La Cofradía de los Negros en

La Cofradía de los Negros en el Jaén del Stélo XVII Por Rafael O R T E G A SA G R IS T A C o n se je r o de! Instituto de Es tu dios G i e n n e n s ...
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La Cofradía de los Negros en el Jaén del Stélo XVII

Por Rafael O R T E G A SA G R IS T A C o n se je r o de! Instituto de Es tu dios G i e n n e n s e s

| ^ N los territorios andaluces recon qu istados p o r la C o' roñ a de Castilla, a partir de F ern a n d o I I I, h u b o siem ­ p r e entre sus elem en tos de p o b la ción , u n con tin gen te n egro que p roced ía del trá fico de esclavos a frican os, cu yos m ercados era n protegid os en los últim os rein os m usulm anes de la p en ­ ínsula. P or los finales del siglo X I V y com ien zos del X V , era tan co m ú n en S evilla este trá fico de escla vos n egros, y a b u n d ab a n tanto, que se reunían, co n licen cia de sus am os en los días festivos, p ara celeb ra r bailes y otra s diversiones, según dice G o n zá le z de L eón en su “ H istoria crítica y descriptiva de las co fra d ía s de penitentes, sangre y luz, fundadas en la ciu da d d e S ev illa ” . L os negros era n generalm ente b ien tratados y q u eridos — sigue G o n zá lez de L eón — p o r lo cu a l el arzobispo de Sevilla d on G o n za lo de M en a , decidido p ro te cto r y b ien h ech or, les ■formó una h erm a n d a d de cofra d ía del V iernes S an to, c o n h os­

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pital a n e jo a su ca p illa, la cual se estrenó en 1403, después de' fa llecid o el arzob ispo, q u e lo había sido de 1393 a 1401, es decir, du ran te e l rein a do de E n riq u e III. Esta h erm an dad de negros,, que el a rzob isp o c r e ó en form a de con g reg a ción de lu z, co n el tiem p o se tra n sform ó en cofra d ía de pen iten cia b a jo el títulodel S a n to C risto de la F u n d a ción y N uestra S eñ ora de los A n ­ geles. F u é m uy p rotegid a p o r el cardenal S olís, y en la a ctu a ­ lidad se la co n o c e co n el ca riñ o so y sim p ático n o m b re de “ la C ofrad ía de los N egritos” , feliz e x p resión de gra cia sevillana q u e se pinta sola pa ra dar alegría a los con cep tos que define. Igual qu e en S evilla, la p o b la ció n de co lo r era m u y n u m e­ rosa en toda A ndalucía. A l fin a liza r la recon qu ista , la desapa­ rició n de los m ercad os árabes de esclavos, p u d o h a b er term i­ n a d o c o n ella, p e ro el descubrim iento de A m érica y el trá fico p erm a n en te que se in ició c o n las posesiones de ultram ar, fué' o rig e n de u n a n u eva im p orta ción de gentes de color. Entonces, n o solo n egros a frica n os, (que seguían trayén ­ dose de las p lan tacion es a m erica n a s), in tegraron esta e x ó tica p ob la ción , sino que una serie de in dios y m estizos o m u la tos, h icie ro n su a p arición en las tierras peninsulares, y sob re todoen A n d a lu cía , p o r ser Cádiz y S evilla lo s puertos m ás b en efi­ ciados co n el co m e rcio p roceden te de las In d ias occidentales. “ V olv ía n los españoles de Cuba — dice A lfon so de A r a m b u ru en su bellísim o libro, L a ciudad d e H ércu les— habiendo^ h e ch o u n os cu a n tos m iles de reales y se tra ía n u n cria d o n e­ gro, un lo ro y m u ch o tabaco. P ro n to , casi toda la servidum bre; de las casas ricas era n negros. S e llegó u n m om en to en que había tantos q u e se utilizaban en las procesion es del C orpusp a ra llev a r los atriles de la orqu esta, la c o lo c a c ió n de sillas y en la lim pieza de cierros y ventanas de edificios p ú b lico s ” . Este in crem en to de la p ob la ción de c o lo r , la in d u jo a co n ­ gregarse en asociacion es de ca rá cter religioso, deb id o a sus costu m bres sencillas y devotas, p o r lo que es fácil en con tra r en nuestras ciudades, a p a rtir de fin a les del X V I , cofra d ía s de n egros que llega ron a alcanzar lu cid o esplendor. L a h erm an dad de los n egros existente e n S evilla se re-i m a zó co n el gra n aum ento dé sus cofrades, y en ca rg ó nuevas

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im ágenes titulares, ta lla n d o la del C risto de la F u n d a ción , A n ­ d rés de O ca m p o, escu ltor m u y rela cion a d o co n el rein o de J aén , a cu y a s m anos se debe la soberan a escultura que en la -actualidad h a ce estación el V iern es S a n to p o r la tarde, y eá gala de la im aginería hispalense. A su ejem p lo, n o fa ltaron ta m p oco las herm andades de gentes de c o lo r en la alta A n da lu cía , y en el ob isp ad o de Jaén tenem os n oticia de la existen cia de tres de ellas fundadas en las ciudades de U beda y B aeza, a través éstas, de un lega jo co rresp on d ien te a la erigida en el m ism o Jaén, c o n e l títu lo de N uestra S eñ ora de los R eyes y S an B en ed icto de P alerm o. T a n to en los p ro to co lo s co m o en la docu m en ta ción de otros a rch ivos de Jaén, hem os en con trad o c o n m ucha frecu en cia , con sta n cia de la p ob la ción de co lo r en n u estra ciudad. E ra m u y co rrie n te que los señores, sobre tod o los que regresaban de In d ias, tu vieran esclavos o esclavas “ de co lo r m oren o ’ a los que solían otorgarles la libertad, c o n algunas que otras m an­ das, e n sus testam entos, designándolos la m a yor parte de las veces solo c o n sus n om b res de pila y sin m ás a p ellid o, del que p o r lo visto ca recía n en absoluto. L a co fra d ía de N uestra S eñ ora de los R eyes, co m o sola­ m ente al p rin cip io se denom inó, fué fundada en el a ñ o de 1600 p o r J u an C ob o “ c o lo r m o re n o ” , el cual recib ió el n om b ra m ien ­ t o de p rioste y h erm a n o m a y or, o fic io que desem peñó hasta 1611, en que se trasladó p o r algún tiem p o a la ciu d a d de G r a ­ nada. U n a vez creada la cofra d ía , com puesta solo p o r n eg ros y ■otros in d ivid u os de co lo r m oren o, celeb ró su p rim era fiesta el a ñ o de 1600 en la iglesia de S an Juan, ante una im a gen de la V irg e n qu e prestó una señ ora llam ada doñ a Inés. P e ro al a ñ o siguiente, h a b ien d o costea d o la h erm a n d a d n u evas im ágenes y otras insignias, el p rio r de S a n J u a n alegó ■que n o ten ía sitio donde coloca rla s en su iglesia, y en ton ces la fiesta tu vo lugar en la p a rroq u ia m u d eja r de S a n B artolom é. Desde 1602, la co fra d ía se tra d u jo o m u d ó, (p rocu ra m os co n se rv a r el lé x ico de la é p o c a ), a la p a rroq u ia de S a n to Ileio n s o , p o r m a n d ad o del señor ob isp o d on S an ch o D ávila y T o le d o , d ecid ido p ro te cto r de la h erm a n d a d de los negros.

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La f i e s t a (-S

E L E B R A B A esta cofra d ía su fiesta p rin cip al el seis de en ero, día de los S antos R eyes, que p o r ser u n o de ellos n eg ro, fu eron bu scados p o r pa tron os, así co m o la S a n tí­ sim a V irg en , pa ra q u e n o les faltase la universal p rotección de M a ría , p o r la q u e sentían los negros p rofu n d a devoción. H abía, adem ás, p rocesión y danzas, co m o m ás a d elan te se d irá , y se establecían, p o r otra p a rte en las orden an zas, que se celeb ra sen procesion es el m iércoles o el jueves Santo, y el día del C orp u s Christi, integrada la últim a en la del S antísim o. V ea m os a h ora co m o se celeb ra b a la fiesta religiosa el día de los S an tos R eyes, fiesta que constituía una p in toresca es­ tam pa de c o lo r en el Jaén del siglo X V I I , y q u e p od em os r e ­ con stru ir y e v oca r ord en a n d o los datos que n os sum inistra el leg a jo del a rch iv o de la catedral. Al lado del altar, y sobre una “ m esa co n su b a n co de ca ­ dena g ra n d e” se co lo ca b a n las andas, pin tadas y adorn adas co n ‘ cu a tro insignias de b a r r o ” y una cru z dora da , y ju n to a ella sus cu a tro guizques co n alm oh adillas de borra. S ervía n las a n ­ das de tron o a N uestra S eñ ora de los R eyes, im agen gran de de vestir, co n sus m anos m ovibles, que sostenían u n N iñ o de talla, la cual había costa d o 125 reales el a ñ o de 1601 en q u e se hizo. L levaba la V irgen una co ro n a dorada y una saya gran­ de de p rim a vera (1) verde y dorada con gu a rn ición fin a de o r o y a forro de tafetán, arm ada p o r la p a rte del cu ello co n u n p a p e ló n (2). A los lados, y b a jo una estrella de plata que costó cu a tro reales, estaban las efigies de los tres R eyes co n lo s vestidos que enton ces se h icieron , y sus corresp on d ien tes espadas y botes dorados que llevab a n en las m anos. T od os los años se gastaban seis reales en una carga de ro m e ro q u e se traía de la sierra para adobar las andas y el a d o rn o del tem plo. A dem ás se colgaba la iglesia c o n p a ñ os y tapices, y se com p ra b a n velas y papeles p a ra h a cer las lu m i­ n a ria s que se distribuían p o r las andas y altares.

SA N

B E N E D I C T O

DE

P A L E R M O

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El serm ón de la fiesta estuvo a cargo, lo s prim eros años, de] O bispo don S a n ch o D ávila (1600-1615) que se interesaba vivam ente p o r la cofra d ía de los negros. O tras veces se a cu d ía a los p red icad ores m ás elocuentes de la ciudad, co m o el p rio r de S an A gu stín en 1607 y fra y F ra n cisco de A y llón , de, la O rden de S an F ra n cisco en 1628. L a p arte m usical de la fiesta era m u y cuidada p or los ne­ gros, grandes a ficion a d os a ella, p a ra lo cual solían con tra ta r p o r v ein tioch o reales a los ca n tores de S a n to A ndrés que eran de lo s m ás reputados, y a dos m úsicos de guitarra o vihuela que p ercib ía n seis reales. C uatro capellanes de espera salían al a lta r co n sus respec­ tivas hachas de cera, para la con sa gra ción y ‘ ‘cu an do se alzaba el S an tísim o S a cra m en to” . T erm in ad a la fiesta, pa ra la que se h a bía n m on id o previa^ m ente a los cofra d es, y anunciada a los fieles co n repiqu es de ca m p an as y disparos de cohetes, se celebraba una danza ante las im ágenes. P ara ella se alqu ila ba n libreas de colores, cas­ cabeles y son ajas y se daban seis reales “ al de la a tam b ora ” , que a com p a ñ a b a a las chirim ías o m inistriles de la iglesia M a yor. A l que gu iaba la danza se le daban dos reales, y a los danzantes se les obsequiaba con una co la ció n o com ida. T ras algunos pasos de danza, en el in terior del tem plo, salían las im ágenes en p rocesión , precedidas de los danzantes y del estandarte de tafetán , con sus cord on es m u y buenos. Jun^ to a las andas iban los cofra d es para los que se hicieron d oce aran delas con sus pa los torn eados y p in tados, p orta d ora s de sus respectivos codales (3) encendidos. El prioste regía la p r o ­ cesión co n su cetro dorado, al que ayu daban dos alcaldes con cetros negros. D etrás de la im agen seguían las trom p eta s pa ra la v o ca ció n (co n v o ca ció n o llam a m ien to) y lleva r el paso de la im agen hasta su regreso al tem plo. Esta p ro ce sión se repetía igual el día del Corpus. Sin em ­ b argo, las procesion es de S em ana S an ta previstas p o r las o r ­ denanzas, p a rece que n o se celeb ra ron n u n ca , pu es de ellas n o h a y constancia, ni a p arece partida alguna de gastos en el descargo de las cuentas pertenecientes a m uchos años que he­ m os revisado. ¡

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D ecadencia y restauración de la cofradía

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U N D A D A la cofra d ía , se m a n tu vo ésta de las lim osnas que recogía n los negros en u n a taza aderezada al ob­ je to , p id ien d o pú b lica m en te en las fiestas m ás señaladas del a ñ o. Estas lim osnas se g u a rd a b an después en u n arca de tres llaves, de a cu erdo con los preceptos de los estatutos. P o r otra parte, el ob isp o don S a n ch o D ávila d on ó vein te fanegas de trigo para que las sem brase la cofra d ía en su p r o ­ v ech o, la cual sem b ró adem ás p o r su cu en ta u n p eg u ja r de g a rb an zos, del que se recog ió un ca h iz (d e doce fanegas en Jaén). Así tod o, los ingresos eran insuficientes y el p rioste J u a n C ob o, de color m oren o, pu so de su pecu lio m u ch os du cados p a ra m an ten erla, hasta que en 1611 se fué a G ra n a d a y d ejó las im ágenes depositadas en casa de doñ a C atalina C o b o , v iu ­ da de G a sp a r G óm ez, vecina de Jaén. H abía sido el n egro Ju an C obo, cria d o o esclavo de F ra n ­ cisco C obo del R in có n , su a m o, (del que debió tom ar el a pelli­ do co m o era costu m b re), el cual “ p o r el a m or que le tenía p o r el bu en servicio que le había h e ch o , le dió tierra en can tidad dei cu a tro fanegas, (en las C u m bres de C a za lilla ), pa ra que la sem brase y se p u d iera resca ta r” , p restán dole pa ra ello cu a tro fanegas de trigo, A ndrés G a r c ía , v ecin o de la ca lle del A rroy o, ca n tid a d qu e sem bró a m edias con M a rco s S erra n o, detalles q u e tra n scrib im os p o rq u e nos revela n ¡com o se red im ía u n escla v o n eg ro en el Jaén del siglo X V II . Perdida la cofra d ía p o r falta de recu rsos, se restau ró a ñ os más tarde, de la m anera que sigue. L legó a Jaén durante el m es de m a yo de 1627 u n n egro lla m a d o C ristóbal de P orras, q u e v en ía de fu n d a r diversas cofra d ías de m oren os en con v en tos fran ciscan os de la región. P ero dejem os la in fo rm a ció n al siguiente d ocu m en to que n os lo describe:

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“ F r. A n ton io de N avarrete, L e cto r ju b ila d o deste Cont» de Sn. E steban de P riego (4) de la O rden de Sn. F ra n cisco, d oy fe y v erd a d ero testim onio a el her.? X p v a l, de P orras, mo-i ren o, en el dich o C on t.9 donde vin o co n licen cia y perm isión de su señ or el ca pitá n d on J org e R iv era C a m b ra n a , v ecin o de la C iu dad de U beda p a ra que fundase en el dich o lu ga r la C ofrad ía de Sn. B en ito de P a lerm o de nuestra sagrada R eli­ g ió n que p o r h a b er sido el santo de c o lo r m oren a , (a u n q u e de costu m bres y alm a ca n d id ísim o), lo s m oren os tien en co n él gra n dev oción , y el d ich o h em a n o X p v a l. de P o rra s en B aeza h a fun dado en n u estro C on ven to u n a insigne C ofrad ía y otras en otros lu ga res donde h a y C on ven tos de nuestra O rd en ; su a m o , el d ich o capitán , le tiene p o r bien así p o r verle in clin a d o a obras tan santas, c o m o p o r ser el dich o X p v a l. h o m b re de edad de m ás de setenta años. M e p id ió de ca rid a d le diese este testim on io firm a d o de m i n o m b re en 9 de m arzo de 1627, ab. Itra. F r. A n ton io N a varrete” . Era C ristóbal de P orras, co m o h em os visto, h om b re m uy p ia d oso y llegaba a Jaén respaldado p or la orden fran ciscan a, de la cu al dependían las cofra d ía s de n egros erigidas b a jo eli p a tro cin io de S an B en ed icto de P alerm o. H a lló C ristóbal de T orras extin gu ida la cofra d ía de Jaén, q u e a u n q u e d.e otra ad­ v o ca ció n , era solo p a ra in dividu os de c o lo r m oren o, y se p r o ­ p u so restaurarla con el título de cofra d ía de N uestra S eñ ora de los R e y e s y S a n B en ed icto de P alerm o. P e ro n o con taba con la resistencia de J u an C ob o, que h a b ía vu elto a Jaén, y com a fu n d a d or de la h erm a n d a d se n egaba a d eja r el ca rg o de prioste. Se in ició el pleito ante la au torid a d eclesiástica, del que am bas partes sa lieron m al p arados, pu es si C ristób a l de P orra s p a só o ch o días en la cá rcel real, J u an C ob o, c o b r ó su p a rte co n m il sinsabores y censuras, y hasta doña Catalina C o b o v ió su n o m b re en las tablillas de los ex com u lga d os p o r a n d ar rem isa en entregar las im ágenes. P o r fin v e n ció Cristóbal de P orra s, que co n v o c ó en un ca ­ b ild o gen eral a los negros de Jaén, reu n ión q u e tu v o lu ga r el día 20 de ju n io de 1627, y en ella se a cu só a J u a n C ob o de h a b er d e ja d o p erd er la cofra d ía sin ren dir cuentas del tiem p o que fué

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prioste, ensalzándose, al con tra rio, el celo y piedad de C ristóbal de P o rra s que había con segu id o fu n da r las cofra días de B aeza y U beda, entre otras, y restau rar la de J aén , sacan do sus im á­ genes el día del S eñ or, p o r lo que a co rd a ro n n om b ra rle g o b e r­ n a d or, y a L uis de L em os, prioste. L os m oren os que asistieron al ca b ildo, aparte de los cita dos, fu e ro n : A n to n io L endínez, b otero; J u an M oren o; M a n u el M a r­ tín ez C en iceros (5 ); P ed ro P on ce de L eón ; G re g o r io A n tón ; P ed ro F ern án dez del C astillo; Ju an M ore n o de V illalta ; S im ón D íaz; G o n za lo de la C u eva ; A lon so A gustín y M an u el, c r ia d o del ju ra d o J u an Estébanez. D espués se n o m b ró a lca ld e de la co fra d ía a A n ton io de T o rre s C achiprieto, de c o lo r m oren o, y en tra ron en la herman-i dad otros n egros c o m o fu eron J oa n N a v a rro; P ed ro, h o rn e r o (6) ;¡ S im ó n de C otillas; A n ton io, esclavo de d on L uis de T o rre s ; el m o re n o de don L uis de P iéd rola ; A n ton io de P a reja ; L u cas, esclavo; P edro G u tiérrez, lib re; P edro M a rtín ez; Ju an D elga­ do y D iego del P in o, aparte de algunos m ás cu yos n om b res n o se citan. C om o p rim era p rov id en cia , los n egros p id ieron lim osna co n la taza de la cofra d ía, con trib u y en d o c o n largueza el ob isp ocard en a l don B altasar M oscoso S a n d ova l (1619-1646). S e deman^ dó los a ñ os de 1627 y 1628 en la pascua de N avidad; el día de a ñ o n u evo y el de los R eyes; el dom in go siguiente y el día de S an S ebastián; la festividad de S an E ufrasio, q u e en ton ces sel celeb ra b a co n esplen dor; el dom ingo de Pentecostés y los días de S an J u an y S an P ed ro; el día 11 de ju n io, festividad de la V irg en de la C a p illa ; los día de S anto D o m in g o y S an L orenzo, y el tres de septiem bre. En total re co g ie ro n 7.756 m aravedís co n los cuales costea ron las fiestas de la cofra d ía, y adem ás se hizo u n n u e v o vestido o ju b ó n a la V irgen de los R ey es, p a ra lo cual se co m p ra ro n o ch o va ra s de tafetán b la n co de siete reales m enos cu a rtillo c a ­ da u n a , y tres varas de tafetán encarnado. Estaba gu a rn ecido co n trenzuela de o r o y ca ra co lillo de co lo r , y a forra d o de lien zo y angeo. A dem ás se le h izo otro vestido de seda, b la n c o y a zu l, y u n estadal..

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T am b ién se co m p r ó papel, cin ta s y p erga m in o que se entre­ g a r o n al lib rero para que hiciese u n volu m en d on d e se escribie­ ron las O rdenanzas de la h erm an dad, q u e estaban, con el libro de cabildos, en p od er del escrib a n o de la cofra d ía , F ra n cisco •Granados. T od a v ía h u b o algunos disgustos co n el antiguo p rioste J u a n C ob o que seguía entrom etiéndose en la cofra d ía, c o m o h izo en algunas procesiones, “ de lo que h u b o gra n p en d en cia ” , o, q u i­ tándole violen tam en te la taza a un n e g ro dem andante, perol com o el tiem po tod o lo allana, tam bién v o lv ió la paza a la c o fra ­ día de N uestra S eñ ora de los R eyes y S an B en ed icto de P alerm o , q u e siguió, de allí en adelante, celeb ra n d o sus fiestas, sus p rocesion es y danzas de negritos (7 ), hasta que c o n el c r e ­ p ú scu lo del im perio españ ol, d ism in u y ó la a flu en cia de gentes de co lo r a la península, para term in a r c o n su desaparición, y con ella, el recu erd o de esta pin toresca cofra d ía cu ya m em oria' a rra n ca m os h o y al silencio y al o lv id o de los a rch ivos.

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NOTAS (1)

Tela o tejido de seda sembrada y matizada de flores de varios

colores. (2) Un papel sobre otro pegado con engrudo, especie de cartón. (3) Velas de cera del tamaño de un codo. (4) Priego pertenecía a la Abadía de Alcalá la Real. (5) A l parecer, criado o esclavo del obispo don Francisco Martínez: Ceniceros (1615-1617). (6) Muchos negros se dedicaban al oficio de panaderos. Pudiera tener relacictn con ellos la calle llamada «Hornos Negros», en la parroquia de la Magdalena. (7) En el apéndice V del «Retrato al natural de la ciudad de Jaén»,, cita Mar tínez de Mazas, entre los gremios que tenían obligación de asistir a la procesión del Corpus Christi, el de los esclavos, que sacaban una «dan­ za de gitanos».