocupado nuevamente por comerciantes y se convirtió en “el más pintoresco, el más tradicional y más concurrido mercado favorito de los obreros, de la clase media y aún de las gentes adineradas” (Barrón, 1946). Al respecto, Alvarado menciona que “se expendían desde legumbres, carnes, artículos de „Varilla‟, telas, zapatos y abarrotes, diariamente era muy visitado por las amas de casa de aquel sector” (Alvarado, 1995; 201).

llega a la calle Cuauhtémoc, que no cuenta con banqueta en uno de sus lados y aún así sigue siendo usado hoy en día por peatones, ciclistas y comerciantes ambulantes que a pie o en triciclos lo cruzan por la orilla, desafiando el paso de camiones urbanos y autos.

En 1907, el puente tuvo que ser reconstruido por los daños provocados por un incendio en su interior. El siguiente puente tuvo casi el mismo diseño, sin embargo algunas modificaciones en sus planos fueron realizadas por el arquitecto Alfred Giles, quien diseño el Banco Mercantil y el Arco de la Independencia en la actual calle Madero. Fue inaugurado en 1908Este puente mercado sufrió daños en 1909 cuando sucedió la mayor inundación que se haya registrado en la ciudad. Al respecto, García (2003:238), menciona que, aunque “…la monstruosa corriente de agua no pudo tumbarlo, cubriéndolo hasta el techo, sí se registró algunos [sic] desperfectos en la parte sur…”, de tal manera que hacia el año 1946, el puente permanecía en mal estado, hecho que no impedía que albergara a al menos dieciocho comerciantes que ocupaban igual número de locales y vendían ropa, novedades, curiosidades mexicanas, carne, zapatos, sombreros y artículos de alfarería (Barrón, 1946: 191).

Comercio fronterizo en la época Muchas mercancías que se ofrecían en este tianguis fueron primero desechados por las familias de casas adineradas, sin embargo, algunos oferentes vendían productos directamente traídos de la frontera, gracias a la instalación de medios de comunicación que permitían este intercambio de productos de una manera mas fluida, como lo menciona Bassols “…La acumulación del capital se acelera notablemente bajo el régimen porfirista, gracias a varios factores, entre ellos, la construcción de los ferrocarriles” (Bassols, 1992; 191). Con esto, México y Estados Unidos aumentaron su intercambio de mercancías. De acuerdo con Riguzzi “A principios de [la década de 1880], Estados Unidos se convirtió de manera permanente en el principal mercado para los productos de México y en su principal abastecedor” (Riguzzi, 2003; 104). Isidro Vizcaya, hizo un recuento de las mercancías que llegaban a la ciudad, afirma que para la década de 1880 llegaron a Monterrey algo más de 10 mil cargas de diversos artículos: harina, arroz, garbanzo, chile, manteca, sal, chocolate, queso, mantequilla,

miel,

canela,

manzanas;

mezcal,

cerveza,

vino,

aguardiente; medicinas, papel, jabón, cerillos, almidón, ropa, muebles, molinos, metates, castañas, jorongos, manta, tabaco; salvado, cebada, pieles, lana, jarcia, arpilleras, betún; mercería, libros, perfumería, joyería, cuchillería, ferretería, juguetes, porcelana, cristalería, semillas de hortalizas, anteojos, útiles de escritorio, productos químicos, latería, telas armas y municiones; muchos de

aquellos artículos eran de procedencia extranjera (Mendirichaga, 1996; 55) Este comercio transfronterizo continuó durante toda la época de Porfirio Díaz. Si bien el mayor beneficio lo tuvo Estados Unidos al exportar mas mercancías de las que importaba, el gobierno mexicano también se vio beneficiado por dicho intercambio de bienes “…la conveniencia de negociar un tratado de reciprocidad se fincaba en que Estados Unidos se estaba convirtiendo de manera estable en el principal socio comercial para México: en especial, volviéndose el gran comprador de mercancías mexicanas, tanto agropecuarias como mineras” (Riguzzi, 2003; 107). El mismo autor también hace un esbozo de algunas de las mercancías que importaban y exportaban tanto México como Estados Unidos No producidos en México

Producción doméstica insuficiente

Acordeones

Azadas, braseros

Diligencias, carruajes

Carros-carretones

Estufas de hierro

Cuchillos corta-caña, instrumentos para artesanos

Máquinas de coser

Ladrillos y tejas

Mástiles y anclas

Nafta, petróleo crudo y productos para iluminación

Plumas de metal

Persianas y ventanas

Relojes de mesa y pared

Sacos de henequén para exportación

Vigas y armaduras de hierro

Salchichas

Esta importación de productos también aumentó por la instalación de una Zona Libre en la frontera, como lo afirma Medirichaga: “…En 1885 la Zona Libre era un territorio de seis leguas de ancho al sur del Río Bravo, desde Paso del Norte, hoy Ciudad Juárez (Chihuahua) hasta Matamoros (Tamaulipas), en el que existía libre importación de mercancías extranjeras…en esa enorme franja de tierra que era la Zona Libre Fronteriza se llevaba a cabo impunemente el „contrabando mas escandaloso‟…Las mercancías llegaban por ferrocarril de Laredo a Monterrey en doce horas…Otra clase de contrabando se propiciaba por las empresas ferrocarrileras. El Ferrocarril Nacional Mexicano promovía este tráfico enviando un tren especial llamado „de excursión‟, con una rebaja en la tarifa de los pasajeros. Estos llevaban una maleta grande, vacía, volviendo al día siguiente con ropa de Laredo, „‟desde los pies hasta la cabeza‟ y, el traje viejo y „tantos cambios nuevos como permite la ley‟; todo era

comprado sin pagar un centavo de derechos en las poblaciones comprendidas en la Zona Libre”. (Mendirichaga, 1983; 27) Fuera de manera lícita o ilícita, el aumento en el comercio transfronterizo empujó a la ciudad a considerarse un foco importante de comercio en el norte de México. Esta situación fue aprovechada por los mercaderes de Monterrey, en especial los del circuito comercial Mercado Juárez – Parián Colón – Puente San Luisito, convirtiendo a la Avenida Juárez en el sitio mas importante de comercios en la ciudad.

Conclusiones El comercio en la colonia Independencia, mas específicamente, en el puente de San Luisito, fue generado por varios motivos. En principio, el aprovechamiento del gran número de personas que transitaban por el de la colonia al centro y viceversa. Esto promovido por la creciente importancia que tuvo el barrio para la vida social, religiosa y económica de muchos de los habitantes de Monterrey Segundo, las autoridades promovieron el desarrollo de este comercio e inclusive facilitaron su instalación, como se puede apreciar con los puentes de 1904 y 1908. Y esto también se puede afirmar al ver como los puentes fueron siendo construidos cada vez más grandes y mas resistentes. Aparte, de la instalación de un circuito comercial que se estableció en la avenida Juárez. Por ultimo, a finales del siglo XIX, el comercio transfronterizo tomo una mayor importancia, tanto para Estados Unidos como para México. Este intercambio de productos, si bien no fue de manera equitativa, tuvo sus „pros‟ y „contras‟ para ambas naciones. La ciudad de Monterrey se convirtió en un centro importante de recepción y distribución de mercancías como ya se ha mencionado y esto fue aprovechado por los mercaderes de la entidad. Por estas razones el comercio en el puente es un eslabón importante para comprender la historia de la colonia y como fue creándose este imaginario del habitante de „la Independencia‟ a veces como un comerciante, como un zapatero, como un peluquero, etcétera. La colonia Independencia es parte fundamental para ayudar a comprender parte de la historia de Monterrey y de la región noreste de México.

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