LA CULTURA Y EL DESARROLLO HUMANO EN EL BIENESTAR UNIVERSITARIO

LA CULTURA Y EL DESARROLLO HUMANO EN EL BIENESTAR UNIVERSITARIO Paloma Muñoz Ñáñez Universidad del Cauca Vicepresidenta del Nodo Sur Occidente De la R...
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LA CULTURA Y EL DESARROLLO HUMANO EN EL BIENESTAR UNIVERSITARIO Paloma Muñoz Ñáñez Universidad del Cauca Vicepresidenta del Nodo Sur Occidente De la Red del Bienestar ASCUN Parafraseando a Cortázar “no hay que confundir esa acción social y Cultural llamada Educación, con la educación llamada escolarización”

En octubre de 2012, la Asociación Colombiana de Universidades ASCUN formula un documento en el que sustenta la necesidad y le apuesta al desarrollo humano en la Universidad, denominado Desarrollo humano sostenible y transformación de la sociedad. Política pública para la educación superior y agenda de la Universidad, de cara al país que queremos. En él plantea que el desarrollo sostenible tiene como propósito satisfacer las necesidades del presente y asegurar el patrimonio social, ambiental y cultural de las futuras generaciones; fundamentado en el desafío de conciliar el progreso económico y social con la salvaguardia de los sistemas mundiales de mantenimiento de la vida que plantea la Unesco “Es una visión del desarrollo que abarca el respeto por todas las formas de vida y los recursos naturales, al mismo tiempo que integra preocupaciones como la reducción de la pobreza, la igualdad de género, los derechos humanos, la educación para todos, la salud, la seguridad humana y el diálogo intercultural” (Unesco, 2009). El gran dilema planteado en las metáforas de “sostenible” o “sustentable”, por los desequilibrios ecológicos, el aumento del número de pobres y la necesidad del crecimiento económico, surgen del informe de Brundtland en 1987 por la ministra Noruega, publicado en varios idiomas, bajo el título de Nuestro futuro común. En este lanzó al mundo la noción de “desarrollo sostenible” (Escobar, 1998: 9), cuestionando el mito moderno de que el” hombre” era más que la naturaleza, pero

que en últimas ha generado consecuencias serias en lo que tiene que ver para la relación Naturaleza y sociedad, ¿sustentable para quién? O ¿sostenible para qué?

Es importante que rápidamente hagamos un recorrido sobre el proceso histórico de la concepción del desarrollo. Podemos observar cómo el concepto de desarrollo humano se ha ido transformando, de esa primera concepción con el campo económico como una forma de identificar el bienestar de los países, el desarrollo era medido a través del producto interno bruto, balanza de pagos y balanza comercial y se suponía que los países estaban en un creciente desarrollo. Un concepto de desarrollo que surge del discurso del presidente norteamericano Harry Truman como evolución al bienestar y perfeccionamiento del género humano, pero con la gran diferencia de que EEUU y los países industrializados del norte se hallaban en la cumbre de la “evolución” y los países del Sur podían salir del “subdesarrollo”, la dicotomía del desarrollo y subdesarrollo. Una concepción de desarrollo orientada a un modelo de sociedad bajo parámetros universales para toda la gente, todos los pueblos sin distinción cultural, histórica y económica. .

En la educación surgieron las acciones reformistas como la cobertura y calidad de la educación, es decir, no solo la necesidad de ampliar la educación sino por mejorar la calidad, pero esa idea de extenderla no era garantía de calidad, estas eran las políticas educativas en su momento, políticas que empezaron a operar entre los años cincuenta a los ochenta, fue la idea de un modelo de expansión de la educación. Se vivieron treinta años en esta realización pero a su vez contradicción educativa.

En los años ochenta se verifican los desequilibrios sociales a pesar de las grandes inversiones en recursos financieros, al parecer, dichas estrategias no estaban funcionando, sobretodo en América Latina, considerada como “subdesarrollada” o tercermundista y respecto a la educación, a esta década de los ochenta se la denominó como la “década de la perdida”.(Martínez Boom, 2004: 11) . La idea del Tercer Mundo, fue una categoría inventada por los franceses a comienzos de

1950 a fin de designar el campo de batalla de las dos superpotencias de EEUU y Rusia (Sachs, 1996: 3)

A

partir de la década de los noventa aparece el concepto de Desarrollo

Humano con la idea de reconocer al sujeto y a su vez, en el campo educativo se enfatiza en reconocer a la persona como eje central del proceso, lo cual se traslada a que el eje central era el maestro y la enseñanza, era la clave de la educación, pero no como un individuo aislado, sino en relación con un contexto social, económico, político y cultural. Lo cual permea una visión curricular distinta, no en la forma instrumental y operativa con currículos

asignaturistas y

descontextualizados, ya que el problema ha estado enfocado o mejor, se configura la escuela, la universidad o la institución educativa como un eje de competenciaaprendizaje pero orientado hacia el mercado. Es decir, “Es una postura que nos instiga a pensar, que la bondad de la vida, su “calidad” se mide en términos de productos materiales”. (Escobar, 1995: 10)

Es cierto que en las últimas décadas, se han hecho grandes esfuerzos de crear programas y nuevas políticas acordes con las del orden nacional y mundial del reconocimiento e inclusión a la diferencia social y cultural; en la práctica

todavía

perdura la aplicación y desarrollo, relacionados con la competencia y la productividad, que en últimas se ve obligada a responder con los nuevos criterios de exigencia y “calidad” de la educación.

No se puede desconocer que para la universidad no ha sido ni será fácil dejar de hacer parte de los cambios y valores que se dan desde los años noventa, en donde el Estado comienza a ocuparse de medir con estándares preestablecidos a escala mundial, los logros de los aprendizajes y el sistema educativo, funcionando con las lógicas del mercado; en donde estas iniciativas políticas del mercado producen un cambio de paradigma sobre la educación, el conocimiento y al consecuente proceso de globalización.

Ante todo, el papel de las universidades es la formación. Pero la formación debe ir más allá de la capacitación profesional aunque la incluye, me explico, se ha tenido una prevalencia en el saber disciplinar y aunque en los últimos años se ha hecho el intento de incluir la investigación y la formación socio humanística, en el ámbito general prevalece la visión académica de las disciplinas y no un enfoque de formación integral del ser humano, dejando de lado otros saberes como son el campo de la formación humana, el campo de lo pedagógico , el reconocimientos a los saberes sociales y culturales con que llegan los sujetos a la universidad, entre otros de donde surgirían las preguntas de ¿Qué enseñamos?, ¿A quién educamos?, ¿Para qué educamos? Para quién educamos?

Las instituciones educativas y especialmente la superior, al preguntarse hoy, por el tipo de persona que pretenden formar, tienen un gran interés en perspectivas de desarrollo humano y eso lo testifica el documento de ASCUN, de ahí que en los proyectos educativos institucionales universitarios y particularmente en las estructuras curriculares aparecen términos como formación integral, formación humana y Desarrollo Humano, las cuales son utilizados como afines; lo cierto es que buscan la misma intención tratando de entender, de alguna manera, la complejidad del ser y tener una mirada integradora.

La clave puede estar en las prácticas educativas que desarrolla la gente en la misma universidad, en los modos de ser y hacer universidad, es decir, en los modos de relacionarnos unos con otros, en el reconocimiento de los saberes, en el respeto, en donde se construyen experiencias distintas pero que permiten valorarnos, potenciarnos, porque esa es la manera como históricamente se ha construido la educación.

Hoy con las nuevas realidades sociales de violencia, crisis económica, degradación del sujeto, polarización social, pobreza, exclusiones, profundas soledades, drogadicción, depresiones y tendencias al suicidio de nuestros jóvenes, se hace necesario pensar en un desarrollo humano distinto y al respecto

Heidegger dice, que en el hombre actual ha desaparecido una virtud: la paciencia “Somos cada vez más incapaces de comprender al prójimo y de percibir los peligros que se ciernen en rededor” (En Sach,1996: 2).

Supone entonces:

1. Pensar, orientar y recrear la función social y cultural de un sujeto humano en colectivo. Y es que al hablar de un sujeto humano en colectivo, es porque hoy, estamos llamados a hacer de la universidad un proyecto cultural, con una misión que confirme a la educación como esa acción social y cultural y no la tradicional nominación de educación como escolarización. Con un compromiso vital con el desarrollo individual y social, una educación crítica, responsable, ética, creativa y esto se reafirma en los articulados 1,2 y 3 de la constitución política de Colombia. Sin embargo, habría que preguntarse “quienes somos nosotros”.

Dentro de la universidad conviven identidades diversas, estructuradas en un entramado heterogéneo que reclama el reconocimiento en la diferencia tanto

étnica, de género, sexual, social, económica, generacional,

ideológica, de credo y de manifestaciones y expresiones creativas, de lo cual conlleva a una renovación de las posiciones y acciones en el quehacer cultural y de bienestar en la universidad.

Entonces, la cultura,

entendida como una serie de configuraciones

compartidas por actores, articulaciones complejas en las cuales hay representaciones y prácticas, sujetos que da cuenta de la heterogeneidad social, el poder, la historicidad, de tramas simbólicas y de sentido. Se considera entonces, que la cultura es la base para promover y propiciar el bienestar y el desarrollo humano de los

estudiantes, profesores y

administrativos, que conforman el colectivo humano en la Universidad, comprometida de igual manera con el bienestar de la sociedad. Existe una

totalidad universitaria conformada por partes y sujetos diferentes que tienen una lógica de interrelaciones, que otorgan sentidos a la vida universitaria en múltiples aspectos y estilos de lenguajes verbales, visuales, sonoros y simbólicos. Hablar de bienestar es pensar en la gente y sus posibilidades y alternativas del buen vivir donde está comprendida la relación de todas y todos, desde la interrelación que los universitarios tenemos con la vida, con lo ambiental, el entorno, lo espiritual, donde convergemos todos por un mejor bienestar, donde nos permita ir construyendo nuestro propio proyecto de vida individual pero también colectivo, comunitario, donde la cultura y el desarrollo humano se constituyan en un proyecto universitario. El sujeto antes de llegar al saber posee unos medios o experiencias sensoriales, unos medios intelectuales, unas capacidades y unas representaciones positivas o negativas que son los que van a potenciar el aprender, a desarrollar el pensamiento. Es decir, en la universidad hay unos saberes/haceres constitutivos de sentido, una heterogeneidad compleja, pero como lo plantea Alejandro Grimson (2011: 248)

“Lo cual implica

pensar en articulaciones de heterogeneidad”

2. Se requiere un sistema de bienestar articulador y transversal que promueve y direccione el componente de cultura y bienestar inherente al Proyecto Educativo Institucional, en especial en lo referido al componente socio-humanístico de la formación. La Universidad es el lugar para vivir ese proceso de articulación del bienestar con lo académico, lo administrativo y lo investigativo, pues pareciera que se nos olvida el sujeto de donde proviene que necesidades tiene, es ahí en donde hay que tener en cuenta un desarrollo humano, con un enfoque integrador. “Pues tanto las bases como los objetivos responden a una manera de concebir la educación superior, orientada esta primordialmente a la formación integral de los individuos, la formación profesional y la aplicación del conocimiento para el desempeño de roles y la prestación de servicios a la sociedad”. (Documento ASCUN 2012).

1. La formación integral humana de los estudiantes, Los principios expresados en la Ley 30 de 1992 ponen de manifiesto la orientación de la educación superior hacia “el desarrollo de las potencialidades del ser humano de una manera integral”, lo cual es una dimensión sustancial en el Proyecto Educativo Institucional de la Universidad. La Universidad debe propiciar un ambiente adecuado para la formación humana integral, a partir de su experiencia institucional con programas de componente humanístico, social, ético, estético, artístico y cultural de la formación, entre otros, con el fin de llevar los postulados de la formación integral humana a la realidad.

Las actividades académico curriculares de interés personal son aquellas de libre elección por parte del estudiante que le permiten, según sus intereses, complementar y profundizar en campos específicos de su formación integral. Estas actividades pueden ser, aunque no necesariamente, asignaturas elegidas de toda la oferta institucional durante cada periodo académico o de la oferta de entidades externas que garanticen los estándares de calidad exigidos por la Institución.

Estos programas se considerarían equivalentes con una de las actividades académico-curriculares flexibles exigidas y que forman parte de las actividades académico curricular del Área de Formación Integral, sean validadas en su plan de estudios como evaluación cualitativa y no cuantitativa de notas porque debe hacerse énfasis en un aprendizaje significativo. Estas actividades pueden coordinarse en la articulación entre lo académico y lo de bienestar, puesto que estas actividades académicas tienen dimensiones cognitivas y afectivas, de suerte que Delors lo planteó a la UNESCO que las instituciones de educación superior, quizá más que los otros niveles, se han olvidado de los problemas emocionales de los jóvenes. Por lo tanto, considerar que es el aprender a ser el que debe delinear el proceso formativo de desarrollo humano.

2. Lo cultural también es político, De igual manera, teniendo en cuenta los fines establecidos por la ley vigente, la Universidad debe ser reconocida como un factor de desarrollo social. Desde tal perspectiva, se requiere comprender su potencialidad para fortalecer procesos democráticos y aportar en la construcción de una nación en equidad y justicia, con capacidad y voluntad de utilizar sus recursos en forma racional. Por un lado, se hace necesario proponer posibilidades académicas y curriculares para la formación flexible e integral de los estudiantes, apostándole a la formación de un ser humano integral, ético, político, de liderazgo y solidario a través del trabajo social universitario. Establecer el trabajo Social del estudiante

como una opción de formación, para que en alianza con

entidades del sector gubernamental y no gubernamental del orden nacional, departamental, municipal o entidades territoriales con jurisdicción especial (indígenas y afrocolombianas), de género y/o sector productivo, gremial o empresarial, cultural, en el que los estudiantes participen en proyectos y actividades voluntarias de trabajo social para la articulación de su carrera profesional con el desarrollo de la sociedad y se constituya en apoyo a la cultura y bienestar universitario. Por otra parte, destaca lo fundamental que resulta la educación en el desarrollo personal y de la sociedad e indudablemente en conseguir una formación al conocer, hacer y convivir en unas realidades sociales.

Por otro lado, establecer un programa de formación, capacitación y actualización para docentes que participan en el programa o deseen incorporarse como profesores y facilitadores de estos procesos de formación humana, política, ética, de participación y solidaridad con los “otros”.

Finalmente, En estos tiempos en que la modernidad está sumergida en el paradigma individualista y la humanidad está en crisis, es importante que la

universidad escuche y practique otras visiones de mundo, esas cosmovisiones emergentes que pretenden reconstituir la armonía y el equilibrio de la vida y el horizonte del vivir bien o buen vivir. Múltiples voces del Sur Global consideran que se abre la posibilidad de crear diferentes discursos y representaciones que no se encuentren tan mediados por la construcción del desarrollo, la necesidad de cambiar las prácticas de saber, hacer, en multiplicar centros y agentes de producción de conocimientos, particularmente, hacer visibles las formas de conocimiento producidas por aquéllos quienes supuestamente son los “objetos” del desarrollo para que puedan transformarse en sujetos y agentes de lo que hoy denominan el “florecimiento humano”.

Referentes conceptuales ASCUN 55 años, Asociación Colombiana de Universidades 2012. Desarrollo humano sostenible y transformación de la sociedad. Política pública para la educación superior y agenda de la Universidad, de cara al país que queremos. Bogotá. Conferencia Mundial sobre la Educación Superior -- 2009: La nueva dinámica de la educación superior y la investigación para el cambio social y el desarrollo (Sede de la UNESCO,, París,, 5--8 de julio de 2009) Delors, Jacques 1996. La educación encierra un tesoro. Madrid UNESCO, Santillana. Escobar, Arturo 1998. Invención del Tercer mundo. Construcción y deconstrucción del desarrollo. Editorial Norma. Santafé de Bogotá. Escobar, Arturo 1995. El desarrollo sostenible. Diálogo de discursos. En: Ecología política, cuadernos de debate internacional. Editorial Icaria, Barcelona España Grimson, Alejandro. 2011. Los límites de la Cultura. Críticas de las teorías de la identidad. Siglo XXI Editores Argentina S.A. Gudynas, Eduardo. Seminario en la Universidad del Cauca, Doctorado en Antropología III Cohorte, octubre 17 de 2011, Popayán.

Martínez Boom, Alberto 2004. De la escuela expansiva a la escuela competitiva. Dos modos de modernización en América Latina. Anthropos Editorial, Barcelona España. Sachs, Wolfgang. 1996. Diccionario del Desarrollo. Una guía del Conocimiento como Poder. PRACTEC Proyecto Andino de Tecnología Campesinos. Lima Perú. Posmodernidad, postdesarrollo y náufragos del desarrollo. En www.decrecimiento.blogspot.com

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