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NUMERO 10-50 H

JUNIO 1950

LA H ERENCIA P ATOLOGICA EN lOS AN IMA LES DOMESTICOS Por RAFAEL GONZALEZ ALVAREZ Cafedrético en la Faculted de Veterinarie de Madrid

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LA HERENCIA PATOLOGICA EN LOS ANIMALES DOMESTICOS Sobre la herencia biológica, el vulgo tiene ideas rutinarias, generalmente extraídas de una cierta sabiduría popular que cree apoyarse en hechos comprobados. P^especto a los caracteres normales, espera siempre c!ue los hijos hereden todo cuanto aparece en el fe^zotipo de los padres, o sea en su apariencia corporal y también en su psicología. Cuando esta esperanza se ve fallida-lo que sucede frecuentemente-, la gente se llama a engaño, y entonces inventa algunas ^istorias más o menos pintorescas para explicar porqué teul hi jo no se pare^ce ^a sus padres. Todavía es más errónea la idea que suele tenerse de la herencia patológica. La tendencia común es a extender el concepto hereditario a muchas enfermedades que no se transmiten de esta manera, solamente impresionadas por la gravedad o el carácter contagioso que puedan tener. I^Tada de esto debe sorprendernos, ya que todo el mundo no está obligado a conocer el inecanismo científico de la herencia biológica. La propensión a dar carácter hereditario a las enfermedades está dentro de la idea de la herencia de los caracteres adquirielos, idea que el profano admite sin tit.ubear. Para convencerle de lo contrario habría que enseñarle Embriología, Genética, Fisiología, etc., y eso exl^lica que los convencidos sean una minoría. En este pequeño trabajo nos proponemos dar un resumen del alcance exacto que tiene la herencia patológica, y, en el caso de los animales, procurar orientar al ganadero sobre las enfermedades y taras hereditarias que es preciso evitar mediante la debida vigilancia de los reproductores. El patrirnon7o her^slitario. Cnmo introducción, vamos a decir algo sobre el patrimonio h;.reditario, localizado en los cromosomas de las células

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sexuales (espermatozoides y.óvttlo), donde etisten unos peqtteriísitnos corl^tíscttlos clenomina ^los ^^erres, clue clcteri»in^tiT la aparici^n cle caracteres en la descenclencia de los pro^enitores. I?1 conjunto dc est^s ^encs fornia lo que se Ilatna ^^1 • ). Los ^eglamentos de paradas de sementales suelen e^cluir ^cle la monta a aquellos caballos que presentan tales tumoraciones óseas. Todo lo clue afecta al psiquismo sé hereda, y así nada tiene de e^traño que algunos vicios o manía^ pasen a la descendencia cíe los que son víctimas de estos trastornos. En el eaballo se da algunas veces un vicio llamado ti.ro co^a ,a^p^oyo,. que^ consiste en la deglución de aire al mismo tiempo que el animal apoya contra el borde del pesebre los dientes incisi^-os de ]a mandíbula superior. 1^Tumérosas pruebas y obser^-aciones clemuestran que sementales con este vicio lo han transmitido a sus hijos. No ^obstante, puede ^existir un "tiro con apoyo" no hereclitario, contraíclo cuando los animales pasan mucho tiempo ociosos ^e^l^la ct^adra (por ejemplo, a consecuencia de operaciones quiríirgicas, por curas que e1igen inmovilidad). Empiezan a tragar aire, por hacer algo }^, poco a poco, el acto se convierte en hábito y en vicio. El ^YOn^qar^i^dn l^arí^^^ ^^c^o c^el oab^allo es otro proceso mirado de ^ de antiguo como hereditario, aunque cabe un ronquido adquirido por compresión del nervio recurrente y parálisis^ consecutiva, con estrechamiento de la glotis, que determina un ruido inspiratorio. Esta compresión se atribuye a^^an^lios linfáticos en^rosados de la entrada del pecho, reliquias de la "papera" de .los potros. EI hecho es clue, en los anales de (i) En todo caso, si algo se hercda. podrá ser una fragilidad del sistema úsco que le hace m^ís sensible a las causas ordinarias dc exóstosis.

la cría caballar, se mencionan bastantes casos de transmisión hereditaria del ronquido; algunos sementales, como E^astlUam, pura sangre que se hizo famoso por la esbeltez de sus formas, íielmente legadas a sus hijos, son recordados precisamente por haber transmitido este defecto. En Bélgica se tolera el roncluido de los sementales cuanclo ha aparecido después de ]a edad de seis años, teniendo en cuenta que esta presupone. el carácter puramente accidental y, por tanto, no herecíitario. Mucho se ha discutido la naturaleza hereditaria de la fh-^^ióra [^e^Yió^clic^a ^cl,el c^ab,allo, ^en:Eermedad de los ojos que surge por accesos. Las observaciones recogidas son muy favorables a su carácter hereditario, e incluso se ha estudiario su modo mendeliano de transmisi^ón, due parece ,ajustarse a la dominancia, por lo ct.ial se explica ^el que a veces no se transmita. En este caso, el semental es heterozigoto, y sólo ttna mitad de sus espermatozoides contienen el factor patu1«gico. L,a ^ierencia del ha,iél j^,ayo o" con^tra ^tol^E^ dcl i j^a-v tambiéli se acímite. No se comprende más que como una herencia de terreno, de tragilidad pulmonar en su aparato elástico respiratorio, dado que la patogenia ^del enfisema pulmonar cr^^nico, suUst^•atir^ri al que se atribuye en la mayoría de los casos el huélfago, es perfectamente conocida. Unicamente el httélfago eu caballos poco trabajados, sin lesiones cardíaca; o bron^luíticas cr^ínicas, podría derivar de una predisposici