La historia de la historieta Los orígenes del comic, su presencia en el arte y su aparición en la Argentina.

Según Scott McCloud, define historieta como: “…Ilustraciones yuxtapuestas y otras imágenes en secuencia deliberada, con el propósito de transmitir información y obtener una respuesta estética del lector…” Esa podría ser una definición acertada teniendo en cuenta que otros autores lo definen de otras formas. Antes de centrarnos en el tema central cabe recalcar cuales son los orígenes del comic. Muchos piensan que todo comenzó en E.E.U.U. en la década del ’40, pero si viajamos en el tiempo se pueden encontrar muchos indicios de que la historieta ya existía muchos años antes. Hernán Cortés, conquistador español del imperio azteca, descubrió, alrededor del año 1519, un manuscrito ilustrado precolombino. Se trataba de un documento plegable de unos diez metros de largo con ilustraciones, que nos cuenta las hazañas de un gran militar y héroe político, “Garra de Tigre”. Cientos de años antes de que Cortés hallara esta “historieta”, en Francia se realizó un trabajo del mismo estilo llamado como “Tapiz de Bayeux”. Este media más de setenta metros de longitud y en él se relataba la conquista de Inglaterra por los Normandos, que empezó en 1066. En él no hay viñetas pero si divisiones de escenas. Scott McCloud también afirma que los jeroglíficos egipcios podrían encajar en la definición de historieta basándose en una escena de unos 32 siglos de antigüedad que había sido pintada para “Menna”, un antiguo escriba egipcio. En 1731, William Hogarth, pintor, realizó seis láminas tituladas “Los progresos de una ramera” que fueron colocadas de manera que pudieran ser vistas una al lado de la otra formando así una secuencia. Se podría decir que el creador del comic moderno es Rodolphe Töpferr, que a mediados de 1800, utilizo los dibujos y viñetas con bordes para concebir la primera combinación interdependiente de palabras e imágenes en Europa. A comienzos del siglo XX las revistas inglesas de caricaturas se encargaron de crear las historias a las que llamamos historietas. Por suerte tuvieron éxito y nuevos dibujantes comenzaron a

aparecer. Dibujantes como Ward y Frans Masereel crearon trabajos sobre madera en donde se observa como utilizaban muchos recursos de los comics. En este mismo silgo también aparece Max Ernst con su collage “Una semana de gentileza”. Es una secuencia de 182 láminas en donde queda claro que el propósito de Ernst era que su obra fuera leída y no observada. La fotografía incluso podría considerarse historieta, sobre todo con las conocidas “fotonovelas”. También los dibujos secuenciados comunicaban de la misma forma que un comic, aunque muchos prefieren llamarlos “diagramas”. La historieta está en todos lados, en los vitrales de las iglesias, manuales y cuadros, y en todas ellas las imágenes se emplean como un arte secuencial.

En la última década del siglo XIX, en E.E.UU., Aparece "The Yellow Kid", de Richard Outcault (1896). El nacimiento y la expansión de la historieta en los Estados Unidos tuvieron que ver con el perfeccionamiento de las nuevas técnicas de impresión y con la oportunidad de producir miles de ejemplares para un público intenso.

En la Argentina, tardíamente los diarios incorporaron historietas en sus páginas y, al comienzo, esas historietas fueron de origen norteamericano. Y así fue como el género se abrió paso en las revistas. Al principio se trataba sólo de un suplemento sin importancia, pero luego el fervor del público fue transformando ese desinterés inicial en una necesidad. Anterior a 1810, se encuentran unas ilustraciones satíricas referidas a los políticos de esa época. Pasada la Revolución de Mayo, el cura Castañeda escribe y dibuja periódicos efímeros, algunos de los cuales aparecen para generar problemas sobre algún superior del gobierno de Buenos Aires. Año 1957. Aparecen nuevos artistas que comienzan a crear cosas diferentes que se alejan del modelo norteamericano que estaba presente hasta el momento. Así aparecen Hora Cero y Frontera, fundadas por Héctor Germán Oesterheld, autor de la mayoría de los guiones que allí se publicaban. También contaba con la participación de grandes artistas: Hugo Pratt, Alberto Breccia, Solano López, Arturo del Castillo, José Muñoz, Leo Durañona y Juan Giménez. En ese mismo año. Debuta “El eternauta”, un comic de ciencia ficción que se convirtió en un hito de la historieta Argentina. La historia trata sobre una

invasión alienígena en Buenos Aires, el protagonista, Juan Salvo, hará lo posible para proteger a su mujer e hija del ataque de los extraterrestres. Llegada la década del ’60, la historieta Argentina empieza a decaer. Revistas como “Hora cero”, “Misterix” o “Rico tipo” comienzan a desaparecer. Esto se debe por la llegada de revistas extranjeras, principalmente mexicanas, a precios muy bajos y con mejor calidad de impresión. Otro de los factores que generan dicha crisis es la creación de la televisión, que en dicha década ya estaba en todos los hogares de Argentina. La única editorial que logra subsistir es Columba, que mantiene sus publicaciones tradicionales a costa de bajar su calidad de edición. El sistema de la editorial es el de reducir la periodicidad de su publicaciones, dando paso a las revistas semanales, quincenales o mensuales, y reemplazando las historietas continuadas por las aventuras completas. Otra causa de la decadencia, es la partida a Europa de los mejores dibujantes argentinos y de los que habían llegado de Italia la década anterior, convocados por editoriales italianas, francesas e inglesas, con mayores oportunidades y mucho mejor pago. A pesar de este proceso de decadencia, aparecen nuevas ideas e historias que fueron fundamentales para el ámbito de la historieta en el país. En 1962, Oesterheld crea junto con Alberto Breccia una de los comics más importantes a nivel nacional: Mort Cinder. Pero el hecho más sobresaliente ocurre un año después. En 1963 aparece Mafalda, creada por Quino que posteriormente había publicado su primer libro: Mundo Quino, que era una recopilación de las tiras que se publicaban en las revistas en la que él trabajaba. Poco tiempo después el jefe de redacción de Primera Plana le pide a Quino que cree una nueva historieta. El 29 de septiembre se publica la primera de ellas. Mafalda aparece por primera vez. En 1967 Hugo Pratt crea “Corto Maltés”, un personaje que terminará considerándose su mejor creación. El inicio de la década del ‘70 se caracteriza como el retorno de la historieta, sobre todo a nivel editorial. A las revistas de Editorial Columba, que habían sobrevivido de la década anterior, se suma, en 1974, Skorpio, de la editorial Récord, que también publicará poco después revistas como Corto Maltés, Pif-Paf y Tib-Bits. En 1971 nace “Hortensia”. Allí, Fontanarrosa publica por primera vez su personaje más famoso y uno de los más populares de la Argentina: el gaucho "Inodoro Pereyra", y otra de sus grandes creaciones: "Boogie, el aceitoso".

En 1973 aparece “Yo Matías”, de Sendra, en el suplemento de humor de Siete Días, siendo considerado por muchos como el sucesor de Mafalda. En el mismo año en el diario Clarín aparecen dos nuevas tiras: "El Mago Fafá", de Brócoli, y "Bartolo", de Caloi. También aparecen "Diógenes y el linyera", con guión de Jorge Guinzburg y Carlos Abrevaya y dibujos de Tabaré. En ese mismo año Mafalda se despide formalmente de las tiras por decisión de su propio autor. Década del ’80. Aparece la revista Superhumor, que era un suplemento de la publicación Humor, con el asesoramiento de Carlos Trillo, Guillermo Saccomanno y Juan Sasturain, que querían una revista con material exclusivamente argentino. Allí se publican: "Un tal Daneri", de Breccia-Trillo; "Calle Corrientes", de Solano López-Saccomanno, "Sol de noche", con guión de Saccomanno y dibujos de Patricia Breccia; las clásicas de Trillo-Altuna, entre otras tantas historietas. Además, en Clarín, en el cuerpo del diario comienzan a aparecer las caricaturas políticas de Hermenegildo Sabat, ilustrando las noticias más importante, y en la revista Viva se incorpora la página "El humor de Quino", que sigue hasta la actualidad. Con este hecho, Clarín se convierte en el medio periodístico que instalará durante la década a los más grandes historietistas del país: Quino, Sabat, Fontanarrosa, Crist y Caloi. Los artistas nuevos, casi siempre muy jóvenes, ante la imposibilidad de hacer conocer sus trabajos, y de dar su opinión en notas críticas, crean publicaciones no comerciales, hechas en foto duplicación y distribuidas de forma gratuita, que se conocen con el nombre de "fanzine", algunos sólo con material de historietas y otros sólo críticos. Entre estos proyectos amateur se destacan Undercomix y Novacomiz de Careaga José y Luis Martín, HGO y Parásito de Daniel Ortizy y Jorge Fantoni, Comiqueando de Andrés y Diego Accorsi, y Buenos Aires Robot de Ralveroni. En noviembre de 1987 se produce un cambio en la última página de Clarín. Horacio Altuna, el dibujante de “El loco Chávez”, deja el país porque se va a trabajar a España y, de común acuerdo con Trillo, el guionista, da por finalizada la tira. Los responsables de Clarín le piden a Trillo, que busque la forma continuar con la historia. Así contratan a Ernesto García Sijas, dibujante con un estilo muy parecido al de Altuna, y de esta dupla nace otro personaje: “El Negro Blanco". En 1988 Hyspamérica comienza a publicar una colección titulada "Grandes humoristas Argentinos", constaba de un libro semanal con comics de Fontanarrosa, Caloi, Landrú, Viuti, Crist, Sendra, Garaycochea, Tabaré, Grondona White, Liotta, Yacaré entre otros.

En 1989 Skorpio empieza a publicarlos trabajos de uno de los más reconocidos dibujantes del comic negro de actualidad, a nivel mundial: Leonardo Manco. Llegan los ’90. La editorial italiana Euroa comienza a publicar, en Italia, "Cybersix", de Carlos Trillo y Carlos Meglia, un hito del comic mundial actual, que recién comenzará a publicarse en la Argentina en 1994. Además, los años ‘90 se caracterizan por la consagración definitiva del historietista argentino a nivel mundial. Tanto guionistas como dibujantes, triunfan en Europa y son reunidos para colaborar en las grandes editoriales norteamericanas. Artistitas como Quique Alcatena, Francisco Solano López o Leo Durañona, Ariel Olivetti y Pablo Raimondi son contratados por Marvel y D.C. para dibujar o entintar algunos de sus títulos. Mafalda sigue presente en los ‘90. En 1992 se publica en España “Toda Mafalda”. Un año después llega a la argentina. En 1993 muere Alberto Breccia considerado uno de los más grandes historietistas argentinos. En 1994 aparece, la versión comercial de Comiqueando, revista dedicada íntegramente al comentario de la historieta y el dibujo animado nacional e internacional. El 20 de agosto de 1995 muere Hugo Pratt, otro de los grandes historietistas a nivel internacional. Actualmente la historieta Argentina se recupera de una larga época de decadencia. Debido a las importaciones de comics de editoriales extranjeras, la televisión e internet, entre otros, los dibujantes y guionistas nacionales se les hace muy difícil conseguir empleo. Además no hay muchas editoriales que actualmente estén publicando historietas. No por eso no quiere decir que no haya ninguna, están “Llanto de mudo” y “Pictus” son algunos nombres de editoriales que publican comics actualmente. Pero cada vez empieza a sentirse más la presencia de fanzines, los más reconocidos son: “La baba”; “La murciélaga”; “Magnificomics”. Y a pesar de esta ya mencionada época de decadencia, la historieta nacional vuelve a resurgir lentamente debido al cierre de importaciones, dándole, de alguna forma, una nueva oportunidad a los nuevos y a los ya asentados dibujantes y guionistas argentinos.