La espiritualidad del Salesiano Cooperador

“Salesianos Cooperadores” La espiritualidad del Salesiano Cooperador 1 “Salesianos Cooperadores” 1. Contexto en el que surge nuestra rama de la Fa...
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“Salesianos Cooperadores”

La espiritualidad del Salesiano Cooperador 1

“Salesianos Cooperadores”

1. Contexto en el que surge nuestra rama de la Familia Salesiana Origen espiritual de nuestro grupo. Desarrollo carismático propio

1.1 Don Bosco, Fundador. Una Realidad que le cuestiona En la primera mitad del siglo XIX, comienza en Italia la "revolución industrial". Su desarrollo es lento y Turín se ve afectado, aunque no directamente. El problema es otro; Turín es la capital de Piamonte y ofrece un gran atractivo a los aldeanos y a los montañeses, que escapan de la pobreza del mundo rural. El fenómeno de la "inmigración" crece de forma desorbitada, en pocos años. Las familias pobres y los jóvenes se encuentran ante un panorama desolador. La población se multiplica y el problema de la "vivienda" hace que los recién llegados se amontonen por calles y plazas, ofreciéndose como mano de obra barata, sobre todo en la construcción. Los jóvenes son los que se ven más gravemente afectados por esta situación: explotados en el trabajo, que a duras penas logran conseguir; sin techo, sin familia, sin escuela y sin ayuda, en una ciudad hostil y extraña. Muchos acaban en la cárcel, tras intentar conseguir lo necesario para sobrevivir. Primeras intuiciones y primeros pasos Don Bosco llega a Turín en 1841, recién ordenado sacerdote, y descubre esa triste realidad. Comprueba la necesidad que estos jóvenes tienen de una palabra amiga, de afecto, de calor humano, de amor. No sólo necesitan comida y cobijo, sino una familia, con lo que ésta supone: afecto, presencia amiga, seguridad, alimento, techo, ropa, instrucción adecuada, educación, preocupación por el trabajo... En esos momentos, Juan Bosco empieza a "entender" el "sueño de los nueve años": el Espíritu le mueve a dar respuestas concretas a las necesidades de esa juventud. En un principio, Don Bosco no tiene idea clara acerca del tipo de acción que su vocación le pide; pero sí está seguro de que la Providencia le lleva, gradualmente, a ser "fundador" de obras en favor de los jóvenes. Es consciente de que no puede actuar solo ni conseguir gran cosa... Y busca una posible "unión de fuerzas apostólicas" con las que formar una 'familia'. Así nace en Turín la "Obra de los Oratorios", en la que trabajan sacerdotes, madres de familia, seglares ricos y pobres, jóvenes y adultos.

1.2 La respuesta de Don Bosco. Fundaciones Muy pronto ve Don Bosco la necesidad de distinguir dos tipos de colaboradores: “los que pueden disponer de sí mismos y se creen llamados se agrupan en torno a él, en una vida de comunidad... (Llegando a ser religiosos); los demás, los 'externos", viven con sus familias, pero continúan en la "Obra de los Oratorios". Los primeros se agruparán en la "Pía Sociedad de San Francisco de Sales' y se llamarán "Salesianos"; los segundos, lo harán en la "Unión o Congregación de San Francisco de Sales" y se les llamará "promotores o cooperadores", unidos a los Socios (los religiosos) para actuar en favor de la juventud pobre y abandonada. Hasta ese momento, la dedicación de todos ellos en favor de los muchachos es exclusiva. Pero la Providencia va sugiriendo a Juan Bosco la preocupación por la juventud femenina. Basándose en un grupo de jóvenes de Mornese, animadas por María D. Mazzarello, funda con ellas, en 1872, el "Instituto de las Hijas de María Auxiliadora". De este modo, queda configurado el proyecto fundacional de Don Bosco: los tres grupos iniciales forman una "familia espiritual" diversificada en sus componentes, pero fuerte e íntimamente unida en su dedicación plena a la juventud pobre y abandonada y a las clases populares. Esta familia espiritual tiene un carácter único y peculiar. Don Bosco aparece así como el iniciador de una experiencia de tipo carismático original, constituyéndose en punto 2

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de referencia obligado para todos los que, desde cualquier estado y condición, intentan seguirle.

2. Base espiritual de nuestro origen Idea de Don Bosco. Líneas fuerzas de nuestra espiritualidad

2.1 Don Bosco, Fundador de los Cooperadores Salesianos Hemos visto cómo Don Bosco se sintió llamado a fundar una "familia" que trabajara en favor de la juventud y las clases populares. De los tres grupos que la forman inicialmente, nos vamos a detener ahora en el de los Salesianos Cooperadores. De las primeras "negativas"... Tras concebir la audaz configuración de los colaboradores en salesianos "internos" y "externos", Don Bosco elabora para esta novedosa Congregación unas Reglas o Constituciones que envía a Roma en 1864 para su aprobación. El Último capítulo está dedicado a los "salesianos externos" y consta de cinco artículos: 1. Cualquier persona, aun viviendo en el siglo, en su propia casa o en el seno de su propia familia, puede pertenecer a nuestra Sociedad 2. No hace ningún voto; pero procurará practicar aquella parte del Reglamento que es compatible con su edad, estado y condición, como seria organizar o enseñar el catecismo a los niños pobres, promover la difusión de los buenos libros, procurar que se celebren triduos. novenas, ejercicios espirituales y otras obras de caridad especialmente dirigidas al bien espiritual de la juventud o del pueblo sencillo. 3. Para participar de los bienes espirituales de la Sociedad, es preciso que el socio haga al menos una promesa al Rector de dedicarse a aquello que juzgue ser para mayor gloria de Dios. 4. Esta promesa no obliga ni siquiera bajo pena de pecado venial. 5. Todo miembro de la Sociedad que, por cualquier motivo razonable, saliera de la misma, es considerado como miembro externo y puede seguir participando de los bienes de la Sociedad, con tal de que practique ¡aparte del Reglamento prescrita para los extremos”. La novedad de una sociedad así concebida resulta “escandalosa” en Roma y provoca su rechazo. Comienza entonces un proceso de sucesivos cambios y eliminaciones en el proyecto de Constituciones, que dura diez años: reducción de cinco a cuatro artículos, suprimiendo el último; inserción del Capitulo como Apéndice a las Reglas. Don Bosco se resiste tenazmente, por su conciencia de fundador de algo nuevo, pero obtiene siempre la misma respuesta negativa. Ni el desarrollo de la reflexión teológica ni la legislación vigente daban, por aquel entonces, un espacio concreto a su intuición y experiencia vital. Este proceso concluye en 1874, con la aprobación de las Constituciones de los Salesianos sin el célebre capitulo y sin mención alguna a los "externos', privadas así de la genial intuición del Fundador. …..hasta la aprobación del Reglamento (1876) Pero Don Bosco no se desanima. Ante la imposibilidad de hacer entender a juristas y teólogos su idea de los 'salesianos externos", piensa en la estructura de una a modo de "Orden Tercera", al estilo de los Terciarios Franciscanos. Convierte a estos "externos" en "Unión de Cooperadores Salesianos", y perfecciona y elabora un "Reglamento" que ya le habían pedido sus primeros seguidores y colaboradores. Es aprobado, finalmente, el 9 de mayo de 1876 por el Papa Pío IX (Decreto 'Curo sicuti"). Este Reglamento es el que figura en el Apéndice del actual PVA.

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Según el pensamiento de Don Bosco, el Reglamento debe servir de vínculo con el que "los católicos que lo deseen puedan asociarse a los Salesianos y trabajar con criterios comunes y estables para mantener constantes e invariables los fines y las actividades tradicionales"

2.2 La gran intuición carismática y específica Don Bosco es original y audaz en su proyecto de incorporar a los laicos, sobre todo, a la misión salvadora. Esos "salesianos externos" son y serán, en su mayoría, laicos. "Es necesario que, en estos tiempos; contemos en el mundo con amigos; bienhechores; personas que, practicando lo que es propio del espíritu de los Salesianos, vivan, en sus propias familias, tal y como lo hacen los Cooperadores Salesianos" El Capítulo General XX de 1971, dirá: El nuevo clima eclesial nos da la posibilidad de realizar el gran proyecto de Don Bosco: la unión de todos aquellos que, impulsados por su espíritu, sienten deseos de trabajar en favor de la juventud. Un poco después, afirma: "La vocación del Cooperador es; esencialmente, una llamada a servir en la Iglesia Es el eco de las palabras del propio Fundador a D. Lemoyne, su primer biógrafo, el 16 de febrero de 1884: "He estudiado mucho la manera de fundar los Cooperadores Salesianos. Su verdadera y directa finalidad es servir a la Iglesia..." (situados en la iglesia local). Este tipo de proyecto para seglares no se había concebido ni intentado con tal amplitud, anteriormente. Sigue diciendo Don Bosco: "Haciéndose Cooperadores, pueden seguir en sus ocupaciones ordinarias, viviendo incluso en su familia, come si de hecho estuvieran en la Congregación"

2.3 Herederos y responsables de un legado histórico En este marco de hechos y vivencias, y en las condiciones actuales, para quienes desean seguir a Don Bosco, la interpelación y el reto son evidentes: - los Salesianos Cooperadores son depositarios de la voluntad del Fundador; - depositarios de su carisma, "don de Dios" a la Iglesia toda; - son, somos, responsables, por tanto, de la permanencia de ese carisma, de su desarrollo y vigencia, de su crecimiento en la Iglesia. La Asociación y sus miembros responden a lo permanente de este carisma especifico, esencialmente laical y de servicio a la iglesia. "Cooperadores Salesianos, cooperadores de nuestro ministerio, estad seguros y convencidos de la gran posibilidad que tenéis de hacer el bien: practicadlo con valor y serenidad. Sed levadura destinada a fermentar la masa..." (Juan XXIII). Somos portadores de un carisma. Este carisma tiene un ritmo, un movimiento, al que podemos asignar fechas... Pero todo carisma auténtico es una realidad viva. Hoy no se puede hacer progresar ni crecer nuestro carisma en sintonía con el Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, sin ser fieles, al mismo tiempo, a Don Bosco y al Concilio Vaticano II. El PVA en los arts. 2 a 5 de su Estatuto recogen estos elementos específicos y definidores del Salesiano Cooperador al afirmar que: - Comprometerse como Salesianos Cooperadores es responder a la vocación salesiana y asumir un modo específico de vivir el Evangelio y de participar en la misión de la Iglesia. Es, a la vez, un don y una opción libre que da calidad a la existencia. - Inspirándose en el proyecto apostólico de Don Bosco, sienten vivamente la comunión con los demás miembros de la Familia Salesiana. - La Asociación de los Salesianos Cooperadores es uno de los Grupos de la Familia Salesiana. Junto con la Sociedad de San Francisco de Sales, el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora y los demás Grupos oficialmente reconocidos, es portadora de la vocación común salesiana y corresponsable de la vitalidad del proyecto de Don Bosco en el mundo. 4

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3. Nuestra experiencia espiritual hoy Algunos ejemplos actuales de vivencia espiritual. Sugerencias para la oración y reflexión Los Salesianos Cooperadores comparten con los otros miembros de la Familia Salesiana, como no podía ser de otro modo, bastantes rasgos de la espiritualidad de Don Bosco: Caridad pastoral, espiritualidad cristocéntrica, basada en el Espíritu, apostólica, misionera, comunitaria, sacramental y mariana, integradora,... pero dentro de nuestro carisma propio se ponen distintos acentos, que resaltan más entre toda la espiritualidad de la gran Familia de Don Bosco. Lo que fundamenta la legitimidad de una vida espiritual propia del Salesiano Cooperador es la realidad carismática de su llamada a vivir la gracia y la misión de una Familia espiritual y apostólica, parte de la Iglesia conducida por el Espíritu.

3.1 Espiritualidad Laical Don Bosco no fue el primero en promover la espiritualidad de los laicos. Antecedentes los encontramos a lo largo de los tiempos, pero culminan en San Francisco de Sales,... y hay multitud de laicos santos de la Iglesia, e incluso una doctora de la Iglesia como Santa Catalina de Siena. Pero esta espiritualidad con gran efervescencia durante el final de la Edad Media y principios de la Moderna, quedó apartada tras el Concilio de Trento, a mediados del siglo XVI. Don Bosco recuperó básicamente la inspiración de San Francisco de Sales, saboyano como él, que 200 años antes se había distinguido como eximio director espiritual de multitud de laicos a través de sus cartas. Pero sobre todo, a través de su Introducción a la Vida Devota de 1604, un tratado de espiritualidad de los laicos, que es el libro de espiritualidad cristiana con más ediciones tras la Biblia y la Imitación de Cristo. La respuesta a la propia vocación desde la laicidad reivindica una definición positiva de nuestra identidad. El laico vive en el mundo y asume las realidades temporales, insertándose en ellas como fermento. El gran reto del laico lo constituye la búsqueda continua de Dios en las situaciones cotidianas, la conjugación de la fe y la vida como una integración natural. La búsqueda de Dios y el consiguiente encuentro con Él abarca los diferentes ámbitos existenciales del ser humano: - En el matrimonio siendo portador del amor de Dios hacia el cónyuge, en la familia, entre los amigos. - En las responsabilidades laborales, formándose adecuadamente, procurando la mayor competencia profesional, la búsqueda de trabajo, la lucha por unas condiciones laborales justas, - En la sociedad en general, influyendo en la cultura, la participación política activa, desde el voto reflexionado y coherente, hasta la participación directa en algún programa de partido, las relaciones en el vecindario, la ciudadanía ("honrados ciudadanos"), la visión cristiana de la economía, el cuidado de la naturaleza, el empleo generoso del tiempo libre, la implicación en los medios de comunicación social, las respuestas a la marginación, el voluntariado y las ONG... Detrás de la presencia del laico en cada uno de estos ámbitos de su existencia palpita la búsqueda incansable de Dios, el reconocimiento de Dios en el otro y la entrega gratuita por 5

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la construcción del Reino que no es más que el esfuerzo por cambiar la realidad, en una palabra, evangelizar, anunciar la buena noticia revelada por Jesús. Sin duda, la coherencia de vida del laico se ve zancadilleada en múltiples ocasiones por una sociedad secularizada que, a menudo, ignora a Dios, y se ensaña, como en épocas pretéritas, con los que levantan la voz. ¿Dónde está Dios? ¿Qué falta hace hoy Dios? Y también es un reto vivir dentro de una Iglesia que está en tensión con la sociedad, criticada y ridiculizada.

3.2 Perspectiva de la Encarnación: El encuentro con Dios en la vida de cada día. Una mirada nueva sobre la vida y la cultura Cuando hablamos de la perspectiva de la Encarnación como rasgo de nuestra Espiritualidad salesiana, nos referimos las grandes opciones que surgen de la presencia inaudita de Dios en la vida y mensaje de Jesús, y a través de él en la historia humana; re-orientando nuestra lectura de la realidad, y nuestra mirada y cercanía a la vida y la cultura. La familia, llamada a convertirse en Iglesia doméstica, el trabajo, entendido como forma de colaboración con Dios creador, el compromiso de trasformar la sociedad en familia de Dios, como forma de responder a la exigencia laical de “consagrar el mundo a Dios”, el ocio, el tiempo libre, la diversión, como posibilidad de humanizar y de crear relaciones fraternas, son las concreciones de la Encarnación. Dios comprometido con la vida, la historia, y las historias concretas de los débiles y excluidos - Desde la Encarnación, creemos que la vida humana es el primer sacramento de la presencia salvadora de Dios. Dios ama la vida y quiere que la tengamos plena y abundante (Cfr. Jn 3, 16-17). Por eso nosotros amamos la vida. No huimos de ella para vivir nuestra fe, sino que nos comprometemos con ella. - Dios nos revela el sentido de la vida humana en Jesús de Nazaret. En su persona, en sus palabras y obras, se nos ofrece la vida nueva que Dios quiere para todos. Jesús nos invita, como a Nicodemo, a renacer y abandonar los viejos esquemas, a abrirse al Espíritu (Cf. Jn 3, 3-8) y reconocer que Dios tiene la iniciativa: Dios es el primero que nos ha amado. - Jesús nos ha dicho que Dios quiere que todos los hombres y mujeres de este mundo recuperemos nuestra dignidad de personas, que no vayamos “encorvados”, como aquella mujer en la sinagoga (Cf. Lc 13, 10-13). Jesús la libera de su enfermedad y le invita a caminar con la cabeza erguida. - Jesús nos dice que nuestras enfermedades no son de muerte, sino para que en ellas resucite la vida de Dios. La hija de Jairo no está muerta, sino dormida y hay que despertarla (Cf. Lc 8, 52). - Jesús nos desvela, aún, otra faceta de Dios como alguien cercano. Y lo hace identificándose él mismo con la figura del Buen Pastor a quien le importan cada una de sus ovejas: las conoce por su nombre, las cuida y protege, y no da ninguna por perdida (Cf. Jn 10, 1-15; Lc 15, 1-7) Llamados a ser rostro amoroso y palabra vivificante de Dios para los jóvenes, en la vida de cada día Esta perspectiva de la Encarnación no es una simple resonancia bíblica; nos interpela en lo más hondo de nuestra vida de fe, y por tanto de nuestra misión entre los jóvenes. Creer en la Encarnación supone, en definitiva, vivir desde el convencimiento de que la vida es lugar de encuentro con Dios; todavía más...de que con nuestra vida ofrecemos un rostro concreto a Dios y una palabra a su amor, para que su salvación llegue a todos, sobre todo a los pobres y 6

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excluidos. Ello implica tres actitudes importantes en la vida y misión del salesiano cooperador. a) Tomar en serio (no en serie) la vida de los jóvenes, y responsabilizarnos con todo lo que hay en ella. Tomarse en serio la vida de nuestro jóvenes supone asumir su vida real, con toda su “ganas de vivir” También pone el contrapunto a valoraciones y juicios negativos sobre los jóvenes, frecuentes en ambientes sociales y eclesiales. b) Con una intervención pastoral que desarrolla todas las dimensiones de la persona. La perspectiva de la Encarnación ilumina el sentido de la vida humana, y la coloca en un horizonte de posibilidades insospechadas. Por eso como Don Bosco, creemos en los jóvenes y en el desarrollo de todas las dimensiones de su vida. La fe cristiana no es un elemento más en la vida de las personas, algo que les afecta superficialmente, sino que es un eje transversal, que pone en juego todas las dimensiones humanas (razón, corazón, comportamiento ético, sociabilidad...), y las reorienta desde criterios evangélicos. Desde esta clave, se entiende la frenética actividad y creatividad de Don Bosco para intuir, pensar, desarrollar y acompañar ofertas educativas y evangelizadoras de todo tipo, encaminadas a que los jóvenes vivieran el encuentro con Dios en las realidades ordinarias de la vida diaria. Por eso en la pastoral salesiana aparecen íntimamente unidas educación y evangelización. c) Con una intervención pastoral que se hace también denuncia profética. Desde la Encarnación, creemos que Dios no es un “Dios ocioso”, insensible a la realidad humana. En Jesús, Dios ha entrado en la entraña de la vida y de la cultura, y se ha comprometido con la dignidad de la persona humana. Por eso también el salesiano cooperador se siente sacudido en lo más hondo de su vida y de su tarea pastoral, cuando está en juego la dignidad y calidad de vida de las personas. Ello le lleva a trabajar y colaborar con todas aquellas estructuras y ofertas socio-culturales que buscan sinceramente el bien. La perspectiva de la Encarnación nos recuerda que Dios Padre “trabaja siempre” (Jn 5, 17) en la entraña de la vida y de la cultura. Pero junto a esta afirmación y experiencia de fe, es bueno que recordemos también que “Cuando Dios trabaja, el hombre suda” (Bernanos)

3.3 Salesianos en la Iglesia Local Los Salesianos Cooperadores nos integramos en la Iglesia como la comunidad de todos los que viven según el estilo de Jesús y la hacen realidad siendo miembros activos y responsables. Como cristianos y salesianos en el mundo, colaboramos en las actividades de la Iglesia Local en todas sus necesidades, y hacemos de puente entre ella y las realidades sociales, económicas y culturales, en todo lo que puede enriquecer a ambos. Dentro de la espiritualidad que nos caracteriza, encontramos la lectura y meditación de la Palabra de Dios; la participación viva y activa en la liturgia; la oración sencilla y vital; y la frecuente y comprometida celebración de los Sacramentos. La devoción a María, en su advocación de María Auxiliadora, es patrimonio de toda la Familia Salesiana, pero los salesianos cooperadores, la derramamos sobre la Iglesia toda. Vemos en ella a la mujer llena de vida, primera creyente que colabora con Cristo en la obra de la salvación nos anima y auxilia como Madre y Maestra. Don Bosco lo experimentó en su vida y obra, hasta el punto que decía: “Todo lo ha hecho Ella”

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4. Texto espiritual de nuestro grupo (selección) Reglamento de Don Bosco para los Cooperadores Salesianos I. Es necesario que los cristianos se unan para hacer el bien En todo tiempo se juzgó necesario que los buenos cristianos se unieran para ayudarse mutuamente a hacer el bien y tener lejos el mal. Así hacían los cristianos de la Iglesia primitiva, los cuales, a la vista de los peligros que cada día les amenazaban, sin perder sus ánimos, unidos con un solo corazón y una sola alma, se animaban mutuamente a permanecer firmes en la fe y dispuestos a superar los incesantes embates que les amenazaban... II. La Congregación Salesiana, vínculo de unión Esta Congregación que, ha sido definitivamente aprobada por la Iglesia, puede servir de vínculo seguro y estable para los Cooperadores Salesianos. En efecto, tiene como fin primario trabajar a favor de la juventud, en la cual se apoya el porvenir bueno o funesto de la sociedad... Por nuestra parte proponemos uno que es la obra de los Cooperadores Salesianos, rogando a los buenos católicos que viven en el siglo que vengan en ayuda de los socios de esta Congregación... III. Finalidad de los Cooperadores Salesianos La finalidad fundamental de los Cooperadores Salesianos es la de hacerse bien a sí mismos llevando un plan de vida, por cuanto sea posible, semejante al que se lleva en la vida de comunidad... [pero] también en medio de sus ordinarias ocupaciones, en el seno de la propia familia, pueden hacerse Cooperadores y vivir como si de hecho estuvieran en la Congregación. Por ello esta Asociación está considerada por el Sumo Pontífice como una antigua Orden Tercera, con la diferencia de que en aquéllas se proponía la perfección cristiana en el ejercicio de la piedad; y aquí se tiene como fin principal la caridad con el prójimo y especialmente con la juventud en peligro... VI. Obligaciones particulares 1. Los miembros de la Congregación Salesiana consideran a todos los Cooperadores como otros tantos hermanos en Jesucristo y se dirigirán a ellos cada vez que su obra pueda ser útil para la mayor gloria de Dios y bien de las almas. Con la misma libertad, llegado el caso, los Cooperadores se dirigirán a los miembros de la Congregación Salesiana.... Turín, 12 de julio de 1876 Sac. JUAN BOSCO

PVA Estatuto de los Salesianos Cooperadores - CAPÍTULO IV El espíritu salesiano del Salesiano Cooperador y de la Salesiana Cooperadora Art. 19. Valiosa herencia Guiado por el Espíritu Santo, Don Bosco vivió y transmitió a los miembros de su Familia un estilo peculiar de vida y acción: el espíritu salesiano. Dicho espíritu es una típica experiencia evangélica que tiene su fuente en el corazón mismo de Cristo y anima en la Iglesia y en el mundo la presencia y la acción de cuantos lo viven. Se alimenta con el compromiso apostólico y la oración, y marca toda la vida haciendo de ella un testimonio de amor. Requiere una exigente «metodología ascética», embellecida por la sonrisa de un rostro alegre, que se remonta a la instancia de Don Bosco: «trabajo y templanza».

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Art. 20. Experiencia de fe comprometida 1. El Salesiano Cooperador acoge este espíritu como don del Señor a su Iglesia y lo hace fructificar de acuerdo con la propia condición laical o ministerial, participa en la experiencia espiritual de Don Bosco – vivida con intensidad especial por los primeros cooperadores entre los jóvenes del Oratorio de Valdocco -, y se compromete a vivir siguiendo a Cristo. 2. Descubre en la Virgen Inmaculada y Auxiliadora el aspecto más profundo de su vocación: ser verdadero «cooperador de Dios» en la realización de su designio de salvación. Acude a María, Auxiliadora y Madre del Buen Pastor, y le pide la fuerza necesaria para empeñarse de manera concreta en la salvación de los jóvenes. 3. Promueve una experiencia “práctica” de comunión eclesial. Art. 21. Puesto central de la caridad apostólica 1. El corazón del espíritu salesiano es la caridad apostólica y pastoral que hace presente entre los jóvenes la misericordia del Padre, el amor salvífico de Cristo y la fuerza del Espíritu Santo. Don Bosco la expresó en el lema: «Da mihi ánimas, cétera tolle» y la significó con el nombre de «Salesianos», eligiendo como patrono a San Francisco de Sales, modelo de humanismo cristiano, de entrega apostólica y de amabilidad. 2. Para el Salesiano Cooperador, esta caridad es un don de Dios que lo une a Él y a los jóvenes. Se inspira también en la solicitud materna de María que le ayuda en su testimonio cotidiano. Art. 22. Presencia salesiana en el mundo 1. Los Salesiano Cooperadores se sienten «íntimamente solidarios» con el mundo en que viven y en el que están llamados a ser luz y fermento. Creen en los recursos interiores de la persona. Comparten los valores de la propia cultura y trabajan por que ésta sea guiada por los valores del humanismo cristiano. Promueven las novedades con sentido crítico cristiano. Integran en su vida «todo lo que es bueno», poniéndose a la escucha, sobre todo, de los jóvenes. 2. Ante los múltiples desafíos y dificultades en que están llamados a trabajar, adoptan una actitud constructiva. Se esfuerzan por construir y difundir en la sociedad una verdadera cultura de la solidaridad y de la acogida. Art.23. Estilo de acción Los Salesianos Cooperadores santifican su existencia en la vida ordinaria y fundamentan su acción en la unión con Dios. Viven como «buenos cristianos y honrados ciudadanos». Son disponibles, altruistas, generosos y creen en el valor de la gratuidad. Art.24. Estilo de relación En sus relaciones, los Salesianos Cooperadores practican la amabilidad querida por Don Bosco. Son abiertos, cordiales, alegres, dispuestos a dar el primer paso y a acoger siempre a los otros con bondad, respeto y paciencia. Tienden a suscitar relaciones de confianza y amistad para crear a su alrededor un clima de familia hecho de sencillez y afecto. Son artífices de paz y buscan en el diálogo la clarificación y el acuerdo. Art. 25. Estilo de oración 1. Los Salesianos Cooperadores están convencidos de que nada pueden, si no están unidos a Jesucristo. Invocan al Espíritu que los ilumina y les da fuerza día tras día. Su oración es sencilla y confiada, alegre y creativa, impregnada de ardor apostólico, conecta con la vida y se prolonga en ella. Para alimentar su vida de oración, los Salesianos Cooperadores acuden a las fuentes espirituales que la Iglesia, la Asociación y la Familia Salesiana les ofrecen. Participan 9

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activamente en la liturgia y valoran las formas de piedad popular que puedan enriquecer su vida espiritual. 2. Robustecen su fe en la experiencia sacramental. La Eucaristía alimenta su caridad pastoral. En la Reconciliación encuentran la misericordia del Padre que imprime a su vida una dinámica de continua conversión y los hace crecer en la capacidad de perdonar. 3. Refuerzan, asimismo, su vida interior y apostólica con momentos de espiritualidad, programados también por la Asociación. Art. 26. En comunión con María y nuestros Santos 1. Como Don Bosco, los Salesianos Cooperadores nutren un amor filial a María Auxiliadora, Madre de la Iglesia y de la Humanidad. Ella ha colaborado en la misión salvífica del Salvador y sigue haciéndolo, también hoy, como Madre y Auxiliadora del Pueblo de Dios. Es guía especial de la Familia Salesiana. Don Bosco le confió los Salesianos Cooperadores para que recibieran de Ella su protección e inspiración en la misión. 2. Acuden con particular afecto a San José, Patrono de la Iglesia Universal. Recurren confiados a la intercesión de San Juan Bosco, «padre y maestro» de los jóvenes y de toda la Familia Salesiana. 3. Entre los modelos de vida apostólica, veneran con predilección a San Francisco de Sales, a Santa María Dominica Mazzarello, a la Beata Alejandrina María da Costa, a Mamá Margarita y a los otros Santos, Beatos y Venerables de la Familia Salesiana.

5. Pautas para la reflexión personal y coloquio en grupo  ¿Has comprendido el proceso de fundación de los Cooperadores Salesianos por parte de Don Bosco?  La gran intuición de Don Bosco ha consistido en la aceptación e incorporaci6n plena de los seglares a la misi6n de la Iglesia. Los Salesianos Cooperadores son hoy responsables de esta realidad. ¿Te sientes identificado con esta concepción del papel de los seglares?  Lo de "unir fuerzas" ¿es necesario, hoy, también? ¿Responde a los valores, contravalores e inquietudes de nuestra sociedad y de los jóvenes?  ¿El Proyecto puesto en marcha por Don Bosco te parece fecundo y aplicable hoy? ¿Por qué?  ¿Qué aspectos de la espiritualidad de los SSCC te han llamado la atención?

Fuentes: - Temas de Formación Inicial SS.CC Región Ibérica, 2011. 4.2.1 Una Vocación Laical Específica. - Temas de Formación Inicial SS.CC Región Ibérica, 2011. 4.3.1 Don Bosco Fundador - AUBRY, J., La Vida Espiritual de Cooperador Salesiano en el Mundo Contemporáneo, CCS Madrid 1976. - CALAVIA, MIGUEL ANGEL, SDB, Espiritualidad Salesiana, en tiempos de cambio e intemperie. Cuadernos de Formación y Comunidad QFC 08, Barcelona 2004. - Espiritualidad Seglar Salesiana, Inspectoría María Auxiliadora, Sevilla. http://www.salesianossevilla.com/cooperadores/posplamostrar.asp?id=1020&comunidad=3 - La Fidelidad del Salesiano Cooperador, Inspectoría María Auxiliadora, Sevilla. http://www.salesianos-sevilla.com/cooperadores/posplamostrar.asp?id=877&comunidad=3

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