LA EDAD MODERNA. Europa en los siglos XV y XVI

LA EDAD MODERNA Europa en los siglos XV y XVI Monarquias autoritarias: Así se llaman las monarquías europeas del siglo XVI, que intentaron reforzar el...
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LA EDAD MODERNA Europa en los siglos XV y XVI Monarquias autoritarias: Así se llaman las monarquías europeas del siglo XVI, que intentaron reforzar el poder de los reyes frente a la nobleza feudal. Los monarcas autoritarios crearon órganos de gobierno y procedimientos de recaudación de impuestos para conseguir su objetivo. La guerra fue el instrumento de la política exterior y de la afirmación del poder real en el interior del reino. Las tropas que luchaban en las batallas estaban formadas por mercenarios a sueldo, las soldadas. Los Reyes Católicos: En la Península Ibérica, el matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón supuso la unificación de los dos reinos. Pero esta unión no fue total , porque cada reino mantuvo sus leyes y diferencias. Los monarcas impusieron su autoridad a la nobleza. Durante su reinado se ultimó la Reconquista con la toma de Granada (1492). Además se anexionó Navarra y comenzó la expansión española por América. Continuando la política mediterránea de la corona de Aragón, Los Reyes Católicos afirmaron su presencia en Italia. Capitalismo y mercantilismo: En la Edad Moderna aumentó la producción y se intensificó el comercio, lo que permitió la acumulación de capital y la aparición de especialistas en inversiones y préstamos. En esta época se emprendieron grandes empresas comerciales que exigían mucho capital. Para poder financiarlas, se desarrolló el crédito y surgieron sistemas de participación de muchas personas en un mismo negocio a través de las acciones. La monarquía autoritaria favoreció el capitalismo protegiendo las mercancías producidas en su reino frente a los artículos extranjeros. Esta política económica se denomina mercantilismo. Las rutas comerciales: El comercio europeo continuó siendo muy activo en el Mediterráneo, aunque perdió importancia debido a las nuevas rutas comerciales del Atlántico, que iban desde Sevilla y Lisboa a las ciudades del Báltico. En este océano confluía el comercio colonial de los portugueses y españoles con el comercio continental europeo, que tenía sus centros en Amberes, Londres y los puertos franceses. En la Península, la llegada masiva de metales preciosos de América tuvo consecuencias beneficiosas en cuanto al aumento de la riqueza. Además en América surgió un gran mercado para las manufacturas europeas, que debían ser exportadas desde Sevilla y exclusivamente por los españoles. HUMANISMO Y REFORMAS PROTESTANTES

Humanismo: Fue un movimiento cultural del siglo XVI centrado en el estudio del hombre y de todo lo relacionado con él. Su método era el estudio, la investigación científica, el espíritu crítico y el análisis. Se tomó como modelo y referencia el mundo grecolatino y por ello se estudiaron y tradujeron las obras de los autores clásicos. Los humanistas intentaban dominar todas las áreas del saber y, por su extensa formación, fueron consejeros de reyes y príncipes. Algunos humanistas importantes fueron el holandés Erasmo de Rótterdam y el español Luis Vives. La difusión del libro: En el siglo XVI se produjo una auténtica revolución en el mundo cultural europeo: la invención de la imprenta por Johannes Gutenberg en 1450. El nuevo invento permitió reproducir los libros con facilidad abaratando su precio, y las ideas y los conocimientos se pudieron difundir rápidamente y llegaron a más gente.

La Reforma protestante: En el siglo XVI, religiosos y humanistas propusieron una reforma de la Iglesia que acabara con la corrupción del clero, y con la superstición y la ignorancia del pueblo en cuestiones religiosas. El agustino alemán Martín Lutero inició en 1517 una reforma, denominada Reforma protestante, que se enfrentó a la Iglesia de Roma. Quería una Iglesia sencilla, sin riquezas ni imágenes, sin Papa ni obispos, con una liturgia expresada en la lengua del pueblo y no en latín, como se hacía hasta entonces. Pretendía la relación directa del hombre con Dios, y la lectura y libre interpretación de la Biblia. Lutero se ganó el apoyo de algunos príncipes alemanes y de muchos sectores del pueblo. La extensión de la Reforma supuso la confiscación de los bienes de la Iglesia, que pasaron a manos de los protestantes. Todos los intentos de conseguir la reconciliación entre católicos y protestantes fracasaron. Los príncipes protestantes impusieron esta religión a sus súbditos y Europa vivió un auténtico clima de intolerancia. Los protestantes se dividieron en distintos grupos, como los anglicanos y los calvinistas: • En Inglaterra, el monarca Enrique VIII se separó de Roma y se puso al frente de su propia Iglesia, denominada anglicana. Suprimió el clero católico y confiscó sus bienes.



En Ginebra se desarrolló el calvinismo, que debe su nombre a su propagador, Juan Calvino. Esta corriente protestante se extendió por Holanda, Gran Bretaña y Francia, donde sus seguidores se llamaron hugonotes.

La Contrarreforma: Como reacción frente a la difusión del protestantismo, la Iglesia católica convocó un concilio en la ciudad de Trento entre 1545 y 1563. Se trataba de hacer una profunda reforma desde dentro, en respuesta a las denuncias y críticas que dieron lugar a la Contrarreforma. En el Concilio de Trento se definieron los principios que separaban a la Iglesia católica del protestantismo y se restableció la disciplina del clero. Muy ligada a las nuevas ideas definidas en Trento, surgió la Compañía de Jesús, fundada por san Ignacio de Loyola. Esta nueva orden pretendía difundir el catolicismo, tanto en Europa frente al protestantismo, como en los territorios americanos y asiáticos. En los países católicos los jesuitas, dependientes exclusivamente del Papa, tuvieron un importante papel como defensores de la fe y la moral; fueron confesores de reyes, cultivaron la ciencia y ejercieron de profesores en un nuevo tipo de colegio destinado a hijos de nobles y burgueses. LOS DESCUBRIMIENTOS La gran expansión europea de los siglos XV y XVI: Desde el siglo XIV, los europeos buscan nuevas rutas para llegar a Asia. Con este fin, los portugueses emprendieron rumbo al sur, recorriendo las costas africanas. Portugueses y españoles llegaron hasta las islas Azores (1430), Canarias (1312) y Cabo Verde (1457). En 1498, el portugués Vasco de Gama logró la navegación directa a la India. Cristóbal Colón : Los europeos desconocían lo que había más allá del Atlántico. Colón, un marino al servicio de la corona de Castilla, estaba convencido de que podría llegar a Asia atravesando el Atlántico. Se basaba en la teoría, no comprobada hasta aquel momento, de que la Tierra era redonda. En 1492, Colón se embarcó para atravesar el Atlántico. Descubrió unas islas a gran distancia de Canarias y creyó haber logrado su objetivo, pero en realidad había descubierto un nuevo continente llamado posteriormente América. Su error consistió en haber calculado mal la distancia rumbo al oeste entre las costas europeas y las asiáticas. Durante el siglo XVI, las expediciones de los navegantes europeos por el Nuevo Mundo demostraron las dimensiones y riquezas de las tierras descubiertas. La corona de Castilla emprendió la conquista y el asentamiento de colonos en las islas del Caribe y en el continente

americano. Después Francia y Gran Bretaña lograron asentarse en el extremo norte de América. Las consecuencias de los descubrimientos: Los países del occidente de Europa se convirtieron en centros de control de inmensos territorios que habían vivido aislados hasta ese momento. Europeos y africanos emigraron hacia América y se intercambiaron en ambas direcciones especies vegetales y animales. La explotación del oro, la plata y las especias de los nuevos territorios supuso para Europa un gran enriquecimiento. Portugal y Castilla construyeron sus imperios coloniales, y Castilla, gracias a su dominio de América, se convirtió en la primera potencia europea. Los cristianos europeos, deseosos de extender su fe, iniciaron la evangelización y el proceso de conversión de los nativos de los nuevos territorios descubiertos.

El Renacimiento Entre los siglos XV y XVI se desarrolla un nuevo estilo artístico llamado Renacimiento. El nombre indica el deseo de pintores, escultores y arquitectos de recuperar los valores del arte dela Antigüedad clásica: Grecia y Roma. El nuevo estilo surgió en algunas ciudades italianas, donde había más restos de arte clásico que en ningún otro lugar de Europa occidental. Los focos más importantes fueron Florencia y Roma. El renacimiento estudió en profundidad los edificios y las esculturas del arte clásico y se inspiró en sus principios: perfección, belleza, proporción ideal, simetría, armonía, equilibrio, orden... Como en pintura apenas se conservaban modelos clásicos, los artistas renacentistas tuvieron que inventar el estilo. Se desarrollaron técnicas casi no utilizadas hasta entonces, como la pintura al óleo, y se investigó, sobre todo, la representación de la perspectiva. A partir del Renacimiento, los buenos artistas comienzan a ser muy valorados por la sociedad, que reconoce su genio, y se convierten en personajes importantes. Algunos artistas renacentistas intentaron y consiguieron dominar todas las artes. Por ejemplo, Leonardo da Vinci fue pintor, escultor, arquitecto, ingeniero y científico. Tan buena es su pintura como sus diseños de máquinas voladoras o sus estudios de anatomía. El esplendor del arte del Renacimiento fue posible gracias al apoyo y la financiación que recibieron los artistas de nobles, burgueses y papas. Estos fueron los mecenas de la época, personas cultas que protegieron y promovieron las actividades artísticas e intelectuales. Por ejemplo, los pontífices de la familia Médici (Julio II y León X) se propusieron embellecer Roma con iglesias y palacios que hoy son obras maestras del arte universal y que dieron trabajo a muchos artistas, como Miguel Ángel o Rafael Sanzio.

El siglo del absolutismo europeo, XVII

Las monarquías absolutas: En el siglo XVII, los reyes afirman su poder absoluto apoyados en la nobleza, sin contar con las cortes y parlamentos. El rey gobierna la nación y dirige su política exterior mediante la guerra intentando imponer su hegemonía a los países vecinos. También interviene en la política económica para conseguir ingresos a través de los impuestos que le permitan costear las campañas militares y sostener los gastos de la corte. En algunas ocasiones, los monarcas absolutos depositaron su confianza en privados o validos, personas muy cercanas al rey que influyeron poderosamente en las decisiones de Estado. El cardenal Richelieu fue el privado de Luis XIII de Francia y tuvo en sus manos las riendas del poder. La monarquía francesa de Luis XIV fue el máximo ejemplo del absolutismo. El rey consideraba que su autoridad procedía de Dios y que sólo era responsable ante él. Gobernaba personalmente con el asesoramiento de consejeros y su política exterior estaba orientada a la anexión de regiones fronterizas como Alsacia, los Países Bajos, etc., para ampliar el territorio francés. Revolución parlamentaria en Inglaterra: En Inglaterra, que vivía un progreso económico debido a su expansión comercial y marítima, se produjo un enfrentamiento entre el Parlamento y la nueva dinastía Estuardo, que intentaba gobernar de forma absoluta. Entre 1642 y 1649 se enfrentaron en una guerra civil los partidarios del rey o realistas (anglicanos, nobles, alta burguesía) y los partidarios de una política parlamentaria (campesinos medios, burgueses, clases populares), quienes vencieron en 1645. El rey Carlos I fue hecho prisionero, juzgado, condenado a muerte y ejecutado. Se inició entonces una república dirigida por Oliver Cromwell, que tuvo que afrontar distintas rebeliones internas. En 1660 se restauró la monarquía con Carlos II, pero el poder real estará limitado por el Parlamento. Su sucesor, Jacobo II, se enfrentó de nuevo con el Parlamento porque intentó gobernar como rey absoluto. Tras una nueva revolución, fue depuesto del trono en 1688 y su hija María y el marido de ésta, Guillermo de Orange, gobernador de Holanda, accedieron al trono, aceptando compartir el poder con el Parlamento. Este compromiso se recogió en la Declaración de Derechos de 1689.

LA SOCIEDAD EN EL XVII La alianza de la monarquía y la nobleza: El rey era soberano absoluto en el Estado. Sin embargo, los nobles continuaban siendo señores en sus propiedades y recibían los tributos de los campesinos. Los nobles eran distintos de los demás: pertenecían al estamento privilegiado por nacimiento, y sólo algunos burgueses consiguieron que el rey los ennobleciese. No tenían que trabajar, asesoraban al soberano (para lo cual muchos se trasladaban a vivir a la corte) y ocupaban los altos cargos del Estado, del ejército y del clero, otro estamento con normas propias. El campesinado: En general, la condición del campesinado empeoró durante el siglo XVII debido a las guerras, las epidemias y las crisis agrarias. La mortalidad europea era tres veces superior a la actual; los efectos de las malas cosechas repercutían rápidamente en los organismos débiles y mal nutridos del campesinado. La esperanza de vida al nacer era de veinte años hacia 1600.

La burguesía: El campesinado y habitantes de las ciudades, que no pertenecían a la nobleza ni al clero, conformaban el tercer estado. Dentro de éste, la alta burguesía era el grupo más rico y dinámico: dirigía la economía y la burocracia del Estado, organizaba expediciones y compañías comerciales, controlaba bancos y bolsas, y adquiría propiedades rurales a nobles arruinados. Sin embargo, sus miembros no tenían privilegios porque no eran nobles. Por ello, muchos burgueses buscaron durante toda su vida obtener el título que les permitiera ser distintos al pueblo. En las ciudades existían también una pequeña burguesía y numerosos artesanos, muchos de ellos campesinos que llegaban a la ciudad y proporcionaban mano de obra barata. La vida de estas personas era dura: no tenían tierras ni casa (todos eran inquilinos), y cobraban una pequeña cantidad de dinero por pieza fabricada; estaban expuestos a enfermedades y despidos, sin que ninguna institución social se ocupara de ellos.

El arte barroco El estilo barroco nace en Italia y se extiende por Europa y América. La arquitectura rompe con el equilibrio y la proporción renacentistas y se construyen edificios grandiosos con una exuberante decoración escultórica que buscan la sorpresa del espectador. Para ello, el arquitecto utiliza efectos de perspectiva y crea fachadas impresionantes a base de inmensas columnas y frontones. El arte barroco se puso al servicio de la Contrarreforma para expresar el triunfo del catolicismo. Las nuevas iglesias se convierten en instrumentos para realzar la gloria de Dios y de sus santos. La escultura y la pintura representan escenas religiosas procurando causar en el fiel una impresión honda, una emoción que lo lleve a la devoción auténtica. En contraposición al Renacimiento, se buscan el desequilibrio y la inestabilidad, se representan seres vulgares o desagradables, se muestra la realidad social. La propia luz se utiliza para conmover, por medio de contrastes violentas que crean el efecto denominado claroscuro. El barroco es también el arte del absolutismo: arquitectura, pintura y escultura exaltarán el poder de los monarcas y harán propaganda de su fuerza. Así lo demuestran los numerosos palacios de la época y los retratos, tanto pintados como esculpidos, de los monarcas.

El siglo de la ciencia Numerosos científicos desarrollan en diversos países europeos experimentos que consolidan la astronomía, la física y las ciencias de la naturaleza. Entre otros destacan el astrónomo Galileo, que demostró que la Tierra gira alrededor del Sol, y el físico Newton, quien enunció las leyes de la gravedad.

EL IMPERIO ESPAÑOL DEL XVI Y XVII Carlos I: En el siglo XVI, Carlos I nieto de los Reyes Católicos, consiguió configurar un gran imperio en Europa. Los territorios que heredó abarcaban Flandes, Borgoña, gran parte de la península italiana y la península Ibérica excepto Portugal. Además fue proclamado emperador de Alemania con el nombre de Carlos V. El sueño de Carlos I de España y V de Alemania fue conseguir la unidad entre todos los reinos cristianos. Era la llamada Universitas Christiana, que no pudo hacerse realidad debido a las guerras contra los protestantes que desgarraron Alemania. Felipe II : El hijo de Carlos I, Felipe II, heredó todos los territorios salvo el imperio alemán. El suyo fue un imperio mediterráneo (Felipe II será también rey de Portugal) con una prolongación en los Países Bajos; además, poseía los territorios americanos.

La organización del imperio estaba en manos de funcionarios y letrados encargados del funcionamiento de las distintas instituciones. El monarca gestiona los asuntos asesorado por los consejos. Estos organismos podían ser generales, si se encargaban de asuntos para todos los territorios del imperio (Consejo de Estado, Consejo de Guerra, etc.) o específicos (Consejo de Indias, Consejo de Italia, Consejo de Aragón, etc.). Las Audiencias eran instituciones que se encargaban de administrar justicia. El imperio era un mosaico de territorios autónomos. Cuando el rey no estaba presente en un reino, era representado por el virrey. Las Cortes de cada territorio aseguraban la defensa de los derechos tradicionales, aunque en algunos reinos perdieron importancia.

PROBLEMAS INTERNOS EN LA ESPAÑA DE CARLOSI Y FELIPE II La Guerra de las Comunidades: 1517, para ser reconocido como rey. Era muy joven y vino rodeado de nobles flamencos y borgoñones, que le ayudaron a gobernar, ante el descontento de castellanos y aragoneses. este descontento estalló en 1520 como protesta porque el rey empleaba mucho dinero del país para su elección como emperador. Muchas ciudades de Castilla (Valladolid, Burgos, Segovia...) se unieron e iniciaron la Guerra de las Comunidades. Carlos V, enterado de los hechos, prescindió de los extranjeros en el gobierno y ofreció cargos a la nobleza castellana. Los nobles abandonaron a los comuneros, que fueron vencidos en la Batalla de Villalar , en 1521. Los principales jefes, Bravo, Padilla y Maldonado, murieron ajusticiados. Las Germanías: Por las mismas fechas, se produjo en Valencia y Mallorca, la revuelta de las Germanías que enfrentó a la burguesía de las ciudades con la alta nobleza, que representaba la monarquía de Carlos V. El conflicto terminó con el triunfo de la nobleza y el Emperador. Problemas internos bajo el reinado de Felipe II: Uno de los problemas fue evitar que las ideas de la Reforma protestante se introdujeran en España. Para ello prohibió que los españoles estudiaran en universidades extranjeras y las autoridades religiosas controlaran la posible propagación de ideas protestantes, mediante la censura y la Inquisición. Otra gran dificultad fue gobernar un reino compuesto por distintos territorios que mantenían sus leyes propias. Un ejemplo de estos problemas fue el enfrentamiento entre Felipe II y Antonio Pérez, noble aragonés secretario de rey en 1591. Antonio Pérez fue involucrado en un asesinato, fue procesado por la justicia; para evitar la condena, huyó a su tierra natal, Aragón, donde las leyes castellanas no tenían validez.

Felipe II tuvo que intervenir militarmente, ocupó Zaragoza y reformó los fueros aragoneses para dar en Aragón mayor autoridad a la corona. Finalmente hay que mencionar el problema de los moriscos andaluces, a quienes se había obligado a convertirse al catolicismo, y que se rebelaron en las Alpujarras en 1568. Fueron sometidos, pero no se les expulsó de España. LOS ENEMIGOS EXTERIORES El Imperio Turco controlaba el Mediterráneo oriental y las costas del norte de África. Amenazaba las fronteras de Europa occidental e, incluso, había llegado a asediar Viena sin éxito en 1529. La lucha contra los turcos sufrió avances y retrocesos; entre las victorias cristianas destaca la de Lepanto, en 1571. Gran Bretaña. Los corsarios ingleses asaltaban las flotas españolas que comerciaban con América y actuaban con la complicidad de su reina, Isabel I. Además, Inglaterra, anglicana, apoyaba a los protestantes europeos frente a los monarcas católicos españoles. La rivalidad entre ingleses y españoles culminó con el intento frustrado de Felipe II de invadir Inglaterra (Armada Invencible, 1588) (Carlos I) El problema con los príncipes alemanes . El imperio alemán estaba formado por un mosaico de estados que, gobernados por príncipes, mantenían un alto grado de autonomía política aunque dependieran del emperador. Muchos príncipes apoyaron la Reforma luterana. Comenzó entonces una guerra entre el emperador y los príncipes protestantes. Aunque Carlos V venció en la batalla de Mühlberg (1547), el problema no se resolvió y, finalmente, el emperador tuvo que aceptar en 1555, con la paz de Augsburgo, la libertad religiosa de cada príncipe, quien imponía sus creencias a los súbditos del Estado que gobernaba. (Carlos I) La rivalidad con Francia. El Imperio de Carlos V rodeaba físicamente a Francia, que se sentía amenazada y necesitaba afirmar su poder en Europa. Uno de los escenarios del enfrentamiento fue Italia, cuyos territorios se disputaban las dos potencias. El emperador venció a las tropas francesas en la batalla de Pavía (1525) y consiguió adueñarse del Milanesado, región estratégica situada en el norte de Italia, que facilitaba la comunicación del imperio entre sus posesiones del sur de Italia y las centroeuropeas. (Felipe II) Países Bajos A partir de 1566, los Países Bajos inician una lucha por la independencia, pues gran parte de la población había adoptado el protestantismo y no se sentía identificada con un imperio católico como el español. España intentó aplastar la revuelta por la fuerza sin conseguirlo. Finalmente, los Países Bajos se escindieron en dos regiones: las del sur, católicas, se mantuvieron bajo soberanía española, y las del norte, o Provincias Unidas, calvinistas, consiguieron un alto grado de autonomía.

El Imperio de ultramar •



Etapa antillana (1492-1519). Desde la primera isla colonizada, La Española (Haití), se conquistaron y colonizaron Cuba, Puerto Rico y Jamaica. Durante esta etapa se organizaron un sistema de explotación económica basado en el trabajo indígena y una estructura política que sirvieron de modelo para otras tierras. Conquista del imperio azteca Una expedición al mando de Hernán Cortés partió desde Cuba para conquistar el imperio azteca, que estaba situado en los actuales territorios de México y Guatemala. La ciudad de Tenochtitlán, que era la capital, fue conquistada en 1522 y desde ella salieron otras expediciones





para dominar el resto del territorio azteca. Finalmente, los españoles se instalaron allí como vencedores. Nueva España fue el nombre que se dio a estos territorios. Conquista del imperio inca Estaba situado en el actual Perú y fue conquistado desde Centroamérica, bordeando la costa del Pacífico. La expedición definitiva fue la de Francisco Pizarro en 1531-1532. La capital se estableció en Lima, a orillas del Pacífico. Conquistas interiores y del Pacífico En Época de Felipe II se completó el conocimiento de las grandes áreas de América y se recorrió el río Amazonas. Además, se conquistaron las Filipinas (1565, expedición de Legazpi) y otras islas del Pacífico.

El declive del imperio español

La crisis económica española del siglo XVII: Durante los reinados de los últimos reyes de la Casa de Austria -Felipe III (1598-1621), Felipe IV (1621-1665) y Carlos II (1665-1700)-, el imperio español experimentó un declive exterior e interior. Un síntoma de ese declive fue la bancarrota de la hacienda: los ingresos no llegaban a cubrir los gastos del Estado, sobre todo los bélicos. Soldados y funcionarios se quedaron con frecuencia sin cobrar. Los ingresos de la hacienda eran escasos porque Castilla, que aportaba la mayor parte de ellos, atravesaba por una situación de estancamiento demográfico y económico. Las malas cosechas en la Meseta y las oleadas de epidemias causaron, en gran parte, esta situación de crisis económica. Para recaudar más dinero se adoptaron distintas medidas: se subieron los impuestos, se subastaron algunas tierras de la corona, se vendieron algunos cargos públicos y se recurrió a disminuir la cantidad de metal precioso que llevaban las monedas, lo que causó graves alteraciones económicas. Problemas económicos y sociales: la crisis castellana se sumaron otras dificultades económicas, como las derivadas de la aplicación de los tratados de paz firmados con Holanda, Inglaterra y Francia al término de la guerra de los Treinta Años. Con estos acuerdos se permitió que mercancías de estos países entrasen libremente en España, sin pagar impuestos, y compitiesen con la producción nacional. Otro hecho que contribuyó a aumentar las dificultades económicas fue la expulsión de los moriscos entre 1609 y 1611. Con esta medida salieron de España unos 300.000 moriscos, lo que afectó sobre todo al reino de Valencia, que perdió gran parte de su campesinado. Además, muchas artesanías que estaban en manos de este grupo social se dejaron de producir. Como consecuencia de esta delicada situación económica, en España no se desarrolló una clase media comercial y aumentó el número de mendigos, vagabundos, pícaros y bandoleros. Crisis política interior y exterior: La participación española en la guerra de los Treinta Años supuso la lucha simultánea en diversos frentes: en los Países Bajos, España luchó contra los rebeldes holandeses que buscaban obtener su independencia política; en Francia, los españoles se jugaban mantener o perder la hegemonía en Europa. España no pudo sostener el enorme esfuerzo económico que supuso esta compleja guerra internacional. Las tropas españolas fueron derrotadas por Holanda en la batalla naval de las Dunas, en 1629, y en Rocroi (1643) por la nueva potencia continental, Francia. El saldo de la guerra fue negativo para España. La derrota supuso la pérdida definitiva de Holanda. En 1659 se firmó la paz con Francia con el tratado de los Pirineos, por el que los españoles abandonaron el Rosellón y una parte de la Cerdaña, territorios situados al norte de Cataluña. España dejó de ser la potencia hegemónica de Europa. La necesidad de recaudar más fondos para sufragar las guerras obligó al valido de Felipe IV, el conde-duque de Olivares, a aumentar los impuestos en los reinos peninsulares. También intentó recortar las leyes propias de cada reino y acentuar el centralismo para facilitar las tareas de gobierno. Las consecuencias fueron una serie de disturbios y sublevaciones, apoyados por Francia, entre los que destacan dos producidos en 1640: la rebelión de Portugal, que terminó con la independencia de este reino y sus colonias, y la rebelión de Cataluña,

en la que los amotinados mataron al virrey e intentaron independizarse, sin conseguirlo. También hay que resaltar las sublevaciones populares producidas en Nápoles en 1647, debidas a la miseria, el hambre y el aumento de impuestos, que fueron sofocadas por los españoles. El gobierno de validos: La decadencia también se reflejó en el desinterés de los monarcas Felipe III y Felipe IV por los asuntos de gobierno. Ambos reyes dejaron en manos de sus validos las decisiones más importantes. El duque de Lerma, con Felipe III, y el conde-duque de Olivares, con Felipe IV, fueron las personas que realmente detentaron el poder en el siglo XVII. Las Cortes apenas se convocaron durante todo este periodo, para que no limitaran el poder real.

Duque de Lerma

Conde Duque de Olivares

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