LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA

LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA A. Jiménez, Jun. 07. Nuestro Santo Papa Benedicto XVI, la semana pasada habló en contra del aborto, sea en defensa de...
3 downloads 1 Views 32KB Size
LA DOCTRINA SOCIAL DE LA IGLESIA A. Jiménez, Jun. 07. Nuestro Santo Papa Benedicto XVI, la semana pasada habló en contra del aborto, sea en defensa de la vida, y es que nuestra iglesia defiende la vida humana. Pero entendámoslo bien, la defensa de la vida humana no es solamente el luchar por que ésta no se interrumpa, por que no se le quite a alguien, sino también para que en el ámbito temporal esa vida se desarrolle dentro de ciertas condiciones mínimas, ahí es donde está la parte medular de la doctrina social de la Iglesia. Como esas condiciones mínimas en el ámbito temporal nacen de las relaciones de la persona humana con su entorno social, por ello se usa el calificativo de “social” cuando se analiza esta doctrina de nuestra Iglesia. Recordemos que el término doctrina comprende del conjunto de ideas, de enseñanzas y de dogmas de una escuela filosófica, de un partido político o de una religión, necesarias para llevar adelante, la misión de esa escuela, de ese partido o de esa religión. Pues bien, la doctrina social de la Iglesia sería entonces: el conjunto de ideas, de enseñanzas y de dogmas (no confundir con dogmas de fe) que en lo social tiene nuestra Iglesia para llevar adelante su misión. Expliquemos el por qué nuestra Iglesia tiene una doctrina social que se refiere al aspecto temporal o material del ser humano. Ello nos lo dice la Biblia en el capítulo 1 del Génesis: Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza y le dio el dominio sobre la naturaleza; a ese hombre Dios lo hizo el ser superior de la Creación y de esa condición le viene el estar dotado de inteligencia, de voluntad y de libertad, como decimos en el rollo de ideal. Esos 3 atributos pueden llevar al ser humano a pecar, pero, como Dios nos quiere tanto. El estableció un plan de salvación que nos vino con Cristo

1

(Sacramento del Padre) y que luego Cristo se lo encargó a su Iglesia (que es el sacramento de Cristo); luego, el plan de salvación del ser humano (en lo espiritual y en lo temporal), quedó a cargo de la Iglesia. Y cómo es ese plan de salvación? Ello lo contesta el documento de la Constitución Pastoral, sobre la Iglesia en el mundo actual. (Lumen gentium), No.3 que dice: “Es la persona del hombre la que hay que salvar… pero el hombre uno y total, cuerpo y alma…,” indicándose que ello viene de Jn. 18, 37; Mt. 20, 28 y Mc. 10, 45. Una primera conclusión: a la Iglesia sí le corresponde la salvación del hombre, tanto en el orden espiritual como en el temporal. Aceptado que a la Iglesia sí le corresponde el participar en las relaciones sociales de los seres humanos, como en esas relaciones también participa el Estado, lógicamente se presentan dudas en cuanto a los límites a que debe llegar cada uno; la doctrina social de la Iglesia ha sido clara en establecer esos límites, veámoslo. •

La Iglesia defiende la intervención del Estado y de la autoridad (en contra del pensamiento liberal del laizzes-faire, laizzes-passer) pero sólo en las actividades que no pueden ser adecuadamente llevadas por la iniciativa ciudadana, a ello se le llama “principio de la subsidiaridad”.



Que el actuar del Estado y de la autoridad busquen el bien común.



La Iglesia nos recuerda que todos los seres humanos fueron hechos a imagen y semejanza de Dios y como tales, todos tienen una igualdad esencial o fundamental (RN, 30) que los hacen acreedores a unos derechos naturales, tales como: el derecho a la vida, a la libertad, al trabajo, a la alimentación, a la vivienda, etc. Pero esos seres humanos, de acuerdo a como apliquen sus atributos de inteligencia, de voluntad y de libertad, van a ser diferentes entre sí, y la Iglesia sí acepta el que no todos los seres humanos son iguales y que en

2

consecuencia existen diferencias en las funciones que desempeñan los seres humanos. A ello se le llama “principio de igualdad y de diversidad funcional del hombre”. Dentro de esos claros principios, la Iglesia ha incursionado con su doctrina social en una gran cantidad de áreas, como por ejemplo: •

En lo agrario: función social de la tierra, inconveniencia del latifundio.



En lo demográfico: la paternidad responsable.



En lo educacional: libertad de los padres de escoger el sistema de educación de sus hijos.



En las relaciones económicas: en contra del liberalismo capitalista.



En las relaciones laborales: condiciones mínimas para los trabajadores.

Sobre estas dos últimas áreas vamos a hacer algunos comentarios, incursionando un poquito en lo histórico. En el Antiguo Testamento ya hay doctrina social: cobro de intereses, condonación de deudas, ayuda al emigrante extranjero. También la hay en los inicios del cristianismo: la solidaridad de los que más tienen con los que tienen menos, la creación de los diáconos para ayudar a los pobres. Ahora bien, como en las relaciones económicas y laborales, que son las áreas que vamos a comentar, sobresale la encíclica Renum norarum, arranquemos este análisis a partir de ahí. Encíclica RERUM novarum del Papa León XIII promulgada el 15 de mayo de 1891. Tuvo una grandísima repercusión dado su contenido y la época en que fue promulgada. Debe recordarse que en los siglos XVIII y XIX ocurrió en Europa la Revolución Industrial que llevó a los empresarios industriales a dar malas condiciones de trabajo a sus empleados, las cuales no satisfacían los derechos naturales o

3

derechos esenciales de que hablamos antes, ello por cuanto había mucha mano de obra disponible, a la cual estaban aplicándole lo que sería la Ley de la Oferta y la Demanda. Ante esta caótica situación nace como solución el comunismo con el manifiesto comunista de 1848 de Federico Engels y Carlos Marx. Pues bien, ese fin del siglo XIX Europa navega en la injusticia laboral de la industria y en una “solución comunista” que tampoco solucionaba el problema. En ese escenario se promulga la gran encíclica RERUM novarum (RN) que reconoce que existe tensión y cita las causas de ese conflicto entre obreros y patronos, refuta al comunismo socialista, considerando que no es la solución al problema y también refuta al liberalismo, y establece que a los gobernantes sí les corresponde participar en su solución. Llama a los obreros, a los patronos y al Estado a cooperar en la solución del problema. Fue tan trascendente esta encíclica que se le considera la primera gran campanada de la doctrina social de la Iglesia ya en la Era Moderna (la que se inicia con la Revolución Industrial). Encíclica Cuadragésimo anno. Del Papa Pío XI promulga del 15 de mayo de 1931 para conmemorar los 40 años de la R.N. Refuerza el mensaje de la R.N., condena al socialismo comunista (que venía ganando terreno), vuelve a criticar los abusos del capitalismo, aboga por una racionalización de la economía, en la cual habían tomado mucha fuerza las leyes del mercado o de la oferta y la demanda. En ese mensaje el Santo Papa toma muy en cuenta el cambio de la pequeña industria de fines del siglo XIX a la gran industria de principios del siglo XX (grandes industrias por países, sin llegar todavía a las transnacionales). Van ir notando que en cada una de las encíclicas se hace un enfoque de acuerdo con las condiciones de cada época, valga decir, de acuerdo con los signos de los tiempos, como decimos en cursillos, y como lo dice Gaudium et spes en su numeral 4. Radiomensaje de Pío XII

4

Del 1 de junio de 1941 para conmemorar los 50 años de la R.N., como las estaciones de radio se habían desarrollado tanto, el Santo Papa quiso usar ese medio en lugar de la clásica carta encíclica, por ello podríamos considerarla como la “primera encíclica radiofónica”. En este mensaje se vuelve a tratar el importantísimo tema del trabajo y magistralmente se analiza el nuevo orden social que se estaba estableciendo; debe recordarse que se estaba en plena Segunda Guerra Mundial. Encíclica Mater et Magistra del Papa Juan XXIII promulgada el 15 de mayo de 1961 para conmemorar los 70 años de la R.N., vuelve a tratar lo de la adecuada remuneración al trabajo, comenta la desigualdad del salario en la agricultura comparándolo con el de la industria; comenta la gran desigualdad que existe entre países desarrollados y países no desarrollados (hoy los llamaríamos países en vías de desarrollo). Como ingeniero agrónomo, de esta encíclica lo que más me llama la atención es la defensa del principio de la propiedad privada. Encíclica Octogésima adveniens de Pablo VI promulgada el 15 de mayo de 1971 para conmemorar los 80 años de la R.N., ataca al marxismo y al liberalismo. Ataca las grandes diferencias entre los ricos y los pobres dentro de la sociedad; clama por mejorar las condiciones de los emigrantes y es de los primeros documentos que habla de la defensa del medio ambiente. Para satisfacción de las dirigentes de nuestro Movimiento, es bueno recordar que esta Carta Encíclica analiza muy bien la posición de la mujer dentro de la sociedad. Encíclica Laborem exercens de Juan Pablo II, promulgada el 14 de setiembre de 1981; estaba prevista para promulgarse el 15 de mayo de 1981 para conmemorar los 90 años de la R.N., pero tuvo que posponerse por el atentado al Santo Papa. Analiza la pugna existente entre el trabajo y el capital.

5

Toca varias facetas del salario, tales como el descanso, el salario de los inmigrantes, el valor ético del trabajo y ya menciona el trabajo intelectual y el del área de los servicios. Encíclica Centesimus annus de Juan Pablo II, promulgada el 1º. de mayo de 1991, para conmemorar los 100 años de la R.N. Analiza la situación de los obreros, defiende el concepto de propiedad privada frente a la posición de los comunistas, clama por una concertación mundial, defiende la democracia frente a otras formas de gobierno. Cuando habla del desarrollo enfatiza que éste no sólo lo es en lo económico, sino que también tiene una dimensión humana integral (No. 29). Bueno, hasta aquí vamos a llegar con las citas de las cartas encíclicas, pero teniendo presente que después de 1991 hay muchas otras que tienen que ver con la doctrina social de la Iglesia en el campo de las relaciones económicas y laborales. Aparte de las cartas encíclicas, de las cuales hemos citado algunas, es obligado recordar que en los “documentos del Concilio Vaticano” se encuentra bastante de la Doctrina Social de la Iglesia, principalmente en Gaudium et spes. También es bueno recordar que los cuatro documentos del CELAM: Río (1955), Medellín (1969). Puebla (1974) y Santo Domingo (1992) están llenos de enseñanzas de la Doctrina Social de la Iglesia; y por lo que ya se ha conocido, el quinto documento del CELAM, el de Aparecida, en el cual se está trabajando, va a contener valiosísimas enseñanzas en este campo.

6